CRIMEN .33314 Y VIOLENCIA-- EN Alit MERICA LATINA Banco Mundial FILE COPy ECONOMiA DE AMER1CA LATINA 33314 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AME1RICA LATINA Editado por: PABLO FAJNZYLBER DANIEL LEDERMAN NORMAN LOAYZA Banxooilh Alfaomega AAlfaomega Transv. 24 No. 40-44 Bogotd, D.C. - Colombia E-mail: alfaomeg@¢cable.net.co http://www.alfaomega.com.mx Los resultados, interpretaciones y conclusiones que se expresan en este documento corresponden a los autores y no se deben atribuir de modo alguno al Banco Mundial, sus organizaciones afiliadas o los miembros de su Directorio Ejecutivo ni a los paises a quienes estos representan. El Banco Mundial no garantiza la exactitud de los datos que aparecen en esta publicaci6n y no acepta responsabilidad alguna por las consecuencias que puedan derivarse de su utilizaci6n. 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Primera edici6n abril de 2001 ISBN: 958-682-270-2 © 2001 ALFAOMEGA GRUPO EDITOR, S.A. de C.V. Pitagoras 1139, Col. Del Valle, 03100 Mexico, D.F. Disefio de cubierta: Banco Mundial Edici6n y diagramaci6n: Alfomega S.A. Impresi6n y encuadernaci6n: Quebecor Impreandes lmpreso y hecho en Colombia - Printed and made in Colombia . INDICE AGRADECIMIENTOS ix PALABRAS PRELIMINARES xi Capitulo 1. CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA Pablo Fajnzylber, Daniel Lederman y Norman Loayza 1. Una revisi6n de los costos, causas y datos sobre crimen 3 2. Evidencia intemacional: un enfoque empirico 18 3. Evidencia microecon6mica 43 4. Implicaciones de politica 53 Ap6ndice 56 Capitulo 2. 63 VICTIMIZACI6N EN COLOMBIA: UN ANALISIS EXPLORArORIO DEL CASO DE LA CIUDAD DE CALI 63 Luis F Velez y Harold Bangguero 1. Introducci6n 63 2. Marco conceptual 64 3. Radiografia de la delincuencia en Colombia 67 4. Materiales y m6todos 69 5. Resultados 70 6. Discusi6n 80 7. Conclusiones 84 Capitulo 3. FAcrORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN VIOLENTO EN EL SALVADOR 87 Jose Miguel Cruz, A lvaro Trigueros A rgiiello y Francisco Gonzalez 1. Introducci6n 87 2. Datos acerca del crimen en El Salvador 88 vi CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMtRICA LArINA 3. Los factores asociados a la victimizaci6n por crimen violento 95 4. Los factores asociados a la violencia homicida y reincidencia: un sondeo con los reclusos del sistema correccional salvadoreno 102 5. Conclusiones y recomendaciones generales del estudio 112 Capitulo 4. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA MEIROPOLITANA: LOS FACTORES DE RIESGO Y LAS POLiTICAS DE PREVENC0oN Y REPRESION 119 Hugo Eyzaguirre y Yesenia Puga 1. Introducci6n 119 2. Violencia criminal en Lima metropolitana 121 3. Analisis de la probabilidad de victimizaci6n individual 128 4. Determinaci6n de la incidencia de delitos o agresi6n por distritos 139 5. Politicas contra el crimen: prevenci6n y represi6n del delito 143 6. Conclusiones 148 Anexos 151 Capitulo 5. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN El DIS11RITO FEDIERAL DE MEXICO 167 Teresita Ramnirez, Beatri- Zurita, Renata Villoro, Miguel Messmache,; Blanca L6pez y Cintli Le6n . Introducci6n 167 2. Tendencia del crimen violento 169 3. Determinantes de la victimizaci6n en la Zona Metropolitana de Ciudad de Mexico 175 4. Homicidios y el ciclo econ6mico 184 5. Conclusiones 191 Capitulo 6. LA CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLI-rANAS DE Rio DE JANEIRO Y SAo PAULO: FACTORES DEFERMfNANTES DE LA VICTIMACION Y POLITICA PUBLICA 197 Leandro Piquet Carneiro y Pablo Fajnzylber 1. Resumen 197 2. Introducci6n 198 3. Los mapas del crimen y las tendencias recientes 200 INDICE vii 4. Los factores determinantes de la victimizaci6n 203 5. Politicas puiblicas: violencia policial 225 6. Comentarios finales 232 Capitulo 7. REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGAGION Y POLIIICAS PUBLICAS 237 Daniel Lederman, Ana Maria Menendez y Guillermo Perry 1. Introducci6n 237 2. ,Cudntos son, quienes son, d6nde cstan'? 239 3. Temas especificos 242 4. Propuestas para la investigaci6n cientifica y la planeaci6n estrat6gica 248 5. Conclusiones 250 AGRADECIMIENTOS A fines de 1996, cuando Guillermo Perry recien Ilegaba al Banco Mundial, organiz6 una reuni6n con todos los profesionales de esta organizaci6n que trabajan sobre America Latina y el Caribe. El tema en discusi6n era: ,cuales son los principales obstaculos para el desarrollo econ6mico y social de la regi6n? Para sorpresa de algu- nos, segan los participantes, los principales problemas de la regi6n son el crimen y la violencia. A la vez, los participantes reconocieron que su conocimiento sobre las causas de estos fen6menos era deficiente. Y tambien era evidente que el estudio de estos fen6menos sociales en la regi6n se habia quedado fuera de los avances en cl analisis estadistico y cientifico que se estaba aplicando en otras areas de las ciencias sociales, especialmente en los temas econ6micos. Este libro es producto, en gran parte, del liderazgo de Guillermo Perry en los uiltimos cinco ainos, durante los cuales nos inspir6 y nos presion6, siempre con su incansable paciencia, para trabajar con el objetivo de foinentar el estudio riguroso de estos temas tan complejos. Debemos agradecer profundamente a los profesores Edward Glaeser de la Uni- versidad de Harvard y a Jeffrey Grogger de la Universidad de California en Los Angeles. Amnbos fueron asesores del proyecto de investigaci6n que culmina en este libro. Sus contribuciones van mas alla de los comentarios y criticas quc nos dicron a lo largo de la ejecuci6n del proyecto. Pensamos que sus contribuciones mas impor- tantes fueron sus propios escritos cientificos sobre las causas del crimen y la violen- cia, los que han sido publicados en las revistas profesionales de mas alto prestigio academico. No sabemos c6mo podemos agradecerles adecuadamente por todo lo que nos han ensenfado. A los dirigentes de los centros de investigaci6n que participaron en este proyccto les debemos un reconocimiento por su destacada participaci6n en esta investigaci6n. Estos centros fueron: Funsalud de la Ciudad de Mexico, Instituto Apoyo de Lima, el Instituto Universitario de Opini6n Piublica de la Universidad Centroamericana de San Salvador, el Departamento de Ciencias Politicas de la Universidad de Sao Paulo, el Instituto de Estudios de la Religi6n en Rio de Janeiro, y la Universidad del Valle cn Cali. La oficina del Banco Mundial en Lima nos apoy6 con la organizaci6n de un x CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMPRICA LATINA taller de trabajo, realizado en enero de 1999, en el que discutimnos las propuestas de los centros de investigaci6n. Ana Maria Mendndez no s6lo fue coautora de uno de los capitulos de este libro y coordinadora del taller de trabajo en Lima, sobre todo Ana Maria nos ayud6 a lo largo del proyecto con su acertado consejo, su buen humor y su entusiasmo profesional. El resto de los autores de los capitulos que aparecen cn este libro nos recibieron en sus respectivos paises mas de una vez, y siempre nos brindaron una hospitalidad impecable. Sus contribuciones mas importantes, pensamos, fueron el profundo cono- cimiento que tienen sobre la problematica analizada en sus respectivos paises. Les damos la gracias por todo lo que hemos aprendido de ellos. En los filtimos cinco afios hemos recibido comentarios de muchas personas acerca de nuestros trabajos. Han sido tantos los individuos que nos han apoyado que no podremos mencionar a todos. Alejandro Gaviria, Peter Reuter, Andres Velasco y Roberto Steiner nos obligaron a mejorar un articulo que fue la base para el primer capitulo. Este tambien se basa en varios articulos que hemos escrito en los uiltimos afnos. Estos trabajos se enriquecieron gracias a los comentarios y sugerencias de Robert Barro, Francois Bourguignon, William Easterly, Jose Sauil Lizondo, Steve Messner, Martin Ravallion, Rodrigo Reis Soares, y participantes en seminarios del Banco Mundial, en las reuniones anuales de Lacea de 1997, 1999 y 2000, Cepal, Universi- dad dc Chile, en la "Mid-Western Macro Conference" de 1997, Fundaci6n Getulio Vargas de Rio de Janeiro, y en la "School of Advanced International Studies" de la Universidad Johns Hopkins en Washington, DC. Todos los articulos publicados en este libro fueron presentados en una conferencia intemacional realizada en la Uni- versidad de los Andes, en Bogota, Colombia. Santiago Montencgro y Maria Victoria Llorente fueron claves para el exito de este evento. Christopher Neal, de la unidad de asuntos externos para Am6rica Latina dcl Ban- co Mundial, dcsde hace un afio nos motiv6 para que hicieramos csta publicaci6n. Finalmente, tenemos una deuda con nuestras familias, por las horas, dias, y hasta semanas que no pudimos estar con ellos. Nuestras esposas y amigas, Lydia, Carmeli- ta y Lisa nos apoyaron aun cuando cstabamos ausentes y aun cuando no entendian que hacian tres economistas estudiando la violencia en America Latina. La pequefia Gabriela extraoi6 demasiado a Pablo, y Diego, Francisco y Diana, se perdieron dema- siadas oportunidades para ganarle a Norman al futbol. iGracias por su paciencia! Pablo Fajnzylber, Daniel Lederman y Norman Loayza Los editores PALABRAS PRELIMINARES Los indices de criminalidad contra las personas y la propiedad en America Latina se encuentran entre los mas altos del mundo. En San Salvador, el niimero actual de homicidios compite con la tasa de bajas durante el momento mas algido de la guerra civil en ese pais en la decada de los ochenta. En Colombia, miles mueren asesinados todos los afnos, atrapados en un v6rtice dc narcotrafico y guerrilla. En Brasil, una mujer hacc poco le dijo a un investigador: "No sc en quien confiar, si en la policia o en los crimninales". En Rio de Janeiro, por ejemplo, la policia comete el diez por ciento de los homicidios. La regi6n de America Latina, donde aproximadamente un tcrcio de la poblaci6n vive en condiciones de pobreza y hay una cnorme brecha entre ricos y pobres, sufre una grave situaci6n de descomposici6n social, conflicto politico y terrorismo, desempleo, drogas, delincuencia, alcoholismo y violencia familiar con- tra la mujer. La muy extendida situaci6n de violencia y crimen, ya tragica en si misina, ha dado lugar a un miedo paralizante quc puede inhabilitar la lucha contra la pobreza. Sin embargo, los estudios sobrc la violencia y cl crimen en America Latina sorprenden por lo escasos. (,Estd la pobreza y el crimen vinculados entre si? ,Hay una relaci6n entre el nivel dc inequidad y la frccuencia dc los sucesos violentos? ,Por qu6 hay mas crimencs en algunas areas que en otras? <,Marca alguna diferencia la presencia de policias en las calles? ,Son las mujeres mas vulnerables a los delitos que los hom- bres, o al contrario'? Habitualmente no tenemos respuestas a esas preguntas. Debido a ello, los encargados de fonnular politicas, los funcionarios que aplican la lcy, los asistentes sociales y los dirigentes locales de America Latina se ven obstaculizados en sus csfuerzos por claborar estrategias efectivas que reduzcan el crimen y la violen- cia y aumenten la sensaci6n dc scguridad, que es caracteristica de una sociedad sana. El Departamento para America Latina y el Caribe del Banco Mundial ha empren- dido cste estudio para avanzar en la creaci6n de bases sobrc las cuales llevar a cabo un gesti6n informada para combatir el ciimen y la violencia. Bajo la direcci6n de Guillermo Perry, el economista en jefe del Banco para America Latina y el Caribe, se encargaron cinco cxhaustivos estudios por parte de expertos sobre las deteiminantes Xii EL CRIMEN Y LA VIOLENCIA EN AME1RICA LATINA sociales y econ6micas del crimen y la violencia. Estos estudios, que se centran en Ciudad de M6xico, El Salvador, Cali, Lima, Sao Paulo y Rio de Janeiro, sc presentan aqui junto con una descripci6n general de la investigaci6n sobre cl crimen y la vio- lencia realizada por Daniel Ledennan, Pablo Fajnzylber y Norman Loayza. Estos estudios, junto a otros, se presentaron en una conferencia intemacional, "El crimen y la violencia: causas y respuestas de politicas" en la Universidad de los Andes en Bogota, Colombia, en mayo de 2000. En conjunto, constituyen un esfuerzo por mejo- rar nuestro entendimiento del problema y para poder dar los primeros pasos en pos de la busqueda de soluciones. David de Ferranti Vicepresidente, America Latina y el Caribe Banco Mundial Capitulo 1 CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA Pablo Fajnzylber* Daniel Lederman * * Norman Loay-a * * * ,Por que existen mayores niveles de crimen y violencia en algunos paises respecto de otros? j,Por que el crimen violento esta aumentando tan rapidamente en el ambito mundial? ,Que grupos de personas enfrentan mayores riesgos de ser victimas de crimenes? (,Llva la pobreza a aumentos en la tasa de crimenes violentos? Z,O es la distribucion del ingreso la que explica ese fen6meno? ,Se debcria incluir la disminu- ci6n del crimen dentro de la lista de beneficios derivados de las reformas econ6micas que geiieran un crecimiento sustentable? (,La naturaleza prociclica de los gastos pfu- blicos que se observa en la mayoria de los paises en desarrollo exacerba los periodos de alta criminalidad? (,Es la educaci6n un factor clave para resolver el problema? ,Cuan efcctiva es la presencia policial en la lucha contra el crimen? ,Tiencn las personas confianza en la policia y en el poder judicial? j,Son los factores culturales y sociol6gicos los determinantes predominantes de las tasas de crimen? ,O estos facto- res secundan a los aspectos econ6micos? Y, en particular, ,que hace que Am6rica Latina sea una de las regiones del mundo mas propensas al crimen? Todas estas son preguntas de vital importancia para los hacedores de politicas. Si bien no es posible entregar respuestas definitivas a todos estos temas, este trabajo debiese contribuir tanto a un mejor entendimiento de los mismos como a aproximarse a sus soluciones. La incidencia del crimen y la violencia varia ampliamente entre las diferentes naciones y regiones del mundo. No obstante la significativa heterogeneidad en los niveles do crimen y victimizaci6n, existen signos de que durante las decadas pasadas el crimen y la violencia se han incrementado en el ambito mundial. Las tasas de criminalidad de los paises industrializados aumentaron entrc 300 y 400% desde fina- * Universidade Federal de Minas Gerais. ** Banco Mundial. B 13anco Central de Chile y lBanco Mundial. Agradecemnos los excelentes comentarios de Alejandro Gaviria y Peter Reuter. Tambien a Roberto Steiner y Andres Velasco por valiosas sugercncias y estimulo en la preparaci6n de este trabajo. 2 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA les de la decada de los sesenta'. Entre comienzos de los afios ochenta y mediados de la decada de los noventa las tasas de homicidios intencionales aumentaron un 50% en Am6rica Latina y Afiica del Sub-Sahara, mientras que se incrementaron mas de un 100% en Europa oriental y Asia central2. La tendencia ascendente que se ha observado recientemente en las tasas de cri- men ha expandido la preocupaci6n puiblica sobre temas relacionados con el crimen y la inseguridad, los cuales en la mayoria de los paises atraen en la actualidad mayor atenei6n que asuntos como el desempleo, la inflaci6n y los impuestos. En Estados Unidos, encuestas de opini6n aplicadas a mediados de la decada de los noventa, sefialaban al crimen violento como "el problema mas serio" de ese pais3. En Inglate- rra y Holanda mas de la mitad de las personas ven al crimen como el problema nacio- nal mas impoitante, mientras que en Francia el 39% de las personas lo ponen entre las mayores preocupaciones de los ciudadanos4. Conclusiones muy similares se pue- den extraer de encuestas aplicadas en 17 paises latinoamericanos durante 1996, don- de se sefiala a la violencia como "el problema social mas importante de la regi6n"5. Este trabajo examina los principales aspectos concemientes al crimen y la victimizaci6n desde una perspectiva econ6mica, combinando una revisi6n de los prin- cipales resultados reportados en la literatura con trabajo original sobre las causas del crimen y los factores de riesgo de victimizaci6n. La seccion siguiente presenta una mirada general a los costos y causas del crimen, junto con una breve revisi6n de los distintos tipos de datos disponibles para analizar el crimen. Se comienza con una presentaci6n de las principales metodologias para medir los costos del crimen y se presentan estimaciones para un grupo seleccionado de paises desarrollados y en vias de desarrollo. A continuaci6n se revisa la literatura sobre las causas del crimen, que van desde la contribuci6n original de Becker hasta los desarrollos recientes que enfatizan el papel de las interacciones sociales. Esta revisi6n cubre tanto resultados te6ricos como la evidencia empirica disponible, enfatizando c6mo la interacci6n en- tre ambos campos ha estimulado su desarrollo mutuo. Finalmente, la secci6n sobre datos disponibles para medir el crimen describe las principales fuentes de informa- ci6n respecto de crimenes, victimas y delincuentes, y discute las ventajas relativas de estadisticas derivadas de fuentes oficiales y de encuestas de victimas y criminales. La siguiente secci6n presenta trabajo inedito sobre las principales causas de eri- menes violentos en una perspectiva de analisis de una muestra de paises. El objetivo I. Intemational Centre for the Prevention of Crime (1998, p. 5). Como se sefiala en la secci6n de referencias, este resumen se obtuvo desde Internet. 2. Fajnzylber, Lederman y Loayza (1998, pp. 11-15). 3. New York Times y encuesta CBS, citado en Blumstein (1995, p. 10). 4. Intemnational Centre for the Prevention of Crime (1998 p. 2). 5. Encuestas implementadas por Latino Bar6metro, citado en Londoffo y Guenrero (1999, p. 6). CRIMLN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 3 de esa secci6n es analizar los determinantes sociales y econ6micos de las tasas de homicidios y robos (a escala nacional) en una muestra mundial de paises. Se comien- za con un modelo empirico en el cual los principales determinantes de las tasas de crimenes violentos son variables econ6micas. El modelo basico incluye como varia- bles explicativas la media y la distribuci6n del ingreso nacional, la tasa de crecimien- to del producto, la escolaridad promedio de la poblaci6n adulta y la tasa de crimina- lidad rezagada (para permitir la existencia de efectos inerciales). A continuaci6n, el modelo basico se extiende en 5 dimensiones para incorporar: (1) factores de disuasi6n, (2) actividades relacionadas con drogas ilegales, (3) aspectos demograficos, (4) pola- rizaci6n etnica y de ingresos y (5) capital social. A continuaci6n este trabajo resume la evidencia empirica de los casos de estudio que aparecen en el resto de este libro. Estos se basan en encuestas de victimizaci6n individual o de hogares administradas en los principales centros urbanos a finales de la decada de los noventa. En la secci6n final se indican las principales conclusiones en terminos de implicaciones de politica. De este modo se intenta mostrar c6mo las conclusiones de este trabajo pueden formar la base para un conjunto de recomenda- ciones de politica especificas. 1. UNA REVISION DE LOS COSTOS, CAUSAS Y DATOS SOBRE CRIMEN Esta secci6n resume, en primer lugar, los aspectos conceptuales y las estimaciones disponibles sobre los costos del crimen; en segundo lugar, la investigaci6n te6rica y empirica sobre las causas del crimen y de la violencia; y, en tercer lugar, las ventajas relativas de las estadisticas oficiales de crimen y de aquellas basadas en encuestas. 1.1 Los costos del crimen La preocupaci6n por el crimen esta bien justificada dados sus pemiciosos efectos sobre la actividad econ6mica y, mas generalmente, sobre la calidad de vida de las personas, que deben sostenerse con un reducido sentido de seguridad individual y de sus propiedades. Se han utilizando distintos enfoques para medir los costos sociales del crimen, y las estimaciones varian considerablemente dependiendo de las metodologias y supuestos adoptados. El modo mas simple es adoptar una perspectiva contable y sumar todas las perdi- das directas e indirectas originadas en el crimen. La falta de datos adecuados y los desacuerdos sobre los supuestos especificos acerca de los costos de oportunidad de los recursos perdidos constituyen las principales limitaciones a este tipo de clculos. Las categorias inas comuminnente consideradas en la contabilidad de los costos del crimen incluyen los recursos gastados en la policia, las cortes y prisiones, los gastos privados en seguridad, los afios potenciales de vida perdidos debido a asesinatos o las 4 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMERICA LA[INA incapacidades causadas por crimenes, y los costos de cuidados de la salud asociados con traumas causados por la violencia (cuando ellos no resultan en muertes o incapacidades fisicas). El crimen tainbidn produce otros costos indirectos que son mas dificiles de cuantificar. Estimaciones completas de estos costos debiesen incluir el valor descontado de las pertenencias robadas (ver abajo), la subinversi6n en el sector legal causada por el crimen, la menor productividad de los negocios, disminu- ciones en las tasas de acumulaci6n de los capitales humano y social, la disminuci6n de las tasas de participaci6n en la fuerza laboral y la transmisi6n intergeneracional de comportamientos violentos6. Dado que muchos de los bienes robados no son una perdida para la sociedad como un todo, sino una transferencia de las victimas a los criminales, no es obvio que el valor total de los bienes robados debiese ser contabilizado como un costo social. Pero considerando que el valor de las posesiones robadas es potencialmente mas pequenlo para los criminales que para las victimnas, se podria argiuir que s6lo la diferencia entre los dos valores debiese ser considerada como una p6rdida de bienestar. Sin embargo, Glaeser enfatiza que el tiempo gastado por el criminal en actividades ilegales antes que en actividades legales es de hecho una perdida social y, dado que el valor de los bienes deberia en equilibrio igualar el costo de oportunidad del tiempo de los criminales, todas las posesiones perdidas deberian ser consideradas perdidas sociales7. Estimaciones desarrolladas en paises industrializados indican que los costos de las vidas destruidas explican la porci6n mas alta de todos los costos medidos de la actividad criminal: en Australia, Inglaterra, Francia y los Estados Unidos el valor de las vidas perdidas representa mas del 40% de esos costost. En el caso especifico de las mujeres, cada afio nueve millones de afios de vidas sanas son perdidos a escala mundial como resultado de violaciones y violencia domestica9. Esta perdida es mas grande que la correspondiente a todos los tipos de cancer en las mujeres y dos veces mas grande que la perdida originada en accidentes de vehiculos motolizados sufri- dos por mujeres'°. En los Estados Unidos, un estudio quc utiliza datos para 1992 estima que el cri- men caus6 una p6rdida de 170 mil millones de d6lares en la forma de incapacidades fisicas y afios potenciales de vida perdidos, mientras que los gastos puiblicos en el sistema de justicia criminal y los costos de seguridad privados equivalian a 90 y 65 mil millones de d6lares, respectivamenteI'. Sumando estas cifras al valor de los tra- 6. Ver Buvinic y Morrison (1999, nota tecnica 4). 7. Glaeser (1999, p. 19). 8. International Centre for the Prevention of Crime (1998 p. 3). 9. World Bank (1993). 10. Buvinic y Morrison (1999, nota t6cnica 4). 11. Mandel el al. (1993). CRIMLN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECON6MICA 5 bajos perdidos por la decadencia de las ciudades (50 mil millones de d6lares), perdi- das dc propiedades (45 mil millones dc d6lares) y el tratamiento de las victimas del crimen (5 mil millones de d6lares), este estudio estima que los costos totales del crimen fueron 425 mil millones de d6lares por afno. Esta cifra representa mas del 5% del Producto Intemo Bruto (PIB) do Estados Unidos. Cifras similares fuoron obteni- das usando procedimientos analogos en Australia, Canada y Holanda12. En America Latina, un estudio reciente conducido por el Banco Interamericano del Desarrollo (BID) estim6 que los costos sociales del crimen, incluyendo el valor de las posesioncs robadas, equivalen a 168 mil millones de d6lares o 14,2% del PIB de la regi6n'3. La categoria mas grande en ese estudio es la de los intangibles, que explica la mitad de los costos estimados del crimen. Esa categoria incluye los efectos del crimen sobre la productividad y la inversi6n (estimados sobre la base de modelos econometricos no especificados que usan series de tiempo o analisis de corte trans- versal de paises) y el impacto sobre el trabajo y el consumo (medidos como la dispo- siei6n a pagar de los ciudadanos para evitar la violencia, datos que se obtienen de encuestas no especificadas). Se podria argumentar que los altos costos intangibles dcl crimen encontrados Cin Ameriea Latina son el resultado de los mas altos niveles del crimen en la regi6n, posiblemente aparejado con una no-linealidad en la relaei6n entre el crimnen y sus impactos en el bienestar de los ciudadanos. Esto es, el efecto pemicioso sobre la calidad de vida puede de hecho acclerarse cuando las tasas de enmen superan cierto umbral'4. Es tambien te6ricamnente plausible que el crimen produce efectos decrecientes sobre el bienestar a medida que su incidencia aumenta. Altemativamente, las mayores estimaciones de los llamados costos intangibles pue- den ser consecuencia de diferencias metodol6gicas o de la sensibilidad de los resul- tados a la calidad de los datos disponibles"5. Si se excluyen los intangibles y el valor de los bienes robados (cerca de 25 mil millones de d6lares), los restantes costos sociales todavia cquivalen a 4,9% del PIB de 12. International Centre for the Prevention of Crime (1998 p. 3). 13. Londonio y Guerrero (1999, p. 27). 14. Altemativamente, para explicar los costos intangibles del crimen, el efecto acumulado de los altos niveles del crimen sobre un periodo largo de tiempo puede ser mas importante que los niveles del crimen en un determina- do ptnto del tiempo. Dc modo que los costos del crimen podria crecer aun en el contexto de tasas de crimen estables o declinantes. 15. Un enfoque que no ha sido aplicado hasta la fecha en Amdrica Latina es usar las llamadas estimaciones de precios hed6nicos de las casas para medir los costos econ6micos del crimen. Resultados de estudios de este tipo implementados en Estados Unidos indican que tin aumento al doble de las tasas de crimen podria Ilevar a una reducci6n de 8 a 12,5% en los costos de bienes raices (Btivinic y Morrison, 1999). Una ventaja de estos estudios es que pueden gencrar estimaciones del valor de las reducciones marginales en cl nivel del crimen, a diferencia de las estimaciones contables de los costos totales del crimen (Glaeser. 1999, p. 20). En realidad lo anterior podria ser mas util desdc un punto de vista practico, dado que la mayoria de las medidas de politica no llevaran a una completa erradicaci6n del crinen sino mas bien a reducciones marginales en su nivel. 6 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA America Latina, siendo el costo de las vidas potenciales perdidas y otros costos rela- cionados con la salud las categorias mas importantes (1,9% del PIB regional), segui- dos por los gastos en la policia y en el sistema de justicia criminal (1,6% del PIB regional) y los costos de la seguridad privada (1,9% del PIB regional)"6. Las estima- ciones del BID muestran diferencias considerables entre paises. Mientas Mexico se ubica en tomo al promedio regional, con costos del crimen (excluyendo intangibles y transferencias) de 4,9% del PIB, el crimen en El Salvador y Colombia produce perdi- das de 9,2 y 11,4% del PIB, respectivamente. En el otro extremo del espectro, los costos relacionados con el crimen en Pern y Brasil equivalen a 2,9 y 3,3% del PIB, respectivamente"7. Los muy altos costos econ6micos y sociales del crimen y de la violencia indican que estos problemas se han convertido en serios obstaculos al desarrollado econ6mico y social sostenible en muchos paises en el mundo. Ademas, las preocupantes tendencias recientes en las tasas del crimen han creado una sensaci6n de urgencia. Los gobiemos y los organismos intemacionales ahora enfrentan el fonnidable desaflo de disefnar e implementar politicas para prevenir y reducir el crimen y la violencia. Un necesario primer paso es desarrollar un mejor conocimiento sobre las causas de estos fen6menos. 1.2 Las causas del crimen Al menos desde el trabajo pionero de Becker, los economistas han analizado los determinantes del crimen desde una perspectiva de la decisi6n racional del agresor de participar en actividades ilegales, sobre la base de un andlisis costo-beneficio'8. En la conferencia al recibir el Premio Nobel, Becker enfatiz6 que la manera econo- mica de mirar el comportamiento humano es un "metodo de analisis, no un supuesto acerca de motivaciones particulares,... [el cual] supone que los individuos maximizan el bienestar comno ellos lo conciben ...",9. Respecto de los temas del crimen y castigo, Becker escribe que esta racionalidad implica que "algunos individuos se convierten en criminales debido a los retomos financieros y de otro tipo del trabajo criminal comparado con el trabajo legal, toman- do en cuenta la probabilidad de aprehensi6n y condena, y la severidad del castigo"20. Mas abajo, se revisan algunas de las principales contribuciones de la literatura eco- n6mica sobre los determinantes del crimen, las que se han desarrollado considerable- mente en los ultimos afnos, particularmente en los Estados Unidos. 16. Londono y Guerrero (1999, p. 22). 17. Londono y Guerrero (1999, p. 26). 18. Becker (1968). 19. Becker (1993, pp. 385-86). 20. Becker (1993, p. 390). CRIMEN Y VIC'TIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 7 Una de las ideas principales de Becker es que el comportamiento criminal respon- de a cambios en el castigo esperado. Esta afirmaci6n ha recibido considerable apoyo empirico a partir al menos de la decada de los setenta. La evidencia ha estado basada en analisis econometricos de los efectos de los castigos esperados sobre el crimen, usando datos de corte transversal y de series de tiempo, y controlando por otros fac- tores. En los primeros estudios de este tipo, Ehrlich estima un valor de -0,5 para la elasticidad del crimen respecto del tamafno esperado del castigo, mientras que Mathieson y Passell estiman dicho valor en -0,3 21 Usando datos sobre la existencia de la pena capital en los estados de los Estados Unidos, Ehrlich encuentra que la pena de muerte tiene un significativo impacto sobre las tasas de crimen22. Diferentes analistas a menudo hacen una sutil distinci6n entre los efectos disuasi6n, los cuales estan relacionados con la vigilancia policial y las condenas; y los efectos de incapacitaci6n o preventivos, que resultan de encarcelar (o matar, en el caso de la pena capital) a los criminales quc tienen una tendencia a volver a participar en la industria criminal una vez que han sido liberados. Como es planteado por Ehrlich, "la disuasi6n esencialmente busca modificar el 'precio del crimen' para todos los agre- sores micntras que la incapacitaci6n -de manera analoga, rehabilitaci6n- actua a traves de la remoci6n de un subconjunto de criminales condenados desde el mercado de los delitos 23. La evidencia empirica, al menos para Estados Unidos, ha favorecido la idea que la encarcelaci6n reduce las tasas de crimen principalmente a traves de la disuasion antes que a trav6s de la incapacitaci6n 24. Una evaluaci6n de la efectividad de la disuasi6n debe tambien incorporar las actitu- des individuales al riesgo, las que afectan la utilidad esperada del ingreso de la actividad ilegal. En principio, si los individuos son neutrales al riesgo, aumentos en la probabili- dad de ser arrestados y condenados e incrementos en el tamafio de la pena, suponiendo que ya existe una condena, debiesen tener el mismo efecto sobre el crimen. Para indivi- duos aversos al riesgo, sin embargo, aumentar la probabilidad de condena puede tener mayores efectos de disuasi6n que incrementar la severidad del castigo25. La eviden- cia empirica para Estados Unidos indica que los criminales podrian en realidad ser aversos al riesgo, dado que responden mas rapidamente a incrementos en la probabi- lidad de ser arrestados que a aumentos en el tiempo que permanecen en la prisi6n2 2. 21. Hhrlich (1973); Mathieson y Passell (1976). 22. Fhrlicli (1975a). 23. Ehrlich (1981, p. 311). 24. Ehrlich (I975a, 1981); Levitt (1998a). 25. Becker (1968, p. 178); Ehrlich (1973, p. 528). El stupuesto conveniciotial en los modelos teoricos es considerar individuos quc son aversos al riesgo, pero que presentan un grado de aversi6n decreciente con incrementos en cl ingreso (Schimidt y Witte, 1984, p. 161). 26. Grogger (1991). Este resultado tambien apoya la preponderancia de los efectos disuasi6n vis-a-vis incapacita- ci6n de la encarcclaci6n. 8 CRIMEN Y VIOLENCtA EN AMERICA LATINA Un serio problema econometrico que afecta a la mayoria de las estimaciones em- piricas iniciales de la relaci6n entre el crimen y el castigo es que los esfuerzos para reducir el crimen a traves de una mayor disuasi6n no son usualmente ex6genos con respecto a los niveles del crimen. Altas tasas de crimen pueden inducir a los gobier- nos a aumentar el nuimero de policias o la severidad de los castigos. De este modo, las regresiones estimadas mediante minimos cuadrados ordinarios (Mco) que miden el efecto de las variables de disuasi6n sobre las tasas de crimen pueden subestimar el efecto de reducci6n del crimen de la primera variable, y producir una correlaci6n espuria positiva entre el crimen y la disuasi6n. Levitt contribuye significativamente a superar ese problema al usar tecnicas econometricas dirigidas a aislar las fuentes ex6genas de la variaci6n del nivel de la disuasi6n27. Al construir variables que capturan la variaci6n ex6gena del tamanio de la poblaci6n penal, del numero de policias per capita y de las tasas de arresto, Levitt encuentra evidencia robusta de que todas esas medidas de disuasi6n tienen efectos significativos sobre el crimen, tal como es predicho por el modelo econ6mico de Becker. Al estimar el efecto de la poblaci6n penal sobre el crimen, Levitt corrige el sesgo de simultaneidad que surge del hecho que para una probabilidad dada y para un nivel de severidad de los castigos dado, la poblaci6n penal debiese aumentar con la tasa del crimen total25. Para este fin, usa el estado de litigios contra sobrepoblaci6n en las prisiones estatales como un instrumento para la tasa de cambio de las tasas de encarcelaci6n29. Las estimaciones de Levitt de la elasticidad del crimen con respecto a los prisioneros, son casi cuatro veces mas grandes cuando se controla por la endogeneidad de las poblaciones penales. Despues de tomar en cuenta otros determi- nantes econ6micos y demograficos del crimnen, Levitt encuentra que un aumento de 100 por ciento en el numero de prisioneros per capita causa una redueei6n del 40% en las tasas de crimen violento y un 29% de reducci6n en las tasas de crimen contra la propiedad. Siguiendo un enfoque similar, Levitt correlaciona los cainbios en el numero de policias per capita con los ciclos electorales y entonces usa esa variable para obtener el efecto puro de la policia sobrc las tasas de crimen en diferentes ciudades30. Levitt muestra que las fuerzas policiales en las grandes ciudades de Estados Unidos crecen desproporcionadamente rapido en los anios do elecciones de gobemadores y alcaldes, 27. Levitt (1996, 1997, 1998a). 28. Levitt (1996). 29. Los pleitos sobre sobrepoblaci6n de las prisiones han sido presentados en Estados Unidos desde 1965 basando- se en la existencia de condiciones inconstitucionales en las pfisiones. Levitt muestra que las presentaciones de querellas por sobrepoblaci6n penal producen una disminuci6n en las tasas de crecimiento de la poblaci6n penal. aun antes que las cortes tomen una decisi6n. Ademas, el estado de las demandas por sobrepoblaci6n penal no esta correlacionado con las tasas de crimen anteriores. 30. Levitt (1997). CKIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 9 mientras que las tasas de crimen no parecen estar significativamente relacionadas con los ciclos clectorales, al menos despues de controlar por otros tipos de gastos sociales y por las condiciones econ6micas. Las variables que indican anios de elec- ci6n son de ese modo utilizadas como instrumentos para el nuimero de oficiales de policia. Para seis de siete categorias de crimen, este procedimiento produce estima- ciones negativas y significativas de la elasticidad del crimen con respecto al tamaino de la fuerza policial. Variables de control adicionales son incluidas para tomar en cuenta heterogeneidad no observada en los niveles y tasas de cambio de las tasas de crimen, los cuales pueden tambien sesgar positivamente las elasticidades menciona- das. Los resultados indican que cada oficial de policia adicional reduce en ocho el nuimero de crimenes reportados por afio. Usando las estimaciones disponibles de los costos sociales del crimen y los costos totales de la contrataci6n de un policia adicio- nal, Levitt concluye que la provisi6n policial en las grandes ciudades americanas esta bajo su nivel 6ptimo. Finalmente, Levitt estudia la rclaci6n negativa entre el crimen y las tasas de arres- to que usualmente se encuentra en los contrastes empiricos de la hip6tesis de disuasi6n, en orden a determninar si este resultado apoya esa hip6tesis o puede en cambio ser atribuido a un sesgo de endogeneidad3. Un sesgo podria surgir porque el subreporte del crimen produce error de medici6n en el nuimero de crimenes reportados, lo que aparece tanto en el numerador de las tasas de crimen como en el denominador de las tasas de arresto. Levitt estima la elasticidad del crimen a los arrestos usando primeras a cuartas diferencias de las variables, esperando encontrar valores absolutos mas bajos para las diferencias mas grandes, dado el hecho que estarian menos afectadas por los errores de medici6n. Las distintas estimaciones no son, sin embargo, significativamente diferentes unas de otras, lo que sugiere que el sesgo resultante del error de medici6n no es substancial. La correlaci6n negativa entre arrestos y crimen no es espuria, pero refleja tanto disuasi6n como incapacitaci6n. Para distinguir entre los dos efectos Levitt estima el efecto de las tasas de arresto para un tipo especifico de delito sobre las tasas de crimen de otros delitos. Suponiendo que los crimenes contra la propiedad y los crimenes violentos no son sustitutos entre si (esto es, que los criminales no se moveran de una actividad a otra en respuesta a cambios en las tasas de arresto relativas), Levitt interpreta la correspondiente elasticidad cruzada como un efecto exclusivamente relacionado con la incapacitaci6n. Usando esas esti- maciones, en conjunto con la inforrnaci6n puiblica sobre tiempo pasado en prisi6n por arresto y sobre la probabilidad de ser arrestado nuevamente para cada tipo de crimen, Levitt estimna los componentes disuasi6n e incapacitaci6n de la disminuci6n de una detenninada tasa de crimen asociada a un incremento en las tasas de arresto de 31. Levitt (I 998a). 10 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA cada tipo de crimen. Asi concluye, al igual que Ehrlich, que la disuasi6n es mas importante empiricamente que la inhabilitaci6n. Lo anterior es particularmente ver- dadero para los asaltos y crimenes contra la propiedad, para los cuales la disuasi6n explica al menos un 75% del efecto global. Sin embargo, los efectos inhabilitaci6n no son despreciables: Levitt estima que cada anio adicional de incapacitaci6n por persona produce una reducci6n de entre 5,1 y 8,2 en las tasas de crimen. Una linea reciente de investigaci6n estudia las motivaciones de los oficiales de policia y de los miembros del poder judicial. Tradicionalmente se ha supuesto que el cumplimiento de la ley se dirige a servir las necesidades de las personas o a maximizar alguna funci6n de bienestar social, pero los investigadores crecientemente reconocen que los oficiales encargados de hacer cumplir la ley rcsponden a sus propios incentivos, los cuales no siempre son consistentes con el bienestar de la sociedad. Esta literatura esta todavia principalmente limitada a Estados Unidos. En un trabajo pionero, Posner intenta entender que es lo que los jueces maximizan32. Glaeser y Sacerdote examinan los facto- res que estan asociados con mayores niveles de castigo a los asesinos en Estados Unidos33. Estos autores encuentran que quienes matan a afro-americanos reciben senten- cias mas cortas, mientras que los asesinos de mujeres son mas severamente castigados. Estos patrones de comportamiento presumiblemente ilustran las actitudes de los jucces quienes toman la mayoria de las decisiones sobre las sentencias. Glaeser, Kessler y Pichl muestran que los acusadores federales actuan decididamente contra criminales con ma- yores niveles de ingreso y con mnayores niveles de capital humnano34. Estos autores plan- tean que esto se relaciona con las ambiciones de los fiscales acusadores de hacer carrera, quienes buscan distinguirse al perseguir a criminales de un perfil mas alto. Si el tema de los incentivos de los policias y de los miembros del poder judicial es relevante en Estados Unidos, esto es mucho en los paises en vias de desarrollo, donde la corrupci6n y la falta de responsabilidad puiblica son problemas end6nmicos en la administraci6n puiblica. La literatura sobre los retomos y los costos de opoitunidad del crimen tambien es abundante. Fleisher y Ehrlich fueron pioneros en estudiar los efectos de los niveles y de las disparidades del ingreso sobre la incidencia del crimen35. Fleisher argumenta que el efecto te6rico de niveles mas altos del ingreso sobre el crimen es ambiguo a priori, porque tanto el costo de oportunidad como el retorno esperado del crimen estan correlacionados con el ingreso. Los resultados empiricos de ambos autores acerca de los efectos de los niveles del ingreso se contradicen mutuamentc36. Sin 32. Posner (1995). 33. Glaeser y Sacerdote (1999b). 34. Glaeser, Kessler y Piehl (1998). 35. Fleisher (1966); Ehrlich (1973). 36. Fleisher (1966) encuentra que el ingreso promedio famniliar de una ciudad tiene un efecto negativo sobre las tasas de arrestos de hombres j6venes, mientras que Ehrlich (1973) encuentra que los Estados con un ingreso mediano mayor tienen tasas mas altas de crimenes violentos y contra la propiedad. CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPkCTIVA ECONOMICA 11 embargo, ambos autores encuentran un impacto significativo y positivo de la desi- gualdad dc ingresos sobre el crimen37. La interpretaci6n de Ehrlich de este resultado es quo, para un nivel dado de ingreso mediano, mayor desigualdad de ingresos es un indicador de mayores diferencias absolutas entre los retomos de actividades legales e ilegales38. Un grupo de estudios se centra en la relacion entre el crimen y resultados del mercado laboral, tales como empleo y salarios. Tanto Fleisher como Ehrlich exami- nan el efecto dc la tasa de desemplco sobre el crimen, viendo la primera variable como un indicador complementario de las oportunidades de ingreso disponibles en el mercado laboral formal39.En sus estudios empiricos, sin embargo, ambos autores encucntran que las tasas de desempleo son menos importantes que los niveles y las distribuciones del ingreso. Los estudios de series de tiempo no han sido capaces de descubrir una relaci6n robusta, positiva y significativa entre el desempleo y el cri- men, pero la mayoria de los estudios de corte transversal basados en datos de indivi- duos si apuntan en esa direcci6n40. Un estudio reciente de Tauchen, Witte y Griesinger descubren una relaci6n negativa entre el tiempo dedicado a trabajar y las tasas de arresto usando datos de la cohorte nacida en Filadelfia en 19454'. En otro estudio reciente con datos individuales Gogger ofrece evidencia convincente relacionando los salarios de mercado de los j6venes con las tasas de participaci6n en el crimen42. El autor usa datos tomados del U.S. National Longitudinal Survey qf Youth (NLSY) para estimar un modelo de asignaci6n de tiempo en el cual los individuos oligen cuanto tiempo asignan a trabajo legal e ilegal. Sus resultados econometricos indican que la caida on los salarios a los j6vcnes observada en los Estados Unidos desde mediados de los setenta, puede explicar tanto como tres cuaitas partes del aumento en el crimen juvenil durante el mismo periodo43. 37. Fleisher (1966) mide la desigualdad de ingresos CODIO la diferencia entre el ingreso promedio del segundo cuartil mas bajo y del cuartil mas alto, mientras que Ehrlich (1973) usa el porcentaje de familias bajo la mitad del ingreso mediano. 38. Ehrlieh (1973) asume que el ingreso mediano de unl Estado es una buena aproximaci6n de los retornos del crimen -las "oportunidades ofrecidas por las victimas potenciales del crimen"- mientras que las oportunidades legitimas disponibles para los potenciales ofensores pueden ser medidas por el ingreso promedio de aquellos que se ubican bajo el ingreso mediano del Estado. 39. Fleisher (1966), Ehrlich (1973). En palabras de Fleisher, "cuando se intenta estimar el efecto del ingreso sobre la delincuencia es importante considerar los efectos tanto de los ingresos familiares normales eomo de las desviaciones transitorias de lo nomial originadas en el desempleo" (1966, p. 121). 40. Ver la literatura revisada en Freeman (1994). Dos notables excepciones son Witte (1980) y 'I'rumbull (1989). El analisis de Trumbull se basa en datos de los condados de Carolina del Norte, mientras que Witte sigue una muestra de hombres de Carolina del Norte liberados de la prisi6n. 41. TI'auchen, Witte y Griesinger (1994, p. 410). 42. Grogger (1997). 43. Grogger (1997). Los resultados econometficos del autor sobre la relaci6n entre salario a los j6venes y erimen juvenil tambi6n ayudan a explicar tanto las diferencias raciales en las tasas de participaci6n en el crimen como la distribuci6n por edad de dicha actividad. 12 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AME-RICA LATINA Otro factor importante relacionado con los efectos de las condiciones economicas sobre el crimen es el nivel educacional de la poblaci6n, el cual puede determinar los premios esperados de las actividades legales y criminales. Los criminales tienden a ser menos educados y a provenir de origenes mas pobres que los no criminales: en 1986 sobre dos tercios de todos los prisioncros hombres de entre 18 y 24 anos de edad y tres cuartos de los prisioneros de 18 anfos de edad tenian menos de 12 afios de educaci6n. Para la cohorte correspondiente de hombres no prisioneros, un 25 y un 30% respectivamente, habian alcanzado el mismo nivel de escolaridad44. De modo que uno podria esperar que las areas caracterizadas por mayores niveles de escolari- dad debiesen tener menores tasas de incidencia del crimen. Ehrlich reporta, sin em- bargo, que las tasas de crimenes contra la propiedad estan significativamente relacio- nadas con los anios de educaci6n de la poblaci6n de 25 afios y mas, aun despues de controlar por el ingreso mediano y por la desigualdad de los ingresos45. El autor ofre- cc varias explicaciones para este extrafno resultado empirico: la educaci6n puede aumentar la productividad en las actividades ilegales a una mayor extensi6n que en las actividades legales; mayores niveles promedio de educaci6n pueden estar asocia- dos con un menor subreporte de crimenes y con victimas potenciales mas ricas; y mayores niveles de educaci6n pueden ir de la mano con desigualdades educacionales mas pronunciadas46. En contraste, la evidencia basada en estudios con datos individuales apoya un efecto negativo de la educaci6n sobre el crimen. Este efecto no se deriva necesaria- mente del mayor ingreso legitimo que esta potencialmente asociado a mayores nive- les de educaci6n, sino que mas bien a la mayor participaci6n en actividades legales per se. Witte y Tauchen, por ejemplo, encuentran que para una muestra de hombres j6venes, el acto de ir al colegio o a trabajar reduce la probabilidad de cometer actos criminales, aun cuando la finalizaci6n de la educaci6n sccundaria no tiene un efecto significativo en csa probabilidad47. En una alejamiento relativo del paradigma de Becker, un creciente nuiinero de estu- dios se mueve a los aspectos sociol6gicos de la incidencia del crimen. Dilulio argumcnta que la extensi6n de las altas tasas de crimen en las ciudades de Estados Unidos esta relacionada con la reducci6n de lo que los cientistas sociales llaman capital social48. Putnam 44. Freeman (1991, p. 6). 45. Ehrlich (1975b). 46. Ehrlich (1975b, pp. 319-335). 47. Witte y Tauchen (1994). El mismo resultado es repoitado en Taucheni, Witte y Griesinger (1994, p. 410), quic- nes encuentran una relaci6n negativa entre el crimnen y las variables que miden el tiempo dedicado a trabajar y a ir al colegio, pero encuentran un efecto no significativo de la escolaridad sobre las tasas de arresto. Ademas, los coeficientes para el tiempo dedicado a trabajar e ir al eolegio no son signilicativamente diferentes entre si. Este resultado tambien es presentado en Farrington et al. (1986), Gottfredson (1985) y Viscusi (1986). 48. Dilulio (1996, pp. 20-21). CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 13 define el capital social como "las caracteristicas de la organizacion social, tales como la confianza, las normas y las redes que pueden mejorar la eficiencia de la sociedad al facilitar acciones coordinadas49. Asi Freeman encuentra una fuerte relacion entre asis- tencia a la iglesia y una menor probabilidad de ser arrestado paraj6venes encuestados en el NLSY5". Glaeser y Sacerdote encuentran que la explicaci6n mas importante para las tasas de crimen urbano en Estados Unidos es el porcentaje de hogares cuyo jefe es mujer, lo que es responsable por casi el 30% del efecto de las ciudades sobre el crimen 51l Del mismo modo, las percepciones individuales de los beneficios y costos de la actividad criminal son determinadas por el medio ambiente donde se desenvuelven. Usando una encuesta a j6venes desposeidos en Boston, Case y Katz encuentran que la propensi6n individual a cometer un crimen aumenta cuando los pares estan tam- bien dedicados a actividades criminales52. Esa evidencia empirica ha sido modelada por Glaeser, Sacerdote y Scheinkman quienes enfatizan el papel que juegan las interacciones sociales en explicar la significativa varianza de las tasas de crimen a traves de Estados Unidos. Estos autores argumentan que tanto el costo del crimen como la propensi6n a cometer crimenes estan determninados por interacciones socia- les locales entre criminales, sus pares y los miembros de sus familias53. Una implica- ci6n importante es que las tasas de crimen no necesitan converger entre diferentes ciudades. Sah cnfatiza el papel de otro tipo de interacci6n social, el tiempo dedicado a ope- rar en el ambito macroecon6mico o sistemico. Individuos que viven en areas con altas tasas de participacion criminal pueden percibir una menor probabilidad de apren- si6n quc aquellos quc viven en areas con menores tasas de participaci6n en el crimen, porque los recursos dedicados a aprehender a cada criminal tienden a ser mas bajos en zonas de alta criminalidad. Una implicaci6n importante es que "el crimen pasado reproduce crimen futuro"'4. De este modo, como en cl caso de las interacciones so- ciales modeladas por Glaeser, Sacerdote y Scheinkman, las interacciones sociales sistemicas pueden causar que las ciudades y los paises experimenten inercia criminal a lo largo del tiempo. Dos temas que recientemente han recibido especial atenci6n de parte de los eco- nomistas y otros cientistas sociales son la relaci6n entre el crimen y las drogas y la explicaci6n de la participacion juvenil en el crimen. Por ejemplo, Blumstein muestra 49. Putnam (1993, p. 173). 50. Freeman (1986). 51. Glaeser y Sacerdote (1999a, p. S253). 52. Case y Katz (1991). 53. Glaeser, Sacerdote y Scheinkman (1996, p. 512). 54. Sah (1991, p. 1282). 14 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMEiCA LATINA que la tasa de homicidios de j6venes de 18 anios y menos, el nuimero de homicidios cometidos por menores de edad con armas, y la tasa de arrestos por acusaciones relacionadas con drogas entre menores de edad no blancos, se han mas quc duplicado entre mediados de los anios ochenta y comienzos de los noventa55. En el mismo perio- do no se observ6 un crecimiento en la tasa de homicidios entre los adultos mayores de 24 afios y tampoco se observ6 un aumento en los arrestos relacionados con drogas de menores de edad blancos, ni en el numero de homicidios cometidos por menores de edad sin armas. Blumstein atribuye estas preocupantes tendencias a cambios en el mercado de drogas ilegales que fueron ocasionados por la introduccion del crack. Debido a su bajo precio, el crack atrajo a un gran numero de compradores y produjo un aumento en el nuimero dc transacciones. Esto, a su vez, ocasion6 un aumento en el niimero de vendedores de drogas, quienes fueron usualmente reclutados de entre los menores de edad de los barrios menos pudientes de la ciudad, dado su costo de opor- tunidad y debido a los castigos relativamente indulgentes que enfrentaban cuando cran capturados. Porque la mayoria de los comerciantes de drogas portan arrnas para su auto-protecci6n y porque la resoluci6n de conflictos en el mercado ilegal es usual- mente violenta, el crecimiento en cl mercado del crack estuvo acompafnado de un aumento en la circulacion de armas de fuego entre los menores de edad. Segun el argumento de Blumstein, esto ocasiono una mayor incidencia de violencia letal tanto relacionada como no relacionada con drogas entre los j6vencs. Gogger y Willis presentan contrastes estadisticos para la hip6tesis que la intro- ducci6n del crack caus6 incrementos significativos en el crimen en 27 areas metro- politanas de Estados Unidos56. Dado el hecho que los mercados de crack csten con- centrados especialmente en los barrios mas pobres de las ciudades, Gogger y Willis suponen que el crack no ha tenido efectos en las tasas de crimen de las zonas subur- banas. Entonces comparan las tasas de crimen en los barrios pobres y en los subur- bios, tanto antes como despu6s de la introducci6n del crack en cada area metropolita- na. Los resultados sugieren que la mayoria de los indices de crimen experimentaron aumentos significativos despues que el crack fue introducido, los unicos incremen- tos no significativos fueron los robos de casas y las violaciones. Grogger y Willis tambien reportan estimaciones econometricas de los efectos de la introduccion del crack, despuds de controlar tanto por efectos relacionados con la situaci6n de la eco- nomia como un todo que afectan de modo diferente las tasas de criminalidad en los barrios pobres y en los suburbios, como por efectos no-observables especificos a cada area y cada ano que pueden influenciar la introducci6n del crack. Estos resulta- dos tambien apoyan la existencia de importantes efectos positivos y significativos do 55. Blumstein (1995). 56. Grogger y Willis (1998). CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 15 la introducci6n del crack sobre los crimenes violentos y los robos pero no sobre los crimenes que afectan a la propiedad. Gogger y Willis sugieren que el crack puede ser visto como una innovaci6n tccno- l6gica que reduce el costo unitario del consumo de cocaina. Esto de este modo produ- ce un desplazamiento hacia afucra de la curva de oferta de estc producto, y en conse- cuencia aumenta el numero de transacciones y la incidencia de la violencia, la cual puede ser vista como la principal herramienta para hacer cumplir los acuerdos en presencia dc derechos de propiedad incompletos. De modo que, al igual que para el resultado que la introducci6n del crack no tiene efectos sobre las tasas de crimenes contra la propiedad, Grogger y Willis plantean la hip6tesis de que estas tasas de crimen estan relacionadas con el lado de la demanda de este mercado, dado que de ese modo se proveen usuarios con el ingreso necesario para comprar la droga. Si la elasticidad de la demanda por drogas es relativamente baja, como puede esperarse para bienes que forman habitos, un desplazamiento en la curva de oferta puede pro- ducir una reducci6n en los gastos totales en consumo de cocaina, lo cual explicaria la ausencia de efectos en los crimenes contra la propiedad. La disminuci6n en el crimen violento en Estados Unidos despues de 1995 tambi6n ha sido ligada a la epidemia del crack, la cual comienza a ser abatida a comienzos de la decada de los noventa57. Otros factores ciertamente tambien han contribuido a esta disminuci6n, tal como el largo periodo de expansi6n econ6mica en los Estados Uni- dos y el incremento en las encarcelaciones desde mediados de la decada de los ochenta. En cualquier caso, las recientes oscilaciones en las tasas de homicidios de los grupos j6venes ciertamente han contribuido a estimular el inter6s en el crimen juvenil, espe- cialmente sobre el grado al que los delincuentes j6venes son sensibles a incentivos econ6micos. La evidencia disponible sugiere que efectivamente ha sido asi, tanto para los incentivos positivos como para los incentivos negativos5". La literatura econ6mica se ha movido asi de un enfasis en los factores de disuasi6n y las condiciones econ6micas a considerar mas recientemente factores sociales que pueden ayudar a explicar c6mo cl crimen se ha propagado en el tiempo y dentro de las comunidades. Esta evoluci6n ha sido estimulada por una continua interacci6n de contribuciones teo6ricas y empiricas. El desarrollo de lo ultimo, en particular, es alta- 57. Blumstein y Rosenfeld (1998); Grogger (1999). Grogger (1999) argumenta que los costos dc entrada en el mercado por drogas ilegales aumentaron con la escalada de violencia que acompaM6 la introducci6n dcl crack. Esto habria desplazado hacia arriba la curva de oferta por drogas ilegales, lo que explicaria la reversi6n en la violencia relacionada con drogas. 58. Levitt (I 998b) muestra que el crimen juvenil es al menos tan sensible a sancionies criminales como cl crimen adulto; Grogger (1997) muestra que cuando los j6venes deciden participar en el crimen tomani en cuenta los niveles de salarios legitimos; y Mocan y Rees (1999) encuentran que el crimen juvenil responde a las tasas de arresto y a las condiciones econ6micas locales. 16 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERIC'A LATINA mente dependiente de la disponibilidad de fuentes adecuadas de datos, lo que se analiza en la siguiente seccion. 1.3 Fuentes de datos sobre crimen Los trabajos empiricos sobre determinantes econ6micos del crimen pueden tomar varias formas y dirigirse a diferentes objetivos dependiendo del tipo de datos que utilicen. Los datos sobre crimen pueden ser clasificados de acuerdo con su fuente, nivel de agregaci6n y disponibilidad de observaciones longitudinales. La fuente de datos mas frecuentemente usada sobre crimen es el sistema de justi- cia criminal. Estadisticas oficiales sobre crimen pueden ser tabuladas a diferentes niveles de agregaci6n (por ejemplo, municipalidades, ciudades, Estados o paises) y permiten hacer analisis basados en series de tiempo, cortes transversales o incluso paneles de datos. La principal limitaci6n de esta fuente de datos es que s6lo una fracci6n de todos los crimenes es reportada en las estadisticas oficiales, lo cual hace que comuimente se piense que estas cifras subestiman la incidencia efectiva del crimen. Esto sucede porque frecuentemente las victimas no reportan los crimenes a la policia, especialmente cuando estan involucradas ofensas menores, cuando no tie- nen confianza en las autoridades locales y cuando ven el evento como un asunto privado. Lo ultimo es usualmente el caso cuando los crimenes involucran violencia interpersonal (como una violaci6n) y cuando los criminales son conocidos de las victimas (como en la violencia dom6stica)59. Los datos oficiales sobre crimen tambien sufren deficiencias con relaci6n a los procedimientos de registro de la policia y de los sistemas judiciales, los que en mu- chos casos no computan sus estadisticas desde el conjunto completo de agencias que dan cumplimiento a la ley en cada pais. Ademas, la calidad de las estadisticas del crimen puede ser puesta en peligro por la selectividad con que los crimenes son registrados por el sistema de justicia criminal: las estadisticas de crimen podrian estar midiendo "Iel comportamiento de los funcionarios y no el crimen"60. Por ejem- plo, en El Salvador la Fiscalia General de la Repuiblica s6lo registra crimenes para los que existe un sospechoso acusado"1. Un segundo tipo de datos sobre crimen incorpora estadisticas sobre homicidios y lesiones intencionales recolectadas desde hospitales y morgues. Este tipo de datos usualmente es recolectado y tabulado por las autoridades de salud de los paises y sirven como una altemativa, o complemento, a las estadisticas de crimenes violentos recolectadas por las agencias que velan por el cumplimiento de la ley. Las tabulaciones 59. Gottfredson (1986, p. 257). 60. Gottfredson (1986, p. 256). 61. Cruz, Trigucros Arguello y Gonzalez (2000, p. 14). CRIMEN Y VICTIMIZAC'ION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 17 estan disponibles a varios niveles de agregaci6n y usualmente se presentan en la fonna de series de tiempo. Los datos de homicidios son do especial inter6s porque usualmente so piensa que este crimen esta menos sujeto a los problemas de subreporte y subregistro dentro de las ostadisticas oficiales de crimenes aflictivos. En estudios de analisis de muestras de paisos, el uso de datos de homicidios se justifica ademas por cl hecho que es menos sensible a carnbios de definiciones entre diferentes sistemas legales. Auin en Estados Unidos, los expertos frecuentemente so han enfocado on los homicidios como una medida aproximada del crimen no s6lo porque "es un bar6metro bastante confiable de todo el crimen violento" sino tarnbien porque "al nivel nacional ningun otro cri- mcn os medido con mayor precisi6n y mas certeramente"62. Las encuestas de victimizaci6n, que son la tercera fuente de datos, son el instru- mento basico de trabajo para medir el crimen63. Estas encuestas son recolectadas desde muestras representativas de los hogares de condados o ciudades. Proveen in- formaci6n acerca de crimenes sin resultado do muerte y tienen la principal ventaja do incluir incidentes no reportados a la policia, a la vez que detallada infonrnaci6n sobre las victimas, delincuentes y tipos de crimenos. Para que sean utiles para el analisis, las encuestas do victimizaci6n deben tener idontificadores geograficos que peimitan al investigador vincular los individuos a la comunidad en la que ellos viven o donde so produjo cl crimen. El investigador tambi6n necesita una descripci6n dc esa comu- nidad, la que puede ser tomada do encuestas nacionales mas amplias o de censos nacionales. Las encuestas de victimizaci6n son una fuente relativamente nueva de datos sobre crimen. En Estados Unidos el Bureau of Justice Statistics, en conjunto con cl Census Bureau ha llevado a cabo regularmente este tipo de encuestas desde 1973. Otros paises que han sido pioneros en este tipo de investigaci6n son Canada, Holanda y cl Rcino Unido. Desdc 1989, el United Nations Interregional Crime and Justice Research Institute (Unicri) ha estado promovicndo a cscala mundial la apli- caci6n de encuestas de victimizaci6n que sean metodol6gicamente consistentes al nivel de las ciudades. En 1998 las International Crime Victim Surveys (icvs) habian sido implementadas en 55 paises64. Una uiltima fuente de datos son las encuestas a los ofensores. Este tipo de encuesta puedo ser tomada a travos de los metodos tradicionales de encucstas en las quo so lo pregunta a los encuestados si han sido arrestados (o menos fiablemente, si han come- tido un crimen). Altemativamente, estas encuestas pueden ser hechas en el lugar del alTosto o a traves do encuestas a la poblaci6n penal, en las cuales se debe suponer que la policia arresta a una muostra relativamente aleatoria de la poblaci6n de criminales. 62. Fox y Zawilz (2000, p. 1). 63. Glaeser (1999, p. 26). 64. Newman (1999. p. 25). 18 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LArINA Cuando este tipo de dato es mezclado con datos de la poblaci6n como un todo es posible identificar c6mo los criminales difieren de los ciudadanos promedio. Este fue el enfoque adoptado por Glueck y Glueck quienes son conocidos como los pioneros en el trabajo empirico sobre crimen en Estados Unidos65. Estos autores siguieron dos muestras emparejadas de delincuentes y no-delincuentes durante muchos afnos y pu- sieron las bases para la mayoria de las investigaciones posteriores en criminologia que usaron datos de corte transversal o datos longitudinales66. En resumen, los estudios basados en cortes transversales y en paneles de datos han sido los mas comunes, mientras que los estudios que usan exclusivamente series de tiempo son los menos abundantes. Esto se debe principalmente a que las series de tiempo sobre crimen no estan usualmente disponibles para periodos largos de tiem- po. Sin embargo, estudios basados en series de tiempo y en paneles de datos compar- ten algunas ventajas importantes. A diferencia de los estudios de corte transversal penniten a los investigadores establecer causas y efectos, "al mostrar que cambios en un factor son seguidos por cambios en otro factor"67. Ademas la variaci6n temporal en los datos permite al investigador considerar los efectos del ciclo econ6mico en el crimen, junto con contrastar la hip6tesis de la existencia de inercia criminal. Por esta raz6n los estudios de la relaci6n entre crimen y mercado del trabajo frecuentemente ban usado series de tieinpo o paneles de datos6". 2. EVIDENCIA INTERNACIONAL: UN ENFOQUE EMPiRICO69 2.1 Enfoque empirico Objetivo Esta secci6n analiza las causas econ6micas y sociales del crimen violento en una muestra mundial de paises. La variable dependiente del modelo empirico, esto es, la variable cuya varianza entre paises y a lo largo del tiempo se busca explicar, es la incidencia del crimen violento al nivel nacional. Por las razones explicadas en la secci6n previa, 65. Glueck y Glueck (1950, 1968). 66. Gottfredson y Hirschi (1990, p. 221). Cruz, Trigueros Argoiello y GonzAlez (2000) usan datos de encuestas a prisioncros y estudian los factores que hacen que algunos criminales sean mas violentos que otros. 67. Farrington (1986, p. 212). Los paneles de datos tambien ofrecen al investigador con inedios para controlar por causalidad inversa y otras fuentes de endogeneidad en las variables explicativas. 68. Freeman (1994, p. 10). Estos estudios a menudo han encontrado que las tasas de crimen estan negativamente relacionadas a la tasa de desempleo contemporanea pero positivamente relacionados a la pribmera diferencia rezagada de esa variable, lo que ha sido interpretado como un reflejo de los efectos de menores oportunidades criminales y menores costos de oportunidad de cometer crimenes, rcspectivamente. 69. Esta secci6n se basa fuertemente en Fajnzylber, Lederman y Loayza ( 1999, 2000), y en Lederman, Loayza y Menendez (2000). CRIMEN Y VIC'T1lilZACION: UNA PERSPEC'lIVA ECONOMICA 19 las tasas por paises de homicidios intencionales y robos a mano armada sirven como medidas aproximadas de la incidencia del crimen violento. La mayor parte dc las aplicaciones consideradas mas abajo emplean un conjunto de datos consistente de un panel no balanceado de cerca de 45 paises para los homicidios y 34 paises para los robos, cubriendo el periodo 1970-94. Se comienza con un modelo empirico en el cual los principales determinantes del crimen violento son variables econ6micas. Este modelo basico incluye como varia- bles explicativas la tasa de crecimiento del producto, el ingreso promedio de la po- blaci6n, el nivel de desigualdad del ingreso, la escolaridad promedio de la poblaci6n adulta y la tasa de crimen rezagada. Luego el modelo se extiende en 5 dimensiones. Primero, se incorporan factores de disuasi6n, al estimar, altemativamente, los efec- tos de la presencia policial en el pais y la existencia de pena de muerte. Dada la importancia de la disuasi6n en la literatura sobre crimen, se intent6 incluir esas varia- bles en el modelo central, pero se desech6 por la limitada disposici6n de datos de corte transversal para esas variables. La segunda extensi6n se ocupa de los efectos de dos aspectos de las drogas ilegales, a saber, la producci6n de drogas en el pais y la tasa de posesi6n de drogas. La tercera extensi6n considera aspectos demograficos. En particular, se estudia si el grado de urbanizaci6n y la composici6n etarea de la poblaci6n tienen alguin efecto en la incidencia del crimen violento. Cuarto, se explora con mayor profundidad la relaci6n entre la desigualdad y el crimen violento, considerando los efectos de otras variables estrechamente ligadas con la desigualdad de ingresos. Estas variables son el nivel de desigualdad educacional, cl grado de polarizaci6n de los ingresos y el alcance del fraccionamiento etnico y linguiistico de la poblaci6n. La quinta extensi6n se ocupa de la relaci6n entre el capital social y el crimen violento. Para este prop6sito se analiza el efecto de disminuci6n del crimen de mcdidas de confianza entre los miembros de una comunidad y la participaci6n en organizaciones voluntarias religio- sas y en organizaciones voluntarias seculares. Datos sobre crimen70 Una de las razones por las que los estudios que usan muestras de paises son poco comunes, es que es dificil comparar tasas de crimen entre paises. Los temas de mala medici6n asociados con variables agregadas son bastante severos en la mayor parte do los datos sobre crimen. El subreporte esta extendido en paises con sistemas policiales y judiciales de baja calidad y poblaciones pobremente educadas. Do hecho, Soares 70. Para detalles sobre las definiciones y fuentes de los datos de crimnen y de las otras variables, ver el Cuadro Al en cl apcndice. 20 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA encuentra que el alcance del subreporte esta negativamente correlacionado con el nivel de desarrollo7'. El subrcporte es mas pronunciado para los crimenes contra posesiones de bajo valor (tal como robos comunes) y para crimenes que implican un estigma social para la victima (como la violaci6n). Para reducir los sesgos causados por errorcs de mcdici6n, este trabajo se centra en los tipos de crimenes quc estan menos afectados por malas mediciones y tarnbien emplea una metodologia econometrica que se hace cargo de errores de medici6n sistematicos. Los tipos de crimenes caracterizados en el analisis son los homicidios intencionales y los robos. Los robos son mas probables do ser reportados que otros crimenes contra la propiedad porque incluyen un componente violento, lo cual da a las victimas una raz6n adicional para reportar el crimen. De todos los tipos do crime- nes, las estadisticas de homicidios intencionales son las que menos sufren do proble- mas de subreporte, subregistro y no unifonnidad de definiciones, y la incidencia de homicidios parece ser una buena medida aproximada de otros tipos de crimoncs co- munes. De acuerdo con Donohue, "mientras los datos de homicidios puedon no ser reflejos perfectos de la tendencia temporal en todos los crimenes, estos datos parecen seguir bastante bien el patr6n de la mayoria de los otros crimenes sucedidos en la callc, durante los periodos en que existen datos bastanto precisos para esos otros tipos de crimenes ... Aunque los asesinatos podrian no ser una medida aproximada perfecta del crimen, simplemente es la mejor quo tcnemos"72. En la medida que los homicidios intencionales y los robos sean buenas aproximaciones para el climen global, las conclusiones de este trabajo se aplican a las actividades criminales am- pliamente entendidas. Sin cmbargo, si ostos tipos de crimenes son una buena aproxi- maci6n principalmente para el crimen violento, entonces los resultados de este traba- jo se aplican mas reducidamente. Una importante pregunta, por lo tanto, os si nuostras mcdidas de homicidios, las cuales fueron obtenidas de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organizaci6n Mundial de la Salud (oMs) estan correlacionadas con crimenes menores, los que son represen- tados en el analisis a traves de modidas de robos tomadas do la ONU y datos de en- cuostas de victimizaci6n. (Vor mas adelante para informaci6n adicional sobre defini- ciones de los datos y cobertura de las bases de datos de la ONU y de la OMS). Para entregar una respuesta preliminar a esa pregunta, se examina la corrolaci6n por pares de variables entre las tasas do homicidios usadas en este trabajo, las tasas de robos y las tasas de victimizaci6n para una pequeiia muestra de paises desarrollados y en desarrollo. Las tasas de victimizaci6n son las reportadas por Newman. Esas tasas corresponden al porcentajc do oncuostados quo responden que fueron victimas de 71. Soares (1999). 72. D)onohue (1998, p. 1425). CRIMEN Y VIC'TIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECON6MICA 21 algun tipo de crimen durante un periodo de cinco afios entre 1989 y ]99673. Para obtener algun grado de comparabilidad, sc utiliza el promedio de tasas dc homicidio y robos de la ONU y de la OMS para un periodo comparable, a saber, 1990-94. El analisis de correlaci6n fue realizado con los logaritmos naturales de las variables mencionadas en orden a eliminar la influencia de las unidades de medici6n. Para cada correlaci6n se utiliz6 una muestra lo mas grande posible, lo que en cl mejor caso consiste en 21 paises, ineluyendo 12 industrializados y 9 en desarrollo. El Cuadro 1 muestra las correlaciones simples de cada pareja, los valores-p y cl niumero de paises incluidos en cada submucstra. Todas las correlaciones son positi- vas indicando que las tasas de homicidios, de robos y las tasas de victimizaci6n estan correlacionadas entre paises. Adeinas s6lo las correlaciones entre las tasas de homi- cidios intencionales de la ONU y las tasas de robos de la ONU, y entre las tasas de robos de la ONU y las tasas de victimizaci6n no son estadisticamente significativas. La corrclaci6n mas alta es entre la tasa de homicidios intencionales de la ONU y la tasa de victimizaci6n (0,77, valor-p dc 0,00), seguida dc cerca por la correlaci6n entre las tasas de homicidios de la ONU y de la OMS (0,73, valor-p de 0,00). La corre- laci6n entre los homicidios dc la OMS y la tasa dc robos dc la ONU es bastantc alta (0,61) y es estadisticamente significativa al 1%. Las tasas de homicidios de la OMS estan tambien altamente correlacionadas con las tasas de victimizaci6n (0,52) y esta correlaci6n es significativa al 5%. Aunque esta ovidencia no es definitiva, sugicre quc los homicidios estan altamente correlacionados con las tasas de victimizaci6n entre paises. Por otro lado, la baja correlaci6n entre las tasas de robos y las tasas de victimizaci6n es probablemente el resultado de errores de mcdici6n en la tasa dc robos (por subdeclaraci6n y subregistro). Esta evidencia preliminar sugiere que las tasas de homicidio son probableinente buenas medidas aproximadas para el crimen en general, espccialmente porquc parecen estar altamente correlacionadas con las tasas de victimizaci6n entre paises. Como fue mencionado, se trabaja con dos fuentes intemacionales de estadisticas ofi- ciales sobre crimen. La primera corresponde a los United Nations World Crime Swsvevs (ON U), que recolecta estadisticas crimninales desde los ministerios de Justicia nacionales. Esta fuente entrega estadisticas sobre el nuimero de homicidios intencionales y robos reportados por la policia. La base de datos consta de un panel no balanccado de prome- dios de 5 afios no-traslapados cubriendo el periodo 1970-94 para 45 paises para las tasas de homicidios y 34 paises para las tasas de robos. La base de datos incluida en las regresiones fue seleccionada sobre la base de la calidad do los datos disponibles sobre crimen y la disponibilidad do al monos tres observaciones consecutivas74. 73. Newman (1999), apendice estadistico. 74. Para controlar por la calidad se excluycron los paises que tenian aumentos de 10 veces o mas en cl n6mero de crimenes reportados de un afo a otro. La presunci6n subyaciendo este criterio es que tales grandes saltos en las 22 CRIMEN Y VIOLkNCIA EN AM1RICA LATINA Cuadro I Correlaci6n simple entre las tasas de homicidios, robos y victimizaci6na Homicidios OMS Homicidios ONU Robos ONU Tasas de victimizaci6n Homicidios OMS 1,00 Homicidios ONU 0,73 1,00 (0,00) N=21 Robos ONU 0,61 0,42 1,00 (0,01) (0,11) N=16 N=15 Tasas de victimizaci6n 0,52 0,77 0,42 1,00 (0,04) (0,00) (0,18) N=15 N=14 N=12 Fuente: Calculos de los autores basandose en datos de la Organizaci6n Mundial de la Salud (OMS); las Naciones Unidas (ONU), United Nations Surveys of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems, varias ediciones; G raeme Newman, ed., 1999, Global Report on Crime and Justice, Oxford University Press. a. los valores p se presentan entre parentesis abajo de la correspondiente correlaci6n; N es el numero de observaciones de paises; todas las variables estan expresadas en logaritmos naturales. Las muestras de las regresiones basadas en los datos de la ONU presentan algun balance entre observaciones para paises desarrollados y en desarrollo: 16 de 45 pai- ses en las regresiones de homicidios y 14 de 34 en las regresiones de robos son paises industrializados. Sin embargo, esas muestras excluyen paises del Africa del Sub- Sahara, debido a la falta de datos para tres periodos consecutivos de 5 afnos. La segunda fuente de estadisticas es la informaci6n de mortalidad de la Organiza- ci6n Mundial de la Salud (oMs), la que recolecta esta informnaci6n de los registros nacionales de salud. Esta fuente entrega una segunda medida para la incidencia de homicidios de un pais. En la base de datos de la OMS un homicidio se define como la muerte provocada a prop6sito por otra persona, y que ha sido determinado por un funcionario publico de salud acreditado. La muestra de la regresi6n basada en los datos de la OMS consta de un panel no balanceado de promedio de 5 anios no traslapados para el periodo 1965-95 y que cubre cerca de 45 paises desarrollados y en desarrollo. A pesar de la similitud en el nuimero total de paises, la composici6n de las bases de datos de la OMS y de la ONU son algo diferentes. En los datos de la OMS, los paises industrializados y de America Latina estan sobrerrepresentados 7. series podrian deberse s6lo a cambios en las definiciones o en los estandares de declaraci6n. Para intoninaci6n mas detallada sobre c6mo los datos fueron depurados, verel apcndice en Fajnzylber, Lederman y Loayza (1998). 75. La muestra de la regresi6n basica usando datos de la OMS consta de 20 paises de la OECD, lO de Latinoamerica, 5 del Caribe, 4 del Este de Asia, 3 de Europa del Este, y de Asia central y 3 paises de Africa y del Medio Oriente. CRIMEN Y VICTIM[ZACI6N: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 23 La mayor parte de los ejercicios empiricos discutidos mas abajo se basan en la basc de datos de la ONU, porque esa base permite la comparaci6n entre los resultados para los homicidios y para los robos. Sc utiliza la base de la OMS para estudiar la robustez de los resultados respecto del modelo econ6mico basico y examinar en ma- yor profundidad la relacion entre desigualdad y crimen violento. En ese caso, la ma- yor cobertura temporal de la base de la OMS es una ventaja importante dado que, para los objetivos de ese ejercicio, se debe considerar un indice de polarizaci6n que tiene una cobertura bastante mas limitada. Metodologia econometrica La mayor parte del analisis empirico de esta secci6n emplea el estimador dc meto- do generalizado de momentos (GMM) aplicado a modelos dirnamicos de paneles de datos76. Esta metodologia permite usar cl panel de datos para controlar por la endogeneidad conjunta del crimen y sus determinantes y por la presencia de efectos no observados especificos a cada pais, tales como errores sistematicos de mcdici6n en las estadisti- cas de crimen77. El hecho de trabajar con un panel de datos y con el estimador GMM dinamico permite superar algunos de los problemas de estimaci6n que han complicado a los estudios empiricos sobre las causas del crimen. Combinar la dimensi6n de series de tiempo con la dimension de corte transversal de paises puede agregar infonnaci6n importante, permitiendo tanto una especificaci6n mas rica del modelo como disponer de modos de controlar por endogencidad conjunta y efectos no-observables especifi- cos a cada pais. Respecto de la especificacion del modelo, primero se consideran las variables que causan las diferencias en las tasas de crimen entre paises. Estas son variables que cambian lentamente sobre el tiempo pero varian significativamente de un pais a otro. Ejemplos de estas variables incluyen la desigualdad del ingreso nacio- nal y las condiciones geograficas favorables a la producci6n de drogas ilegales. Se- gundo, se considera la informacion de variables que varian significativamente a lo largo del tiempo. Este es el caso del crecimiento del PIB, cuya varianza en la serie de tiempo pennite estudiar los efectos del ciclo economico sobre la incidcncia del cri- men. El panel de datos tambien subraya cl efecto de variables que varian considera- blemente tanto a lo largo del tiempo como entre paises. Ese es el caso de indicadores 76. El estimador GMM fue desarrollado por Chamberlain (i Ii, Holtz-Eakin, Newey y Rosen ( iu- i, Arellano y Bond (1991); y Arellano y Bover (1995). 77. Para una exposici6n mas detallada de la metodologia de estimaci6n de pancles dinimicos, ver Fajn7ylber, Lederman y Loayza (2000). 24 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMPRICA LArINA de desarrollo global, tales como el producto nacional bruto (PNB) per capita, la esco- laridad, la presencia policial, la urbanizaci6n y la composici6n etarea de la pobla- ci6n. Tercero, al considerar los patrones de las tasas de crimen para un pais determi- nado a lo largo del tiempo, es posible estudiar si existe inercia en las tasas de crimen. Los modelos de regresi6n incorporan el efecto de la inercia agregando la tasa de crimen rezagada como valiable explicativa. Respecto a la correcci6n de estimaciones sesgadas, en primer lugar se controla la endogencidad conjunta de algunas de las variables explicativas. Es probable que la incidencia del crimen no sea s6lo impulsada por algunas variables econ6micas y sociales, sino que tambien las afecte. Por ejemplo, si el crimen ocurre principalmente entre los pobres, mayores niveles de crimen pueden resultar en una mayor desigual- dad del ingreso. Igualmente, mayores tasas de crimen pueden ahuyentar la inversi6n domestica y de ese modo afectar al crecimiento econ6mico. En casos extremos la incidencia del crimen y la violencia pueden alterar la estructura urbana dc un pais y su composici6n etarea. Controlar por la endogeneidad conjunta es esencial para obte- ner estimadores consistentes del efecto de varias variables econ6micas y sociales sobre las tasas del crimen. El estimador GMM usa la estructura de panel de los datos para identificar instrumentos para las variables explicativas. Estos son las mismas variables explicativas rezagadas. Estos son instrumentos apropiados bajo el supuesto de que el t6rmino de error no presenta correlaci6n serial. Como se explica mas ade- lante, la validez de este supuesto puede ser contrastada estadisticamente. Finalmente, el estimador GMM de paneles de datos dinamicos permite controlar por el efecto de variables no observadas que varian poco sobre el tiempo y que de este modo pueden ser considerados como efectos especificos al pais. Los paises pue- den diferir en el grado al cual los ciudadanos subdeclaran los crimenes, por ejemplo, y pueden usar diferentes definiciones y criterios para registrar las estadisticas de crimen. Teniendo en cuenta que los factores que determinan la subdeclaraci6n -o el subregistro- de las tasas de crimen son relativamente estables en el tiempo, su impac- to puede ser modelado con la inclusi6n de un componente en el termino de eiTor que es especifico a cada pais y que es constante en el tiempo. Adicionalmente, este termi- no puede capturar efectos no observables que son detenninantes del crimen y que estan relacionados con la tolerancia y la preferencia de cada sociedad por actividades violentas e ilegales, considerando que estas son caracteristicas relativamente esta- bles en el tiempo. Los estimadores GMM de paneles controlan por la presencia de efectos no observados especificos a cada pals o por diferenciar la ecuaci6n de la regresi6n (en cuyo caso los instrumentos apropiados son los niveles rezagados de las variables explicativas) o por usar las diferencias rezagadas de las variables explicati- vas como instrumentos (en cuyo caso la regresi6n es especificada en niveles). La versi6n particular de la metodologia GMM quc se utiliza es el lIlanado estimador de sistema GMM, el cual usa ambos m6todos para controlar por los efectos especificos CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 25 no observados. Esto es, las regresiones en niveles y en diferencias (cada una adecua- damente instrumentalizada) son estimadas conjuntamente en un sistema. La consistencia dcl estimador GMM depende de si los valores rezagados de las variables explicativas son instrumentos validos en las regresiones de las tasas de crimen. Este tema es estudiado usando dos contrastes de especificacion sugeridos por Arrellano y Bond". El primero es el contraste de Sargan de sobreidentificaci6n de las restricciones, que prueba la hip6tesis nula de validez global de las restricciones de los instrumentos, analizando los analogos de las condiciones de momentos de la muestra usada en el proceso de estimaci6n. El fallo de un rechazo de este contraste le da apoyo al modelo. El segundo contraste examina la hip6tesis que el t6nnino de error no presenta correlaci6n serial. Se contrasta si el termino de error diferenciado (esto es el residuo de la regresi6n en diferencias) esta serialmente correlacionado de primer y segundo orden. La correlaci6n serial de primer orden del tenmino de error diferenciado es esperable dado que auin si el tdrmino de error original (en niveles) no esta correlacionado, a menos que el uiltimo siga un camino aleatorio. La correlaci6n serial de segundo orden de los residuos diferenciados indica que el termino de error original presenta correlaci6n serial y que los instrumentos estan mal especificados. Por otro lado, si no se rechaza la hip6tesis nula de correlaci6n serial de segundo orden, es posible concluir que el tennino de error no esta correlacionado serialmente y que las condiciones de momentos estan bien especificadas. 2.2 Resultados Determinantes economicos bdsicos Con base en la literatura macroecon6mica y microecon6mica previa, se consideran las siguientes variables como determinantes econ6micos basicos de las tasas de cri- menes violentos: 1) PNB per caipita (en logaritmo), como una medida del ingreso promedio nacional y como una medida aproximada del desarrollo global del pais; 2) el numero promedio de afios de educaci6n de la poblaci6n adulta, como una medida de la escolaridad promedio; 3) la tasa de crecimiento del PIB, como una medida para las oportunidades de empleo y oportunidades econ6micas en general; 4) el coeficien- te de Gini como una medida de la desigualdad de la distribuci6n del ingreso, 5) la tasa de homicidios rezagada (en logaritmo), como una medida de los efectos de inercia del crimen violento. Todas estas variables son tratadas como end6genas en el analisis empirico. Como ya fue mencionado, se procede estimando primero un mode- lo en el que las tasas de crimen son explicadas s6lo por estos determinantes economi- 78. Arellano y Bond (1991). 26 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AME1CA LATINA cos basicos. Luego el modelo basico es extendido incluyendo como potenciales de- terminantes del crimen a factores de disuasi6n, variables relacionadas con las drogas, caracteristicas demograficas de la poblaci6n, indicadores alternativos de desigualdad y medidas de capital social. El Cuadro 2 presenta los resultados sobre el modelo econ6mico basico para las tasas de homicidios y de robos. Para comprobar la robustez de los resultados se usan dos fuentes altemativas para las estadisticas de homicidios, a saber, las Naciones Unidas (ONU) y la Organizaci6n Mundial de la Salud (oMs). Primero, se pucde notar que los contrastes de especificaci6n de Sargan y los contrastes de correlaci6n serial apoyan el estimador GMM y sus supuestos. Este es el caso no s6lo para las 3 regresio- nes presentadas en el Cuadro 2, sino que tambi6n para todos los resultados basados en la metodologia de estimaci6n de sistemas (;MM (cuadros 3 a 6). Las regresiones para los homicidios y los robos del modelo econ6mico basico indican que la tasa de crecimiento del PIB, el grado de desigualdad del ingreso medido por el indice de Gini y las respectivas tasas de crimen rezagadas detenninan de un modo significativo y robusto a las tasas nacionales del crimen. Cuadro 2 Modelo econ6mico basico, usando el estimador de sistema del Mbtodo de los Momentos Generalizados (GMM) a Variable dependiente (en logs) Tasa de homicidios Tasa de homicidios Tasa de robos Fuente de datos OMS ONU ONU [1] [2] [3] Constante 0.8171 -0.3886 -0.4965 12.13937 -0.52762 -0.86584 Variable dependiente rezagada 0.8376 0.7263 0.7673 12.1394 12.2731 23.4132 Tasa de crecimiento -0.0115 -0.0239 -0.1468 (% anual de cambio en el PIB real) -6.4619 -2.9616 -10.3282 Ingreso promedio -0.0805 0.0090 0.1280 (Log del PNB per capita en d6lares) -7.4297 0.0783 2.4637 Desigualdad de ingresos 0.0035 0.0146 0.0258 (Coeficiente de Gini) 5.9282 2.2671 3.7501 Escolaridad -0.0013 0.0354 -0.0016 (ahos promedio de educ., adultos) -0.2347 0.6907 -1.3333 No. paises 48 45 34 No. observaciones 193 136 102 Contrastes de especificaci6n (valores-p): (a) Contraste de Sargan 0.532 0.226 0.446 (b) Correlaci6n seral: Primer orden 0.008 0.068 0.043 Segundo orden 0.592 0.284 0.803 Fuente: Calculo de los autores basandose en los datos de la OMS, Mortality Statistics; ONU, World Crime Surveys. a. los estadisticos-t son presentados bajo los coeficientes correspondientes; para detalles sobre las definiciones y fuentes de las variables, ver el Apendice. CRIMEN Y VICT'IMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECON6MICA 27 Los coeficientes del PNB per capita cambian de signo y significancia en cada una de las tres regresiones, mientras que la escolaridad promedio no es estadisticamente significativa en ninguna de ellas. De modo que el nivel de desarrollo econ6mico, medido por estas dos variables, no parece tener un efecto sobre la incidencia de las tasas dc crimen violento. El hecho que el ingreso per capita no tenga un efecto claro sobre el crimen violento cuando se mantiene la desigualdad del ingreso constante puede ser interpretado como que el iiivel de pobreza no induce al comportamiento criminal. Sin embargo, cuando se combina el efecto positivo de la desigualdad del ingreso sobre el crimen con el efecto similar de una menor tasa de crecimiento del PIB, es posible concluir que la tasa de superaci6n de la pobreza es un deterrninante signiificativo de las tasas de crimen violento. La falta de significancia de la escolari- dad en las regresiones de crimen violonto confirma el enigma de la educaci6n obser- vado en primer lugar por Ehrlich79. La incidencia pasada del crimen es otro determinante significativo de las tasas de crimen violento, lo que presenta evidencia de la existencia de ciclos de crimen alto. El crimen pasado puede reproducir crimen en el futuro a traves de un par de canales. Primero, los costos de desarrollar actividades criminales disminuycn con el paso del tiempo, dado que, como en cualquier otra actividad, los criminales aprenden al ejer- citar la actividad80. Las perdidas morales de quebrantar la ley pueden tambien disini- nuir por las interacciones sociales con otros criminalcs, y las oportunidades laborales en el mercado laboral legal probablemente se reducen por el estigma asociado con registros criminales en el pasadoil. Un segundo canal que explica la observada iner- cia criminal es que la policia y el sistema judicial no son capaces de responder a los saltos en la incidencia del comportamiento criminal, lo que incentiva mas aun al criinen al reducir las probabilidades percibidas de aprension y condena de los crimi- nalos82. La inercia criminal implica que los efectos de largo plazo de un cambio sostenido en una variable que afecta el crimen es un mlitiplo de su efecto de corto plazo (el cual esta dado por su respectivo coeficiente, como se reporta en los cuadros 2 a 6). En el caso de los homicidios los efectos de largo plazo son 3,7 veces los efectos de corto plazo, mientras que en el caso de los robos son 4,3 veces los efectos de corto plazo. En el caso do iinovaciones transitorias, la inercia criminal implica que el efecto de la innovaci6n sigue mas tiempo que la innovacidn en si misma. De acuerdo con los coeficientes de persistencia estimados, la vida media de una innovacion de un perio- 79. Ehrlich (1975b). 80. Ver Glaeser, Sacerdotc y Scheinkman (1996). 81. Ier Leung (1995). 82. Ver Sah (1991): Posada (1994). 28 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA do a la tasa de homicidios es 2,2 periodos, y la correspondiente vida media para la tasa de robos es 2,6 periodos. El impacto negativo del crecimiento del PIB sobre las tasas de crimen violento indica que la incidencia del crimen es contraciclica y que el estancamiento de la actividad econ6mica induce una elevada actividad criminal. Al aumentar la dispo- nibilidad de oportunidades de trabajo y al incrementar los salarios en el sector legal vis-i-vis el mercado laboral criminal, el crecimiento econ6mico tiene un efecto de reducci6n sobre el crimen. El hecho que este resultado permanezca no s6lo para los robos, sino tambien para las tasas de homicidios, puede indicar que una importante fracci6n de los homicidios resulta de crimenes econ6micamente motivados que se transforman en violentos83. Los coeficientes estimados para la tasa de crecimiento no son s6lo estadisticamnente significativos sino tambien econ6micamente importantes por su magnitud. Para los homicidios, el coeficientc estimado implica que un aumento de uno por ciento en el crecimiento del PIB esta asociado con una disminuci6n en el corto plazo de 2,4% en la tasa de homicidios. En el caso de los robos un incremento similar en el crecimiento del PIB produce una caida en el corto plazo de la tasa de robos de un 13,7%, esto es, mas de 5 veces mas alta que para la tasa de homicidios. De este modo la actividad econ6mica, usando el crecimiento del PIB como medida aproximada, tiene un impac- to mas grande sobre los crimnenes tipicamente econ6micos, tales como los robos, que sobre los crimenes violontos, tales como los homicidios. El efecto positivo de la desigualdad del ingreso sobre las tasas de homicidios y robos puede ser interpretado como la diferencia entre los retornos del crimen (medi- do por el ingreso de las victimas) y el costo de oportunidad (medido por el ingreso legal de los ciudadanos menos favorecidos). Este argumento, inicialmente hecho por Ehrlich, esta basado en el supuesto que las victimas sean relativamente mas ricas que los agresores. Esto podria no aplicarse a los crimenes donde las victimas y los perpetradores comparten caracteristicas economicas y sociales comunes84. Una inter- pretaci6n altemativa del vinculo positivo entre la desigualdad y el crimen es que en los paises con mayor desigualdad, los individuos tienen menores expectativas de mejorar su estatus econ6mico y social a traves de las actividades econ6micas legales, lo cual decreceria el costo de oportunidad de participar en tentativas ilegales. Percep- ciones pesimistas de progreso econ6mico a traves de actividades legales podria tain- bien producir una relajamiento del dilema moral asociado a quebrar la ley. 83. Una explicaci6n altemativa es que las condiciones econ6micas pueden lener un impacto cognitivo sobre los ihdividuos afectando sus valores morales o la tolerancia al crimen. 84. Ehrlich (1973, pp. 538-40). CRIMLN Y VICIIMIZAC16N: UNA PERSPEC'1IVA ECONOMICA 29 Otros factores podrian explicar el vinculo positivo entre desigualdad y crimen. Bourguignon argumenta que "la significancia de la desigualdad como determinante del crimen en un corte transversal de paises puede deberse a factores no observados que afecten simultAneamente a la desigualdad y al crimen antes que a alguna relaci6n causal entre las dos variables"85. Un factor que podria producir una correlaci6n espu- ria entre desigualdad del ingreso y tasas de crimen es la limitada cantidad y la desi- gual distribuci6n de los esfuerzos de prevenci6n que podrian estar presentes en las sociedades mas desiguales. Esta posibilidad es explorada mas adelante cuando se incluyen medidas de disuasi6n en nuestro modelo empirico. Otros factores que pue- den afectar tanto la distribuci6n del ingreso como las tasas de crimen son la existen- cia de desigualdades educativas y cl grado de polarizaci6n ctnica y de ingresos, lo cual tambien sera discutido mas adelante. Analisis adicionales indican que la des- igualdad del ingreso tiene un impacto independiente sobre las tasas de homicidio intencional y las tasas dc robos. Esto es consistente con la observaci6n de Neapolitan y LaFree de que el resultado mas robusto de las investigaciones que usan datos de cortes transversales de paises es la relaci6n entre desigualdad del ingreso y homici- dios"6. Esta conclusi6n no s6lo es derivada a partir de estudios basados en estadisti- cas oficiales sino que tambien esta presente en las investigaciones basadas en las tasas de victimizaci6n tomadas de encuestas de hogares. Usando los International Crimne Victim Surveys desarrollados por el United Nations Interregional Crime and Juistice Research Institiute (Unicri), Soares encuentra un significativo efecto de la desigualdad del ingreso que induce al crimen87. Tal como en el caso del crecimiento econ6mico, el efecto de la desigualdad parece ser importante. De acuerdo con las estimaciones punto, un aumento de uno por ciento en el coeficiente Gini esta asociado con un 1,5% de incremento en las tasas de homi- cidios y un incremento de 2,6% en las tasas de robos. Estos son los efectos de impac- to. Si el efecto del aumento en el indice Gini representa un empeoramiento peina- nente en la desigualdad del ingreso, los efectos permanentes son 3,7 y 4,3 veces mas altos para las tasas de homicidios y robos, respectivamente. Los principales resultados del modelo basico son muy robustos. La tasa de crimen rezagada, el crecimiento del PIB y el indice Gini estan siempre significativamente vinculados con la incidencia de homicidios y robos en todas las extensiones al mode- lo econ6mico basico que se consideran mas adelante. Ademas los efectos de estas variables son robustos a la inclusi6n de variables regionales, los cuales se piensa que pueden capturar caracteristicas especificas dc las regiones que no pueden ser medi- das directamente (a saber, factores culturales, sociol6gicos e hist6ricos). En particu- 85. B3ourguignon (1998, p. 2). 86. Neapolitan (1997): LaFree (1999). 87. Soares (1999). 30 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMi[RICA LATINA lar, la variable Latinoamerica no mostr6 significancia estadistica cuando los detenni- nantes econ6micos fueron incluidos en el analisis econom6trico58. El papel de la disuasion del crimen El papel de los factores de disuasi6n en la incidencia del crimen es uno de los temas mas importantes en la literatura econ6mica sobre esta materia. El analisis que se realiza sobre los factores de disuasi6n es, sin embargo, bastante limitado debido a la falta de datos comparables entre paises. Se utilizan dos variables como medidas aproxi- madas de la probabilidad de ser capturado y de la correspondiente severidad de las penas: el nfimero de personal policial por cada 100.000 habitantes y la existencia de pena de muerte en el pais. La utilizaci6n de la pena capital en un pais se supone que es un indicador de la severidad global de la legislaci6n respecto de los castigos a los delincuentes. La limitada disponibilidad de los datos (en el caso de los datos de poli- cias) y la limitada variabilidad a lo largo del tiempo (cn el caso de la pena de muerte) impiden tratar a las dos variables como end6genas en la estimaci6n del sistema GMM. Sin embargo, para disminuir la endogeneidad al interior del pais (esto es, el hecho que ellas pueden responder a cambios en la tasa de crimen del pais), se incluyen en las regresiones de crimen como el promedio para el periodo 1970-94 completo o para cl subpcriodo en que se encuentran disponibles ". Los resultados sobre el efecto de la disuasi6n son presentados en el Cuadro 3. Aunque el uso de promedios a lo largo de todo el periodo disminuye la endogeneidad al interior del pais, todavia se mantiene la endogeneidad entre paises (esto es, el hecho de que los paises con mayor incidencia del crimen tienden a tener una mayor fuerza policial y legislaciones criminales mas duras). La existencia de causalidad inversa produciria un sesgo positivo en la estimaci6n de los coeficientes de ambas variables. Encontrar un coeficiente negativo y significativo de las medidas de disuasi6n implica que su efecto en la reducci6n del crimen es lo suficientemente grande como para superar el sesgo positivo causado por la causalidad inversa. Ese es el caso para las regresiones de homicidios: los coeficientes estimados tanto para la fuerza policial como para la pena de muerte son negativos y significativos. En contraste, los resulta- dos de la disuasi6n para la tasa de robos no estan bien definidos. Primero, el niimero de policias, relativo al tamafno de la poblaci6n, prcsenta un coeficiente positivo y 88. I'er Fajnzylber. Loayza y Lederman (2000). Aunque el signo y la significanicia de los determinantes claves del crimen son robustos, su magnitud no es muy estable en diferentes regresiones. Esto no es sorprendente dado que, primero, las muestras en las diferentes regrcsioncs no son las mismas y, segtndo, los coeficientes son estimnados con un metodo de variables instrumientales. 89. Algunos pafses cambiaron su postura frente a la pena de muerte entre 1970 y 1994; por lo tanto, el indicador de la pena de mucire usado en las regresiones varia entre 0 y 1. CRIMEN Y VIC''INIIZAC'ION: UNA PERSPECTIVA BCONOMICA 31 significativo, el que probablemente refleja la causalidad que va de las tasas de robos a la presencia de personal policial. Segundo, el indicador de la pena de muerte no tiene una relacion significativa con la tasa de robos. Esto puede indicar o que la pena de muerte no esta fuertemente asociada con los demas castigos para estos crimenes o que en el caso de los robos el sesgo de causalidad inversa es mas fuerte que para los homicidios. Cuadro 3 Regresiones de los efectos disuasi6n, usando el estimador de sistema (GMM) a Personal policial Pena de muerte Tasa Tasa Tasa Tasa de homicidios de robos de homicidios de robos Variable dependiente (en logs) [1] [2] [3] 14] Constante -3.5098 -0.1555 0,4234 -0,1231 -4.6884 -7.3205 0,4549 -8,8430 Variable dependiente rezagada 0.4820 0.8026 0,7267 0,9286 5.2070 26.9728 12,0864 23,6425 Tasa de crecimiento -0.0395 -0.1555 -0,0037 -0,1231 (% anual de cambio en el PIB real) -2.6655 -7.3205 -0,4563 -8,8430 Ingreso promedio 0.4227 0.0798 -0,1185 -0,0211 (Log del PNB per capita en d6lares) 2.8993 2.2198 -0,9845 -0,2752 Desigualdad de ingresos 0.0377 0.0270 0,0178 0,0257 (Coeficiente de Gini) 4.3166 5.4259 2,1770 2,4630 Escolaridad -0.0554 0.0002 0,0762 -0,0014 (arios promedio de educ., adultos) -0.7109 0.1739 1,6568 -0,6016 Tasa de policias -0.0009 0.0008 (No. por 100.000 personas) -1.8348 2.8878 Pena de muerte -0,3457 0,0354 (Variable dicot6mica) -2,5133 0,2709 No. paises 41 33 43 33 No. observaciones 124 99 131 98 Contrastes de especificaci6n (valores-p): (a) Contraste de Sargan 0.306 0.452 0,421 0,433 (b) Correlaci6n serial: Primer orden 0.171 0.034 0,135 0,033 Segundo orden 0.636 0.766 0,318 0,821 Fuente: Calculo de los autores basandose en los datos de ONU, World Crime Surveys. a. los estadisticos-t son presentados bajo los coeficientes correspondientes; para detalles sobre las definiciones y fuentes de las variables, ver el Apendice. 32 CRIMEN Y VIOLENCiA EN AMlRICA LATINA Actividades relacionadas con las drogas La existencia de industrias criminales rentables entrega un importante incentivo a cometer crimenes. Esta subsecci6n se focaliza en una de dichas industrias, a saber, el comercio ilegal de drogas. Esto es un determinante potencialmente importante del crimen no s6lo porque el comercio de drogas es altamente rentable sino tambien porque utiliza una tecnologia muy intensiva en violencia. Se utilizan dos variables como indicadores del tamano de la industria ilegal de drogas en cada pais. El primero es el numero de delitos por posesi6n de drogas en cada 100.000 personas. Esta varia- ble no mide la escala del consumo presente de drogas en un pais dado, sino que s6lo la fracci6n que es considerada ilegal en la legislaci6n nacional y que ademas ha sido detectada por las instituciones que velan por el cumplimiento de la ley. De modo quc esta variable refleja no s6oo el tamaino de la poblaci6n que consume drogas, sino tambien el grado de tolerancia de la sociedad a su consumo. La variable se incorpora como el promedio para todos los afios que esta disponible y es tratada como una variable ex6gena. Como en el caso de los factores de disuasi6n, la disponibilidad de datos impide controlar por la endogeneidad de la posesion de drogas a las tasas de crimen. El segundo indicador sobre cl comercio de drogas es una variable dicot6mica que toma el valor de 1 cuando un pais esta listado como un productor significativo de cualquier droga ilegal en cualquiera de las ediciones del International Narcotics Control Strategy Report del Departamento de Estado de los Estados Unidos (publi- cado anualmente desde 1986). Dado que esta variable no varia a lo largo del tiempo, se considera como ex6gena en las regresiones correspondientes90. Los resultados de los efectos sobre el crimen de las variables relacionadas con las drogas son presentados en el Cuadro 4. Las regresiones de homicidios y robos dific- ren claramente. En el caso de los homicidios tanto la posesi6n como la producci6n de drogas tienen un significativo efecto positivo. Esto es consistente con la noci6n que el comercio ilegal de drogas esta acompaniado usualmente por disputas violentas en- tre productores y distribuidores para ganar participaci6n de mercado. Sin embargo, el efecto positivo de la posesi6n de drogas sobre las tasas de crimen no puede ser interpretado como el efecto del consumo de drogas sobre los homicidios per se, por- que una alta tasa (detectada) de posesi6n de drogas puede tambien ser consecuencia de una legislaci6n severa con el consumo de drogas ilegales. 90. La falta de datos impide controlar directamente por la endogeneidad conjunta de las variables relacionadas con las drogas, como fue posible en el caso del modelo b.sico con las variables econ6micas. De modo que se utilizan los promedios por pais (esto es sin variaci6n temporal) para minimizar la endogeneidad de las tasas de crimen dentro del pais. En el caso de la variable que identifica a los paises productores de drogas. Ia producci6n de drogas ilegales responde principalmente a caracteristicas climdticas (tales como la lluvia abundante en los bosques de Colombia y Bolivia) o a la ubicaci6n geogrhfica (como la proximidad de Mexico a Estados Unidos, con su alta demanda por drogas). De modo que esta variable no es influida por las tasas de crimen existentes en el pais. D)e cualquier modo, se reconoce que no se esth controlando por la endogeneidad entre paises entre las tasas de crimen y las variables de producci6n y posesi6n de drogas. CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECIIVA ECON6MICA 33 En contraste, tanto la variable de producci6n de drogas como la tasa de crimen por posesi6n de drogas presentan un coeficiente sorprendentemente negativo y significa- tivo en las regresiones para la tasa de robos. Una explicaci6n para este resultado es que las actividades relacionadas con las drogas son substitutas de los crimenes moti- vados econ6micamente. Mientras que los homicidios pueden ser considerados un subproducto de las actividades relacionadas con las drogas ilegales (lo que explica su asociaci6n positiva), los robos pueden competir por recursos con esas actividades (resultando en un coeficiente negativo). Por otro lado, esta explicaci6n contradice la visi6n de que la existencia de redes de productores y distribuidores de drogas ilegales genera una extemalidad que favorece el crecimiento de las actividades criminales. Cuadro 4 Regresiones para el efecto de las actividades relacionadas con las drogas, usando el estimador de sistema GMMa Producci6n de drogas Posesi6n de drogas Tasa Tasa Tasa Tasa de homicidios de robos de homicidios de robos Variable dependiente (en logs) [1] [2] [3] [4] Constante -1.0537 -0.1288 -1,3046 -1,3643 -1.5102 -7.8744 -1,7084 0,3510 Variable dependiente rezagada 0.6007 0.7862 0,6230 0,8194 9.3867 22.4419 9,6495 28,2520 Tasa de crecimiento -0.0316 -0.1288 -0,0259 -0,1268 (% anual de cambio en el PIB real) -3.7848 -7.8744 -2,0995 -5,8804 Ingreso promedio 0.0776 0.0227 0,1076 0,1907 (Log del PNB per capita en d6lares) 0.7032 0.4330 0,7627 4,6464 Desigualdad de ingresos 0.0165 0.0204 0,0306 0,0292 (Coeficiente de Gini) 2.5928 4.1203 5,4550 5,7035 Escolaridad 0.0492 0.0005 -0,0433 -0,0010 (afios promedio de educ., adultos) 1.0932 0.3770 -0,6194 -1,1286 Producci6n de drogas 0.6341 -0.4025 (Variable dicot6mica) 4.1709 -4.1033 Posesi6n de drogas 0,0020 -0,0007 (Tasa de crimenes por posesi6n de drogas) 2,2395 -1,8220 No. paises 45 34 42 33 No. observaciones 136 102 127 99 Contrastes de especificaci6n (valores-p): (a) Contraste de Sargan 0.34 0.682 0,434 0,398 (b) Correlacion serial: Primer orden 0.07 0.041 0,086 0,047 Segundo orden 0.306 0.625 0,340 0,842 Fuente: Calculo de los autores basandose en los datos de ONU, WoHrd Crime Surveys. a. los estadisticos-t son presentados bajo los coeficientes correspondientes; para detalles sobre las definiciones y fuentes de las variables, ver el Apendice. 34 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMERICA LATINA Factores demogrdflcos De acuerdo con la literatura, los factores demograficos pueden contribuir a la inten- sidad de la actividad criminal violenta. Especialmente, un mayor nivel de urbaniza- ci6n puede facilitar el desarrollo de interacciones sociales entre criminales reales y potenciales, disminuyendo de ese modo los costos de cometer crimenes y provocan- do una mayor incidencia de ellos9'. Algunos trabajos recientes tambien han plantea- do que parte de las tendencias en las tasas de criminalidad pueden ser explicadas por la composici6n etarea de la poblaci6n, particularmente la proporci6n de hombres j6venes, a quienes se entiende como mas propensos a la violenCia92. El Cuadro 5 reporta los resultados de las estimaciones cuando se incluye, altema- tivamente, la tasa de urbanizaci6n del pais y la participaci6n de hombres j6venes (entre 15 y 25 afnos) en la poblaci6n total. Estas dos variables explicativas son intro- ducidas como promedios para periodos de cinco afios y son consideradas end6genas en las regresiones para los homicidios y los robos (analogamente a las variables eco- n6micas basicas). Despuds de controlar por las condiciones econ6micas basicas, un mayor grado de urbanizaci6n no esta asociado con mayores tasas de homicidios. En contraste, un aumento en el grado de urbanizaci6n si produce un aumento en la tasa de robos, lo que confirma la visi6n de que los crimenes contra la propiedad son un fen6meno mas urbano que los homicidios. Sobre la composici6n etarea de la pobla- ci6n, no obstante que en Estados Unidos la mayoria de las victimas y homicidas son hombres j6venes, no se encuentra evidencia de que un incremento de la participaci6n relativa de hombres j6venes resulte en un aumento en cualquiera de las tasas de crimenes violentos, en el analisis de corte transversal de paises desarrollados. Desigualdad y polarizacion Esta secci6n examina en mayor profundidad la conexi6n entre las tasas de crimen violento y varias medidas y conceptos relacionados con la desigualdad. Nuestro ob- jetivo es doble. Primero, examinar el efecto positivo sobre el crimen de la desigual- dad educativa, la polarizaci6n del ingreso y de la divisi6n etnica. Estas tres variables estan estrechamente relacionadas con la desigualdad de ingresos. Segundo, estudiar si la relaci6n significativa y robusta entre la incidencia del crimen violento y la desi- gualdad de ingresos puede ser explicada por su correlaci6n con medidas dc desigual- dad educativa y de polarizaci6n. Mas alla de clarificar el papel de la desigualdad de ingresos, considerar la desigualdad de educaci6n en las regresiones de crimen puede ayudar a resolver el enigma de la educaci6n, derivado del resultado que el nivel 91. Ver Glaeser, Sacerdote y Scheinkman (1 996); Glaeser y Sacerdote (I 999a). 92. Ver, por ejemplo, Blumstein y Rosenfeld (1998). CRIMEN Y V[CTIMIZACi6N: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 35 promedio de escolaridad no esta correlacionado, ni siquiera positivamente con la incidencia del crimen. Para medir la desigualdad educacional se utiliza la dispersi6n de la escolaridad dc la poblaci6n adulta derivada de las tasas de matricula y escolari- dad por nivel educacional93. Cuadro 5 Regresiones para los efectos de los factores demograficos, usando el estimador de sistema GMMa Urbanizaci6n Hombres y j6venes Tasa Tasa Tasa Tasa de homicidios de robos de homicidios de robos Variable dependiente (en logs) [1] [2] [3] [4] Constante -0.0542 0.4696 0,4549 0,6048 -0.0932 1.1148 0,7298 1,3929 Variable dependiente rezagada 0.8294 0.7605 0,8413 0,8826 17.0926 18.8387 19,9425 37,23451 Tasa de crecimiento -0.0244 -0.1082 -0,0101 -0,1226 (% anual de cambio en el PIB real) -3.5502 -7.7679 -1,1405 -10,71827 Ingreso promedio -0.0194 -0.0757 -0,1090 0,0206 (Log del PNB per capita en d6lares) -0.2162 -1.1543 -1,3164 0,74065 Desigualdad de ingresos 0.0152 0.0142 0,0194 0,0225 (Coeficiente de Gini) 2.4394 2.7925 2,4155 4,56247 Escolaridad 0.0538 0.0010 0,0820 -0,0004 (anos promedio de educ., adultos) 1.2832 0.5875 1,5793 -0,63664 Urbanizaci6n -0.0060 0.0135 (% de la poblaci6n en centros urbanos) -1.4096 3.6364 Hombres j6venes -0,0352 -0,0360 (% hombres entre 15-34 en la pob.) -1,3575 -1,23783 No. paises 45 34 44 34 No. observaciones 136 102 133 102 Contrastes de especificaci6n (valores-p): (a) Contraste de Sargan 0.439 0.722 0,323 0,591 (b) Correlaci6n serial: Primer orden 0.042 0.046 0,105 0,047 Segundo orden 0.184 0.548 0,213 0,375 Fuente: Calculo de los autores basandose en los datos de ONU, World Crime Surveys. a. los estadisticos-t son presentados bajo los coeficientes correspondientes; para detalles sobre las definiciones y fuentes de las variables, ver el Apendice. 93. Dc Gregofio y Lee (1998). 36 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMIRICA LATINA El grado de polarizaci6n de una sociedad puede ser causa de rebeliones, guerras civiles, tensiones sociales y, por extensi6n, de crimen violento94. Se consideran los efectos de dos tipos de polarizaci6n social, a saber, la polarizaci6n de ingresos y la divisi6n etnica. El concepto de polarizaci6n de ingresos fue introducido formalmente por Esteban y Ray95. Aunque se encuentra relacionado con la desigualdad de ingre- sos, la polarizaci6n de ingresos enfatiza la separaci6n en grandes e intemamente homogeneos grupos de ingresos. La polarizaci6n de ingresos es creciente con respec- to a la diferencia de ingresos entre grupos y con la identificaci6n dentro de cada grupo, donde la identificaci6n depende positivamente del tamafno del grupo y negati- vamente de su dispersi6n intema de ingresos. No es raro que los paises y regiones experimenten movimientos en sentido opuesto de las medidas de desigualdad de in- gresos y polarizaci6n96. Esas medidas se mueven juntas, sin embargo, especialmente dado que las medidas sinteticas de distribuci6n del ingreso, como el indice de Gini, estan mecanicamente relacionadas con las medidas de polarizaci6n. Siguiendo los principios de Esteban y Ray para medidas apropiadas de polarizaci6n, se construy6 un indice de polarizaci6n a partir de la participaci6n en el ingreso nacional de los diferentes quintiles de ingreso97. Las divisiones etnicas son otra fuente de polarizaci6n social. Se utiliza el indice de fraccionamiento etno-linguiistico como una medida de divisi6n etnica. Mauro, Easterly y Levine utilizan estc indice en sus estudios de crecimiento usando muestras de paises, y Collier y Hoeffler documentan el papel que juegan en los conflictos civiles y las guerras9. El indice mide la polarizaci6n etnica hasta un cierto umbral especifico a cada pais. Mas alla de ese nivel, el indice representa dispersi6n etnica mas que polarizaci6n. Un analisis del efecto del fraccionamiento etno-linguiistico sobre el crimen violento debe, por lo tanto, permitir por efectos no-lineales. Como se explic6 en la discusi6n sobre los datos de crimen, el analisis de la igual- dad, la polarizaci6n y el crimen violento se basa en las estadisticas de homicidios de la OMS, para aprovechar de la mayor cobertura temporal de esa base de datos respecto de los datos de la ONU. La mayor cobertura temporal en los datos de crimen es nece- saria para obtener una muestra lo suficientemente grande para desarrollar la estima- ci6n de sistema GMM, dado los escasos datos disponibles sobre participaci6n en el ingreso nacional de los diferentes quintiles (los cuales son utilizados para construir el indice de polarizaci6n). Respecto de la endogeneidad de esas variables explicativas adicionales, se controla por la endogeneidad de la desigualdad educativa y de la po- 94. Esteban y Ray (1994); Collier y Hoeffler (1998). 95. Esteban y Ray (1994). 96. Vr Contreras (1997). 97. Ier Fajozylber, Lederman y Loayza (1999) para detalles acerca de la construcci6n del indice de polarizaci6n. 98. Mauro (1995); Easterly y Levine (1997); Collier y Hoeffler (1998). CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPEC'T'IVA ECONOMICA 37 larizaci6n de ingresos. Dado que el fraccionamiento etno-lingiuistico es de naturaleza predeterminada y no varia a lo largo del tiempo, se restringe a ser completamente ex6gena. El Cuadro 6 presenta los principales resultados. Cuando se introduce la medida de desigualdad educacional en vez del coeficiente de Gini (este ejercicio no se presenta en la tabla), el coeficiente estimado de esa variable toma el signo y la significancia del indice de Gini en la regresi6n basica: es positivo y significativo al 5%. Cuando se incluye el coeficiente de Gini y la medida de desigualdad educativa al mismo tiempo (columna 1) los resultados cambian. El Gini mantiene su signo positivo y significancia estadistica, pero el coeficiente estimado de la desigualdad educativa se hace negativo y no significativo. En otras palabras, cuando se controla por la desigualdad del ingre- so, el crimen violento aumenta cuando la escolaridad esta mas igualmente distribui- da. Este resultado implica que si la igualdad de oportunidades no sigue el patr6n igualitario de la escolaridad, el crimen violento aumenta, debido probablemente a la mayor conciencia de las personas respecto de las disparidades de ingresos. Ademas, cuando la desigualdad educativa es incluida en la regresi6n (en vez de o en adici6n al indice de Gini), la escolaridad promedio adquiere un signo negativo y significativo en las regresiones de homicidios. Este resultado puede ofrecer una soluci6n al enig- ma de la educaci6n en la medida que la educaci6n produce el crimen violento, cuan- do se controla por su dispersi6n. Este es un resultado nuevo y merece investigaci6n adicional. En contraste a la desigualdad educativa, la polarizaci6n de ingresos (columna 2) tiene un efecto positivo y significativo sobre las tasas de homicidios despues de con- trolar por los detenninantes ccon6micos basicos del crimen violento. En un ejercicio adicional para determinar si la relaci6n es no lineal (no mostrado en la tabla) se encuentra que el termino al cuadrado de la polarizaci6n tiene un coeficiente negativo y estadisticamente significativo, mientras que el termino lineal mantiene el signo positivo y significativo. Esto implica que el efecto positivo de la polarizaci6n sobre el criinen tiende a disminuir a mayores niveles de ese indice. No obstante que el efecto total sobre el crimen violento nunca es negativo, al menos en la muestra bajo consideraci6n. Es importante notar que no obstante el significativo efecto de la pola- rizacion y su relativamente alta corrclaci6n con el coeficiente de Gini (0,71), la desi- gualdad de ingreso no pierde su significancia como un determinante del crimen vio- lento. Finalmente, el fraccionamiento etno-linguiistico tiene un efecto significativo y po- sitivo sobre el crimen (columna 3). A diferencia de la polarizaci6n de ingresos, sin embargo, el fraccionamiento no presenta los esperados efectos no lineales (esto es, el coeficiente del t6rmino clevado al cuadrado no es significativamente distinto de 0). Esto puede reflejar el hecho que en los paises incluidos en la muestra el fracciona- miento etno-linguistico esta muy bajo el umbral, de modo que un aumento en el 38 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA indice representa un mayor fraccionamiento antes que mas dispersi6n. Por ultimo, es posible notar que el indice de Gini no pierde su signo, tamanio o significancia con la inclusi6n de la divisi6n etnica como determinante del crimen99. Cuadro 6 Regresiones para los efectos de la desigualdad y la polarizaci6n, usando el estimador de sistema GMMa Tasa de homicidlos Desigualdad Polarizaci6n Divisi6n educacional ingresos etnica Variable dependiente (en logs) [1] [2] [3] Variable dependiente rezagada 0.8162 0,6929 0,8636 40.8387 17,7960 65,9342 Tasa de crecimiento -0.0246 -0,0156 -0,0080 (% anual de cambio en el PIB real) -16.4105 -2,5366 -3,3321 Ingreso promedio 0.0152 -0,1511 -0,0062 (Log del PNB per capita en d6lares) 1.6251 -3,6827 -0,6837 Desigualdad de ingresos 0.0124 0,0105 0,0048 (Coeficiente de Gini) 7.1283 6,0819 4,6939 Escolaridad -0.0224 0,0345 -0,0045 (afios promedio de educ., adultos) -3.0433 2,0011 -0,5621 Produccion de drogas 0.2533 0,3226 0,2458 (Variable dicot6mica) 19.1909 3,1641 8,5840 Desigualdad educacional -0.0218 (Desviaci6n estandar de los afios -2.2003 de educaci6n) Polarizaci6n de ingresos 0,0930 (Log del indice de polarizaci6n de ingresos) 3,3494 Division etnica 0,3287 (indice del fraccionamiento etnolinguistico) 8,9749 No. paises 44 38 42 No. observaciones 190 141 182 Contrastes de especificaci6n (valores-p): (a) Contraste de Sargan 0.717 0,949 0,513 (b) Correlaci6n serial: Primer orden 0.013 0,013 0,013 Segundo orden 0.447 0,528 0,559 Fuente: Calculo de los autores basandose en los datos de las estadisticas de mortalidad de la OMS. a. los estadisticos-t son presentados bajo los coeficientes correspondientes; para detalles sobre las definiciones y fuentes de las variables, ver el Apendice. 99. Aunque el resultado de la desigualdad de ingresos se mantiene aun despues de controlar por la polarizaci6n ctnica y la divisi6n etnica, se debe reconocer que la movilidad social es otra variable poteiicialmente importan- te. Los autores agradecen a Alejandro Gaviria por plantear este punto. Desgraciadaunente basta donde los auto- res saben, no existe Lina base de datos intemacionalmente comparable con indicadores de movilidad social. CRIMEN Y VICTINMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECON6MICA 39 Capital social La extensi6n final al modelo basico se ocupa de la relaci6n entre capital social y crimen violento. La literatura ccon6mica sobre crimen sigue mayoritariamente el paradigma original de Becker, el que se basa en un analisis costo-beneficio. S6lo recientemente el efecto de las interacciones sociales sobre el comportamiento crimi- nal se ha transformado en el foco de los estudios econ6micos, muchos de los cuales son te6ricos'00. Dilulio argumenta que una de las areas que ha recibido poca atenci6n por parte de los economistas es el vinculo entre capital social y crimen violento101. Existen dos argumentos basicos para el papel negativo del capital social sobre los crimenes violentos. El primero es que el capital social disminuye los costos de las transacciones sociales. Esto permite la resoluci6n pacifica de conflictos, tanto interpersonales (en la casa, el vecindario y el lugar de trabajo) como sociales (tal como la percepci6n de la existencia de una distribuci6n de oportunidades econ6mi- cas injusta). El segundo argumento en favor del impacto negativo del capital social sobre el crimen es que las comunidades con vinculos mas fuertes entre sus miembros estan mejor equipadas para organizarse y superar los problemas de comportamientos oportunistas presentes en las acciones colectivas. Esto disminuye el potencial para comportamientos individuales oportunistas, los que disminuyen la posibilidad de conflictos sociales. Glaeser y Sacerdote plantean que cl comportamiento oportunista es uno de los problemas presentes en las grandes ciudades, donde los individuos son probablemente menos residentes de largo plazo y el anonimato urbano protcge a los criminales del estigma social'02. Al mismo tiempo otros aspectos del capital social pueden producir mas crimen violento. En ciertos contextos, interacciones sociales mas fuertes permiten que los individuos se involucren en actividades criminales al intercambiar de un modo mas facil informaci6n, conocimiento y experiencia, lo que puede disminuir los costos del crimen. Vinculos profundos entre los miembros de una comunidad pueden facilitar la influencia de los criminales exitosos, quienes pueden convertirse en modelos a imitar y de ese modo reforzar la propensi6n a cometer crimen y violencia en la comu- nidad. Rubio analiza el papel de los carteles de drogas, grupos guerrilleros y bandas en la generaci6n de un capital social perverso en Colombia'03. Dicho autor plantea que estos grupos corrompen a comunidades enteras al proveer a los j6venes con modelos y entrenarlos en el uso de las armas y en la violencia. 100. Ver- Glacser, Sacerdote y Scheinkman (1996). 101. D)ilulio (1996). 102. Glaeser y Sacerdote (1999a). 103. Rubio (1997). 40 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMfRICA LATINA Estos, aparentemente opuestos, efectos del capital social sobre el crimen pueden crear alguna confusi6n. Un camino para reconciliar estos dos efectos antag6nicos es considerar que el capital social tiene un efecto que induce mas crimen y violencia cuando es especifico a grupos particulares (tales como bandas, clanes etnicos y veci- nos cercanos) antes que estar diseminado a traves de la sociedad. Esta secci6n estudia empiricamente c6mo la incidencia de los homicidios esta afectada por diferentes medidas de capital social, tales como la prevalencia de con- fianza dentro de la comunidad y la membrecia y participaci6n voluntaria en organiza- ciones religiosas o seculares. Esas medidas estan basadas en encuestas a hogares aplicadas de un modo comparable en distintos paises alrededor del mundo, como es descrito en el World Values Survey (wvs)'04. Esos datos fueron complemnentados con informaci6n originada en Muller y Seligson, quienes incorporan paises de Centro- america1. La escasez de datos presente en el trabajo empirico usando muestras de paises sobre crimen es auin mas pronunciada en el caso del capital social. Cuando se cruza la muestra para los indicadores de capital social con la de tasas de homicidios (de la OMS), se mantiene un maximo de 39 paises (ninguno de ellos de Africa) con una observaci6n para cada pais, correspondiente al promcdio para cl periodo 1980-94. En consecuencia, la estrategia empirica para analizar el capital social debe ser diferente de la presentada arriba. Por ello se remplaza el estimador de panel por un estimador de corte transversal con variables instrumentales, y se limita el conjunto de variables explicativas al crecimiento del PIB y al indice de Gini de la desigualdad de ingresos, en adici6n a las medidas de capital social. La endogeneidad es otra preocupaci6n importante para el analisis de c6mo el capital social afecta al crimen. De hecho, la incidencia del crimen y la violencia pueden afectar al capital social. Por ejemplo, en sociedades donde el crimnen esta extendiendose significativamente, la extensi6n de la confianza comunitaria tiende a ser baja. Ademas, el efecto global del crimen violento sobre algunas medidas de capital social puede ser ambiguo. Por ejemplo, la participaci6n en organizaciones voluntarias comunales puede aumentar como resultado de mayor crimen, cuando los miembros de la comunidad se organizan para luchar contra este, o puede disminuir si los crimenes violentos provocan miedo de dejar la casa o el vecindario. Dc modo que para ser capaces de concluir si el capital social produce mas o menos violencia y crimen, es necesario aislar el componente ex6geno a las mediciones de crimen vio- lento presente en las medidas de capital social. Para superar el problema de endogeneidad conjunta, se utilizan variables instrumentales, las que se supone afec- 104. El World Values Survey es coordihado por el Institute for Social Research, de la Universidad de Michigan. 105. Muller y Seligson (1994). CRIMEN Y VICTIMIZAC1ON: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 41 tan al crimen violento s6lo a traves del capital social (mas precisamente, se utiliza el m6todo generalizado de momentos aplicado a regresiones de corte transversal). Los instrumentos para el capital social incluyen variables dicot6micas regionales sefia- lando a grupos de paises de acuerdo con su ubicaci6n geografica o estado de desarro- llo, basandose en el hecho que los paises de una regi6n comparten ciertos rasgos culturales que a su vez afectan al capital social. La segunda variable instrumental es el nuimero de telefonos per capita en el pais, basandose en la idea que los medios de comunicaci6n como el telefono disminuyen los costos de las interacciones socia- les 106. El Cuadro 7 presenta los resultados sobre el capital social usando la maxima muestra disponible para cada indicador de capital social107. En ejercicios adicionales (no pre- sentados aqui) se estiman las regresiones usando una muestra comu(n para todos los indicadores o con cambios en el conjunto de instrumentos. Controlando por las varia- bles omitidas y la endogencidad conjunta, la extensi6n do la confianza entre los micm- bros de la comunidad pareco tener un efecto significativo y robusto en la reducci6n de la incidencia de crimenes violentos'0. El efecto de los otros indicadores de capital social sobre el crimen violonto no es claro. En el caso de la religiosidad (esto es, de la inportancia de la religi6n on la vida diaria, de acuerdo con la opini6n de los indivi- duos) y la asistencia a la iglesia, los resultados obtenidos varian en diferentes mues- tras indicando que el efecto sobre el crimnen violento puode ser especifico a paises o rcligiones particulares. 106. ['er Collier (1998). 107. Como en el caso de las tasas de crimen. los indicadores de capital social se expresan en logaritmos naturales. Dado que estos indicadores se presentan en unidades diferentes, es necesario expresarlos en logaritmos para ser capaces de comparar sus coeficientes e interpretarlos como los efectos sobre la tasa del crimen de (aproxi- madainente) un cambio de 1% en cada indicador. 108. Glaeser et al. (1999, p. 5) plantean que sus resultados, los cuales se basan en experimentos implementados en una muestra de estudiantes de pregrado de Harvard, muestran q ue aunque las preguntas de las encuestas [tal como las del WVS] son malos predictores de los niveles de confianza, pueden ser buenos prediciendo el nivel global de confiabilidad en una sociedad. Si esos resultados fueran aplicables a la muestra de paises considerada en este estudio, entonces los resultados preseniados aqui necesitarian considerar la diferencia conceptual entre confianza (definida por Glaeser el al. como "el compromiso de recursos a una actividad donde el resultado depende de un comportamiento cooperativo") y confiabilidad (definida como "el comportamiento que aumen- ta los retomos a las personas que confian en ti"). E[n el nivel nacional, sin embargo, es virtualmente imposible poder distinguir entre estos dos conceptos. porque tener un gran numero de personas con confianza debe estar altamente correlacionado con el nivel de confiabilidad. 42 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERCA LAxrNA Cuadro 7 Regresiones para el efecto del capital social, usando el estimador de sistema GMMa Tasa de homicidios Variable dependiente (en logs) [1] [2] [3] [4] [5] [6] Constante -1.82 -0,70 -1,03 -0,58 -0,90 -4,54 -2.35 -1,96 -2,22 -0,81 -2,18 -1,21 Tasa de crecimiento -0.21 -0,36 -0,32 -0,37 -0,37 -0,38 (% anual de cambio en el PIB real) -4.08 -6,77 -6,40 -7,66 -4,39 -6,39 Desigualdad de ingresos 0.05 0,06 0,05 0,07 0,06 0,08 (Coeficiente de Gini) 3.50 4,51 4,86 8,86 8,89 3,57 Confianza -1.21 -1.78 Membresia -0,41 -0,46 Membresia secular -0,66 -0,85 Participacion 0,38 0,59 Religiosidad 0,56 0,49 Asistencia a la iglesia -1,90 -1,00 No. paises 39 30 30 28 31 30 Contrastes de especificacion (valores-p): Contraste de Hansen 0.51 0,12 0,18 0,22 0,53 0,35 Fuente: Calculo de los autores basandose en los datos de las estadisticas de mortalidad de ia OMS. a. los estadisticos-t son presentados bajo los coeficientes correspondientes; para detalles sobre las definiciones y fuentes de las variables, ver el Apendice El efecto de la membresia y la participaci6n en organizaciones sociales volunta- rias no es claro, lo que puede indicar la combinaci6n de dos factores. El primero es la incapacidad de aislar completamente el componente ex6geno de las variables y, de este modo, estimar correctamente su efecto sobre el crimen violento. El segundo factor, y probablemente mas importante, detras del efecto ambiguo sobre el crimen violento es que las tasas de membresia y participaci6n en organizaciones sociales voluntarias reflejan tanto la participaci6n en grupos especificos como el capital so- cial de la sociedad como un todo. Como se argument6, mientras que el uiltimo tipo de capital social podria reducir el crimen violento, el anterior podria incrementarlo. Final- mente, aun controlando por el capital social, la desigualdad de ingresos (medida por el coeficiente de Gini) y el crecimiento del PlB per capita son determinantes robustos de la incidencia de las tasas de crimen violento, lo que confirma los resultados previos. CRIMLN Y VIC'IMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 43 3. EVIDENCIA MICROECONOMICA La evidencia microecon6mica reunida a trav6s de encuestas individuales o a hogares es la herramienta de trabajo tradicional de los analisis empiricos sobre los determi- nantes del crimen y la violencia. Una desventaja importante de los datos micro- economicos es que no incluyen informaci6n acerca de las formas extremas de crimen y violencia, tales como los homicidios, por una raz6n obvia: las victimas de tales crimenes no pueden participar en las encuestas. Tambi6n, no es posible en la practica estimar el efecto de ciertas caracteristicas de las comunidades como un todo, tales como la desigualdad de ingresos, sobre la probabilidad individual de ser victimizado. Los limites de los distritos o vecindarios son mas imaginarios que reales, y los agre- sores potenciales pueden moverse facilmente a traves de esos limites para perpetrar crimenes. Usar datos de encuestas para examinar el efecto de la desigualdad requeri- ria recolectar informacion econornica y social acerca tanto de las victimas como dc los agresores, do modo que la distancia econ6mica entre esos individuos pudiera ser medida precisamente. Este tipo de informaci6n es, desgraciadamente, virtualmente imposible de reunir. La principal ventaja de los datos microecon6micos es que la informaci6n recolec- tada a traves de encuestas tiende a ser mas precisa que las estadisticas oficiales, las que, como se mencion6, pueden sufrir de una combinaci6n de errores de subdeclaraci6n y subregistro. Las encuestas recientes de victimizaci6n, que preguntaron a los encuestados si ellos o algun miembro de su familia fueron victimas de un crimen en un periodo detenninado de tiempo (usualmente 6 a 12 meses), de hecho muestran quo las tasas reportadas tienden a ser bastante bajas en las areas metropolitanas de America Latina. Por ejemplo, un grupo de encuestas cortas realizadas recientemente con el financiamiento del Banco Mundial muestran que las tasas reportadas en varias ciudades latinoamericanas se ubican en un rango entre 17 y 46% (Figura 1). Esto es, menos de la mitad del numero total de episodios de victimizaci6n se ha reportado a las autoridades locales. Las causas de la subdeclaraci6n entre los paises parece estar relacionadas con el nivel de desarrollo109. El nivel de desarrollo, a su vez, esta correlacionado con la calidad de las instituciones puiblicas"'". La calidad de las instituciones publicas, en- tonces, parece afectar la extensi6n de la subdeclaraci6n de crimenes. En otras pala- bras, cuando la confianza en las instituciones publicas aumenta, lo mismo sucede con la extension de los reportes de crimen por parte de los ciudadanos. Otros factores probablemente tambien juegan algun papel en determinar cl alcance del subreporte. 109. Soares (1999). 110. Kaufmann, Kray y Zoido-Lobatori (1999). 44 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMEN1CA LArINA Por ejemplo, las ciudades o los paises pueden diferir en las incidencias de las agresio- nes violentas en t6rminos de su participaci6n en los episodios totales de victimizaci6n. Y dado que la gravedad de la agresi6n esta probablemente asociado con los incenti- vos a reportar el crimen, algunas diferencias entre paises en las tasas de reporte pue- den reflejar difercntes estructuras de crimen o patrones de victimizaci6n. Los deter- minantes de las tasas de reportc en los paises o ciudades permanecen como una interesante avenida para investigaciones futuras. Figura 1 Tasas de victimizaci6n reportadas en areas metropolitanas 50.0 45.8 *=crimenes econ6micos 45.0 40.0 35.0 30.0 25.0Ht 20.0 15.0 10.0 5.0 0.0 - ------- - -- Cali 1999 Lima 1998 Ciudadde RiodeJaneimo Sao Paulo SanSalvador BuenosAires BuenosAires BuenosAires Mexico 1998 1996' 1998- 1998 1995- 1997 1998 Fuentes: Resultados de los estudios de victimizaci6n financiados por el Banco Mundial reportados en J. M. Cruz, A. Trigueros ArgOello y F. Gonzalez, 2000, El crimen violento en El Salvador: factores sociales y economicos asociados, San Salvador: World Bank e Instituto Universitario de Opini6n Publica; Funsalud, 2000, "Trends and Empirical Causes of Crime in Mexico", Washington: World Bank (mimeo); Instituto Apoyo, 2000, "Criminal Violence: Studies in Latin American Cities. The Case of Peru", Washington: World Bank (mimeo); L. Piquet (2000), "Violent Crime in Latin American Cities: Rio de Janeiro and Sao Paulo", Washington: World Bank (mimeo); Velez et al., 2000, "Victimizaci6n en Colombia: un analisis exploratorio del caso de la ciudad de Cali", Washington: World Bank (mimeo); Pan-American Health Organization (PAHO), Encuesta Activa para Rio de Janeiro; Ministerio de Justicia, Divisi6n de Politica Criminal, para el Gran Buenos Aires, 1995, 1997 y 1998. En el resto de esta secci6n, se discute en primer lugar los principales objetivos de los estudios do victimizaci6n y que se puede esperar de ellos. Entonces se revisa la evidencia empirica existentc respccto de los factores quo dcterminan la probabilidad que un individuo sea victima de un crimen, sea una agresi6n fisica contra una perso- na, un crimon econ6micamnente motivado contra la propiedad o cualquier tipo de victimizaci6n. La variable dependiente on estos analisis do victimizaci6n es dicot6mica, y diferentes modelos econometricos intentan determinar los factores que afectan la CRIMLN Y VICTIMIZAC'ION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 45 probabilidad o razon de momios de ser una victima, usando modelos probit o logit. El analisis comienza con una revisi6n dc estudios econometricos recientes sobre los determinantes de las tasas de victimizaci6n para cualquier tipo de crimen, realizados para cuatro ciudades latinoamericanas (Ciudad de Mexico, Rio de Janeiro, San Sal- vador y Sao Paulo). Luego se comparan los resultados entre tipos de crimen (esto es, crimen violento versus crimen econ6mico) dentro y entre 6 ciudades latinoametica- nas (las 4 mencionadas arriba mas Cali y Lima). Las seis ciudades fueron elegidas porque esta pequefia muestra representa una significativa diversidad en terminos del nivel y las causas supuestas del crimen y la violencia. Por ejemplo, las tasas de homicidios de esas ciudades se ubican en un rango de sobre 80 homicidios por 100.000 en Cali y San Salvador a sobre 20 en Lima y Ciudad de Mexico"'. Respecto de algunas importantes causas del crimen y la vio- lencia especificas a algunas ciudades, Cali es conocida por haber sido afectada por la influencia de los grupos de trafico de drogas; San Salvador por presentar las bandas de j6venes llamadas maras y por la abundancia de armas de fuego producida por los diez anios de guerra civil terrninados en 1994; Ciudad de Mexico por la crisis econ6- mica de 1995; y Rio de Janeiro por la violencia policial. 3.1 Estudios de victimizaci6n: preguntas y respuestas potenciales Los datos reunidos a traves de encuestas de victimizacion han sido usados para exa- minar el impacto del tamafno de la ciudad y del crecimiento de la poblaci6n sobre la probabilidad de ser victimizado en ciudades de Estados Unidos y en America Lati- na112. Los estudios sobre los determinantes empiricos de la victimizaci6n tienden a centrarse en las caracteristicas econ6micas y sociales de las victimas como variables cxplicativas y, de ese modo, entregan un mapa de los individuos con mayor riesgo. Por lo tanto, los estudios de victimizaci6n ayudan a responder preguntas acerca de las caracteristicas individuales, familiares y de la comunidad que hacen que algunos individuos sean mas vulnerables al crimen que otros. Las respuestas que se derivan de tales estudios usualmnente toman la forma gene- ral de "las victimas tienden a ser hombres jovenes, de familias con un solo progenitor presente, quien esta empleado". Sin embargo, una pregunta interesante de hacerse previo a emprender (o en este caso a revisar) estudios de victimizaci6n es que nos dicen las teorias sobre el crimen acerca de los resultados esperados. Desde una pers- I1. Ver los casos de estudio financiados por el Banco Mundial: Cruz, 1rigueros Arguiello y Gonzalez (2000): Funsalud (2000); Instituto Apoyo (2000); Piquet (2000); Velez et al. (2000). Algunas de las tasas de homicidio reportadas aqui entran en conflicto con fuentes alternativas de infonnaci6n disponibles en cada ciudad, los estidios citados contienen detalladas discusiones acerca de las fuentes alternativas. 112. J'er Glaeser y Sacerdote (1999a); Gaviria y Pages (1999). 46 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAInNA pectiva econ6mica la teoria tiende a enfatizar el papel de los ingresos del individuo: un flujo fijo de ingreso atrae criminales, y se espera que, por lo tanto, la probabilidad de ser victima sea una funci6n positiva de indicadores de los ingresos de las perso- nas"t3. Tales indicadores incluyen el ingreso, el nivel educacional y el estatus de empleo. Muy pocos economistas ignorarian completamente factores no econ6micos de riesgo tales como la estructura familiar, la edad y el genero, de modo que toda aproximacion econ6mica solida para analizar la probabilidad de ser victima contro- laria por estos factores no economicos tambi6n. En otras palabras, la pregunta real a ser respondida por los economistas empiricos es la siguiente: despu6s de controlar por factores no econ6micos, ,afectan las caracteristicas individuales, familiares o de la comunidad la probabilidad de victimizaci6n? Los estudios revisados adelante si- guen este enfoque multivariado. 3.2 Determinantes de la victimizaci6n en las ciudades latinoamericanas Los estudios de las ciudades latinoamericanas revisadas aqui examinan la relaci6n entre la probabilidad de ser una victima y tres tipos de variables explicativas, las cuales son introducidas secuencialmente. El primer tipo esta compuesto de variables que caracterizan al individuo: edad, genero, afios de educaci6n, estatus de empleo, consumo de alcohol y propiedad de armas de fuego"4. Las ultimas dos variables son excepciones en el sentido que pueden ser end6genas, dependiendo de la redacci6n exacta de la pregunta realizada en la encuesta. Las victimas del crimen pueden recu- Tir al alcohol o al uso de armas de fucgo en respuesta a una experiencia trauhantica. En general, sin embargo, la mayoria de las variables en los modelos probit o logit son ex6genas. La segunda categoria do variables explicativas esta compuesta por las caracteris- ticas econ6micas y sociales de la familia. El nmmero de miembros de la familia se espera que afecte las probabilidades individuales de victimizacion porque los miem- bros de las familias tienden a cuidarse unos a otros -la familia puede ser considcrada como una red de protecci6n. Los dependientes en la familia, especialmente los miem- bros j6venes, estan probablemente afectados por la reducida disponibilidad de guia y protecci6n de los padres. En consecuencia, tales personas j6vencs pueden caer en redes sociales erradas, exponi6ndose a mayores riesgos de victimizacion y quizas reduciendo su objeci6n moral al comportamiento criminal. Finalmente, el ingreso familiar tambien puede atraer delincuentes. 113. Para modelos simples pero formales de los incentivos para cometer crimenes, ver Fajnzylber, Lederman y Loayza (1998) y el apendice en Lederman, Loayza y Men6ndez (2001). 114. Los casos de estudio de Cali, San Salvador, Rio de Janeiro y Silo Paulo tambien controlan por el origen etnico del individuo. CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 47 La tercera categoria de variables explicativas caracteriza las comunidades donde la familia reside. Las tasas de desempleo, el n6mero de policias per capita (la tasa de policias), el promedio de ingreso per capita, la distribuci6n del ingreso, la escolari- dad promedio de la poblaci6n y la presencia de centros de distribuci6n de alcohol y drogas, se espera que tengan influencia en la probabilidad de ser victimizado. Ideal- mente, las caracteristicas de la comunidad corresponden al lugar donde de hecho las agresiones toman lugar, pero esta informaci6n raramente esta disponible en las en- cuestas a las familias. Tambien, como fue mencionado, los limites de las ciudades no son restrictivos y los resultados acerca de esas variables deberian ser interpretados con cautela. Un supuesto implicito en estos estudios es que el lugar de residencia afecta la probabilidad individual de ser victimizado, y que las personas son victimizadas probablemente en sus casas, esten presentes o ausentes, o en las cercanias cuando estan en transito desde o hacia sus lugares de trabajo, estudio u ocio. Esta es una pregunta empirica que puede ser respondida por la significancia estadistica de las variables que reflejan las caracteristicas de la comunidad. El Cuadro 8 presenta los resultados estilizados de los modelos probit o logit usan- do datos tomados de cuatro encuestas desarrolladas en Ciudad de M6xico en 1999, Rio de Janeiro en 1996, San Salvador en 1996 y Sao Paulo en 199915. El niimero de observaciones incluidas en cada regresi6n va entre 1.057 para San Salvador y 2.605 para Ciudad de Mexico. Las cuatro encuestas usan tecnicas de muestreo probabilistico para asegurar que sean representativas de la poblaci6n de cada ciudad. La infonna- ci6n recolectada exhibe algunas importantes diferencias. En San Salvador y Rio de Janeiro los cuestionarios se centraron en encuestar individuos, mientras que los de Ciudad de Mexico y Sao Paulo solicitaron al encuestado entrcgar informaci6n s6lo acerca del miembro de la familia que habia sido la victima del crimen. En el caso de Ciudad de Mexico, los investigadores fueron capaces de reunir datos econ6micos acerca de quienes no fueron victimas, al cruzar algunas caracteristicas bAsicas del hogar y estadisticas descriptivas tomadas de otras encuestas de hogares existentes. Para Sao Paulo no se entreg6 informaci6n acerca de los individuos en los hogares sin victimas, de modo que los datos estan compuestos por individuos pertenecientes a hogares con al menos una victima. 115. Para Ciudad de Mexico, ver Funsalud (2000); para Rio de Janeiro y Sao Paulo, ver Piquet (2000): para San Salvador, ver Cruz, Trigueros Arguello y Gonzalez (2000). 48 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Cuadro 8 Determinantes significativos de la victimizaci6n en ciudades de America Latina Variables explicativas Ciudad de Rio de Janeiro San Salvador Sio Paulo Mexico (1996) (1996) (1999) (1 999) Caracteristicas individuales G6nero (hombre) + + + + Edad ?- - Educaci6n + Desempleado Armas n.d. n.d. n.d. Alcohol n.d. + n.d. Caracteristicas del hogar No. miembros Ingreso familiar Un solo progenitor + + Caracteristicas de la comunidad Tasa de desempleo + Tasa de policias n.d. - n.d. Educaci6n Ingreso + Desigualdad de ingresos n.d. n.d. Tasa de pobreza n.d. No. miembros de los hogares n.d. - n.d. Drogas n.d. n.d. Alcohol n.d. n.d. n.d. n.d. Fuente: Calculos de los autores basados en las encuestas de victimizaci6n reportadas en J. M. Cruz, A. Trigueros Arguello y F. Gonzalez, 2000, El crimen violento en El Salvador: factores sociales y econ6micos asociados, San Salvador: World Bank and Instituto Universitario de Opini6n Publica; Fundaci6n Mexicana para la Salud, 2000, 'Trends and Empirical Causes of Crime in Mexico", Washington: World Bank (mimeo); L. Piquet (2000), 'Violent Crime in Latin American Cities: Rio de Janeiro and Sao Paulo", Washington: World Bank (mimeo). La variable dependiente en los 4 casos es 1 si el individuo fue victima de algun tipo de crimen y 0 en otro caso. Signos mas reflejan variables con un coeficiente positivo y significativo en la estimaci6n probit o con tasa de momios mayor que 1; los signos negativos indican variables con un coeficiente negativo y significativo en la estimaci6n probit o con tasa de momios menor que 1; celdas en blanco indican variables que fueron incorporadas en el analisis pero no fueron significativas; signo de interrogaci6n indica variables que fueron incluidas en el analisis pero que no fue posible estimar el signo de la variable; n.d. significa no disponible. Existen dos caracteristicas individuales que son significativas en los cuatro casos presentados en el Cuadro 8, a saber, ser hombre y estar desempleado. La primera tiende a incrementar la probabilidad de ser victima, mientras que la segunda la redu- ce. La edad no fue una variable significativa en el caso de Ciudad de M6xico, mien- tras que las personas mayores tienen una menor probabilidad de ser victima en San Salvador y en Sao Paulo. En Rio de Janeiro los resultados de la encuesta no son resumidos facilmente por un signo, porque la raz6n de momios en este modelo logit es mayor quc 1 y significativa para dos grupos de edad, a saber, los grupos de cdad entre 18 y 24 y los de edad entrc 25 y 44 afnos. En las otras tres ciudades s6lo el grupo mas joven tiene una raz6n de momios mas grande que 1 o un coeficiente positivo y significativo en el modelo probit (en el caso de San Salvador). CRIMEN Y VICTIMIZACiON: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 49 Ninguna de las caracteristicas familiares o de la comunidad es significativa en todos los casos. De las caracteristicas del hogar, el hccho de estar encabezado por s6lo un progenitor tiene un efecto positivo y significativo en los casos de Rio de Janeiro y San Salvador, mientras en los otros dos casos no fue significativo. La varia- ble que representa el nivcl de ingreso del hogar no es significativa en ninguno de los cuatro casos. Dado que la variable de desempleo para cl individuo es significativa (como se discuti6 mas arriba) y, de un modo consistente con las teorias econ6micas del crimnen, la ausencia de significancia en el ingreso del hogar es algo digno de men- cionar. Una explicaci6n plausible es que lo importante es la existencia de un ingreso regular, antes que el tamafno del ingreso familiar, mientras que una explicaci6n esta- distica puede centrarse en la poca confiabilidad de los ingresos familiares reportados a los encuestadores. La explicaci6n preferida, que es a la vez conceptual y estadisti- ca, es que una vez que el tamanio del flujo de ingreso familiar es tomado en cuenta, lo quo importa para la probabilidad de ser victimizado es el estatus de empleo. Despues de todo, el individuo es quien es victimizado y no el hogar como un todo. Entre las caracteristicas de la comunidad, s6lo la escolaridad promedio de la po- blaci6n aparece como significativa en mas de un caso, y es negativa en ambas areas metropolitanas brasilefias. En s6lo uno de los casos en que se us6 datos para la pro- sencia policial, esa variable fue significativa y, como era esperado, negativa, lo que indica la existencia de efectos de disuasi6n en San Salvador, no obstante las limita- ciones mencionadas respecto de las caracteristicas no limitantes de las variables de la comunidad como un todo. La falta de significancia de la mayoria de las caracteristi- cas de la comunidad puede deberse a esta limitaci6n (dado que los limites entre co- munidades no estan bien definidos). Los cuatro casos indican que el genero juega un papel central en el crimen y la violencia en las ciudades de Am6rica Latina, tal como sucede con las motivaciones economicas. La segunda conclusi6n se deriva del hecho que los individuos desempleados en las cuatro ciudades examinadas tienen una probabilidad mas baja de ser victimizados respecto de los individuos cmpleados'16. Ahora se compararan los determinantes de la victimizaci6n para crimenes econ6micos y violentos. 3.2 Comparando la victimizaci6n violenta y econ6mica en America Latina El Cuadro 9 presenta los resultados para los seis pares de regresiones aplicadas a los datos originados en las encuestas de Cali, Colombia, en 1996; Lima, Periui, en 1998; 116. Una cxplicaci6n sociol6gica altemnativa de este resultado cs que los individuos empleados gastan mas tiempo en areas publicas durante el trayceto desde o hacia su lugar de trabajo que lo que lo hacen los individuos desempleados (ver Piquet, 2000). 50 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AME'RICA LATINA Ciudad de Mexico en 1999; Rio de Janeiro en 1996; San Salvador en 1996; y Sao Paulo en 1999117. Las encuestas para Cali y Lima tuvieron las mismas caracteristicas que las de Rio de Janeiro y San Salvador, discutidas ya. La encuesta de Lima cubri6 8.000 personas, mientras que la encuesta de Cali consider6 2.900 personas. Los cri- menes contra las personas en Cali incluyen heridas causadas por armas de fuego y otras armas, mientras que los crimenes contra la propiedad incluyen robo armado y extorsi6n tanto por ciudadanos privados como por funcionarios publicos. Para Lima el anAlisis se centra en agresiones fisicas contra las personas y en robos callejeros. Para Ciudad de Mexico, Rio dc Janeiro y Sao Paulo el crimen violento se refiere a robos con amenaza de violencia, agresiones y otros crimenes contra las personas, incluyondo violencia contra la mujer; los crimencs econ6micos se refieren a robo con amenaza de violencia y con allanamiento. Crimen violento en San Salvador incluye robo armado, asalto, heridas causadas por armas de fuego y otras armas y secuestros, mientras que los crimenes econ6micos no violentos incluyen s6lo extorsiones por parte de funcionarios publicos o ciudadanos privados. Comenzando con las dos caracteristicas individuales significativas discutidas arriba, a saber, el genero y el estatus de empleo, ambas aparecen como significativas y con el mismo signo que antes en la mayoria de los casos, con un patr6n similar en crimenes violentos y econ6micos. La variable dicot6mica para el genero masculino es negativa y significativa en 6 de los 12 modelos. Cali es la inica ciudad en la cual el hecho de estar desempleado no es relevante tanto para los crimenes violentos (contra las per- sonas) como para los crimenes econ6micos (contra la propiedad). Los resultados para la variable de edad son ampliamente consistentes con los discutidos en la sec- ci6n previa, excepto de nuevo, en el caso de los robos callejeros en Lima, en el cual la gente mayor parece tener un alto riesgo de victimizaci6n. Con respecto a la endogeneidad potencial de las variables de alcohol y armas, es interesante que en muchas instancias no sean significativas. Se concluye que cntre las caracteristicas individuales, el genero, el estatus de empleo y la edad parecen ser factores de riesgo significativos, pero no es del todo claro que tengan efectos diferenciales sobre los crimcnes violentos versus los econ6micos. Por ejemplo, la edad puede reducir la probabilidad de ser victima de ambos tipos de crimenes en Cali y San Salvador. El desempleo reduce la probabilidad de ser victima de crimenes violentos en Rio de Janeiro y San Salvador, pero tambien tiene el mismo efecto para crimenes econ6mi- cos en Lima, Ciudad de Mexico, Rio de Janeiro y Sao Paulo. 117. Para Cali, ver Velez et al. (2000); para Lima, ver Instituto Apoyo (2000); para Ciudad de Mexico, ver Funsalud (2000); para Rio de Janeiro y Sao Paulo, ver Piquet (2000); para San Salvador, ver Cruz, Trigueros Arghello y Gonzalez (2000). Cuadro 9 Determinantes significativos de la victimizaci6n en ciudades de America Latina: crimenes violentos versus econ6micos z Cali Lima Ciudad de Mexico Rio de Janeiro San Salvador Sio Paulo (1996) (1998) (1999) (1996) (1996) (1999) Variables explicativas Crimenes Crimenes Agresiones Robos Crimenes Crimenes Crimenes Crimenes Crimenes Crimenes Crimenes Crimnenes contra contra callejeros violentos Econ6m. violentos Econ6m. violentos Econ6m. violentos Econ6m. personas propiedad sin violencia Caracteristicas individuales Genero (hombre) + + + - + + + + + Edad - - + ? - - - ? Educaci6n + + - + Desempleado Armas + n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. Alcohol + + n.d. n.d. + + Caracteristicas del hogar n.d. n.d. No. miembros + - ^ C Ingreso familiar Un solo progenitor + + + Caracteristicas de la comunidad n.d. n.d. Tasa de desempleo + + Tasa de policias Educacion Ingreso + + Desigualdad de ingresos + n.d. n.d. - + Tasa de pobreza Drogas + n.d. n.d. + + n.d. n.d. Alcohol n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. n.d. Fuente: Calculos de los autores basados en las encuestas de victimizaci6n reportadas en Cruz, Trgueros Arguello y Gonzalez (2000); Funsalud (2000); lnstituto Apoyo, 2000, "Criminal Violence: Studies in Latin American Cities. The Case of Peru", Washington: World Bank (mimeo); Piquet (2000); Velez et al., 2000, "Victimizaci6n en Colombia: un analisis exploratoro del caso de la ciudad de Cali," Washington: World Bank (mimeo). A menos que se seaiele otra cosa, las tasas de crimen violento se refieren a las agresiones contra las personas con o sin motivaci6n econ6mica, y los crimenes econ6micos se refieren a crimenes contra la propiedad con o sin uso de violencia (ver el texto para mayores detalles). * indica el nOmero promedio de hogares miembros para las comunidades (municipalidades). Signos mas reflejan variables con un coeficiente positivo y significativo en la estimaci6n probit o con tasa de momios mayor que 1; los signos negativos indican variables con un coeficiente negativo y significativo en la estimaci6n probit o con tasa de momios menor que 1; celdas en bbanco indican variables que fueron incorporadas en el analisis pero no fueron significativas; signo de interrogaci6n indica variables que fueron incluidas en el analisis pero que no fue posible estimar el signo de la variable; n.d. significa no disponible. 52 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA De las caracteristicas del hogar, las variables de pertenencia a un hogar con un solo padre aparece como significativa y con el signo esperado en s6lo tres casos: robos callejeros en Lima, crimen violento en Rio de Janeiro y crimenes econ6micos no violentos en San Salvador. Otra vez no existe evidencia sistematica para presumir que los determinantes de la probabilidad de ser victima de crimenes violentos o eco- n6micos sean diferentes. Respecto de las caracteristicas de la comunidad, la tasa de policias, el nivel de escolaridad promedio de la poblaci6n y la existencia de centros de distribuci6n de drogas apareccn consistentemente con los signos esperados en todas las ocasiones en que son significativos. Altas tasas de policias per capita parecen reducir la probabi- lidad de ser victima de robos callejeros en Lima y de crimenes econ6micos en San Salvador. La ausencia de mas casos con un efecto significativo para esta variable puede reflejar la baja calidad de los servicios policiales en America Latina, pero tambien es posible que la asignaci6n de recursos policiales dentro de ]as ciudades no tenga sentido en terminos practicos. Mayores niveles de educaci6n parecen asociarse con una reducci6n en la probabilidad de ser victima de agresiones fisicas en Lima, y de tanto crimnenes violcntos como econ6micos en Rio de Janeiro. La tasa de pobreza parece estar asociada con menores probabilidades de ser victima de crimenes econ6- micos en Rio de Janeiro y Sao Paulo, lo que es consistente con el resultado de que un mayor nivel de ingreso promedio aumenta la probabilidad de victimizacion por robos callejeros en Lima y crimenes violentos en Rio de Janeiro. Otra vez, la evidencia parece indicar que los pobres estan de hecho asegurados contra los crimenes violen- tos. Finalmente, la existencia de centros de distribuci6n de drogas aumenta el riesgo de victimizaci6n de agresiones fisicas tanto en crimenes violentos como econ6micos en Rio de Janeiro. Por lo tanto, en el nivel de la comunidad s6lo los indicadores de pobreza parecen tener efectos diferenciados sobre la probabilidad de ser victima de crimenes econ6micos versus violentos. Aunque en San Salvador el ingreso promedio de la comunidad tiene un efecto negativo sobre los crimenes econ6micos no violen- tos, esto puede reflejar mayores niveles de seguridad financiada privadamente. Ademas de subrayar el papel de las variables econ6micas, la evidencia revisada indica que el genero y la edad pueden ser factores de riesgo importantes. Sin embar- go, existe la notoria ausencia on la literatura de estudios que examinen las vulnerabi- lidades y riesgos de poblaciones especificas y subgrupos que son afectados por dife- rentes tipos de crimenes violentos y contra la propiedad. Los esfuerzos de investigaci6n futura deberian examinar los determinantes de victimizaci6n de homicidios y crime- nes menores dentro de subgrupos de la poblaci6n definidos demograficamente. Este enfoque puede producir un mejor entendimiento de por que los hombres j6venes estan sujetos a mayores riesgos que otros individuos y por que los riesgos relativos de victimizaci6n de hombres y mujeres son diferentes entre paises. Ademas, es impor- tante aumentar nuestro entendimiento de las causas de formas especificas de violen- CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPECTIVA ECO.NOMICA 53 cia, tales como la violencia domestica y las agresiones sexuales, las que permanecen ampliamente ausentes de la investigacion de la profesi6n econ6mica. 4. IMPLICACIONES DE POLiTICA La seccion final de este trabajo destaca los principales resultados. Sin embargo, antes que simplemente volver a sefialar o resumir las dos seeciones previas, las conclusio- nes seran escritas en terminos de las implicaciones de politica. Debido a que la inves- tigaci6n sobre crimen desarrollada, particularmente la que se aplica a paises en desa- rrollo, es todavia incipiente, las recomendaciones de politica deben ser tomadas como preliminares. La primera conclusi6n es que el crimen se autoperpetua en el ticmpo. Una vez que la tasa dc crimen aumenta, llevarla a su nivel previo es mas dificil que s6lo eliminar las causas originales del incremento. Los ciclos de crimen alto son una realidad de la quc los hacedores de politicas deben ocuparse. La implicacion de politica principal de este resultado es que las acciones para luchar contra el crimen son mas efectivas cuando la incidencia del crimen es baja. A menudo, sin embargo, las autoridades piiblicas se dan cuenta de que el crimen ha aumentado s6lo despues que ya es bastan- te alto. Indicadores de alerta temprana en el caso del crimen son al menos tan necesa- rios como los que previenen de la existencia de crisis de balanza de pagos o de dafios ambientales. Estos indicadores de alerta temprana deberian basarse no s6lo en los datos oficiales disponibles puiblicamentc sino tambien en encuestas"'. Mientras que estadisticas oficiales de alta calidad son claramente importantes, encuestas peri6di- cas de victimizaci6n, tales como las estudiadas en este trabajo, son la mejor herra- mienta que ticnen los hacedores de politicas tanto para detectar tendencias incipien- tes del crimen como para enfrentar los grupos que enfrentan riesgos mayores. Ademas las encuestas de victimizacion pueden ayudar a las autoridades a mejorar la policia y el sistema judicial porque las encuestas pueden medir su efectividad y confiabilidad, junto con las razones detras de ]as percepciones de las personas. Las encuestas de victimizaci6n en varias ciudades de America Latina indican en que medida la subdeclaraci6n de crimenes es bastante severa. Esta es una infeliz realidad, pero un buen entendimiento de las razones detras de ese fen6meno es comienzo de su solu- ci6n. La segunda conclusi6n es que el crecimiento econ6mico puede ser una via efecti- va para luchar contra el crimen. Se le ha asignado muchos meritos al crecimiento econ6mico, desde reducir la pobreza hasta promover la democracia. Se observa que 11 8. Para una discusi6n sobre como la entrega piiblica de informaci6n sobre crimen y victimizaci6n puede ser usada como una herramnienta iitil para la lucha contra el crimen ver Lederman (1999). 54 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERIC'A LATINA la reducci6n del crimen deberia ser agregada a la lista de beneficios de las reformas ccon6micas que produccn crccimiento sostenible. Si bien son necesarias investiga- ciones adicionales para entender los mecanismos a trav6s de los cuales bajos niveles de actividad econ6mica aumentan el crimen, aqui se presentan algunas ideas prelimi- nares. En America Latina, como en otras regiones en desarrollo, los gastos publicos son fuertemente prociclicos, contrariando lo que la teoria de estabilizaci6n macro- econ6mica recomendaria. Especificamente, en tiempos de recesiones, los gobiernos tienden a cortar gastos tanto en personal y equipos como en programas sociales que benefician a los mas desposeidos. Estos cortes de gastos son un error: una actividad policial mas d6bil parece estimular el crimen (particularmente el de tipo violento) y durante las recesiones las diferencias de ingresos tienden a aumentar, ambos actuan- do como estimulos al crimen. Una recomcndaci6n de politica derivada de este anali- sis es que los gastos publicos en la policia y los programas sociales debiesen tener un fuerte sesgo contraciclico. La tercera conclusi6n es quo la desigualdad del ingreso y, mas en general, la desi- gualdad de oportunidades econ6micas y protecci6n policial pueden promover fuerte- mente el crimen. Anteriormente ya fue insinuada cuando se abog6 a favor de aumen- tos de los gastos en programas sociales durante las recesiones, sin embargo es necesario ser mas precisos sobre la razon de que los prograinas sociales sean importantes. No existc evidencia de que el nivel de pobreza en si mismo produzca una mayor inciden- cia del crimen. Sin embargo, cuando se combina el efecto positivo dcl crecimiento econ6mico sobre el crimen con el efecto adverso de la desigualdad, es posible con- cluir que una tasa mas rapida de reducci6n de la pobreza disminuye el crimen de modo significativo. En relaci6n con la prevenci6n del crimen, la mayor preocupaci6n de politica deberia ser puesta en la desigualdad y en el empobrecimiento mas que en la pobreza en si misma. Una conclusi6n relacionada tiene que ver con el papel de la educaci6n en la pre- venci6n del crimen. Los resultados presentados en este trabajo indican que si una mejor educaci6n reduce la incidencia del crimen, ello ocurre a traves del efecto de la educaci6n sobre un crecimiento econ6mico mas elevado y sobre una menor desigual- dad de ingresos. Mas claramente, la educaci6n en si misma no es una panacea para la prevenci6n del crimen. Do hecho, es posible poner en duda que proveer oportunida- des educacionales a la poblaci6n completa es la clave para resolver el problema del crimen, tal como algunas personas parecen creer. Infelizmente, reducir la desigual- dad educacional puede de hecho inducir a mayores niveles de crinen si es que las oportunidades de ingresos no siguen el patr6n igualitario de las oportunidades educa- cionales. ,Por que ocurre esta situaci6n? Es posible conjeturar que la educaci6n no s6lo Ileva consigo un efecto civilizador, sino tambien una mayor conciencia de las disparidades de ingresos, lo que puede provocar mas crimen y violencia. La implica- ci6n de politica que resulta no es que los esfuerzos educacionales deberian ser CRIMEN Y VIC'TINIIZACION: UNA PERSPECTIVA ECONOMICA 55 desenfatizados, sino que las reformas educacionales deberian buscar que el logro educativo vaya acompafiado de oportunidades de empleo e ingresos. America Latina es una de las regiones del mundo mas proclive al crimen. La endemica desigualdad de ingresos de los paises de la regi6n, la cual se mantiene desde los tiempos de la Colonia, sosticne parte de la explicaci6n. Las recurrentes crisis econ6micas y el pobre desempefio macro de la decada perdida de los ochenta han contribuido seguramente a la proliferaci6n del crimen y la violencia en la regi6n. Sin embargo, para algunos paises de Latinoamerica con tasas excesivamente altas de crimen (Brasil, Colombia y M6xico, por ejemplo), es necesario buscar respuestas adicionales. Los resultados obtenidos muestran los fuertes efectos positivos sobre el crimen de las actividades relacionadas con las drogas ilegales. Los paises que produ- cen drogas y los paises con mayores tasas de posesi6n de drogas tienen una mayor incidencia del crimen. Las implicaciones de politica de este resultado son las mas dificiles de derivar e implementar, y se deja una respuesta definitiva a los expertos. Existen otros factores que tambien influyen en la incidencia del crimen. Algunos de ellos son culturales, como el capital social en la forma de la confianza entre los miembros de la sociedad; otros son sociol6gicos, como la importancia de la urbaniza- ci6n y el grado de fraccionamiento etno-lingtiistico. Sin embargo, la explicaci6n de las altas tasas de crimen en la regi6n se hace bastante simple: en el analisis econometrico la variable dicot6mica para America Latina pierde toda su significancia estadistica cuando las variables enfatizadas en estas conclusiones son incluidas. En otras palabras, una vez que se toma en cuenta el crecimiento econ6mico, la desigual- dad del ingreso y las actividades relacionadas con las drogas, la tasa de crimen de America Latina deja de ser un enigma. En los capitulos que siguen, se presentan analisis mas detallados tanto de las cau- sas do la victimizaci6n asi como de algunos temas especificos relevantes para el disefno de politicas publicas en las varias ciudades escogidas para este estudio. Final- mente, el ultimo capitulo del libro resume algunas de las lecciones que se desprenden de una discusi6n abierta realizada on una conferencia intemacional sobre erimen y violencia en America Latina auspiciada por el Banco Mundial. En su totalidad, se espera que las contribuciones incluidas en esta publicaci6n les sirvan tanto a los cicntificos sociales como a los hacedores de politicas publicas en la regi6n. Quizas cl mensaje general mas importante es que la discusi6n sobre los problemas de crimen y violencia en la regi6n puede y debe estar informada por el estudio cientifico de las causas y consecuencias de estos fen6menos sociales. Sin la ciencia, el debate perma- necera enjaulado dontro de la ignorancia y las presiones politicas. 56 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA APENDICE Este apendice contiene definiciones detalladas y las fuentes para todas las valiables que fueron utilizadas en la secci6n de evidencia de la muestra mundial de paises. Cuadro Al Descripci6n de las variables usadas en el analisis de corte transversal de paises Variable Descripci6n Fuente Tasa de homicidios Muerte infringida a prop6sito por otra Construido desde United Nations World intencionales (ONU) persona, por 100.000 personas. Crime Surveys of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems, va- rias ediciones, excepto para Argentina, Brasil, Colombia, Mbxico y Venezuela. Los datos estan disponibles en Internet en www. ifs .univie.ac.at/uncjin2/mosaic/ wcs.htm. Los datos de poblaci6n fueron tomados de la base de datos de World Bank's Inter- national Economic Department. En Argentina, Brasil, Colombia, Mexico y Ve- nezuela la fuente de datos para el numero de homicidios fue el Health Situation Analysis Program of the Division of Health and Human Development, Pan-American Health Organization (PAHO), tomado de PAHO Technical Information System. Esta fuente entrega datos anuales para el numero de muertes atribuidas a homicidios, las cuales provienen de los sistemas nacionales de estadisticas vitales. Otra excepci6n es Estados Unidos para el periodo 1990-94, para el cual los datos de homicidios intencionales no estan disponi- bles. En este caso se utilizan las razones de homicidio intencional en 1975-76 (72%) para deducir una medida aproximada de los ho- micidios intencionales durante 1990-94 ba- sado en el numero total de homicidios. Tasa de robos El numero total de robos reportado Lo mismo de arriba. No existen excepcio- Tasa de homicidios por la policia, por 100.000 personas. nes. intencionales (OMS) Robos se refieren a quitar las pose- siones a otras personas, superando la resistencia o usando la fuerza o con amenaza de usarla. Construida usando los datos de mortalidad de la Organizaci6n Mundial de la Salud (OMS). La mayor parte de los datos esta disponible por FTP desde el servidor WHO (WHO-HQ-STATS01.WHO.CH) en el direc- torio '\FTP\MORTALIT'. Datos adicionales se obtuvieron de la publicaci6n de la OMS, "World Health Statistics Annual". Los datos de poblaci6n fueron tomados de la base de datos de World Bank's Inter- national Economic Department. CRIMEN Y V[C1IMIZAcION: UNA PERSPECTIVA kCONOMICA 57 Variable Descripci6n Fuente Policia Numero de personal policial por Construido desde el United Nations World cada 100.000 personas. Crime Surveys of Crime Trends and Operations of Criminal Justice Systems. va- rias ediciones. Tasa de crimenes por Numero de delitos por posesi6n de Lo mismo de arriba. posesi6n de drogas drogas por cada 100.000 personas. Variable de producci6n Varable que toma el valor de 1 para International Narcotics Control Strategy de drogas los paises considerados como pro- Report, U.S. Department of State, Bureau ductores significativos de drogas for International Narcotics and Law En- ilicitas. forcement Affairs. Varias ediciones. indice de Gini Coeficiente de Gini despues de agre- Construido a partir de Deininger y Squire gar 6,6 a los datos basados en gas- (1996). La base de datos esta disponible en tos para hacerlos comparables a los Internet enwww.worldbank.org/html/prdmg/ datos basados en ingresos. grthweb/datasets.htm. Affos promedio de Atfos promedio de escolaridad de la Barro y Lee (1996). La base de datos esta escolaridad poblaci6n de 15 atfos y mas. disponible en Internet enwww.worldbank.org/ html/prdmg/grthweb/datasets.htm. Desviaci6n estandar Desviaci6n estandar de la distribu- De Gregorio y Lee (1998). de la escolaridad ci6n de educaci6n para la poblaci6n total mayor de 15 affos. La pobla- ci6n esta distribuida en 7 categorias: ninguna educaci6n formal, primaria incompleta, primaria completa, pri- mer ciclo de secundaria, segundo ciclo de secundaria, superior in- completa y superior completa. Se asume que cada persona tiene una escolaridad de log (1+affos de edu- caci6n). Fraccionamiento Medida de que dos personas selec- Easterly y Levine (1997). La base de da- etnolinguistico cionadas aleatoriamente en un pals tos esta disponible en Internet en: determinado no pertenecen al mis- www.worldbank.org/html/prdmg/grthweb/ mo grupo etnolinguistico (1960). datasets.htm.. Polarizaci6n de Medida de la polarizaci6n de ingre- Fajnzylber, Lederman y Loayza (1999). ingresos sos derivada de los datos de la dis- tribuci6n del ingreso nacional (ingre- so por quintiles de la poblaci6n) siguiendo los principios planteados en Esteban y Ray (1994). PNB per capita Producto nacional bruto expresado Loayza et al. (1998). en d6lares americanos basado en el promedio. Crecimiento del PIB Crecimiento en el producto interno La base de datos esta disponible en Internet bruto expresado en moneda local enwww.worldbank.org/html/prdmg/grthweb/ constante de 1987. datasets.htm. Tasa de urbanizaci6n El porcentaje de la poblaci6n total Lo mismo de arriba. viviendo en areas urbanas. Pena de muerte Variable para los paises cuyas le- Amnesty International. List of Abolitionist and yes (1) o no (0) contemplan la pena Retentionist Countries en www.amnesty.org/ de muerte. Algunos paises experi- ailib/intcam/dp/ mentaron cambios, aboliendo o im- abrelist.htm#7 poniendo la pena de muerte duran- te el periodo 1970-94. Por lo tanto los promedios por periodo se ubican en un rango entre 0 y 1. Raz6n de hombres Raz6n de hombres entre 15-34 affos Tablas de proyeccion preformateadas en la entre 15-34 arfos al al total de la poblaci6n base de datos de los World Development total de la poblaci6n Indicators del Banco Mundial. 58 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMERICA LATINA Variables para el capital Pregunta de la encuesta Descripci6n social Confianza Hablando en general, 4dirias El indicador de confianza es el promedio que se puede confiar en la de las medias de confianza en las mayoria de las personas, o que encuestas de 1981 y 1990. Este no debes ser demasiado indicador es el porcentaje de cuidadoso cuando tratas con encuestados que responden que "se otras personas? puede confiar en la mayoria despues de eliminar todas las respuestas "no se". Miembro Por favor mire la siguiente lista La medida de la densidad de la de organizaciones voluntarias y membresia en actividades es el numero actividades, y sehale a cuales, promedio de grupos identificados en si es alguna, usted pertenece. cada pals por encuestado. Miembro secular Lo mismo de arriba Las mismas respuestas se usan pero ahora la medida es de membresia s6lo en organizaciones seculares, excluyendo organizaciones religiosas. Participaci6n Por favor mire la siguiente lista La medida de la densidad de la partici- de organizaciones voluntarias y paci6n en actividades es el numero actividades, y seriale en cuales, promedio de grupos identificados en si es alguna, usted esta cada pais por encuestado. haciendo trabajo voluntario. Religiosidad Por favor diga cuan importante Los numeros fueron promediados entre es la religi6n en su vida los encuestados en cada pais para 1. Muy importante obtener un indicador del grado de 2. Bastante importante religiosidad del pais. Para lograr que un 3. No muy importante aumento en esta variable represente un 4. Poco importante. aumento en el capital social, se utiliza el inverso del valor original. Asistencia a la iglesia Ademas de matrimonios, Medida sobre una escala de 8 puntos, funerales y bautizos, 4,aproxi- desde 1 (mas que una vez a la semana) madamente cuan a menudo a 8 (nunca), las respuestas fueron asiste a servicios religiosos en promediadas para obtener un indicador la actualidad? para la participacion en servicios religiosos. Para lograr que un aumento en esta variable represente un aumento en el capital social, se utiliza el inverso del valor original. CRIMEN Y VICTIMIZACION: UNA PERSPEC'I'VA ECONOMICA 59 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Allan,Emilie Andersony Darrel J. Steffensmeier. 1989. "Youth, Underemploymentand PropertyCrime: Differential Effects of Job Availability and Job Quality on Juvenile and Adult Arrest Rates". American Sociological Review 54: 107-23. Arellano, Manuel y Stephen Bond. 1991. 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A esto deben afiadirse las limitaciones en algunas de las estadisticas existentes, el temor a denunciar por parte de los agredidos y las difi- cultades de la justicia penal colombiana para investigar y sancionar a muchos de los delincuentes. Aunquc Colombia ha avanzado enormemente en la prcvenci6n y con- trol del crimen, se hace necesario profundizar los analisis cada vez mas para afinar las recomendaciones de politicas de prevenci6n y lucha contra el delito. El objeto del presente estudio es avanzar en dicho analisis, utilizando informaci6n predominantemente proveniente de la ciudad de Cali y algunos datos de otras cinco ciudades grandes del pais. El prop6sito es destacar la dimensi6n del problema c iden- tificar, a nivel exploratorio, algunos de los determinantes de la ocurrencia de delitos contra la persona y/o contra la propiedad. En la secci6n siguiente se presenta un marco conceptual simple y a continuaci6n un analisis de la probabilidad de ser victi- ma do algunos crimenes violentos, usando informaci6n de una encuesta de hogares llevada a cabo en Cali con una muestra de 3.000 individuos y en cinco ciudades mas de Colombia con una muestra de 600 individuos en cada una de ellas. * Profesor asistente, Departamento de Medicina, Baylor College of Medicine Houston, Texas, USA. ** Profesor. Facultad de Ciencias Sociales y l.con6micas Universidad del Valle, Cali, Colombia. 64 CRIMEN Y VIOLkNCIA EN AMRIC'A LAIINA 2. MARCO CONCEPTUAL El delito es analizable desde una doble perspectiva, a saber: a) Como resultado de un conjunto de fuerzas sociales que inducen a los agrcsorcs a cometer determinado tipo de delitos. Este enfoque del problema (Vanbcrg, 1994), considera al delito como un fen6meno colectivo, con dinamica social propia y, por lo tanto, desvinculado totalmente del individuo. Las fuerzas sociales determi- nantes del nivel de delincuencia en un pais estan relacionadas con luchas por poder politico, desigualdad del ingreso y la riqueza, altos indices de pobreza de grandes grupos de poblaci6n, ausencia de oportunidades laborales y altos indices de desempleo, y presencia debil del Estado, tanto en materia de prevenci6n como de sanci6n do delitos, entre otros factores. b) En contraste, el enfoque del delito como decisi6n individual considera que 6ste es el resultado de una decisi6n del agresor, producto de una evaluaci6n costo-benefi- cio (Becker, 1968). En este enfoque la probabilidad de delito se asocia entonces con la recompensa esperada (nivel socioecon6mico de la victima) y el costo de cometerlo, el cual depende de la probabilidad de captura y condena y la severidad dc la sanci6n en tiempo y dincro. En las paginas siguientes se hace un intento de construcci6n de un marco concep- tual para el delito como una decisi6n individual, teniendo en cuenta que no se trata de uil enfoque excluyentc sino complementario al analisis social, ya que las decisiones individuales toman como referencia el entomo econ6mico, social y politico del pais. (Rubio, 1999). La ausencia de dicho analisis social sin duda induce limitaciones al presente cstudio. 2.1 El delito como decisi6n individual Desde la aparici6n do los trabajos pioneros do Becker (1968) y Ehrlich (1973) son numerosos los estudios adelantados con el prop6sito de establecer conceptual y em- piricamente los detenninantes de las tasas de delincuencia en varios paises del mun- do. Trabajos posteriores de Becker (1993), Ehrlich (1975a, 1975b, 1977, 1981, 1996) y Wolpin (1978), entre otros, identifican dos grandes grupos de factores asociados con cl crimen, a saber: los relacionados con las condiciones econ6micas de la victima y los que de una u otra forma determinan el costo para el agresor, de ser capturado y condenado. Mas recientemente, se han incorporado al analisis factores relacionados con el tiempo (efectos de inercia) y el entomno social (efectos de interacci6n) en el cual se desenvuelve el crimen (Davis, 1988; Leung, 1995; Sah, 1991; Posada, 1994; Glaeser, Sacerdote y Scheinkman, 1996). ViCTrMIZACION EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 65 En terminos generales, los investigadores del tema consideran que la decisi6n de cometcr un delito depende de la percepcion que el victimario tenga de la recompensa (beneficio) econ6mica o psicol6gica obtenida por la ejecuci6n del mismo y de los costos econ6micos, sociales y psicol6gicos incurridos por 6l, ponderados por la pro- babilidad de ser capturado, juzgado y condenado. Las condiciones de tiempo y espa- cio en las que se da la acci6n, modificarian esta percepci6n de costos y beneficios del agresor. De esta forma, si el agresor percibe que la recompensa esperada es mayor que el costo probable de cometer el delito, entonces su decisi6n seria positiva y lo lievaria a cabo. En caso contrario, o sea, si su percepci6n es que el cometer el delito implica un costo probable elevado (alta probabilidad de ser capturado y condenado, fuertes sanciones en dinero y reclusi6n penitenciaria), comparado con los beneficios esperados, entonces el agresor desistiria de cometerlo. En este contexto, se espera la existencia de una relaci6n positiva entre la tasa de ocurrencia del delito y el status socioeconomico o nivel de ingresos de la victima, ya que el delincuente percibe la posibilidad de obtener una mejor recompensa o benefi- cio en la medida en que su victirma pertenezca a un grupo socioecon6mico alto. Mas aun, se espera que esta relaci6n sea mas fuerte en aquellos delitos relacionados con la propiedad (robo, extorsi6n, secuestro por motivos econ6micos) y d6bil en delitos contra la persona (homicidios, lesiones personales y violaci6n), ya que en estos casos el beneficio no necesariamente es de caracter econ6mico. De igual manera, es de esperarse que ciertos grupos de personas resulten particu- larmente susceptibles de ser victimas de un delito al estar mas expuestas a ciertas interacciones, tales como permanecer mas tiempo en lugares publicos y desconocer los lugares y tiempos comunmente identificados como peligrosos. Las personas sol- teras, separadas o viudas permanecen mas tiempo por fuera de sus casas. Los perso- nas que consumen licor con mas frecuencia tienen mayor probabilidad de estar en ambientes propicios para ser victimas de un delito, ademas de un mayor liesgo de involucrarse en eventos de riesgo al estar disminuida su capacidad de juicio. Dos caracteristicas de interes particular al analizar el riesgo que tiene un indivi- duo de ser victima de un delito, son el poite de armas y el temor a ser victima. La opini6n popular es que quien posee o porta un arma tiene menos probabilidad de ser victima. Sin embargo, algunos estudios demuestran que poseer un arma en casa o portar un arma puede resultar en un riesgo aumentado de ser victima de un crimen (Kellerman y col., 1999 & 1998; Cook y col., 1991). En cuanto a las personas que tienen miedo de ser victimas de un crimen, es de esperarse que tomen precauciones para protegerse y por ende tengan menor riesgo (Ferraro, 1995). Por otro lado, se espera la existencia de una relaci6n inversa entre las tasas de ocurrencia del delito y la presencia de factores disuasivos relacionados con la vigi- lancia policial, la seguridad privada, la eficiencia y la efectividad de la justicia penal y la existencia de sanciones efectivas para los delincuentes, tanto en la fortna de 66 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMPRICA LATINA multas como afios de reclusi6n penitenciaria, ya que de una u otra forma todos estos factores contribuyen a elevar el costo del delito y/o la probabilidad de incurrir en el. A partir de esta conceptualizaci6n es posible formular un conjunto de hip6tesis empiricamente verificables, tales como: (Hciv) La probabilidad de ser victima de un delito es mayor para personas solteras, viudas o separadas. (Heda) La probabilidad de ocurrencia de delito es mas alta para personas de mayor edad. (Hurb) La probabilidad de ocurrencia de delito es mayor entre menor sea la experiencia urbana de la persona, ya que tiene mayor probabilidad de exponerse a ambientes peligrosos. (Heco) La probabilidad de ocurrencia de delitos contra la propiedad es mayor entre mas alto el status socioecon6mico de la victima. Esta relaci6n es mas debil cuando se trata de delitos contra la persona, porque en muchos de ellos los motivos no necesariamente son econ6micos. (Halc) La probabilidad de ocurrencia de delito es mayor si la victima acostum- bra a consumir licor. (Hsex) La probabilidad de ocurrencia de delito es mayor para una persona del sexo masculino. (Harf) La probabilidad de ocurrencia de delito es mayor si la victima posee un arma de fuego en la casa. (Htem) La probabilidad de ocurrencia de delito es menor si la persona tiene temor a ser victima. (Hefi) La probabilidad de ocurrencia de delito es menor en la medida en que el agresor perciba un alto grado de eficiencia y efectividad en los procesos penales. (Hpen) La probabilidad de ocurrencia de un delito es menor en la medida en que el agresor perciba que las penas efectivas (multas y privaci6n de libertad) sean mayores. (Hexp) La probabilidad de ocurrencia de un delito es mayor si existe experiencia delictiva previa por parte del agresor. (Hgrs) La probabilidad de ocurrencia de delito es mayor si el agresor convive de manera permanente en un ambiente (grupo social) con propensi6n a delinquir. Por limitaciones de informaci6n las ultimas cuatro hip6tesis (Hefi, Hpen, Hexp y Hgrs) no son objeto de contrastaci6n empirica en este trabajo. VICTIMIZACI6N EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 67 3. RADIOGRAFIA DE LA DELINCUENCIA EN COLOMBIA 3.1 Delitos contra las personas (homicidios y lesiones personales) Colombia ha experimentado en los uiltimos 25 afios un aumento dramatico de la tasa de homicidios. En efecto, esta tasa pas6 de niveles fluctuantes de entre 20 y 40 homi- cidios anuales entre 1960 y 1985 a niveles de entre 70 y 90 homicidios por cada 100.000 habitantcs en la decada de los afios noventa (Rubio, 1999). Este ascenso se da de manera muy marcada entre 1983 y 1991, epoca coincidente con el mayor auge del narcotrafico en el pais (Echeverry y Partow, 1998). Las tasas de homicidio observadas en la d6cada de los noventa en Colombia son exageradamente altas e incluso superan las ocurridas en algunas situaciones de gue- rra declarada. La tasa para el pais en el anio de 1995 era tres veces la de Brasil, 18 veces la de Estados Unidos y 80 veces la de China (Echeverry y Partow, 1998). Para- lelo con cl aumento en la tasa de homicidios, se da en el pais una estabilizaci6n de la tasa de arrestos de crimenes de esta naturaleza, llegando en 1995 una situacion en la que de cada 5 homicidios cometidos s6lo uno lleg6 a arresto y esta proporci6n tiende a disminuir con el tiempo (Echeveny y Partow, 1998). Otra forma de ver la debilidad de la justicia colombiana frente al crimen es la comparaci6n entre las denuncias y los sumarios abiertos por homicidios en el perio- do 1975-1995. Mientras las denuncias crecieron en concordancia con el aumento de la tasa de homicidios, el niumero de sumarios abiertos por homicidio presenta una tendencia declinante, a partir de 1987 debido a la entrada en vigencia del Decreto 050 de 1987, que limito la apertura do sumaiios unicamente a casos con "sindicado cono- cido" (Rubio, 1999). Aunque las cifras nacionales son elevadas, las tasas cambian de una region a otra. En efecto, el Cuadro 1 muestra c6mo, entre 1975 y 1995, la tasa fluctu6 entre 109 por 100.000 habitantes para el departamento de Antioquia y s6lo 14 para Bolivar, mos- trando tambicn tasas elevadas los departamentos de Guajira, Meta, Risaralda, Cal- das, Cesar, Quindio y Valle, con niveles superiores a la media nacional (Echeverry y Partow, 1998). N6tese, ademas, en la tabla como a pesar de que la tendencia fue creciente a nivel nacional, sin embargo, el departamento de Guajira mostro tendencia decreciente entre un periodo y otro, coincidiendo en tiempo con la disminuci6n de la producci6n de marihuana en ese departamento (Echeverry y Partow, 1998). En cuanto a la relaci6n entre homicidios y lesiones personales, la informaci6n de la Policia Nacional (PN), muestra una tendencia decreciente en el registro de lesiones personales, justo a partir del momento en que el registro de homicidios inicia una tendencia creciente en la decada de los ochenta. Esta relaci6n, en aparente contradic- cion con lo esperado, podria explicarse, entre otras razones, por: i) subregistro de las lesiones personales en las estadisticas de la PN, ii) temor de los agredidos a denunciar 68 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA ante las autoridades, o iii) aumento en la disponibilidad de armas de fuego, lo que remplaz6 las annas blancas, haciendo las lesiones mas letales (Rubio, 1999). Cuadro I Tasas de homicidio por departamento en Colombia promedio anual por 100.000 habitantes Periodo Departamento 1975 - 1982 1982 - 1995 1975 - 1995 Antioquia 41 151 109 Atlantico 21 26 24 Bolivar 9 17 14 Boyaca 45 47 46 Caldas 36 82 64 Cauca 46 52 50 Cesar 48 71 62 C6rdoba 14 36 28 Cundinamarca 31 43 38 Choco 18 26 23 Guajira 92 73 80 Huila 26 45 37 Magdalena 39 49 45 Meta 64 102 88 Naririo 18 26 23 N. Santander 34 59 49 Quindio 41 78 64 Risaralda 59 104 87 Santander 32 54 45 Sucre 10 20 16 Tolima 34 47 42 Valle 30 79 61 Bogota (Distrito Capital) 20 50 39 Total 32 39 54 Fuente: Juan Carlos Echeverry y Zeinab Partow "Por que la justicia no responde al crimen: el caso de la cocaina en Colombia", en Cornupcidn, crimen y justicia, Tercer Mundo Editores, Fedesarrollo, Lacea, Colciencias, 1998, Cuadro 1.1, p. 131. 3.2 Delitos contra la propiedad Segun la informaci6n obtenida en encuestas realizadas por el DANE entre 1985 y 1995, los delitos contra el patrimonio constituyeron entre el 80% y el 90% del total de delitos cometidos en las principales ciudades de Colombia, con un porcentaje de hogares afectados por este tipo de delito fluctuante entre un 15% y un 20% del total. Tarnbi6n se destaca el aumento de los atentados violentos contra la propiedad (atra- cos), al duplicarse entre 1985 y 1995, lo que explica la percepci6n de inseguridad gcneralizada manifiesta por los ciudadanos (Rubio, 1999). ViCTrIMIZACI1N EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 69 3.3 La delincuencia denunciada Existe una gran divergencia entre la criminalidad declarada por los ciudadanos en las encucstas sobre victimizaci6n del DANE y los registros de la PN. En efecto, mientras que las encuestas muestran una tendencia crcciente entre 1985 y 1995, las cifras de la PN sobre criminalidad denunciada muestran un descenso en el mismo periodo, lo cual va en contravia de la percepci6n ciudadana de que la delincucncia aument6 en ese periodo. En conclusi6n, parece existir subregistro en las cifras de la PN, que podria darse por razones como: i) existencia de un filtro para denuncias de baja cuan- tia, ii) temor de la ciudadania a denunciar, iii) indiferencia de la ciudadania a denun- ciar ante la percepci6n de poca efectividad de la justicia, y/o iv) registro s6lo de crimenes con sindicado conocido. Lo que es evidente es que el factor determinante en Colombia para que un crimen aparezca registrado en las estadisticas de la policia, no parece ser la gravedad del mismo, sino la posibilidad de identificar al agresor, lo cual facilita su captura y mejora el desempefio de las autoridades policiales (Rubio, 1 999). 4. MATERIALES Y METODOS Se presenta a continuaci6n el analisis del riesgo de ser victima de crimen. Inicialmen- te sc presentan algunaos datos de contexto y los datos descriptivos de la encuesta de 19961 en Cali. Posteriormente se analizan uilOs modelos de regresi6n de minimos cuadraticos, agregando datos por comunas, intentando acercarse a un analisis del delito como problema social. Luego se analizan datos individuales para la ciudad de Cali usando modelos de regresi6n logistica, y finalmente se verifican estos modelos para los individuos que participaron en la encuesta en las seis ciudades incluidas en el total de la muestra. La encuesta de violencia realizada por el Instituto Cisalva de la Universidad del Valle, con el apoyo del Ministerio de Salud y la Alcaldia de Cali, se llev6 a cabo en el segundo semestre de 1996, en Cali, Bogota, Medellin, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira, con un total de 5.854 personas mayores de 15 afios entrevistadas en su lugar de residencia. Los individuos se seleccionaron aleatoriamente, con un muestreo por conglomerados, con probabilidad proporcional al tamafio. La mitad de la muestra correspondi6 a la ciudad de Cali (2.904) y en cada una de las demas ciudades se encuestaron aproximadamente 600 individuos. Dentro de Cali, se sobremuestrearon los hombres entre 15 y 35 afios, asi como las comunas 13 y 20, que en ese momento tenian las tasas mas altas de homicidios. 1. Encuesta Nacional de Violencia, Instituto Cisalva, Universidad del Valle, Alcaldia de Cali y Ministerio de Salud, 1996. 70 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMERKCA LAIINA 5. RESULTADOS La encuesta indag6 el nuimero de veces que el entrevistado fue victima de alguin delito en los doce meses inmediatamente anteriores. Se seleccionaron cuatro tipos de delitos: robo a mano armada, herida por anna de fuego, herida por arma blanca y amenazas. Del total de entrevistados en la ciudad de Cali (2.904), 479 (16,5%) mani- festaron haber sido victimas de robo, 75 (2,6%) de heridas con arma blanca, 71 (2,4%) de heridas con arma de fuego y 51 (1,7%) de amenaza para forzar cambio de residen- cia, dc opini6n o guardar silencio, en los doce meses inmediatamente anteriores a la encuesta. El resto (76,8%), manifest6 no haber sido victima de ninguno de estos cuatro tipos de delito. El 1,9% de las personas fue victima dos veces de alguno de estos delitos, el 0,3% tres veces y el 0,4% cuatro veces. 5.1 Distribuci6n general de los delitos El Cuadro 2 muestra la distribuci6n de los cuatro delitos, por estratos en Cali. Cuadro 2 Porcentaje y promedio de hechos delictivos por estratos, en los doce meses inmediatamente anteriores a la encuesta - Cali, 1996. N=2,904 Delito Estrato Robo Herida arma Herida arma Amenaza blanca fuego % Prom % Prom % Prom % Prom Estrato 1 51,2 1.4 52,0 1.2 57,7 1.5 47,1 1.3 Estrato 2 15,1 1.5 13,3 1.7 16,9 1.7 19,6 1.8 Estrato 3 22,0 1.4 26.7 1.2 19,7 1.2 13,7 1.3 Estrato 4 5,1 1.4 5,3 2.3 1,4 1.0 7,8 2.0 Estrato 5 5,8 1.6 2,7 1.5 4,2 1.3 5,9 1.3 Estrato 6 0,9 1.5 0,0 0.0 0,0 0.0 5,9 2.0 Robo a mano armada El robo a mano armada es el tipo de agresi6n que mas informaron los entrevistados. Como se observa en la Tabla 2, el estrato mas golpeado por este tipo de delito es el I (nivel socioecon6mico bajo - bajo), seguido por los estratos 3 (nivel socioecon6mico medio - bajo) y 2 (nivel socioecon6mico bajo). El promedio general para el nfimero de veces que fueron victimas de robo a mano armada, fue 1.4 veces. En el estrato 5 el promedio fue 1.6 veces y en el 6 y en el 2, 1.5 veces (ver Cuadro 2). VICHIMIZACION EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 7 1 Merida con arma blanca Este delito fue el segundo mas frecuente. El estrato mas afectado fue el 1 y le siguen en orden de importancia el 3, el 2, el 4 y por (ltimo el 5. El mayor promedio (hechos/ victima) entre aquellos que dijeron haber sido victimas, se presenta en el estrato 4 con una media de 2.3, seguido del 2 con una media de 1.7 y el 5 con una media de 1.5 (Cuadro 2). La media para el total de las victimas de este delito es de 1.3 veces/ individuo victima. Herida con arma defuego Este tipo de delito es el tercero en frecuencia entre los encuestados en este estudio. El estrato mAs afectado fue el 1, con un 57,7% del total de casos. En menor grado ocu- rri6 cn Ci 3, el 2, el 5 y cl 4. Si se analiza el numero promedio de veces que fueron heridos aquellos que reportaron este delito, el mayor promedio (heehos/victima) se presenta en el estrato 2 con una media de 1.7, seguido por el I con una media de 1.5, el 5 con una media de 1.3, el 3 una media de 1.2 y por uiltimo el 4 con una media de 1.0. Amenaza para forzar a cambiar de residencia, opinio'n o guardar silencio Este tipo de delito tiene una mayor ocurrencia en el estrato 1. Le siguen en orden el 2, cl 3, cl 4, el 5 y el 6. Como puede observarse, entre mas bajo es el nivel socioecon6mico de la poblaci6n, mayor es la presencia de este delito. El mayor nirmero promedio de amenazas por victima se present6 en los estratos 4 y 5 con una media de 2.0 casos por victima de amenaza. En el estrato 2 se obtuvo una media de 1.8 y en los estratos 1, 3 y 5, una media de 1.3 en cada uno. 5.2 Caracterizaci6n de las victimas El Cuadro 3 presenta las caracteristicas tanto de los que reportaron ser victimas como no victimas, de los delitos de robo a mano armada (atraco), extorsi6n por autoridad puiblica, extorsi6n por otro tipo de persona, herida por arma de fuego, herida por anma blanca y amenazas, en los 12 meses anteriores a la encuesta, en la ciudad de Cali, de acuerdo con la encuesta realizada por el Instituto Cisalva en 1996. Cuadro 3 Caracterizaci6n de las victimas y no victimas de robo a mano armada (atraco), extorsion por autoridad publica y por otros, amenaza, herida por arma de fuego y herida por arma blanca, en los 12 meses previos a la encuesta, Cali 1996. Atraco Extorsi6n (Autoridad) Extorsion (Otro) No Si No Si No Si n % n % n % n % n % n % Edad 15 - 24 704 80,7 168 19,3 799 91,6 73 8,4 857 98,3 15 1,7 (grupos) 25 - 34 600 84,0 114 16,0 656 91,9 58 8,1 697 97,6 17 2,4 35-44 487 83,1 99 16,9 553 94,5 32 5,5 575 98,1 11 1,9 45+ 630 86,7 97 13,3 690 94,9 37 5,1 713 98,1 14 1,9 Sexo Femenino 946 89,1 116 10,9 1037 97,7 24 2,3 1052 99,1 10 ,9 Mascuiino 1479 80,3 363 19,7 1666 90,4 176 9,6 1795 97,4 47 2,6 Raza Negro/lndigena 323 88,0 44 12,0 346 94,3 21 5,7 360 98,1 7 1,9 Blanco 850 82,4 182 17,6 963 93,3 69 6,7 1010 97,9 22 2,1 Mestizo 1014 82,6 213 17,4 1133 92,4 93 7,6 1202 98,0 25 2,0 Mulato 222 85,4 38 14,6 243 93,5 17 6,5 257 98,8 3 1,2 Estrato Bajo 1653 84,2 311 15,8 1845 94,0 118 6,0 1916 97,6 48 2,4 Medio 611 82,8 127 17,2 670 90,8 68 9,2 732 99,2 6 ,8 Alto 126 80,3 31 19,7 143 91,1 14 8,9 154 98,1 3 1,9 Nivel de Ninguno/Primaria 914 87,2 134 12,8 995 94,9 53 5,1 1031 98,4 17 1,6 educaci6n Secundaria 1288 81,6 291 18,4 1463 92,7 115 7,3 1544 97,8 35 2,2 < alcanzado Universitaria/Posgrado 219 80,2 54 19,8 241 88,3 32 11,7 268 98,2 5 1,8 Estado Soltero 856 82,5 181 17,5 943 90,9 94 9,1 1019 98,3 18 1,7 civil Separado/Viudo 211 85,8 35 14,2 240 97,6 6 2,4 241 98,0 5 2,0 > Casado 698 84,3 130 15,7 775 93,7 52 6,3 810 97,8 18 2,2 Uni6n libre 659 83,2 133 16,8 744 93,9 48 6,1 776 98,0 16 2,0 Religi6n Ninguna 170 86,3 27 13,7 178 90,4 19 9,6 188 95,4 9 4,6 Cat6lica 2043 83,2 412 16,8 2290 93,3 164 6,7 2411 98,2 44 1,8 ¢ Otra 212 84,1 40 15,9 235 93,3 17 6,7 248 98,4 4 1,6 z (Continuaci6n Cuadro 3) Amenaza Herido (Arma blanca) Herido (Arma de fuego) No Si No Si No Si n % n % n % n % n % n % Edad 15 - 24 859 98,5 13 1,5 845 96,9 27 3,1 846 97,0 26 3,0 0 (grupos) 25 - 34 693 97,1 21 2,9 690 96,6 24 3,4 688 96,4 26 3,6 35 - 44 577 98,5 9 1,5 576 98,3 10 1,7 579 98,8 7 1,2 45+ 719 98,9 8 1,1 713 98,1 14 1,9 715 98,3 12 1,7 Sexo Femenino 1045 98,4 17 1,6 1054 99,2 8 ,8 1053 99,2 9 ,8 Masculino 1808 98,2 34 1,8 1775 96,4 67 3,6 1780 96,6 62 3,4 Raza Negro/Indigena 361 98,4 6 1,6 354 96,5 13 3,5 360 98,1 7 1,9 Blanco 1012 98,1 20 1,9 1010 97,9 22 2,1 1007 97,6 25 2,4 Mestizo 1207 98,4 20 1,6 1192 97,1 35 2,9 1192 97,1 35 2,9 Mulato 256 98,5 4 1,5 255 98,1 5 1,9 256 98,5 4 1,5 > Estrato Bajo 1930 98,3 34 1,7 1915 97,5 49 2,5 1911 97,3 53 2,7 Medio 727 98,5 11 1,5 714 96,7 24 3,3 723 98,0 15 2,0 Alto 151 96,2 6 3,8 155 98,7 2 1,3 154 98,1 3 1,9 Nivelde Ninguno/Primaria 1031 98,4 17 1,6 1019 97,2 29 2,8 1023 97,6 25 2,4 educacion Secundaria 1552 98,3 27 1,7 1535 97,2 44 2,8 1539 97,5 40 2,5 alcanzado Universitaria/Posgrado 266 97,4 7 2,6 271 99,3 2 ,7 267 97,8 6 2,2 Estado Soltero 1020 98,4 17 1,6 1007 97,1 30 2,9 1005 96,9 32 3,1 civil SeparadoNiudo 243 98,8 3 1,2 242 98,4 4 1,6 245 99,6 1 ,4 Casado 812 98,1 16 1,9 816 98,6 12 1,4 812 98,1 16 1,9 Union libre 777 98,1 15 1,9 764 96,5 28 3,5 770 97,2 22 2,8 Religi6n Ninguna 190 96,4 7 3,6 194 98,5 3 1,5 186 94,4 11 5,6 Cat6lica 2414 98,3 41 1,7 2386 97,2 69 2,8 2402 97,8 53 2,2 Otra 249 98,8 3 1,2 249 98,8 3 1,2 245 97,2 7 2,8 (Continuaci6n Cuadro 3) Atraco Extorsi6n (Autoridad) Extorsion (Otro) No Si No Si No Si n % n % n % n % n % n % Antes vivia Cali 1209 82,2 262 17,8 1358 92,4 112 7,6 1440 97,9 31 2,1 en,,, Otraciudad 444 82,1 97 17,9 492 90,9 49 9,1 529 97,8 12 2,2 Pueblo/Zona rural 719 87,0 107 13,0 790 95,6 36 4,4 813 98,4 13 1,6 No, deveces Nunca 1505 85,8 249 14,2 1681 95,8 73 4,2 1728 98,5 26 1,5 que ha Una vez 365 82,8 76 17,2 405 91,8 36 8,2 429 97,3 12 2,7 tomado > 5 tragos de licor Dos veces 248 82,1 54 17,9 270 89,7 31 10,3 295 97,7 7 2,3 3 a 4 veces 215 76,0 68 24,0 238 84,1 45 15,9 277 97,9 6 2,1 5 o mas veces 92 74,2 32 25,8 109 87,9 15 12,1 118 95,2 6 4,8 Hacinamiento Bajo 2116 83,9 407 16,1 2346 93,0 177 7,0 2474 98,1 49 1,9 Medio 191 80,9 45 19,1 221 93,6 15 6,4 229 97,0 7 3,0 Alto 116 81,7 26 18,3 133 94,3 8 5,7 141 99,3 1 ,7 Tiempo de < 5 168 83,6 33 16,4 183 91,0 18 9,0 196 97,5 5 2,5 residencia en 5 -10 212 81,2 49 18,8 243 93,1 18 6,9 257 98,5 4 1,5 la ciudad > 10 2031 83,8 393 16,2 2260 93,3 163 6,7 2376 98,0 48 2,0 Arma de No 2315 84,0 440 16,0 2573 93,4 181 6,6 2705 98,2 50 1,8 fuego en casa Si 110 73,8 39 26,2 130 87,2 19 12,8 142 95,3 7 4,7 Z La semana Hogar/Pensionado 560 91,8 50 8,2 603 98,9 7 1,1 605 99,2 5 ,8 pasada Trabaja 1361 80,7 326 19,3 1536 91,1 150 8,9 1644 97,5 43 2,5 usted Busc6 trabajo 72 81,8 16 18,2 80 90,9 8 9,1 87 98,9 1 1,1 Nada/Otro 312 84,1 59 15,9 349 94,1 22 5,9 365 98,4 6 1,6 M Estudio 120 81,1 28 18,9 135 91,2 13 8,8 146 98,6 2 1,4 > Conduce Ninguno 1630 85,9 267 14,1 1828 96,4 68 3,6 1866 98,4 31 1,6 algun Bicicleta 276 79,8 70 20,2 322 93,1 24 6,9 335 96,8 11 3,2 > vehiculo Moto 197 75,8 63 24,2 209 80,4 51 19,6 254 97,7 6 2,3 Carro/Taxi/Bus/Otros 315 79,9 79 20,1 337 85,5 57 14,5 385 97,7 9 2,3 > (Continuaci6n Cuadro 3) < Amenaza Herido (Arma blanca) Herido (Arma de fuego) N No Si No Si No Si > % n % n % n % Antes vivia Cali 1452 98,7 19 1,3 1431 97,3 40 2,7 1436 97,6 35 2,4 en,,, Otra ciudad 527 97,4 14 2,6 524 96,9 17 3,1 522 96,5 19 3,5 Pueblo/Zona rural 809 97,9 17 2,1 808 97,8 18 2,2 810 98,1 16 1,9 No, de veces Nunca 1730 98,6 24 1,4 1728 98,5 26 1,5 1728 98,5 26 1,5 > que ha Una vez 432 98,0 9 2,0 423 95,9 18 4,1 432 98,0 9 2,0 > tomado > 5 tragos de licor Dos veces 294 97,4 8 2,6 293 97,0 9 3,0 290 96,0 12 4,0 3 a 4 veces 279 98,6 4 1,4 267 94,3 16 5,7 267 94,3 16 5,7 5 o mas veces 118 95,2 6 4,8 118 95,2 6 4,8 116 93,5 8 6,5 m Hacinamiento Bajo 2481 98,3 42 1,7 2462 97,6 61 2,4 2465 97,7 58 2,3 o Medio 230 97,5 2,5 225 95,3 11 4,7 226 95,8 10 4,2 Alto 139 97,9 3 2,1 139 97,9 3 2,1 139 97,9 3 2,1 > Tiempo de <5 197 98,0 4 2,0 197 98,0 4 2,0 196 97,5 5 2,5 residencia en 5 -10 251 96,2 10 3,8 254 97,3 7 2,7 256 98,1 5 1,9 la ciudad > 10 2388 98,5 36 1,5 2362 97,4 62 2,6 2364 97,5 60 2,5 Arma de No 2711 98,4 44 1,6 2688 97,6 67 2,4 2695 97,8 60 2,2 fuego en casa Si 142 95,3 7 4,7 141 94,6 8 5,4 138 92,6 11 7,4 La semana Hogar/Pensionado 606 99,3 4 ,7 604 99,0 6 1,0 606 99,3 4 ,7 pasada Trabaj6 1650 97,8 37 2,2 1633 96,8 54 3,2 1635 96,9 52 3,1 usted,,, Busc6 trabajo 83 94,3 5 5,7 84 95,5 4 4,5 84 95,5 4 4,5 Nada/Otro 368 99,2 3 ,8 365 98,4 6 1,6 363 97,8 2,2 Estudi6 146 98,6 2 1,4 143 96,6 5 3,4 145 98,0 3 2,0 Conduce Ninguno 1866 98,4 31 1,6 1853 97,7 44 2,3 1861 98,1 36 1,9 algun Bicicleta 341 98,6 5 1,4 334 96,5 12 3,5 336 97,1 10 2,9 vehiculo Moto 252 96,9 8 3,1 253 97,3 7 2,7 242 93,1 18 6,9 Carro/Taxi/Bus/Otros 387 98,2 7 1,8 382 97,0 12 3,0 387 98,2 7 1,8 76 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMfERICA LAIINA Andlisis de la probabilidad individual de ser victima de un delito Se utilizaron en este ejercicio los datos de la encuesta del anio 1996, para poner a prueba un modelo de regresi6n logistica, usando la raz6n de disparidad (odds r atio) para estimar la probabilidad de ser victima de un delito de acuerdo con caracteristi- cas individuales. Se construy6 inicialmente un modelo incluycndo una serie de variables demogra- ficas (sexo, edad, raza, estado civil y religi6n), socioecon6micas (educaci6n, ocupa- ci6n, estrato, hacinamiento, conducci6n de vehiculos), sociopoliticas (migraci6n) e individuales (consumo de alcohol y tenencia de armas de fuego). Se estim6 luego un modelo ajustado para cada uno de los delitos considerados (contra la propiedad: atra- co y extorsion por autoridad publica y por otros; contra la persona: amenaza, herida por anna de fuego y herida por arma blanca). Los modelos se estimaron por separado para Cali y para el agregado de seis ciudades en el pais (Cali, Bogota, Medellin, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira). Las variables consideradas fueron las siguientes: Demograficas2: Sexo, grupo de edad, estado civil, raza y religi6n. Sociales y econ6micas: Educaci6n, ocupaci6n, estrato, hacinamiento, conducci6n de algun vehiculo, tiempo de residencia en la ciudad y origen (urbano-rural). Individuales: Consumo de alcohol (embriaguez en el ultimo mes) y posesi6n de arrnas de fuego. Los resultados para la ciudad de Cali aparecen en el Cuadro 4 y los resultados para el conjunto de las ciudades de Cali, Bogota, Medellin, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira en la Cuadro 5. 2. El tipo de empleo se incluy6 en los analisis iniciales, con resultados poco satisfactorios. VICTIMIZACION EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI Cuadro 4 Analisis de regresi6n logistica para el riesgo de ser victima de cuatro tipos de delitos Modelos ajustados - Cali, Colombia, 1996. N= 2.904 Delitos Robo a mano Extorsi6n Extorsi6n Delitos contra la armada por otros aut. publica propiedad (todos) Variables OR IC 95% OR IC 95% OR IC 95% OR IC 95% demogrificas (Inf-Sup) (Inf-Sup) (Inf-Sup) (Inf-Sup) Sexo Femenino 1 1 1 1 Masculino 1.45 (1.11-1.89) 2.78 (1.39-5.53) 2.41 (1.52-3.84) 1.57 (1.21-2.03) Grupo de edad 15-24 n.s. n.s. n.s. 1 25-34 n.s. n.s. n.s. 0.64 (0.48-0.84) 35-44 n.s. n.s. n.s. 0.65 (0.48-0.87) 45 y + n.s. n.s. n.s. 0.66 (0.49-0.89) Estado civil Soltero n.s. n.s. 1 n.s. Separado/viudo n.s. n.s. 0.25 (0.10-0.64) n.s. Casado n.s. n.s. 0.58 (0.39-0.85) n.s. Uni6n libre n.s. n.s. 0.53 (0.36-0.78) n.s. Raza Negro/Indigena n.s. n.s. n.s. 1 Blanco n.s. n.s. n.s. 1.5 (1.07-2.10) Mestizo n.s. n.s. n.s. 1.48 (1.07-2.06) Mulato n.s. n.s. n.s. 1.07 (0.69-1.67) Socioecon6micas Educaci6n Ninguna/Primaria 1 n.s. n.s. n.s. Secundaria 1.46 (1.15-1.84) n.s. n.s. n.s. Universitara o mas 1.32 (0.91-1.93) n.s. n.s. n.s. Ocupaci6n Hogar/pensionado 1 n.s. n.s. 1 Trabajador 1.85 (1.28-2.66) n.s. n.s. 1.95 (1.37-2.76) Busca trabajo 1.75 (0.92-3.33) n.s. n.s. 1.95 (1.07-3.56) Desempleado 1.47 (0.94-2.28) n.s. n.s. 1.39 (0.91-2.13) Estudiante 1.85 (1.07-3.18) n.s. n.s. 1.49 (0.88-2.54) Estrato Bajo n.s. 1 n.s. Medio n.s. 0.33 (0.14-0.77) n.s. Alto n.s. 0.81 (0.25-2.63) n.s. Conduce vehiculo Ninguno n.s. n.s. 1 1 Bicicleta n.s. n.s. 1.26 (0.76-2.07) 1.28 (0.96-1.71) Moto n.s. n.s. 4.33 (2.87-6.54) 2.11 (1.56-2.85) Carro n.s. n.s. 3.31 (2.22-4.94) 1.66 (1.26-2.18) Origen Misma ciudad n.s. n.s. n.s. 1 Otra ciudad n.s. n.s. n.s. 1.05 (0.81-1.35) Zona rural n.s. n.s. n.s. 0.75 (0.59-0.95) Embriaguez en el ultimo mes Nunca 1 n.s. 1 1 Una vez 0.94 (0.69-1.26) n.s. 1.48 (0.96-2.28) 1.15 (0.88-1.51) Dos veces 0.97 (0.69-1.38) n.s. 1.72 (1.08-2.73) 1.21 (0.88-1.64) 3-4 veces 1.41 (1.02-1.95) n.s. 2.9 (1.90-4.43) 1.88 (1.40-2.53) 5 veces o mas 1.66 (1.06-2.59) n.s. 1.73 (0.91-3.29) 1.85 (1.22-2.81) Posesi6n de arma de fuego No 1 n.s. n.s. n.s. Si 1.6 (1.06-2.41) n.s. n.s. n.s. 78 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA (Continuaci6n Cuadro 4) Delitos Amenaza Herida arma Herida arma Delitos contra la blanca de fuego persona (todos) Variables OR IC 95% OR IC 95% OR IC 95% OR IC 95% demogrificas (Inf-Sup) (Inf-Sup) (Inf-Sup) (Inf-Sup) Sexo Femenino n.s. 1.00 1.00 1.00 Masculino n.s. 4.23 (1.90-9.42) 2.94 (1.40-6.19) 2.47 (1.58-3.86) Grupo de edad 15-24 n.s. n.s. n.s. 1.00 25-34 n.s. n.s. n.s. 1.20 (0.80-1.79) 35-44 n.s. n.s. n.s. 0.59 (0.36-0.98) 45 y + n.s. n.s. n.s. 0.59 (0.36-0.97) Socioecon6micas Ocupaci6n Hogar/pensionado 1.00 n.s. n.s. 1.00 Trabajador 4.13 (1.26-13.5) n.s. n.s. 1.95 (1.37-2.76) Busca trabajo 12.11 (2.84-51.7) n.s. n.s. 1.95 (1.07-3.56) Desempleado 1.66 (0.33-8.30) n.s. n.s. 1.39 (0.91-2.13) Estudiante 2.87 (0.48-17.4) n.s. n.s. 1.49 (0.88-2.54) Conduce vehiculo Ninguno n.s. n.s. 1.00 1.00 Bicicleta n.s. n.s. 1.06 (.050-2.26) 1.28 (0.96-1.71) Moto n.s. n.s. 2.28 (1.24-4.23) 2.11 (1.56-2.85) Carro n.s. n.s. 0.59 (.025-1.36) 1.66 (1.26-2.18) Migraci6n Origen Misma ciudad n.s. n.s. n.s. 1.00 Otra ciudad n.s. n.s. n.s. 1.05 (0.81-1.35) Zona rural n.s. n.s. n.s. 0.75 (0.59-0.95) Embriaguez en el ultimo mes Nunca n.s. 1.00 1.00 1.00 Una vez n.s. 2.27 (1.21-4.26) 0.89 (0.39-2.01) 1.62 (1.03-2.56) Dos veces n.s. 1.62 (0.73-3.56) 1.82 (0.88-3.74) 1.75 (1.05-2.93) 3-4 veces n.s. 3.09 (1.60-5.95) 2.48 (1.27-4.84) 2.05 (1.24-3.37) 5 veces o mas n.s. 2.19 (0.82-5.90) 2.87 (1.19-6.90) 2.51 (1.31-4.77) Posesi6n de arma de fuego No 1.00 n.s. 1.00 1.00 Si 3.21 (1.06-2.41) n.s. 3.06 (1.52-6.18) 1.21 (1.21-3.64) VICTIMIZACI6N EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 7 Cuadro 5 Analisis de Regresion Logistica para el riesgo de ser victima de cuatro tipos de delitos Modelos ajustados Cali, Bogota, Medellin, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira, 1996 N=5.618 Variables Delitos contra Delitos contra demograficas la propiedad la persona OR IC 95% OR IC 95% (Inf-Sup) (Inf-Sup) Sexo Femenino 1.00 1.00 Masculino 1.39 (1.16-1.68) 1.86 (1.24-2.79) Grupo de edad 15-24 1.00 n.s. 25-34 0.70 (.057-0.86) n.s. 35-44 0.84 (0.68-1.04) n.s. 45 y + 0.82 (0.65-1.04) n.s. Estado civil Soltero n.s. 1.00 Separado/viudo n.s. 0.41 (0.19-0.86) Casado n.s. 0.63 (0.44-0.92) Uni6n libre n.s. 1.12 (0.80-1.58) Religi6n Ninguna n.s. 1.00 Cat6lica n.s. 0.57 (0.37-0.90) Otra n.s. 0.66 (0.35-1.26) Socioecon6micas Educacion Ninguna/Primaria 1.00 n.s. Secundaria 1.26 (1.06-1.50) n.s. Universitaria o mas 1.15 (0.89-1.48) n.s. Ocupaci6n Hogar/pensionado 1.00 1.00 Trabajador 2.14 (1.64-2.78) 2.34 (1.26-4.37) Busca trabajo 2.42 (1.54-3.78) 3.57 (1.53-8.32) Desempleado 1.79 (1.29-2.50) 1.88 (0.88-4.01) Estudiante 1.27 (0.89-1.82) 1.45 (0.65-3.22) Conduce vehiculo Ninguno 1.00 1.00 Bicicleta 1.50 (1.20-1.89) 1.38 (0.91-2.08) Moto 1.84 (1.45-2.33) 1.68 (1.13-2.49) Carro 1.76 (1.45-2.15) 0.92 (0.62-1.37) Migraci6n Origen Misma ciudad 1.00 n.s. Otra ciudad 1.06 (0.89-1.27) n.s. Zona rural 0.82 (0.69-0.98) n.s. Embriaguez en el uiltimo mes Nunca 1.00 1.00 Una vez 1.30 (1.08-1.57) 1.51 (1.05-2.18) Dos veces 1.17 (0.94-1.46) 1.48 (0.98-2.24) 3-4 veces 1.57 (1.26-1.95) 1.53 (1.00-2.34) 5 veces o mas 2.21 (1.62-3.00) 3.04 (1 .87-4.97) Posesi6n de arma de fuego No 1.00 1.00 Si 1.40 (1.05-1.87) 2.35 (1.49-3.67) 80 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA 6. DiSCUSION 6.1 El caso de Cali Delitos contra la propiedad Robo a mano armada Los resultados muestran que tienen mayor riesgo de ser victimas de robo los hombres entre 15 y 24 afnos, que se describen a si mismos como blancos o mestizos, con educaci6n secundaria, trabajadores o estudiantes, con mayor experiencia urbana, que se embriagan con frecuencia (tres o mas veces al mes) y dicen tener annas de fuego en sus casas. Esto aporta evidencias que respaldan algunas de las hip6tesis iniciales, como el mayor riesgo de los hombres (Hsex), con mas educaci6n (Heco), que poseen un arma de fuego en casa (Harf) y consumen licor con frecuencia (Halc). Sin embar- go, no arrojan evidencia en favor o en contra de la hip6tesis de que los delitos contra el patrimonio afectan mAs a personas de mayor edad (Heda) ni a aquellos con menor experiencia urbana (Hurb). El estrato de la victima tampoco mostr6 resultados conclusivos. Resulta plausible asumir que son mas propensos a ser victimas de robo los hom- bres j6venes con mayor educaci6n, que ingresan al mercado laboral, pero no parecen afectarse necesariamente las personas que viven en los estratos altos. Se podria tratar de un grupo de personas que empiezan apenas a ascender econ6micamente y que toman riesgos como consumir alcohol con frecuencia. La posesi6n de un anna de fuego resulta intercsante, ya que podria describir igualmente a personas que asumen riesgos, pero podrian tambi6n haberla adquirido como consecuencia de haber sido robados. Extorsi6n Los analisis realizados no arrojan resultados muy robustos para este delito, en espe- cial en el caso de extorsi6n por otros diferentes a la autoridad publica. En el caso de la extorsi6n por autoridad publica, aparecen mas afectados los hombres solteros, que trabajan, conducen moto o carro, ticnen mayor experiencia urbana y toman alcohol con frecuencia, dando soporte a las hip6tesis relacionadas con un mayor riesgo para el soxo masculino (Hsex), las personas solteras (Hese), los de ingresos mas altos (Heco) y quienes se cmbriagan con mas frecuencia (Halo). Sin embargo, arroja evi- dencia en contra de la menor experiencia urbana (Hurb) como un factor de riesgo. Parece l6gico que presenten mayor riesgo de ser extorsionados por las autorida- des los hombres expuestos al contacto con estas. Que conduzcan moto o carro sugie- re que se trata de personas con ingresos mayores, pero podria estar relacionado con VICTIMIZACI6N EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI su exposicion a las autoridades de transito, en especial si son consumidores frecuen- tes de alcohol. El conjunto de delitos contra la propiedad Al analizar en conjunto los delitos contra la propiedad, aparecen con mas riesgo los hombres entre 15 y 24 afios, que trabajan o buscan trabajo, que conducen carro o moto, con mayor experiencia urbana y que se embriagan con frecuencia. Tambien aparecen con mayor riesgo las personas que se describen como blancas o mestizas. Para el caso de Cali, no resultaron importantes variables demograficas como la reli- gi6n, ni socioccon6micas como el estrato o el hacinamiento en el hogar. El tiempo de residencia en el lugar tampoco result6 relevante, al igual que el temor de ser victima de un crimen. Los datos apoyan entonces las hip6tesis relacionadas con una asociacion positiva entre el ingreso de la victima de un delito contra la propiedad y una mejor condici6n econ6mica (Heco). Evidentemente, el nivel de educaci6n, la ocupaci6n y el hecho de conducir un vchiculo, variables que se utilizaron como proxis de ingreso, aparecen asociadas al riesgo de ser victima de delitos contra la propiedad. Es interesante que los datos aporten evidencia en contra de la poca experiencia urbana de la victima como un factor dc ricsgo. Quizas las personas quc han migrado del campo tomen muchas mas precauciones al encontrarse en un ainbiente que en general les resulta hostil. En cuanto a la raza de las victimas, el mayor riesgo es para los blancos y mestizos. Los datos no permiten Ilegar a una conclusi6n en particular, pero podria ser un reflejo del acceso inequitativo de las personas de raza negra o indigena a mejores oportuni- dades de educaci6n y empleo. La asociaci6n entre la posesi6n de armas de fuego y el riesgo de ser victima de un delito contra la propiedad s6lo result6 positiva en el caso de las victimas de robo a mano armada. Es dificil con la informaci6n disponible tratar de inferir algimn tipo de relaci6n causal en este caso. Delitos contra la persona Amenazas Entre las personas que reportaron haber sufrido amenazas contra su vida para callar algo que sabian o cambiar de sitio de residencia, aparecen en especial hombres que trabajan o buscan trabajo y que poseen armas de fuego, aportando evidencia en favor de las hip6tesis relacionadas con una asociaci6n positiva entre el riesgo de ser ame- nazado y ser hombre (Hsex), con mejor situaci6n econ6mica (Heco) y posccr armas de fuego (Harf). 82 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMERICA LArINA Es decir, se trata de hombres activos econ6micamente y las amenazas podrian estar dirigidas a obtener algun tipo de lucro ccon6mico do cllos. De nuevo, la pose- si6n del arma podria significar que se trata de personas que asumen riesgos o simple- mente ser consecuencia de la amenaza recibida. En este caso los datos no arrojan sustento en favor o en contra de las deians hip6tesis. Herida por arma blanca (HAB) El modelo de regresi6n logistica para las HAB no result6 muy robusto, pero sugiero algunos aspectos importantes. Aparecen con mayor riesgo de ser victima de una he- rida por arma blanca los hombres que consumen alcohol con frecuencia, de menor educaci6n (5 afios o menos de escolaridad) y que poseen armas de fuego, sugiriendo de nuevo que existe soporte empirico suficiente en favor de las hip6tesis relaciona- das con una asociaci6n positiva entre el sexo masculino (Hsex), cl consumo de alco- hol (Halc) y poseer armas de fuego (Harf). Por otro lado, en el caso do las heridas por arna blanca, la baja educaci6n sugiere que se trata de las personas con menores ingresos. Herida por arma de fuego (HA F) Aparecen con mayor riesgo de ser victimas de HAF hombres, que conducen motos, consumen alcohol y poseen armas de fuego. El sexo masculino (Hsex) y el consumo frecuente de alcohol (Halc) siguen siendo factores de riesgo, similar a lo encontrado en los otros delitos ya analizados, pero que los conductores de moto aparezean con mayor riesgo es un hallazgo que amerita ser verificado y estudiado con mas detalle. Cali es la ciudad de Colombia con mayor nOunero de motocicletas y consecuente- mente el robo de estos vehiculos es un delito frecuente. Los motociclistas suelen ser personas j6venes y activas social y ccon6micamente, lo que podria explicar el riesgo aumentado. El conjunto de delitos contra la persona En el conjunto de delitos contra la persona aparecen con mayor riesgo los hornbres entre 15 y 35 anos, que se embriagan una o mas veces al mes y que poseen armas de fuego. Aunque finalmente no result6 una variable significativa en el modelo ajusta- do, ser trabajador o estar en busca de trabajo, tambien pareciera aumentar el riesgo para estos. Esto aporta evidencia a favor de las hip6tesis que afirman que los hom- bres tienen mayor riesgo (Hsex), al igual que las personas que se embriagan con frecuencia (Halc) y los que poseen armas en casa (Harf). Por el contrario, no aparece soporte en favor de las hip6tesis que sugieren un mayor riesgo de las personas de mas VICTIMIZACION EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 83 edad (Heda) y con mejor estatus econ6mico (Heco), mostrando que la asociaci6n entre un nivel de ingresos y el riesgo de ser victima de un delito contra la persona no es tan fuerte como en el caso de los delitos contra la propiedad, tal y coino se habia propuesto. La experiencia urbana de las personas no parece tener un papel importante en los delitos contra las personas que se incluyeron en el analisis. Al igual que para los delitos contra la propiedad, no resultaron importantes variables como la religi6n, el estrato, el hacinainiento en el hogar ni el tiempo de residencia en el lugar. Tampoco resultaron significativos el estado civil ni la raza. 6.2 El caso de seis ciudades de Colombia Para los datos agregados de las ciudades de Bogota, Medellin, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira, se analizaron los modelos compuestos de delitos contra las personas y delitos contra la propiedad. Se tomaron 5.618 observaciones, que incluian por supuesto las 2.904 de Cali. Delitos contra la propiedad En estas scis ciudades aparecen con mayor riesgo de haber sido victimas de delitos contra la propiedad, las personas del sexo masculino, entre 15 y 24 anios, que trabaja- ban, buscaban trabajo o estaban desempleados, que conducian cualquier vehiculo, que se embriagaban una o mas veces al mes, con mayor experiencia urbana y posee- dores de armas de fuego. Estos resultados son bastante similares a los de Cali, excep- to porque aparecen ademas con alto riesgo los desempleados y los conductores de bicicletas. El tamafno de la muestra per-mite sin duda que variables que pueden tener una importancia marginal, resulten significativas. Delitos contra las personas Aparecen en este caso con mayor probabilidad de ser victimas los hombres casados o en uni6n libre, que no profesan ninguna religi6n, trabajan o buscan trabajo, conducen motocicletas, se embriagan por lo menos una vez al mes y poseen annas de fuego. Tal y como apareci6 en Cali, trabajar o buscar trabajo (Heco), embriagarse (Hale) y po- seer armas de fuego (Harf) resultan significativas. Sin embargo, al contrario del ana- lisis para Cali, el modelo para las seis ciudades no sugiere que la edad sea significa- tiva y en cambio incluye riesgos como encontrarse en una uni6n conyugal, no profesar ninguna religi6n y conducir motocicleta. Las diferencias entre los modelos de Cali y de las seis ciudades juntas sugiere que existen particularidades en cada una de las ciudades, que modifican los riesgos indi- viduales de ser victima de un crimen. 84 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA 7. CONCLUSIONES Los resultados de los modelos de regresi6n logistica para los riesgos individuales, sugieren que las personas con mayores probabilidades de ser victimas de un delito, son j6venes, activas, conocen el ambiente urbano, asumen riesgos y poseen un ingre- so suficiente de mancra que resultan atractivos para los delincuentes. Asi mismo, sus ingresos les permiten consumir alcohol con frecuencia y comprar armas de fuego. Algunas de las caracteristicas que influyen en los riesgos que tienen las personas de ser victimas de un crimen, son el sexo masculino y la edad menor de 35 y en especial entre 15 y 24 anos. En cuanto a su actividad, trabajar, y por ende tener un ingreso, se convierte en un riesgo. Es posible ademas que al estar mas familiarizadas con el ambiente urbano se desplacen con mas frecuencia y menos precauci6n en la ciudad, pero tambien puede ser que la agresi6n por parte de familiares, amigos o conocidos sea frecucnte. Sin embargo, consumir mas de cinco tragos de licor en una sola ocasi6n aparece siempre asociado a los demas riesgos y se hace necesario obser- var dicha asociaci6n. Los resultados sugieren, ademas, que existe una motivaci6n economica para co- meter delitos en contra de la propiedad, pero las mas afectadas no parecen ser las personas de mayores ingresos, sino aquellas que empiezan a ser mas productivas econ6micamente. Esto puede corresponder a que las personas de mayores ingresos buscan fonnas de disuadir a los potenciales delincuentes. Ademas, es de esperarse que los j6venes se expongan mas y se protejan menos por inexperiencia, porque se piensan menos susceptibles por su edad o porque protegerse de un delito no es aun una de sus prioridades. Los datos muestran una asociaci6n entre estar activo econ6micamente y el riesgo de ser victima de un delito contra la persona, aunque dicha asociaci6n no es tan fuerte como en el caso de los delitos contra la propiedad. Esta asociaci6n podria sugcrir que una proporci6n importante de los delitos contra las personas tambien tiene motiva- cion econ6mica y que en el caso de Colombia muchos delincuentes agreden fisica- mente a sus victimas para intimidarlas o para evitar que reaccionen rapidamente. Las diferencias entre los resultados de Cali y los del conjunto de las seis ciudades indican la necesidad de estudiar las caracteristicas de las victimas en cada una de ellas, toda vez que los riesgos no s6lo dependen de factores demograficos, sino de aspectos culturales y ambientales que, aunque tienen generalidades para todo el pais, tambi6n presentan particularidades locales que afectan la probabilidad de sufrir un crimen. Este estudio refuerza la necesidad de ejercer control sobre el consumo de alcohol y el porte de anmas de fuego. Es importante tambien pensar en alternativas como informar a los j6venes que ingresan a la fuerza laboral sobre sus riesgos y las posibi- lidades para evitarlos. Usando datos poblacionales mapeados geograficamente, es VICTIMIZACI6N EN COLOMBIA: ANALISIS DEL CASO DE CALI 85 posible ademas focalizar intervenciones en las areas donde lhabitan o transitan en mayor conccntraci6n el tipo de personas encontradas a mayor riesgo en este estudio. Se hace necesario estudiar en mas detalle algunos aspectos como el mayor riesgo para los conductores de motos y aquellos aspectos sociales o individuales que resul- tan protectores para las personas que han migrado de una zona rural. Es importante, ademas, analizar con mas detenimiento la interacci6n entre los riesgos y sus determi- nantes en las diferentes ciudades del pais. Como se mencion6, a pesar de tratarse de resultados bastante contundentes, ana- lizar el riesgo de ser victima de un delito desde el punto de vista exclusivamente individual es solo una de las aproximaciones recomendables. Este estudio describe cn esencia aspectos relacionados con las personas, pero carece de datos para analizar su relaci6n con el tiempo y el espacio en que suceden los eventos estudiados. Por tratarse de un estudio transversal, los resultados deben analizarse con cuidado. Re- sulta riesgoso asumir relaciones de causalidad. Un seguimiento en el tiempo, com- pletar los datos con estudios de tipo ecol6gico-social y el uso complementario de metodos cualitativos de investigaci6cn, permitiran hacer inferencias causales en el futuro. REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Becker, Gary S. 1968 "Crime and Punishment: An Economic Approach". Journal of Political Economy 76: 169-217. 1993. "Nobel LectLre: The Economic Way of Looking at Behavior". Journal of Political Economy 101: 385-409. 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Lo testifican las mas de 100 muertes anuales por homicidio sobre 100 mil habitantes que se tienen en los niltimos afios. A pesar de ello, ain no se hacen esfuerzos suficientes para comprenderlo y atenderlo. Por ello, con esta presentaci6n buscamos aportar desde nuestra area de trabajo a la comprensi6n de la violencia dc orden criminal que -entre otras- esta afectando a la sociedad salvadorefia. El documento esta compuesto por cuatro apartados. En primer lugar, se presentan los datos acerca del crimen, desde fuentes institucionales hasta resul- tados de encuestas. El segundo apartado ofrece las estimaciones para identificar los fac- tores que, desde las victimas del Area Metropolitana de San Salvador (AMSs), estan asociados al crimen violento. En tercer lugar, las estimaciones para identificar los facto- res coII los resultados del sondeo con los reclusos salvadorefios. Y para finalizar el traba- jo, sc ofrecen las conclusiones y recomendaciones mas importantes referentes al tema. * Expresamos nuestro mais sincero agradecimiento a todas las personas que contribuycron a realizar este estudio y sin las cuales este esfucrzo no hubiese sido posible. En primer lugar, a los coordinadores del estudio, Daniel Lederman, Norman Loayza y Pablo Fajnzylber; en especial, a Daniel por su acertada y entusiasta orientacion y su inconmensurable paciencia. En segundo lugar, a los colaboradores del ludop: Michelle Melara, Patricia Jule de Arana, Luis Ventoza, Rodrigo Goitia y todos los intcgrantes del instituto que colaboraron. Un agradccimicn- to especial debe ser hecho a las autoridades de la Direcci6n General de Centros Penales, particularmente al licenciado Hugo Mario C6rdova, a Oscar Roberto Henaindez y a su asistente Guadalupe de Martinez, asi como tambicn a la licenciada Maria 'ITeresa de Mejia del Instituto Salvadorefno de Protccci6n al Menor, por su apoyo y comprensi6n. El informe se vio enriquecido por los comentarios de Rodolfo Cardenal y Marcela Smutt. A todos ellos nuestro mas sinicro agradecimicnto. 88 CRIMEN Y VIOLLNCIA EN AMERICA LA[INA 2. DATOS ACERCA DEL CRIMEN EN EL SALVADOR El presente apartado presenta un panorama de la prevalencia de la violencia criminal en El Salvador en general, y el Area Metropolitana de San Salvador (AMSS) en parti- cular. Para tal fin, hemos considerado dividirlo en cuatro partes. En la primera so presentan datos de delitos contra la vida, asi como sus tasas brutas y ajustadas. Se prosigue con datos de delitos contra la propiedad. En tercer lugar, abordaremos la victimizaci6n por crimen violento en perspectiva sobre la base de encuestas efectua- das por el ludop; y, finalmente, se desarrollan los resultados de la mini-encuesta de victimizaci6n en el AMSS. 2.1. Delitos contra la vida Homicidios a nivel nacional y en el Area Metropolitana de San Salvador (AMss) Segiin la Fiscalia General de la Repuiblica (FGR) los registros de homicidio a nivel nacional presentan un promedio de muertes intencionales mayor de 6.000 por afno, desde 1994 a 1997, describiendo una disminuci6n paulatina a partir de 1996. Sin embargo, de 1997 a 1998 el registro baja drasticamente, sefialando casi 2.000 homi- cidios menos. No obstante, es necesario considerar que la FGR efectu6 cambios en su funcionamiento, con la entrada de la nueva normativa juridica a mediados do 1998, tiempo en el cual los registros de esta acusan una interrupci6n por un lapso de dos meses en el caso de los homicidios'. Cuadro 1 Numero de procesos iniciados por homicidios no culposos y tasas nacionales sobre 100.000 habs. de 1994 a 1998 segun registros de la Fiscalia General de la Republica Aiaos 19940 19950 19960 1997 1998 Numero de homicidios 7.673 7.877 6.792 6.573 4.653 Tasa x 100.000 habs. 138.2 138.9 117.4 111.2 77.1 a Para estos ar)os los registros se limpiaron, pues contenian homicidios culposos y por accidentes de transito. b No incluye los homicidios cometidos en los meses de mayo y junio de 1998. tambien a la licenciada Maria Tcresa dc Mejia del Instituto Salvadorefio de Protecci6n al Menor, por su apoyo y comprensi6n. El intomie se vio enriquecido por los comentarios de Rodolfo Cardenal y Marcela Smutt. A todos ellos nuestro mas sincero agradecimiento. I . Se ha efectuado ulna aproximaci6n para el afto 1998, dividiendo el nutmcro de homicidios reportados por la FGR durante 1998 entre los diez meses de los cuales hay reporte, asi proyectamos sobre el n6mero de homicidios ocurridos. Cada mes tiene un promnedio de 465.3 muertes, multiplicadas por doce se obticnc un aproximado de 5.584 homicidios durante 1998. En todo caso, ello significaria una tasa (proyectada) de 92.6 homicidios anua- FACIORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 89 Es probable que esta drastica disminuci6n de homicidios en 1998 no s6lo se deba a la ausencia de los registros durante esos meses, sino tambicn a los cambios en los procedimnientos del sistema de justicia, experimentados con la vigencia de los c6digos Procesal y Procesal Penal. Las declaraciones de algunos funcionarios de la FGR lie- van a pensar que los nuevos c6digos afectaron su capacidad para registrar aquellos homicidios en los cuales no habia un indiciado en el proceso. A diferencia de los c6digos anteriores, donde la presencia de un cadaver con indicio de haber sido asesi- nado cra suficiente para registrarlo, independiente de la existencia de sindicados o sospechosos2, los nuevos c6digos obligan a reportar s6lo aquellos procesos que cuen- tan con indiciados y un proceso penal en marcha. Lo cual puede explicar la disminu- ci6n del registro, es probable que el nuimero real de homicidios sea mas elevado. Sin embargo, es importante sefialar que la nueva forma de registro de la FGR -inicia- da con las reformas penales- permite disponer de datos por cada una de sus oficinas departamentales, facilitando el calculo de tasas por departamento e identificando las zonas -aparentemente- con mayor o/y menor nimero de homicidios3. Los departamentos con tasas por 100.000 habitantes mas altas de hoinicidio estan ubicados en la zona occidental: Santa Ana (1 2.7), Sonsonate (IO1 . 1) y Ahuachapan (78.5), por encima -inclusive- de los departamentos que fornan parte de la zona metropolitana de San Salvador: San Salvador (59.5) y La Libertad (62.6), estas cifras refuerzan la hip6tesis de que las mayores tasas de homicidios no se dan en esta area (Cruz y Gonzalez, 1997), sino en algunos departamentos del interior, en especial en zonas rurales. En la zona oriente y centro, el indice de homicidios es menor: Chalatenango (55.2), San Miguel (55.7), Morazan (31.5), La Uni6n (57.2), San Vi- cente (24.8), Cabafias (56.7) y Cuscatlan (56.9). Exceptuando La Paz y Usulutan que presentan tasas mayores de 76.3 y 72.3, respectivamente. Para el AMSS, la institucion que mejor registra la magnitud del probleina es el Instituto de Medicina Legal (IML). Este ofrece el iinmero de autopsias realizadas por homicidios. Dada la forma de registrarlos, en la cual no se consigna el origen de la lesi6n que caus6 la muerte, no es posible hablar exclusivamente de homnicidios, algu- nos casos se refieren a suicidios. les por cada cien mil habitanites. Ello implicaria, que las tasas de homicidio habrian bajado on el lapso de los iltimios cuatro afnos. 2. La figura juridica era: "Sobreaveriguar homicidio". 3. Estos cilculos fueron hechos de los reportos quc brind6 la Fiscalia a partir de julio de 1998 a mayo de 1999. de manora que no se complet6 un afio, por tanto, las tasas se quedaran cortas con respecto a las medidas reales; sin embargo, el ejercicio puede ser util para comparar si se asume que la distribuei6n de homicidios por departa- mento es la misma en el mes que falta. 90 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMEICA LArlNA Cuadro 2 Numero de muertes violentas no debidas a accidentes de transito y tasas sobre 100.000 habs. en la Area Metropolitana de San Salvador entre los anlos 1993 y 1998 Afios 1993 1994 1995 1996 1997 1998 NOmero de homicidios 1.207 1.305 1.350 1.197 1.163 1.319 Tasa x 100,000 habs. 85.4 89.5 89.8 77.3 72.6 80.4 Fuente: Instituto de Medicina Legal "Dr. Roberto Masferrer". De acuerdo con los datos, la mayor parte de las muertes son provocadas por armas de fuego o artefactos explosivos. Alrededor de un 15% son provocadas por armas blancas o cortopunzantes y el resto se deben a golpes, ahorcamientos o intoxicaciones4. De acuerdo con los registros del IML, se observa que la mayor parte de los homi- cidios y muertos violentas ocurren en personas del sexo masculino, entre 15 y 34 afios de edad (Cruz, 1997). La tasa de homicidio en este grupo supera las 200 muertes por 100 mil habitantes para 1998, mientras el grupo de inujoros do la misma edad no supera las 20 muertes por 100 mil habitantes. Mayores de 35 anios, presentan una tasa para hombres de 153 y mujeres de 16 muertes por 100.000 habitantes. Las tasas disminuyen sustancialmente en menores de 15 anios tanto en hombres como en muje- res con 7 y 2 muertes por 100.000 habitantes, respectivamente. Por municipio el IML reporta las mayores tasas en: San Salvador (146), llopango, (80) San Marcos (58) y Mejicanos (50). En menor cscala se encuentra: San Martin (43), Apopa (40), Soyapango (35) y Ciudad Delgado (25). Mientras que las tasas mas bajas se encuentran en los municipios de Ayutuxtepeque (22) y Cuscatancingo (150)5. Lesiones y otros delitos contra la vida Si los datos sobre homicidios y muertes violentas parecen poco fiables por los pro- blemas de registro en las instituciones, los datos de lesiones y otros delitos contra la vida que no terminan en homicidio lo son aun mas6. No obstante, observemos los datos de la FGR y de una encuesta do victimizaci6n ofectuada por el ludop. 4. Para el calculo de los posibles homicidios se han sumado las muertes por armias de fuego, armas blancas, artefactos explosivos, traumas craneo-encefalicos no debidos a accidentes, aborcamientos, el 15% de las intoxicaciones de cualquier tipo con excepci6n de la alcoh6lica y el 15 ° o de las muertes por causas desconoci- das. 5. El IML en el AMSS no atiende los dos municipios del departaniento de La Libertad (Santa Tecla y Antiguo Cuscatlan), por lo cual no es posible incluir sus tasas en este informe. 6. Esto se debe a que el sistema nacional de salud el cual seria el mas indicado para hacerlo- no lleva practica- mente ningun registro epidemiol6gico util para definir estos casos. FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 91 El numero de procesos iniciados por la FGR de lesiones ha sido distinto a lo largo de los ultimos cinco anios (Cuadro 3). En 1994 cl n6mero de causas iniciadas por lesiones fue de 6.433, cifra triplicada en 1995, que luego cay6 a 8.403 en 1997, incrementando en 1998. En cambio, los reportes de procesos de violaciones y secues- tros parecen ser mas estables y ambos coinciden en mostrar una alza de procesos hacia 1996, para luego disminuir en 1998. En cuanto a las amenazas, la Fiscalia registra un aumento paulatino en este tipo de procesos en los ultimos cinco afios: de un promedio de 3.600 ainenazas entre 1994 y 1995, se ha pasado a 5.000 casos en 1997 y 1998. Cuadro 3 Numero de procesos iniciados por la FGR por delitos contra la persona a nivel nacional. Anos 1994 a 1998 Afhos Delito 1994 1995 1996 1997 1998 Lesiones 6433 16182 14352 8403 9251 Violaci6n 1876 1666 2019 1506 1250 Secuestro -^ 126 161 59 64 Amenazas 3667 3650 4790 5321 5246 ^ No hay datos disponibles. Fuente: Registros de la Fiscalia General de la Republica. Los datos de la Fiscalia difieren de la encuesta realizada por el ludop a mediados de 1998 (b), que muestra que mas del 3% de la poblaci6n adulta reporta haber sido victima de un ataque con golpes en el transcurso del ultimo afio. Ademas re revela quo casi el I % fue victima de heridas con arma blanca, un 0,7% de heridas con arma de fuego y que cerca del 8% report6 amenazas. Estas cifras pueden parecer pequefias, pero un ejercicio de proyecci6n de estos porcentajes sobre la poblaci6n adulta7 total del pais se obtiene que alrcdedor de 96.000 personas han sido golpeadas en el lapso de un afno; aproximadamente 29.000 heridas con anna blanca; 22.000 han sufrido de ataques con armas de fuego y que casi 285.000 personas fueron amenazadas por alguien'. 7. Considerando que [a poblaci6n adulta del pais rondaba por los 3 millones 200 mil personas en 1998. 8. Este ejercicio de proyecci6n no pretende ni puede ofrecer cifras precisas dado que el sondeo en cuesti6n no fue totalmente probabilistico y por tanto no es posible aplicar tecnicas de expansi6n a los datos de la muestra, ademais que las cifras son en general muy bajas, aumentando los rangos de variabilidad de los resultados; no obstante, el mismo ofrece una idea de la magnitud del problema al pensar en teiminos absolutos y no en termi- nos de porcentajes. 92 CRIMEN Y VIOLENCIA [N AMER1CA LAIINA 2.2. Delitos contra la propiedad Segun los registros y las encuestas de victimizaci6n, este tipo de delitos constituye el de mayor magnitud en cl pais. La Fiscalia General de la Repitblica ha estado proce- sando un total aproximado de 10.000, en los iiltimos a-nos a excepci6n de 1998 que aument6. Sin embargo, las encuestas de victimizaci6n reportan un nivel auin mayor de prevalencia de tales hechos. El Cuadro 4 nos muestra las tendencias de los proce- sos iniciados dc delitos en contra de la propiedad desdc 1994 a 1998. Cuadro 4 Numero de procesos iniciados por la FGR por delitos contra la propiedad a nivel nacional Anos 1994 a 1998 Afhos Delito 1994 1995 1996 1997 1998 Robo 3.484 3.647 5.288 3.825 9.388 Hurto 3.168 5.280 4.185 5.988 13.075 Dahos 2.184 2.498 2.273 2.586 2.136 Fuente: Fiscalia General de la Republica (FGR). La cncuesta de victimizaci6n del Instituto Universitario de Opini6n Publica de la UCA, revcla que casi el 20% de los ciudadanos ha sido victima de robo a mano arma- da en el lapso de un aino, y alrededor del I l% ha sido victima de extorsi6n (ludop, 1998B). 2.3 La victimizaci6n por crimen violento en perspectiva Datos mas consistentes en cuanto a la magnitud y tendencia de la victimizaci6n en los uiltimos afios, son observables a partir de las encuestas acerca de la delincuencia hechas por cl ludop de 1993 a 1998. Para febrero de 1993 este instituto report6 que el 31% de las familias salvadore- fias fue victima de algun hecho criminal; en agosto del siguiente afno, otra encuesta indica que el porcentaje asciende al 35%, y en mayo dc 1996 disminuye al 26,4%. Finalmente, en la medici6n correspondiente a la encuesta de julio de 1998, el porcen- taje de victimas a nivel nacional se mantiene con un 25,7%9. 9. Esta comparaci6n es posible dado que todas las encuestas sc hicieron siguiendo el mismo procedimiento metodol6gico de muestreo (aunque en 1993 la investigaci6n s6lo se limito al Area urbana) y una formulaci6n de la pregunta de victimizaci6n muy similar. FACI0ORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 93 Estas tendencias ponen en duda la impresi6n de que el crimen violento se incrementa en el pais, y muestra que en el pasado pr6ximo los salvadorefios percibian un mayor nivel de victimizaci6n'°. 2.4 Mini-encuesta de victimizaci6n: la incidencia del crimen violento en cl AMSS en 1999 Esta encuesta fue incluida dentro del presente proyecto con el prop6sito de probar un instrumento que pudiese tener la capacidad de recoger la incidencia de la victimizaci6n y las circunstancias que la rodean, de forrna rapida, sencilia y a bajo costo11. Los resultados de la encuesta nos permiten definir: las victimas c intensidad del delito, caracteristicas, dia y hora, c incidencia policial y denuncia del delito'2. Los resultados en cuanto a la frecuencia de victimas e intensidad del delito, deta- Ilan que un 11,7% del total de personas que viven en los hogares seleccionados, fueron victimizados durante los uiltimos seis meses. Si tomamos como referente s6lo al jefe del hogar, la cifra indica un 14,7% para este. Dato interesante resulta que las personas que salen del hogar por razones de traba- jo y estudio, son las mas expuestas a ser victimas. Por ejemplo, el jefe del hogar es el que sufre de mayor victimizaci6n, en segundo lugar el o la c6nyuge, y en tercero los hijos, si consideramos quc sicte de cada diez dc los jefes de hogar trabajan, los datos dc mayor exposici6n y movilizaci6n -al lugar de trabajo u otros- de sus hogares coinciden. En cuanto al numero de vecs que ha sido victima una persona, se presenta que el 30% han sufrido alguin hecho delincuencial, de estas el 68% ha padecido de un hecho delictivo en una ocasi6n. Alrededor de un 17% han sido victimas en mas de dos ocasiones. La frecuencia disminuye al ser 3 o 4 veccs victima de acto delictivo con 8% y 2,4% respectivamente. 10. Para una comprensi6n de la dinamica de la violencia y su impacto en la respuesta publica, ver el apartado titulado "Un modelo de histeresis dc violencia" en Londoflo y Guerrero (1999). 11. Para el disenio del marco muestral se tom6 como base la cartografia censal del AMSS (Direcci6n General de Estadisticas y Censos, del Ministerio de Economia de El Salvador). El proceso de selecci6n de segmentos en donde se aplie6 la encuesta fue sistcmatico con un arranque aleatorio. La aplicaci6n del cuestionario se hizo por aproximaci6n no sistematica a los hogares ubicados en los seginentos seleccionados. Se consideraron cuotas por sexo y edad del entrevistado para su selecci6n. Para garantizar el proceso de selecci6n del entrevistado se diseharon boletas que conteniian las caracteristicas que debia cumplir la persona a ser encuestada. La muestra final obtenida fue de 937 encuestas validas con un margen de error estimado de +/- 0.032 (3.2 por ciento) para toda la muestra. 12. En esta mini-encuesta se incluyeron algunas caracteristicas del victimario seguin la visi6n de la victiia, pero por orden de espacio se consider6 enfocar sobre el victimario solo con los datos recopilados en el sondeo con los reclusos. 94 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERIC'A LATINA De las caracteristicas del delito los datos indican que el tipo de delito mas fre- cuente entre los victimarios es el de robo sin agresi6n (70,6%), en segundo lugar se encuentra el mismo hecho pero agravado (20,8%). El dato menor csta en la agresion fisica (5,6%), secuestros (0,7%) y otros (2,3%). Asimismo, las victimas se ven afectadas en cl area econ6mica, los resultados descri- ben que el 27,4% de las victimas tienen perdidas estimadas entre los 151 a 500 colones; un 14,2%, entre 500 y un mil colones; y un 19,1% entre un mil a cinco mri colones. En cuanto a dafios morales o psicol6gicos por causa de haberse enfrentado como victima a un hecho delincuencial, el 52% manifest6 que no se consideraba dafnado. Evaluando el lugar de ocurrencia del delito, los afectados sefialaron la via publica (34,7%) como el sitio de mayor frecuencia. Se consolida la tesis de que las personas mas afectadas lo constituyen los transeuntes; por ejemplo, se asever6 que el lugar del percance delincuencial fue la parada de autobuses (8,3%) y en el interior del trans- porte colectivo (20,9%). Tenemos que dos tercios de los hechos ocurren a personas que transitan por la ciudad. Datos menores sefialan que cl hecho delictivo se desarro- 116 en el vecindario (11,9%), la vivienda (14,5%) y el lugar de trabajo (5%). Ahora bien, las cifras anteriores permiten establecer zonas donde ocurre el crimen consignado por la victima. Partiendo de 6stas, se ha elaborado una mapa del AMSs en funci6n del porcentaje de hechos delictivos ocurridos en cada una de las zonas o municipios sefialados. Sc observa que las zonas en el municipio de San Salvador donde la incidencia criminal es mas alta son: 1, 8 y 6. Asimismo, la zona 1 del muni- cipio de Mejicanos, presenta una cifra elevada. Estas zonas estan conformadas por barrios de sectores bajos o medio-bajos en los que suele haber mucha actividad co- mercial y transito de personas, coincidiendo en que la mayoria de los hechos son cometidos en via puiblica. Dato interesante resulta el dia y hora en que ocurren. Seg(in las cifras, las frecuen- cias maximas de los dias correspondcn a los miercoles (14,5%) y sabados (14,2%). Descendiendo se encuentra el dia viemes (13,2%). El resto de dias de la semana, presentan similar incidencia (10,9%). El minimo de ocurrencia se reporta el dia do- mingo (7,3%). En cuanto a la hora, la cifra mayor se centra a las 6:00 p.m. -hora en que converge la jornada de trabajo iinica, un fuerte contingente de personas que re- gresan a sus casas, y la oscuridad-. En cuanto al periodo de mayor probabilidad de asalto es entre las 5:00 p.m. y 7:00 p.m. Durante el dia, la unica hora cn la que la delincuencia se retrae es a la una de la tarde. Referente a la denuncia del delito y la incidencia policial, los datos recopilados presentan en primer lugar que un 47% del total de afectados no conocen un puesto de la PNC en la zona, el 38% confirm6 la existencia y un 15% manifest6 no saberlo. Asimismo, se investig6 la actitud de las victimas en terminos de interponer la denun- cia de un hecho delictivo, el 20% afirm6 quc denunci6 el hecho a las autoridades contra un 80% que manifest6 no hacerlo. FAC20RES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 95 Figura 1 Porcentajes de victimizaci6n por cualquier tipo de hecho de violencia segun zonas y municipios del Area Metropolitana de San Salvador Menos de 1% -- Enbe 1% V 2% - Z Entire 2% y 5% inEntb 5% 10% P.PA' Man de 10% UEMIMAR.-r Z,d ( 3t \1 3 3.LsFCOE SCAO LA< VICIMIACDLOND PO RMNVOET coLoN XFf72 g b M aJz AN MAIRTIN 3.1 Deiicoe de ;---ctim;a con 2 t Z A Iln ea es preis deii qu comp4reerno po vicima par elo epa N IUE g -- rM Z 4 > CUUSCATLAN % r t 3. Los FACTORES ASOCIADOS A LA VICTIMIZACION POR CRIMEN VIOLENTO 3.1 Deiiniciones de victima A continuacion se presentan los resultados del estudio Multicentrico Activa en el AMSS, en el cual se efectuia el analisis economdtrico de los datos'3. Antes de entrar de Ileno al tema, es preciso definir que comprenderemos por victima, para ello se parte de la idea quc para diversos tipos de crimen, las causas pueden ser distintas. En esta ocasi6n hemos distinguido entre los crimenes con motivaci6n econ6mica, y los que no la tienen. Para ello, la encuesta del ludop/ops en el AMSS efectu6 14 preguntas sobre victimizaci6n, a partir de la cual se construyeron 10 tipos, que son: 13. Para mayor informaci6n acerca de la metodologia, colisultar directamente el estudio. 96 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMtRICA LATINA Variable Definici6n Vcual victima de cualquier tipo Vcual2 victima de cualquier tipo excluyendo 'pariente cercano asesinado' Veco victima de cualquier tipo con motivaci6n econ6mica Vecov victima de crimen violento con motivaci6n econ6mica Vseco victima de crimen no violento con motivaci6n econ6mica Viocual victima de crimen violento por cualquicr motivaci6n Viocual2 victima de crimen violento por cualquier motivaci6n, excluyendo 'pariente cereano asesinado' Vsineco victima de crimen violento sin motivaci6n econ6mica Vpolicia victima de policia Armabf victima herida con arma de fuego y/o arma blanca 3.2 Estudio econometrico y resultados Esta secci6n se divide en dos partes. Primero, se intent6 determinar que factores socioecon6micos y demograficos son determinantes en la probabilidad que un indi- viduo sea victima4. En la segunda parte, se realiza un ejercicio para determinar en que medida la guerra y existencia de armas pueden incidir en la victimizaci6n. Los factores demogrdficos y socioeconomicos Los resultados de este ejercicio muestran que la variable demografica como el sexo, cs significativo en los casos de victimas de cualquier tipo de crimen y de cualquier tipo de crimen violento, indicando que los bombres tienen mayor probabilidad que las mujeres. El caso de la edad, result6 ser significativo al 1%, indicando que entre mas joven es el individuo, mas alta es la probabilidad de ser victima. Con relaci6n a las variables econ6micas, el empleo result6 ser un dato significati- vo, sugiriendo que si una persona percibe algfin ingreso por estar empleada, sus pro- babilidades de ser victima de alguin tipo de crimen aumenta. Esto tiene mas sentido aun con las victimas de crimen violento con motivaci6n econ6mica, ya que se esperaria que las personas que estan empleadas se movilizan mas para transportarse a sus lugares de trabajo, y son candidatos a victima de aque- llos sujetos que cometen crimenes con fines lucrativos. Sin embargo, el resultado no fue significativo para las victimas de crimen con motivaci6n economica y sin violencia. 14. Para cumplir con los objetivos planteados al inicio del trabajo, se procedi6 a encontrar la relaci6n que existe entre la probabilidad que una persona sea victima o no, y una serie de variables explicativas. FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 97 Cuadro 5 Modelos Probit. Variable dependiente: probabilidad de ser victima (valor z entre parentesis) Variable Victima de Victima de crimen Victima de crimen Victima de cualquier violento con con motiv. econ. crimen violento tipo de crimen motiv. econ. sin violencia de cuaquier tipo Intercepto 0.545 -0.226 -0.128 -0.046 (3.141)* -(1.158) -(0.763) -(0.258) Sexo 0.175 0.119 0.121 0.214 (2.190)^* (1.334) (1.460) (2.577)* Edad -0.016 -0.016 -0.010 -0.016 -(5.615)* -(4.895)* -(3.365)* -(5.230)* Blanco -0.022 0.037 -0.106 0.067 -(0.238) (0.353) -(1.051) (0.680) Mulato 0.019 -0.062 0.086 -0.055 (0.140) -(0.402) (0.609) -(0.382) Negro -0.340 0.009 -0.634 -0.074 -(1.626) (0.041) -(2.353)** -(0.347) Indigena 0.122 0.486 -0.362 0.295 (0.479) (1.833)*** -(1.212) (1.133) Sexo del jefe del hogar -0.216 -0.083 -0.197 -0.109 -(2.532)'- -(0.865) -(2.196)-- -(1.216) Numero de personas -0.029 -0.022 -0.033 -0.011 -(1.701 )** -(1.183) -(1.773)*** -(0.648) Empleo 0.165 0.291 0.260 (1.980)** (2.989)^ (2.922)- Ingreso del hogar -8.1 E-06 -2.4E-05 -1.3E-05 -(1.146) -(2.209)-' -(1.534) LR -798.321 -600.093 -665.652 -714.487 LRR -824.664 -624.396 -679.933 -740.833 Chi-cuadrado 52.684 48.607 28.561 52.691 Significancia 8.5E-08 4.8E-07 3.8E-04 8.5E-08 Observaciones 1210 1210 -1295 1210 Predicci6n 60.33 78.93 78.15 70.17 Nota: Los asteriscos indican el nivel de significancia, ' (1 %), - (5%) y (1 0%). LR es el log likelihood, LRR es el log ligkelihood con restricci6n, Chi-cuadrado es 2(LR-LRR), significancia es el nivel al que se rechaza la hip6tesis nula para la prueba Chi-cuadrado, y Predicci6n es el porcentaje de observaciones correcta- mente predecidas. Las variables empleo e ingreso de personas no fueron significativas para las victimas de crimen con motivaci6n econ6mica sin violencia, y al dejarlas fuera no cambiaban los otros resultados por lo que se dicidi6 excluirlas para este caso. El Cuadro 6 nos permite visualizar que individuos, que viven en municipio con una tasa de desocupaci6n alta, tienen menos probabilidad de ser victimas en los casos de cualquier tipo de crimen, victima de crimen violento con motivaci6n econ6mica, y victima de crimen violento de cualquier tipo, de alli que esta variable se incluye en el modelo final para estas tres definiciones de victima, pcro no asi para las victimas de crimen con motivaci6n econ6mica pero sin violencia. 98 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMIRICA LATINA Cuadro 6 Pruebas de significancia para seis variables comunales Variables Victima de Victima de crimen Victima de crimen Victima de comunitarias cualquier violento con con motiv. econ. crimen violento tipo de crimen motiv. econ. sin violencia de cuaquier tipo Desocupaci6n alta -0.208 -0.178 -0.134 -0.215 -(2.455)-* -(1.831)*** -(1.455) -(2.391)** Desocupaci6n baja -0.100 -0.130 -0.134 -0.292 -(0.454) -(0.493) -(0.561) -(1.200) Subempleo alto -0.018 -0.056 0.033 -0.025 -(0.219) -(0.582) (0.368) -(0.286) Subempleo bajo 0.143 0.034 0.220 -0.011 (1.353) (0.289) (2.026)** -(0.102) Ingreso per capita alto -0.041 -0.085 -0.074 -0.025 -(0.189) -(0.325) -(0.309) -(0.286) Ingreso per capita bajo 0.248 -0.071 0.794 -0.011 (1.050) -(0.264) (3.530)* -(0.102) Educaci6n alta -0.061 0.079 -0.106 -0.009 -(0.494) (0.581) -(0.790) -(0.073) Educaci6n baja 0.068 0.081 -0.183 0.264 (0.490) (0.528) -(1.195) (1.869)*** Pobreza alta -0.072 -0.137 0.132 -0.227 -(0.683) -(1.146) (1.211) -(2.014)** Pobreza baja -0.224 -0.267 -0.128 -0.273 -(1.957)** -(1.939)*** -(1.008) -(2.209)** Desigualdad alta -0.095 -0.048 -0.198 0.005 -(1.136) -(0.506) -(2.221)*i (0.063) Desigualdad baja -0.040 0.134 -0.344 0.214 -(0.319) (0.995) -(2.420)** (1.689)*** Nota: Cada columna representa la estimaci6n de seis ecuaciones. Cada ecuaci6n es el modelo basico del Cuadro 1, al que se le aFiadi6 individualmente la pareja de variables comunitarias. Sin embargo, este criterio no se pudo aplicar en todos los casos, dado que a veces habia correlaci6n entre las variables. Asi, tenemos que en el caso de las victimas de crimen con motivacion econ6mica sin violencia, la variable de comunidad con subempleo bajo es significativa y con signo positivo, al igual que la variable de co- munidad con ingreso per capita bajo. De estas dos, se prefiri6 dejar en el modelo final, la uiltima. Tambien, las variables de educaci6n y pobreza no resultaron consistentes en las estimaciones, asi que no se incluyeron en el modelo final. Asi mismo, significativa resulta la variable comunidades con desigualdad socioecon6mica baja, para los casos de victimas de crimen con motivaci6n econ6mi- FACIORES SOCLALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 99 ca sin violencia y de crimen violento de cualquier tipo, aunque con signo distinto. Siendo significativa y de signo negativo para el primer caso, indica que si las perso- nas viven en comunidades mas o menos homog6neas, tienen menos probabilidad de ser victima de crimen con motivaci6n econ6mica sin violencia. Y en el segundo caso en quc el signo es positivo, si las personas residen en comunidades donde la desigual- dad es baja, se incrementa la probabilidad de ser victima de crimen con violencia de cualquier tipo. En el Cuadro 7 senalamos los resultados de los factores de disuasi6n. En estos se indica que el ser hombre aumenta la probabilidad de ser victima en los casos de las victimas de cualquier tipo de crimen y las victimas de crimen violento de cualquier tipo. En tonio a las variables econ6micas del individuo y hogar, en el caso del emp]eo se observa bastante consistencia entre los diferentes tipos de definici6n, con la ex- cepci6n de las victimas de crimen con motivaci6n econ6mica y sin violencia. No obstante, en todos los casos el signo es positivo, y esta indicando quc si la persona recibe alguin ingreso por estar empleado, tiene mayor probabilidad de ser victima. Con respecto a las variables socioecon6micas del municipio en que viven los individuos, aquellos que viven en comunidades con una tasa de desocupaci6n alta, tienen menos probabilidad de ser victimas de cualquier tipo de crimen, o de ser victi- mas de crimen violento de cualquier tipo. El caso de los que viven en comunidades con ingreso per ccipita bajo, la probabilidad de ser victimas de crimen con motiva- ci6n cconomica sin violencia es mayor. Por otro lado, aquellas personas que viven en comunidades con baja desigualdad en el ingreso, tienen menor probabilidad de ser victimas do crimen con motivaci6n econ6mica sin violencia, pero mayor probabilidad de ser victimas de crimen violento de cualquier tipo. Resulta interesante, que las variables de la municipalidad incluidas en esta ecuaci6n, resultaron ser significativas. Esto estaria indicando que las varia- bles socioccon6micas de la comunidad son importantes. La guerra y la posesion de armas En el Cuadro 8, se observa que la ecuaci6n (l) de la variable de ex combatientes no es significativa, aunque el valor z indica que apenas por un margen el coeficiente no es significativo al nivel del 10%; y adicionalmnente, el signo es positivo, lo que de algu- na manera estaria indicando que el ser un ex combatiente puede tener alguna inciden- cia en la probabilidad que la persona sea victima. 100 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMJRICA LATINA Cuadro 7 Modelos Probit con variables comunitarias y de disuasi6n. Variable dependiente: probabilidad de ser victima (valor z entre parentesis) Variable Victima de Victima de crimen Victima de crimen Victima de cualquier violento con con motiv. econ. crimen violento tipo de crimen motiv. econ. sin violencia de cuaquier tipo Intercepto 0.733 -0.116 0.101 0.064 (3.806)^ -(0.541) (0.472) (0.318) Sexo 0.190 0.084 0.106 0.206 (2.205)- (0.878) (1.113) (2.309)*- Edad -0.017 -0.018 -0.011 -0.018 -(5.473)- -(4.983)' -(3.259)* -(5.362)* Blanco -0.102 0.033 -0.132 0.016 -(0.978) (0.284) -(1.124) (0.149) Mulato -0.002 -0.047 0.082 -0.009 -(0.016) -(0.279) (0.518) -(0.054) Negro -0.456 -0.038 -0.861 -0.152 -(2.027)*- -(0.159) -(2.705)^ -(0.676) Indigena 0.171 0.555 -0.468 0.368 (0.658) (2.042)* -(1.383) (1.382) Sexo del jefe del hogar -0.298 -0.098 -0.228 -0.123 -(3.257)* -(0.975) 4(2.292)* -(1.304) Numero de personas -0.029 -0.030 -0.040 -0.007 -(1.581) -(1.455) -(1.880)*.* -(0.359) Empleo 0.183 0.318 0.027 0.273 (2.050)'- (3.071)' (0.271) (2.883)- Ingreso del hogar -7.1E-07 -1.2E-05 -3.3E-07 -4.1E-06 -(0.108) -(1.178) -(0.043) -(0.556) Comunidad con -0.239 -0.141 -0.293 desocupaci6n alta -(2.156)** -(1.139) -(2.360)- Comunidad con ingreso 0.590 per capita bajo (2.215)-* Comunidad con -0.349 0.416 desigualdad baja -(2.308)** (1.944)-* Comunidad con policia -0.204 -0.108 -0.242 -0.106 per capita alta -(1.994)' -(0.943) -(2.250)-- -(1.064) Comunidad con tasa de 0.022 0.123 -0.153 denuncia alta (0.205) (1.062) -(1.280) Comunidad con tasa de -0.324 denuncia baja -(1.373) LR -691.51 -533.49 -536.40 -627.00 LRR -723.75 -558.78 -558.78 -656.24 Chi-cuadrado 64.49 50.59 44.77 58.47 Significancia 8.2E-09 2.4E-06 4.5E-05 2.2E-07 Observaciones 1057 1057 1057 1057 Predicci6n 59.79 78.05 77.67 69.44 Nota: Los asteriscos indican el nivel de significancia, (1%), *' (5%) y (10%). LR es el log likelihood, LRR es el log ligkelihood con restricci6n, Chi-cuadrado es 2(LR-LRR), significancia es el nivel al que se rechaza la hip6tesis nula para la prueba Chi-cuadrado, y Predicci6n es el porcentaje de observaciones correcta- mente predecidas. FActrORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 101 Cuadro 8 Modelos Probit para evaluar la incidencia de la guerra, las armas y la disuasi6n en la probabilidad de ser victima de cualquier tipo de crimen. (valor z entre parentesis) Variable Victima de Victima de Victima de Victima de cualquier tipo cualquier tipo cualquier tipo cualquier tipo de crimen (1) de crimen (2) de crimen (3) de crimen (4) Intercepto -0.198 -0.214 -0.358 -0.295 -(5.562)' -(5.812)- -(5.536)' -(4.123)' Ex combatiente 0.318 0.277 0.270 0.291 (1.613) (1.393) (1.354) (1.401) Posee arma de fuego 0.240 0.228 0.119 (1.716)**. (1.636)*** (0.784) Empleo 0.209 0.236 (2.722)- (2.908)* Comunidad con policia -0.144 per capita alta -(1.765)*** LR -881.88 -879.00 -875.28 -771.07 LRR -883.19 -881.78 -881.78 -778.26 Chi-cuadrado (1 gl) 2.61 5.57 13.01 14.39 Significancia 0.11 0.06 0.00 0.01 Observaciones 1295 1293 1293 1136 Predicci6n 57.76 57.93 57.54 57.22 Nota: Los asteriscos indican el nivel de significancia, (1%), '^ (5%) y (10%). LR es el log likelihood, LRR es el log ligkelihood con restricci6n, Chi-cuadrado es 2(LR-LRR), significancia es el nivel al que se rechaza la hip6tesis nula para la prueba Chi-cuadrado, y Predicci6n es el porcentaje de observaciones correcta- mente predecidas. No obstante, este resultado se ve disminuido cuando se introduce la variable de annas de fuego, lo que estaria indicando que la baja significancia de la variable ex coinbatientes podria deberse a que el efecto se refleja a traves de la posesi6n de armas. De hecho, entre los combatientes, el 32,2% poseen armas, mientras que entre los no combatientes es del 6,6%. La posesi6n de armas de fuego resulta ser significa- tiva al nivel del 10% y con signo positivo, lo que indica que poseer armna tiene una probabilidad mayor de ser victima de cualquier tipo. Al incorporar la variable sobreempleo en la ecuaci6n (3), resulta significativa, con signo positivo y no cambia los resultados de esta (2). Mostrando robustez en los resultados de la ecuaci6n anterior, asi como en el resultado de que al percibir ingreso por alguin empleo, los individuos tienen mayor probabilidad de ser victima. Por iltimo, la inclusi6n de la variable ficticia indicando que el individuo reside en una comunidad con cl nrumero de policias per capita alto, resulta significativa, aun- que desaparece la significancia para la posesi6n de armas. 102 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA 4. Los FACTORES ASOCIADOS A LA VIOLENCIA IIOMICIDA Y REINCIDENCIA: UN SONDEO CON LOS RECLUSOS DEL SISTEMA CORRECCIONAL SALVADORENO Considerando necesario no s6lo conocer las caracteristicas de las victimas, y siguien- do una de las recomendaciones de los asesores del presente estudio (Fajnzylber, Lederman y Loayza, 1999), se procedi6 a investigar el entorno del victimario, para ello se condujo un sondeo entre los reclusos del sistema penitenciario nacional y j6venes que se encuentran en los centros de reinserci6n del Instituto Salvadorefio de Protecci6n al Menor (ISPM)"5. El sondeo busca establecer y asociar las variables relacionadas con las personas que el sistema de seguridad y justicia detecta como actores de un delito. Definir la relaci6n de los factores socioecon6micos y la posibilidad de ser un recluso acusado de homicidio, asi como los factores socioccon6micos relacionados con la probabili- dad de ser un recluso reincidente por cualquier tipo de delito'6. 4.1 Aspectos metodol6gicos El sistema penitenciario nacional esta conformado por 18 centros penales distribui- dos en todo el pais, mas tres pabellones de reos ubicados en igual numero de hospita- les. En total, para julio de 1999, el sistema albergaba 6.793 reos a nivel nacional (Direcci6n General de Centros Penales, 1999). En el caso de menores, el ISPM admi- nistra los centros reeducativos para menores que han cometido faltas, infracciones o delitos; este sistema esta compuesto por cuatro centros en el pais, los cuales para agosto de 1999 albergaban un total de 465 j6venes entre 12 y 23 afnos de edad (IsPM, 1999)17. Los centros se seleccionaron de forma aleatoria con excepci6n de la Penitenciaria Central (La Esperanza) y el Centro Penal de Apanteos por albergar mayor cantidad de poblaci6n. La distribuci6n de la poblaci6n reclusa en los centros penitenciarios seleccionados segun la muestra, aparece en el Cuadro 9: 15. El lector debe de considerar que en el sistenia penitenciario n1o estan todos los responsables de la violencia criminal (ver FESPAD, 1997) como tampoco los que mejor "representan" al tipo de poblaci6n que acude al uso de la violencia criminal. Con todo. las personas reclusas por hechos delincuenciales constituyen la poblaci6n mas cercana al tipo de gente que suele ejercer la violencia criminal penada socialmente y que puede ser abordada con menores dificultades considerando su situaci6n de reclusos, varios de ellos con condenas ya establecidas. 16. Para ello se utilizaran regresiones logisticas binarias para contestar, es decir, para identificar los factores asocia- dos al homicidio y la reincidencia por parte de los reos salvadoreinos. 17. Es necesario aclarar que los centros albergan a j6venes que exceden los 18 afnos, asi como los centros penales presentan a menores intemos. FACTORLS SOCIALES Y ECONOMICOS ASC)CIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 103 Cuadro 9 Distribuci6n de la poblaci6n reclusa y de la muestral8 del sistema penitenciario nacional Centro penitenciario Muestra N % Apanteos 158 25,0 Gotera 53 8,4 Carcel de mujeres llopango 37 5,9 Jucuapa 30 4,8 Penitenciaria Central "La Esperanza" 160 25,4 San Miguel 48 7,6 Penitenciaria Occidental "Santa Ana" 39 6,2 Sensuntepeque 27 4,3 Usulutan 29 4,6 Total 581 100 Fuente: Unidad de Estadistica Penitenciaria y Registro General de Delincuentes. ludop, resultados del sondeo de reclusos. En cuanto a los menores el centro de intemos del sexo masculino tuvo que ser sustituido porque el seleccionado originalmente enfrentaba problemas de indiscipli- na de sus internos al momento de hacer las entrevistas'9. La muestra definida para los menores se distribuy6 en dos centros de intemamien- to, expuestos a continuaci6n en el Cuadro 10. Cuadro 10 Distribuci6n de la poblaci6n interna y de la muestra en los centros de re-educaci6n de menores del Instituto Salvadorefio de Protecci6n al Menor Centros de re-educaci6n IV. Poblaci6n Muestra N % N % Rosa Virginia Pelletier 27 5,8 10 20 El Espino 69 14,8 40 80 Total 50 100 Fuente: Instituto Salvadorerlo de Protecci6n al Menor, Divisi6n de Atenci6n Institucionalizada. ludop, resultados del sondeo. 18. Se calcul6 la muestra segun la f6nnula para poblacioncs infinitas, con un error muestral del 4 % y con un nivel de significaci6n del 95%. 19. IPara tener una versi6n de la magnitud de los problemas y la dimensi6n violenta de los mismos ver: "Siete menores y un custodio heridos deja triftilca en penal", en: La Prensa Gr4fiea, I de septiembre de 1999, p. 40. 104 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA 4.2 Los delitos cometidos por los reclusos El delito de mayor frecuencia por el cual es acusado un recluso del sistema peniten- ciario o de reeducaci6n es de robo a mano armada con un 31,7%, prosigue un 25,5% acusado de algin tipo de homicidio. El 10/0/ ha sido intemado por poscsi6n y venta de drogas, mientras que un porcentaje similar (8,2%) ha sido procesado o esta siendo procesado por violaci6n o abuso sexual; las personas recluidas por agredir y lesionar a otras constituyen cl 6 % de la muestra y un 4 % es acusado de secuestro. Porcentaje menor se observa en acusados por delitos como: hurto (3,6%), estafa (3,5%), tenen- cia de armas (3,2%), extorsi6n (1,9%) y otros delitos (2,6%). La distribuci6n de los reclusos seguin el delito mas grave cometido20, muestra que el homicidio tiene la frecuencia mas alta con 29,2%. Le sigue el robo con 23% y por cometer otros delitos se encuentra el 24,6%. Descendiendo se encuentra la viola- ci6n con 10,9%, agredir y lesionar a otras personas corresponde al 7,6%. Y casi el 5% ha participado en secuestro. Los reclusos acusados de homicidios suelen ser mayoria, ubicandose entre 26 y 40 afios de edad (83,7%), poseen estudios de primaria, y la mayor parte de ellos se encontraban trabajando o poseian algun tipo de empleo (89,7%). Por su parte, entre los acusados de delitos de violaci6n se encuentran exclusivamente hombres (100%), las edades parecen distribuirse un poco mas, sobre todo hacia los masj6vcncs (33,3%), y la condici6n de desempleo es un poco mayor que en otros delitos (17,4%). Entre los reclusos por delitos de secuestro se destaca la concentraci6n de reclusos entre los 19 y 40 anios (93,3%); ademas es el delito en el que se encuentran mas personas con estudios superiores (1 3,3%) y en el que la proporcion de empleo regular es mas alta (96,7%). En el rubro de lesiones a otros, se encuentra una distribuci6n menos con- centrada de los reclusos segun su nivel educativo y, por tanto, el delito mas cometido por los que no tienen fonrnaci6n academica alguna (16,7%). Por otra parte, entre los acusados de robo se da comparativamente el porcentaje mas alto de menores de 19 afios (45,5%) y de personas que no trabajaban al momento de su detenci6n (17,9%). Finalmente, entre los sindicados de delitos de menor gravedad se encuentra el por- centaje mas elevado de mujercs (80%). 4.3 Aspectos relevantes En el siguiente apartado se describen algunas de las condiciones de los reclusos al momento de cometer el crimen -o al menos al momento de ser capturados- y que 20. Sc considera que los reclusos no siempre han sido acusados por el delito mas grave, por ello clasificamos segun delitos mas graves -de mayor a menor- el siguiente orden: homicidio, violaci6n. secuestro, lesiones a otros, robo, otTos delitos (hurto, estafa. tenencia de armas, extorsikn y otros). FAC1ORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN iN EL SALVADOR 105 pueden estar asociadas a su propia posici6n de victimarios y de responsables de al- gun tipo de violencia criminal. El sondeo con los reclusos del sistema penitenciario nacional y con los intemos de los centros de re-educaci6n juvenil explor6 la afiliaci6n de los mismos a las pan- dillas juveniles al momento de su captura. Los resultados indican que el 1 1% forma- ba parte activa de las maras cuando fue capturado21. Tambien se indag6 en cuanto a la migraci6n intema y extema. En cuanto a la intema, se encontr6 que el 50,7% de las personas recluidas residian en un lugar distinto a su lugar de origen dentro del pais. La migraci6n extema registr6 un 17,3% estuvo fuera por algun tiempo (usualmente Estados Unidos y Canada), del cual el 28% ha sido deportado de los Estados Unidos, lo que significa que del total de reclusos en el sistema, el 3,3% ha sido deportado. Uno de los factores ligados al ejercicio de la violencia es el consumo de alcohol y drogas (Cruz, 1999a). Una comparacion del porcentaje de reclusos que usaban drogas segun el tipo de delito mas grave cometido, revela que el 50% de acusados de lesionar a otras perso- nas consumian drogas; los sindicados de robo, violaci6n y homicidio usaban estupe- facientes en un porcentaje cercano al 42%; mientras que el porcentaje de consumo de drogas se reduce al 29% de los que estan consignados por cometer delitos de menor gravedad. Entre los acusados de secuestro, nadie reconoci6 hacer uso de estos. En cuanto a la posesi6n de armas y municiones, se cuantifica una cifra del 28,5% que poseia un arma de fuego al ser capturado. De esas personas, el 76% poseia un arma de fuego corta, el 8,3% expres6 que tenia un arma larga, el 3,3% dijo que tenia un arma "hechiza", o sea, un arma de fuego fabricada de manera artesanal, y cl 12,2% dijo tener varios tipos de armas de fuego, incluyondo explosivos. Al cuestionar el lugar donde obtuvo el anna, como primera fuente se considera el mercado ilegal. Y para la obtenci6n de municiones se sofiala las tiendas legalizadas, asi podemos observar las cifras en el Grafico 1. En el caso de la portaci6n y obtenci6n de las armas seguin el tipo de delito perpe- trado por el recluso, los acusados de homicidio son los que poseen un porcentaje mayor de annas de fuego (42%); en cambio, los procesados por violaci6n sexual reportan la tasa mas baja de tenencia de armas de fuego (17,4%). En una tendencia descendente se encuentran los delitos de: secucstro (30,0%), lesiones (25,0%), robo (24,1%) y otros delitos (21%). 21. Esto no significa que en cl pasado no hayan formado parte de las pandillas. 106 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAFINA Grafico 1 Forma en que los entrevistados consiguieron las armas y las municiones (en porcentajes) Artefacto 47.5 MArma ,Munici6n 42.5 - 35.9 23.2 10.5 7 2 -6.6 Tienda Mercado Regalada Robada Equipo de Otras legal negro trabajo' formas Se refiere a los que trabajan en la policia y en instituciones de seguridad. Finalmente, otro aspecto que indag6 el sondeo sobre annas se refiere al aprendi- zaje de su uso. Casi el 35% de los reclusos que tenian armas aprendieron a usarlas en el cj6rcito o en algfn cuerpo de seguridad p6blica22; el 20,4% sostuvo que aprendi6 por su propia cuenta; un porcentaje menor de 19,9% dijo que aprendi6 con ayuda de un amigo o conocido; cl 11% fue entrenado por un familiar; el 6% aprendi6 mientras estaba en la guerrilla; y, casi el 4% aprendi6 a usarla mientras era miembro de una empresa de seguridad privada. 4.4 Historia personal de los reclusos En esta parte se desarrollan basicamente tres elementos claves de la historia de los reclusos: la participaci6n en la guerra, la vinculaci6n con un familiar o conocido delincuente y la reincidencia. De los reclusos del sistema un 70,7% no formaron parte de ningun bando durante la guerra, asi como no participaron activamente en la misma. No obstante, el 29,3% si lo hizo, distribuyendose un 22% como parte del ejercito en alguna de sus ramas, el 6,2% en la guerrilla del FMLN y Ci 1,1% form6 parte de las defensas civiles23. 22. Es importante aclarar que hasta 1993 existieron diversos cuerpos de seguridad ptiblica ademras de la Policia. Muchos de los que estan en esta categoria no s6lo pertenecian a la actual PNC sino tambien a tales cuerpos, asi como tambien al ejercito. 23. El porcentaje es alto considerando que la poblaci6n que particip6 directamnente en la guerra no excede el 6% sobre la poblaci6n en condiciones de combatir. FAcTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 107 Otro elemento basico para comprender la historia del delincuente es su asociaci6n con familiares o amigos delincuentes, las cifras revelan que el 9,7% cuenta con un familiar que ha cometido alguin delito antes que a 6l lo acusaran la primera vez. El 28,4% tiene un amigo "cercano" que ya ha cometido algun delito antes que 6l fuese acusado la primera vez. Al cuestionar acerca de la reincidencia, el 22% de las personas recluidas han estado antes en prisi6n. Sin embargo, s6lo el 15% reconoci6 haber cometido un delito con anterioridad, la mayoria neg6 haber estado involucrado en hechos dclincuenciales. En los grupos de menor edad, el porcentaje de reincidencia es mas alto. Entre los 13 y 18 afnos, el porcentaje de reincidencia es del 50%; de 18 a 25 anios es de 32,1%; entre los 26 y 40 afios es del 23% y en el resto de afios es menor del 20%. 4.5 Los factores asociados al homicidio y la reincidencia criminal El ejcrcicio de analisis que se lleva a cabo en este apartado tiene tres etapas. La primera relaciona los factores demograficos y socioecon6micos. La segunda involucra los indicadores de relaciones comunitarias o familiares. La iultiina etapa afiade los factores de historia personal y conductuales. Todo esto se hace a traves de la estima- ci6n de regresiones logisticas binarias24 para las dos variables dependientes: homici- da y reitrcidente. Entre los factores demogrAficos tenemos que la condici6n de g6ncro es significa- tiva tanto para los que han cometido homicidio como reincidentes. Esto significa que los reclusos del sexo masculino tienen mas probabilidad de cometer un homicidio que las del sexo femenino. Lo mismo sucede con las personas que tienen anteceden- tes delictivos, aunque los datos indican una significancia menor en este caso: los hombres tienen mas probabilidades de volver a cometer un delito que sus pares del sexo opuesto. En el caso de la edad, en la medida que los reclusos tienen mas edad, existe mayor probabilidad de cometer un asesinato. En cambio, cuando se trata de la reincidencia, el coeficiente resulta negativo, lo que significa que con el paso de los afios disminuye la probabilidad. 24. Seis variables fucron incluidas en este primer modelo de regresi6n logistica. 'TIrcs variables eran demograficas: sexo, edad y tamano del municipio donde residia el sujeto a! momento de ser capturado. Por otro lado, las otras lrcs variables crani dc caracter socioecon6mico: nivel educativo, empleo, ingreso familiar. 108 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMLRICA LATINA Cuadro 11 Modelos de regresi6n logistica binaria de ser homicida y reincidente por variables demograficas y socioecon6micas Variable Homicida Reincidente Constante -3.866 -0.736 (0.7824)' (0.6710)* Sexo 1.949 1.006 (0.6101)- (0.4605)** Edad 0.023 -0.023 (0.0104) ** (0.0123**. Nivel educativo 0.010 -0.070 (0.0264) (0.282)** Empleo 0.39 -0.805 (0.3273) (0.2904)* Ingreso familiar -1.1E-05 -2.6E-05 (3.354E-05) (3.97E-05) Municipio entre 20 mil y 80 mil habs. 0.144 0.365 (0.2922) (0.3444) Municipios mayores de 80 mil habs. 0.226 0.924 (0.2863) (0.3346)* -2 Log Likelihood 676.836 615.599 N 564 564 Predicci6n 68,97% 74,29% Errores tipicos entre parentesis. p< 0.01 ** p< 0.05 p<0.10 De los factores socioecon6micos, observamos que en el nivel educativo el ejerci- cio no encontro una relacion significativa con la condicion de homicida. No obstante, cuando se trata de la reincidencia, los datos indican significancia en scntido negati- vo: a mayor nivel de educaci6n, menor probabilidad de reincidir. Un dato relevante arroja la variable empleo, el coeficiente negativo de esta indica que las personas quo no tienen empleo tienen mas probabilidades de reincidir. Por otro lado, la prueba no encontr6 evidencias de que el ingreso familiar del recluso ayude a explicar la con- ducta de homicidio y reincidencia. Finalmente, en la estimaci6n se incluy6 una variable ficticia que recoge cl tamafio del municipio donde vivia el recluso al momento de ser capturado (Glaeser y Sacer- dote, 1999). Los resultados no indican significancia alguna entre el tamanio del muni- cipio donde vivia el recluso y su historia particular de homicidio. Sin embargo, en terminos de reincidencia, las estimaciones sefialan una relaci6n significativa entre haber vivido en un municipio grande (mayor a los 80.000 habitantes, usualmente metropolitanos) y poseer antecedentes penales. Observando los factores relacionales y de pertenencia de grupo (Cuadro 12), en primer lugar se sefiala que las estimaciones no arrojaron relaci6n de significancia alguna entre la pertenencia a organizaciones logales y la historia de homicidio y rein- FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN LN EL SALVADOR 109 cidencia del recluso (Cuadro 12). En cambio, en lo que se refiere al numero de perso- nas que convivian con el autor, los coeficientes indican que a mayor numero dc cohabitantes, la probabilidad de ser alguien con historial homicida es mayor. La con- dici6n que mostr6 un elevado nivel de significancia estadistica es la pertenencia a pandillas. Los reclusos pertenecientes a estas tienen mas probabilidades de tener un historial homicida y de reincidir en la ejecuci6n de crimenes de cualquier tipo. Cuadro 12 Modelos de regresion logistica binaria homicida y reincidente por variables demograficas, socioecon6micas y de pertenencia a grupos Variable Homicida Homicida Reincidente Reincidente (1) (2) (3) (4) Constante -1.299 -3.778 -1.080 -0.959 (0.2070)* (0.6708)* (0.2212)- (0.6345) Sexo 1.263 0.605 (0.4523)- (0.3897) Edad 0.026 -0.009 (0.0104)* (0.0117) Nivel educativo 0.024 -0.062 (0.0249) (0.0269)*t Empleo 0.386 -0.831 (0.2907) (0.2688)* Municipio entre 20 mil y 80 mil habs. 0.002 0.310 (0.2853) (0.3374) Municipios mayores de 80 mil habs. 0.099 0.808 (0.2787) (0.3253)'* Pertenencia a cualquier tipo de organizaci6n 0.148 0.710 -0.060 0.156 (0.2329) (0.2428) (0.2571) (0.2674) Numero de personas que vivian en la casa 0.076 0.753 -0.180 0.005 (0.0329)*" (0.0345)** (0.0369) (0.0380) Pertenencia a maras 0.770 1.063 1.985 1.544 (0.2623)* (0.3075)* (0.2813)* (0.3141)* -2 Log Likelihood 770.513 729.026 693.013 651.527 N 628 612 628 612 Predicci6n 69,27% 68,30% 75,8% 76,14% Errores tipicos entre parentesis. p< 0.01 * p< 0.05 Al incluir las variables relacionales con las de tipo demografico y socioecon6mico, las estimaciones muestran que el sexo y la edad son consistentes, las personas de mayor edad, asi como los pertenecientes a las pandillas tienen mas probabilidad de cometer homicidio. Sin embargo, cambia en el caso de la reincidencia, la significancia entre el sexo y la edad desaparecen, en tanto que el nivel educativo, el empleo y el tamano del municipio se mantienen, asi como tambien la de la pertenencia a pandillas. Es 110 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA posible que la relacion entre sexo y edad con la reincidencia estuviese marcada por la pertenencia a las pandillas, la cual constituyc el factor aparentemente mas explicativo. Por otro lado, cuatro variables de orden comportamental e historia personal fue- ron afiadidas al modelo general. Las primeras dos dividen a los reclusos seguin su historia de consumo de drogas y alcohol. La tercera se refiere a si el recluso poseia armas de fuego al momento en que fuc capturado, y la altima registra la historia de participaci6n del recluso como combatiente en la guerra civil, ya sea como militar, paramilitar o guenillero. De acuerdo con los resultados, el consumo de alcohol, la historia de combatiente durante la guerra y, sobre todo, la tenencia de armas aumentan la probabilidad de que una persona cometa un asesinato. En el caso dcl consumo de alcohol, la relaci6n no parece ser significativa, pero el efecto sefiala que en la medida en que la persona reconoci6 consumir alcohol hay mas probabilidades de que sea un homicida. MWs significativa es la relaci6n de los reos que combatieron en la guerra -como parte del ejercito o como de la guerrilla- y la probabilidad de haber acudido al ejercicio de la violencia mas letal despues del conflicto annado. Las cifras sefialaron quc tanto la condici6n de consumidor de alcohol y drogas, como el ser portador de anmas de fuego estan relacionadas con el hecho de que los reclusos tengan una conducta delictiva reiterativa. En este caso, los antecedentes de participaci6n activa en la guerra no parecen estar vinculados con la reincidencia y no explican el historial de carrera delincuencial que puedan tener los reclusos. Finalmente, al hacer las estimaciones conjuntas de las variables sociodemograficas y de pertenencia a grupos, se tienen resultados interesantes (Cuadro 13). Tanto el sexo como la edad se mantienen con niveles de significancia con respecto a la posibi- lidad de ser homicida, pero el primero pierde su nivel -probablemente- como pro- ducto de su interacci6n con la tenencia de annas; en tanto que la edad se mantiene sin mayores cambios. Asimismo, la variable que indica el niumcro de personas que coha- bitan en la casa se ve fortalecida y muestra un nivel mayor con el homicidio, mientras que el alcohol pierde la significancia que tenia. Por otro lado, la tenencia de armas resulta ser la variable que mas se fortalece con la inclusi6n de las nuevas condiciones, esto sugiere que las armas constituyen el factor mas explicativo de la probabilidad de ser homicida, ello explicaria la perdida de significancia en variables como el sexo, las maras y la historia de participaci6n en la guerra. En cuanto a la reincidencia, las estimaciones globales indican que: pertene- cer a las pandillas, escolaridad, consumo de drogas y alcohol, tenencia de armas y condici6n de desempleado, pueden ser las variables mas importantes para predecir la probabilidad de reincidir. Por su parte, la baja escolaridad del recluso se ve fortaleci- da como predictor de la reincidencia criminal al incluir las variables conductuales, lo que sugerilia una asociaci6n entre el historial educativo y las conductas de porte de armas y de consumo de alcohol y drogas. FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 111 Cuadro 13 Modelos de regresi6n logistica binaria: homicida y reincidente por variables demograficas, socioecon6micas, de pertenencia a grupos y conductuales Variable Homicida Homicida Reincidente Reincidente (1) (2) (3) (4) Constante -1.358 -3.534 -1.594 -0.944 (0.1392)^ (0.6885)- (0.1487)* (0.6417) Sexo 0.8431 0.2742 (0.4691)-* (0.4183) Edad 0.023 -0.012 (0.0107)y* (0.0126) Nivel educativo -0.017 -0.079 (0.0267) (0.0286)^ Empleo 0.323 -0.661 (0.3090) (0.2871)** Municipio entre 20 mil y 80 mil habs. -0.130 0.160 (0.2977) (0.3446) Municipios mayores de 80 mil habs. 0.038 0.669 (0.2914) (0.3337)^^ NOmero de personas que vivian en la casa 0.094 (0.0356)* Pertenencia a maras 0.8353 0.894 (0.3524)^^ (0.3462)^ Consumo de drogas -0.304 -0.458 1.826 1.180 (0.2793) (0.3107) (0.2710)^ (0.3074)^ Consumo de alcohol 0.3405 0.278 0.591 0.510 (0.1918)*.. (0.3094) (0.1998)^ (0.2136)** Tenencia de armas 1.192 1.230 0.5385 0.554 (0.1938)^ (0.2135)^ (0.2047)^ (0.2283)-* Combatiente en la guerra 0.4105 0.309 0.142 0.304 (0.1912)^^ (0.2056) (0.2065) (0.2256) -2 Log Likelihood 734.717 688.894 675.399 21.961 N 631 614 631 614 Predicci6n 71,16% 70,52% 75,91% 75,90% Errores tipicos entre parentesis. p< 0.01 '' p< 0.05 ... p< 0.10 En resumen, los datos anteriores sugieren que la probabilidad de que una persona cometa homicidio por sobre cualquier otro tipo de crimen, depende de varias condi- clones o factores. El ser hombre, con mas edad, con un elevado grado de hacinamien- to en su lugar de vivienda, con una historia de pertenencia a las pandillas juveniles, pero sobre todo con acceso a armas de fuego, incrementa de manera significativa la probabilidad de cometer homicidio. Por otra parte, la reincidencia criminal aumenta en la medida en que una persona tiene: menor escolaridad, desempleo, convivencia en una ciudad grande, pertenezca o haya pertenecido a pandillas, historia de consumo de alcohol y drogas, y tenga acceso a armas de fuego. 112 CRIMEN Y VIOLENCIA LN AMtRICA LArINA 5. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES GENERALES DEL ESTUDIO En primer lugar, debemos sefialar que la capacidad de los sistemas institucionales salvadorenios para dimensionar adecuadamente la magnitud de la violencia, no posee un sistema fiable, consistente y adecuado para recoger y medir el fen6meno. Obser- vamos que la mayoria de las instituciones que podrian constituirse en fuentes de primera mano para registrar el problema, basan sus registros y medici6n en el reporte de sus propias actividades y no sobre la contabilizaci6n mas adecuada de los hechos en si mismos. Esta conclusi6n no es nueva; mas aiin, es la conclusi6n mas frecuente de los estudios, evaluaciones, proyectos y programas que se han hecho acerca de la violencia en el pais. No obstante, se constata que hasta ahora se ha efectuado poco en torno a este hecho. Encuestas de victimizaci6n han contribuido a suplir en parte las deficiencias de informaci6n, pero hay que decir que la mayoria de las mismas adolecen de imprecisiones en la definici6n de los delitos, las cuales s6lo son superadas cuando los sondeos se concentran en medir todas las circunstancias que rodean al delito de una comunidad o regi6n especifica. Esto no siempre es logrado en los sondeos nacionales y de mayor envergadura. A pesar de los problemas mencionados acerca de los registros, se hace un esfuer- zo por examinar y evaluar la calidad de los datos, intentado una aproximaci6n a la magnitud y la epidemiologia del crimen violento y sobre el cual es valido hacer algu- nas conclusiones. La infonnaci6n disponible mucstra que la tasa de homicidio es elevada, tanto a nivel nacional como en el AMSS. Las comparaciones temporales indican que las tasas han estado disminuyendo paulatinamente hasta 1997, pero no existe informaci6n fiable que confirme esa tendencia en 1998. La informaci6n recogida fortalece la tesis -expuesta en otros trabajos- de que la mayor incidencia relativa al delito de homici- dio se da en el interior del pais y no precisamente en el Area Metropolitana de San Salvador. Aunque la mayor parte de asesinatos ocurren en San Salvador y en sus alrededores, las tasas sugieren que los residentes de los departamentos del occidente (Santa Ana, Sonsonate y Ahuachapan), presentan una mayor probabilidad de ser ase- sinados que el resto del pais. Igual so mantiene la conclusi6n en torno al sexo y la cdad, del cual el masculino entre los 15 y 34 afios sigue mostrando tasas que superan las 200 muertes por homicidio por eada cien mil habitantes, mientras el sexo femeni- no de la misma edad es de 20 muertes. Ello muestra y confirrna que las victimas mas frecuentes de la violencia homicida son los hombres j6venes. Referente al Area Metropolitana de San Salvador, definimos que el impacto de la violencia homicida no se expresa de igual forma, la magnitud y expansi6n de esta se muestra diferente de una localidad a otra, independientemcnte de su cercania geogrA- fica. Por ejemplo, el municipio central de la zona de San Salvador, presenta la cifra FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 113 maxima de homicidios -en termninos absolutos y relativos- en relaci6n con el resto del AMSS. Si comparamnos las tasas dc homicidio de San Salvador y Cuscatancingo -que esta al lado- la diferencia es de mas do 115 muertes por cada 100.000 habitan- tes. Por ello, debe considerarse que no se puede entender ni atender la violencia homicida de la misma forma en toda el area metropolitana. Por otro lado, concluimos que el indice mayor de violencia criminal se da contra el patrimonio, en especial el delito de robo. El porcentaje de personas victimas de 6ste oscila entre el 15% y el 20% de toda la poblaci6n adulta del pais. Este tipo de violencia sucle concentrarse entre los hombres jovenes, pero con menos distancia del resto de grupos demograficos que en el caso de los homicidios. Asimismo, se consi- dera que la mayor parte de robos se concentran cn las areas urbanas, relacionado con el desarrollo dcl comercio. Segun los resultados, el AMSS parece concentrar, tanto de forna absoluta como relativa, el mayor nuimero de delitos en contra del patrimonio, distribuyendose de forma mas homogenea en todos sus municipios. A diferencia, las zonas rurales sefialan un porcentaje bajo de este delito. Finalmente, los registros mas o menos depurados indican, que el crimen violento se mantiene y en otros caso se comprueba -inclusive- una leve disminuci6n, no se observan evidencias consistentes y concluyentcs de un incremento de los mismos en los ultimos tres afios o en la actualidad. Esto se refuerza con los resultados de las encuestas, mostrando un efecto de acumulaci6n de la prevalencia, de tal forma que a medida que pasa el tiempo es mas facil encontrar personas que han sido victimizadas por la violencia criminal en algan momento de la presente decada. En cuanto a los factores relacionados con el delito, desde la perspectiva de las victimas, encontrarnos que: el sexo del jefe del hogar, la edad, el numero de personas que residen en una misma vivienda y los ingresos econ6micos por algun empleo constituyen factores importantes para explicar la probabilidad de que una persona sea victima de algfin tipo de delito. Si el jefe del hogar es mujer, joven, comparte el hogar con pocas personas y posee un empleo remunerado, hay mas probabilidades de que sea victima de algun crimen violento que no termina en muerte. Esto reitera los hallazgos en otros estudios que muestran que la condicion de ser hombre joven estA mas asociada a la victimizaci6n por violencia callejera. Pero ademas, los datos sefia- lan que la poca presencia de co-residentes hogarefos puedc ser un factor que posibi- lita la victimizaci6n, probablemente porque la vida en solitario o con poca companfia favorece la agresi6n al no ofrecer redes de protecci6n. Un dato que no puede ser pasado por alto, es que las personas con ingresos por empleo son mas propensas a sufi-ir de la violencia criminal, al menos en el Area Metropolitana de San Salvador. Dato interesante resulta la asociaci6n de la posesi6n de armas por parte de la victima y el incremento de la probabilidad de sufrir de un hecho violento. Los datos indican que las armas no s6lo convierten a las personas en potenciales victimarios sino tambien los pueden convertir en las victimas mas frecuentes. Esto reafirma la 114 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LA;INA tesis de Portillo que sostiene que en El Salvador a pesar de que la tasa de homicidios no parece haber aumentado en el pais en los ultimos tres afios, la proporci6n de los mismos a causa de armas de fuego ha aumentado significativamente (Portillo, 1998). En terminos mas sociales, se encontr6 que residir en una localidad con una baja desigualdad en el ingreso aumenta las probabilidades de ser victima de cualquier tipo de hecho con violencia. Sucede lo mismo cuando se trata de crimenes con motiva- ci6n econ6mica sin violencia, en este caso las probabilidades de ser victima aumen- tan, posiblemente porque los delitos estan mas concentrados en contra del patrimo- nio. Las desigualdades socioecon6micas pueden estimular un tipo de crimen centrado en la agresi6n, mientras que los bajos ingresos y la pobreza pueden promover un tipo de crimen mas centrado en lo ccon6mico. Esto contribuye a explicar los hallazgos anteriores que indican que los delitos contra la propiedad son mas frecuentes en areas urbanas -mayor desigualdad-; mientras que la violencia en contra de la persona es mayor en las zonas rurales -baja desigualdad en el ingreso-. El estudio con las victimas encontr6 que, en cierta medida, las personas que resi- den en comunidades con una alta presencia policial son menos propensas a la victimizaci6n; esto sugiere que el despliegue policial puede ser un importante factor disuasivo de la incidencia del crimen violento. La historia de participaci6n en la guerra constituye otro factor que contribuye a aumentar las probabilidades de ser victima. La participaci6n en la guerra facilita el acceso a las armas y al ingreso por empleo, y ello los convierte en "mejores" candida- tos para sufrir la violencia. Por otro lado, desde los victimarios que se encuentran recluidos en el sistema penitenciario del pais, los resultados tienden a confirmar la importancia de algunos factores y a sefialar la presencia de otros. Factores como el sexo y la edad son varia- bles fundamentales para explicar la violencia criminal. Los datos reiteran la relevan- cia de la condici6n masculina para explicar un mayor ejercicio de la violencia. En cuanto a la edad indican que la probabilidad de ser un recluso homicida aumenta con esta, mientras que la de tener una carrera criminal es mayor entre los mas j6venes, especialmente entre los que pertenecen o pertenecieron a las pandillas. Otros facto- res como el desempleo, la convivencia en municipios grandes y poblados, aparecen como importantes para explicar la reincidencia de un recluso en la conducta delictiva. La pertenencia a pandillas juveniles, es uno de los factores mas importantes en la predicei6n de la conducta homicida y reincidencia por parte de los reclusos, las ca- racteristicas y su propia dinamica parecen estimular las condieiones que permiten que sus miembros lleguen a estas. Esto se ve fortalecido por la falta de empleo, el bajo promedio escolar que suele caracterizarlos y el elevado indice de hacinamiento en sus hogares (Smutt-Miranda, 1998). El consumo de alcohol y drogas son factores importantes, aunque mas en el caso de la reincidencia criminal de los reclusos que en el de la conducta bomicida. Los FACTORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 115 reos que se caracterizan por un elevado consumo de este tipo de sustancias, reportan la mayor probabilidad de reincidir que el resto y ticnden a mostrarse mas propensos al homicidio, aunque en este caso el efecto se canaliza a traves de otros factores. Esta parte del estudio encontr6 tambien que el porte o el acceso a anmas de fucgo es significativo para explicar la conducta violcnta y sostenida por parte de los ahora reclusos. Este factor canaliza otros de diversos tipos, entre ellos la historia de participacion en la guerra. A la base encontramos que la circulaci6n poco controlada de armas legales y la existencia de importantes mercados negros han penmitido que el crimen totalice la vida social salvadorefia. El sondeo con los reclusos encontr6 que la mayor parte de ellos obtuvo las municiones para sus armas en lugares de comercio establecidos le- galmente. Los hallazgos de este trabajo permiten decir que muy poco se puede hacer para combatir la violencia salvadorenia si no se hace un esfuerzo radical por evitar la amplia circulaci6n y porte de an-nas que existen en el pais. 5.1 Recomendaciones - Hacer esfuerzos coordinados para el disefio y construcci6n de un sistema nacional de registros y estadisticas acerca de la violencia en particular, y la delincuencia en general. Basandose en los eventos de violencia y no en las actividades institucionales, asimismo el sistema debe centralizar y validar la informaci6n pro- veniente de tales rogistros institucionales y tener la capacidad para realizar o diri- gir encuestas de victimizaci6n peri6dicas que permitan tener una infonmaci6n mas detallada de algunos aspectos relacionados con el crimen. - Relacionado con lo anterior, es necesanio aniadir que el sistema nacional de salud debe incorporar un sistema de clasificaci6n de las lesiones y los problemas en los pacientes, que pemita identificar el onigen por los cuales son atendidos. - Se debe hacer un esfuerzo para que el enfasis en la reducci6n del crimen y la violencia no recaiga solamente en el combate al crimen, sino tambi6n en la pre- venci6n del mismo, priorizando la atenci6n en funci6n de los factores que mas significativamente contribuyen a la aparicion del mismo. - Los programas de atenci6n al cnimen deben focalizar sus accioncs en funci6n dol tipo de crimen mas frecuente en las distintas areas del pals. No se puede abordar cl problema delincuencial asumiendo una misma estrategia -sea de prevonci6n o de represi6n- en todos los lugares. - Es necesario que la politica prevcntiva se concentre en los grupos mas propensos a la dinamica de la violencia criminal. Para el caso, los individuos mas j6venes, los hogares cuyo jefe de familia es mujor y con alto nivel de hacinamiento, las pandillas. La prevenci6n de la delincuencia requiere de programas educativos que 116 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA enfaticen en: resoluci6n de conflictos, fortalecimiento de lazos y promoci6n de valores sociales. - Un esfuerzo particularmente grande debe hacerse para atender el problema de las pandillas juveniles, desde una perspectiva integral. Desdc el lado preventivo de- ben incrementarse los programas de formaci6n y altemativos de empleo que pro- muevan el desarrollo de los j6venes. Desde el lado represivo y dada la evidencia que indica la tendencia a reincidir de estos grupos, deben aumentarse las penas de reclusi6n para este tipo de poblaci6n cuando hay una historia de reincidencia. Mantenerlos alejados de las calles y evitar que continuien en la dinamica pandilleril y el consumo de drogas por un buen tiempo, podria ser la unica forma de evitar que estos j6venes contribuyan a la incidencia del crimen violento. - De manera general, deben fortalecerse los programas sociales en el pais: ampliar el acceso a la educaci6n en todos sus niveles; crear programas que gencren fuen- tes de trabajo dignas y competitivas; aumentar la inversi6n en el desarrollo local, fortaleciendo los espacios de participaci6n sociopolitica y autogesti6n. - Otro esfuerzo significativo debe ser hecho con las personas con historial de parti- cipaci6n en la guerra civil. Esto deberia implicar la reinserci6n efectiva y util de estas personas a la vida productiva del pais, de tal manera que puedan encontrar mas lucrativo y beneficioso el dedicarse a actividades legales que incorporarse a la vida criminal y a los sistemas de crimen organizado. - Se vuelve absolutamente indispensable limitar el acceso a las armas de fuego en el caso de los civiles, asi como tambien restringir fuertemente el comercio de municiones. Se toma necesanio aplicar reformas legales y una mayor supervisi6n institucional en el tema de porte de armas, municiones y los aditamentos para su uso. - Ya que la reducci6n del crimen no s6lo pasa por el combate al mismo sino que tambien por la prevenci6n, cs necesario quc se conozean de manera sistematica las causas de la violencia, para lo cual hacen falta mas estudios a nivel nacional y regional. En particular, hace falta un estudio que incluya a los victimarios de cualquier tipo y no s6lo a los reclusos, para conocer mejor sus caracteristicas y determinar c6mo se relacionan estas con su inclinaci6n a la delincuencia. Para finalizar, es necesario recordar que cualquier esfuerzo que busque disminuir efectivamente el crimen violento debe comenzar por el logro de acuerdos sociales que canalicen las energias ciudadanas do mancra compartida hacia objetivos mas o menos claros. En otras palabras, para combatir el crimen violento es necesario contar con un plan y con una sociedad que este dispuesta a llevarlo a cabo. FACIORES SOCIALES Y ECONOMICOS ASOCIADOS AL CRIMEN EN EL SALVADOR 117 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Amaya C6bar, Egardo A. 1998. "Cifras del delito y del sistema penal". Proyecto Seguridad P6blica y Derechos Humanos. San Salvador: Fespad Ediciones. Alvarenga, Patricia. 1996. Cultura v etica de Ia violencia. El Salvador 1880-1932. San Jose: Eduica. Becker, Gary S. 1968. 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INTRODUCCION El estudio sobre causas de la violoncia criminal surge en respuesta a la creciente preocupaci6n, a nivel mundial, por el aumento que han tenido en los u1timos afios los casos de violencia criminal. Especificamente, las cifras muestran un incremento de los indices de criminalidad para Ainerica Latina. El caso del Peru tiene ciertas parti- cularidades. La violencia estuvo por afnos muy asociada al fen6meno terrorista. Este problcina ha sido en buena cuenta controlado en el transcurso de la ultima decada. Asimismo, las cifras de los uiltimos afios muestran que el Perui no ha liegado a tener los niveles de violencia existentes en otros paises de la regi6n. Asi, los niveles de violencia de Lima metropolitana (observando tasas de homicidios) se encuentran por encima de los de Santiago de Chile, pero muy por debajo de los de El Salvador, Cali, Sao Paulo y Rio de Janeiro. La creciente preocupaci6n por la violencia criminal.se debe a los efectos que esta puede tener en la economia de un pais y en el bienestar y seguridad de la poblaci6n. Los efectos de la violencia criminal en la economia de un pais y su desarrollo pueden ser directos o indirectos. De manera directa, ataca a los bienes fisicos do un pais, a trav6s de actos vandalicos, destruyendo carreteras, instalaciones el6ctricas, entre otras cosas. Esto se puede ilustrar con las perdidas estimadas por terrorismo en el Peru, las cuales ascienden a 25 mil millones de d6lares (Banco Mundial, 1998)1. Asimismo, existen los gastos en los cuales deben incurrir las victimas de un delito o agresi6n, * Instituto Apoyo, Lima, Peru. Se agradece a Marco Robles por su participacion y aporte en la elaboracion de los modelos economctricos, asi como a Norman Loayza, como contraparte en el Banco Mundial, y a Gabriel Ortiz de Zevallos, director del Instituto Apoyo, por sus valiosos comentarios. 1. Robert L. Ayres. Crime and Violence as Development Issues in Latin America and the Caribbean. Banco Mundial. 1998. 120 CRIMLN \ VIOLENCLA EN AMERICA LATINA como gastos de emergencia, hospitalizaci6n y medicinas, sin contar las perdidas materiales y los gastos en medidas de seguridad. Esto influye negativamente en la economia de un pais, pues los recursos destinados a reparar o prevenir los dafios de la violencia criminal podria significar un mayor ahorro intemo o una mayor demanda por bienes y servicios. En un estudio realizado por el Instituto Apoyo, se estim6 que los costos sociales de la violencia contra la persona y la propiedad durante 1996, en Lima metropolitana, representaban el 3,62% del PBi de Lima2. Por otro lado, se tie- nen los efeetos indirectos, pues la violencia aumenta el riesgo pais, perjudicando la inversi6n, tanto intema como extema. La preocupaci6n con relaci6n a este tema se ha manifestado en los esfuerzos pre- vios a este estudio por medir los indices de criminalidad. Sin embargo, no se han analizado las causas de la violencia. El presente estudio es un primer esfuerzo en esta direcci6n. De esta manera, los objetivos buscados son principalmente los siguientes: * Analizar la evoluci6n hist6rica de los indices de criminalidad en Lima metropoli- tana. * Analizar cuatro tipos de violencia (robo a personas en la via publica, robo de vehiculos, robo en las viviendas y agresi6n contra la persona) en diferentes zonas de Lima metropolitana. * Identificar los factores que influyen en los indices de violencia criminal y los que hacen a un individuo mas propenso a ser victima de un acto criminal. Adicionalmente, se ofrece recomendaciones sobre el uso de la mini encuesta de victimizaci6n. En este sentido, el estudio se dividi6 en cuatro partes. La primera intenta caracte- rizar la violencia criminal en las diferentes zonas de Lima metropolitana, asi como analizar la evoluci6n hist6rica de los indices de violencia, sobre la base de informa- ci6n del Ministerio de Salud (Minsa) y de la Policia Nacional del Peru. Cabe mencio- nar que estas cifras tienen algunos problemas de subregistro, sobre todo en el caso de la tasa de homicidios del Minsa. En una segunda parte se utiliza modelos econometricos para analizar los factores de riesgo que determinan que un individuo sea victima de un hecho violento. El analisis incluye caracteristicas demograficas y socioecon6micas del individuo, asi como caracteristicas del lugar de residencia o de donde se llev6 a cabo el hecho violento, segun sea el caso. La tercera analiza las causas de la violencia criminal en los diferentes distritos de Lima metropolitana, utilizando caracteristicas del mismo. 2. Hugo Eyzaguirre. La violencia intencional en Lima metropolitana. Magnitutd, impacto econ6mico y eval/na- cion de politicas de conitrol, 1985-1995. Banco Interamericano de Desarrollo. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA MEI ROPOLIFANA 121 La cuarta parte discute las politicas de prevenci6n y represi6n del delito. La uIti- ma parte presenta las conclusiones del estudio. 2. VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 2.1 Niveles de violencia criminal La informaci6n estadistica sobre la violencia criminal en Peri y Lima metropolitana es muy limitada y la informaci6n que existe cuenta con problemas estructurales, lo cual resta su confiabilidad. En el siguiente cuadro se puede apreciar la diferencia que existe entre la informaci6n registrada por el Ministerio de Salud (Minsa) y la Policia Nacional del Peru (PNP), aun cuando ambas estadisticas muestran una tendencia de- creciente en los uiltimos anos. La data del Minsa es menos confiable por problemas en la recolccci6n de la infor- maci6n sobre defunciones, sobre todo en el caso de homicidios, ya que muchas veces no se especifica claramente la causa de defunci6n. En el caso de los datos de la PNP, existen dos afios con cambios muy pronunciados: 1990 y 1992, los cuales podrian deberse a cambios en los procedimientos del registro de la informacion. Como conse- cuencia de la reorganizaci6n policial iniciada en 1988, se cambi6 el proceso de reco- lecci6n y procesamiento de la informaci6n. A partir de 1992, las estadisticas conside- ran la informaci6n de la policia de Investigaciones del Peru, la Guardia Republicana y la Guardia Civil (las tres conforrnan la Policia Nacional del Peru). Otro dato que prueba los problemas del registro de la informaci6n en la PNP Cs la tasa dc homicidios en 1998 para Lima metropolitana (2,52 por 100 mil habitantes). Este dato es muy bajo para ser real. En el caso del Minsa, la tasa de Lima metropolitana es menor a la nacional, lo cual es poco creible y puede ser una muestra de los problemas de registro. La falta de informaci6n ordenada, sistematizada y confiable, no permite realizar un analisis mas a fondo del problema del crimen y la violencia. Esto, a su vez, es un obstaculo para disefiar politicas adecuadas para la prevencion de la violencia crimi- nal, la cual se percibe recientemente como un problema importante. Si bien la violen- cia criminal siempre ha estado presente en la sociedad, es en los uiltimos afios que ha recibido mayor atenci6n. Esto puede deberse en parte a la reducci6n de la violencia politica, pero tambi6n es cierto que la percepci6n de la poblaci6n respecto a este problema podria estar vinculado al nivel de violencia existente, sin quc esto signifi- que una contradicci6n con el descenso que imuestran las cifras oficiales del Minsa y la PNP, ya que no es extrafno que las percepcioncs en la poblaci6n se formen con cierto periodo de retraso. 122 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Cuadro 1 Homicidios a nivel nacional y Lima metropolitana (tasa por 100.000 habitantes) Anto Nacional Lima metropolitana Minsa PNP Minsa PNP /I 1986 2,89 1,72 1,14 5,83 1987 2,85 1,89 0,58 6,47 1988 2,60 2,28 0,62 7,76 1989 3,60 2,33 0,17 7,90 1990 4,54 6,09 0,61 11,10 1991 2,99 6,81 1,45 9,44 1992 6,22 16,08 4,28 38,74 1993 17,19 40,46 1994 3,61 14,00 2,48 35,79 1995 3,37 12,58 3,08 28,19 1996 2,68 12,19 1,77 1997 2,36 10,28 1,08 1998 7,99 2,52 /1 La serie de la PNP del 86 al 91 registra s6lo el porcentaje de denuncias que fueron investiga- das. A partir de 1992 se registra el total de denuncias. Fuente: Ministerio de Salud y Policia Nacional del Peru. Elaboraci6n: Instituto Apoyo. No obstante los problemas en las cifras oficiales, algo a destacar es que amnbas fuentes dc informaci6n presentan una tendencia decreciente de las tasas de homici- dio, tanto a nivel nacional como de Lima metropolitana. Tal tendencia podria ser reflejo de la fuerte disminuci6n del terrorismo, los logros en la lucha contra el narcotrafico y el avance en la represi6n del crimen organizado. Sin embargo, existe la percepci6n que muy poco se esta haciendo en materia del crimen menor. 2.2 Mapa de victimizaci6n En julio de 1999 se llev6 a cabo, en Lima metropolitana, una mini encuesta de victimizaci6n. La idea es que se realice de manera peri6dica mini encuestas como esta, con la finalidad de monitorear los niveles de crimen y violencia y conocer las caracteristicas de las victimas y los delincuentes. En la presente secci6n, se realizard el analisis de dicha encuesta y se contrastaran los resultados hallados, en la medida de lo posible, con los resultados de la encuesta de victimizaci6n que realiz6 el Insti- tuto Apoyo para 1998. Asimismo, se realizara un analisis por zona geografica de Lima metropolitana, basicamente con informaci6n de la encuesta de victimizaci6n para 1998, ya que 6sta cuenta con mayor informaci6n y un nuimero de casos. Los mapas de victimizaci6n para Lima metropolitana (dividida en 8 zonas) se encuentran en el Anexo 1. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 123 Seguin los resultados de la mini-encuesta de victimizaci6n, el 26% de los encuestados manifest6 haber sido victima de algun tipo de crimen o agresi6n en Lima metropolitana, durante enero yjulio de 1999, lo cual es consistente con los resultados de la encuesta de victimizaci6n de Apoyo para 1998, que presenta una tasa de victimizacion de los cuatro tipos de delito de 25,7%. Se cncontr6, seguin la mini-encuesta de victimizaci6n, que el 55% de las veces en que se llev6 a cabo algfin tipo de crimen, este fue robo sin amenaza o agresi6n fisica, y en el 32% de los casos, porcentaje significativo, las victimas sufrieron un robo con agresi6n fisica o amenaza. Cabe mencionar que el 14% de victimas de algun tipo de crimen fue agredida fisicamente sin ser robada, igual a la tasa de agresion por moti- vos no econ6micos que muestra la encuesta de victimizaci6n de Apoyo para 1998. Por otro lado, se encontr6 que del 80% de veces en que se mencion6 haber tenido una p6rdida material, en el 20% de los casos la perdida fue cuantiosa. No obstante, s6lo en el 39% de cstos se realizo la denuncia. Cabe anotar que en el 84% de los casos en que se realiz6 la denuncia, no se hizo nada y s6lo en el 5% se resolvi6 el delito. Con relaci6n a] arma utilizada, en mas del 50% de los casos de victimas de algun tipo de crimen, el delincuente o agresor no portaba arma y solo en el 4% portaba arma de fuego. Estos resultados son consistentes con los hallados en la encuesta de victimizaci6n del Instituto Apoyo para 1998. Asimismo, se encontr6 que en el 40% de los casos la victima fue lesionada o agredida, siendo el golpe la agresion mas frecuente. Un dato interesante es que mayonnente la victima no conocia al agresor (83% del total dc victimas de algun tipo de crimen), cl cual fue en la mayoria de los casos un joven y nonnalmente vestido de civil o como pandillero. Asimismo, las victimas manifestaron, en el 37% de los casos, que el agresor parecia encontrarse bajo efectos del alcohol o la droga. Para realizar un analisis por zona geografica, se dividi6 Lima metropolitana on ocho secciones: norte, centro, sur, sur este, sur oeste, este, Callao y periferia. Como so puede apreciar on el Grafico I del Anexo 1), la zona centro es la mas densa de Lima metropolitana. Asimismo, se tiene que la periferia de Lima metropolitana tiene el mayor porcentaje de hogares pobres, seguida por las zonas este y sur. Si bien la zona sur oeste es una de las dos zonas con menor porcentaje de hogares pobres, es donde existe una mayor diferencia entre los ingresos de los habitantes. Las zonas sur oeste y sur este registran los mayores afios promedio de estudios; sin embargo, cabe mencionar quo en el sur este de Lima metropolitana la dispersi6n es mayor. Estas cifras pueden ayudar a caracterizar las zonas: las zonas norte, sur, este y mayor parte de la periferia, son pobres; la zona centro es basicamente comercial -con un alto transito peatonal y vehicular- y las zonas sur oeste y sur este son las de un mayor nivel socioecon6mico. 124 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Cuadro 2 Caracteristicas de las zonas de analisis Variables Norte Centro Sur Sur Sur Este Callao Periferia este oeste Densidad poblacional promedio (hab/km2) 10038 18945 3882 6461 13898 8754 13041 341 Porcentaje promedio de hogares pobres 30,6 16,8 37,7 5,7 7,1 37,8 17,9 40,8 Desviaci6n est6ndar promedio del ingresopercdpitafamiliartrimestral 126 163 136 318 3280 145 148 214 Afios promedio de estudio de los miembros del hogar con m6s de 15 afios 6,5 7,8 6,0 9,0 9,2 6,0 7,4 5,8 Desviaci6n est6ndar promedio de los afos de estudio 1,34 1,29 1,37 1,59 1,09 1,47 1,07 1,79 Fuente: Instituto Nacional de Estadistica e Inform6tica (INEI). Elaboraci6n: Instituto Apoyo Seg(in resultados de la mini encuesta, la zona de mayor incidencia criminal es el centro, quizas por el mayor transito que se da, y a que es comercial. Luego siguen las zonas norte y sur (zonas pobres) y la zona sur oeste que, a pesar de ser de mayor nivel socioecon6mico, tambien es donde se dan las mayores diferencias en cuanto a ingresos. En cuanto al tipo de delito, el robo sin agresi6n o amenaza fisica se da mayormen- te en la zona centro, el robo con agresi6n o amenaza fisica se da tambien con mayor frecuencia en la zona centro y en las zonas sur y norte -zonas pobres-. En el caso de agresi6n fisica sin robo, 6ste se da mayormente en la zona este -zona pobre- y en la zona sur oeste -zona en promedio de alto nivel socioecon6mico pero con las mayores diferencias en cuanto a ingresos-. Lo mas factible es que en la zona centro, donde el delito mas frecuente es el robo sin agresi6n o amenaza fisica, se de la modalidad de "'arranchamiento", es decir, debido al alto transito, tanto peatonal como vehicular, es facil sustraer las pertenencias a los individuos de manera sorpresiva, ya sea mientras caminan o durante un alto de luz roja en el semaforo. No es posible realizar un mayor analisis a partir de la mini encuesta, debido al limitado nuimero de casos, por lo cual el analisis por zonas geogrAficas y tipo de delito se realiza a partir de la encuesta de victimizaci6n del Instituto Apoyo para 1998. Robo a personas en la via puiblica Segun los resultados de la encuesta del Instituto Apoyo para 1998, la zona de mayor incidencia cn cuanto a robo a personas en la via piiblica es la zona centro de Lima metropolitana (47% de los casos de robo a personas tuvo lugar en la zona centro). En cuanto a las caracteristicas de los delincuentes, en la mayoria de casos los delincuentes actuaban en glupos de dos a tres (43% del total de casos de victimizaci6n), LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 125 mayormente hombres (93% del total de casos) entre dieciseis y veinticinco anos (61 %). No obstante, cabc mencionar que en las zonas sur y este se produjo un porccntaje significativo de casos en que el niumero do delincuentes era mayor a tres integrantes (35% de los casos de victimizaci6n en cada zona), por lo cual se podria inferir que son zonas en donde operarian en mayor medida las pandillas. Asimismo, se encontr6 en las zonas sur este y sur oeste, que en el 30% y 33% de los casos de victimizaci6n en cada zona, los delincuentes aparentaban tener entre veintiseis y cuarenta afios de edad, mientras que, por otro lado, en las zonas sur y periferia, un porcentaje signifi- cativo de victimas mencion6 que los delincuentes aparentaban tener menos de quince anfos (I14% y 16% de los casos de victimizaci6n en cada zona), los Ilamados "piraniitas". Una caracteristica importante de los robos o asaltos en la via publica es que la mayoria se lleva a cabo sin el uso de armas (66% del total de casos de victimizaci6n) y s6lo en el 5% de los casos, el armna portada es de fuego. Las zonas en que mas se utiliza anna de fuego son la periferia (16% del total de casos) -quiza porque es mas desolada- y en las zonas norte, sur este y sur oeste de Lima metropolitana, con 10%, 9% y 9% respectivamente (del total de casos en la zona). Cabe mencionar que en la zona centro es donde se da mayormente el robo sinl el uso de armas y s6lo en el 2% de casos de victimizacion se mencion6 el uso de armas de fuego, lo que sustentaria la hip6tesis antes planteada sobre que los robos en esta zona se dan mayormente bajo la modalidad del "arranchamiento". En cuanto a la lesi6n sufrida por causa del robo o asalto, s6lo el 26% de las victi- mas mencion6 haber sido agredido, presentandose en la zona sur este el menor por- ccntaje de victimas de una lesion (16%) y en la zona este, el mayor porcentaje de lesionados (41%), es decir, esta seria la zona donde los robos o asaltos se dan con un mayor uso de la violencia. La lesi6n mas frecuente es el golpe (73% del total de agredidos). Los resultados de la encuesta refuerzan la idea, que con frecuencia se tiene, res- pecto a que las personas raramente acuden a la autoridad a realizar la denuncia de los delitos de los que fuoron victimas. S6lo el 16% de las personas que fueron victimas de algun robo o asalto en Lima metropolitana durante 1998 hizo la denuncia del caso. Del total de denuncias realizadas, el 90% de ellas fueron ante la Policia Nacional y el 9% ante serenazgos3. Las zonas donde se presenta el mayor porcentaje de victimas que realizaron la denuncia son el sur este, sur oeste y periferia (30%, 31% y 30% respectivamente), mientras que en el centro y sur de Lima metropolitana se da en menor medida la denuncia de los delitos (12% y 15% respectivamente). Otro factor asociado a la realizaci6n o no de la denuncia fue el nivel de violencia utilizado por los delincuentes. Como resultado de este analisis se obtienc que el 20% 3. Los serenazgos son unidades de vigilancia creadas por las municipalidades. 126 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAVINA de los casos en que la victima fue agredida, hizo la denuncia y en el 3 1 % de los casos en que la lesion causada fuc corte, tambicn so rcaliz6. Asimismo, on cl 23% de los casos en que la lesi6n fue fractura la victima realiz6 la denuncia. Estos resultados pueden interpretarse como que las personas victimas de robos o asaltos subestiman la importancia del delito, o simplemente no esperan mayores resultados al realizar la gesti6n de denuncia de los hechos. Para evaluar este ultimo punto, la encuesta incluy6 una pregunta sobre las razones por las que no sc realizo la denuncia. Lo quo se encontr6 fue quo la principal raz6n es que las victimas no consideraban que recuperarian lo robado (38% del total). La segunda raz6n en importancia fue que consideraron que el robo no era de valia como para denunciarlo (34% del total). Robo de vehiculos La zona de mayor incidencia on cuanto a robo do vehiculos es ol sur oeste de Lima metropolitana (29% de los casos de robo de vehiculos tuvo lugar en la zona sur oeste) y en segundo lugar, la zona centro (25% de los casos de robo de vehiculos tuvo lugar en la zona centro). Estas zonas probablemente sean las que presentan mayor densi- dad o transito de vehiculos particulares. Cabe mencionar que s6lo en el 8% de los casos lo robado es el vehiculo completo, mayormente se sustrae las Ilantas, la radio o los faros (27%, 17% y 13% del total do casos respectivamente). En cuanto a la denuncia del robo del vehiculo o parte del mismo, se encontraron caracteristicas similares al dc robo o asalto, os decir, el porcentajo do denuncias no os muy elevado. En este caso, el 24% de las victimas hizo la donuncia de los hechos. Cabe mencionar que los delitos mas denunciados fueron los que se lievaron a cabo en las zonas sur, sur este y sur oeste de Lima metropolitana. La mayoria de denuncias realizadas so hizo ante la Policia Nacional (94%) y s6lo el 5% ante serenazgo. Otro factor probablemente asociado a la realizaci6n o no de la denuncia fue el valor eco- n6mico de lo robado. Asi, a mayor valor econ6mico de lo robado, mayor proporci6n de denuncias. Esto se observa en ol 92% de personas que realizaron la denuncia cuando lo robado fue el vehiculo completo. El bajo nivel de denuncias puede deberse a diversas situaciones. Algunas de ellas, al igual que las comentadas on la secci6n do robos, son: subestimar la importancia del acto -ponderandolo s6lo por el valor econ6mico- (56% de los que no realizaron la denuncia); no esperar mayor soluci6n por parte de las autoridades (28% do los que no realizaron la denuncia); y el temor a represalias, entre otros. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLIIANA 127 Robo de viviendas En el caso de robo en las viviendas, la incidencia a lo largo de las zonas es mas homogenea. No obstante, las zonas con mayor incidencia son el norte, centro, sur y este de Lima metropolitana (14%, 15%, 16% y 16% del total de encuestados en cada zona). El modo de ingreso a la vivienda mds frecuente es por la azotea y en segundo lugar rompiendo la chapa o la puerta. Esto ocurre en la mayoria de zonas. Por ejem- plo, en las zonas centro, sur este y sur oeste, el modo de ingreso mas frecuente es rompiendo la chapa o puerta. Sin embargo, en la zona norte se encontr6 un porcentaje significativo de casos en que los delincuentes ingresaron porque la puerta se encon- traba abierta (23% de los casos de robo a vivienda en la zona). Cabe mencionar quc en la zona sur como en la sur oeste se encontr6 un porcentaje significativo de casos en que se ingres6 con enganos (12% y 13% del total de casos de robo a vivienda en cada zona). Estos datos reflejarian que pese a la situaci6n de la violencia percibida por la poblaci6n limena, las medidas minimas de precauci6n no siempre son adoptadas. En la mayoria de los casos el robo so produce durante la medianoche y tres de la mafiana. Esto influye en que en el 65% del total de casos de robo en la vivienda haya habido alguien presente en el hogar. Cabe mencionar que, a pesar de la presencia de individuos en el hogar en el moinento del robo, s6lo en el 4% del total de casos de robo a viviendas, las personas del hogar fueron agredidas, tal vez porque las horas de ocurrencia son basicamente horas en que los individuos deben haber estado durmiendo. En este tipo de delitos el porccntaje de casos en los que se realiz6 la denuncia fue el mas elevado (38% del total de casos de robo a viviendas) con relaci6n a los demas tipos de delitos evaluados. En las zonas sur este y sur oeste se realizaron las denun- cias en mayor proporcion (57% y 51% del total de casos de robo a viviendas en cada zona), quizA porque son zonas donde se esperaria que lo robado sea de mayor valia. Las denuncias se realizaron mayonnente ante la Policia Nacional. No obstante, un porcentaje significativo de victimas en las zonas sur este y sur oeste realizaron las denuncias ante serenazgo (19% y 10% del total de denuncias en cada zona). Cabe mencionar que s6lo el 7% de los individuos que realizaron la denuncia manifestaron haber recuperado algo de lo robado, principalmente en la zona sur. La mayoria de personas que mencionaron no haber realizado la denuncia del robo de la vivienda lo hicieron por una evidente falta de confianza en la posibilidad de recuperar algo de lo robado.. En los casos anteriores (robo en la via pulblica y robo de vehiculos), las denuncias se realizaron mayormente por la necesidad de contar con un certificado de denuncia, mientras que en este caso, eso casi no ocurre. 128 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LArINA Agresion contra la persona El delito de agresi6n contra la persona tiene mayor incidencia en la zona centro de Lima metropolitana (28% de los casos) y en segundo lugar en la zona sur (15%). Las agresio- nes ocurren mayormente en la calle (63%), sin embargo, un alto porcentaje se da en el hogar (18%). Las zonas en que se presenta un alto porcentaje de agresi6n en el hogar son las zonas norte, sur, sur este, Callao y periferia con 23%, 23%, 24%, 22% y 26% respectivamente, casi todas ellas zonas pobres. Los pandilleros son los agresores mas frecuentes (36% del total de casos), segui- dos por los vecinos o familiares (20% y 17% respectivamente). Las zonas centro y sur dc Lima metropolitana son donde se presenta un mayor porcentaje de pandilleros como agresores (43% y 45% del total de casos de agresion en cada zona). Por otro lado, en las zonas norte y periferica se encontr6 30% y 31% do victimas, respectiva- mente, agredidos por los vecinos. Las zonas en que se da una mayor incidencia de agresi6n por parte de un familiar son en el sur, este, Callao y periferia, zonas pobres. Cabe mencionar que en el sur oeste, zona de mayor nivel econ6mico, la incidencia de agresion familiar es la mas baja (8% dcl total de agredidos en la zona). En cuanto al tipo de agresi6n, la mas frecuente es la verbal o amenaza (60% del total de casos) y luego el golpe (31%). Esto se da en todas las zonas. El porcentaje de victimas de agresiones que realiz6 la denuncia de los hechos fue del 20%, siendo mas frecuentes las denuncias cuando el agresor fue un familiar o vecino (30% y 29% respectivamente). La mayoria dc denuncias estan relacionadas a las agresiones ocurridas en las zonas sur este y periferia. Del total de denuncias, el 87% fueron realizadas ante la Policia Nacional y el 9% ante serenazgo. Cabe mencio- nar que en las zonas sur este y sur oeste es donde generalmente se encuentra un porcentaje significativo de denuncias ante screnazgo. 3. ANALISIS DE LA PROBABILIDAD DE VICTIMIZACI6N INDIVIDUAL 3.1 Metodologia En esta secci6n se describen los modelos que explican la probabilidad do ser victima de un delito o agresion en Lima metropolitana, teniendo en consideraci6n las formas que adquiere. La informaci6n disponible distingue cuatro tipos de violencia: robo o intento de robo a las personas, robo o intento de robo de viviendas, robo o intento de robo de vehiculos y vandalismo o agresi6n fisica. Deflnici4n de los modelos de violencia Para el caso de la infonnaci6n a nivel de individuos (robo a personas, de vehiculos y agresi6n) y hogares (robo de viviendas) se utiliz6 la especificaci6n del modelo LA VIOLENCIA CRIMINAL LN LIMA METROPOLITANA 129 probabilistico tipo logit, el mismo que podria plantearse del siguiente modo. Cual- quiera sea el tipo de crimen (robo o intento de robo a personas, viviendas y automo- viles, o agresi6n fisica o vandalismo), si la probabilidad que un individuo sea victima es P: P = 1/ (l±+ez) donde Z =Bo + B,X, + B2X, + ... + BPXP B. son los coeficientes a estimar Xi las variables independientes E es la base del logaritmo natural, aproximadamente 2.718 y la probabilidad de que no sea victima es (I-P), entonces la raz6n entre ambas probabilidades (el riesgo relativo de que ocurra un acto de violencia) sera igual a4: P / (1-P) = (l+eZ) / (l+e-z) = ez = exp(Z) y el logaritmo natural de esta expresi6n es: ln[P / (I -P)] = B(, + B,iX, + B,X, + . .. + BPXP. Los coeficientes B. indican el cambio en ln[P / (1-P)] causado por el cambio en una unidad de X, y los exp(Bj) definen el cambio en la raz6n de probabilidades (P/(l- P)), causado por el cambio en una unidad de Xi. Puede probarse que la elasticidad de P respecto a Xi es Bj P( I -P). Especiftcacion de las variables dependientes A nivel de individuos (robo a personas, de vehiculos y agresi6n) u hogares (robo de viviendas) la variable crimen tiene un caracter discreto debido a que toma s6lo dos valores: victima o no victima de un acto de violencia criminal. Los modelos que se ajustan mejor a este tipo de infornaci6n (con variable dependiente dieot6mica) son los de tipo probabilistico tipo logit ya quc sus proyecciones toman valores entre cero y uno y, en consecuencia, perrniten estimar la probabilidad de la variable a explicar. Las variables para estos modelos se estimaron a partir de la Encuesta de Vic- timizaci6n Ilevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadistica (INEI) en 1998, la 4. ( I ±e-')= [( +ez)e7]/[( I+ez)e2]=[ez±etez]/L( ] /[(I+ez)cz]=I/cz - 130 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA cual recoge informaci6n para 1997. Se emple6 la informaci6n de esta encuesta debi- do a que contiene un mayor nuimero de variables que pueden ser empleadas en el analisis. El siguiente cuadro muestra el conjunto de variables dependientes de los modelos de crimen que se tuvioron en consideraci6n en el presente estudio: Cuadro 3 Especificaci6n de las variables dependientes de los modelos probabilisticos de crimen (a nivel de personas u hogares) Modelo Variable dependiente Robo personal 1 = Victima de un robo o intento de robo personal 0 = No victima de un robo o intento de robo personal Robo de vivienda 1 = Victima de robo o intento de robo de vivienda 0 = No victima de robo o intento de robo de vivienda Robo de vehiculos 1 = Victima de robo o intento de robo de vehiculos 0 = No victima de robo o intento de robo de vehiculos Vandalismo o agresi6n fisica 1 = Victima de un acto vandalico o una agresi6n fisica 0 = No victima de un acto vandalico o una agresi6n fisica Estadistica descriptiva Para facilitar la olecci6n de las variables independiontes en los modelos, se analiz6 la estadistica descriptiva (valores promedio y desviaci6n estandar) de un conjunto de variables, distinguiendo estas entre victimas y no victimas, para cada tipo de crimen. Las variables se agruparon en: "caracteristicas demograficas de las victimas y no victimas", "earacteristicas socioecon6micas de las victimas y no victimas" y "carac- teristicas dol lugar de residencia de las victimas y no victimas". Especificamente, la lectura de esta estadistica pei-mite conocer, antes de la estimaci6n de los modelos, el tipo de relaci6n existente (positiva, negativa o nula) entre la variable dependiente y las independientes, y tambien si una variable independiente es mas discriminatoria que las otras entre victimas y no victimas. Variables involucradas Las caracteristicas usuales de las victimas en parte van a depender del tipo de crimen del que se este hablando. Cuando se trate de robos probablemente las caracteristicas sean diferentes a las de los victimarios, mostrando las victimas mayor vulnerabilidad frente al crimen o siendo un blanco mas atractivo. En el caso de las agresiones, se espera que haya una similitud entre agresor y victima, particulannente si la agresi6n se da en su entomo. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 131 En primer lugar, se incluyen variables sobre caracteristicas demograficas de las victimas y no victimas. Con relaci6n a la variable "sexo", se espera que las victimas en el caso de alguin tipo de robo sean mayonrnente mujeres, pues sorian percibidas como mas vulnerables. Sin embargo, en el caso de agresion, se espera que las victi- mas sean mayormente varones. En el caso de la variable "padres solteros", se espera que esta variable sea significativa en el caso de agresiones y con una relaci6n positi- va, puesto que esta situaci6n podria generar condiciones de disfuncionalidad que influirian en el comportamiento de los j6venes. Las caracteristicas socioecon6micas de las victimas y no victimas tendria los mis- mos objetivos que el tipo de variables explicado en el parrafo anterior. En este senti- do, se puede esperar quo los individuos con mayorcs ingresos o afios de estudio sean mas propensos a ser victimas de algun tipo do robo, pues pueden ofrecer una mayor retribuci6n en el acto. De otro lado, se espera que las medidas de seguridad que se toman tengan una relaci6n negativa con la variable victima. En el caso de agresiones, se espera, por el contrario, que las victimas no tengan mnayores ingresos o afios de educaci6n, por tener caracteristicas similares a los victimarios. Cualquier otro factor que indique agresividad en la victima tambi6n pue- de tener una relaci6n positiva con ser victima de una agresi6n, debido a que es una muestra del entomo del individuo. En el caso dc las caracteristicas del lugar, se espera mayormente una relaci6n positiva entre las variables que describen los diferentes problemas en el distrito y el ser victima de un hecho violento. Esto se debe principalmente a que los des6rdenes sociales tienen un efecto negativo en la sociedad y en el contexto en general, incrementando las posibilidades de que ocurra un hecho violento. El efecto de las medidas de seguri- dad y prevenci6n del lugar (como presencia policial) no tienen un signo claramente definido. Estas pueden generar una reducci6n en la criminalidad, pero tambien pue- den ser una respuesta a la existencia de niveles elovados de criminalidad en la zona. 3.2 Analisis de los resultados Los coeficientes de los modelos de violencia se estimaron utilizando el metodo de maxima verosimilitud. Los cuadros al final de la presente secci6n muestran los resul- tados do la estimaci6n de cada uno de los modelos probabilisticos especificados: la significancia de las pruebas "Wald" correspondiente a los coeficientes B. de la fun- ci6n logit, los cocficientes exp(B1) que muestran el riesgo relativo de ocurrencia de un acto de violencia y las olasticidades de la probabilidad de ocurrencia de un acto de violencia respecto a cada una de las variables independientes. Asimismo, los cuadros muostran la tasa de clasificaci6n correcta y las probabilidades asociadas al valor Clhi- cuadrado (que se interpretan de mancra similar a las probabilidades asociadas a las pruebas F de los modelos lineales). 132 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA Los resultados se obtuvieron teniendo en consideraci6n tres etapas de estimaci6n. En la primera se trabaj6 unicamente con las variables demograficas, en la segunda se intro- dujeron ademas las variables socioecon6micas y en la tercera etapa se incluyeron las variables que caracterizan el lugar de residencia del encuestado5. En los cuadros se puede apreciar cuales son las variables no significativas y cuales las significativas, que tienen mas estabilidad en valor y signo ante la agregaci6n de nuevas variables. La principal conclusion que se puede obtener de los resultados de los modelos (ver cuadros 4 a 7) es que existe una relaci6n positiva entre violencia y el problema de las drogas. En los cuatro modelos se hall6 una asociaci6n entre violencia y el problema de las drogas (opini6n de la poblaci6n respecto a los principales problemas que afectan la seguridad del barrio). Una posible explicaci6n seria que la disposici6n a recurrir a la violencia se daria con el prop6sito de ganar y asegurarse un espacio en esta actividad ilicita (la droga). De otro lado, desde el punto de vista del consumo, las drogas hacen que los individuos pierdan autocontrol, lo cual puede traducirse en actos de violencia. Adicionalmente, la adicci6n puede hacer dificil mantener el traba- jo, empobrecer al individuo y por ende Ilevarlo a cometer crimenes, es decir robar, como medio para financiar su sobrevivencia. Una consecuencia de esta relaci6n esta- blecida, es que la reducci6n de la violencia, cualquiera sea el tipo, pasaria por la disminuci6n del problema de las drogas. Robo a personas en la via puiblica Con relaci6n al modelo de robo a personas en la via puiblica, se encontr6 que el perfil de quienes tienen una mayor probabilidad de ser victimas es el siguiente: individuos j6venes y de mediana edad, de sexo femenino y que pertenecen a hogares con s6lo un padre o madre. Esto puede deberse a que se esperaria que las mujeres sean mas d6bi- les y por ende muestren una menor resistencia al robo. Despues de controlar estas variables demograficas, otras caracteristicas socio- econ6micas de los individuos mas propensos a este tipo de crimen son los individuos con mas afios de estudio, posiblemente porque a un nivel de escolaridad los ingresos son mayores, asi como los econ6micamente activos, pues es de esperar que estos puedan ofrecer una mayor retribuci6n por el robo o asalto. Tambien se observa que cuanto mayor es el n[mmero de unidades del serenazgo (seguridad de la Municipalidad) menor es la probabilidad de ocurrencia de este tipo de crimen, es decir, esta medida de seguridad en la zona si es efectiva. No obstante, las medidas de seguridad que toman los individuos al salir de su vivienda (como 5. Se tuvo en consideraci6n diferentes fomias de asociaci6n entrc las variables dependientes e independientes. Algunas de estas filtimas se elevaron al cuadrado, se transformaron en logaritnio, etc., y tambien se considera- ron relaciones multiplicativas (ademas de las aditivas). LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLIIANA 133 llevar menos dinero, usar menos el cajero, salir menos por las noches, cambiar de rutas, ir menos al estadio y discotecas y evitar tomar taxi) presentan, a diferencia de las medidas de seguridad a nivel distrital, un signo positivo, lo que podria Ilevar a concluir que mien- tras mas medidas de seguridad individual se toman, menor es la probabilidad de robo. Este resultado, sin embargo, estaria indicando un efecto, y no una causa de robo; es decir, las personas toman medidas de seguridad porque en alguin momento fueron victimas de un robo. El mismo razonamiento puede aplicarse al n[mero de unidades policiales cuyo coeficiente muestra un signo positivo (exp(B) mayor a uno). Robo de vehiculos Los resultados de las estimaciones del modelo de robo o intento de robo de vehiculos es uno de los que menor grado de asociacion muestra con las variables explicatorias consi- deradas. La raz6n de esto probablemente se deba a que son las caracteristicas fisicas del vehiculo las causas fundamentales que hacen que se produzca este tipo de crimen, carac- teristicas que no han sido recogidas por las Encuestas de Victimizaci6n utilizadas. La variable educaci6n del propietario del vehiculo (posiblemente esta variable aproxima en algo las caracteiisticas del bien) es significativamente diferente de cero, utilizando 5% de nivel de significancia y presenta una relacion positiva. Se podria esperar que a mayor anios de estudio del propietario del vehiculo, mayor su ingreso y por ende el vehiculo podria tener caracteristicas mas atractivas para el delincuente, en este sentido se podria explicar la relaci6n positiva entre los anfos de estudio del propietario del vehiculo y que este sea victimna de robo a su vehiculo. Robo en las viviendas Ademas del problema de las drogas, la prostituci6n y las peleas callejeras y entre pandillas en el distrito de residencia, tambi6n influyen en la incidencia de este tipo de actos delictivos. Esto podria sugerir que en las zonas mas pobres -las cuales se espe- raria sean las que cuenten con este tipo de problemas- sea donde mas se da este tipo de delito. Si bien en las zonas pobres quizas no se espere una mayor retribuci6n por el. acto delictivo, tambien es cierto que son las zonas donde se esperaria que las casas cuenten con menor seguridad, siendo mas facil el acceso. Tambi6n se encontr6 una relaci6n positiva con el nivel de educaci6n del jefe de hogar, quiza porque esto podria implicar mejores condicioncs materiales dentro de la vivienda y por ende un retorno mayor para el agresor. Controlada esta variable, la categoria de ocupacion seria un indicador adicional de las posibilidades de un mayor retorno de este tipo de acto criminal siendo la relaci6n tambien positiva. La variable referida al equipamiento de los hogares seria redundante despues de haber controla- do las variables anteriores, siendo no significativas dentro del modelo. 134 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMkRICA LATINA Se observa tambien que mayores probabilidades dc ser vietima de un robo o inten- to de robo de vivienda se producen en los hogares con un solo padre, siendo proba- blemente lo mas usual encontrar hogares con s6lo la madre, por lo cual el delincuen- te, bajo estas condiciones, podria encontrar menor resistencia. Por ultimo, con relaci6n a las medidas de seguridad (cerco elctrico, alarma, enre- jados, reforzamiento, vigilante y perro), se observa el mismo problema descrito en el caso del robo o intento de robo a las personas, es decir, una relaci6n (positiva) entre medidas de seguridad y violencia de efecto y no de causa. Para el caso de algunas de estas medidas (como por ejemplo, vivienda con enrejados de puertas y ventanas), debe tenerse en consideraci6n, sin embargo, que ellas podrian estar funcionando como un indicador de la posesi6n de bienes de valor. Agresion fisica Mayores probabilidades de ser victima de una agresi6n fisica o de un acto vandalico tienen los individuos de sexo masculino y que proceden de hogares compuesto de s6lo un padre o madre. Esto podria corroborar el planteamiento de que las victimas tienen caracteristicas similares a los victimarios. Es decir, las personas de sexo mas- culino y que pertenecen a un hogar con un solo padre, tienen mayor probabilidad de pertenecer a una pandilla o desenvolverse en un ambiente de mayor riesgo. En otros paises se ha encontrado que los varones criados en un hogar con un solo padre tienen una mayor probabilidad de terminar en la carcel6. La relaci6n negativa entre el nivel de escolaridad de la poblaci6n y la agresi6n o vandalismo (violencia por razones no econ6micas) indica la existencia de un efecto "civilizaci6n" de la educaci6n. Es decir, mayorcs actos de este tipo de crimen se asocian con niveles de educaci6n mas reducidos, lo que indicaria que una de las medidas que se deben tomar en cuenta para disminuir los niveles de violencia es mejorar los niveles de educaci6n de la poblaci6n. Por otro lado, con relaei6n a las medidas de seguridad que cada individuo toma en cuenta para no ser agredido cuando sale de su hogar no tienen ningun efecto sobre la probabilidad de que ocurra un acto de vandalismo o agresi6n, con excepci6n de "por- tar armas de fuego y de otro tipo". Es decir, se observa una relaci6n positiva entre esta medida de defensa y los actos de este tipo de crimen. Si bien es cierto el arma es portada para defensa personal, es tambien una variable que de manera aproximada define el ambiente en el cual se desenvuelve el individuo y su nivel de agresividad. 6. Cynthia Harper y Sara McLanahan (1999) encontraron para EEUlJ que: los varones criados dentro de una familia sin padre tienen una probabilidad dos veces mayor de terminar en la ca.rcel; los nifios que nacen de una madre soltera tienen una probabilidad 2.5 veces mayor de ir a la circel, mientras que los que atravesaron el divoreio de sus padres cii la juventud tienen una probabilidad 1.5 veces mayor de ir a prisi6n; nifios que viven con padres adoptivos tienen una probabilidad de ir a prisi6n tres veces mayor. La situaci6n familiar mostr6 ser on factor importante, ain mas que el nivel de ingresos. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA MEIROPOLIIANA 135 Cuadro 4 Modelo de robo o intento de robo a personas en Lima metropolitana Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 EXP(B) Sig EXP(B) Sig EXP(B) Sig Elasticidad SEXO 0.9556 0.3621 0.8924 0.0400 0.8932 0.0489 -2.0 ref: mujer PERSONAS EN HOGAR 0.9794 0.0573 0.9832 0.1626 0.9912 0.4869 -0.2 LENGUA 1.3154 0.1358 1.5180 0.1503 1.5553 0.1601 8.0 LUGAR NACIO 0.9045 0.0692 0.9360 0.2482 0.9612 0.5043 -0.7 ref: fuera de Lima m. PADRE SOLTERO 1.0575 0.4076 1.1258 0.0895 1.1135 0.1367 1.9 ref: hogar con ambos padres ESTADO CIVIL 0.9016 0.1292 0.8980 0.1419 0.9441 0.4474 -1.0 ref: casado o conviviente EDAD 0.0000 0.3424 0.0285 entre 18 y 24 ahios 1.6779 0.0000 1.1955 0.0826 1.3408 0.0064 5.3 entre 25 y 39 afios 1.6024 0.0000 1.115 0.3139 1.2626 0.0392 4.2 mas de 40 ahios 1.3034 0.0088 1.0849 0.4679 1.1458 0.2479 2.5 ref: entre 12 y 17 afios TERCIL INGRESOS 0.1969 0.2361 medio 1.0650 0.3798 1.1324 0.0961 2.2 alto 0.9486 0.5078 1.1226 0.1938 2.1 ref: bajo ANJOS ESTUDIO 1.0285 0.0079 1.0324 0.0045 0.6 OCUPACION 1.2207 0.0043 1.1678 0.0320 2.8 ref: no econ6micamente activo TRABAJO 1.0903 0.2056 1.0319 0.6550 0.6 ref: no independiente TRANSPORTE PUBLICO 1.6003 0.0000 1.2995 0.0003 4.7 ref: no usa transporte publico H18_24 1.2470 0.0001 1.1602 0.0115 2.7 ref: no salen entre las 18 y 24 h. SEGURIDAD 4.2582 0.0000 3.4209 0.0000 22.2 PORTA ARMA 1.2755 0.0388 1.1931 0.1393 3.2 PANDILLAS 1.1147 0.2342 2.0 DROGA 1.3604 0.0000 5.5 ref: no afectado por droga ALCOHOLISMO 1.0382 0.5681 0.7 ref: no afectado por alcohol PROSTITUCION 1.0500 0.6257 0.9 ref: no afectado por prostituci6n INGRESO 1.4072 0.0733 6.2 DESV. INGRESO 0.9369 0.8808 -1.2 EDUCACION 0.9786 0.4399 -0.4 DENSIDAD 0.9917 0.1770 -0.2 SERENAZGO 0.9901 0.0000 -0.2 POLICiA 1.0140 0.0373 0.3 VENTA DROGA 1.0407 0.0059 0.7 N 9103 8898 8427 Chi-Square (model) 0.0000 0.0000 0.0000 Correctly classified 76.5% 76.6% 75.0% Nota: Las elasticidades se estimaron teniendo en cuenta una incidencia de robo o intento de robo de personas de 23,6%. El efecto de cada categoria de EDAD se estim6 con relaci6n al efecto de EDAD (12 - 17) El efecto de cada categoria de TERCIL se estim6 con relaci6n al efecto de TERCIL (mns bajo) 136 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Cuadro 5 Modelo de robo o intento de robo de vehiculos en Lima metropolitana Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 EXP(B) Sig EXP(B) Sig EXP(B) Sig Elasticidad SEXO 1.5887 0.0032 1.2956 0.1444 1.2917 0.1626 5.3 ref: mujer PERSONAS EN HOGAR 1.0487 0.1535 1.0529 0.1354 1.0586 0.1164 1.2 LENGUA 0.4392 0.2444 0.4604 0.4712 1.5901 0.7087 9.5 LUGAR NACIO 0.8908 0.4225 0.9135 0.5386 0.8956 0.4710 -2.3 ref: fuera de Lima m. PADRE SOLTERO 0.6984 0.1017 0.7126 0.1245 0.7486 0.2059 -6.0 ref: hogar con ambos padres ESTADO CIVIL 1.0005 0.9979 1.0256 0.9056 1.1007 0.6670 2.0 ref: casado o conviviente EDAD 0.0201 0.1451 0.1695 entre 12 y 17 affos 201.6926 0.3863 153.6887 0.4313 0.0062 0.4213 -104.7 entre 25 y 39 aflos 276.5081 0.3585 182.7033 0.4155 1.1443 0.6763 2.8 mas de 40 affos 178.9592 0.3969 129.694 0.4469 0.8133 0.5419 -4.3 ref: entre 18 y 24 affos TERCIL INGRESOS 0.9066 0.9976 medio 0.9279 0.8269 0.9845 0.9661 -0.3 alto 0.8691 0.6789 0.9753 0.9461 -0.5 ref: bajo ANOS ESTUDIO 1.0328 0.3406 1.0775 0.0413 1.5 OCUPACION 1.3677 0.1558 1.1625 0.5100 3.1 ref: no econ6micamente activo TRABAJO 1.2548 0.1545 1.2317 0.2136 4.3 ref: no independiente H18-24 1.0238 0.8849 1.0998 0.5712 2.0 ref: no salen entre las 18 y 24 h. ALARMA 1.0685 0.6969 1.2041 0.2940 3.8 ref: vehiculo sin alarma PANDILLAS 1.2309 0.4385 4.3 DROGA 1.3046 0.1107 5.5 ref: no afectado por droga ALCOHOLISMO 0.9517 0.7892 -1.0 ref: no afectado por alcohol PROSTITUCION 1.6162 0.0675 9.9 ref: no afectado por prostituci6n INGRESO 0.8670 0.7835 -2.9 DESV. INGRESO 1.4870 0.7431 8.2 EDUCACION 0.9406 0.4079 -1.3 DENSIDAD 1.0337 0.0729 0.7 SERENAZGO 0.9982 0.8232 0.0 POLICIA 1.0198 0.2967 0.4 VENTA DROGA 1.0062 0.8866 0.1 N 1114 1097 1097 Chi-Square (model) 0.0000 0.0000 0.0000 Correctly classified 71.3% 71.3% 72.5% Nota: Las elasticidades se estimaron teniendo en cuenta una incidencia de robo o intento de robo de vehiculos de 29%. El efecto de cada categoria de EDAD se estim6 con relaci6n al efecto de EDAD (18 - 24). El efecto de cada categoria de TERCIL se estim6 con relaci6n al efecto de TERCIL (mas bajo). LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 137 Cuadro 6 Modelo de robo o intento de robo de viviendas en Lima metropolitana Modelo 1 Modelo 2 Modelo 3 EXP(B) Sig EXP(B) Sig EXP(B) Sig Elasticidad SEXO JEFE 1.1017 0.5951 1.0659 0.7369 1.0322 0.8722 0.5 ref: mujer PERSONAS EN HOGAR 1.0613 0.0159 1.0545 0.0699 1.0549 0.0768 0.9 LENGUA JEFE 0.9268 0.8022 1.0596 0.9081 1.1725 0.7732 2.7 LUGAR NACIO JEFE 1.0732 0.4980 1.0883 0.4276 1.1496 0.2103 2.3 ref: fuera de Lima m. PADRE SOLTERO 2.6443 0.0034 2.6926 0.0033 2.5281 0.0075 15.5 ref: hogar con ambos padres ESTADO CIVIL JEFE 0.4059 0.0056 0.4378 0.0126 0.4645 0.0243 -12.8 ref: casado o conviviente EDAD JEFE 0.0359 0.1001 0.0730 entre 25 y 39 anos 3.3386 0.0216 2.3431 0.1135 2.6967 0.1074 16.6 mas de 40 anos 2.8357 0.0457 1.9147 0.2282 2.1424 0.2175 12.7 ref: entre 18 y 24 TERCIL INGRESOS 0.1001 0.2417 medio 1.0728 0.6635 1.0324 0.8494 0.5 alto 0.7733 0.2559 0.7850 0.3008 -4.0 ref: bajo ANOS ESTUDIO 1.0193 0.3187 1.0293 0.1624 0.5 OCUPACION 1.0687 0.6625 0.9894 0.9468 -0.2 ref: no econ6micamente activo TRABAJO 1.2433 0.0660 1.1925 0.1543 2.9 ref: no independiente TOTAL HABITACIONES 0.9842 0.6248 1.0061 0.8583 0.1 VIVIENDA CON PYME 1.0865 0.5456 1.0742 0.6166 1.2 ref: no hay PYME en el hogar BIENES 1.2508 0.3741 1.3676 0.2460 5.2 SEGURIDAD 3.1192 0.0005 3.3100 0.0005 20.0 PANDILLAS 1.5174 0.0027 7.0 DROGA 1.3592 0.0137 5.1 ref: no afectado por droga ALCOHOLISMO 0.8651 0.2515 -2.4 ref: no afectado por alcohol PROSTITUCION 1.4386 0.0391 6.1 ref: no afectado por prostituci6n INGRESO 0.6058 0.1819 -8.4 DESV. INGRESO 2.9720 0.1840 18.2 EDUCACION 0.8833 0.0217 -2.1 DENSIDAD 1.0135 0.2200 0.2 SERENAZGO 1.0084 0.0355 0.1 POLICIA 0.9928 0.5889 -0.1 VENTA DROGA 0.7929 0.2368 -3.9 N 2493 2405 2405 Chi-Square (model) 0.0000 0.0000 0.0000 Correctly classified 79.0% 78.6% 78.4% Nota: Las elasticidades se estimaron teniendo en cuenta una incidencia de robo o intento de robo de viviendas de 21,2%. El efecto de cada categoria de EDAD JEFE se estim6 con relaci6n al efecto de EDAD JEFE (18-24). El efecto de cada categoria de TERCIL se estim6 con relaci6n al efecto de TERCIL (mas bajo). 138 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Cuadro 7 Modelo de vandalismo o agresi6n en Lima metropolitana Modelo I Modelo 2 Modelo 3 EXP(B) Sig EXP(B) Sig EXP(B) Sig Elasticidad SEXO 2.5900 0.0000 2.3593 0.0000 2.2111 0.0000 2.5 ref: mujer PERSONAS EN HOGAR 1.0330 0.1719 1.0149 0.5770 1.0336 0.2331 0.1 LENGUA 3.6243 0.0021 0.9545 0.9433 0.7775 0.7243 -0.8 LUGAR NACIO 0.9797 0.8805 0.9806 0.8872 0.9968 0.9819 0.0 ref: fuera de Lima m. PADRE SOLTERO 1.6474 0.0008 1.6927 0.0005 1.7488 0.0004 1.8 ref: hogar con ambos padres ESTADO CIVIL 1.0863 0.6229 1.0653 0.7195 1.1165 0.5458 0.4 ref: casado o conviviente EDAD 0.1246 0.2905 0.5572 entre 18 y 24 ahos 0.8871 0.5548 0.7845 0.2825 0.9144 0.7030 -0.3 entre 25 y 39 ahios 0.9477 0.7888 0.8314 0.4272 0.9186 0.7292 -0.3 mas de 40 ahios 0.6606 0.0664 0.6515 0.0851 0.7357 0.2422 -1.0 ref: entre 12 y 17 ahos TERCIL INGRESOS 0.1228 0.4362 medio 0.7808 0.1232 0.8508 0.3345 -0.5 alto 0.6947 0.0476 1.0353 0.8642 0.1 ref: bajo AN4OS ESTUDIO 0.9674 0.1887 0.9777 0.4042 -0.1 OCUPACION 1.5128 0.0203 1.3168 0.1337 0.9 ref: no econ6micamente activo TRABAJO 1.3136 0.0697 1.3086 0.0834 0.9 ref: no independiente TRANSPORTE PUBLICO 1.0750 0.6372 0.8744 0.4084 -0.4 ref: no usa transporte publico H18-24 0.9617 0.7709 0.8924 0.4059 -0.4 ref: no salen entre las 18 y 24 h. SEGURIDAD 2.2996 0.0037 1.7643 0.0653 1.8 PORTA ARMA 1.9249 0.0021 1.8779 0.0043 2.0 PANDILLAS 1.2676 0.2673 0.8 DROGA 1.3374 0.0580 0.9 ref: no afectado por droga ALCOHOLISMO 1.2267 0.1895 0.7 ref: no afectado por alcohol PROSTITUCION 1.1654 0.4809 0.5 ref: no afectado por prostituci6n INGRESO 1.4431 0.4650 1.2 DESV. INGRESO 0.0503 0.0089 -9.5 EDUCACION 0.8406 0.0174 -0.6 DENSIDAD 0.9713 0.0536 -0.1 SERENAZGO 0.9903 0.0585 0.0 POLICiA 1.0270 0.0889 0.1 VENTA DROGA 1.0409 0.2369 0.1 N 9103 8898 8427 Chi-Square (prob. - model) 0.0000 0.0000 0.0000 Correctly classified 96.9% 96.8% 96.7% Nota: Las elasticidades se estimaron teniendo en cuenta una incidencia de agresi6n o vandalismo de 3,3%. El efecto de cada categoria de EDAD se estim6 con relaci6n al efecto de EDAD (12 - 17). El efecto de cada categoria de TERCIL se estim6 con relaci6n al efecto de TERCIL (mas bajo). LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 139 4. DETERMINACION DE LA INCIDENCIA DE DELITOS 0 AGRESION POR DISTRITOS 4.1 Metodologia En esta secci6n sc describen los modelos que explican la incidencia del crimen y la violencia en Lima metropolitana a nivel de distritos, habi6ndose considerado dos altemativas: la incidencia seg-6n el lugar de residencia (distrito) de las victimas y la incidencia seguin el lugar (distrito) donde ocurri6 el crimen. En el primer caso se tuvo en cuenta la tasa de incidencia, es decir, la raz6n entre el numero de victimas de actos delictivos y el tamanio de la poblaci6n (o numero de victimas potenciales). En el segundo caso se tuvo en consideraci6n directamente el (logaritmo natural del) nume- ro de actos delictivos. Es importante tenor en cuenta que el 39% de los robos a personas, el 53,5% de los robos a vehiculos y el 22% de las agresiones ocurren en el distrito de residencia de la victima. Especificacion de las variables dependientes En ambos casos la variable a explicar tiene un caracter continuo debido a que toma un valor diferente para cada observacion (distrito) y por tal raz6n se utilizan los modelos do tipo lineal. Las proyecciones de estos modelos estiman directamente los valores de la variable a explicar. El siguiente cuadro muestra el conjunto de variables dependientes de los modelos lineales que se tuvieron en considcraci6n, distinguiendo los casos referidos al lugar de residencia de las victimas y al lugar donde ocurri6 el crimcn. Cuadro 8 Especificaci6n de las variables dependientes de los modelos lineales de crimen (a nivel de distritos) Modelo Variable dependiente Segun el lugar donde residen las victimas: Robo personal Tasa de robos o intentos de robo personal Robo de vivienda Tasa de robos o intentos de robo de vivienda Robo de vehiculos Tasa de robos o intentos de robo de vehiculos Vandalismo o agresi6n fisica Tasa de actos vandalicos o de agresi6n fisica Segun el lugar donde ocurri6 el crimen: Robo personal Nurmero de robos o intentos de robo personal Robo de vivienda Numero de robos o intentos de robo de vivienda Robo de vehiculos Numero de robos o intentos de robo de vehiculos Vandalismo o agresi6n fisica Numero de actos vandalicos o de agresi6n fisica 140 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMPRICA LATINA Las variables dependientes para este tipo de modelos fueron estimadas a partir de la Encuesta de Victimizaci6n realizada por el Instituto Apoyo en 1999, la cual captu- ra informaci6n de los actos delictivos ocurridos en 1998. Se utiliz6 la informaci6n de esta encuesta debido a la mayor cobertura distrital que la ejecutada por el INEI. De los 49 distritos de Lima metropolitana s6lo se excluyen dos en el caso de la encuesta de Apoyo, mientras que en la del INEI se excluirian ocho distiitos. Asimismo la en- cuesta de Apoyo cuenta con un minimo de 100 entrevistas por distrito, mientras que en la del INEI, en seis distritos se obtuvieron menos de 100 entrevistas en cada uno. Variables involucradas y estadistica descriptiva Para facilitar la elecci6n de las variables independientes en los modelos, se analiz6 la estadistica descriptiva (valores promedio y desviaci6n estandar) de un conjunto de variables consideradas para cada uno de los modelos, seguin tipo de crimen. Asimis- mo, se analizaron los coeficientes de correlaci6n bivariados entre las variables de- pendientes y las independientes. Este analisis permite saber si las correlaciones exis- tentes entre ellas son positivas, negativas o nulas, asi como si son estadisticamente significativas. Es decir, a priori, con esta informaci6n puede saberse que variables son las mas relevantes (de manera individual) para explicar los diversos tipos de crimenes. Las variables consideradas se seleecionaron siguiendo los mismos criterios que fueron empleados en la secci6n anterior. 4.2 Anailisis de los resultados Los coeficientes de los modelos lineales de violencia se estimaron utilizando el me- todo de Minimos Cuadrados Ordinarios. Los cuadros 9 y 10 muestran los resultados de la estimaci6n de cada uno de los modelos especificados a nivel de distritos: los coeficientes estimados y la significancia de las pruebas "t" para cada uno de estos coeficientes. Asimismo, muestra el coefi- ciente de determinaci6n y la significancia de la prueba F para el conjunto de los coeficientes estimados de cada modelo. Para el caso de la incidencia del crimen se- gun el lugar donde vive la victima, el coeficiente de determinaci6n aleanza valores por encima del 67% para los modelos de robo o intento de robo de personas, vehicu- los y vivienda, y de 50% para el modelo de vandalismo o agresion. Niveles mayores de este coeficiente (alrededor del 80%) se alcanzan para el caso de la incidencia seguin el lugar donde ocurrieron los crimenes. Adicionalmente, se observa que un nuimero mayor de coeficientes correspondiente a las variables explicatorias son significativos. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 141 Se introdujeron variables dummy correspondientes a las observaciones (distritos) que mostraron errores de estimaci6n altos (error estandar) con el prop6sito de mitigar el efecto de dichas observaciones en las estimaciones finales. Incidencia de victimizacion segiun el lugar de ocurrencia del delito Para el caso de la incidencia seguin el lugar donde ocurrieron los crimenes, se com- prueba que la constante en los diferentes tipos de violencia es la asociaci6n entre crimen y el numero de habitantes de los distritos, independientemente de su superfi- cie. En todos los casos, cuanto mayor es dicho nunmero, mayor es la incidencia del crimen. El trafico de drogas como actividad ilegal y la existencia de medidas de seguridad (serenazgo, unidades policiales) no muestran, a este nivel, una asociaci6n significati- va con los cuatro tipos de crimenes analizados. En cl caso del robo de vehiculos y vandalismo o agresi6n, es significativo el porcentaje de mujeres jefes de hogar del distrito, observandose una relaci6n positiva, es decir, cuanto mayor es este porcenta- je, mas alta es la incidencia de estos tipos de crimenes. Esto podria ser un indicativo de los problemas sociales en la zona. Otros resultados en el marco de estos modelos son los siguientes: a) la relaci6n inversa que se observa entre pobreza y vandalismo o agresi6n indica que en los luga- res menos pobres (de mayores ingresos), la incidencia de este tipo de delito es mayor, aunque debe tenerse en consideraci6n que esto ocurre despues de controlar la varia- ble "poblaci6n" (probablemente asociada a la variable "pobreza"), es decir, se esta hablando de las zonas pobres de Lima metropolitana y, dentro de estas zonas, las menos pobres -podrian ser zonas comerciales de los conos norte y centro-; b) facto- res significativos de la incidencia del robo o intento de robo de vehiculos son la desigualdad de los niveles educativos del lugar donde ocurren los crimenes y la ubi- caci6n geografica; en particular la significancia de esta ultima variable indica que el centro de Lima y sus distritos cercanos (Cono Centro) son los lugares donde mas ocune este tipo de hurto y donde precisamente se espera se de un mayor transito de vehiculos, y c) la densidad poblacional del distrito es un elemento adicional impor- tante para explicar la incidencia del robo de personas. 142 CRIMEN Y VIOLLNCIA EN AMERICA LATINA Cuadro 9 Minimos cuadrados ordinarios: numero de crimenes en el distrito de ocurrencia Robo o intento de Robo o intento de Robo o intento de Vandalismo o robo de personas robo de vehiculos robo de viviendas agresi6n Coef. Prob (t) Coef. Prob (t) Coef. Prob (t) Coef. Prob (t) Constante -1.4684 0.8003 -2.1147 0.4957 4.0020 0.1673 7.0204 0.2729 Arlos estudio -1.0392 0.2864 -0.0503 0.9198 -0.5675 0.2308 -1.8756 0.0840 Ingreso 0.0081 0.1440 0.0003 0.9002 0.0035 0.1952 0.0059 0.3239 Pobreza -0.0018 0.9706 -0.0211 0.4435 -0.0273 0.2647 -0.1214 0.0360 Desv. ahos estudio 1.6810 0.1997 1.6878 0.0169 0.9976 0.1228 2.1779 0.1278 Desv. ingreso 0.0003 0.9595 -0.0005 0.8706 -0.0025 0.4181 -0.0079 0.2480 Mujer jefe 0.1211 0.1322 0.1395 0.0027 0.0287 0.4524 0.2571 0.0077 Densidad 0.0999 0.0142 0.0124 0.5283 0.0096 0.6047 0.0244 0.5626 Droga -0.0026 0.8276 -0.0175 0.0102 0.0025 0.6612 -0.0196 0.1422 Pandillas 0.0037 0.6797 0.0086 0.0874 0.0034 0.4421 0.0096 0.3325 Prostituci6n -0.0147 0.5093 0.0050 0.6547 0.0064 0.5566 -0.0288 0.2402 Serenazgo 0.0227 0.1052 0.0090 0.1977 0.0105 0.1226 0.0077 0.6045 Venta droga 0.0564 0.5420 0.0083 0.8645 0.0018 0.9677 0.0882 0.3941 Centro 0.6223 0.2234 0.6023 0.0311 -0.3577 0.1574 0.4936 0.3701 Policia 0.0084 0.8396 0.0016 0.9381 0.0350 0.0979 -0.0395 0.3846 Poblaci6n 0.0055 0.0011 0.0026 0.0040 0.0028 0.0010 0.0051 0.0039 N 39 38 39 39 R-squared 0.844 0.945 0.889 0.804 Prob. (F-statistic) 0.0000 0.0000 0.0000 0.0001 DUM06 -1.82012 0.0001 -1.8978 0.0313 DUM29 -1.78387 0.0003 DUM49 1.261613 0.0022 DUM06 1 observaci6n 6 (distrito de Ventanilla), 0 resto. DUM29 1 observaci6n 29 (distrito de Pacahacamac), 0 resto. DUM49 1 observaci6n 49 (distrito de Villa Maria del Triunfo), 0 resto. Incidencia de victimizacihn segiun el lugar de residencia de la victima Eon relaci6n con los modelos lineales donde la variable dependiente hace referencia al distrito donde viven las victimas, puede indicarse que no s6lo muestran a los mo- delos que se refieren al distrito donde ocurre el crimen, menores coeficientes de determinaci6n, sino tambien un menor nuimero de variables independientes significa- tivas. Mas aiun, el nivel de significancia asociada al valor F calculado, que prueba la hip6tesis nula de que los coeficientes de las variables explicatorias consideradas son simultaneamente iguales a cero, es mayor al 10% para el caso del modelo de vanda- lismo o agresi6n. En el caso de robo o intento de robo de viviendas, los resultados muestran como eoefieientes signifieativos al nivel de 5% s6lo para la variable "dis- persi6n de los anios de estudios", mostrando una relaci6n negativa, y en el easo de vandalismo o agresi6n, es importante la presencia de pandillas en el distrito, mos- trando una relaci6n positiva con la variable dependiente. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 143 Cuadro 10 Minimos Cuadrados Ordinarios: incidencia del crimen segun el lugar donde vive la victima Robo o intento de Robo o intento de Robo o intento de Vandalismo o robo de personas robo de vehiculos robo de viviendas agresi6n Coef. Prob (t) Coef. Prob (t) Coef. Prob (t) Coef. Prob (t) Constante 70.8819 0.1181 -32.0691 0.6720 126.7562 0.0012 3.1395 0.9104 Ailos estudio -6.7932 0.3819 1.9774 0.8805 -3.1207 0.6017 -3.8361 0.4171 Ingreso 0.0265 0.5464 -0.0107 0.8861 -0.0489 0.1622 0.0391 0.1549 Pobreza -0.6306 0.1025 0.1813 0.7814 -0.4501 0.1276 -0.1344 0.5591 Desv. ano estudio 0.7496 0.9440 0.4797 0.9790 -26.8236 0.0038 9.2786 0.1832 Desv. ingreso -0.0197 0.7106 0.0847 0.3585 0.0770 0.0732 -0.0250 0.4591 Mujer jefe 0.5500 0.3562 1.5497 0.1368 -0.8548 0.0665 0.3177 0.3962 Densidad 0.2250 0.4865 0.9384 0.0972 0.0239 0.9244 0.0599 0.7643 Droga -0.1241 0.1863 -0.0815 0.6033 -0.0561 0.4290 -0.0367 0.5146 Pandillas 0.1074 0.1655 0.2364 0.0986 0.0250 0.6664 0.1049 0.0373 Prostituci6n 0.0374 0.8454 -0.4358 0.1916 0.2626 0.0960 -0.1135 0.3403 Serenazgo -0.0445 0.7010 0.0342 0.8620 -0.0124 0.8874 -0.0157 0.8236 Venta droga -0.0596 0.9243 0.1456 0.8913 -0.0832 0.8644 0.5061 0.1930 Policia -0.0418 0.8921 -0.4089 0.4399 0.5074 0.0471 -0.1215 0.5184 N 39 39 39 39 R-squared 0.680 0.756 0.671 0.504 Prob. (F-statistic) 0.0026 0.0004 0.0068 0.1115 DUM02 12.18034 0.0107 DUM08 -35.829 0.0139 DUM25 -19.7001 0.0052 DUM27 14.02432 0.0123 DUM29 -29.8021 0.0138 DUM39 15.34378 0.0058 DUM02 I observaci6n 2 (distrito de Bellavista), 0 resto. DUM08 1 observaci6n 8 (distrito de Anc6n), 0 resto. DUM25 1 observaci6n 25 (distrito de Lurin), 0 resto. DUM27 1 observaci6n 27 (distrito de Pueblo Libre), 0 resto. DUM29 1 observaci6n 29 (distnto de Pacahacamac), 0 resto. DUM39 1 observaci6n 39 (distrito de San Juan de Miraflores), 0 resto. 5. POLiTICAS CONTRA EL CRIMEN: PREVENCION Y REPRESION DEL DELITO Se afirma que las politicas contra el crimen en el Peru favorecen la represi6n de los crimenes mayores y que existe mas bien un descuido por la prcvenci6n y represi6n de los crimenes menores. Si bien esto podria considerarse una estrategia valida ante la escasez de recursos, expertos entrcvistados aluden a los riesgos que ello podria im- plicar en el combate dcl crimcn a largo plazo. Esta opini6n se basa en la idea de que la delincuencia urbana se desarrolla en una estructura de promoci6n del delincuente que va en ascenso de crimenes menores (hurto de menor cuantia, lesiones) a crime- nes mayorcs (asesinato, asalto en banda, secuestro, estafa, etc.). Los que se inician en crimenes menores, posteriormente se relacionan a traves del barrio y del centro peni- tenciario con otros delincuentes, estableciendo vinculos que Ies permiten organizarse en bandas. 144 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AM1RfCA LAInNA Los delitos menores se realizan enfrentando un bajo riesgo de ser sancionado debido basicamente a dos factores: * La ausencia dc una politica integral de prevenci6n del delito: a) en cl aspecto situacional (vigilancia, acciones de patrullaje vehicular, a pie, etc.); b) en preven- ci6n social (programas escolares, programas de forrnaci6n laboral, deporte, etc.)7. * Los montos de los robos son por lo general menores a cuatro remuneracioncs minimas vitales8, lo cual hace que, cada uno de estos actos, considerados de ma- nera individual, no califiquen como delitos sujetos a pena privativa de la libertad9. 5.1 Prevenci6n del delito Acciones de prevenci6n a cargo de la Policia Nacional Desde la decada pasada, la prevenci6n dcl delito fue considerada un aspecto menos importante dentro de la politica de la instituci6n policial. Efectivos y unidades policiales eran destinados a la vigilancia do dignatarios e instituciones, debido al contexto de la subversi6n. El patrullaje se dej6 de lado, lo cual es fundamental para la prevensi6n del delito. Asimismo, las acciones de estudio estadistico han desapareci- do o dependen de la voluntad del comisario. Las denuncias no son estudiadas, motivo por el cual la comunidad ya no realiza las denuncias, salvo que sea nccesario para realizar otros papeleos. Por otro lado, los operativos y redadas son pocas y do poca eficacia porque no se sostienen en el tiempo y no corresponden a un estudio integral do las zonas y de los problemas que se pretenden erradicar. Los factores senialados por los entrevistados para explicar esta situaci6n son varios: * Insuficiencia de efectivos y patrulleros. * Se le ha dado mayor importancia al crimen organizado. * Los pocos recursos han sido destinados a la lucha contra el terrorismo y el narcotrafico. * La comunidad ha perdido la confianza en la PNP originandose una desconexi6n entre ambos. * No hay incentivos para interesar al comisario o sus subalternos en la situaci6n de su jurisdicci6n. * Falta do identidad y misi6n de la policia dedicada a la seguridad ciudadana. 7. Sobre la clasificaci6n de prevenci6n situacional y prevenci6n social, ver Chinchilla, Laura. y Rico. Jose Maria, La prevenci6n comunitaria del delito: perspectivas para Amrnica Latina. Centro para la Administraci6n dc Justicia, Florida International University, 1997. 8. Instituto Apoyo (mayo 1998). 9. Articulo 444 del C6digo Penal. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LiMA METROPOLIIANA 145 Acciones de prevencion a cargo de los serenazgos y las Municipalidades de Lima En respuesta a la ausencia de una politica de prevenci6n de la PNP, las Municipalida- des tomaron medidas como la creaci6n de serenazgos (unidades de vigilancia) y ron- das urbanas, en la medida en que sus recursos se lo posibilitaban. No obstante, en la practica, los serenazgos estan afrontando una serie de limitaciones: * No existe un marco legal adecuado que defina su misi6n y limites de intervenci6n. * Los serenos no tienen capacitaci6n profesional en materia de seguridad. * No existe informaci6n estadistica disponible y actualizada de los recursos con los que cucnta. * No existe coordinaci6n interdistrital. * No existen mecanismos de cooperaci6n institucionalizados entre las delegaciones policiales, los serenazgos y el Ministerio Puiblico. * Los screnazgos desarrollan tareas quo tradicionalmente realizaba la Policia Muni- cipal. * Tionen problemas de equipamiento. Cabe destacar sin embargo que, en materia de prevenci6n social, las Municipali- dades vienen realizando actividades deportivas, la vigilancia y actividades en locales escolares, programas de capacitaci6n juvenil, actividades recreativas, etc. de manera constante en toda la ciudad, sin responder a un Plan Metropolitano de prevenci6n, pero que se presume deben tener algun impacto local. Elfactor de la droga en la delincuencia comuin Todas las fuentes a las que se recurri6 han identificado el consumo de droga como un factor asociado a la delincuencia, lo cual tarnbi6n se vio en el analisis estadistico y econom6trico realizado previamente. Sin embargo, los esfuerzos han estado basica- mente dirigidos a la lucha contra el narcotrdfico y poco se ha hecho en cuanto el consumo do drogas y la microcomercializaci6n. Los esfuerzos en esta materia se realizan a traves de instituciones privadas'°. El Estado peruano, mediante Decreto Legislativo 824, cre6 en abril de 1996 la Comrisi6n de Lucha contra el Consumo de Drogas "Contradrogas", para la preven- ci6n, rehabilitaci6n y sustituci6n del cultivo de drogas. Las Municipalidades desarro- Ilan acciones contra el pandillaje juvenil, el consumo de drogas y el aprendizaje de 10. Cabe destacar la labor de Cedro, que Ileva a cabo una serie de programas en todo el pais en materia de educaci6n y prevenci6n del consumo de drogas, ya sea directamente cn la comunidad como tamnbicn en penales, gobiernos locales, universidades, fucrzas armadas y policiales, etc. le~r: Cedro: Mas de irna de;cada en bcIha contra las cirogas. Lima, 1998. 146 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA valores. Finalmente el Copuid, Comisi6n para la Prevenci6n del Uso Indebido de Drogas, organismo del Ministerio de Educaci6n, promueve la formaci6n desde la infancia, de la capacidad de discriminaci6n moral (distinci6n del "bien" y el "mal"). A pesar de todos los esfuerzos, auin falta mucho por hacer, las cifras muestran un aumento en el consumo de drogas en Lima metropolitana. 5.2 Rcpresi6n del delito Crimen organizado La reorganizaci6n de la PNP gener6 la creaci6n de grupos especializados de inteligencia y represi6n que desarrollan tecnicas de inteligenicia y manejo de tecnologia de uiltima gene- raci6n, logrando resultados de alto nivel intemacional. A pesar de que la ciudadania desconfia en terminos generales de toda la PNP, los operativos que realizan Direcciones como la Dincote (Direcci6n Nacional contra el Terrorismo), Dinincri (Direcci6n Nacio- nal de Inteligencia contra el Crimen), o Dinandro (Direcci6n Nacional contra la Droga) son reconocidos por la opini6n publica. Cabe destacar que la Dinincri ha demostrado una peri6dica efcctividad en desbaratar bandas pertenecientes al crimen organizado. Legislaci6n penal La legislaci6n penal peruana, en materia de seguridad ciudadana, ha sufiido algunas transformaciones en los uiltimos 10 afios, que es necesario destacar. Las reformas del C6digo Penal han buscado modemizar su contenido y adaptarlo a las nuevas corrien- tes en materia de penalizaci6n. A pesar de la corta vigencia el C6digo Penal, 6ste ha sufrido mas de treinta modificaciones legales. Asimismo, existen en la Comisi6n de Justicia del Congreso una scrie de proycctos de ley que, fruto de la presi6n ciudada- na, establecen mayores penas en la represi6n de la delincuencia, asi como la persecu- ci6n de conductas antisociales. El C6digo Procesal Penal de 1939 fue modificado en 1991; sin embargo, la vigencia de este dispositivo esta en suspenso, salvo normas aprobadas de mancra excepcional. En abril de 1998, luego de una ola de violencia criminal vinculada con casos de secuestro y asesinato, el Congreso delcg6 en cl Poder Ejecutivo la potestad de legis- lar en materia de seguridad ciudadana. Con ese objeto fueron promulgadas normas que prohiben la tenencia de armas de guerra. Si bien existen objeciones validas acerca de su constitucionalidad11, las normas contra cl crimen organizado pretenden reproducir los exitos obtenidos en la lucha 11. La Constituci6n de 1993 en su articulo 173 instituy6 la aplicaci6n de la justicia militar para los casos traici6n a la patria y terrorismo. Diversos constitucionalistas objetaron las nomias adoptadas porque se estaba equiparan- LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 147 contra el terrorismo y el trafico ilicito de drogas, y en alguna medida lo estan logran- do. Existen ya mas de 100 procesados por los Tribunales Militares por Terrorismo agravado y la acci6n de las bandas en Lima habria disminuido dado el elevado nuime- ro de estas que ban sido desactivadas en el presente afio12. El sistema judicial y el centro penitenciario En primer t6rmino, la reforma del Poder Judicial iniciada en 1995 ha tenido aspectos positivos en materia de represi6n del delito. Asi uno de los exitos mas importantes de la reforma ha sido poner al dia el despacho judicial atrasado hasta 1997. Asimnismno la crea- ci6n de juzgados corporativos, y otras reformas administrativas han mejorado la ca- pacidad y competencia del Poder Judicial"3. Sin embargo, el impulso inicial parece haberse perdido ya que las condiciones de los procesados sin condena son las mismas que hace unos afios. En materia legislativa, la Constituci6n de 1993 establece como principio que el regimen penitenciario tiene por objeto la reeducaci6n, rehabilitaci6n y reincorpora- ci6n del penado a la sociedad'4. En ese sentido el C6digo de Ejecuci6n Penal, Decre- to Legislativo 654, promulgado en noviembre de 1991, contiene disposiciones ade- cuadas en materia de tratamiento de las penas, regimen penitenciario, beneficios, y actividades conducentes a la readaptaci6n social del intemo. Sin embargo, en materia de implementaci6n de estas normas debe sefialarse que no han logrado modificar aspectos sustantivos de la actuaci6n de esta entidad, limitandose a reformas de carac- ter administrativo o a la modificaci6n de su estructura organica, sin poder lograr objetivos de rehabilitaci6n y readaptaci6n social. Las penas altemativas a la pena privativa de la libertad es un punto importante, pues no existe pena privativa de la libertad para robos menores a cuatro rcmuneracio- nes minimas vitales. Si no cxisten otras penas, estos delitos quedarian practicamente sin sanci6n alguna. do la actividad crimiinal comnin con el terrorismo, con cl tinico prop6sito de cambiar el fuero civil por el fuero miilitar. 12. Segun declaraciones del ministro del Interior, Jose Villanueva. ante la Comisi6n de Derechos Humanos del Congreso el I I de mayo de 1999. En lo que va del ano se ha desactivado 65 bandas, senal6 "que los indices de los cuatro prin1eros meses de 1999 han disminuido con relaci6n a similar periodo en el afio anterior". 13. Lamentablemente otros aspectos vinculados con la independencia del Poder Judicial, la provisionalidad de los jucces, la corrupci6n y falta de orientaci6n y capacitaci6n de los jucces no penniten reconocer un exito contun- dente. Sobre el tema ver: Rubio Correa, Marcial, Quilate la vendo para mnirarme mejor. Desco. Lima, 1989. 14. Articulo 139, inciso 22. 148 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LA[INA 6. CONCLUSIONES Del presente estudio se pueden extraer algunas conclusiones centrales sobre el fen6- meno del crimen y la violencia en Lima: * La criminalidad en Lima no llcga a niveles de violencia muy elevados como en El Salvador, Cali, Sao Paulo y Rio de Janeiro, con tasas de homicidios por encima de Perfi. Por ejemplo, se tiene que s6lo el 5% de los robos a personas se realizan con el uso de armas de fuego. * Un factor adicional que se ha encontrado en el estudio es la comercializaci6n de drogas relacionada con otros crimenes. Esto se pudo comprobar en los modelos econometricos por tipo de violencia criminal. Esto coincide con expeliencias en otros paises e indicaria la importancia de confrontar el problema de las drogas. No obstante, se debe mencionar que la escasez de recursos ha ocasionado que se d prioridad a la lucha contra el narcotrafico, dejando de lado el consumo y micro- comercializaci6n de droga. * Existe un problema muy grave con respecto a las estadisticas oficiales. Estas, o no existen o no reflejan adecuadamente la realidad. Sin una buena informaci6n sobre este fen6meno, dificilmente podra ser atacado de manera adecuada. * Las cifras del Minsa y de la PNP muestran una tendencia decreciente de la tasa de homicidio en la decada de los noventa. * En los modelos de robo de viviendas y agresi6n por motivos no econ6micos, se observ6 que en los distritos con un mayor nivel educativo no se dan estos tipos de violencia. Se podria decir que las politicas dirigidas a incrementar y mejorar el nivel educativo de la poblaci6n favorecerian la disminuci6n de este fen6meno. * Con relaci6n al punto anterior, se puede decir que las zonas con un menor prome- dio de afios de estudio (norte, sur y este) son las zonas mas violentas -se presenta un mayor uso de armas de fuego, lesionados o violencia familiar-. * El pandillajejuvenil es un problema que influye, como es de esperar, en los niveles do violencia. De esta manera, se tiene que las zonas nortc, centro y sur, donde existe este problema, son zonas violentas. En este sentido, algunas Municipalidades realizan actividades de prevenci6n, como por ejemplo: una mayor vigilancia, actividades es- colares recreativas, capacitaci6n juvenil, entre otras cosas, pero falta por hacer. * La zona centro es la de mayor incidencia criminal. Esto puede deberse a que esta es una zona comercial, con un alto nivel de circulaci6n peatonal y vehicular. Especificamente, en Lima Cercado, a pesar de los muchos cambios positivos que se ban dado, aun falta por hacer con relaci6n al tema de seguridad, pues existe una alta incidencia en el distrito. * La zona sur oeste, a pesar de ser una de las zonas con mayor promedio de afios de estudio, es una zona con una significativa incidencia criminal, lo cual podria de- berse a las altas diferencias econ6micas en la zona. LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 149 * Se requiere de un mayor nivel de patrullaje y vigilancia a pie para disminuir los niveles de violencia en las calles. En este sentido, screnazgo suple a la PNP en este papel preventivo, sobre todo en algunos de los distritos dcl sur oeste y cl sur este de Lima metropolitana. En estas zonas se encontr6 un porcentaje significati- vo de denuncias ante serenazgo, aunque siempre se observa un mayor nhmero de denuncias ante la PNP. * Con relaci6n al punto anterior, cabe mencionar que serenazgo suple a la PNP en su papel preventivo debido a que se contaba con pocos recursos, los cuales fueron ma- yonnente destinados a combatir el crimen organizado. En este sentido, tambien se puede decir que las politicas del gobiemo han estado muy orientadas a atacar el pro- blema del crimen organizado, pero no a desarrollar un sistema eficaz de prevenci6n situacional y social. Lo que se hace en estc campo es realmente poco. * Los resultados obtenidos de la mini encuesta de victimizaci6n permiten obtener una descripci6n general sobre los niveles de violencia y las principales caracteris- ticas de los delitos cometidos, pero no realizar una desagregaci6n mayor, con la finalidad de caracterizar los delitos cometidos es las diferentes zonas de Lima metropolitana. Para superar este problema se tendria que lievar a cabo una en- cuesta con una muestra mas grande, o dos encuestas -una encuesta general y otra s6lo a victimas de hechos violentos-, o realizar una encuesta a hogares, con las limitaciones del caso (ver anexos). REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Ayres, Robert L. 1998. "Crime and Violence as Development Issues in Latin America and the Caribbean", World Bank Latin American and Caribhean Studies. Banco Mundial, Banco Intemacional de Reconstrucci6n y Fomento, Washington D.C., USA. Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 1996. 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S) - > (12%) zona del Callao zona este (13%) zona norte zona centro - zona sur oeste- - 1 KnEt (10%) . zona sur este - Zzona sur mZ (16%) Zona de mayor incidencia *- * Zona de menor incidencia 152 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMlERICA LArINA Grafico 3 Zonas de incidencia de robo a personas en la via publica segun encuesta de victimizaci6n del Instituto Apoyo para 1998 zona pedf6rica (3%) zona del CalIao zn este j (6%) (% zona norte (9%) zona ceno- (47%) zona sur oeste (14%) zona sur et (4%) zona sur (7%) Grafico 4 Zonas de incidencia de robo de vehiculos segun encuesta de victimizaci6n del Instituto Apoyo para 1998 = ,- zona perif6rira (4%) zona del Callao zon e (7%) (% zona norte (9%) zona sur oeste (25%) zona sur (7%) Zona de mayor incidencia *l * : * Zona de menor incidencia LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 153 Grafico 5 Zonas de incidencia de robo en las viviendas segun encuesta de victimizaci6n del Instituto Apoyo para 1998 ' 7 7 zona periferica (12%) zona del Callao zona este (13%) . (16%) zona ntrt zon suro > ~zone sur oeste G < ~(1%) , zona sur (16%) Grafico 6 Zonas de incidencia de agresi6n contra la persona segun encuesta de victimizaci6n del Instituto Apoyo para 1998 -_ = zona penf&rica (6%) zona del Callao - zona este (8%) (1 2%) zona norte (12%) zona centro -- (28%) zona sur oeste - (13%) zona sur este (4%) zona sur (15%) Zona de mayor incidencia * * i * Zona de menor incidencia 154 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMlERICA LATINA Grafico 7 Caracteristicas de las zonas analizadas zona perif6rica zona deo Callao (12%) (13%) A A zzona es * -. (16%) C zona nori- - (J ct-i ) v¢ zona contra (15%) zona sur oeste 0 ~(10%)A zona sur este - Densidad poblacional A mas de 10 mil hab. A de mil a 10 mil hab. A menos de milhab. " - Porcentaje promedio de hogares pobres "I ( *mas de 30% Ode 15% a 30% *menos de 15% - Aiios promedio de estudio de los miembros del hogar con mas de 15 altos *de9amas Ode7a9 *menosde7 - Dev. Est. promedio del ingreso per cApita familiar trimestral 46 3280 (promedio del resto de zonas: 179) - Dev. Est. promedis de los ahos de estudio 1,59 sur este y 1,79 periferia (promedic del resto de zonas: 1,27) LA VIOLENCIA CRIMINAL EN LIMA METROPOLITANA 155 ANEXO 2 RECOMENDACIONES EN RELACION CON LA METODOLOGiA DE LA MINI-ENCUESTA DE VICTIMIZACION Objetivo de la mini-encuesta El objetivo de Ilevar a cabo una mini encuesta de victimizaci6n en Lima metropolita- na es monitorear los niveles de violencia y conocer las caracteristicas de las victimas y los dclincuentes. Lo conveniente seria Ilevar a cabo esta encuesta peri6dicamentc para monitorear adecuadamente c6mo se desarrollan los indices de violencia. Metodologia de la mini-encuesta La encuesta fue aplicada a un universo compuesto por personas (hombres y mujeres) mayores de 18 ainos, de todos los niveles socioecon6micos y residentes en Lima metropolitana y el Callao. La selecci6n muestral fue estratificada por distritos, con selec- CiOn aleatoria de manzanas por computadora y sclecci6n sistematica de viviendas al inte- rior de cada manzana. Se encuestaron 780 personas respetando las cuotas de sexo al momento de entrevistar dentro de la vivienda. No hubo un miembro predeterminado mas alla de los requerimnientos de cumplir con la cuota, la selecci6n fue aleatoria. Se entrevist6 una persona por hogar para no sobreestimar los indices de violencia. Dentro de un hogar donde existe una victima de robo o agresion la probabilidad de que otro miembro haya sido victima es mayor ya que poseen caracteristicas simila- res, alterando asi la representatividad de las respuestas. Ademas, el encuestado res- pondi6 por los hechos que le ocurrieron a su persona y no a otro miembro de su hogar para quc las respuestas no sean especulativas. Las entrevistas se lievaron a cabo durante el fin de semana y durante las horas del dia, no obstante, los encuestadores tuvieron amplia libertad para determinar las horas con el iunico requisito de entregar las encuestas el dia y la hora establecidos. El disefno y tamanio muestral permiten realizar estimaciones en los resultados tota- les con un margen de error de +/- 3,58%, estimando una confiabilidad del 95% al asumir la maxima dispersi6n en los resultados (p/q=1). Limitaciones de la mini-encuesta Los resultados obtenidos de la mini encuesta de victimizaci6n penniten obtener una descripci6n general sobre los niveles de violencia en Lima metropolitana y las prin- cipales caracteristicas de los delitos cometidos. Asimismo, se puede obtener infor- macion sobre las zonas de Lima metropolitana con una mayor incidencia criminal. No obstante, no se puede realizar una desagregaci6n mayor, con la finalidad de ca- racterizar los delitos cometidos es las diferentes zonas establecidas. 156 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AmtRICA LATINA Por otro lado, si se contrastan los mapas de victimizaci6n de Lima metropolitana, elaborados en funci6n de los resultados de la mini encuesta de victimizaci6n y de la encuesta realizada en enero de 1999 (utilizando el agregado de los delitos cometi- dos), se puede apreciar que, si bien existe una coincidencia en cuanto a cuales son las zonas mas violentas, las proporciones no son muy similares. Es decir, el mapa elabo- rado en funci6n de los resultados de la encuesta de enero de 1999 presenta una menor incidencia, mientras que esto no se da en el mapa elaborado en funci6n de los resul- tados de la mini encuesta de victimizaci6n. Recomendaciones Para contar con una encuesta que penrnita caracterizar los delitos cometidos en las diferentes zonas, se plantean las siguientes opciones: a) Realizar una encuesta que utilice una muestra mas grande. Considerando que la caracterizaci6n se realiza unicamente con victimas de hechos violentos y que existe una probabilidad del 25 por ciento de entrevistar a una victima, la muestra debe ser lo suficientemente grande como para ser representativa cuando se trabaja s6lo con victimas. Esto implicaria aplicar una encuesta sobre una muestra 80 por cien- to mas grande que la mini encuesta realizada con la consiguiente elevaci6n de costos (aproximadamente 47 por ciento mas). b) Realizar una encuesta general para estimar los niveles de violencia en las diferen- tes zonas y otra encuesta, por separado, s6lo a victimas de un hecho violento, para caracterizar los crimenes por zonas geograficas o de las zonas con mayor inciden- cia criminal, es decir, aplicar una encuesta especifica para victimas s6lo en las zonas de mayor incidencia. Esto implicaria aplicar una encuesta adicional a la mini encuesta realizada, lo cual tambien conllovaria mayores gastos (aproximada- mente 67 por ciento mas). c) Una manera de incrementar el numero de casos para poder caracterizar los hechos violentos es encuestar a todos los miembros del hogar. Se debe tomar en cuenta lo que se mencion6 en la metodologia, con respecto a que se puede sobreestimar los indices de violencia puesto que dentro de un hogar donde existe una victima de robo o agresi6n la probabilidad de que otro miembro haya sido victima es mayor ya que poseen caracteristicas similares, alterando asi la representatividad de las respuestas. Esta opci6n, si bien no tiene gran incidencia en costos, plantea proble- mas metodol6gicos. ANEXO 3 Descripci6n de variables utilizadas en el modelo de robo a personas (nivel de personas) Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Aiio anilisis de referencia Variable dependiente Robo personas 1 robo o intento de robo de PERSONAS, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 > Caracteristicas demograficas C) Sexo Sexo (1 hombre, 0 mujer) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Personas en hogar Tamano del hogar (numero de miembros) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Lengua quechua, aymara o nativa como lengua materna o 2a. lengua (probabilidad)' individuo INEI "EHV, 1998" y -ENAHO, 98-lI" 1997 Lugar naci6 1 lugar de nacimiento fuera de Lima metropolitana, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Padre soltero 1 hogar con un solo padre, 0 resto hogar INEI -EHV, 1998" 1997 Estado civil 1 divorciado, separado o soltero, 0 conviviente o casado individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Edad Anos de edad (en grupos) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Caracteristicas socioecon6micas Tercil ingresos Poblaci6n agrupada en terciles de ingreso per csipita hogar INEI EHV, 1998" y "ENAHO, 98-l1" 1997 Anios estudio Afnos promedio de estudios individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Ocupaci6n 1 econ6micamente activos, 0 no econ6micamente activos individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Trabajo 1 trabajador independiente, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Transporte publico 1 se moviliza habitualmente con transporte publico, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 H18-24 1 persona que regresa o sale habitualmente entre las 18 y 24 horas, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Seguridad Lleva menos dinero, usa menos el cajero, sale menos por las noches, cambia de rutas, va menos al estadio y a discotecas y evita tomar taxi (en promedio) cuando sale para no ser robado o agredido individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Porta arma Lleva armas de fuego y otras armas (en promedio) cuando sale (para no ser robado o agredido) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Aio 0 analisis de referencia Caracteristicas del lugar Ingreso Ingreso per capita trimestral en el distrito de residencia (en miles)** distrito INEI "CPV, 1993" y "ENAHO 1995-l" Desv. ingreso Desv. estandar del Ingreso per capita trimestral (en miles) en el distrto de residencia distrito INEI 'CPV, 1993" y "ENAHO 1995-l" Educaci6n Arlos de estudio promedio de poblaci6n adulta del distrito de residencia distrito NEI "CPV, 1993" Densidad Densidad del distrito de residencia (habitantes por kilometro cuadrado, en miles) distrito INEI 1997 Pandillas Barrio afectado en promedio de robos callejeros y peleas callejeras y entre pandillas bario INEI -EHV, 1998" 1997 Droga 1 barrio afectado por drogadicci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI 'EHV, 1998" 1997 Alcoholismo 1 barrio afectado por alcoholismo, 0 resto (opini6n de ia poblaci6n) barrio INEI -EHV, 1998" 1997 Prostituci6n 1 barrio afectado por prostituci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI "EHV, 1998" 1997 Serenazgo Unidades de Serenazgo en el distrito de residencia distrito Municipalidades 1999 Policia Unidades policiales en el distrito de residencia distrito Policia Nacional del Peru 1999 Venta droga Venta de Clorhidrato de Cocaina y PBC en el Distnto de residencia (promedio) distrito Cedro 1999 INEI Instituto Nacional de Estadistica e lnformatica CPV Censo de Poblaci6n y Vivienda ENAHO Encuesta Nacional de Hogares EHV Encuesta de Hogares sobre Victimizaci6n en Lima metropolitana z * estimados con modelos e informaci6n de INEI "EHV, 1998" y "ENAHO, 1998-Il" < de Robles, M. y Reyes, J. MMetodologia para determinar el ingreso y la proporci6n de hogares pobres a nivel distrital', INEI, 1996. 0 Descripci6n de variables utilizadas en el modelo de robo de vehiculos (nivel de personas con vehiculos) Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Alio analisis de referencia Variable dependiente Robo vehiculos 1 robo o intento de robo de VEHICULO, 0 resto individuo INEI -EHV, 1998" 1997 Caracteristicas demograficas Sexo Sexo (1 hombre, 0 mujer) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Personas en hogar Tamanio del hogar (numero de miembros) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Lengua quechua, aymara o nativa como lengua matema o 2a. lengua (probabilidad)* individuo INEI 'EHV, 1998" y "ENAHO, 98-1l" 1997 Lugar naci6 1 lugar de nacimiento fuera de Lima metropolitana, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 > Padre soltero 1 hogar con un solo padre, 0 resto hogar INEI 'EHV, 1998" 1997 Estado civil 1 divorciado, separado o soltero, 0 conviviente o casado individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Edad Anos de edad (en grupos) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Caracteristicas socioecon6micas Tercil ingresos Poblaci6n agrupada en terciles de ingreso per capita hogar INEI EHV, 1998" y "ENAHO, 98-l1" 1997 Anos estudio Anos promedio de estudios individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Ocupaci6n 1 econ6micamente activos, 0 no econ6micamente activos individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Trabajo 1 trabajador independiente, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Alarma 1 persona con auto que tiene alarma, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 (A c0 Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Aflo analisis de referencia Caracteristicas del lugar Ingreso Ingreso per capita trimestral en el distrito de residencia (en miles)** distrito INEI "CPV, 1993" y "ENAHO 1995-l" Desv. ingreso Desv. estandar del Ingreso per cajpita trimestral (en miles) en el distito de residencia distrito INEI 'CPV, 1993"y'ENAHO 1995-I" Educaci6n Afios de estudio promedio de poblaci6n adulta del distrito de residencia distrito INEI "CPV, 1993" Densidad Densidad del distrito de residencia (habitantes por kil6metro cuadrado, en miles) distrito INEI 1997 Pandillas Barrio afectado en promedio de robos callejeros y peleas callejeras y entre pandillas bario INEI -EHV, 1998- 1997 Droga 1 barno afectado por drogadicci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI "EHV, 1998- 1997 Alcoholismo 1 barrio afectado por alcoholismo, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI -EHV, 1998- 1997 Prostituci6n 1 barrio afectado por prostituci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI "EHV, 1998- 1997 Serenazgo Unidades de serenazgo en el distrito de residencia distrito Municipalidades 1999 Policia Unidades policiales en el distrito de residencia distrito Policia Nacional del Peru 1999 Venta droga Venta de Clorhidrato de Cocaina y PBC en el Distrito de residencia (promedio) distrito Cedro 1999 INEI Instituto Nacional de Estadistica e Infommatica CPV Censo de Poblaci6n y Vivienda ENAHO Encuesta Nacional de Hogares EHV Encuesta de Hogares sobre Victimizaci6n en Lima metropolitana ' estimados con modelos e informaci6n de INEI -EHV. 1998' y "ENAHO, 1998-Il" Z ** de Robles, M. y Reyes, J. 'Metodologia para determinar el ingreso y la proporci6n de hogares pobres a nivel distrital", INEI, 1996 > z > Descripci6n de variables utilizadas en el modelo de robo de vivienda (nivel de hogares) Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Aiio analisis de referencia Variable dependiente Robo vivienda 1 robo o intento de robo de VIVIENDA, 0 resto hogar INEI "EHV, 1998" 1997 Caracteristicas demogrificas Sexo jefe Sexo del jefe de hogar (1 hombre, 0 mujer) hogar INEI 'EHV, 1998" 1997 Personas en hogar Tamano del hogar (numero de miembros) hogar INEI "EHV, 1998" 1997 r Lengua jefe quechua, aymara o nativa como lengua materna o 2a. lengua del jefe (probab.)* hogar INEI "EHV, 1998" y "ENAHO, 98-11 1997 Lugar naci6 jefe 1 lugar de nacimiento fuera de Lima metropolitana del jefe, 0 resto hogar INEI MEHV, 1998- 1997 > Padre soltero 1 hogar con un solo padre, 0 resto hogar INEI MEHV, 1998- 1997 Estado civil jefe 1 jefe divorciado, separado o soltero, 0 conviviente o casado hogar INEI "EHV, 1998" 1997 Edad jefe Anos de edad (en grupos) del jefe de hogar hogar INEI 'EHV, 1998" 1997 Caracteristicas socioecon6micas Tercil ingresos Poblaci6n agrupada en terciles de ingreso per capita hogar INEI 'EHV, 1998" y "ENAHO, 98-l1" 1998 Anos estudio jefe Anos promedio de estudios del jefe de hogar hogar INEI MEHV, 1998- 1997 Ocupaci6n jefe 1 jefes econ6micamente activos, 0 jefes no econ6micamente activos hogar INEI EHV, 1998" 1997 Bienes Tenencia promedio de TV a color, refrigerador, equipo de sonido, auto y camioneta hogar INEI "EHV, 1998" 1997 Total habitaciones Numero de habitac de la vivienda (sin contar bahos, pasadizos, ...) hogar INEI MEHV, 1998" 1997 Vlvienda con PYME 1 hogar con espacio para actividad que le proporciona ingreso, 0 resto hogar INEI "EHV, 1998" 1997 Seguridad Tenencia promedio de cerco electrico, alarma, enrejados, reforzamiento, vigilante y perro hogar INEI -EHV, 1998" 1997 Nombre Descripci6n Unidad de Fuente AMro an6lisis de referencia Caracteristicas del lugar INGRESO Ingreso per capita trimestral en el distrito de residencia (en miles)-" distrito INEI "CPV, 1993" y "ENAHO 1995-l 1993 DESV. INGRESO Desv. estandar del Ingreso per capita trimestral (en miles) en el distrito de residencia distrito INEI 'CPV, 1993" y 'ENAHO 1995-I" 1993 EDUCACION Anos de estudios promedio de poblaci6n adulta del distrito de residencia distrito INEI "CPV, 1993" 1993 DENSIDAD Densidad del distrito de residencia (habitantes por kil6metro cuadrado, en miles) distrto INEI 1997 PANDILLAS Barrio afectado en promedio de robos callejeros y peleas callejeras y entre pandillas barrio INEI "EHV, 1998" 1997 DROGA 1 barrio afectado por drogadicci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI 'EHV, 1998' 1997 ALCOHOLISMO 1 barrio afectado por alcoholismo, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI -EHV, 1998" 1997 PROSTITUCION 1 barrio afectado por prostituci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) bario INEI "EHV, 1998" 1997 SERENAZGO Unidades de serenazgo en el distrito de residencia distrito Municipalidades 1999 POLICIA Unidades policiales en el distrito de residencia distiito Policia Nacional del Pern 1999 VENTA DROGA Venta de Clorhidrato de Cocaina y PBC en el Distrito de residencia (promedio) distnto Cedro 1999 INEI Instituto Nacional de Estadistica e Informatica CPV Censo de Poblaci6n y Vivienda ENAHO Encuesta Nacional de Hogares EHV Encuesta de Hogares sobre Victimizaci6n en Lima metropolitana z * estimados con modelos e informaci6n de INEI "EHV, 1998" y "ENAHO, 1998-Il" de Robles, M. y Reyes, J. "Metodologia para determinar el ingreso y la proporci6n de hogares pobres a nivel distntal", INEI, 1996. :z Descripci6n de variables utilizadas en el modelo de vandalismo o agresi6n (nivel de personas) Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Anio analisis de referencia > Variable dependiente Agresi6n 1 VANDALISMO o AGRESION, 0 resto individuo INEI "EHV,1998" 1997 Caracteristicas demograficas Sexo Sexo (1 hombre, 0 mujer) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Personas en hogar Tamafio del hogar (numero de miembros) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 ; Lengua quechua, aymara o nativa como lengua matema o 2a. lengua (probabilidad)* individuo INEI -EHV, 1998 y -ENAHO, 98-lI1 1997 Lugar naci6 1 lugar de nacimiento fuera de Lima Metropolitana, 0 resto individuo INEI `EHV, 1998" 1997 Padre soltero 1 hogar con un solo padre, 0 resto hogar INEI "EHV, 1998" 1997 Estado civil 1 divorciado, separado o soltero, 0 conviviente o casado individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Edad Anios de edad (en grupos) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Caracteristicas Socioecon6micas Tercil ingresos Poblaci6n agrupada en terciles de ingreso per capita hogar INEI -EHV, 1998" y "ENAHO, 98-l11 1997 Anos estudio Anos promedio de estudios individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Ocupacion 1 econ6micamente activos, 0 no econ6micamente activos individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Trabajo 1 trabajador independiente, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Transporte publico 1 se moviliza habitualmente con transporte publico, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 H18_24 1 persona que regresa o sale habitualmente entre las 18 y 24 horas, 0 resto individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Seguridad Lleva menos dinero, usa menos el cajero, trata de salir por las noches, cambia de rutas, va menos al estadio y a discotecas y evita tomar taxi individuo INEI "EHV, 1998" 1997 (en promedio) cuando sale para no ser robado o agredido Porta arma Lieva armas de fuego y otras armas (en promedio) cuando sale (para no ser robado o agredido) individuo INEI "EHV, 1998" 1997 Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Anlo analisis de referencia Caracteristicas del lugar Ingreso Ingreso per capita trimestral en el distrito de residencia (en miles)** distrito INEI "CPV, 1993" y ENAHO 1995-I" Desv. ingreso Desv. estandar del Ingreso per capita trimestral (en miles) en el distrito de residencia distrito INEI 'CPV, 1993" y 'ENAHO 1995-l" Educaci6n Arios de estudio promedio de poblaci6n adulta del distrito de residencia distrito INEI 'CPV, 1993" Densidad Densidad del distrito de residencia (habitantes por kil6metro cuadrado, en miles) distrito INEI 1997 Pandillas Barrio afectado en promedio de robos callejeros y peleas callejeras y entre pandillas barro INEI "EHV, 1998" 1997 Droga 1 barro afectado por drogadicci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) banrio INEI -EHV, 1998" 1997 Alcoholismo 1 barrio afectado por alcoholismo, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barrio INEI -EHV, 1998" 1997 Prostituci6n 1 barrio afectado por prostituci6n, 0 resto (opini6n de la poblaci6n) barTo INEI "EHV, 1998" 1997 Serenazgo Unidades de serenazgo en el distrito de residencia distrito Municipalidades 1999 Policia Unidades policiales en el distrito de residencia distrito Policia Nacional del Peru 1999 Venta droga Venta de Clorhidrato de Cocaina y PBC en el Distnto de residencia (promedio) distrito Cedro 1999 INEI Instituto Nacional de Estadistica e Informatica CPV Censo de Poblaci6n y Vivienda ENAHO Encuesta Nacional de Hogares EHV Encuesta de Hogares sobre Victimizaci6n en Lima metropolitana estimados con modelos e informaci6n de INEI "EHV, 1998" y 'ENAHO, 1998-Il" o de Robles. M. y Reyes, J. "Metodologia para determinar el ingreso y la proporci6n de hogares pobres a nivel distrital", INEI, 1996. > z Descripci6n de variables utilizadas en los modelos a nivel de distritos r Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Aflo analisis de referencia > Variables dependientes Robo personas Tasa de robo o intento de robo a personas segun el lugar de residencia Distnto Apoyo 1999 r Robo vehtculos Tasa de robo o intento de robo a vehiculos segun el lugar de residencia Distrito Apoyo 1999 z Robo vivienda Tasa de robo o intento de robo a viviendas segOn el lugar de residencia Distrito Apoyo 1999 z Agresi6n Tasa de agresi6n fisica o vandalismo segun el lugar de residencia Distrito Apoyo 1999 > L. Robo personas Logaritmo natural del numero de robos o intentos de robo a personas en el lugar donde ocurri6 Distrito Apoyo 1999 3 L. Robo vehiculos Logaritmo natural del nuimero de robos o intentos de robo de vehiculos H en el lugar donde ocurri6 Distrito Apoyo 1999 z L. Robo vivienda Logaritmo natural del numero de robos o intentos de robo de viviendas en el lugar donde ocurrio Distrito Apoyo 1999 L. Agresi6n Logaritmo natural del numero de agresiones o vandalismos en el lugar donde ocurri6 Distrito Apoyo 1999 Variables independientes Afios estudio Aflos promedio de estudios de los miembros del hogar de 15 y mas anos* Distrito INEI 'CPV, 1993" 1993 Ingreso ingreso per capita familiar trimestral Distrito INEI 'CPV, 1993"y 'ENAHO 1995-l" 1993 Pobreza % de hogares pobres-" Distrito INEI 'CPV, 1993" 1993 Desv. afos estudio Desviaci6n estandar de ESTUl a nivel de manzanas tt Distrito INEI 'CPV, 1993" y 'ENAHO 1995-l" 1993 Desv. ingreso Desviaci6n estandar de INGRESO a nivel de manzanas Distrito INEI 'CPV, 1993" y "ENAHO 1995-l" 1993 Nombre Descripci6n Unidad de Fuente Aho c> analisis de referencia Variables independientes Mujer jefe % de mujeres jefe de hogar Distrito INEI 'CPV, 1993" 1993 Densidad habitantes por kilometro cuadrado Distrito INEI 1997 Droga % de personas que opinan que su distnto esta afectado por drogadiccion Distrito INEI -EHV, 1998" 1997 Pandillas % de personas que opinan que su distnto esta afectado por peleas entre pandillas Distrito INEI 'EHV, 1998" 1997 Prostituci6n % de personas que opinan que su distrito esta afectado por prostituci6n Distrito INEI 'EHV, 1998" 1997 serenazgo Unidades de serenazgo Distrito Municipalidades 1999 Poblaci6n Numero de habitantes (en miles) Distrito INEI 1998 Policia Unidades policiales Distrito Policia Nacional del Pero 1999 Centro 1 Cono Centro de Lima Metropolitana, 0 resto Distrito Venta droga Venta de PBC y clorhidrato de cocaina Distrito Cedro 1999 estimados con modelos e informaci6n de INEI "EHV, 1998" y 'ENAHO, 1998-li" de Robles, M. y Reyes, J. 'Metodologia para determinar el ingreso y la proporci6n de hogares pobres a nivel distrital", INEI, 1996 rn z z > Capitulo 5 TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRITo FEDERAL DE MEXICO Teresita Ramirez, Beatriz Zurita, Renata Villoro. Migulel Messmacher Blanica Ldpez, Cintli Le6n * 1. INTRODUCCION En los iltimos cinco anos, cl incremento de sucesos delictivos en nuestro pais ha cobrado magnitudes insospechadas. Hoy en dia, el problema de la violencia repercu- te sobre la calidad de vida, la salud y la situaci6n econ6mica, politica y social del pais. Scguin lo refieren diferentes agencias intemacionales, vivimos en una de las regiones mas violentas del mundo (oPs 1994, Banco Mundial 1993). El Distrito Federal (DF) posec la concentraci6n econ6mico-demografica mas im- portante del pais. En sus 1.500 km2 se produce el 35% del producto intemo bruto nacional y casi una decima parte de la poblaci6n mexicana habita en su territorio (Conapo, 1995). Actualmente, cl DF csta conformado por 16 delegacioncs politicas que constituyen la Ciudad de Mexico, y alberga 8.1 millones de habitantes seguin se estirr6 en 1999; al D.F. se afiaden 18 municipios conurbados al Estado de Mexico, quc en 1995 albergaban 7.6 millones de habitantes, mismos que en 1999 eran ya 8.28 millones (Conapo, 2000, Bimsa, 1999, Inegi, 1997). Estos municipios, junto con las 16 delegaciones del D.F., conforman la Zona Metropolitana de la Ciudad de Mexico (zMcM). * Teresita Ramirez Sanchez, consultora de la Coordinaci6n de Plancaci6n Estrategica de la Secretaria de Salucd de Mexico. Beatriz Zurita Garza. directora general de Politicas en Salud de la Coordinaci6n de Planeaci6n Estrat6- gica de la Secretaria de Salud. Renata Villoro Valdes, investigadora y docente en el departamento de economia de la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de Mexico. Miguel Messmacher. investigador econ6mico del Banco de Mcxico. Blanca Estela L6pez Contreras, ayudante de investigador de la Fundaci6n Mexicana para la Salud. Cintli Lo6n Marban, ayuidante de investigador de la Fundaci6n Mexicana para la Salud. Los autores expresan su agradecimiento a Javier Dorantes, Oscar M6ndez, Manuel Recio y Gabriel Camiacho por el apoyo brindado en el procesamiento de la infornaci6n, asi como Taniia Castellanos y Eft6n Mota por su apoyo secretarial y a Maria T eresa de Mucha por sus comentarios editoriales. Los autores extienden un agrade- cimiento especial a Rafael Lozano por su asesoria, la valiosa infomiacion que proporcion6 para la elaboraci6n do este documento. Asimismo al Banco Mundial por su confianza y apoyo financiero. Muy especialmente a l)aniel Lederman por su asesoria invaluable para la compilaci6n del documento. 168 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA L[M1NA En los anios ochenta, el DF experimenta un crecimiento desmedido e incontrola- ble y una abierta conurbaci6n con cl Valle de Mexico. Aun asi, el fen6meno criminal se mantenia dentro de limites controlables, si bien no dejaba de presentarse como un signo de alerta para el futuro pr6ximo. En 1982, la actividad econ6mica y financiera del pais se vio sometida a una gran contracci6n y a elevados indices de inflaci6n a causa de la crisis econ6mica de la deuda extemna. En consecuencia, se empezaron a observar cambios sociales que dificultaron e intensificaron de manera acelerada el deficit de vivienda, empleo y servicios puiblicos. De 1980 a 1990, el indice delictivo registr6 un aumento de 43% (726 vs. 1.698 delitos por cada cicn mil habitantes) (Inegi, 1980-1990). El descontento por la escalada de violencia y crimen en Mexico marc6 el ingreso a la iltima decada del siglo. Con esta, el pais se vio sometido a un proceso de moder- nizaci6n y apertura econ6mica cuyo impacto se resinti6 sobre todo en la planta pro- ductiva pequefia, desencadenando la quiebra de buena parte de este sector y aumen- tando los niveles de desempleo (Llanos Samaniego, 1988). Es evidente que la violencia no s6lo afecta directa e indirectamente a la economia nacional, sino que fortalece ademas los mercados ilegales, los que a su vez generan incentivos cada vez mayores para entrar a la delincuencia, generandose asi una "espiral de violencia" (Becker, 1968, Lozano, 1997, BID, 1998). Frente a esta situaci6n no ha habido un gran avance en materia de seguridad p(ibli- ca. Por el contrario, en tan s6lo cuatro afnos, de 1990-1994, el indice delictivo aumen- t6 40%, y en 1995 se registraron 218.599 delitos, lo que represent6 un incremento del 35% respecto del afio anterior. Se ha estimado quc en 1995 se perdieron, tan s6lo en el D.F., 57.673 afios de vida saludables (Avisa) por homicidios y/o lesiones intencionales, y 10.308 Avisa por suicidios (Lozano, 1997). A esto habria que afiadir los hechos violentos que no llegan a resultados fatales, pero que producen dafios fisicos o mentales (discapacidades tem- porales o permanentes) a las victimas y sus familiares, tales como robos, asaltos, violaciones, secuestros, acoso, amenazas, abuso, etc. (Bureau of Justice, USA, 1986, BID, 1998). Cada peso que la sociedad gasta en la reparaci6n de los dafios derivados de he- chos violentos, es una oportunidad perdida para destinarlo a elevar la producci6n del pais y el nivel de vida de la poblaci6n. Se ha estimado que en 1995, los costos socia- les de la violencia en la Ciudad de Mexico ascendieron a 22.159 millones de pesos (2.975 millones de d6lares), cifra que equivale a 1,1% y 4,2% del PIB de 1995, del pais y de la Ciudad de Mexico, respectivamente (BID, 1998). En M&xico, el control de la violencia es una responsabilidad publica, y para cum- plir con las disposiciones constitucionales, el Estado tiene la responsabilidad de sal- vaguardar la integridad y el derecho de las personas, asi como de preseirvar las liber- tades, el orden y la paz social. Inicialmente se consider6 que bastaria con aumentar la TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENIO EN EL DISTRITO FEDERAL DE Ml.XICO 169 competencia de la seguridad publica y de procuraci6n de justicia para frenar el fen6- meno de la violencia. Sin embargo esto no ocurri6 asi, por lo que el gobiemo federal tom6 diversas medidas, entre las que destacaron por su importancia, la creaci6n del Sistema Nacional de Seguridad Publica para el D.F., en 1995, y el aumento del presu- puesto del Programa de Impartici6n de Justicia. El presupuesto total dc procuracion de justicia en 1995 fue de 819 millones de pesos, y este aurnent6 a 1.608.3 millones de pesos en 1997. De 1990 a 1997, el presupuesto se increment6 a una tasa de 690% (Diario Oficial, 1989-1997). El programa de Procuraci6n de Justicia para el Distrito Federal 1995-2000 inici6 acciones como la profesionalizaci6n y modemizaci6n de los cuerpos de seguridad y justicia, lo que implic6 la asignaci6n de un 60% del presupuesto para compra de equipo y gastos policiacos. Asimismo, desarroll6 y aplic6 operativos preventivos, simplific6 los mecanismos de denuncia y realiz6 convenios con 6rganos federales y estatales para el intercambio dc informaci6n policial. No obstante, estas estrategias no han lograron atacar las raices del problema, por lo que la gente se ha visto forzada a tomar medidas parciales, que mas que disminuir la incidencia delictiva, s6lo logra- ron amortiguar un poco la sensaci6n de inseguridad. A esto se agrega la poca credibi- lidad dc que goza la autoridad frente a la poblaci6n (Secretaria de Finanzas del DDF, 1997). El presente estudio consta de cuatro apartados. En el primero se muestra cual ha sido la tendencia del crimen violento en el Distrito Federal de 1975 a 1997, por tipo de delito, asi como algunos indicadores trazadores de la violencia por area delegacional. En el segundo apartado se presentan los datos descriptivos y el analisis econometrico de la encuesta de victimizaci6n realizada por Funsalu-BM en la zona metropolitana de la Ciudad de Mexico, el cual muestra los determinantes individuales, sociales y comunitarios que predisponen a la poblaci6n a ser victima de un delito violento. En la tercera secci6n se analizan los efectos de una crisis econ6mica sobre la tasa de homicidios. Finalmente, en el cuarto apartado se presentan las conclusiones genera- les y se dan algunas recomendaciones para politicas publicas c investigaci6n. 2. TENDENCIA DEL CRIMEN VIOLENTO En el Distrito Federal, de 1975 a 1997, cl crimen violento aument6 148%. En el periodo de 1975-1982, el indice delictivo promedio anual fue de 1.278 delitos'. La crisis econ6mica de 1982 coincide con el aumento de los delitos al registrarse 1.918 1.Los datos provienen de los delitos denunciados y/o posiblcs delitos registrados, que publica la Procuraduiria General de Justicia del Distrito Federal, y de los anuarios estadisticos dcl Instituto Nacional de Estadistica Geografia e Informatica (Inegi). 170 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMbR1CA LATINA delitos por cada cien mil habitantes. La tasa promedio de delitos disminuye de 1989 a 1993, periodo en el que se registraron 1.704 delitos por cien mil habitantes. Esta tasa registra un crecimiento inusual del 21%, en 1994, y de 35% en 1995, afio de crisis econ6mica en el pais (Grafico 1). Grafico I Tendencia delictiva total y de los principales delitos en el D.F., 1975-1997 3,000 2,750 -------------------------------------------------- 2,500 . ------------- -------------------------------------- co 2 ,2 5 0 -- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 2,000 ---------------------------------- ---- ---- --- ---- :1,750------------------------------------ ---- ---- 1,000 ---------------------------------- - ------ ------------- ------------ Robo 750- ----------------------------- -------------------* -Lesiones 500 ----------------------------------------------------- +- Dahto en propiedad ajena 250 -- - Homicidio § > $~~ * i I 1 4- Delitos sexuales 197576 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94 95 96 1997 Fuente: Salinas de Gortari C. 6to. Informe de Gobiemo, 1994. PGJDF. Informaci6n Basica. Indices Delictivos y Procuraci6n de Justicia 1989-1997. Procesado por Fundaci6n Mexicana para la Salud, 1999. Otras fuentes sefialan que en la d6cada de los cuarenta el crecimiento promedio anual de delitos fue de 3,2%, y quc esta tasa aument6 a 6% en los afios setenta y disminuy6 a 2,2% a principios de los noventa. A partir de 1995, el crecimiento delictivo supera hasta seis veces el nivel maximo hist6rico observado durante los afnos sesenta (Poder Ejecutivo Federal, 1996). En el Grafico I se observa que el delito de robo es el que cobra mayor importan- cia. Cabe sefialar que las estadisticas analizadas se refieren s6lo a los delitos denun- ciados, ya que existe una cifra negra que esconde una parte importante del fen6meno, como lo confirma la encuesta levantada por Funsalud-BM en 1999, en la que s6lo 15% de la victimas informaron haber denunciado el delito ante las autoridades; la proyccci6n de este dato permite establecer un nuimero de delitos hasta cuatro veccs mayor. El robo aumenta 37% en el periodo 1994-1995 (85.650 denuncias por robo vs. 134.972 robos), y esta tendencia continua al grado de quc en 1997 se registra una tasa de 1.831 delitos por cien mil habitantes (156.031 robos). Al examinar los robos se encontro que al inicio de los anios noventa el robo no violento era mAs frecuente que el violento. La tasa do robo no violento en el periodo TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLLNrO EN EL DISTRITO FEDERAL DE MEXICO 171 de 1989-1993 fue 30% mayor que el robo violento (456 robos violentos por cien mil habitantcs vs. 352 robos violentos por cien mil habitantes). Estas cifras contrastan con las estimaciones para 1995-1997, periodo en el que el robo no violento fue 70%/0 mayor que el robo violento (1.106 robos no violentos por cien mil habitantes vs. 644 robos violentos por cien mil habitantes). El cambio en el patr6n de robo violento demuestra que 6ste es cada vez mas organizado. El analisis por delegacion tambien mostr6 diferencias linportantes. Cabe senialar quc cl analisis por dclegaci6n se restringe a los periodos 1983-1986, 1989-1992 y l994-19972, debido a que no hubo grandes variaciones en las tasas correspondientes a cada etapa, y es en la comparaci6n entre estos tres periodos en los que se constata ull cambio en la incidencia delictiva. Las dclcgaciones se clasificaron por la magni- tud de su incidencia delictiva en alta, media y baja3. Las delegaciones de incidlencia delictiva alta, se ubican en el centro de la ciudad, que es la zona mas antigua y de mayor actividad ccon6mica. Las delegaciones con incidencia delictiva media se ca- racterizan por un crecimiento rapido de su poblaci6n y economia, tal que su densidad poblacional se duplic6 de 1970 a 1980, pasando de 6.000 a 12.000 habitantes por km2. La actividad econ6mica predominante en estas delegaciones es el comercio y los servicios (60%), y la poblaci6n que las habita es de nivel socioecon6mico medio y medio alto. Las delegaciones con incidencia delictiva baja se distinguen por tener ull crecimicnto poblacional lento. La mayoria do estas delegaciones se ubican en la zona sur del DF., donde predomina cl nivel socioecon6mico medio bajo y bajo. En estas delegaciones s6lo 30% de la poblaci6n se dedica a actividades industriales y comerciales, y aun prevalece la producci6n agricola. Los resultados del analisis por delegaci6n muestran que a mayor actividad econ6- mica, mas elevado el indice delictivo, en tanto que las zonas de menor movilidad y mcnos urbanizadas presentan un indice delictivo mas bajo. Las delegaciones Cuauhtemoc, Benito Juarez, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza fueron las de mayor incidencia delictiva durante los tres periodos, en los que la tasa promedio entre 1983 y 1986 fue de 2.557 por cien mil habitantes, cifra que se duplic6 en el periodo de 1993 a 1997 para alcanzar los 4.964 delitos por cien mil habitantes. En las delegaciones de incidencia media, la tasa promedio en el primer periodo fue de 1.290, cifra que casi sc duplico en cl periodo de 1993-1997 para llegar a 2.064 delitos por cien mil habitantes. En las delegaciones de incidencia baja, la tasa promedio au- ment6 solamente 50% (800 delitos vs. 1.209 por cien mil habitantes) (Mapa 1). 2. En el Informe Trends and ernpirical causes of violent crime in A,Uxico. World Bank. 1999, se analiza por dclcgaci6n y tipo de delilo de la serie 1989-1997. 3. Las delegaciones con incidencia alta, aquellas con tasas superiores a los 2.000 delitos por cien mil habitantes. Delegaciones con incidencia delictiva media, con tasas entre 1.000 y 2.000 delitos por cien mil habitantes, y las delegaciones con incidencia baja tasas menores a los 1.000 delitos por cien mil habitantes. 172 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Mapa I Incidencia delictiva por delegaci6n en el Distrito Federal 1983-1997 Incidencia delictiva Azcap iza { c (tasa por 100,000 habitantes) Gi GA. Madero Miguel Hid 7,200 Cuauht6moc arranza Benito Juar - 3,400 -t - [A Otwrreg6n , Iztapalapa 740 -1000 ,n - Periodo 83-86 r Periodo 93-97 , - xd- ! Magnitud de la Incidencia (tasa x cien mil) iLJ*., Traipan ;, - '- S Alta (>2,000) \ Mipd Aft. Media (1,001-2,000) Baja (<1,000) Fuente: Salinas de Gortari C. 6to. Informe de Gobierno, 1994. Procuraduria General de Justicia del Distrito Federal. Informaci6n Basica. Indices Delictivos y Procuraduria de Justicia 1989-1997. Procesado por Fundaci6n Mexicana para la Salud, 1999. La tendencia del robo en las delcgacioncs marca diferencias importantes entre los periodos 1989-1993 y 1994-1997. En algunas delegaciones se registr6 un aumento del doble entre uno y otro periodo; tal es cl caso de la dclegaci6n Cuauthenmoc (1.934 robos por cien mil habitantes vs. 4.002 robos por cien mil habitantes) y la de Iztapalapa (397 robos por cien mil habitantes vs. 1.116 por cien mil habitantes). A pesar de que el gobierno y la poblaci6n identifican las zonas mas peligrosas, no se han tomado medidas para aumentar significativamente los recursos para la seguri- dad, sobre todo en las areas donde hay una mayor concentraci6n de poblaci6n y dondc se ubican la mayoria de los centros de trabajo. A nivel delegacional, existe una gran heterogeneidad respecto de las caracteristicas dc la poblaci6n y los recursos con los que se dispone para el control y/o prevenci6n de la delincuencia. En el Mapa 2 se aprecian cinco indicadorcs rclacionados con la delincuencia. El primero dc ellos es cl porccntaje de actividad ccon6mica en la delegaci6n -fondo del mapa-, los dos si- guientes se relacionan con la distribuci6n de recursos policiacos -tasa de policias y vehiculos por kM2-, el cuarto tiene que ver con cl numero promedio de delincuentes TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRITO FEDERAL DE MEXICO 173 que participan en el hecho delictivo, y el quinto, el porcentaje de la pob]aci6n que denuncia cl dolito ante una autoridad judicial. Respecto al primer indicador, cabe sefialar que en 1993 en el Distrito Federal se censaron 108.598 unidades econ6micas, de las cuales el 48% se ubica en la delega- ci6n de incidencia alta, el 46% en las delegaciones de incidencia media y 6% en las delegaciones de incidencia baja. Asimismo el 64% de la poblaci6n que labora en estas unidades econ6micas, se concentra en las delegaciones de incidencia delictiva alta, poco mas do un tercio en las delegaciones do incidencia media y s6lo cl 4% en las delegaciones de incidencia baja. Mapa 2 Indicadores asociados con la violencia en el Distrito Federal 1997-1999 A Tasa de policias Vehiculos de seguridad K pica (por 100,000 habitantes) pOblico en servicio por Kn-i 500 16 ,Iza U PI,~J. .- Kd 96 3B- - j ,,__Z Ii Agresores que participaron % de la Poblacion - (promedio) que denuncio el delito 13 . 1 3 L '2 Tlahuac Unidades econ6micas , k 10.5 a 21.5 pa Ala 4.9 a 10.4 " $'1 2.2 a 4.8 0.4 a 2.1 Fuente: Procuraduria General de Justicia del Distrito Federal. Informaci6n Basica. Indices Delictivos y Procuraduria de Justicia 1989-1997. Encuesta de Victimizaci6n en la Ciudad de Mexico, 1999. Procesado por Fundaci6n Mexicana para la Salud, 1999. En cuanto a los indicadores de policias y disponibilidad de vehiculos policiacos, es importante mencionar que en 1997 el DF., contaba con 186 policias de seguridad publica por cien mil habitantes y tres vehiculos de seguridad puiblica por kil6metro cuadrado, lo que equivalia a 59 vehiculos por cien mil habitantes. En el Mapa 2 so puede apreciar que en las delegaciones con una alta incidencia delictiva, es mayor el n6mero do recursos policiacos; sin embargo, en aquellas con una mayor concentra- ci6n poblacional y actividad ccon6mica, como Iztapalapa, y Gustavo A. Madero, 174 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAI4NA tienen un menor numero de elementos que vigilen la seguridad publica y son las que han registrado un mayor aumento en la delincuencia. Los indicadores de nuiimero de agresores por victima y el porcentaje de denuncias, tambien nos dan la pista de la magnitud del problema en cada delegaci6n. Las delega- ciones con menor vigilancia policiaca, como Iztapalapa, Coyoacen y Tlalpan -inci- dencia media-, el promedio de delincuentes por delito fue de 10, y el porcentaje de denuncia del 2% (Mapa 2). El analisis de estos indicadores permite deducir que la vigilancia policiaca es mayor en las delegaciones con mayor actividad econ6mica que en aquellas cuya actividad eco- n6mica es menor. En las delegaciones de incidencia media, es mayor el crimen organiza- do y por ende el porcentaje de denuncias es bajo. Pero tambi6n podemos concluir que la distribuci6n y suficiencia de los rccursos policiacos es inadecuada, y en tanto no se pro- porcionen mas recursos humanos y equipamiento en las delegaciones en riesgo -inciden- cia media y baja-, seguiran siendo el blanco perfecto para el crimen organizado. En el Mapa 3 se observan los mismos indicadores, pero se agrega el porcentaje de delitos dentro de la delegaci6n. El poreentaje de denuncia es menor cuando el delito ocurre dentro de la propia delegaci6n que cuando este ocurre fuera de la propia dele- gaci6n o colonia. Mapa 3 Indicadores asociados con la violencia en el Distrito Federal 1997-1999 % de delitos dentro de la % Poblaci6n que denunci6 delegaci6n - r 80 13 ; . Obr.gGf / Vehiculos de seguridad Tasa de policias - >1pi ' publica en servicio por Km2 (por 100,000 habitantes) r LUr I - rn 16 500 7 j rl, uac 3 96 r*; , nl Unidades econ6micas - - 0 a Alta 10.5 a 21.5 r I 4.9 a 10.4 2.2 a 4.8 0.4 a 2.1 Fuente: Procuraduria General de Justicia del Distrito Federal. Informaci6n Basica. indices Delictivos y Procuraduria de Justicia 1989-1997. Encuesta de Victimizaci6n en la Ciudad de Mexico, 1999. Procesado por Fundaci6n Mexicana para la Salud, 1999. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRITO FEDERAL DE MEXICO 175 Como era de esperarse, la delincuencia se asocia con la actividad econ6mica, la concentracion poblacional, el grado de urbanizaci6n y la distribucion de la seguridad publica. Es necesario establecer sistemas geograficos que permitan trazar los trayec- tos de las victimas y conocer con exactitud el lugar del atentado, con el fin de brindar mayor vigilancia policiaca en los sitios de alto riesgo para la poblaci6n y monitorear los cambios en la incidencia delictiva. Finalmente, al explorar la relaci6n entre el indice delictivo y la tasa del desem- pleo, encontramos aumentos en 1993, 1995 y 1996, afios de crisis econ6mica en Mexico (Grafico 2). Al correlacionar el desempleo con cada uno de los delitos, se encontr6 una correlaci6n positiva de este con el robo de 0.58 (p=.05), y una negativa con el delito sexual y con los homicidios do -0.55 (p=.07) y -0.59 (p=.05), respectiva- mente. A pesar de que los hallazgos no son robustos estadisticamente, se confirma la asociaci6n entre ambos eventos. Por cada incremento del 1 % en el desempleo, la tasa de incidencia delictiva aumenta en 8,5%. Grafico 2 Relaci6n entre Desempleo y delitos en el D.F. 1987-1996 20 8 18 7 16 14 12 5 10 4 Desempleo 8 ~ -- Robo 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1998, 1997 Fuente: INEGI. Encuesta Nacional de Empleo Urbano, 19987-1998. Salinas de Gortari C. 6to Informe de Gobierno, 1994. PGJDF. Informaci6n Basica. Indices Delictivos y Procuracion de Justicia 1989-1997.Procesado par Fundacion Mexicana para Ia Salud. 3. DETERMINANTES DE LA VICTIMIZACION EN LA ZMCM En esta seccion so presentan los resultados do Ia encuesta do victimizacion realizada en 2.605 hogares do la Ciudad do Me~xico, levantada entre ei 23 do abril al 7 do mayo do 1999. Se utilizo un cuestionario con 52 preguntas quo so aplico a individuos do ambos soxos, mayores do 15 anios. En ci 76% d los hogares visitados, so encontro al menos una victima do delito en los ultimos seis moses. 176 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA De las 993 victimas detectadas, 20% inform6 que el delito habia involucrado a dos o mas miembros del hogar y s6lo 3%, a toda su familia. El 85% de las victimas informaron que era la primera vez que habian sido victimas de un delito, 11% la segunda ocasi6n, y 3% la tercera. Tomando en cuenta el total de delitos, 66% sufrie- ron robo sin agresi6n, 32% robo con agresi6n, 6% agresi6n sin robo, 1% agresi6n sexual, y 1% secuestro. De las victimas que sufrieron robo, la ocurrencia promedio por persona fue de 1.2 veces en 6 meses. Considerando solo el delito ocurrido la iltiina vez, 63% de los individuos sufrieron robo sin agresi6n, 3 10W robo con agresi6n, 5% agresi6n fisica sin robo y 1% otros delitos. Los datos que a continuaci6n se presentan se refieren unicamente al ultimo delito. 3.1 Caracteristicas personales de las victimas dc algun delito o agresi6n Un 58% de las victimas eran de sexo masculino y 42% femenino. Un tereio de la poblaci6n afectada tenia entre 25 y 34 afios de edad y mas de una cuarta parte se encontraba en el grupo de 15 a 24 anios. La mayor parte de las victimas (57%) tenia un nivel escolar entre secundaria completa y bachillerato completo, aunque un por- centaje importante (20%) contaba con estudios de licenciatura o posgrado. El 58% trabajaba; 2% eran pensionados o jubilados, y 33% no percibia ingresos. El 60% de las victimas tenia acceso a algum sistema do seguridad social. En 49% de los hogares s6lo una persona aportaba la totalidad del ingreso, cuyo promedio mensual era do $3.302=US$348. Perdidas en salud. El 23% de las victimas sufrieron lesiones como resultado del delito. El 63% de las lesiones fueron producidas por golpes con manos y pies, 18% por armas cortopunzantes, 14% por armas de fuego y 9% por algun otro tipo de objeto -tubos, cadenas, herramientas-. Las lesiones mas frecuentes fueron la contu- si6n simple (84%); el area anat6mica mas lesionada fue la cabeza y la cara (47%), cl abdomen (30%), el cuello (18%) y el t6rax (10%). El 53% de las victimas considera- ron que la lesion habia sido leve, 35% moderada y 12% severa. Cuando la lesi6n se percibi6 como love, el tipo de dafio fue contusi6n simple y/o herida superficial. Tam- bien destaca el hecho de que s6lo el 50% de las victimas lesionadas hayan recibido atenci6n medica siendo que, de estas, 67% tenian derecho a servicios m6dicos de seguridad social. Cabe sefialar quo en esta encuesta no se indag6 sobre los homici- dios por violencia. Ademas, de las personas que sufrieron lesi6n (n=228), 63% perdieron 3.2 dias do actividades regulares -trabajo o escuela- por causa do la lesi6n. Tan s6lo en esta mues- tra de victimas se perdieron 460 dias productivos, que equivalen a 15.875 pesos4. 4. El salario minimo en promedio por hogar fue de 1.8 en 1999 (34.45 pesos). TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRITo FEDERAL DE MEXICO 177 Otro tipo de dano que fue cuantificado fue el moral o psicol6gico. De las 993 victimas, 58% inform6 haber sufrido daho psicol6gico como consecuencia de la agre- si6n sufrida. La proporci6n de este dafno aumenta en funci6n del grado de violencia ejercida. 74% de las victimas que sufrieron agresi6n sin robo informaron dafio moral o psicol6gico, 68% de las quc sufricron robo con agrcsi6n, y 51% de las que sufrie- ron robo sin agresi6n. Lugary hora de ocurrencia del delito. Cabe destacar que en 42% de los casos, el lugar de ocurrencia del delito fuc la colonia de las propias victimas (10% en su propia vivienda, 26% en la via publica y 23% en un medio de transporte puiblico). Los sitios de menor ocurrencia de delitos fueron los bares (3%) y el lugar de trabajo (3%). Los resultados de esta encuesta coinciden con las estadisticas judiciales en senia- lar a la delegaci6n Cuauhtemoc y los municipios de Nezahualc6yotl y Ecatepec de Morelos, como las demarcaciones con los porcentajes mas altos de ocunrencia delictiva (Grafico 3). Grafico 3 Distribuci6n del crimen por delegaci6n en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Mexico, 1999 Xochimilco - lztapalapa m- Iztacalco E - Venustiano Caranza. Banito Juarez - Gustavo a Madero *. Tlahuac - - -- Magdalena Conteras - - Cuajimalpa de Morelos - . Cuauhtemoc - - -, Azcapotzalco l - -. - Alvaro Obregon *-. Coyoacan - - - -______=_Distrito Federal * 1 1 ,!ids l o -t - ' - _ _ _ :hn.rr. Ir.,Jdt .r5 1 . - -. . - . - . Coacalco -- Area conurbana Naucalpan de Juarez El - Tuhlitlan E ....... Chalco -im Tialnepantla de Baz ElRobe no v-olento Ecatepec doMorelos E , , U I- - Robo violento C uahct tl a El - , U I B Violencia sin robo Atizapan d Zaragoza -- - - O4ros La Paz 1 - Victim's county of residence _ _ _ _ 0% 20% 40% 60% 80% 100% Fuente: Encuesta de victimizaci6n en la Ciudad de Mexico. Fundaci6n Mexicana para la Salud-Banco Mundial, 1999. La hora promedio de ocurrencia del delito fue a las 16:00 horas. En general, la mayor parte de los delitos (47%) sucedieron entre las 17:00 y las 22:00 horas. Llama 178 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AM1ERICA LATINA la atenci6n, sin embargo, que la hora de mayor frecuencia delictiva en las delegacio- nes con mayor incidencia, tales como la Cuauhtemoc y el municipio Nezahualo6yotl, haya sido entre las 11 de la mafiana y las 4 de la tarde. En terminos generales, sin embargo el horario mas peligroso se ubica entre las 17 y 22 horas. La incidencia delictiva tambien aumenta conforme avanzan los dias de la semana; los dias domingo y lunes registraron la menor proporci6n de delitos (5 y 9% respectivamente), mientras que los jueves y viemes fueron los dias de mayor ocurrencia (20 y 24% respectivamente). Denuncia de la agresion S6lo 17% de las victimas dcnunci6 el delito. De estas denuncias, 56% fueron por robo sin agresi6n, 38% por robo con agresi6n y 5% por agresi6n sin robo. La proporci6n de denuncias cambia seguin el delito. Las victimas de robo sin agresion o de agresion sin robo denunciaron en el 15% y 16% de los casos respectivamente, mientras que las victimas de robo con agresi6n lo hicieron en 21% de los casos. Destaca el hecho de que cuando el delito involucr6 a toda una familia, el porcen- taje de denuncia aument6 hasta 390/0. Lo mismo sucedi6 con los delitos con agresi6n fisica severa, en los que la denuncia fue del 44%. La tasa de denuncia tambien se modifica con la edad, el sexo y el nivel de escolaridad. Las victimas con una edad de 25 a 44 afios denuncian tres veces mas que las victimas mayores de 45 anios (64% vs. 19%); asimismo, los hombres denuncian mas que las mujeres (63% vs. 37%). Aque- Ilas victimas que tienen estudios de preparatoria y mas denuncian dos veces mas que quienes han estudiado hasta secundaria (54% vs. 24%). Los principales motivos por los que se denunei6 fueron: 40% para que se hiciera justicia, 25% porque el dafno fue muy grave, 10% esperaban que de esa manera se acabaran los delitos, 9% para obtener una constancia y poder cobrar el seguro del bien o inmueble, 8% porque lo consideraban un deber de ciudadano, y 5% deseaba acabar con la impunidad. Sin embargo, el resultado de la denuncia fue desolador. 45% de las victimas que denunciaron, informaron que no se habia hecho nada al respecto, 28% las autoridades seguian investigando, 9% no se habia dado seguimien- to a su caso, y s6lo en 10% de los casos hubo una resoluci6n a favor de la victima. Por otra parte, casi dos terceras partes de las personas que no denunciaron el delito habian sufrido robo sin agresi6n, y 30% habian sido victimas de un robo con agresi6n. Los principales motivos por los que no se denunci6 fuoron: 44% pens6 que no tenia caso, 26% que era una perdida de tiempo, 21% consider6 que no tonia prue- bas o que no podria reconocer al culpable, 15% no lo hizo por miedo o temor, y 8%, porque consider6 que los trAmites eran largos y problematicos. A pesar de que en Mexico el proceso legal de denuncia de cualquier delito es gratuito, 16% de las personas tuvieron que pagar alguin "sobomo" para agilizar los tramites de la denuncia o para continuar con el proceso do la misma. La tarifa prome- dio del sobomo fue de 1.284 pesos, y las cantidades oscilaron entre $50 y $5.000. Cabe destacar que en todos estos casos, las victimas habian sufrido alguna lesi6n. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRITO FEDERAL DE MEXICO 179 Finalmente, el proceso legal de denuncia requiere de una inversi6n significativa de tiempo. En promedio, cada persona que denunci6 cl delito invirti6 6.3 dias. Las 172 personas que denunciaron perdieron 1.084 dias productivos en total, si se consi- dera que el valor por dia de estas personas fue de 1.8 salarios minimos (salario mini- mo = 34.45 pesos), lo que representa una p6rdida monetaria equivalente a 67.218 pesos. Caracteristicas del agresor. De cada cien victimas, cinco conocian a los agreso- res. El 83% de los delincuentes eran hombres y s6lo 2% mujercs. El 61% de los agresores cranj6venes y 31% adultos. El 38% estaban bajo cl cfecto de alguna droga o alcohol. El numero promedio de agresores por delito result6 ser de 2.8 individuos; sin embargo, en algunas delegaciones esta cifra lleg6 a ser de hasta 10 delincuentes. El 49% de las victimas inform6 que la vestimenta de los agresores era regular, 21% de pandillero, 12% estaban bien vestidos y 3% vestia uniforme oficial. El 45% de las victimas fucron amcnazadas con armas de fuego y 34% con arnas punzo-cortantes; el resto sin armas. Cambios en el estilo de vida. El 40% de las victimas modific6 su estilo de vida despues del delito. Los cambios mas significativos fueron: dejar de salir de noche (14%), no portar mucho dincro (13%), dejar de usar joyas (9%), salir de casa con menos frecuencia (7%), vestir de manera menos elegante (6%), y no volver a usar transporte publico (4%). Adicionalmente, cl 17% de las victimas (n=173) tomaron medidas de seguridad para enfrentar la delincuencia, tales como la instalaci6n de algun accesorio de seguridad (35%), la compra de un arma de fuego (8%), la renta de una pensi6n para guardar cl autom6vil (16%), y la compra de un seguro de vida (8%), gas lacrim6geno (6%) o alguin sistema de vigilancia (8%). El gasto promedio en medidas de seguridad fue de 1.624 pesos por victima, con una moda de 2.000 pesos. Disponibilidad para pagar. Sc prcgunt6 a las victimas si estarian dispuestas a pagar una cantidad de dinero para: a) no sentir miedo o inseguridad, b) incrementar las medidas de seguridad y, c) recuperar la forma de vida anterior a la agresi6n. En el primer caso, 40% de las victimas se mostraron dispuestas a pagar 243 pesos mensua- les en promedio por no sentir miedo (minimo=$5, maximo=$S5000, mediana=$ 100). En el segundo 25% de las victimas manifestaron estar dispuestas a pagar 306 pesos mensuales en promedio (minimo=$10, maximo=$6000, mediana=$52). Por ultimo 10% de las victimas se mostraron dispuestas a pagar 397 pesos mensuales por recu- perar su forma de vida anterior (minimo=$5, maximo=$5000, mediana=$100). 3.2 Medidas que el gobierno deberia tomar Se solicit6 a los entrevistados su opini6n acerca de las medidas que el gobiemo de la Ciudad de Mexico debe adoptar para disminuir los niveles delictivos. Un tercio de la poblaci6n respondio que era necesario mejorar los servicios publicos, esto es, incre- 180 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA mentar la vigilancia tanto en las calles como en el transporte publico, y mejorar el alumbrado piiblico y la vigilancia nocturna en areas peligrosas. El 31% mcncion6 la necesidad de capacitar a los cuerpos de seguridad policiacos, es decir, dotarlos de mejor armamento y patrullas, elevar sus salarios, eliminar la corrupci6n e ineficiencia de los cuerpos policiacos y elevar las sanciones a quienes cometan faltas -sobomos o agresi6n-. El 25% de los entrevistados aludi6 a la aplicaci6n de medidas gubema- mentales tales como erradicar la corrupci6n y la impunidad, agilizar los tramites de dcnuncia, reformar el marco juridico y cambiar al jefe de gobierno. Asimismo, 13% dijo que era necesario modificar las sanciones legalcs aplicadas a los delincuentes y legalizar la pena de muerte. El 12% se refiri6 al mejoramiento de las condiciones laborales del pais, es decir, la creaci6n de mas fuentes de empleo y el mejoramiento del nivel de salarios. Subregistro En 1997, las estadisticas oficiales presentaron un total de 255.532 delitos sin consi- derar el subregistro. A partir del porcentaje de no denuncia de esta encuesta, que fuc del 85%, puede inferirse que el nuimero de delitos quo realmente se cometieron ese afio fue de 1.703.547. Costos sociales Los costos sociales estimados a traves de esta encuesta fueron las perdidas productivas por danios a la salud y el tiempo invertido en la denuncia, el gasto del bolsillo por atenci6n mcdica y los costos intangibles por miedo, inseguridad y recuperar estilo de vida. Suponiendo que on 1997 se registraron 1,703.547 delitos -una vez corregido el subregistro-, se infiere que el numero de victimas lesionadas fue de 391.976 (23%). En este aino, las perdidas productivas fucron de 791.881 dias, quo al multiplicarlas por el salario minimo promedio por hogar de 1.8 -34,45 pesos-, resulta que las per- didas monetarias ascienden a 49.098.354 pesos (US$6.207.124)5. Esto equivale al 8% del PIB para el Distrito Federal. Del grupo de lesionados, s6lo 50% (44.891) solicit6 atonci6n mcdica; cl pago promedio por la atenci6n fue de 916 pesos, y el total estimado de gastos de bolsillo por atenci6n medica fue de 41.120 millones de pesos (US$5.198). Las perdidas productivas por denunciar el delito consumicron 6,3 dias por victi- ma, lo que permite estimar, con base en el total de delitos en 1997, una perdida total de 1.609.852 dias productivos por tiompo dedicado a denunciar el delito, esto equi- 5. El tipo de cambio para 1997 fue de 7.91 dMlarcs. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLLNTrO EN EL DISTRIIo FEDERAL DE MEXICO 181 vale a un total de perdidas monetarias de 99.826.917 pesos (US$12.620.343). Esto representa el 3,4% del PIB Nacional en 1997. Al estimar los costos intangibles, las victimas estarian dispuestas a pagar 68.141.880 pesos (US$8.614.649.81) por no sentir miedo; por recuperar su estilo de vida antes del evento, $93.705.806 (US$5.384.156.13); y por tener mejor seguridad publica, 42.588.675 pesos (US$5.384.156.13)6. En resuinen, la suma de los costos intangibles estimados equivalen al 4% del PIB del pais y al 21% del PIB para cl Distrito Federal en 1997. Comparando esta informa- ci6n con las estimaciones de 1995 (BID, 1998), se muestra que los costos intangibles aumentaron al doble. Finalmente, al estimar el monto total de lo gastado en la compra de medidas de seguridad -instalar accesorios en sus casas, pensi6n de auto, anna de fuego, seguro de vida y de bienes y otras-, estas ascienden a 402.807.016 pesos (US$50.988.230), que equivalen al 13% del PIB Nacional y al 62% del PIB para el DF en 1997. Es indudable que la sociedad esta pagando un precio muy alto por protegerse de la vio- lencia en el DF. 3.3 Analisis cconometrico de victimizaci6n La probabilidad de ser victima adopto diferentes formas, dependiendo del tipo de delito sufrido por la victima, por lo que se estimaron diferentes funciones de la pro- babilidad de ser victima: * estimacion de la probabilidad de ser victima de algun delito, * delito motivado econ6micamente (robo con o sin violencia), * delito violento (motivado o no motivado econ6micamente), * delito motivado econ6micamente sin violencia, y * delito no motivado econ6micamente. Como variables independientes se consideraron algunas caracteristicas demogra- ficas, socioecon6micas y delegacionales7. Las variables demograficas incluyeron el n6mcro de miembros en el hogar, el g6nero y el grupo de edad. Las variables socioecon6micas fueron el ingreso familiar, la situaci6n de empleo y el nivel escolar. Las variables delegacionales consistieron en datos referentes a las caracteristicas de la delegaci6n donde vivian las personas cntrevistadas, tales como la tasa de policias 6. El procedimiento para el calculo dc los costos se encuentra en: "Arilisis de la magnitud de la violencia en la Ciudad de Mdxico". 13anco Interamericano de Desarrollo. Scrie de documentos de trabajo de la red de centros R-331, abril 1998. 7. La descripci6n de la metodologia se puede consultar en: "Trends and Empirical Causes of Violent Crime in Mcxico". Ilhc World Bank, 1999. 182 CRIMEN Y VIOLLNCIA EN AMERICA LA1INA por 100 mil habitantes, el nivel de escolaridad, la tasa de desempleo, el porcentaje de familias que perciben menos de un salario minimo, las familias que perciben nmis de cinco salarios minimos y el indice de marginaci6n8. 3.4 Probabilidad de ser victima de algun delito Este primer modelo (Cuadro 1) permite concluir que la probabilidad de ser victima de algun delito depende del sexo, nivel escolar, situaci6n laboral y de tasa de desem- pleo de la delegaci6n donde habita el individuo. Los hombres son 33% mas propen- sos a ser victimas comparados con las mujeres; las personas con mayor educaci6n tienen un riesgo de ser victima 50% mayor; y el hecho de ser desompleado reduce la probabilidad de ser victima en casi 400% respecto de los que estan empleados. Sin embargo, vivir en una delegaci6n con un alto nivel de desempleo incrementa la pro- babilidad de ser victima de algfin delito. Una posible explicaci6n es que los indivi- duos desempleados victimizan a los quo tienen un trabajo, lo que terrnina "prote- giendo" a los desempleados de victimas. En el modelo final, la edad, el ingreso familiar y el niumero de miembros del hogar perdieron su significancia. Cuadro 1 Probabilidad de ser victima de algOn delito Variable B S.E. Sig. Exp(B) Sexo (masculino) 0.2878 0.1156 0.0128 1.3335 Escolaridad 0.0000 Primaria incompleta -2.5488 0.2433 0.0000 0.0782 Primaria/secundaria completa -1.7383 0.2142 0.0000 0.1758 Secundaria/bachillerato -0.7137 0.2001 0.0004 0.4899 Profesional o mas Situaci6n laboral (desempleado) -1.6592 0.3479 0.0000 0.1903 Tasa de desempleo (1) 0.5655 0.1328 0.0000 1.7602 Constante 1.8605 0.2217 0.0000 3.5 Probabilidad de ser victima de un delito motivado econ6micamente En este modelo, los desempleados son menos propensos a ser victimas de un delito motivado econ6micamente que los individuos empleados. Asimismo, el hecho de 8. La alta correlaci6n entre el indice de marginaci6n y salario (< 5 salarios y > 5 salarios minimos), oblig6 a realizar pruebas de significancia estadistica. Utilizamos cada una de ellas por separado como variables indepen- dientes, controlando por tasa de policias, para todos los tipos de delito. El resultado fue que el indice de marginaci6n es estadisticamente significativo cuando se incluye como variable independiente, juito con la tasa de policias. Las otras medidas de pobreza no fueron significativas. Sin embargo, el indice de marginaci6n pierde su significancia al afladir las variables delegacionales, de desempleo y educaci6n. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DIsrRI ro FEDLRAL DE MEXICO 183 vivir en una delegaci6n con una tasa de desempleo alta, incrementa en 81% la proba- bilidad de scr victima de un delito motivado econ6micamente, caeteris paribuis. Por iultimo, las personas con nivel educativo alto tienen mayor riesgo de ser victimas. Esto pennite inferir que en las delegaciones con altas tasas de desempleo, las victi- mas de un delito motivado econ6micamente no soII los desempleados, sino los que cuentan con un trabajo. Esta funci6n de victimizaci6n es similar a la funci6n mas general de victimizaci6n de cualquier delito. La diferencia principal es que el sexo no fue significativo. En este modelo, la edad, el genero, el nuimero de miembros del hogar y el ingreso familiar perdieron su significancia. Cuadro 2 Probabilidad de ser victima de un delito motivado econ6micamente Variable B S.E. Sig. Exp(B) Escolaridad 0.0000 Primaria incompleta -2.3484 0.2323 0.0000 0.0955 Primaria/secundaria completa -1.5128 0.2009 0.0000 0.2203 Secundaria/bachillerato -0.6553 0.1843 0.0004 0.5193 Profesional o mas Situaci6n laboral (desempleado) -1.6385 0.3621 0.0000 0.1943 Tasa de desempleo (1) 0.5937 0.1285 0.0000 1.8106 Constante 1.7497 0.1972 0.0000 3.6 Probabilidad de ser victima de un delito violento El modelo seniala que los hombres tienen una probabilidad 50% mayor que las mujeres de ser victimas de un delito violento. Un miembro adicional en el hogar incrementa la probabilidad de ser victimna en 1,7%. Para quienes viven en delegaciones con niveles de desempleo altos, la probabilidad de convertirse en victimas de un delito violento se incrementa en 50%. Las personas con niveles de educaci6n altos corren mas niesgo que los individuos con nivel educativo bajo. La edad, el ingreso familiar y todas las variables delegacionales, a excepci6n del desempleo, perdieron su significancia. Cuadro 3 Probabilidad de ser victima de un delito violento Variable B S.E. Sig. Exp(B) N° miembros del hogar 0.0178 0.0036 0.0000 1.0179 Sexo (masculino) 0.3862 0.1308 0.0032 1.4713 Escolaridad 0.0000 Primaria incompleta -1.933 0.3331 0.0000 0.1447 Primaria/secundaria completa -1.0676 0.2172 0.0000 0.3438 Secundaria/bachillerato -0.2067 0.1679 0.2184 0.8133 Profesional o mas Tasa de desempleo (1) 0.4093 0.1386 0.0031 1.5057 Constante -0.8122 0.1971 0.0000 184 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA 3.7 Probabilidad de ser victima de un delito no motivado econ6micamente El delito no motivado econ6micamente se refiere a un delito violento (agresi6n sexual, violaci6n y otras acciones violentas), cometido sin quc la victima pierda ninguin bien material. S6lo 55 personas en la muestra fueron victimas de un delito no motivado econ6micamente (5,5% de las observaciones). El hallazgo fue que solo el nivel edu- cativo alto en la delegaci6n result6 importante. Aparentemente, ser victima de un delito no motivado econ6micamente no puede cxplicarse a traves de variables que pueden explicar otros tipos de victimizaci6n. Dado que en Mexico la violencia dentro de la familia es un delito violento co- mun9, en este ejercicio se incluy6 la variable "agresor conocido por la victima". Esta variable siempre mantuvo su significancia al resto de las variables, con una raz6n de momios de 6.06, y a un nivel de confianza dcl 99%. Esto significa que una persona tiene una probabilidad casi 550% mayor de ser victima de un delito no motivado econ6micamente cuando conoce al agresor que cuando no lo conoce. Por tanto, la hipotesis de que un delito no motivado econ6micamente tiene mayores probabilida- dcs de ocurrir dentro do la familia o dentro de la colonia parece sostenerse. En la estimacion de la probabilidad de ser victima de un delito sin violencia moti- vado econ6micamentc, s6lo el nivel escolaridad fuc importante. Es docir, a mayor nivel educativo, menor es la protecci6n que se tiene contra los robos sin violencia. El resto de las variables no fueron significativas'°. Los determinantes individuales, sociales, demograficos y econ6micos que predispo- nen a ser victimas de cualquier delito, so pueden resumir en lo siguiente: esta predis- posici6n es tres veces mayor en los hombres que en las mnujeres, a la vez que se incrementa cuando el nivel de escolaridad individual es mayor; los individuos desempleados tienen un riesgo dc ser victimas cuatro veces menor quo los empleados, pero el hecho de vivir en una delegaci6n con alto desempleo implica una mayor probabilidad de convertirse en victima. Aparontemente, los individuos empleados, con mayor escola- ridad, de sexo masculino y quo habitan en arcas con alto desempleo tienen una mayor probabilidad de ser victimas en comparacion con otro tipo de individuos. 4. HoMICIDIOS Y EL CICLO ECONOMICO En esta secci6n se analizan los efectos de una crisis econ6mica sobre la tasa de homi- cidios. Este analisis permiti6 identificar los multiples costos sociales de una crisis 9. El promedio diario de delitos cometidos dentro de la familia reportado a las autoridades en 1996 fue de 27.4, lo cual es el 10% del total dc delitos violentos registrados (incluyendo los motivados econ6micamente, los cuales representan mas del 86% de los delitos reportados diariamente). PGJDF (1996). 10. En esta encuesta, la edad no fue tma variable importante en la explicaci6n de cada uno de los modelos plantea- dos, segun lo demuestran otras encuesta de victimizaci6n. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRITO FEDERAL DE MWxico 185 econ6mica. Estos resultados pueden ser de gran valor al evaluar el impacto de politi- cas publicas enfocadas a la reducci6n del crimen y la violencia. Se sabe que en los Estados Unidos existe una gran cantidad de estudios sobre los determinantes del crimen y la violencia y su relaci6n con variables econ6micas. El determinante mas importante de los cambios en la tasa de criminalidad -no solamen- te en la de homicidios- parece ser los cambios en las condiciones del mercado labo- ral, incluyendo la evoluci6n de los salarios, el desempleo y los cambios en la des- igualdad del ingreso. Aparentemente, todos ellos incrementan de manera importante los beneficios derivados de la realizaci6n de actividades criminales. Dryden Witte y Tauchen, 1994, encuentran que la escolaridad y el trabajo disminuyen significa- tivamente la probabilidad de cometer actos crimninales en una cohorte de hombres j6venes. Freeman, 1994, 1996, sugiere que el incremento en la desigualdad, y en especial la reducci6n en las ganancias reales de los menos educados, pueden lievar a incrementos en la propensi6n a cometer un crimen. Grogger, 1997, encuentra que los j6venes responden en particular a incentivos de precios, lo que sugiere que las reduc- ciones en salarios reales explican el aumento observado en la criminalidad juvenil. Fajnzylber, Lederman y Loayza, 1998, Ilevan a cabo un analisis de los factores deter- minantes do las tasas de homicidio intencional, utilizando un corte longitudinal no balanceado de paises. Encuentran que la tasa de crecimiento del PIB tiene una rela- ci6n negativa y significativa con las tasas de homicidio, mientras que los coeficientes de Gini y el hecho de ser un pais productor de drogas tienen efectos positivos y significativos sobre las tasas de homicidios. Los estudios de criminalidad en Mexico son mas escasos y, en general, el analisis estadistico empleado se limita al uso agregado de estadisticas nacionales, o bien al estudio del incremento en el crimen en la Ciudad de Mexico. Ruiz Harrel, 1998, encuentra que los cambios en la actividad econ6mica son un factor importante para explicar la criminalidad, mientras que el estudio realizado por lImeco, 1998, encuen- tra que otros factores, como la compra y venta de droga, son mas importantes. En el presente analisis se usaron las diferencias en la sevcridad de las crisis entre los diferentes estados de la Republica Mexicana para identificar de modo mas preci- so el efecto del desarrollo econ6mico sobre la tasa de homicidios. La metodologia fuc similar a la empleada por Fajnzylber, Lederman y Loayza, 1998. El analisis de la evoluci6n de las tasas de homicidio a nivel nacional muestra que los niveles mas altos se alcanzan durante la crisis de los ochenta (20 por cien mil habitantes). En la decada de los noventa, 6stos descienden nuevamente, y se mantie- nen en una tasa de 14 por cien mil en 1998. Esto resulta preocupante ya quo, de acuer- do con la OMS, una tasa superior a 10 mil representa un nivel excesivo (Grafico 4). 186 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAHINA Grafico 4 Tasa de homicidios en Mexico, 1981-1997 22 - 20 C 8 12 Total 128 10- N q n v r- c a) 0 - (N ( LO o s, 0 CD co O D 0 0 o ) co) 0 0) a) 0) a) 0) a ) 0) 0) 0) 4.1 Diferencias en las tasas interestatales de homicidio Existen diferencias considerables en las tasas de homicidios entre los estados de la Repuiblica". La distribuci6n estatal de la tasa promedio dc homicidio, para el periodo 1981-1997, fue de 17 por cien mil habitantes. Llama la atenci6n que los estados dcl norte y de la costa sur del Pacifico, tienen las tasas mas altas de homicidio (entre 26 y 41 por cien mil habitantes, respectivamente). En la costa norte del Pacifico, las altas tasas de homicidio pueden estar relacionadas con cl trafico de drogas, ya quc hist6ricamente esta zona ha sido una ruta importante para dicho trafico hacia los EUA. De hecho, durante los afios noventa, cuando la vigilancia en el Caribc y la presi6n ejercida en contra de los productores y traficantes de droga en Colombia se incre- mentaron, esta ruta cobr6 una importancia mayor"2. En los estados de Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Coahuila, Ciudad de Mcxico, Jalisco, Nuevo Le6n y Sonora, la tasa de crecimiento promedio de los homicidios de 1981-1986 a 1993- 1997 fue de 54%. En cambio las altas tasas de homicidios en la costa sur del Pacifico parecen estar mas relacionadas con el bajo nivel de dosarrollo do la zona. Sc trata de los estados mas pobres del pais, en su mayoria agricolas, con una alta diversidad etnica y con tensiones religiosas. En estos estados porsisten los problemas do propiedad de tierra entre individuos y comunidades, asi como la presencia de organizaciones guerrilleras (Ejercito Zapatista de Liberaci6n Nacional en Chiapas, Ejercito Popular Revolucio- nario en Guerrcro y Oaxaca). Es posiblc suponer entonces que las altas tasas de homicidio pueden ser cl reflejo de los problemas ccon6micos, sociales y politicos. 11. La tasa de homicidios sc obtuvo de la base de mortalidad de Funsalud. Fuc calculada a traves de la correcci6n de la base de mortalidad de Inegi. 12. Informe de actividades de la DEA (1998). TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELIrO VIOLENTO EN EL DISTRIIO FEDERAL DE MEXICO 187 En el Mapa 4 se muestra la distribuci6n de los homicidios en dos periodos, el primero de 1981 a 1986 y cl segundo do 1993 a 1997. Entre ambos, es notorio el increinento absoluto y relativo en los estados del noroeste del pais y en la Ciudad do Mexico, mientras que la situaci6n relativa de los estados del Golfo de Mexico mejo- ra. La correlaci6n de rango ontro los niveles do homicidio, al principio y al final dol peiiodo, os de 0.751. Mapa 4 Tasa promedio de Homicidios. Mexico 1981-1986 * 26.9 a 45.1 (6) * 16.3 a 26.9 (5) 11 8 a 16.3 (7) L 7.6 a 11.8 (6) L 2.4 a 7.6 (8) '*t7j.. Tasa promedio de Homicidios. Mexico 1993-1997 -^ . A *24.1 a 40.4 (5) - * 13.9a24.1 (6) Li 11.3 a 13.9 (6) EL 7.5 a 11. 3 (7) J3.3 a 7.5 (8) Existe evidencia de convergencia absoluta en las tasas do homicidio, aunque ello so debe al hecho de que las tasas han disminuido en los estados donde antes eran altas y han aumnentado en aquellos con tasas originalmente bajas. El Grafico 5 muestra la tasa do crecimiento de las tasas do homicidio dcl periodo 1981-1986 contra cl nivel de las tasas de homicidio en el periodo 198 1-1986. Dcstacan los decrementos sustan- ciales en la tasa de homicidio de varios de los estados con tasas originalmente altas. 188 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA No obstante, el incremento en la tasa de homicidios en los estados con tasas bajas ha sido dramatico. Al aplicar una regresi6n se obtiene un coeficiente negativo y signifi- cativo del nivel original de homicidios, lo que implica una tasa de convergencia abso- luta de 2,45%. Grafico 5 Crecimiento de la tasa de homicidios contra el nivel inicial de la tasa de homicidios 150 0 .o a x E 100- CO 0 q 0o '4 20 301 40 * 50 C: -50 ---------------------------,- ------- .100 Logaritmo de la tasa de homicidios al nivel inicial (1981-1986) Como parte del analisis estadistico, se Ilevaron a cabo tambien pruebas de raiz unitaria de Dickey-Fuller por estado, las que permitieron observar diferencias entre las constantos y las tendencias temporales. No se incluyeron mas rezagos en la regre- si6n dado el n(umero limitado de observaciones por estado (17 anios). Se obtuvieron resultados sin tendencias temporales, con una tendencia temporal general y con tendencias temporales especificas para los estados. Al parecer existe evidencia en contra de la hip6tesis de una raiz unitaria, dado que p, el coeficiente del logaritmo rezagado de la tasa de homicidio, es negativo y alta- mente significativo on los tres casos. La tendencia temporal general cs negativa y signi- ficativa, lo que sugiere que la tasa de crecimiento do la tasa de homicidio disminuyo con el tiempo, a pesar de las varias crisis econ6micas en este periodo. Estas crisis pueden haber limitado la reducci6n en las tasas de homicidio. Cuando se incluyen tendencias temporales especificas por estado, el signo y la significancia varian por estado. Los resultados sugieren el rechazo de una raiz unitaria, sin tendencia temporal, ya que 29 de 32 ps estimadas son negativas, de las cuales cinco tienen Un estadistico t mayor a 3.5. Cuando se incluye la tendencia temporal, 30 de las ps estimadas son negativas, y 6 tienen un estadistico t mayor a 3. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTRIIO FEDERAL DE MEXICO 189 Aunque no exista evidencia a favor de raices unitarias, los cambios pueden ser todavia altamente persistentes. Sc corrieron regresiones por niveles para estimar la persistencia de los choques sobre las tasas de homicidios. Cuando no se incluyen las tendencias temporales, pero se permiten constantes diferentes, la p estimada es 0.480 y es significativa al 1% de nivel de confianza. Al incluir una tcndencia de ticmpo general, p es esencialmente la misma, y el coeficiente asociado a la tendencia tempo- ral es negativo y significativo. Cuando incluimos constantes especificas y tendencias temporales, p es considerablemente mcnor, 0.275, pero sigue siendo significativa al 1% de nivel de confianza. La tendencia temporal por estado cambia de signos y de significancia, y en 8 estados se presentan tendencias positivas'3. Este coeficiente bajo, implica que el efecto del choque es menor a 10% de su valor original al final del segundo pcriodo despu6s del choque. Los resultados de las regresiones por estado fueron similares, aunque existen diferen- cias considerables en t6rminos de persistoncia. Sin tendencias temporales, la p promedio estimada es 0.479, con una desviacion estandar de 0.273, s6lo un coeficiente mayor a uno y 14 p's significativas menores a uno. Cuando se incluyen tendencias temporales, la p promedio estimada es 0.314, con una desviaci6n estandar de 0.214, un coeficiente negativo y 4 p's significativas entre ccro y uno. La tendencia es positiva en 8 estados, en dos de ellos es significativa y hay 14 tendencias negativas significativas. En el Grafico 6 se muestra el efecto de un choque de 1% sobre la tasa de homici- dio dados los parAmetros estimados asociados al valor rezagado de esta. El efecto del choque muere en el tercer periodo despues del choque, con y sin tendencia temporal. En dicho periodo, el efecto del choque disminuye a un incremento de s6lo 0.1 %. Grafico 6 Respuesta a un choque de 1% sobre la tasa de homicidios 1.2 1 ------------------------- Regresiones con o sin 0.8 -. tendencia temporal -0-.--------------------------------------------------------------------------- t deca em o l 0.6 - ----------------------- Regresiones de panel con tendencia 0.4 especifica de tiempo 0.2 - ----------------------- Regresiones sin tendencia temporal 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 13. Se trata esencialmente de los mismos estados del norte antes mencionados: Baja Califomia, Baja Califomia Sur, Coahuila, Chihuiahtia, Nuevo Le6n y Sonora, ademns de la Ciudad de Mexico y 'labasco. 190 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMtR1CA LATINA El periodo de analisis 1981-1997 incluye dos crisis econ6micas; entre ambas el pais registr6 considerables cambios, lo que podria sugerir un cambio estructural en- tre las mismas. Dividimos la muestra en dos, y encontramos que el coeficiente del logaritmo rezagado de la tasa de homicidio en el primer periodo fue menor que en el segundo en todas las especificaciones. Por ejemplo, en el caso dcl panel sin tenden- cias temporales, el coeficiente fue 0.22 para el periodo 1981-1988, y 0.48 para el periodo 1989-1997. Por lo tanto, la persistencia de los choques no parece haberse incremcntado cn el segundo periodo. 4.2 Relaci6n entre la tasa de homicidio y los choques estatales sobre el producto y el empleo Se prob6 directamente si existia una relaci6n entre la actividad econ6mica y el nivel de crimen en los estados, a traves de una metodologia de panel de Minimos Cuadra- dos Ordinarios con efectos fijos. La falta de evidencia de una raiz unitaria en las tasas de homicidio oblig6 a incorporar el producto estatal bruto y el numero de trabajado- res asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMss), como indicadores dcl producto y empleo'4. Cuando s6lo se incluy6 el producto estatal bruto, el coeficiente fue negativo y significativo al 1% de nivel de confianza. Esto implica que una caida de 1% en la tasa de crecimiento se traduciiia en un incremento del 0,76% en la tasa de homicidio'5. Al incluir s6lo el empleo, el coeficiente fue negativo y significativo al 1% de nivel de confianza. Por lo tanto el empleo tiene un efecto mayor sobre los homicidios: una caida de 1% en la tasa de crecimiento del empleo lievaria a un incremento de 1,2% en la tasa de homicidio. Cuando ambas variables econ6micas se incluyeron, el producto se volvi6 positivo y no significativo, mientras que el coeficiente del empleo result6 aun mas negativo y se mantuvo significativo al 1% de nivel de confianza. Esto tiene sentido, ya que el crimen y los homicidios se encuentran probablemente mas relacio- nados con lo que sucede en los mercados laborales que con lo que sucede en la eco- nomia 6 a nivel global. Los resultados parecen consistentes con hallazgos anteriores en la literatura sobre cambios en el crimen entre diversos paises y en EUA. Si ademas se incluye el nivel rezagado del logaritmo de la tasa de homicidio, cste resulta positivo y significativo, pero los parametros cstimados para el crecimiento 14. Los datos disponibics para este cjercicio. Iimitaron el tamailo de la muestra, ya quc la seric del Producto Estatal Bruto fue para el periodo 1993-1996, y la scrie de empleo hasta 1998, por lo tanto, al incluir rezagos en los niveles de homicidios. de empleo y de producto en una regresi6n, como seria 6ptimo. lievaria a una gran perdida en el n6mero de observaciones. 15. Estas proporciones se calcularon usando la tasa promedio de homicidio para cl periodo 1994-1997. Esta es 11.09. Por supuesto, el cambio proporcional es mayor para unas tasas de homicidio menor. 16. Por supuesto, la lasa de crecimiento del producto y de empleo estan altamente correlacionadas. TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DLLITO VIOLENTO EN EL DISTRIIO FEDERAL DE MEXICO 191 del producto y el empleo no cambian significativamente. El coeficiente de la tasa de crecimiento del producto y del cmpleo son algo menores Cn t6nninos absolutos, pero siguen siendo significativos. Confirmando los resultados de la secci6n anterior, el coeficiente del valor rezagado de la tasa de homicidio apunta hacia una persistencia pequeina de los choques sobre las tasas de homicidio, con valores entre 0.229 y 0.263 para el coeficiente de la variable rezagada. Estos resultados contrastan con los encon- trados por Fajnzylber y Col., 1998, quienes encuentran un coeficiente mucho mayor para el valor de la variable rezagada y un coeficiente menor asociado al crecimiento del producto. Las estimaciones obtenidas con las regresiones del cambio en las tasas de homici- dio como una en respuesta a los cambios en la actividad econ6mica parecen no expli- car por completo el elevado incremento en la tasa de homicidios de los estados del norte de Mexico y de la Ciudad de Mexico. No obstante, se debe considerar que tambien hubo otros factores de importancia, tales como el incremento del trafico de drogas de los estados del norte de Mexico hacia los EUA -debido a la intensificaci6n de la vigilancia en las rutas del Caribe, asi como el incremento en los flujos comer- ciales a raiz del Tratado de Libre Comercio de Norteamerica, ya que la proporci6n del PIB comercializado en 1994 pas6 de 33,5% a 58,5% a finales de 1998. Un inere- mento en la tasa de empleo tambien tiene un efecto negativo en la tasa de hoinicidios y es mayor que cl PIB. 5. CONC LI. SIONLS Al comparar los homicidios en la Ciudad de Mcxico con los de otras ciudades de America Latina, se observa que en 1995, la primera ocup6 el 6° lugar, si bien con una tasa mucho menor que la de Sao Paulo (50.2 tasa por 100 mil habitantes, 1996) y la de Cali, ciudad que presenta niveles importantes de homicidios (125 tasa por 100 mil habitantes, 1996). Sin embargo, al comparar la proporci6n de victimas afectadas por delitos, observamos que la Zona Metropolitana presenta un nivel parecido al de la ciudad de El Salvador. Ciertamente, en Mexico lo que ha aumentado en forma consi- derable ha sido la incidencia delictiva y no tanto los homicidios (oPs, 1998). Lo anterior pudo comprobarse con el analisis hist6rico de la Ciudad de Mexico, que permilte obseivar un crecimiento de la delincuencia altamente significativo, so- bre todo en los ultimos cuatro afios. Los principales delitos que afectan a nuestra ciudad son los robos, las lesiones y el dano en propiedad ajena. Destaca particular- mente el caso de los robos, que registraron marcadas fluctuaciones en los affos de crisis ccon6mica de 1982 y 1994. El patr6n observado no es exclusivo de la ZMCM; de hecho otras fuentes han sefia- lado un crecimiento de la delincuencia denunciada en el resto de la Republica Mcxi- cana do 33,7% de 1993 a 1996, mientras que el robo ha registrado un aumento de 192 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERIC'A LATINA 176% (Harrell, 1998). Este incremento observado en la raz6n de robos no violentos, sobre los robos violentos nos hace suponer que la delincuencia es cada vez mas de tipo organizado y se concentra donde las ganancias del delincuente superan a los riesgos que corre. Sin embargo, el delito de robo tambien ha cobrado vidas. En este sentido, Lozano encontr6 que de los 1.204 homicidios intencionales registrados en DF en 1995, el 36% fueron consecuencia de un robo, y de las 18.753 lesiones intencionales, 42% ocurrieron como resultado del robo. Este ultimo dato coincide con la encuesta de victimizaci6n, en la que el 55% de las victimas resultaron lesionadas a raiz del robo. Asimismo, dado que el 58% de los agresores amenazaron con una arma de fuego a quienes sufrieron un robo sin agresi6n (65%), puede deducirse que las victimas no opusieron resistencia al mismo. La gran heterogeneidad en el crecimiento del indice delictivo por delegaci6n per- mite constatar que los delitos se encuentran altamente asociados con la actividad econ6mica, la concentraci6n poblacional y la distribuci6n de los recursos de seguri- dad publica; por tanto, la poblaci6n que frecuenta las zonas de alta y mediana peli- grosidad corre mayor riesgo de morir o padecer un atentado. Por otro lado, la baja tasa de denuncias supone, por un lado, que las perdidas materiales y de salud son poco valuadas por las victimas, como pudo verificarse en la encuesta. En esta, quienes denunciaron fueron aquellos que tenian que presentar un documento que acreditara la perdida, ya fuera para el cobro del seguro o por la grave- dad de la lesi6n. Por el otro, el problema se asocia con la ineficiencia en la adminis- traci6n y la falta de credibilidad en la justicia; las victimas rehuyen al fatigoso pape- leo administrativo, en gran medida por los resultados infructuosos de las denuncias, lo que permite afirmar que las "facilidades administrativas" que la seguridad puiblica ha instrumentado no han sido suficientes para sensibilizar a la gente y lograr que recupere la confianza en el sistema de justicia (Guerrero, 1997). Otro elemento preocupante es que los delitos esten cobrando el caracter de "orga- nizados" (el nuimero promedio de atacantes por delito de 2 a 13 agresores es sorpren- dente), y en consecuencia el nuimero de delicuentes atrapado es bajo. En 1997 se registraron 12.182 internos en los centros penitenciarios del DF. Si por cada hecho violento denunciado suponemos que hay en promedio 2.3 delincuentes, esto da un total de 587.724 delincuentes, lo que significa que s6lo el 2% de los delincuentes son atrapados y castigados por la ley. Cabe sefialar tambien que como consecuencia del incremento de los delitos, el C6digo Penal aument6 el castigo para el crimen organizado. Antes de febrero de 1999, la pena minima era de seis meses y la maxima de seis afios, posterior a esta fecha se ampli6 de cinco a diez anios y/o 100 a 300 dias de multa. Es evidente que la impunidad ha venido creciendo desde hace muchos afios, y ello ha abierto una brecha cada vez mayor entre aplicaci6n de justicia y delitos cometi- TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELI-O VIOLENTO EN EL DISTRITO FEDERAL DE MEXICO 193 dos. Por cada dos victimas registradas por homicidios en el Semefo, s6lo se emite una sentencia por homicidio (PGJDF, 1997). El problema es todavia mas grave cuando se observa que por cada 14 presuntos delincuentes por homicidio s6lo uno es sentenciado. Si bien los cambios que se han venido imprimiendo al C6digo Penal en Mexico, abren la posibilidad de restructurar las leyes existentes, de forma que no s6lo se castigue duramente a los delincuentes, sino sirva para prevenir o evitar el crimen violento y reconstruir el capital social. Sin embargo, el cambio tambien debe operarse a fondo en las procuradurias, cl ministerio publico y la policia judicial, instancias en las que hay un estigma de ineficiencia en la procuraci6n de justicia (Harrell, 1998). El aumento del crimen organizado en aquellas delegaciones con menor disponibi- lidad de recursos policiacos, sugiere que la desconcentraci6n tecnica y administrati- va de los organismos de seguridad puiblica con cl fin de que para que cada sector delegacional pueda responder los niveles delictivos, de las colonias adscritas. Sin embargo, esto no sera posible sin que cada sector cuente con equipo y armamento suficientes, parque vehicular en buen estado y lo minimo indispensable en red de comunicaci6n. Ademas, como lo senala el programa de seguridad puiblica de 1999, la idea es que cada ciudadano se convierta en un supervisor policial, lo que confiere a la participaci6n ciudadana un papel crucial en cl combate contra la delincuencia. Este programa piloto se inici6 en enero del 2000. El analisis de violencia en M6xico permite tambi6n inferir que la crisis econ6rnica parece haber afectado el nivel de crimen en Mexico de manera sustancial. Una dismi- nucion del 1% en la tasa de crecimiento del producto intemo bruto en un estado conduce a un incremento del 0,76% en la tasa promedio de homicidio; mientras y un decremento de 1% en la tasa de empleo genera un incremento de 1,2% en la tasa promedio de homicidio. El incremento es mayor en aquellos estados con tasas bajas de homicidio. Seria importante determinar las causas del aumento en la persistencia del choque economico sobre la tasa de homicidios, que probablemente puede explicarse los cain- bios en la seguridad social y los subsidios quo afectan el gasto del gobiemo, y por el hecho de que la riqueza de las familias se redujo considerablemente durante la crisis de la deuda de los ochenta, lo que condujo a una sensibilidad mayor y mas persistente frente a los cambios en las condiciones economicas. Otra posible causa de la persis- tencia del choque es que, un individuo ha incurrido en los costos fijos de cometer crimenes, como resultado, por ejemplo, de un empeoramiento de las condiciones econ6micas, se necesita un mejoramiento sustancial en dichas condiciones para que el individuo deje de ser un criminal"7. 17. Como ejemplos de costos fijos podemos mencionar la compra de un arma, el proceso de aprendizaje requerido para cometer un crimen y la incorporaci6n a una pandilla. De hecho, el individuo puede verse forzado a per- manecer en el "negocio" dada la infortnmacion inciminatoria que posee en contra de otros y de otros sobre el. 194 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAfINA Los costos que la sociedad debe pagar aumentan en forma considerable, fue sor- prendente encontrar que las victimas de delito estaban dispuestas a pagar hasta siete dias de salario minimo mensual por recuperar su estilo de vida anterior y tres salarios minimos mensuales por no sentir miedo e inseguridad. Ademas, lo que la sociedad gasta en accesorios para asegurar sus bienes y su vida propia, ha liegado a magnitu- des insospechadas. Seria importante tambi6n cuantificar con exactitud cuales son los costos indirec- tos de la violencia y cuales son las perdidas en las oportunidades economicas y em- presariales. Asi como plantear analisis de costo-efectividad de las distintas medidas que el gobiemo desarrolle para el combate contra la violencia. Las condiciones econ6micas, especialmente el desempleo a nivel delegacional y el empleo a nivel individual, son importantes detelminantes empiricos de la probabi- lidad de ser victima de la violencia y de un crimen motivado econ6micamente en la Ciudad de Mexico. Lo anterior es consecuencia del nivel cada vez mas bajo del poder adquisitivo en la poblaci6n. Cada peso que ganaba un trabajador en 1980 representan 26.40 pesos en 1997. La encuesta de ingresos y gasto de 1996 senala que el 30% de la poblacion gana menos de dos salarios minimos. Estas evidencias nos conducen a sefialar, en concordancia con otros estudios, que la salida a este problema es disefiar politicas econ6micas que promuevan la creaci6n de empleos, mejorar el poder adquisitivo del salario, y alentar un reparto mas equita- tivo del ingreso (World Bank, 1999). Los tomadores de decisiones, los lideres y la ciudadania debemos sumar esfuer- zos y abordar el problema de la violencia de manera integral. Es necesario hacer un llamado especial al sector privado para que brinde su apoyo, ya que este sector de la economia se ve afectado de forma importante por la violencia. Los programas de seguridad puiblica y salud publica deben luchar conjuntamente para atenuar y contro- lar los problemas derivados de la violencia. No es posible alcanzar el desarrollo eco- n6mico si no existe al mismo tiempo cl social. Ambos deben lievarse de la mano y esto s6lo sera posible en la medida que se construya un ambiente de certidumbre, el cual esta dado por la seguridad -social, puiblica y nacional- (Sober6n 1999). Es cierto que el Sistema Nacional de Seguridad Publica ha dado algunas muestras del avancc en el desarrollo y aplicaci6n de sus propuestas. Sin embargo, la ciudada- nia reclama soluciones inmediatas para el control del problema. El campo de la investigaci6n es aun muy fertil para generar conocimientos utiles que ayuden a la soluci6n del problema. Sin embargo, un primer obstaculo es la cali- dad y disponibilidad de las fuentes de informaci6n. El presente estudio nos permiti6 constatar una gran inconsistencia entre las distintas fuentes de informaci6n estadisti- cas, restricciones en la disponibilidad de los datos y un problema de subregistro. A manera de ejemplo mencionaremos el caso de las cuatro instituciones que registran homicidios, a saber, PGJDF, Inegi, Semefo y SSA. En 1990 y 1991, por cada caso que TENDENCIAS Y CAUSAS DEL DELITO VIOLENTO EN EL DISTIRIIo FEDERAL DE MEXICO 195 report6 el Semefo y la SSA'5 como homicidio, la PGJDF registr6 5. De 1992 a 1997 por cada tres casos dc homicidio quc report6 la PGJDF, las otras dos fuentes reportaron uno. Cabc aclarar que este es un fen6meno comprensible hasta cierto punto ya que cualquier muerte es considerada como homicidio hasta no comprobarse lo contrario, y para ello hay que esperar a que se inicien las averiguaciones previas por parte de la PGJ DF. Por (iltimo, seria conveniente continuar realizando encuestas de victimizaci6n pcri6dicas con el fin de monitorear los factores doterminantes tanto de las victimas como de los delincuentes. Particularmente es poco lo que se sabe de estos uiltimos, y en las circunstancias actuales resulta crucial responder a interrogantes tales como la fonrma en cl que el encarcelamiento afecta a la dinamica familiar y ci ingreso, las condiciones en que vive, sus relaciones sociales, la presencia o no de factores heredi- tarios y la relaci6n entre los costos y beneficios de los delincuentes. REFERENCIAS BIBL[OGRAFICAS Banco Interamericano de Desarrollo (BID) analisis de la magnitud y costos de la violencia en la ciudad de nmexico. FUNSALUD, abril 1998. Banco Mundial, In,fbrme sobre el desarrollo inmndial 1993. Invertir en salud, Oxford University Press, Washington D.C. 1993. Bimsa. Encuesta sobre inseguridad en el DF, 1996, 1997. 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RESUMEN Este articulo discute las tendencias longitudinales de la criminalidad en las regiones metropolitanas de Rio de Janeiro y Sao Paulo y los factores demograficos, econ6mi- cos y sociales que determinan los riesgos individuales de la victimizaci6n. Se presen- tan series teinporales de la tasa de homicidio para el periodo 1983-97 y se analizan los resultados de seis investigaciones sobre la victimizaci6n realizadas en.ambas re- giones metropolitanas. Ademas, se analiza el problema de la violencia policial y las principales politicas puTblicas de control de esta formna de violencia ejecutadas en el Brasil. El analisis de las series hist6ricas de la tasa de homicidio por 100 mil habitantes indica una tendencia hacia la estabilizaci6n en la regi6n metropolitana de Sao Paulo a partir de 1995, mientras que en Rio de Janeiro la tasa viene cayendo desde 1994. En la discusi6n sobre los factores determinantes de los riesgos individuales de la victimizaci6n, a continuaci6n utilizamos un modelo que se apoya en dos conocidas teorias sobre el tema: los analisis sobre el "estilo de vida"(life-style models; Hindelang et al., 1978) y la teoria de las "oportunidades"(opportunity models; Cohen, et al., 1981). Los resultados de los examenes empiricos, basados en datos de cuatro inves- tigaciones sobre la victimizaci6n (dos para Sao Paulo y dos para Rio de Janeiro), indican que en las dos mayores areas metropolitanas de Brasil hay una distribuci6n * Departamento de Ciencias Politicas, Universidad de Sao Paulo. D e)cpartamento de Economnia y Cedeplar, Universidad Federal de Minas Gerais. I. Este articulo fue realizado con el apoyo del Banco Mundial, en el ambito del proyecto comparativo Vliolent Crime in Latin Americani Cities. El ISER. de Rio de Janeiro. faeilit6 el acceso a diversos bancos de datos quc fueron fundamentales para la realizaci6n de este estudio. Dcl equipo de investigadores participaron: Marcelo Nascimento. estadistico responsable por la organizaci6n de los bancos de datos de las investigaciones: Emmanuel de Oliveira y Luis Felipe Leite Martins. asistentes de investigaciones; Phillipe George y Alexandra Guerreiro, consultores. Mircia Gomes, del Departamento de Cicncias Politicas de la usr, fue responsable por la adminis- traci6n del proyecto. Agradecemos en especial la colaboraci6n de Adriana Ferreira Piedade, asistente de inves- tigaciones, quien particip6 en todas las etapas del proyecto con gran dedicaci6n y capacidad. 198 CKIMEN Y VIOLENCIA EN AMPRICA LATINA relativamente equitativa del riesgo entre los diferentes segmentos sociales. En los modelos examinados, los individuos con participaci6n politica que ejercen activida- des econ6micas -variables pr6ximas de la exposici6n- presentaban riesgos mayores de la victimizaci6n. Tambien encontramos evidencias de que el alcohol aumenta las probabilidades de la victimizaci6n y que los individuos con baja escolaridad tienen un mayor riesgo de victimizaci6n cuando esta no tiene motivaci6n econ6mica y tie- nen menores riesgos de victimizaci6n con motivaci6n econ6mica. Las experiencias de las politicas publicas del control dc la violencia relatadas indican que estan en curso en Brasil, iniciativas innovadoras cuyo enfoque es el patrullaje y el control de la violencia policial. Los datos disponibles indican que aproximadamente cl 10% de los homicidios en Rio de Janeiro y en Sao Paulo son cometidos por los policias, y las investigaciones sobre victimizaci6n realizadas en Rio de Janeiro muestran que el 3% de la poblaci6n y el 5% de la poblaci6n masculina fueron victimas de extorsi6n practicada por un policia en un periodo de 12 meses. Esos datos indican que las practicas policiales, los valores y la cultura organizacional de las agencias encargadas de la seguridad publica, son problemas que desafian a la formulaci6n y ejecuci6n de politicas dc control del crimen en las ciudades brasilehlas. 2. INTRODUCCION La violencia urbana ha sido continuamente identificada como uno de los principales problemas publicos en la mayoria de los paises de America Latina. Aunque existen grandes diferencias entre los paises de la regi6n, principalmente en cuanto al mo- mento en que el problema surge, constatamos que en Brasil el periodo critico del aumento de la violencia ocurri6 en la segunda mitad de la decada de los ochenta. Como un fen6meno endemico en las sociedades modemas, la violencia urbana no ocup6 un lugar destacado en la agenda piublica, en los movimientos sociales, en las relaciones intemacionales, o en la investigaci6n academica hasta llegar a proporcio- nes epidemicas, sobre todo en las decadas de los ochenta y noventa. Aunque en Brasil la literatura cientifica sobre el tema sea compuesta principal- mente por estudios cualitativos o por etnografias2, podemos constatar un nuimero creciente de estudios de orientaci6n cuantitativa en el amnbito de las ciencias socia- les3. Sin embargo, no existe ninguna bibliografia significativa en Brasil sobre la te- matica del crimen y de la violencia en el area de la economia. Una de las razones para este subdesarrollo de la literatura econ6mica o sociol6gi- ca de tipo cuantitativo puede encontrarse en la falta de calidad de las principales 2. Ier Adorno, 1993, para un resumen de la literatura. 3. Pier por ejemplo: Paixao y Beato, 1997; 1998 y Dellasoppa et a!. 1999. CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLITANAS DE RiO DE JANEIRO Y SAO PAULO 199 fuentes de datos sobre el crimen y la violencia en Brasil. Aunque estos figuren entre los principales problemas nacionales en la visi6n del p6iblico, no existe ningun es- fuerzo sistematico por parte de los gobiemos a diferentes niveles en cuanto a la reco- lecci6n y organizaci6n de las estadisticas criminales. Por ejemplo, las investigacio- nes sobre la victimizaci6n con enfoque nacional son inexistcntes y los sistemas de estadistica del sistema judicial y policial presentan diferencias significativas, lo que practicamente hace imposible las comparaciones directas entre los Estados de la Fe- deraci6n. La unica excepci6n es el Sistema de Infonnaciones de Mortalidad (SIM), manteni- do por el Ministerio de Salud. Existen por lo menos cuatro fuertes razones para pre- ferir los estimados de las tasas de homicidio calculados con base en los datos del SIM, como hicimos en este estudio: 1) los datos y procedimientos adoptados en el c6mpu- to del nuimero de homicidios en el SIM son piublicos; 2) siguen el padr6n del Clasifi- cador Intemacional de Enfennedades (CID); 3) cubren todos los municipios de Bra- sil; y 4) es posible tener acceso al banco de micro-datos. Los datos disponibles en el ambito del sistema de salud permiten un conocimiento mas profundo de las caracte- risticas de la violencia y sus factores de riesgo, principalmente porque podremos conocer, entre otras caractcristicas, la edad, el sexo y el lugar de residencia de las victimas, ademas de las circunstancias en las que ocurrieron los crimenes. A pesar de ser limitado a las regiones metropolitanas de Rio de Janeiro y Sao Paulo, el presente articulo busca contribuir a la literatura sobre la violencia urbana en Brasil, respondiendo a las siguientes preguntas: I. ,Cuales son las tendencias longitudinales de la criminalidad en las areas en estu- dio? 2. (,Cudles son los factores demograficos, econ6micos y sociales que determinan los riesgos individuales de la victimizaci6n? 3. i,Cuales son las principales politicas puiblicas para el control de la violencia poli- cial que estan siendo ejecutadas en Brasil? Para discutir la primera pregunta, adoptamos un enfoque puramente descriptivo, presentando las tendencias longitudinales y espaciales de la criminalidad en los 37 municipios de las regiones metropolitanas de Rio de Janeiro y Sao Paulo. Los datos sobre homicidios fueron organizados en tres series temporales para el periodo de 1983-98. De esta manera, queremos ofrecer una visi6n general sobre el fuerte creci- miento de la criminalidad desde la decada pasada y sobre las tendencias recientes que son todavia poco conocidas, de la disminuci6n en la tasa de homicidios -que ocurre principalmente en la regi6n metropolitana de Rio de Janeiro. En la discusi6n sobre los factores detenninantes de los riesgos individuales de la victimizaci6n, utilizamos un modelo apoyado en dos conocidas teorias sobre el tema: los andlisis sobre el "estilo de vida" (life-stvle models) y la teoria de las "oportuni- 200 CRIMEN Y VIOLLNCIA EN AM1ˇR1CA LATINA dades" (opportunity models). La utilizaci6n del concepto del "estilo de vida" en estudios sobre la victimizaci6n remonta at trabajo dc Hindelang et al. (1978) mientras que la teoria de las "oportunidades" fue descrita inicialmente por Cohen et al. (1981). Con base en los resultados-de cuatro investigaciones sobre la victimizaci6n, reali- zadas entre 1988 y 1999 en Rio de Janeiro y en Sao Paulo, probamos diferentes modelos que buscan explicar los riesgos de victimizaci6n en: i) delitos con motiva- ci6n econ6mica; ii) delitos sin motivaci6n econ6mica; iii) delitos violentos; y iv) cualquier tipo de crimcn. Las respuestas variables fueron estandarizadas en todas las investigaciones. Un modelo basico con los variables de sexo y edad fue probado en todas las investigaciones disponibles. Los variables contextuales (que describen la comunidad en la cual la victima vive) fueron utilizados y probamos tambi6n el efccto de otras variables demograficos, de conducta individual y socioecon6micos, segun su disponibilidad en cada investigaci6n. En lo que se refiere a las politicas publicas del control dcl crimen, buscamos sistematizar las evaluaciones y estudios disponibles sobre el tema. Nuestro enfoque en esta discusi6n se concentr6 en las politicas del control de la violencia policial. 3. Los MAPAS DEL CRIMEN Y LAS TENDENCIAS RECIENTES Una primera evidencia de la magnitud del problema en las ciudades brasilefias puede encontrarse en el Cuadro 1. Algunas ciudades de las regiones metropolitanas de Rio de Janeiro y Sao Paulo figuran entre las ciudades mas violentas de las Amiricas. Diadema y Belford Roxo tienen tasas de homicidios por 100 mil habitantes que estan al mismo nivel de ciudades en paises que enfrentaron recientemente (El Salvador y Guatemala) o que todavia estan enfrentando situaciones de conflicto militar intemo con grupos politicos organizados (Colombia). Evocar el tamafio de las ciudades brasilefias en la explicaci6n de las altas tasas de criminalidad no parece ser suficiente: una ciudad igualmente grande como es Buenos Aires presenta tasas hasta ocho veces menores que las de Sao Paulo. Los datos disponibles permitcn un analisis cspacial de la tasa de homicidios en los municipios de las regiones metropolitanas de Rio de Janeiro y Sao Paulo. Los mapas a continuaci6n presentan la distribuci6n de las tasas medianas de homicidios para 14 municipios de la regi6n metropolitana de Rio de Janeiro (RMRJ) y para 23 municipios de la regi6n metropolitana de Sao Paulo (RMRJ) en el periodo 1994-98. Las tasas fueron calculadas con base en las estadisticas del Ministerio de Salud y de las Secre- tarias de Salud Municipales de Rio de Janeiro y Sao Paulo4. 4. Los casos de intencionalidad desconocida constituyen un serio problema en las estadisticas del sistemna de salud. Estos casos fueron reclasificados con base en la siguicntc metodologia: el 50% de los casos de CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLITANAS DE RIo DE JANLIRO Y SAO PAULO 201 Cuadro 1 Tasa de homicidios por 100 mil habitantes en ciudades de America Latina Ciudad Pais Afio Tasa de homicidios Medellin Colombia 1995 248,0 Diadema Brasil 1997 146,1 Cali Colombia 1995 112,0 Ciudad Guatemala Guatemala 1996 101,5 San Salvador El Salvador 1995 95,4 Belford Roxo Brasil 1997 76,5 Caracas Venezuela 1995 76,0 Sao Paulo Brasil 1998 55,8 Rio de Janeiro Brasil 1998 52,8 Lima Pern 1995 25,0 Ciudad de Mexico Mexico 1995 19,6 Santiago Chile 1995 8,0 Buenos Aires Argentina 1998 6,4 Fuentes: Brasil: Sistema de lnforma 9o da Mortalidade; Argentina: Divisi6n Nacional de Politica Criminal, Ministerio de la Justicia; Chile: Cruz, 1999; demas paises: Buvinic e Morrison, 1999. Entre 1979 y 1998, la poblaci6n de la RMRJ creci6 en un 9% y la de la RMRJ crecio en un 25%, contra un crecimiento de 35% y 103%, respectivamente, en la tasa de homi- cidios. Una inspecci6n visual de los mapas de las RM muestra dos padrones de distri- buci6n espacial de las tasas de homicidios. En la RMRJ, Cl municipio de Rio de Janeiro presenta tasas significativamente inferiores a las de los municipios mas pobres alre- dedor de la regi6n metropolitana (regi6n conocida como Baixada Fluminense). En la RMSP, cl municipio de Sao Paulo, al contrario, figura con una de las tasas mas eleva- das de la regi6n metropolitana. Los datos indican que existe un mayor desequilibrio espacial en la distribuci6n de la ciiminalidad en la regi6n metropolitana de Sao Paulo con relaci6n a la de Rio de Janeiro. En la primera rcgi6n encontramos los tres municipios mas violentos y los tres menos violentos de las dos RM. Los datos del sistemna de informaciones sobre la mortalidad (SIM) indican que las regiones metropolitanas de Rio de Janeiro y de Sao Paulo no presentan las mismas tendencias longitudinales en sus tasas de homicidio (Grafico 1). En la RMRJ ocurre un crecimiento del 87% en la tasa de homicidios por 100 mil habitantes entre 1983 y 1994, pasando de 41,8 a 78,1. En el mismo periodo, el crecimiento de la tasa de homicidios en la ItmsP fue 30% menor. En los Iltimos cinco afios (1994-98), sin embargo, hubo una reducci6n del 28% en la tasa de lhomicidios en la RMRJ. Esta tendencia de disminuci6n no se observa en la RMSP, donde el homicidio, a lo largo de desconocida fueron reclasificados como no intencionales y el 50% comIlo intencionales. De los no intencionales. el 60% fucron considerados como accidentes de transito. Dc los intencionales cl 96% fucron considerados coIllo holicicidio y Ci 4% como suicidios. Los casos reclasificados fucron distribuidos de forma aleatoria, sin tomar en cuenta las informaciones demograficas de las victimas. Otro factor que justifica la utilizaci6n de m6todos dc reclasificaci6n dc los casos de intencionalidad ignorada es la disparidad en la calidad de los dalos. 202 CRIMLN Y VIOLENCIA LN AMERIC'A LATINA la decada de los noventa, presenta una tendencia de crecimiento, principalmente en la segunda mitad de la decada, y llega a su valor mas alto en 1998. La comparaci6n de las tasas de homicidios por 100 mil habitantes en las RMRJ y RMSP, sus respectivos municipios-sedes y la tasa nacional indican que la tasa de homicidios es aproximada- mente dos veces mayor en estas zonas que la tasa nacional. Mapa I Tasa de promedio de homicidios por 100.000 habitantes, areas metropolitanas de Rio de Janeiro y Sao Paulo, 1994-1998 Sio Paulo 01 Ebrurrii \ 02 C..o- 03 C"-loe 04 Calmra, p--- aL -al DS Dtde-s, 06 Enr 0d Fronco d. Racho 1Skb d , , 10 Ka#oCeton,o do Oarw - :S*. p4A 11 t04PU008etb a, ;;7j -1' 13Mo 14 a7.000 15 Rtelrh P-e l Of[ Gde2. dn Sarm 17 S.-60 040P-1016 19~d 25,0 Benror 100 mii 20 Sde Jaeir 0 21 OhS6 0-. d 0 . 220061 23 Tb.8o 0 - Tasas de homicidio - supsenor1 a 125.0 p0r 100 il do 100,1 a 125,0 pro 100 mil de 75,1 a 100,0 po0 100 mil do de 70,1 po 100 mil - de 25a21 Oa a0,0 p, p 100 1il I I de 25,0 por 100 mil/ Rio de Janeiro Tasas de homicidio Isuperior a 125,0 por 1 00 -1, de 100,1 4125,0 p-1100 mil do 75,1 4100,0 p01100 mil do 50,1 475,0 por1100 mil u do 25,1 a450,0 por 100 md do 25.0 por 100 milDu e g Jap.-ri Noa aia 39E I[taborai, Mangaratiba M dod Fuente: DATASUS. CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLITANAS DE RIO DE JANEIRO Y SAO PAULO 203 Grafico I Evoluci6n de las tasas de homicidio de los municipios de RJ y SP y regiones metropolitanas RJ ySP. 1983 - 1998 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 RM-RJ 41,8 49,9 54,9 59,3 58,6 68,2 79,9 68,7 69,6 74,3 73,5 78,1 72,0 66,3 66,3 56,4 RM-SP 31,1 38,5 37,8 39,8 42,7 39,7 46,2 47,3 46,4 43,4 44,0 49,1 58,1 61,4 59,2 63,2 Municipio RJ 26,6 32,0 31,8 35,6 38,5 40,5 49,6 50,3 58,3 65,0 70,7 78,1 56,0 53,5 53,5 52,8 Municipio SP 35,1 43,1 41,8 43,8 46,8 43,7 49,3 51,1 52,3 50,4 50,5 49,5 62,6 62,8 60,8 55,8 90,0 80,0 70,0 7 - / \,-- - 60,5 0,/ -- t _ 30,0 - - - "-3 -- 2 0, 0 --- .- - -- --------- -- - - - 10,0 0,0 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1 99 7 1998 -4, - RM-RJ - RM-SP ,--Municipio RJ -Municipio SP Fuente: Datasus, Seade, SES-RJ, SMS-RJ. El grupo mas afectado por la violencia en Brasil son los hombres entre los 15 y 29 anfos de edad. Este grupo presento tasas de mortalidad por homicidio hasta una vez y m-edia mayor que el grupo del mismo sexo con mas de 30 anos de edad. No obstante, en la comparacion de las tasas para la poblacion total, la region metropolitana de Rio de Janeiro presenta tasas menores que la regi6n metropolitana de Sao Paulo en los anios recientes. La incidencia de homicidios en el grupo de los de 15 a 29 anos de edad fucen cnmedia 25% mayor en la RMRJ que en la RMSP en los ufltimos tres anios. Sc constata que las tasas de homicidios para el grupo de entre los 15 y 29 afnos de edad estan estables en Rio de Janieiro y en crecimiento en Sao Paulo. 4. Los FACTORES DETERMINANTES DE LA VICTIMIZACION Hipotesis En la siguiente discusion sobre los factores determninantes dc los riesgos individuales de la victimizaci6n, utilizamos un modelo apoyado en dos conocidas teorias sobre el 204 CRIMEN Y VIOLLNCIA EN AMERICA LATINA tema: los analisis sobre el "estilo de vida" (life-style models; Hindelang et al., 1978) y la teoria de las "oportunidades" (opportutnity models; Cohen, et al., 1981). La utili- zaci6n del concepto del estilo de vida para explicar variaciones en el riesgo indivi- dual de la victimizaci6n no es un enfoque nuevo ni unico, en el sentido de que pode- mos reconocer en este enfoque una formulaci6n te6rica comrnn. El concepto del estilo de vida fue utilizado por primera vez de folma sistematica en el estudio de la victimizaci6n realizado por Hindelang, Gottfredson y Garofalo (1978). Cohen, Kluegel y Land (1981) desarrollaron nucvos conceptos sobre el modelo original propuesto por Hindelang et al. (1978) y desarrollaron lo que ellos denominaron el modelo de las oportunidades (opportunity model). Seguin estos autores, cinco factores estan fuortemente asociados al riesgo indivi- dual de la victimizaci6n: i) exposici6n; ii) la proximidad victima-agresor; iii) capaci- dad de protecci6n; iv) lo "atractivo" de la victima; y v) caracteristicas especificas del crimen. Con base en estos cinco factores, los autores definieron el conjunto de hip6- tesis para explicar las diferencias en el ricsgo de victimizaci6n. La primera hip6tesis establece que la probabilidad de la victimizaci6n esta directamente relacionada con la cantidad de tiempo que una persona pasa en lugares piblicos. De acuerdo con la principal premisa del modelo, contactos e interacciones sociales se encuentran distri- buidos en fonna desigual entre los individuos de acuerdo con su estilo de vida. La segunda hip6tesis se deriva de la premisa de que la probabilidad de la victimizaci6n depende de la proporci6n en que la victima y el agresor comparten sus caracteristicas socio-demograficas. En este sentido, cuanto menor sea la distancia social entre las victimas potenciales y los individuos que presentan las caracteristicas tipicas de agresores, es mayor la probabilidad de la victimizaci6n. Variaciones en el estilo de vida estan asociadas tambien a la habilidad de los individuos on aislarse de aquellos que tienen caracteristicas de agresores -capacidad de protecci6n. Esto ocurre cuando una persona es capaz de mudar su lugar de resi- dencia, andar en coche y no en 6mnibus, frecuentar lugares de recreaci6n cerrados etc., o sea, los agrosores prefieren objetivos que esten pr6ximos y menos resguarda- dos, y que cuanto mas resguardado este un individuo, menores son los riosgos do victimizaci6n. Con base en el concepto de lo atractivo de la victima, es posible fonnular la hip6tesis de que las victimas con monor capacidad de resistencia (una victima em- briagada, por ejemplo), con bienes valiosos (un robo valioso), son victimas mas inte- resantes para los agresores. Nuestra cuarta hip6tesis establece que ciertas caracteris- ticas do las victimas se hacen mas o menos interesantes para los criminales y de esta forma afectan a los riesgos de victimizaci6n. Por fin, la naturaloza del delito influye directamente sobre los efoctos esperados de los factores de exposici6n, proximidad, capacidad de protecci6n y atractividad. Cuanto mas instrumental sea la motivaci6n del agresor para practicar el delito -en el CRIMINALIDAD EN REGIONLS METROPOLITANAS DL RiO DE JANEIRO Y SAO PAULO 205 sentido de que esta orientado por la perspectiva de ganancia material- mayor sera la importancia de los cuatro factores discutidos arriba en la dctcrminaci6n de la proba- bilidad de la victimizaci6n. Innumerables criticas fueron formuladas sobre estas hip6tesis. La principal de ellas (Jensen y Brownfield, 1986) sei'ala la falta de variables adecuadas, en los estu- dios de Hindelang et al. y Cohen et al., para medir el estilo de vida de las victimas y la polaridad artificial entre victimas y agresores. Las investigaciones consideradas en cl ambito de este estudio permiten enfrentar la primera critica, una vez que contamos con variables que pueden ser consideradas pr6ximas de lo adecuado al estilo de vida de la victima, como la participaci6n politica, el consumo de alcohol y la actividad religiosa. La segunda critica se refiere al papel quo les toca a las victimas en los incidentes de la victimizaci6n. Sampson y Lauritsen (1990), utilizando datos del British Crime Survey, reportaron que las personas que presentan conductas agresivas y criminales aumentan acentuadamente sus probabilidades de ser victimadas. Orpinas (1999) ana- liza este problema para las ciudades de America Latina e informa sobre una correla- ci6n semejante. Sin embargo, no tenemos c6mo ofrecer una respuesta satisfactoria a esta critica, ya que no tenemos las variables adecuadas para medir el comportamiento pro-activo de las victimas en los episodios de la victimizaci6n en la mayoria de las investigaciones consideradas. La justificativa para el tipo de modelo utilizado puede encontrarse on cl hecho de que en el momento actual en que se encuentran los estudios sobre los factores deter- minantes de la victimizaci6n en contextos urbanos latinoamericanos (Cruz, 1999; y Gaviria y Pages, 1999), parece mas adecuada a la b6squeda de explicaciones que procuran tomar en cuenta los diferentes tipos y naturalezas de las causas de la victimizaci6n5, como en cl modelo propuesto. La consecuencia practica de esta supo- sici6n es que, al explorar las causas do la victimizaci6n con base on un modelo que toma en cuenta simultaneamente los diferentes aspectos del estilo de vida y del con- texto en que ocurren los dclitos, estamos sacrificando la parsimonia y la capacidad do generalizaci6n de las explicaciones propuestas. La naturaleza todavia exploratoria de los resultados aqui comentados, puede ser considerada como una justificativa ade- cuada para la estrategia analitica que adoptamos. Las variables aplicables consideradas abarcan las caracteristicas demograficas, socioecon6micas, familiares y del area de residencia de las victimas. Presentamos a continuaci6n la interprotaci6n propuesta de la contribuci6n de cada variable al modelo. 5. kjemplos de este tipo de abordaje pueden ser encontrados en los estudios epidemiol6gicos sobre la violencia. VeP- tambicn cl trabajo de Gal-ner. 1990. 206 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERIC'A LAFINA Sexo. Las diferencias de genero pueden contribuir significativamente a las varia- ciones en la tasa de la victimizaci6n en funci6n dc las difercncias de comportamiento entre hombres y mujeres. Los hombres presentan mayores probabilidades dc ser victimados debido a su mayor exposici6n y proximidad a los agresores. Como ejem- plo de lo que ocurre con las personas mayores, las mujeres presentan menores riesgos debido a su menor exposici6n, mayor protecci6n y menor proximidad. Sin embargo, las mujeres pueden ser victimas mas atractivas en funci6n de su menor capacidad de rcacci6n a los agresores. Edad. El momento del ciclo de vida en cl cual el individuo se encuentra, tiene fuerte correlaci6n con los riesgos individuales de la victimizaci6n. Los individuos en las ctapas iniciales o finales del ciclo de vida presentan menor exposici6n y mayor capacidad de protecci6n: presentan menor probabilidad de frecuentar lugares puibli- cos, la proporci6n de tiempo que pasan en familia es mayor y sus interacciones socia- les son limitadas. En las etapas iniciales y finales del ciclo de vida se tiende a aumen- tar tambien la distancia social y espacial entre victimas y agresores. El estilo de vida de los individuos con estas caracteristicas de edad contribuye, por lo tanto, a reducir las probabilidades de la victimizaci6n. Color. Brasil presenta bajos niveles de segregaci6n racial, por lo tanto la variable del color tiende a capturar mal el efecto de la "proximidad" y "protecci6n", normal- mente atribuidos a csta variable. En sociedades racialmente segregadas, la movilidad residencial de los individuos tiende a ser limitada, e individuos de grupos minorita- rios son limitados -o presentan una propensi6n cultural- a permanecer en barrios fuertemente heterogeneos, lo cual puede aumentar la proximidad con los agresores potenciales y la disminuci6n de la capacidad de protccci6n. En sentido inverso, si la poblaci6n no esta segregada racialmente, el color o la etnia del individuo no tendra efecto en la determinaci6n de las probabilidades de la victimizaci6n. Estructura familiar. La estructura familiar esta relacionada con el factor de la ex- posici6n en por lo menos dos formas. Las parejas con hijos tienen propensi6n a tener menos tiempo disponible para cl recreo quo las parejas sin hijos y a gastar la mayor parte de su tiempo entre familiares. Los hogares con un solo jefe de familia, por su parte, son propensos a tener menor capacidad de supervisi6n de los hijos adolescen- tes y j6venes adultos, aumentando la exposici6n de estos a situaciones de riesgo. Condici6n de actividad econ6mica. La rclaci6n esperada entre esta variable y los riesgos de victimizaci6n esta directamente relacionada con el factor de la exposici6n. Lo mas constante es que se espcra quc personas con actividad econ6mica presenten probabilidades mas clevadas de la victimizaci6n que personas sin actividad econ6mi- ca. Es posible argumentar, sin embargo, que la condici6n de la actividad econ6mica tambien afecta a los riesgos do victimizaci6n a traves del factor do lo atractivo: los individuos econ6micamente activos se constituirian en victimas mas atractivas que los individuos sin una fuente estable de ingresos. CRIMINALIDAD EN REGLONES METROPOLITANAS DE RIO DE JANElItO Y SAO PAULO 207 Escolaridad. La escolaridad influye sobre la definici6n de los habitos de recreo y las interacciones sociales de los individuos. Cuanto mayor sea la escolaridad, mas extensa tiende a ser la red de interacciones y mayor la exposici6n. Por lo tanto, los individuos con mayor escolaridad generalmente presentan mayores riesgos de victimizaci6n. En el mismo sontido, en la medida que la educacion posee un retomo econ6mico, se puede argumentar que ella aumenta el atractivo de las victimas poten- ciales, particularmente en el caso de delitos con motivaci6n econ6mica. Sin embar- go, dado el hecho de que la poblacion criminal posee niveles do escolaridad relativa- mente bajos, se puede proponer la hip6tesis opuesta de que los individuos con baja escolaridad presentan una mayor proximidad con los agresores potenciales y, por lo tanto, un mayor riesgo de victimizaci6n. Participacion politica. La participacion politica aumenta acentuadamente la ex- posicion do los individuos, al mismo tiempo que amplia el aimbito de sus interacciones sociales, aumentando los riesgos de victimizaci6n de aquellos que mantienen algun tipo de actividad politica (filiaci6n a sindicatos, asociaciones de residentes, cualquier tipo de asociaci6n y club social y deportivo). Participacion religiosa. La interpretaci6n de la variable de la participaci6n reli- giosa es analoga a la participaci6n politica. Sin embargo, podriamos sugerir que a pesar de aumentar la exposici6n, la participaci6n religiosa generalmente esta asocia- da tambien a la propension de pasarse mas tiempo entre los familiares y a refrenar ciertos habitos de recreo y el consumo del alcohol. Las personas que frecuentan se- manal o mensualmente los cultos fueron consideradas como teniendo participacion religiosa. Consumo del alcohol. El consumo del alcohol tiene relaci6n directa con el factor del "atractivo". El alcohol actua en el sentido de reducir la capacidad de reaccion de la victima, haciendole mas vulnerable a sus agresores. El alcohol puede ser conside- rado tambien como un indicador de la exposici6n, a medida que las personas que consumen alcohol regularmente, por lo general lo hacen fuera de casa. Cuando el crimen no presenta ninguna motivaci6n econ6mica, el alcohol tambicn puede estar asociado a conductas proactivas de parte de las victimas en los eventos de victimizaci6n en que estuvieron envueltas. Factores locales. Incluimos en los modolos probados seis variables que describen efectos contextuales para los cuales deseamos controlar el efecto de las variables que miden atributos de la conducta individual. Se espera que las variables contextuales incluidas en los modelos tengan efocto sobre la estructura de la oportunidad para la prac- tica de actividades criminales, segun las especificaciones discutidas a continuacion. lngresos de la comunidad. Esta directamente relacionado al factor del atractivo de las victimas: comunidades con ingresos mas altos ofrecen lucros potenciales mas elevados para los criminales. El nivel de ingresos puede ser interpretado, sin embar- go, como indicador de oportunidades de empleo en actividades legales. 0 sea, cuanto 208 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMER1CA LATINA mayor sea el ingreso de la comunidad, menor es la probabilidad de que los individuos se metan en actividades criminales. Sin embargo, en la medida en que no existcn obstaculos a la movilidad de los criminales, la variable de los ingresos scra tratada como una variable que contribuye al aumento de las posibilidades de la victimizaci6n, en la medida que los residentes cn las areas dc mayores ingrcsos ofrecen un premio mas valioso para los criminales. El efecto de la variable de la educaci6n (la variable utilizada mide la escolaridad media de los jefes de domicilio en el sector bajo censo) es analogo al de la variable de los ingresos: por un lado, los niveles educativos mas altos pueden estar asociados a expectativas de obtenerse mayores rendimientos en las actividades legales, lo cual scria un desincentivo a la practica del delito; por otro lado, la educaci6n puede rcdu- cir los costos de practicar crimenes o hacer crecer la ganancia del crimen, en la medi- da que se amplian las oportunidades de los individuos de ingresar en actividades criminales mas lucrativas. Por lo tanto, desde el punto de vista econ6mico, el efccto neto de la educacion en la decisi6n individual de cometer un crimen es a priori ambi- guo (Fajnzylber, Lederman y Loayza, 1999). Ademas, conforme lo comentado, en la medida en que la mayor parte de los criminales poseen bajos niveles de escolaridad, es posible esperar que los individuos que residen en areas con baja escolaridad media tengan una mayor proximidad a los agresores potenciales. La variable del ntumero promnedio de personas por domicilio fue incluida con el objetivo de medir la presencia de interacciones conflictivas en el espacio intra-fami- liar. En este sentido, se sugiere que un mayor numero de personas por domicilio este relacionado a la presencia de estructuras familiares complejas (con la presencia de otros parientes y no parientes), lo que generalmente aumenta los riesgos de victimizaci6n en el espacio familiar. En sentido opuesto, se puede formular la hip6te- sis altemativa de quc esta mayor complcjidad de las estructuras familiares, captada por esta variable, puede actuar como un factor reductor de las posibilidades de la victimizaci6n, una vez que las familias con un mayor numero de personas presentan potencialmente una mayor capacidad de supervisi6n de nifios y adolescentes, o sea una mayor capacidad de protecci6n. La desorganizacion social ha sido medida de diferentes formas -migraci6n, pro- porcion de hogares con un solo jefe de familia, bajo nivel de capital social, etc.- y considerada como un factor no econ6mico relacionado con el crimen (Glaeser, Sa- cerdote y Scheinkman, 1996). En el modelo que sigue, utilizamos la proporci6n de domicilios que tienen mujeres como jefes de familia, como indicador de la desorga- nizaci6n social. Los modelos de regresi6n logit que seran discutidos a continuaci6n, permiten estimar el riesgo individual de la victimizaci6n, como una combinaci6n linear de los variables indepcndientes considerados en cada modelo. La primera rcgresi6n (1) in- cluye solamente las variables de sexo y edad. El segundo modelo (2) incluye otras CRIMINALIDAD EN RLGIONES METROPOLITANAS DE RIO DE JANEIRO Y SAO PAULO 209 caracteristicas individuales y familiares de las victimas. Ya que no tenemos las mis- mos variables en todas las investigacioncs, la especificaci6n del modelo (2) sera diferente en cada caso. El modelo (3) incluye co-variantes socioecon6micas medidas al nivel del sector del censo de residencia de las victimas. En el modelo (3) adopta- mos procedimientos que controlan la no-independencia de los terminos de error6. En cada tabla presentamos las estimativas de las relaciones de oportunidad y el error- padr6n de los coeficientes. 4.1 Muestras Aunque sea posible decir que existen vinculos causales entre la violencia criminal y no climinal (como el castigo corporal contra los ninios), trataremos aqui basicamente de fonnas de violencia que pueden ser clasificadas juridicamente como crimenes. La principal fuente utilizada en el analisis que sigue son las investigaciones de la victimizaci6n, las cuales ofrecen una altemativa para el conocido problema de la "cifra oscura" de las estadisticas de los sistemas policial yjudicial, ya que la informa- ci6n se obtiene directamente junto a la victima. En Brasil disponemos de un n6mero todavia pequenlo, aunque creciente, de investigaciones de la victimizaci6n. En cl Cuadro 2 reunimos los principales resultados de 7 investigaciones realizadas en las ciudades de Sao Paulo y Rio de Janeiro entre 1988 y 1999. En el cuadro, distingui- mos entre dos tipos basicos de metodologia. El primero de ellos se caracteriza por la no-admisi6n de entrevistados proxies (representativos) y por la fijaci6n del limite de edad minima y maxima en la definici6n de la poblacion investigada. Se aplic6 este tipo de metodologia en dos investigaciones realizadas en la regi6n metropolitana de Rio de Janeiro entre 1995 y 1996, respectivamente, por la Fundaci6n Getulio Vargas (FGV) en conjunto con el Instituto de Estudios de la Religi6n (ISER), y por la Organi- zacion Panamericana de la Salud (PAHO-Activa). El segundo tipo de metodologia es menos restrictivo en cuanto a la definici6n de los entrevistados y de la poblaci6n investigada. Ha sido aplicada en el contexto de la Investigaci6n Nacional por Mues- tra de Domicilios del Instituto Brasilefo de Geografia y Estadistica (PNAD-LBGE) en un suplemento de 1988, en la primera etapa de la investigaci6n FGV-ISER, en la inves- tigaci6n de la victimizaci6n realizada en Sao Paulo en 1999 con financiamiento del Banco Mundial, y en el contexto de la Investigaci6n de Condiciones de Vida realiza- da en Sao Paulo en 1988 por el gobiemo estatal (Pcv-Seade). Podemos atribuir la definici6n del publico-meta a las importantes diferencias entre las tasas de victimizacion presentadas por las sicte investigaciones. Como fue espera- do, el primer tipo de metodologia citado genera tasas de victimizaci6n mas elevadas. 6. Utilizamos en este caso el comando "cluster" del paqucte estadistico Stata. 210 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LArINA Debido a las diferencias en la metodologia de las investigaciones, quedan perjudica- das las comparaciones Rio-S3o Paulo. Pueden ser directamente comparadas, en am- bas regiones metropolitanas, las tasas calculadas con base en la PNAD de 1988 y la screening (pre-seleccion) de la investigaci6n FVG-ISER de 1996 con la investigaci6n de la victimizaci6n en S3o Paulo de 1999 y la Investigaci6n de Condiciones de Vida (Pcv) de la Fundaci6n Seade. En la investigaci6n de 1988 del IBGE, Rio de Janeiro y S3o Paulo presentan tasas de victimizaci6n muy pr6ximas: la mayor diferencia no alcanza al 1%. En las investigaciones de la d6cada de los noventa las diferencias registradas son mayores para las victimas de algun tipo de crimen: Rio de Janeiro presenta tasas que son 4% mayores. Esta diferencia parece reflejar la mayor preva- lencia de crimenes con motivaci6n econ6mica en esta area metropolitana, ya que Rio y SAo Paulo presentan tasas muy similares de crimenes prevalecientes sin motivaci6n econ6mica. Los datos reunidos en el Cuadro 2 confirman los datos conocidos sobre la victimizaci6n criminal. Confirmando el padr6n de las investigaciones de la victimizaci6n realizadas en los EEUU y en otros paises desarrollados (Fattah, 1991), concluimos que, en primer lugar, los crimenes mats frecuentes tienen motivaci6n eco- n6mica. Aunque esten en desacuerdo en cuanto a la magnitud del fen6meno, las investigaciones indican relaciones similares entre los crimenes con motivaci6n eco- n6mica y aquellos sin motivaci6n econ6mica, entre 3,5 y 4,5 a favor del primero. Los delitos sin motivaci6n econ6mica pueden ser considerados de mayor gravedad una vez que agrupamos en esta categoria las agresiones y otras formas de violencia contra la persona, o sea, cuanto mas seria sea la fonna de la victimizaci6n, es menos fre- cuente. La relaci6n entre la tasa de la victimizaci6n por crimenes con violencia y los crimenes sin violencia (como el robo) indican que los crimenes con violencia son aproximadamente dos veces menos frecuentes que los crimenes sin violencia. Las tasas de recurso a la policia parecen variar fuertemente en funci6n de la meto- dologia adoptada en la entrevista. Las investigaciones con entrevistados proxies pre- sentan tasas hasta dos veces y medio mayores que las investigaciones sin entrevista- dos proxies. Esta diferencia puede ser interpretada en funci6n del hecho de que en el primer tipo de investigaci6n hay una tendencia a que sean registrados apenas los delitos de mayor gravedad. Suponiendose que cuanto mas seria sea la forma de la victimizacio6n, mayor sera la tasa de denuncias a la policia, es posible atribuir esas diferencias a la metodologia utilizada. Una uiltima constataci6n importante es la de que las investigaciones no presentaron variaciones longitudinales importantes. En Rio de Janeiro el aumento de la tasa de la victimizaci6n por cualquier delito habria sido del 3,6% en 8 anios y en S3o Paulo de menos del 1%. Estas evidencias contrastan con las tendencias longitudinales de las tasas de homicidio comentados. Cuadro 2 Tasas de victimizaci6n segOn distintas encuestas y metodologias (para el total de la poblaci6n) > Metodologia 1 Metodologia 2 Rio de Janeiro Rio de Janeiro Sio Paulo Tipo de delito FGV-ISER PAHO FGV-ISER PNAD-IBGE PNAD-IBGE Banco Mundial -1999 PCV-98 c % % (screening) 1988 1988 6 meses ts. anualizada' Seade z %/ % % % % % r Victimas de algun tipo de crimen 19.30 21.90 10.80 7.10 6.40 3.60 7.1 6.6 Crimenes con violencia 13.20 12.90 - - 1.30 2.5 No econ6micamente-motivados 3.80 5.30 1.60 0.40 0.50 0.50 1.0 1.7 Economicamente motivados 16.80 18.30 8.8 6.80 5.90 2.80 5.5 z Con violencia 10.20 8.70 7.2 - - 0.80 1.56 Sin violencia 8.20 11.50 2.6 - - 1.80 3.5 Registro de la ocurrencia de hurto 16.40 17.19 - - J 46.0 43.1 Registro de la ocurrencia de robo 11.00 25.29 - - r > Respuestas positivas por parte de la Policia (identificaci6n de sospechosos, recuperacion del bien, documentos, etc.) - hurto 0.80 - - 4.0 Respuestas positivas por parte de la policia > (identificaci6n de sospechosos, recuperacion del bien, documentos, etc.) - robo 1.96 - - 21.40 (1) Las tasas fueron anualizadas con base en los resultados de la encuesta de CPDOC/ISER que obtuvo informaciones para el periodo de tres a 12 meses antes de la entrevista. El aumento promedio en este intervalo fue de 144%. Con base en esta variaci6n estimamos en 96% el aumento promedio en el periodo de 6 a 12 meses. 212 CRIMEN Y VIOLENCIA LN AMERICA LATINA 4.2 Investigaci6n de la victimizaci6n FGV-ISER La investigaci6n de la victimizaci6n FGV-ISER fue realizada en dos etapas, siendo que la primcra consisti6 en un screening para la selecci6n de los ontrevistados. En la segunda etapa se realizaron entrevistas individuales con victimas y no victimas. La muestra para la primera etapa fue de 16.763 casos y en la segunda etapa (entrevistas individuales), la muestra fue de 1.574 casos. Por razones de espacio comcntaremos uinicamente sobre los resultados dc los modelos gencrados para la segunda muestra (Cuadro 3)7. En el primer modelo, para victimas do alguin tipo de crimen, encontramos efectos significativos asociados a los variables de sexo y cdad: hombres y personas j6venes de hasta 24 afios de edad presentan probabilidades mayores de victimizaci6n. En el modelo (2), despucs de controlar por oscolaridad, condici6n do actividad econ6mica y participaci6n politica y religiosa en el domicilio, el efocto de la variable de sexo deja de ser apreciable y el efecto de la edad se limita a los j6venes de hasta 15 anios de odad (mayor riesgo) y al grupo de 45 a 59 afnos de edad (monor riesgo). Observamos tambien en este modelo quo los individuos con bajos niveles do oscolaridad presen- tan menores posibilidades de victimizaci6n en cuanto las personas econ6micamente activas y con participaci6n politica son victimas inas probables de algiin tipo de cri- mon. Estos resultados so sostienen en el modelo (3), en que controlamos por las caracteristicas socioecon6micas de los sectores del censo correspondientes. La mayor parto do los efoctos descritos para los modelos do las victimas do algun tipo do crimen estan presentes tambien en los modelos para victimas do crimones con motivaci6n econ6mica. Las unicas excepciones son las variables de genero y edad, que piorden su significado cuando se controla por variables relativas a los domicilios y sectores del censo do las victimas (modelos 2 y 3). En el caso de los delitos sin motivaci6n econ6mica ocurren cambios importantes en los coeficientes de algunas de las variables. En particular, la condici6n dc la acti- vidad ocon6mica pierde su significado y el efocto do la variable de la escolaridad se invierte: hombres e individuos con bajos niveles de escolaridad presentan probabili- dades acentuadamonte mayores de ser victimas do delitos sin motivaci6n econ6mica. Como se mencion6, hay varias relaciones posibles entre la educaci6n y los riesgos de victimizaci6n. La baja escolaridad puede reducir los riesgos para crimenes con moti- vacion ccon6mica, cuando asumimos que los niveles mans bajos de educaci6n disminu- yen cl ingreso permanente y, por lo tanto, la existencia de riqueza sujeta a una apro- piaci6n indebida. Sin embargo este mecanismo causal parece no operar cuando consideramos los crimenes sin motivaci6n econ6mica, on los cuales cl mayor riosgo 7. Para un analisis de los resultados de la primera fase de la pesquisa FGV-ISFR, ver Piquet (2000). CRIMINALIDAD EN RECIONES METROPOLI1ANAS DE Rio DE JANEIRO Y SAO PAULO 213 de victimizaci6n de personas con poca educaci6n podria estar asociado a su mayor proximidad a agresores potenciales, admitiendose que estos uiltimos tengan, en me- dia, bajos niveles de escolaridad. En cuanto a los modelos para las victimas de crimenes violentos, es importante destacar que en la muestra considerada, la mayor parte de los mismos (casi el 80%) posee motivaci6n econ6mica (Cuadro 2). No sorprende por lo tanto la similitud de los resultados con los obtenidos para crimenes con motivaci6n econ6mica. Las prin- cipales diferencias se refieren a las variables de sexo y edad, que se mantienen im- portantes en los modelos (2) y (3) y muestran que los hombres y jovenes corren mayores riesgos de victimizaci6n violenta. Ademas, en el modelo (3) encontramos que un mayor nuimero promedio de personas por domicilio (medido al nivel del sec- tor) disminuye las posibilidades de la victimizaci6n; este resultado puede ser inter- pretado como dando apoyo a la hip6tesis de que el aumento en el nunnero de habitan- tes por domicilio puede estar asociado a una mayor capacidad de protecci6n, como resultado de la presencia de estructuras familiares complejas, las cuales presentan potencialmente una mayor capacidad de supervisi6n de nifios y adolescentes, estos iltimos victimas y perpetradores mas probables de este tipo de crimen. 4.3 Investigaci6n Activa-PAHO La investigaci6n comparativa sobre la cultura de la violencia realizada por la PAHO en 1996 (ademas de Rio de Janeiro esta investigaci6n fue realizada en otras seis ciudades de Am6rica Latina y en Madrid), incluye una serie de preguntas sobre la victimizaci6n. La metodologia fue, confonne ya se coment6, similar a la adoptada en la investigaci6n FGV-ISER. Los modelos probados son similares a los de las investiga- ciones comentadas. Sin embargo, hay algunas mudanzas en las variables disponibles: no contamos con informaciones sobre la participaci6n politica de las victimas, pero incluimos una nueva variable que mide el consumo del alcohol por la victima en el ultimo mes', asi como variables relativas a la raza y estructura familiar. Otros resultados de los modelos para victimas de algun tipo de crimen, Cuadro 4, indican la presencia de efectos significativos asociados a las variables de sexo y edad -modelo (1). Los hombres, una vez mas, presentan mayores probabilidades de victimizaci6n y lo mismo ocurre con personas de 18 a 24 afios de edad9. En el modelo (2), despues de controlar por la escolaridad, condici6n de la actividad econ6mica y 8. IDdividuos que declararon haber ingerido mas de trcs dosis de bebidas alcoh6licas cn una misma ocasi6n fiueron clasificados como usuarios moderados o fuertes. La categoria de referencia agrupa los no consumidores y los individuos que consumieron menos de tres dosis en una misma ocasi6n. 9. En esta investigaci6n no fueron entrevistados individuos menores de 18 anos de edad. Cuadro 3 Encuesta FGV - ISER, fase 2, Rio de Janeiro 1996, resultados de los modelos de regresi6n logit (odds ratio y error padr6n). Algun tipo de crimen Econ6micamente motivados No econ6micamente motivados Violentos Variables explicativas (1) (2) (3) (1) (2) (3) (1) (2) (3) (1) (2) (3) Hombre 1.31 '- 1.16 1.24 1.22 1.07 1.17 2.89 2.72 2.27 1.53 1.34 - 1.44* 0.14 0.13 0.20 0.13 0.12 0.19 0.76 0.75 0.63 0.18 0.17 0.25 de 15 afiosb 1.93 1.46 * 1.54 * 1.78 ** 1.32 1.40 4.09 3.89 ** 5.22 2.72 ** 2.04 - 2.49* 0.35 0.28 0.40 0.33 0.26 0.40 2.03 1.96 4.46 0.57 0.45 0.63 16 a 24 afiosb 1.52 ** 1.08 1.20 1.45 * 0.98 1.12 2.22 2.34 2.72 1.97 1.37 1.69 0.27 0.21 0.29 0.26 0.19 0.29 1.15 1.24 2.21 0.41 0.31 0.47 23 a 34 afiosb 1.27 0.92 1.06 1.23 0.85 0.97 1.67 1.66 2.02 1.72 1.20 1.59 0.23 0.18 0.28 0.23 0.17 0.28 0.92 0.94 1.69 0.37 0.28 0.43 35 a 44 ailosb 0.74 0.61 ** 0.63 * 0.70 * 0.56 ** 0.58 1.60 1.54 1.64 0.86 0.68 0.75 0.14 0.12 0.16 0.14 0.12 0.15 0.88 0.85 1.39 0.20 0.17 0.23 45 a 59 afiosb 0.96 1.02 0.93 1.00 1.28 1.38 0.93 0.99 0.11 0.13 0.11 0.13 0.33 0.44 0.12 0.16 Primario incompleto' 0.68 0.71 0.58 ** 0.59 3.22 ** 5.01 ** 0.79 0.78 0.09 0.13 0.08 0.11 1.11 1.83 0.11 0.17 Primario completo* 0.74 * 0.80 0.70 ** 0.75 1.10 1.67 0.71 0.78 0.13 0.18 0.13 0.17 0.55 0.94 0.14 0.20 Secundario incompletoc 1.05 1.08 0.94 0.95 2.56 ** 3.78 1.21 1.23 0.21 0.25 0.19 0.22 1.14 2.35 0.26 0.32 Trabajod 1.42 ** 1.37 ** 1.48 ** 1.43 ** 1.32 1.24 1.61 1,48** 0.18 0.18 0.19 0.20 0.37 0.40 0.22 0.23 Participaci6n religiosae 1.19 1.15 1.16 1.18 0.98 1.13 1.26 1.37 * C) 0.16 0.19 0.16 0.19 0.31 0.40 0.19 0.25 3 Participagion political 1.63 ** 1.71 1.50 ** 1.53 ** 2.54 ** 2.93 ** 1.75 ** 1.81 0.19 0.22 0.18 0.23 0.76 0.96 0.23 0.26 < Renta media 0.98 0.98 1.03 0.99 < 0.06 0.05 0.19 0.07 ° Jefa femenina 0.17 0.38 0.00 0.42 z 0.30 0.65 0.01 0.81 Escolaridad jefes 1.02 1.05 0.87 0.97 , 0.09 0.09 0.17 0.09 Z Personas por domicilio 0.63 0.74 0.45 0.53 > 0.19 0.23 0.34 0.18 r p<0,10 ** p< 0,05 > (a) Probabilidad con relaci6n a personas del sexo femenino. (c) Probabilidad con relaci6n a personas que tienen curso superior. (b) Probabilidad con relaci6n a personas con mas de 60 attos. (d) Probabilidad con relaci6n a personas que no trabajan. z (e) Probabilidad con relaci6n a personas que no participan de actividades religiosas. (f) Probabilidad con relaci6n a personas que no tienen participaci6n politica. > CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLITANAS DE RIO DE JANEIRO Y SAO PAULO 215 otras caracteristicas de la victima, el efecto de las variables de sexo y edad deja de ser significativo. En este modelo, los individuos con bajos niveles de escolaridad, con participaci6n religiosa y pertenecientes a familias nucleares completas, son victimas menos probables de algun tipo de crimen. Este uiltimo tipo de efecto puede ser expli- cado por la hip6tesis de que en este tipo de familia tiende a ser mayor el tiempo que los individuos pasan entre familiares, lo cual disminuye las probabilidades de victimizaci6n. Los resultados mencionados se mantienen en el modelo (3) donde incluimos covariantes con las caracteristicas socioecon6micas de los sectores dentro del censo de residencia de los individuos. Pero el modelo (3) tambien nos da algunos nuevos resultados. Por un lado, encontramos que individuos de 18 a 24 anos de edad y de 35 a 44 afios de edad, con participaci6n activa en el mercado de trabajo y consu- mo regular del alcohol, poseen riesgos mayores de victimizacion'°. Por otro lado, los individuos que viven en areas de bajos ingresos, eon un nuimero elevado de personas por domieilio y elevado nivel de escolaridad medio, poseen riesgos menores de victimizaci6n. Nuestra interpretacion de estos resultados es que el ingreso promedio y la elevada escolaridad de los individuos aumentan la victimizaci6n por el efecto de lo atractivo, en cuanto la estructura familiar, la participaci6n religiosa y la vida en areas con elevado numero de residentes por domicilio afectan la victimizaci6n por el efecto de la capacidad de protecci6n, indicado por estos variables. En cuanto al efec- to negativo de la escolaridad media en el sector de residencia de la victima, se puede argumentar que 6ste estaiia asociado a una menor proximidad victima-agresor en areas de alta escolaridad media. En los modelos para victimas de crimenes con motivacion econ6mica, se encuentran resultados similares a los comnentados para algun tipo de crimen. Las principales diferen- cias se refieren a los efectos de la edad, que deja de ser significativa, raza, que presenta el efecto de disminuir el riesgo de victimazaciones con motivacion econ6mica, y de varia- bles medidas al nivel del sector del censo, que no presentan coeficientes significativos. En el caso de crimenes sin motivaci6n economica y de crimenes violentos, tanto la edad como las variables del sector del censo relativo a ingresos, educacion y nume- ro de habitantes son significativos. En estos modelos tambien se mantiene la mayor parte de los factores de riesgo senialados para "algun tipo de crimen". Las principales diferencias se dan por las variables de la educacion individual cuyo significado, como ejemplo de lo encontrado en la investigaci6n F(GV-ISER, se disminuye para los crime- nes violentos, y su sefial invertido para los crimenes sin motivacion econ6mica. Con efecto, las personas con muy baja escolaridad tienen un mayor riesgo de victimizaci6n sin motivaci6n econ6mica, pero un menor riesgo de victimizaci6n con motivaci6n econ6- 10 El resultado de que el consumo de alcohol aumenta los riesgos de victimazaci6n tambien fue observado por Cruz (1999). 216 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAI'INA mica, o por algun tipo de crimen. Ademas, verificamos tambien que para crimenes sin motivaci6n econ6mica, el efecto de la raza y de la participacion religiosa se opone a lo encontrado para crimenes con motivaci6n econ6mica: los individuos no blancos con participaci6n religiosa poseen un mayor riesgo de victimizaci6n no instrumental. De acuerdo con lo mencionado, uno de los efcctos asociados a la baja escolaridad es el que aunenta la proximidad con agresores potenciales. Asi, en el caso de crimenes sin motivaci6n econ6mica, el factor de la proximidad predomina sobre el factor de lo atractivo, tambien asociado, pero con efecto opuesto, a la educaci6n. En cuanto a la religiosidad, se puede sugerir que sus efectos en el sentido de aumentar los riesgos de victimizaci6n no instrumental esten asociados, primordial- mente, al factor de exposici6n y en el caso de la raza, a algun tipo de sclectividad", no directamente captado por el modelo, asociado al color del individuo. Finalmente, es pertinente observar que en el caso de crimenes violentos, los hogares con un solo jefe de familia presentan riesgos significativamente mayores de victimizaci6n, lo cual, seguin la especificaci6n de la variable hecha anteriormente, puede estar asocia- do a la menor capacidad de protecci6n de este tipo de estructura familiar, ya que estas presentan potencialmcnte una menor capacidad de supervisi6n de los nifios y de los adolescentes. Otra evidencia en este sentido es que tanto en el caso de crimenes violen- tos, como en aquellos que no tienen motivaci6n econ6mica, encontramos que las parcjas sin hijos y las familias nucleares completas presentan riesgos significati- vamente menores de victimizaci6n. 4.4 Investigaci6n Nacional por Muestra Nacional de Domicilios (Investigaci6n Nacional por Amostra de Domicilios-PNAD), Regi6n Metropolitana de Sao Paulo Antes que nada, es importante acordarse que en el m6dulo sobre victimizaci6n de la PNAD de 1988, se utiliz6 una metodologia diferente de la adoptada en ambas investi- gaciones mencionadas arriba: se utilizaron entrevistados proxies sin fijar un limite de edad para el universo de personas investigadas, lo cual se refleja en tasas menores de victimizaci6n. La muestra disponible para la regi6n metropolitana de Sao Paulo no permiti6 estimar los modelos para crimenes sin motivaci6n econ6mica, y tampoco fue posiblc utilizar variables medidas al nivel del sector del censo'2. 11. Datos de la investigaci6n sobre la victimazaci6n dc la investigaci6n FCiV-ISER, no considerados en este articulo (ver Piquet Cameiro, 1999) indican que personas no blancas son victimas mas frecuentes de los actos de violen- cia practicados por autoridades publicas. 12. No cs posible estimar cl modelo (3) debido al hecho de quc el archivo de micro-datos del lBGE no permite la identificaci6n de los sectores del censo de residencia dc los cntrevistados. El rnisnlo problema sc presenta para todas las regiones metropolitanas. Resultados de estimativos realizados con base en la muestra de la PNAD para la region metropolitana de Rio de Janeiro pueden ser cncontrados en Piquet (2000). Cuadro 4 Encuesta PAHO-Activa, Rio de Janeiro 1997, resultados de los modelos de regresi6n logit (odds ratio y error padr6n). Algun tipo de crimen Econ6micamente motivados No econ6micamente motivados Violentos Variables explicativas (1) (2) (3) (1) (2) (3) (1) (2) (3) (1) (2) (3) > Hombre, 1.33 1.20 1.24 1.41 1.26 1.43 1.29 1.16 1.00 1.59 1.34 1.35' r 0.19 0.19 0.17 0.22 0.22 0.20 0.35 0.34 0.17 0.29 0.27 0.19 , 18 a 24 a6iosb 1.97 1.63 1.71 1.35 1.08 1.06 13.75 13.38 '' 7.64 3.19 2.53 3.52 ' 0.56 0.51 0.47 0.40 0.35 0.34 14.17 14.93 2.36 1.25 1.04 0.91 o 25 a 34 a6osb 1.27 1.06 1.07 1.03 0.82 0.78 6.50 6.43 4.75 1.73 1.41 1.72 ' 0.36 0.32 0.33 0.30 0.26 0.26 6.79 7.27 0.55 0.69 0.59 0.48 < 35a44ahos' 1.53 1.33 1.47 1.07 0.89 0.85 10.04 9.37 7.49 2.39 1.95 2.80' r 0.43 0.41 0.33 0.31 0.29 0.26 10.37 10.62 0.85 0.93 0.81 0.76 ; 45 a 59 arios 1.33 1.27 1.05 1.20 1.14 0.95 2.98 2.79 1.10 1.34 1.19 1.50 ' 0.38 0.38 0.21 0.35 0.35 0.20 3.24 3.18 0.11 0.55 0.49 0.30 0 No blancos< 0.83 0.90 0.74 0.80 1.91 '' 2.03 0.95 1.10 0.13 0.07 0.12 0.07 0.54 0.27 0.18 0.24 >z Parejas< 0.78 0.66 0.85 0.77 0.91 0.45 0.75 0.63 > 0.26 0.18 0.29 0.24 0.61 0.08 0.32 0.15 Nuclear completo0 0.69 0.65 0.73 0.77 0.59 0.47 ** 0.66 0.62 rr 0.13 0.05 0.14 0.08 0.20 0.09 0.15 0.06 x Uniparentall 1.05 1.18 1.06 1.21 0.80 0.86 1.05 1.41 ' 0.21 0.17 0.23 0.23 0.28 0.25 0.26 0.25 r Primario incompleton 0.64 0.75 0.56 '' 0.62 1.22 1.32 0.84 1.03 . 0.12 0.11 0.11 0.11 0.43 0.18 0.19 0.18 > Primario completon 0.66 0.80 0.59 0.70 .1.09 1.11 0.73 0.75 ' 0.15 0.09 0.14 0.09 0.45 0.29 0.20 0.16 O Secundario incompletoe 0.74 0.89 0.69 0.78 0.85 0.79 * 0.89 1.17 < 0.20 0.24 0.20 0.27 0.43 0.10 0.27 0.21 r Participaci6n religiosa' 0.94 0.78 0.87 0.66 1.15 1.34 '' 0.93 0.81 0.15 0.06 0.15 0.06 0.33 0.16 0.18 0.08 Trabajog 1.36 1.75 1.40 1.80 1.12 1.57 1.51 2.03'' > 0.23 0.11 0.25 0.12 0.37 0.27 0.32 0.16 r Alcoholh 1.31 1.57 1.19 1.41 2.28 2.66 1.76 2.02 ' 0.29 0.21 0.28 0.22 0.71 0.63 0.44 0.37 Renta media 1.16 '' 1.07 1.30 1.29' 0.05 0.06 0.04 0.06 Jefa femenina 1.31 12.65 13.29 1.98 3.05 29.69 38.19 5.59 Escolaridad jefes 0.84 0.91 0.71 0.68 0.05 0.07 0.03 0.06 Personas por domicilio 0.52 0.78 0.37 ^^ 0.31 0.16 0.24 0.11 0.11 p 0.18 0.14 0.18 0.13 1.88 1.64 > 45 a 59 anosb 1.32 ** 1.07 1.25 1.00 2.66** 2.32 0.17 0.15 0.17 0.14 1.32 1.18 I No blancosc 0.99 0.91 1.25 ° 0.08 0.07 0.20 r Primario incompletod 0.72 ** 0.65 2.07 * > 0.07 0.06 0.56 Primario completod 0.73 ** 0.66 ** 1.64 0.10 0.09 0.58 < Secundario incompletod 0.94 0.91 1.66 0.11 0.11 0.55 -0 TrabajoO 1.64 ** 1.72 ** 1.41 > 0.15 0.16 0.29 Participaci6n political 1.55 ** 1.53 ** 2.35 * 0.33 0.33 1.08 Frecuencia religiosag 0.88 * 0.89 * 0.77 0.06 0.06 0.13 p<0,10 **p<0,05 (a) Probabilidad con relaci6n a personas del sexo femenino. (e) Probabilidad con relaci6n a personas que no trabajan. (b) Probabilidad con relaci6n a personas con mas de 60 anos. (f) Probabilidad con relaci6n a personas que no tienen participaci6n politica. (c) Probabilidad con relaci6n a personas blancas. (g) Probabilidad con relaci6n a personas que no participan de actividades religiosas. (d) Probabilidad con relaci6n a personas que tienen curso superior. 'C 220 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA 4.5 Investigaci6n de la victimizaci6n realizada en la Regi6n Metropolitana de Sao Paulo en 1999 Ademas de utilizar entrevistadosproxies y no fijar limites de edad, esta investigaci6n solamente permite hacer estimados para los individuos de familias en las cuales por lo menos un miembro fue victima de algun delito. Esto se debe a que en esta investi- gaci6n fueron recogidas informaciones completas apenas sobre las familias con por lo menos una victima en el domicilio'3. Por lo tanto, a diferencia de los modelos comentados hasta ahora (con los cuales estimamos los factores determinantes de la probabilidad de un individuo cualquiera, ser victima de un crimen), analizaremos los factores determinantes de la probabilidad de la victimizaci6n condicional, o sea, para los individuos de familias en las cuales encontramos algun miembro que haya sido victima de un delito. En el modelo (1) de el Cuadro 6, para victimas de algun tipo de crimen; encontra- mos efectos significativos asociados a las variables de sexo y edad. Los hombres presentan mayores riesgos y los j6venes con menos de 15 afnos de edad presentan riesgos cinco veces menores de victimizaci6n. En el modelo (2) incluimos las varia- bles de la estructura familiar y condici6n de ocupaci6n. Controlado por estas varia- bles, el variable de sexo deja de ser significativo y el rango de edad de mayor riesgo pasa a ser de 16 a 24 afios. Ademas, los individuos ocupados que pertenecen a fami- lias nucleares completas presentan mayores riesgos de victimizaci6n. El piimer resultado, sobre la condici6n de ocupaci6n, es consistente con los resulta- dos obtenidos para las demas investigaciones comentadas. Sin embargo, el mayor riesgo de victimizaci6n de individuos en familias nucleares completas no confirma los estima- dos basados en la investigaci6n de la PAHO en Rio de Janeiro, en que este tipo de familia presentaba menores riesgos de victimizaci6n. Se debe recordar, sin embargo, que esta- mos hablando de distintas probabilidades de victimizaci6n. En la investigaci6n PAHO- Activa, detectamos que las familias nucleares completas tienen menor riesgo de victimizaci6n (efecto de protecci6n) pero, seguin la investigaci6n comentada aqui para Sao Paulo, entre las familias en que hubo un episodio de victimizaci6n, la probabilidad de que un miembro mnas sea victimado es mayor en las familias nucleares completas. El modelo (3) incluye covariantes con las caracteristicas socioecon6micas de los sectores del censo de residencia de los individuos. El principal resultado, ya observa- do en la investigaci6n de la PAHO, es que los individuos que residen en sectores donde los jefes de familia tienen escolaridad mas alta, presentan menores tasas de victimizaci6n. Conforme a lo mencionado, esto puede ser interpretado en terminos 13. Otra posibilidad seria seleccionar una muestra con las victimas que fueron entrevistadas directas de la investi- gaci6n y las no victimas entrevistadas. Esta muestra tendria, sin embargo, un n6mero muy reducido de casos y los modelos generados a base de esta segunda muuestra no fucron considerados. CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLIIANAS DE RiO DE JANEIRO Y SAO PAULO 221 de la proximidad: en areas de mayor escolaridad media, habria una mayor distancia entre victimas y agresores potenciales. En los modelos para los crimenes con motivaci6n economica, los variables de sexo y edad presentan efectos significativos en el mismo sentido observado: los hom- bres tienen mayores probabilidades de victimizaci6n y los j6venes con menos de 15 afios menores riesgos que las personas con mas de 60 afnos de edad. Asi como en los demas tipos de crimenes, los individuos de familias nucleares completas y econ6mi- camente activos presentan mayores probabilidades de victimizaci6n. Sin embargo, no detectamos efectos asociados a la escolaridad promedia de los jefes de familia. En los crimenes sin motivaci6n econ6mica tiende a ser menor la motivaci6n ins- trumental del agente agresor y, por lo tanto, seg6n las hip6tesis que estamos proban- do, deberan ser menos nitidos los efectos de los factores "exposici6n", "proximi- dad", "protecci6n" y "atractivo", capturados por las variables consideradas. Los rcsultados de los modclos para ese tipo de crimen confirman esta interpretaci6n. Los resultados del modelo para crimenes violentos indican que individuos mayores de 16 y menores de 35 afios de edad presentan mayores riesgos de ser victimas de crimenes violentos y que la cstructura familiar tambien es un indicador importante del riesgo de victimizaci6n violenta. 4.6 Principales resultados Analizaremos en esta secci6n los principales resultados encontrados en los ensayos empiricos. Las hip6tesis discutidas arriba fueron formuladas en forma mas concisa abajo y tambien relacionamos las evidencias favorables y contrarias encontradas en los ensayos empiricos realizados. Hip6tesis 1: La victimizaci6n es una funci6n del estilo de vida y de las oportuni- dades percibidas por los agresores y producidas por las victimas. Evidencias favorables: Las caracteristicas individuales, relacionadas a las dife- rencias del estilo de vida, mostraron ser indicadores eficientes de las probabilidades de victimizaci6n. El riesgo de victimizaci6n parece depender en menor escala de las caracteristicas del lugar de residencia de la victima, especialmente en el caso de crimenes con motivaci6n econ6mica. No detectamos en los modelos probados, por ejemplo, efectos significativos asociados a la desorganizaci6n social (medida por la proporci6n de mujeres jefes de familia en el sector de residencia de la victima) y el efecto de variables como el ingreso, la escolaridad y el nuimero de personas por domi- cilio no puede ser gencralizado para todas las investigaciones consideradas. Evidencias contrarias: Los riesgos de victimizaci6n parecen depender tambien de las caracteristicas del lugar de residencia de la victima. En la investigaci6n de la PAHO, cl ingreso promedio tiene un efecto significativo y positivo sobre las probabi- lidades de victimizaci6n para las victimas de algun tipo de crimen y para crimenes Cuadro 6 Encuesta Banco Mundial, Sao Paulo 1999, resultados de los modelos de regresi6n logit (odds ratio y error padr6n). Algun tipo de crimen Econ6micamente motivados No econ6micamente motivados Violentos Variables explicativas (1) (2) (3) (1) (2) (3) (1) (2) (3) (1) (2) (3) Hombrel 1.68' 1.44 1.42 2.40 ^' 1.52 ' 1.52 1.03 0.82 0.75 1.27 1.15 1.09 0.37 0.28 0.28 0.74 0.32 0.33 0.48 0.31 0.29 0.45 0.37 0.36 hasta 15 aMosb 0.20 0.46 0.48 2.09 0.27 0.28 * 11.12 0.48 0.45 4.82 0.26 0.25 0.11 0.23 0.24 1.60 0.18 0.18 12.33 0.47 0.45 6.35 0.34 0.33 16a24a8osb 1.46 2.05* 2.08' 26.14 1.87 1.89 29.30 1.18 1.08 79.10 3.78 3.68 * 0.59 0.74 0.75 13.03 0.78 0.80 27.18 0.88 0.80 64.92 2.88 2.89 23 a34 aosb 1.23 1.26 1.27 16.77 0.87 0.89 68.96 2.41 2.16 80.03 3.24 3.07 0.55 0.49 0.51 9.19 0.39 0.41 61.19 1.61 1.43 66.75 2.14 2.10 35 a 44 a8osb 1.73 1.83 1.88 36.38 1.85 1.93 25.50 0.88 0.80 59.26 t- 2.60 2.54 0.77 0.77 0.82 18.03 0.83 0.90 24.96 0.64 0.59 51.02 2.13 2.19 45 a 59 ahosb 1.07 1.16 1.20 22.77 1.26 1.32 23.77 0.83 0.73 32.98 1.45 1.38 0.46 0.45 0.47 11.59 0.48 0.52 22.56 0.79 0.69 29.41 1.43 1.37 Pareja' 1.05 1.05 0.83 0.83 2.53 2.14 1.59 1.46 0.22 0.24 0.26 0.27 1.79 1.60 0.85 0.78 Nuclear completo0 2.30'' 2.19 1.97 1.87 2.56 2.59 2.95 3.38 0.57 0.60 0.59 0.65 1.81 1.87 1.74 2.24 Uniparentalc 1.14 1.13 0.99 0.92 1.94 2.12 2.55 2.62 0.42 0.46 0.35 0.37 1.59 1.71 1.47 1.47 Trabajod 2.53** 2.52 2.57 2.55 1.40 1.43 1.33 1.30 0.67 0.68 0.80 0.81 0.80 0.86 0.58 0.58 Renta media 1.08 1.09 0.82 0.94 z 0.11 0.13 0.24 0.15 < Jefa femenina 0.04 0.22 0.00 3.13 0.11 0.58 0.03 12.50 Escolaridad jefes 0.86 0.84 0.94 0.90 0.06 0.08 0.26 0.15 > Personas por domicilio 0.91 0.81 2.55 3.83 0.36 0.34 4.30 4.01 > p<0,10 ** p< 0,05> (a) Probabilidad con relaci6n a personas del sexo femenino. (c) Probabilidad con relaci6n a estructuras familiares (familias complejas). (b) Probabilidad con relaci6n a personas com mas de 60 afios. (d) Probabilidad con relaci6n a personas que no trabajan. CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLITANAS DE RiO DE JANEIRO Y SAO PAULO 223 violentos y sin motivaci6n econ6mica. En la misma investigaci6n, el niumero de perso- nas por domicilio tiene un efccto negativo y significativo sobre el riesgo de victimizaci6n para los crimenes mencionados; este resultado se reproduce para los crimenes violentos en la investigaci6n FGV-ISER. Detectamos tambien, en la investigaci6n de la PAHO (excep- to ciimenes con motivaci6n ccon6mica) y en la investigaci6n de la victimizaci6n reali- zada en 1999 en Sao Paulo, efectos asociados a la escolaridad media del sector de residencia en el sentido de disminuir los riesgos por algun tipo de crimen. Hipotesis 2: La probabilidad de victimizaci6n esta directamente relacionada con la cantidad de tiempo que una persona pasa en lugares puiblicos y entre personas no familiares. Evidenciasfavorables: La condici6n de la actividad econ6mica y la participaci6n politica pueden ser sehialadas como indicadores significativos de las probabilidades de la victimizaci6n en 18 de los 27 modelos en que se incluy6 la variable de la condi- ci6n de la actividad econ6mica y en 11 do los 11 modelos en que se consider6 la variable de la participaci6n politica. En todos los modelos probados, siempre que el coeficiente era significativo, los individuos con participaci6n politica y que ejercen actividades econ6micas -variables prox. de la exposici6n- presentaban mayores pro- babilidades de victimizacion. Evidencias contrarias: En dos investigaciones encontramos menores probabili- dades de victirnizaci6n por algun tipo de crimen asociado a la participaci6n religiosa. Hipotesis 3: Los factores do riesgo varian en funci6n del tipo de crimen. Cuanto menos instrumental, menor es el efecto de los factores de la proximidad, protecci6n, exposici6n y atractividad. Evidencias favorables: En todas las investigaciones, los factores detelminantes de los crimenes con motivaci6n econ6inica y sin motivaci6n econ6mica son distin- tos. Bajos niveles de instruccion estan asociados a menores probabilidades do victimizaci6n por crimenes con motivaci6n economica y mayores por crimenes sin motivaci6n economica. Hipotesis 4: Los consumidores del alcohol tienen una mayor probabilidad do ser victimas de crimenes debido a su mayor exposici6n y/o atractividad. Evidenciasfavorables: En la anica investigaci6n en que se midi6 el consumo del alcohol por partc de la victimna, PAHO, encontramos evidencias de que el alcohol au- menta las probabilidades de victimizaci6n en crimenes sin motivaci6n cconomica y violentos. Estos resultados pueden estar asociados tambien al comportamiento pro- activo do la victima conforme se sugirio. Evidencia,s contrarias: El alcohol no tiene un papol significativo en la determina- ci6n de la probabilidad de victimizaci6n por delitos con motivaci6n economica. Hipotesis 5: Los hombres tienen tendencia a prescntar mayores posibilidades de victimizaci6n debido a su mayor exposici6n y proximidad con los agresores. 224 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Evidenciasfavorables: La investigaci6n FGV-ISER indica que, aun controlando por otras caracteristicas de la victima, los hombres son victimas mas probables de deli- tos, por lo menos en el caso de los crimenes sin motivaci6n economica y violentos. El mismo resultado fue reportado a la base de datos de la PAHO para crimenes con moti- vaci6n econ6mica y para crimenes violentos. En las investigaciones realizadas en Sao Paulo, los hombres tienen mayores probabilidades de victimizaci6n despu6s do controlar por otras variables en el caso de crimenes con motivaci6n economica y, en el caso de la PNAD, tambien para algun tipo de crimen. Hipotesis 6: Las personas en las fases finales e iniciales del ciclo de vida tienen menores probabilidades de victimizaci6n debido a su mayor exposici6n y menor pro- tecci6n. Evidencias favorables: En las invcstigaciones realizadas en Sao Paulo, en que tenemos datos sobre menores de 15 afios de edad, pudimos confirmar las menores probabilidades de victimizaci6n de los ninios y adolescentes. En todas las investiga- ciones utilizamos el rango de edad de 60 afios o mas como referencia y los resultados son consistentes con la hipotesis en todos los modelos. Hipotesis 7: Cuando la poblaci6n no esta segregada racialmente, el color o la etnia del individuo no tendra efecto on la determinaci6n de las probabilidades de victimizaci6n. Evidenciasfavorables: El coeficiente de la variable de color no es significativo en los modelos estimados para todos los tipos de crimenes de la investigacion PNAD (Sao Paulo) y en la investigaci6n FGV-ISER para los crimenes sin motivaci6n econ6- mica y violentos. En la investigaci6n PAHO - Activa encontramos resultados no signi- ficativos para crimenes violentos y para algfin tipo de crimen. Evidencias contrarias: En la investigaci6n de la PAHO encontramos coeficientes significativos para la variable de color que indican mayores probabilidades de victimizacion de personas no blancas en crimenes sin motivaci6n econ6mica. Un resultado similar fue encontrado en la investigacion FGV-ISER, en la cual observamos coeficientes significativos para la variable de color para alguin tipo de crimen y para crimenes con motivaci6n econ6mica, que indican que personas no blancas ticnen menores probabilidades de victimizaci6n. La constataci6n de que los factores asociados al comportamiento de las victimas pueden ser decisivos para la determinaci6n de los riesgos do victimizaci6n, tiene implicaciones importantes para la investigacion sobre el tema y para las politicas puiblicas. En resumen, podemos pensar en las implicaciones de las hip6tesis discuti- das, haciendo refcroncia a la distinci6n entre riesgo absoluto y riesgo r elativo (Smith, 1986). El riesgo absoluto indica la parte del riesgo de victimizacion que puede ser atribuida a las tendencias inherentes al estilo de vida urbano contemporanoo. Su inci- dencia seria una funci6n directa de la participaci6n del individuo en actividades so- ciales habituales, tales como: el trabajo, la buisqueda de alimentos, el recreo, etc. Los CRIMINALIDAD EN RkGIONES MErROPOLITANAS DE RIO DE JANEIRO Y SAO PAULO 225 aumentos en el riesgo absoluto asi reflejan la profundizaci6n de las interacciones socialcs, lo cual puede considerarse como efecto positivo del desarrollo econ6mico y politico de la sociedad. El riesgo relativo puede considerarse como la parte del riesgo de victimizaci6n que excede el nivel de riesgo de nivel medio de la sociedad en cuesti6n y que afecta de manera diferente a deterrninados grupos sociales, controlado por diferencias en el estilo de vida de los individuos. En este sentido, el aumento en el riesgo relativo puede estar asociado a problemas de distribuci6n desigual de la riqueza y de las oportunidades que producen desventajas socioccon6micas para determinados individuos y grupos. Una distribuci6n equitativa del riesgo es por lo tanto un valioso resultado macro- social y un objetivo a scr perseguido por las agencias de seguridad y justicia. Consta- tamos en los modelos probados pocos indicios de que el componente relativo de nesgo, tal como lo describimos, tenga un papel relevante en la explicaci6n de las probabilidades de victimizacion Cen las dos regiones metropolitanas mas importantes del Brasil. Esta es la lectura que hacemos del hecho de que, entre los indicadores mas eficientes de las probabilidades de victimizaci6n, encontramos, por ejemplo, la parti- cipaci6n y la condici6n de la actividad econ6mica. Sin embargo, es importante obser- var que si encontramos algunas evidencias de riesgos relativos diferenciados, nota- blemente asociados a la educaci6n, que afectan de manera distinta a los riesgos de victimizaci6n, dependiondo de la naturaleza mas o menos instrumental del delito. Estos resultados tambi6n sugieren la necesidad de incorporar en los cuestionarios sobre la victimizaci6n, preguntas destinadas a identificar los padrones de movilidad do los individuos en el espacio urbano. Como sugerimos, conocer los habitos de recreo, los horarios de trabajo y la vida asociativa de la poblaci6n en estudio puede ser fundamental para comprender los factores determinantes de la victimizaci6n. 5. POLITICAS PUBLICAS: VIOLENCIA POLICIAL Los datos disponibles indican que aproxiinadamente el 10% de los homicidios en Rio de Janoiro y en Sao Paulo son cometidos por los policias (Cano, 1997). Encucs- tas sobre la victimizacion tambien muestran que el 3% de la poblaci6n y el 5% de poblaci6n masculina fueron victimas de extorsi6n practicada por policias en el perio- do de doce meses (Piquet Cameiro, 1999). Estos datos simples tratan de most-ar que las practicas policiales, los valores y la cultura organizacional de las instituciones son problemas que desafian a la formulaci6n y ejecuci6n de politicas de control del crimen en ciudades brasilefias como Rio de Janeiro y Sao Paulo. Un problema aun poco discutido en la literatura brasileoia sobre el crimen, se refiere a las formas de control extemo de la policia y a las formas de relaci6n policia- comunidad. Por un lado, encontramos algunos ejemplos de politicas que estan siendo desarrolladas por las policias brasilefias con el objetivo de mejorar la calidad del 226 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMIt[CCA LAIINA servicio policial y tambien el de establecer un rigido control legal sobre la actuaci6n policial. Por otro lado, encontramos, en direcci6n opuesta a esta tendencia principal, ejemplos de politicas que buscan responder al aumento de la criminalidad con medi- das de incentivo al uso de la violencia policial. Nuestro objetivo en esta secci6n es reunir datos y evaluaciones disponibles que permitan una discusi6n cualitativa sobre el problema de la acci6n policial en el contexto brasileflo. Si el problema del crimen puede ser analizado como un problema que afecta al desarrollo econ6mico de los paises de la regi6n, el problema de la acci6n policial se encuentra claramente asociado a la tematica de la consolidaci6n de los regimenes democraticos en la America Latina. Estos paises viven actualmente una extensa -en terminos del nuimero de paises que alcanz6- estabilidad democratica. Sin embargo, la construcci6n de regimenes democraticos que puedan disfrutar de amplia legitimidad junto al publico, todavia permanece como un objetivo a ser alcanzado. Una nueva arena surge en este proceso: la de las instituciones disefnadas para garantizar la vigen- cia de los derechos civiles (Paixao, 1988; O'Donnell, 1996). En la literatura sobre la transici6n politica y la consolidaci6n democratica (Huntington, 1994) ha sido crecientemente enfatizado, el papel -y en algunos con- textos, la crisis- de las instituciones destinadas a la provisi6n de justicia y seguridad, entre ellas las instituciones policiales. Problemas de este tipo -de la garantia de los derechos civiles- pueden ser detectados en casi todos los nuevos regimenes demo- craticos en el continente latinoamericano, siendo que todavia es posible encontrar ejemplos de que estos problemas tambien afectan a las "viejas" democracias del con- tinente, tales como Colombia y Venezuela, hasta en forma mas aguda. Las fuentes mas importantes de informaci6n sobre la situaci6n de los derechos huma- nos en el mundo (Freedom House, Amnistia Intemacional, la Comisaiia de la ONU para los Derechos Humanos, el Departamento de Estado de los EE.UU.) sefialan una conside- rable baja de la situaci6n de los derechos civiles en paises como Colombia, Brasil, y Venezuela en la segunda mitad de los afios noventa, y hasta en paises con una larga tradici6n democratica, como Costa Rica, se observa un inicio de crisis en esta area. Brasil es un ejemplo adecuado de este problema. La situaci6n de los derechos civiles en el pais despues de 12 affos del fin del regimen autoritario contrasta con la ampliaci6n de los derechos politicos obtenidos en este periodo. La nueva Constitu- ci6n democratica promulgada en 1988 ampli6 practicamente al maximo el derecho de la participaci6n politica e introdujo una serie de dispositivos ineditos en la legisla- ci6n brasilefia, implicando la defensa de las libertades civiles'4. Sin embargo, estos 14. La Constituci6n de 1988 reduce a 16 afios la edad minima para que se pueda votar (hasta los 18 ahos el voto es opcional) y extender a los analfabetos el derecho al voto. En el campo de los derechos civiles, la Constitucion introduce una serie de dispositivos de proteccion a las libertades civiles: define el racismo como crimen, garantiza amplia libertad religiosa y de organizacion politica, define la tortura como crimen, en otros derechos-en-principio. CRIMINALIDAD EN REGIlONES MErROPOLITANAS DE Rio DE JANEIRO Y SAO PAULO 227 iultimos son derechos-en-principio mas que derechos-en-uso. El pais figura como uno de los ejemplos negativos dcl continente en terminos de violaciones de los derechos civiles y en estc diagn6stico coinciden las fuentes gubemamentales y no gubema- mentales dedicadas a vigilar el problema'5. Esta ha sido una de las caracteristicas de la "segunda transici6n" en Brasil: el ajuste de las instituciones de seguridad y justicia -esenciales para la conversi6n de los derechos civiles en derechos-en-uso- a los procedimientos legales caracteristicos de la democracia, ha sido mas largo que lo observado al nivel do las instituciones de la democracia politica. Las politicas de control del trabajo policial son centrales en este debate. La con- versi6n a normas de actuaci6n compatibles con los derechos civiles, el combate a la corrupci6n, y la mejoria en las relaciones con la comunidad han sido reiteradamente asumidos comno objetivos para el trabajo policial. Sin embargo, debemos considerar la hipotesis de que el oxito de estas politicas -quo, entre otros aspectos, pretenden reforzar los mecanismos de control extemo de las policias- dependen en gran medida de las actitudes, normas y valores, o sea de la cultura organizacional de los operado- res del sistema, y, en cierto sentido, tambien de los valores y actitudes del puiblico y de las dlitos frcnte al trabajo policial. Las evaluaciones disponibles sobre las practicas policiales en Brasil demuestran, por un lado, el recurso sistcmatico a la violencia en las acciones policiales y, por otro, que todavia son precarios los instrumentos de control extcmo del trabajo policial. Investigaciones recientes buscan estimar la magnitud del problema de la violencia policial (Mesquita, 1998; Pinheiro, 1997; Cano, 1997). El estudio de Cano discute el impacto do la implantaci6n por la Secretaria de Seguridad Publica dol Estado de Rio de Janeiro, en noviembre de 1995, del Programa de Promoci6n de policias por Actos de Valontia, el cual habria estimulado el aumento del uso de la violencia policial en sus actividades de rutina. El periodo de referencia do la investigaci6n va de enero de 1993 hasta julio de 1996, periodo anterior y posterior a la adopci6n del Programa de Promoci6n de policias por Actos de Valentia. A partir do los Registros de Ocurrencias (RO) do la policia Civil, Cano hizo un perfil de las victimas y de las circunstancias de su muerte, cambiando infonnaciones policiales coII otras levantadas junto al Instituto M6dico Legal (IML). Los indicadores utilizados para medir el uso excosivo de la fuerza policial fueron la proporci6n de muertos y heridos en los conflictos y en la participaci6n del nuimero de muertos por la policia on la tasa total de homicidios fraudulentos ocurridos en la ciudad y on el 15. 1,6. por ejemplo, los informes de la Comisaria de la ONUpoara los Derechos Humanos encargada de la evalua- ci6n de la situacion de los derechos huimanos en Brasil: la Amnistia Internacional (1996). el Departamento de Estado norteamnericano (1996) y la encucsta anual de la Freedom House. 228 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA periodo investigado. Cerca del 10% del total de homicidios que acontecen en la ciu- dad de Rio de Janeiro son cometidos por policias. En las ciudades americanas inves- tigadas, esta tasa difieilmente alcanza el 5% (Grafico 2). Grafico 2 Homicidios perpetrados por la Policia como porcentaje del total (ciudades seleccionadas) 12 SAo Paulo 10 Rio de Janeiro 8 6 4 Philadelphia Los Angeles Houston 2 Chicago - New York 0F Fuente: Cano, 1997. El padr6n de la fuerza letal (letalidad) puede ser evaluado tambien en tenrninos de la relaci6n entre muertos y heridos en conflictos. En estos conflictos, el indicador utilizado demuestra que el nuimero de muertos supera ampliamente el niuimero de heridos, lo cual muestra la falta de "honestidad" de las acciones policiales. La implementaci6n de la politica de la Promoci6n por Actos de Valentia hizo duplicar el niumero de muertos debido a la intervenci6n policial, pasando de un promedio de 16 a 32 por mes. Tambien duplic6 el nulmero de letalidades (numero de muertos por el n[mero de heridos) pasando de 1,6 a 3,5 muertos por heridos. Los datos revelan un padr6n de letalidad singular en las acciones de las policias de Rio de Janeiro y Sao Paulo: la policia carioca (de Rio de Janeiro) mata en un anio aproximadamente la misma cantidad de personas que todas las fuerzas policiales americanas sumadas (Cano, 1997). Cano utiliz6 las informaciones encontradas en los laudos del IML (Instituto Medico Legal) para sefialar fuertes indicios del uso de la fuerza letal por parte de los policias cariocas, siendo que algunos casos senialan la existencia de exclusi6n sumaria de los sospechosos. Fue constatado un promedio de 4,6 perforaciones a bala en los cadaveres de las victimas de acciones policiales, prue- CRIMINALIDAD EN REGIONES ME-ROPOLITANAS DE Rio DE JANEIRO Y SAO PAULO 229 bas de disparos a quemarropa, gran cantidad de disparos contra la cabeza de la victi- ma, ademas de lesiones no relacionadas con los proycctiles del arma de fuego, lo cual indica que algunas victimas estaban dominadas antes de ser ejecutadas. El problema de la violencia policial en Sao Paulo fue estudiado tambien por Pinheiro, Izumo y Fcmrndoz (1997). Los autores examinaron las circunstancias de la violencia fatal en conflictos en los cuales participaron agentes policialcs entre los afios de 1981 y 1989. La serie hist6rica de muertos por la policia en Sao Paulo (Gra- fico 3), organizado por Pinheiro y colaboradores, fue recientemente actualizada por Mesquita (1998). Grafico 3 Evoluci6n longitudinal de los homicidios dolosos cometidos por la policia en S3o Paulo 1600 1400A 1200 1000 0 E 800 ~j 600 E 400 200 1983 1984 1985 19886 1987 1988 1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1998 1997 1998 -Mu.rts - Her,d.s Las lineas verticales indican los cambios de gobiemo. Analizando los datos de esta serie podemos constatar que solamente a partir de 1994 la relaci6n entre muertos y heridos (indicador del uso abusivo de la fuerza por parte de la policia) alcanza un padr6n "normnal," con mayor nuimero de heridos que muertos en las intervenciones de la policia. Los datos longitudinales del numero de muertos por la policia en Rio de Janeiro y en Sao Paulo (Grafico 4) demuestran que la violencia policial depende fuertemente de las politicas del ejecutivo local encargado de la seguridad puiblica. La inflexi6n en la curva de homicidios practicados por la policia en el estado de Sao Paulo puede ser atribuida a por lo menos dos factores principales: la acci6n del magistrado de la policia y el Programa de Acompaniamiento de policias Militares Envueltos en la Ocurrencia de Alto Riesgo (Proar) que pas6 a ser ejecutado a partir de scptiembre de 1995, con la finalidad de crear mecanismos de control del compor- tamiento policial. 230 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LA;INA Grafico 4 Numero de muertos por la Policia, Rio de Janeiro y S3o Paulo 500 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0 1993 1994 1995 1996 -Rio de Janeiro - Sao Paulo Fuente: Cano, 1997. Veamos con mas detalles la estructura del Proar. En la justificativa del programa se encuentra la tentativa de restablecer el equilibrio psicol6gico y emocional de los policias que participaron en la ocurrencia de riesgo, las cuales la PM define como "eventos criticos o de circunstancias tragicas que causan en el policia militar 'estres' con directa consecuencia organica y emocional". 0 sea, cualquier situaci6n en que la acci6n policial resulta en alguna victima de lesi6n corporal u 6bito (policias o civi- les) se considera comno situaci6n de riesgo, seg(tn informaciones conseguidas de fun- cionarios (policias militares) del programa. El programa tiene como presupuestos que: ]) el homicidio o lesi6n corporal, aun en legitima defensa, causa desequilibrios psicol6gicos y emocionales de intensidad variable en cada policia militar; 2) existe en la corporaci6n una cultura que valoriza la busqueda del enfrentamiento, herencia de la cultura autoritaria cristalizada en la policia Militar; siendo asi, el policia que se involucr6 en una situaci6n de riesgo esta valorizado por sus pares y por parte de la sociedad, lo cual potencializa la existencia de futuros enfrentamientos con victimas; 3) el policia que participa de la ocurrencia de alto riesgo, pasa, generalmente, a formar parte de grupo desviante que ejerce in- tensa presi6n en direcci6n a la conformidad con las reglas del grupo y refuerza per- manentemente sus comportaniientos, haciendose resistente a la influencia externa. Esta resistencia del grupo desviante llevaria a una corrosion de la jerarquia policial CRIMINALIDAD EN REGIONES METROPOLITANAS DE Rio DE JANEIRO Y SAO PALILO 231 que facilitaria, a su vez, el aparecimiento de lideres informales, dificultando modifi- car la actitud de los policias que se involucraron en una situaci6n de riesgo. El programa en cuesti6n fue disefiado con el objetivo de mejorar la actitud del policia militar que se involucr6 en ocurrencias graves, reforzando el principio de jerarquia en el ambito de la corporaci6n policial y trabajando para que nuevas ocu- rrencias no resulten en lesiones o muertes. Para alcanzar tales objetivos el Proar procura actuar sobre el ambiente de trabajo del policia. Desde su inicio, 2.884 policias militares pasaron por el programa, siendo una gran mayoria de los policias no oficiales, ya que son estos los que presentan mayores probabilidades de ser involucrados en una operaci6n de riesgo, pues la patrulla de calle se limita a soldados, suboficiales y tenientes (oficial de graduaci6n mas baja). El Cuadro 7 abajo describe la evoluci6n longitudinal del nuimero de policias que participaron en el programa. A partir de enero de 1997, pasaron a ser incluidos en el Programa casos de insubordinaci6n y atendimiento a la ocurrencia en que el policia dispar6 su arma, lo cual puede haber determinado el significativo aumento del nuime- ro de policias en el programa a partir de aquel afno. Cuadro 7 Total de policias atendidos por aho en el Programa Proar Anio Numero de policias atendidos 1995 123 1996 245 1997 828 1998 966 1999 1.083 Total 3.245 Nota: el total del anio de 1999 fue estimado a partir de la media mensual de los 8 primeros meses. Fuente: Secretaria de Seguran,a Ptublica, SP. Entre los casos mrns frecuentes encontramos a los policias envueltos en "resisten- cia seguida de la muerte del oponente", que responde por el 60,1% del total. En segundo lugar, tenemos las lesiones corporales con 890 o el 30,6% del total, seguido de disparo de arma de fuego con 256 o el 8,9% de los casos, y disturbios emocionales con apenas 4 o el 0,1% de los delitos, conforme veremos en el Cuadro 8. 232 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LA:INA Cuadro 8 Programa Proar: Naturaleza de las ocurrencias (hasta septiembre de 1999) Naturaleza de la ocurrencia N. % Disturbios emocionales 4 0,1 Disparo de arma de fuego 256 8,9 Lesiones corporales 890 30,9 Resistencia a la prisi6n seguida de muerte 1.734 60,1 TOTAL 2.884 100,0 Fuente: Secretaria de Seguranca POblica, SP Las evaluaciones de la propia policia militar (no fueron encontradas evaluaciones extemas) indican que este programa ha sido eficiente en el control del comporta- miento violento de los policias y en el desmonte de las estructuras organizacionales que engendran el proceso de la fonnaci6n de "grupos desviantes", vinculados a prac- ticas violentas, y hasta de delincuentes entre los policias. Los datos reunidos hasta aqui buscan demostrar que algunas de las politicas de seguridad puiblica engendradas en pleno contexto democratico de la decada de los noventa en Brasil no necesariamente estan articuladas a la meta del control de la violencia policial, tal como ilustra la experiencia reciente en Rio de Janeiro. Por otro lado, el analisis del programa del gobiemo paulista indica que reducciones significa- tivas en el numero de homicidios practicados por policias pueden ser obtenidas por medio de politicas puiblicas. 6. COMENTARIOS FINALES Este articulo fue motivado por el concepto de que el crimen, ademas de afectar direc- tamente al bienestar de la poblaci6n, tiene efectos significativos sobre el desarrollo econ6mico. Los analisis presentados en este trabajo responden a tres preguntas basi- cas, las cuales formulamos en la introducci6n. En este capitulo retomaremos estas preguntas y presentaremos un resumen de nuestros principales resultados. Las pre- guntas aparecen por el orden en que fueron discutidas. 6.1 ZlCuAles son las tendencias longitudinales de la criminalidad en las ireas de estudio? En los ultimos cuatro afios se observa una consistente tendencia de disminuci6n en la tasa de homicidios en Rio de Janeiro y en su regi6n metropolitana. En Sao Paulo solamente el municipio de la capital presenta una tasa relativamente estable desde 1994; los demas municipios de la regi6n metropolitana presentan un crecimiento continuo de la tasa de homicidios a lo largo de la decada de los noventa. Estos resul- tados indican que Rio de Janeiro presenta una tendencia semejante a la de otras ciu- CRIMINALIDAD kN REGIONES METROPOLITANAS DE RIo DE JANEIRO Y SAo PAULO 233 dades de America Latina, tales como Bogota, Cali y Caracas, que desde la decada de los noventa vienen presentando disminuciones en las tasas de homicidios. Rio de Janeiro, como el ejemplo de las ciudades citadas, lleg6 a sus niveles mas altos de violencia al inicio de los noventa. Separando esta tendencia por grupos de edad se constata que las tasas de homici- dio para el rango de edad entre los 15 y 29 afios estan estables en la RMRJ y en aumento en la RMSP. Este es el segmento de la poblaci6n mas afectado por la crimina- lidad violenta: en la regi6n metropolitana de Rio de Janeiro la tasa de homicidios en este grupo lleg6 a 332 por 100 mil en 1989, anio en que la tasa nacional para este grupo tambien alcanz6 un maximno (fue de 92,8 por 100 mil). 6.2 ,Cuiles son los factores demogrificos, ccon6micos y sociales que determinan los riesgos individuales de la victimizaci6n? Hicimos uso de un modelo sociol6gico que combina elementos del estilo de vida de la victima y de las oportunidades para la practica del delito. Los factores considera- dos en el ensayo cmpirico del modelo, a base de cuatro investigaciones de la victimizaci6n, fuoron: exposici6n, proximidad victima-agresor, capacidad de protec- ci6n, el atractivo de la victima y las caracteristicas especificas del crimen. Considera- mos tambien los efectos de las variables que describen las condiciones socio- econ6micas del lugar de residencia de la victima. Los resultados de los modelos empiricos indican que en algunos casos el ingreso promedio, la escolaridad y el nu- mero de personas por domicilio afectan las probabilidades de la victimizaci6n, aun- quo no exista un padr6n uinico de correlaci6n do cstas variables con los riesgos de victimizaci6n por diferentes tipos de crimenes. No detectamos en ningun modelo efectos significativos asociados a la proporci6n de mujeres jefes de familia en el seotor de la residencia de la victima. En contraste, las caracteristicas individuales relacionadas con las diferencias del estilo de vida se mostraron como indicadores eficientes de las probabilidades de la victimizaci6n. La condici6n de la actividad econ6mica y la participaci6n politica pueden ser sefialadas como indicadores significativos de las probabilidades de la victimizaci6n. En todos los modelos probados, siempre que el coeficiente era significativo, los indi- viduos con participaci6n politica y que ejercian actividades econ6micas -variables proxies de la exposici6n- presentaron riesgos mayores de victimizaci6n. Entre los rosultados mas importantes podemos sefialar tambien las evidencias de que el alco- hol aumenta las probabilidades de la victimizaci6n y que los individuos con baja escolaridad tienen menores riesgos de victimizaci6n en crimenes con motivaci6n eco- n6mica y mayoros riosgos cuando la motivaci6n de los crimencs no es instrumontal. Un tema importante en la sociedad brasilefia, debido a su caracter multietnico, es el de la distribuci6n desigual del riesgo de victimizaci6n entre los grupos 6tnicos. En 234 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA uno de los ensayos empiricos que realizamos, encontramos coeficientes significati- vos para la variable de color, que indican riesgos menores de victimizacion por algiin tipo de crimen y para crimenes con motivaci6n econ6mica para personas no blancas. En los crimenes sin motivaci6n econ6mica, sin embargo, las personas no blancas prcsentan mayores riesgos de ser victimas. ,Que podemos concluir de esas evidencias? Los resultados de los ensayos empiri- cos indican que en las dos mayores Areas metropolitanas de Brasil observamos una distribuci6n relativamente equitativa del riesgo entre los diferentes segmentos socia- les. Existen pocos indicios de que el compononte relativo del riesgo (el cual defini- mos como la parte del riesgo de victimizaci6n que excede el nivel de riesgo medio de la sociedad en cuesti6n y que afecta de manora diferente a determinados grupos so- ciales) tonga un papel exclusivo en la explicaci6n do las probabilidades de la victimizaci6n. 6.3 L,CuMles son las principales politicas puiblicas de control del crimen que estin siendo ejecutadas en Brasil? Las experiencias relatadas en este estudio indican que estan on curso hoy en Brasil politicas innovadoras de seguridad publica, que tienen como enfoques la formna de operaciones policiales y el control de la violencia policial. Los datos disponibles indican que aproximadamento un 10% de los homicidios en Rio de Janeiro y en Sao Paulo son cometidos por policias, y encuestas sobre la victimizaci6n realizadas en Rio do Janeiro muestran tambi6n que el 3% de la poblaci6n y el 5% de la poblaci6n masculina fueron victimas de extorsi6n practicada por un policia en un periodo de 12 meses. La policia de Rio de Janeiro y Sao Paulo viene realizando importantes esfuerzos para el control de la violencia policial y la adopci6n de la policia comunitaria. No es posible, sin embargo, tener seguridad en cuanto al grado de "intemalizaci6n" y del exito de las politicas citadas. Este debate ha sido marcado por un cierto exceso de normatividad. Las evaluaciones disponibles sugieren la necesidad urgente de estu- dios orientados hacia la evaluaci6n de las experiencias en curso, que tomen en cuenta los procedimientos consagrados en estudios de cvaluaci6n, como la utilizaci6n de casos de control y la combinaci6n de metodologias cuantitativas y cualitativas. Aunque limitado a dos Areas metropolitanas de Brasil, el presente estudio revela algunos aspectos positivos del problema de la criminalidad en el pais. Primero, el crecimiento de la tasa do homicidios observado en la decada de los ochenta no se repite en la decada de los noventa, principalmente en los ultimos cuatro afios. La "epidemia" habria Ilegado a su punto de mutaci6n y ahora pierde intensidad. Segun- do, la posici6n socioecon6mica del individuo no puede ser sefialada como una expli- caci6n suficiente de las probabilidades de la victimizaci6n. En la interpretaci6n pro- CRIMINALIDAD EN REGIONES MErROPOLFIANAS DE RIo DL JANEIRO Y SAO PAULO 235 puesta, una distribuci6n equitativa del riesgo de victimizaci6n es un importante re- sultado macro-social y un objetivo a ser perseguido por las agencias de seguridad y justicia. Tercero, aumenta el control civil sobre las instituciones policiales y progra- mas de control de la violencia policial y las operaciones policiales comunitarias estan siendo ejecutadas con buenas posibilidades de exito. A esta lectura positiva podemos contraponer otra, en la cual estan presentes algu- nos de los aspectos que sefialan en direcci6n contraria. Primero, para los grupos de edad mas j6venes, del sexo masculino, las tasas de mortalidad por homicidio no acompanian la tendencia general, y estan estabilizadas a un nivel muy alto (de mas de 200 por 100 mil habitantes en ambas regiones metropolitanas). Segundo, los resulta- dos de nuestros modelos para estimar los riesgos individuales de la victimizaci6n indican que el crimen incide directamente sobre el capital social. Los individuos que presentan algun tipo de vida asociativa aumentan significativamente sus probabilida- dcs de victimizacion. Disminuir la exposicion, la frccuencia de visitar lugares publi- cos y las interacciones sociales puede ser la respuesta mas probable de esos indivi- duos a esa situaci6n. Por fin, no es posible tener seguridad en cuanto al exito de las politicas pablicas en el area criminal, ya que existe un notorio deficit de evaluaciones metodol6gicamente adecuadas y extemas a las agencias piiblicas. Capitulo 7 REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGACION Y POLITICAS PUBLICAS Daniel Ledernman * Ana Maria Menendez* Glillermo Perry* 1. INTRODUCCION Muchas son las lecciones aprendidas y larga la agenda de trabajo que se abre luego de dos dias de reflexi6n en la conferencia organizada por el Banco Mundial y la Universidad de los Andes: "Crimen y violencia: causas y politicas de prevenci6n"'. La calidad de los trabajos presentados super6 las expectativas de los mas exigentes analistas en el teina y estuvieron representadas muchas de las disciplinas que se preocupan por el analisis de las causas, y de las politicas de prevenci6n, del crimen y la violencia. Este articulo resume algunas de las ensefianzas derivadas de esta conferencia, especialmente aquellas que son relevantes para la agenda de investigadores y de ejecutores de politicas piiblicas. Se hace enfasis en las diferentes medidas que se pueden tomar para mejorar la calidad de la informaci6n sobre crimen y violencia en la regi6n, pues la carencia de cifras confiables limita la actividad academica y la formulaci6n y evaluaci6n de politicas para el control y erradicaci6n de la violencia. La segunda secci6n del trabajo muestra c6mo en la region es frecuente el subregistro y es bajo el nivel de denuncias en crimenes como robos en el hogar y violencia contra la mujer. Se resalta que en el caso de la violencia en contra de la mujer la informaci6n no es s6lo deficiente sino practicamente inexistente y que es necesario tomar medi- das especificas para superar este problema en particular. Para tener acceso a datos confiables con cierta regularidad, proponemos mecanismos como la ejecuci6n de encuestas de victimizaci6n y la elaboraci6n de "mapas del delito". Sugerimos tam- bien incluir a civiles u organizaciones no gubernamentales en el recibimiento de denuncias para asi evitar el conflicto de intereses que tiene la policia Cen cl manejo de * Banco Mundial. 1. La conferencia se llev6 a cabo en la Universidad de los Andes el 4 y 5 de mayo del 2000. Para mayor informa- ci6n sobre las presentaciones ver http://www.worldbank.org/laccrime 238 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA las estadisticas oficiales. En particular, recomendamos incorporar a mujeres en la recepci6n de denuncias por violaciones contra la mujer. En la tercera secci6n se hace referencia a temas especificos que fueron discutidos en este seminario y que creemos que deben ser incluidos con mayor frecuencia den- tro de la agenda de investigaci6n y politicas contra el crimen. El primero es el caso de la violencia contra la mujer, para lo cual proponemos varias politicas que lievan a mejorar el numero de denuncias recibidas, a mejorar la atenci6n de la victima y a ofiecer infonnaci6n para la prevenci6n de este tipo de abuso. El segundo tema de inter6s es el capital social y su papel en la prevenci6n y control del crimen. Varios autores han propuesto al capital social como un mecanismo uitil en la pre- venci6n del crimen. Sin embargo, los estudios empiricos disponibles sugieren que no toda fonina de capital social ayuda en este prop6sito. Concluimos que si bien se debe promover el desarrollo de organizaciones sociales para mejorar la recolecci6n de la informaci6n, y para implementar politicas publicas que mejoren la calidad y eficacia de servicios que contribuycn a la seguridad en zonas marginadas, este tipo de organi- zaciones debe representar ampliamente a los ciudadanos y no reflejar las prioridades de grupos especificos. De esta manera se busca que el capital social que se nutre de las relaciones generadas entre estas organizaciones, represente a la sociedad como un todo y no a estamentos particulares. Tambien queremos destacar el papel que el crecimiento econ6mico tiene en redu- cir los niveles de criminalidad y el grave efecto negativo que tienen las crisis, por cuanto una vez se incrementan los niveles de criminal idad, estos no suelen retomar a sus niveles previos una vez superada la crisis, debido a que el crimen violento tiene una fuerte tendencia inercial. Otro tema especifico que mencionamos, son las politicas de control del crimen en paises o zonas que salen de conflictos armados. En particular, recogemos la expe- riencia de El Salvador donde se encontr6 que el control a la oferta de municiones y la reinserci6n de combatientes a la economia formal son politicas fundamentales para reducir el impacto que el cese de un conflicto armado puede tener, por diversos mo- tivos, en la generaci6n de violencia y delincuencia comuin. Para concluir, proponemos temas de investigaci6n que, creemos, merecen mayor atenci6n por parte de la comunidad acad6mica y que son relevantes en la formulaci6n de politicas. Tal es el caso de politicas que conciemen al cuerpo de policia y a los incentivos que deben ofrecerse a jueces y procuradores para mejorar el funciona- miento de los sistemas de justicia. Latinoamdrica todavia no cuenta con estudios cientificos sobre los incentivos de los principales actores dentro de los sistemas judi- ciales. Esto limita el exito de las reformas que buscan aumentar la eficacia de las instituciones judiciales en la regi6n. Otro tema que consideramos merece mayor aten- ci6n, es el estudio de la dinamica que existe entre la violencia estatal y la violencia civil, que coexisten en muchos de los paises de la regi6n. REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGACION Y POLiTICAS PUBLICAS 239 2. Z,CUANTOS SON, QUIENES SON, DONDE ESTAN? 2.1. Denuncias Muy pocos son los estudios sobre crimen en America Latina en los que la informa- ci6n no limita la calidad y aicance de los proyectos. Los investigadores dudan de lo confiable que es la informaci6n, y son conscientes de los errores de medici6n inhe- rentes a la mayor parte de los datos a los que tienen acceso. En particular, hay errores relacionados con las bajas tasas de denuncias. Varias mini encuestas de victimizaci6n hechas recientemente en algunas ciudades de America Latina muestran que en el mejor de los casos se reporta la mitad de los hechos violentos a la autoridad2. Por otra parte, hay paises en los que las leyes o normas estatales hacen que se registren s6lo aquellos actos violentos para los que se abre un proceso judicial o para los que existe un sospechoso, en lugar de registrar todo acto violento que se denuncie3. En otros paises, existen incentivos intemos en los organismos judiciales y policiales que re- fuerzan el subregistro; por ejemplo, los jueces y policias son evaluados por el ntume- ro de casos procesados, investigados o resueltos. Dadas estas condiciones, aumentos en el niumero de reportes de crimen castiga a la instituci6n y por lo tanto promueve cl subregistro por parte de 6sta. El Grafico 1 muestra c6mo este problema de las denuncias es especialmente rele- vante en Am6rica Latina. Con base en encuestas dc victimizaci6n para zonas urba- nas, realizadas con el auspicio de las Naciones Unidas, se encuentra que entre 1989 y 1996 s6lo el 45 por ciento de los robos en el hogar fueron denunciados en esta regi6n, mientras que en Europa occidental y el Nuevo Mundo esta tasa supera el 80 por ciento. S6lo Asia tiene un reporte mas bajo que Am6rica Latina4. La situaci6n es aun peor en el caso de violencia contra la mujer. En este caso la tasa de reporte en la regi6n apenas supera el 15 por ciento y es la tasa de denuncias mas baja del mundo. No mas halagadora es la percepci6n que las victimas tienen de la policia. El Gra- fico 2 muestra el porcentaje de las victimas que dice estar satisfecho con el trato de la policia. En este grafico se observa que las victimas de robos en el hogar o de crime- nes de contacto en America Latina son las mas insatisfechas a nivel mundial con el trato que reciben de la policia. 2. Las encuestas de victimizaci6n fucron financiadas por el Banico Mundial y varias de ellas se reportan en la presente publicaci6n. Para las ciudades incluidas en este proyecto (Ciudad de Mexico, San Salvador, Cali, Lima y Rio de Janeiro), se encont-6 que las tasas de reporte varian entre el 17 y el 46 por ciento. 3. El primero es el caso observado en El Salvador y el segundo en Colombia (ver los capitulos correspondientes a estos estudios de caso en esta publicaci6n). 4. Los paises que incluye Naciones Unidas (1999) en la muestra para America Latina son: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia. Costa Rica y Paraguay. Los paises incluidos como Nuevo Mundo son: Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Canada. 240 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA Grafico 1 Porcentajes de victimas que dicen que denunciaron los delitos a la policia, 1989-1996 Todos - Africa. . Asia - - . Violencia contra mujeres Europa del Estt 0 Robos en el hogar Ambrica Latina Nuevo Mundo - Europa Occidenta. I I--M- ' ' '''' 'i 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 Fuente Naciornes Unidas - Global Re.ort on Crime and Justce, 1999 Grafico 2 Porcentajes de victimas que dicen estar satisfechas con el trato de la policia, 1996 Todos - U Africa -___ Asia _ - Europa del Este j America Latina Nuevo Mundo - Europa Occidental -. 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 o3 Robos en el hogar * Crimenes de contacto Fuente Naclones Unidas - Global Report on Crime and Just-ce, 1999 REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGAC16N Y POLiTICAS PUBLICAS 241 Estos dos graficos resumen un circulo vicioso que es necesario romper si se busca mejorar la calidad de la informaci6n sobre violencia y sobre todo erradicarla de nues- tro continente: la baja efectividad y mal trato por parte dc la policia conduce a bajas tasas de denuncias, lo cual hace menos efectivo el disefio de politicas contra el cri- men y la propia acci6n policial, esto a su vez promueve la acci6n delictiva. 2.2 ZC6mo mejorar la informaci6n? Es prioritario contar con datos confiables sobre el crimen para poder entender la dinamica del fen6meno y diseniar e implementar politicas eficaces para su control y eliminaci6n. Un primer elemento uitil para generar la informaci6n necesaria es finan- ciar y apoyar la tcenologia que permita disefiar y mantener "mapas del delito" las 24 horas del dia en las principales ciudades y focos violentos de la regi6n. Estos mapas ayudan a dar respuesta rapida por parte de las autoridades a denuncias de crimenes, son una herramienta uitil para el rapido diagn6stico de 'oleadas' de violencia, son en si un mecanismo de registro de denuncias, y contribuyen a asignar de manera mas eficiente los recursos policiales. Por otra parte, cl hecho de mejorar la eficiencia de la policia incentiva Un mayor numero de denuncias pues las victimas esperan acci6n pronta y efectiva por parte de la policia. Sin embargo, como ya hemos anotado, la policia tiene en muchos casos incentivos para minimizar cl numero de reportes de crimenes ya que este es uno de los elemen- tos con los que se evalua su desempefio. Proponemos, por lo tanto, que se incluya a (organizaciones) civiles en la recepci6n de las denuncias, para que desaparezca este conflicto de intereses dentro del cuerpo policial y so registre cl total de las denuncias. Para aumentar el reporte de crimenes contra la mujer o intrafamiliar, se propone en particular, incorporar y entrenar mujeres (policias o civiles) en la recepcion de las denuncias'. Tambien se sugiere realizar encuestas de victimizaci6n con cierta frecuencia. Una ventaja de este tipo de encuestas cs que en general revelan mayores tasas de crimenes violentos en la comunidad que las que son reportadas en las denuncias, registros de hospitales o archivos judiciales. Por lo tanto, las cifras de victimizaci6n dan una idea del nivel de subregistro o subreporte que existe6. Por otra parte, las encuestas dan mayor informaci6n sobre crimenes no fatales y dan informaci6n detallada sobre las victimas, victimarios, y sobre el caracter de la ofensa; ademas, generan la posibilidad de analizar las caracteristicas del lugar en que vive la victima o en el que ocurri6 el 5. La siguiente secci6n analiza con mayor profundidad este tcma. 6. Este es el caso de los estidios de victimizaci6n hechos por el Banco Mundial en las ciudades de Cali, Ciudad de Mexico, Lima. Rio de Janeiro y San Salvador. 242 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA delito. Esto ufltimo facilita la construcci6n de mapas de victimizaci6n. En general, se puede decir que este tipo de informaci6n es util para generar incentivos que mejoren la calidad y efectividad del servicio policial. Una uiltima fuente de informaci6n relevante son las encuestas de agresores. En un contexto ideal, las politicas para evitar actos violentos deben responder a las caracte- risticas y motivaciones que hacen que los individuos recurran al crimen y la violen- cia. Sin embargo, es muy poco probable que en una encuesta un individuo este dis- puesto a reportar que e1, o alguien que 61 conoce, particip6 en un acto violento. Lo mas cercano que se puede Ilegar a este tipo de informaci6n son las encuestas de agresores (personas a las que se les ha abierto un expediente, o estan en la carcel). El principal problema de estas encuestas es que la muestra no es representativa y es sesgada. Sin embargo, cuando su infolmaci6n se cruza con datos generales de la poblaci6n, es posible identificar c6mo los criminales difieren del promedio de los ciudadanos y esto es bastante importante para el diseno y focalizaci6n de las politicas de control del crimen (Fajnzylber, et al., 2000). Estos tres niveles de informaci6n sobre crimen: estadisticas oficiales, encuestas de victimizaci6n y encuestas de agresores, se pueden comparar con tres niveles de informaci6n que se usan en el analisis econ6mico de un pais: cuentas nacionales, encuestas de hogares y encuestas empresariales. Este paralelo es muy ilustrativo, pues muestra c6mo cada nivel de informaci6n complementa a los demas. 3. TEMAS ESPECiFICOS 3.1 Violencia intrafamiliar y contra la mujer' 8 Ya hemos resaltado que la violencia domestica, y en especial la violencia contra la mujer, tiene un indice de reporte muy bajo (ver Grafico 1). Peor aun, en muchos paises la violencia sexual dentro de la pareja, la violencia infantil, y otro tipo de agresiones dentro del hogar no son reconocidos o sancionados como crimenes. Para solucionar el problema del registro de este tipo de violencia, es necesario contar con estrategias especificas pues la mayor parte de las metodologias disefiadas para la recolecci6n de informaci6n sobre violencia, como por ejemplo las encuestas de victimizaci6n, sub- estiman en gran medida la incidencia de la violencia intrafamiliar. Algunas de las fallas detectadas en estas encuestas son problemas en el ordenamiento y contexto en el que se ubican las preguntas. Tambien sobresale el pobre entrenamiento que reci- ben los encuestadores para hacer preguntas personales de este tipo. En Colombia, por ejemplo, se adicionaron unos items sobre victimizaci6n a la encuesta de hogares y se 7. Agradecemos los comentarios de Elizabeth Shrader a esta secci6n del trabajo. 8. Per Gonzales de Olaric y Gavilano (1999) para una definici6n dc violencia domestica en contra de la mujer. REFLEXIONES SOBIRE AGENDAS DE INVESTIGACI6N Y POLiTICAS PUBLICAS 243 encontr6 que en 1990, cuando este pais tenia la tasa de homicidios mas alta del mun- do, la tasa de agresi6n fisica en contra de la mujer era la menor de todo el continente. Shrader (2000) plantea algunas hip6tesis de las razones por las cuales se obtiene este resultado: por una parte, se limita el victimario a ser el companlero cuando existe la posibilidad de que el agresor sea un familiar u otro individuo que vive en el hogar. Por otra parte, se limita el acto violento a la agresi6n fisica, cuando la violencia intrafamiliar frecuentemente implica la constante amenaza de violencia, y el ejerci- cio de violencia psicologica y sexual, ademas de la violencia fisica. Otro ejemplo que ilustra la importancia del disefio e implementaci6n de la encuesta es en el caso de Estados Unidos, donde cambios en el ordenamiento del Cuestionario Nacional de Victimas del Crimen result6 en incrcmentos del 57 por ciento en crimenes y del 157 por ciento en violaciones (Kindennan et al. 1997, citado por Shrader, 2000). El principal problema de no tener estadisticas confiables de violencia contra la mujer e intrafamiliar, es que dificulta el planteamiento y focalizaci6n de politicas que contribuyan a su desaparici6n. Ademas, hace imposible establecer el impacto de las medidas tomadas. Por ese motivo, planteamos en primera instancia politicas que lle- ven a mejorar la tasa de denuncias. Una posibilidad para incrementar el reporte es incorporar mujeres para la recepci6n de denuncias dentro de la policia o aceptando denuncias hechas en organizaciones civiles para la atenci6n de la mujer. Esta politica busca garantizar la confidencialidad de la denuncia y generar un ambito imparcial y seguro que pennita a la victima reportar de manera mas precisa el incidente. Otra altemativa es el establecimiento de unidades en la policia que esten especializadas en recoger denuncias de maltrato a la mujer. Do acuerdo con Mcsquita (1999) la crea- ci6n en Rio de Janeiro de este tipo de unidades contribuy6 a incrementar el ntumero de reportes de 6.361 en 1991 a 9.121 en 1996. Ademas de buscar mayores tasas de denuncia de violencia contra la mujer o a nivel intrafamiliar, se debe mejorar la calidad de la informaci6n que se recoge. Buvinic, Morrison y Shifter (1999) sugieren expandir el rango de las medidas con que se cuantifica este tipo de violencia ya que los actos violentos y crimenes que suceden dentro del aimnbito del hogar tienen en muchos de los casos connotaciones fisicas, psicol6gicas y sexuales. Tambien es muy importante que las instituciones u organiza- ciones que recogen denuncias presten la atenci6n necesaria a la victima y le den infonnaci6n que la ayude a protegerse de maltratos posteriores9. Son fundamentales programas de entrenamiento a la policia, medicos forenses, personal de ONG y del sector judicial donde se les prepare para identificar a las victimas, se definan los 9. Muchas de las victimas de violencia intrafamiliar no sufren s6lo una agresi6n, siio mrnltiples agresionies a lo largo de sus vidas. Es por este motivo que la inforrmaci&n y atenci6n que reciban puede ayudar a reducir su propensi6n a volver a ser victimas. 244 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA diferentes niveles de agresi6n (fisico, psicol6gico y sexual), y se garantice la integri- dad del denunciante. Existe actualmente un debate sobre si aumentar las sentencias a agresores contra la mujer (o algun otro miembro de la familia) o si se debe ser mas flexible en el castigo. La discusi6n se contra en si un mayor castigo Ilevaria a desincentivar a las victimas de hacer la denuncia cuando al que se castiga es, por ejemplo, la persona que mas contribuye al ingreso del hogar. Por otra parte, un sistema de castigo mAs flexible puede llevar a que el violento 'castiguc' a la victima por haberlo denunciado. Parece existir un consenso que enfatiza la importancia de politicas preventivas antes que politicas punitivas pues en el caso especifico de la violencia domestica, existe evidencia que aquellos que sufren de abuso tienden a abusar de otros. Proponemos, entre otras cosas, hacer talleres en las escuelas, centros comunitarios u otras institu- ciones en las que se reunan los j6venes, sobre temas como resoluci6n no violenta de conflictos, y relaciones entre la pareja; tambien es importante entrenar al personal de los centros de salud y escuelas para que identifiquen prontamente a las victimas de abu- sos domesticos y para que les brinden la informaci6n y apoyo que requieren para hacer la denuncia y tener acceso a un tratamiento'°. 3.2 Capital social y violcncia La confianza, asi como las normas y patrones de comportamiento que se generan dentro de diferentes tipos de relaciones sociales (o capital social), son elementos que sc han destacado ultimamente en la literatura como importantes en la reducci6n y prevenci6n de actos violentos. Moser y Mcllwaine (2000) encuentran que en Colom- bia, comunidades afectadas seriamente por la violencia proponen mecanismos que generan capital social, como por ejemplo mocanismos que generen confianza, o que integren a los j6venes a la sociedad, como el principal tipo de soluci6n al problema". Existe, sin embargo, evidencia empirica que muestra que este objetivo de reducir la violencia no so logra generando cualquier tipo de capital social. El trabajo hecho por Lederman et al. (2001), concluye que no todas las formas de capital social tienen necesariamente el efecto deseado de reducir el crimen violento. Los autores encuen- 10. Es importante resaltar que el abuso contra la mujer es un problema que refleja en muchos casos la relaci6n de poder que hay dentro de la pareja. Por ello, enfocar las politicas exclusivainente en la mujer s6lo reconoce la mitad del problema y en algunos casos hace que la soluci6n propuesta sea poco efectiva. Tal es el caso de educaci6n a Iujeres africanas sobre SIDA y el uso de condones, cuando ellas en muy pocos casos son las que toman decisiones acerca de cuando y c6mo son sus relaciones sexuales (Wood y Jewkes, 1997). Por lo tanto. programas de educaci6n sexual que involucren tanto a hombres como a mujeres adolescentes podrian cambiar la actitud de las nuevas gencraciones y generar interacciones mas saludables. 11. Existe doble causalidad entre violencia y capital social. Ter Lederman. Loayza y Menendez (2001) para un analisis mas detallado sobre este tema. REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGACION Y POLiTICAS PtBLICAS 245 tran que es el capital social, que es general para toda la sociedad y no el que es especifico para grupos detenrninados, cl que tiene esta propiedad. En particular los autores encuentran que el capital social cuantificado por la participaci6n de indivi- duos en organizaciones no ayuda a explicar las diferencias que existen entre tasas de homicidios de diferentes paises. Los autores argumentan que esto se debe a que el capital social generado en estos grupos no necesariamente trasciende a la sociedad en general y por lo tanto los beneficios se limitan a aquellos que participan en los gru- pos. Por otra parte, los autores sefialan que existen grupos u organizaciones como las pandillas, mafias, etc. cuyo objetivo ciertamente no contribuye a reducir el crimen y en donde se facilita el intercambio de informaci6n entre criminales, se gencran lazos cntre los grupos y la comunidad, e incluso se otorga un status especial a quienes participan, haciendo deseable la pertenencia a estos grupos. Por este motivo este tipo de capital social se ha denominado como "perverso" (Rubio, 1997). El tipo de capital social que Lederman et al. encuentrani relevante para reducir el crimen violento es aquel medido por la confianza que los individuos de una sociedad tienen entre ellos. La caracteristica que hace que este tipo de capital si tenga relevan- cia reduciendo el crimen, es que es general a la sociedad como un todo, que no se limita a un grupo ni a una actividad especifica. Ahora, <,qu6 determina el nivel de confianza en una sociedad? Para una muestra de paises, Knack y Keefer (1997) en- cuentran que hay mayor confianza en sociedades mas homogdncas (etnicamente), con distribuci6n del ingreso mas igualitaria y con niveles de educacion mayores 2. Alesina y La Ferrara (2000) encuentran lo mismo para ciudades de los Estados Uni- dos. En particular, estos uiltimos concluyen que comunidades que son racialmente mezcladas y en las que hay mayor desigualdad del ingreso hay menor confianza. Con lo anterior en mente, sugerimos que las politicas para acabar la violencia que se basen en la generaci6n de capital social deben incorporar organizaciones sociales que representen a la sociedad en general y no a grupos especificos. Estas pueden, por ejemplo, generar mecanismos para la recolecci6n de denuncias y diseno de encuestas de victimizaci6n. Tambi6n pueden estas instituciones participar en el disefio e implementaci6n de servicios para la comunidad que reduzcan el riesgo para un indi- viduo de ser objeto de un acto violento, como identificar zonas que requieren de iluminaci6n, tel6fonos publicos, presencia policial, programas para adolescentes des- pues del colegio, u otro servicio requerido por la comunidad como un todo. 12. Knack y Keefer ( 1997) van mas alla y argumentan quc organizaciones horizontales que refuerzani la confianza y normas de cooperaci6n entre los integrantes de ese grupo homogeneo que se desarrolla dentro de una sociedad heterogdnea pueden incluso tener el efecto opuesto al de gencrar confianza. 246 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LAIINA 3.3 Crecimiento y violencia Muchos trabajos han demostrado empiricamente que existe una fuerte relaci6n in- versa entre crecimiento econ6mico y crimen violento. Este argumento se sustenta en el hecho que en epocas de creciniento hay mayores oportunidades de ompleo y se ofrecen remuneraciones mas altas en el sector legal que reducen los incentivos a cometer actos criminales. Ademas, existe evidencia que el crimen tiene un compo- nento inercial importante'3. Es decir, que una vez hay un incremento en el nunmero de crimenes existe la tendencia a que se mantenga ese nuevo nivel aunque desaparezca la causa que gencr6 el incremento inicial. En este contexto seria interesante saber si hay indicios de que las recesiones tienen efectos no lineales, y de si por lo tanto, crisis mas profundas y duraderas tendrian efectos desproporcionados sobre el crimen y la violencia. Tarnbien existen autores que resaltan el efecto perverso del crimen y la violencia sobre las instituciones y es sensible extrapolar que el quebrantamiento de estas afecta el desarrollo econ6mico'4. Todos estos clementos constituyen una raz6n adicional a favor de politicas que contribuyan al crecimiento econ6mico y eviten recesiones profundas y prolongadas. Se puede, por ejemplo, poner en marcha politicas publicas que aumenten la presencia policial y, a la vez, generen redes de protecci6n social focalizadas en los pobres. Sin embargo, es bien sabido que este tipo do gasto publico tiende a ser prociclico en vez de anticiclico, como debiera, y por ello es necesario que se generen mecanismos de ahorro en los buenos tiempos para no penalizar este tipo de gastos en epocas de ajuste cconomico 3.4 Crimen violento en paises que salen del conflicto armado Esto tema tiene relevancia para algunos paises de la regi6n que salen do conflictos armados de diferentes magnitudes como El Salvador, Nicaragua, Perui, Guatemala, o para paises en los que el conflicto armado es aun vigente, como es el caso de Colom- bia. Las conclusiones y politicas que se plantcan on esta secci6n se basan en eviden- cia de El Salvador, resefiada con mas detalle en el capitulo de este libro escrito por Cruz, Trigueros y Gonzalez. El primer elemento que queremos resaltar es que en El 13. Ver Fajnzylber el al. (1998 y 2000). 14. La economia del crimen investiga cudl es el efecto de aumentos del crimen en la eficiencia de las organizaciones de prevenci6n del crimen. Estos estudios han encontrado que un aumento en el crimen que no es contrarrestado CoII aumnentos en los recursos para su control. tiende a reducir la eliciencia de los programas de control del crimen. Se podria extender este argumento para todos los tipos de crimenes, incLlyendo la corrupci6n publica. El deterioro de las instituciones tiene a su vez efectos nocivos sobre las posibilidades de crecimiento y desarro- llo econ6mico (ver Posada, 1994 y Sah, 1991). 15. 'er De Ferranti, Perry, Gill y Serven (2000) para Uli analisis detallado de la importancia de establecer politicas de ahorro en los buenos tiempos para financiar las epocas de crisis. REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGACION Y POLilTICAS PUBLICAS 247 Salvador, personas que participaron en la guerra tienen mayor probabilidad de tener acceso a armas de fuego y que a su vez, personas que tienen armas de fuego suelen estar mas involucradas en hechos de violencia, tanto como victimas o como victimarios'6. Es interesante que el porte de annas no garantiza seguridad para la victima, todo lo contrario, puede incluso aumentar la probabilidad de ser victima'7. Este hecho sugiere que no hay ninguin argumento en favor del porte de armas y por lo tanto politicas contra el crimen deben incluir medidas que controlen y limiten el porte de 6stas efectivamente. Otra lecci6n que se desprende de esta experiencia de El Salvador, es que tambi6n es importante controlar la oferta de munici6n. Segun la encuesta a los reclusos, la mayor parte de las municiones compradas por ellos fue en tiendas legalizadas por las autoridades, con cl agravante de que la mayor parte de las armas para las que se compr6 la munici6n no estaban legalizadas. Estos hechos apun- tan a la necesidad de tener mejores regulaciones y mecanismos de control en los mercados legales de municiones. Parece haber dos lineas de politica en esta area que se desprenden del caracter del "bien" a controlar: esta por un lado el control de armas de fuego, que pueden ser catalogadas como "stocks de bienes de capital", y por el otro lado esta el control a las municiones, que pueden entenderse como un flujo. Los bienes de capital estan suje- tos a depreciaci6n, y mientras se mantenga el stock constante, poco a poco ira dete- riorandose su calidad. Es decir que, aunque politicas de cambio de armas por otros bienes o beneficios pueden ser contemplados, es mas relevante y tal vez sea mas efectivo controlar el stock de armas en la sociedad, i.e., limitar la venta legal y el contrabando de armas, decomisarlas, pasar leyes que restrinjan y penalicen el porte, etc. En cuanto a politicas que limiten el "flujo" de municiones, consideramos que son vitales dentro de este grupo de politicas, pues si se logra parar el ingreso de munici6n al pais, eventualmente se agotara y el armamento sera inuitil. En El Salvador las personas que participaron en la guerTa suelen tener mas acceso a las armas (Cruz, Trigueros y Gonzalez, 2000, p. 130). Esto, unido al hecho que durante la guerra fueron capacitados para ejercer acciones violentas, hace que de no encontrar actividades lucrativas en el sector legal de la cconomia, estos individuos tienen una alta propensi6n a dedicarse a acciones delictivas. Por lo tanto, el tercer elemento de politica que se deriva de esta experiencia es que en sociedades pos- conflicto es fundamental la existencia de programas de reinserci6n de los combatien- tes a actividades econ6micas ya sea en el sector publico o privado. 16. Adicionalmente, el estudio encuentra que las personas que militaron en la guerra estan mas sobrerrepresentadas en las carceles salvadorehas. 17. En el caso de El Salvador, la tenencia de annas tiene un efecto que no es robusto en terminos estadisticos. Pero en aquellos modelos que aparece significativo el coeficiente de la variable "tenencia de armas de fuego", este es positivo. 248 CRIMEN Y VIOLENCLA EN AMERICA LATINA 4. PROPUESTAS PARA LA INVESTIGACION CIENTIFICA Y LA PLANEACION ESTRATEGICA En esta secci6n se identifican algunos temas especificos en los que se amerita mayor investigaci6n pues atafie a politicas pudblicas que estan siendo implementadas pero sobre las cuales no hay mayor respaldo cientifico, o sobre temas politicamente sensi- bles en los que la carencia de analisis s6lidos basados en evidencia limita la posibili- dad de hacer transformaciofies fundamentales que promuevan la eficacia del sistema judicial, penal y policial para la reducci6n de la violencia y el crimen. 4.1 JPolicia comunitaria o policia coercitiva? El primer tema se refiere al tipo de relaci6n que debe tener la policia con la comuni- dad. Por un lado existe el caso de la policia comunitaria en el que se busca crear vinculos de confianza y respeto entre la comunidad y la policia. Se establecen por lo tanto pequefios puestos policiales en la comunidad, de donde pares de policias reco- rren cl vecindario, atienden a las demandas locales y asi establecen vinculos con los vecinos. El papel del policia en este contexto es resolver ofensas menores, detectar y contrarrestar rapidamente brotes de violencia en la zona, y generar lazos de colabora- ci6n y credibilidad dentro de la comunidad. El contar con mayor respaldo de la co- munidad contribuye al control social de la violencia, mejora el reporte de delitos, y facilita la accion policial. El efecto mas importante que se busca es reducir el numero de crimenes, ya sea porque se resuelven las disputas por medios no violentos, porque se detectan mas facilmente centros de consumo de droga y alcohol, y/o porque se tienen identificados los individuos mas proclives a la violencia. Se dice que en El Salvador, el establecimiento de este tipo de policia comunitaria ha sido definitivo para la reducci6n de las tasas de crimen en un 40 por ciento (Bounds, 2000). Por otra parte, esta el caso en el que la policia tiene cero tolerancia y penaliza severamente gran parte de los actos delictivos. El objetivo es capturar la mayor parte de los individuos que cometen delitos en la sociedad. El supuesto en que se basa esta aproximaci6n es que el grupo de individuos que comete crimenes menores es el mis- mo, o bastante similar, al que comete crimenes mayores, por lo tanto, si se penaliza a los individuos por su primer acto de violencia metiendole a la carcel, se reduce la posibilidad de que ese mismo individuo cometa crimenes mayores. Algunos de los problemas que genera esta aproximaci6n, es que pueden ser severamente castigados individuos que no necesariamente cometerian ofensas mayores, tambien hay meno- res incentivos a denunciar crimenes intrafamiliares, por ejemplo, si la penalizaci6n es muy grande y el que comete la ofensa es el jefe de hogar. Este tipo de estrategia basada en una policia coercitiva fue el adoptado en la ciudad de Nueva York, donde tambien se ha reducido substancialmente las tasas de crimen, pero donde hay in- REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGACION Y POLiTICAS PUBLICAS 249 conformidad con la policia por parte de algunos estamentos de la sociedad por violacio- nes a derechos humanos y uso excesivo del poder15. Es importante tener en cuenta quc este tipo de estrategia puede ser mucho mas controversial en paises donde ya hay histo- rias recientes de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas policiales. 4.2 JPolicia civil o militar? Violencia civil y violencia oficial Otro punto relevante para la regi6n es si la policia debe ser civil o militar. Es impor- tante este tema para muchos paises que recientemente pasaron de ser regimenes auto- ritarios a ser democracias, donde es vital que estamentos del Estado como la policia y la justicia garanticen los derechos de los civiles. Creemos quc la respuesta a estos interrogantes no puede ser generalizada y que mucho depende de las caracteristicas dcl crimen, de la sociedad, y de la policia misma. En 6ste, como en el caso anterior, es relevante tener estudios que evaluen el papel de las estrategias policivas haciendo uso en lo posible de analisis cuantitativos y cualitativos, idealmente con grupos de control, para que se reduzca el componente ideol6gico, y la discusi6n publica de las necesidades policivas corresponda a ull proceso transparente de sociedades democraticas. Existe tambien la necesidad de abrir un debate auin mas general sobre el papel del Estado como factor generador de violencia. Lamentablemente la regi6n cuenta con diver- sas experiencias donde el Estado participa activamente en la gencraci6n do violencia. En Brasil, por ejemplo, existe evidencia sobre el uso excesivo de armas de fuego por parte do la policia (ver capitulo correspondiente en esta publicaci6n). En Colombia algunos miem- bros del ejercito han sido destituidos por sus conexiones con organizaciones paramilitares. 4.3 Reformas judiciales Las reformas a la justicia son prioridad en el continente. A esta conclusi6n han Ilega- do estudios hechos por el Banco Mundial. En el libro de Burki y Perry, McAs alla del Consenso de Washington (1998), se compara la eficiencia del sistema judicial de Latinoamerica con el de otros paises, y la regi6n obtiene la peor calificaci6n. El sistema tiene muchas faltas, y cada pais tiene sus problemas especificos, pero la falta de transparencia en el sistema es generalizada. El sistema ganaria credibili- dad y transparencia si se hacen publicas las decisiones de los jueces. Esta politica, por demas, pondria presi6n sobre los jueces para mejorar su desempenio'9. El sistema 18. Ademas, el cnimen ha bajado en todo el territorio de los Estados Unidos, incluso en ciudades como Los Angeles, en las que no se han implementado reformas policiales. 19. Estas sugerencias no son generalizables, puesto que en algunos paises la situaci6n de seguridad de los jueces ha Ilegado a ser tan critica, que la medida que se tom6 para garantizar el seguimiento del proceso fue exactamente la opuesta. Tal es el caso de los "jueces sin rostro" en Colombia. 250 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AMERICA LATINA tambien podria beneficiarse con politicas derivadas de encuestas de usuarios. Este tipo de informaci6n puede identificar procesos en los que el sistema esta fallando, caracteristicas de los beneficiarios, asignaci6n de carceles, sentencias y otra informa- ci6n que en este momento no existe en la gran mayoria de paises o no esta disponible al publico. Ademas, si se realizan estas encuestas peri6dicamente, tambien pueden ayudar a la evaluaci6n de reformas judiciales. Un aspecto importante que debe estudiarse con detenimiento es el tipo de incenti- vos que enfrentan los fiscales. En Estados Unidos se encuentra que hay dos tipos de incentivos para los fiscales federales: uno que los expone a la opini6n pfiblica y que los lieva a escoger casos en los que el acusado tiene una alta probabilidad de ser sentenciado dado el "dafno social" involucrado en el crimen, y el otro, cuyo m6vil es el desarrollo de sus carreras profesionales, que los lleva a escoger casos donde el acusado contrata abogados defensores privados, porque de esa forma el fiscal entra en contacto con importantes firmas de abogados con las que le interesa tener contacto para el futuro de su carrera profesional. Todo esto Ileva a que el sistema termine beneficiando a los acusados mas ricos, mejor educados, casados y blancos (Glaeser, Kessler y Phicl, 1998). Este tipo de estudios es muy particular para cada caso pero muestra que los incen- tivos dados a jueces, fiscales y otros servidores del sistema judicial, son cruciales para el buen funcionainiento del sistema y mas importante aun, para la reducci6n del crimen. Latinoamerica todavia no cuenta con estudios cientificos sobre los incenti- vos de los principales actores dentro de los sistemas judiciales. Por lo tanto, no sabe- mos bien aun que tipos de reformas podrian mejorarlos y, por tanto, aumentar la eficacia de los funcionarios judiciales en la regi6n. Resulta urgente acometer este tipo de analisis. 5. CONCLUSIONES La primera conclusi6n que sacamos de lo aprendido en esta conferencia: "Crimen y violencia: causas y politicas de prevenci6n", es que se debe hacer un esfuerzo por mejorar la informaci6n sobre crimen y violencia. Al tener datos confiables se puede identificar con claridad los factores de riesgo y los grupos vulnerables a actos violen- tos y se facilita el diseio de politicas y la focalizaci6n de las mismas. Con buenas fuentes de informaci6n, tambi6n es posible generar debates politicos basados en pro- puestas derivadas de anAlisis rigurosos y no en propuestas populistas o ideol6gicas. Al mismo tiempo, si se tienen sistemas de monitoreo en marcha, es relativamente sencillo establccer cl exito que diferentes medidas tienen en la reducci6n del crimen. Tambien encontramos que es necesario avanzar en el entendimiento, medicion y control del impacto de la violencia contra la mujcr. Se sugieren algunas politicas quc buscan mejorar la recolecci6n de datos y ofrecer asistencia a las victimas. En particu- REFLEXIONES SOBRE AGENDAS DE INVESTIGACI6N Y POLilICAS PUBLICAS 251 lar se propone capacitar a mujeres policias y/o crear estamentos especiales dentro del cuerpo de policia que se especialice en recoger denuncias de maltrato contra la mujer y dirija a las victimas a centros donde se ofrezca seguimiento medico y ayuda en el marco judicial. Tambien se propone que se involucre a organizaciones no gubema- mentales en estas actividades. Finalmente, la prevenci6n es un elemento fundamental en la violencia intrafamiliar. Programas de prevenci6n deben scr muy amplios e invo- lucrar multiples aspectos como: programas de educaci6n tanto para mujeres como para hombres adolescentes que ayuden a desarrollar relaciones de pareja mas saluda- bles, programas sobre resoluci6n no violenta de conflictos, programas para identifi- car posibles victimas (nifios en las escuelas y mujeres en los puestos de salud) de violencia intrafamiliar y programas de acceso a asesoria judicial. Otros mecanismos que se sugieren como ideales para promover politicas de con- trol y erradicaci6n de la violencia, son aquellos que conlievan al desarrollo de capital social. Resaltamos, sin embargo, que investigaciones hechas sobre el teina encuen- tran que no todos los tipos de capital social tienen el potencial de reducir el crimen y que por lo tanto las politicas que involucren este mecanismo deben focalizarse en organizaciones sociales que representen a la sociedad en general y no a grupos espe- cificos. Tambien subrayamos la importancia del crecimiento econ6mico en la reducci6n del crimen y el efecto nocivo que tiene una crisis econ6mica dado que se observa un importante elemento de inercia en el comportamiento del crimen violento. Se propu- so, por lo tanto, que existe un argumento mas que favorece la estabilidad econ6mica y que cuando la economia entra en una crisis, debe hacerse un esfuerzo por tomar politicas que contrarresten la primera ola de crimen y eviten su propagaci6n. En cuanto a paises que salen de conflictos armados, resulta crucial el desarme de la poblaci6n, el control de la oferta de munici6n, y la adopci6n de programas de reinserci6n de ex combatientes al mercado laboral legal. Para finalizar, proponemos temas de investigaci6n que consideramos que son cruciales para enfrentar la violencia. Por un lado, se debc examinar ligurosamente el papel y funci6n social de la policia y bajo qu6 estamento (civil o militar) debe 6sta operar. Proponemos estudios cientificos sobre los incentivos de los principales acto- res dentro de los sistemas judiciales para con 6stos tener propuestas concretas de refonnas que conduzcan a sistemas mas eficaces, transparentes y expeditos. La seguridad es un problema puiblico que el Estado debe resolver o controlar. La policia y el sector judicial deben asumir en forma mas eficaz la responsabilidad de responder a las necesidades de los ciudadanos. Creeinos que las propuestas sugeridas en este articulo pueden ayudar a los servidores publicos en esta area a evaluar fre- cuentemente su desempefio y, por lo tanto, a imiovar en estrategias para combatir con mayor eficacia la delincuencia y violencia que afligen a nuestras sociedades. 252 CRIMEN Y VIOLENCIA EN AM¸:RICA LATINA REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Alesina, Alberto y Eliana La Ferrara. 2000. "The deterninants of trust". NBER Working Paper Series. 7621. http://www.nber.org/papers/w7621 Bounds, Andrew. 2000. "El Salvador curbs urban violence". Financial Times, marzo 17. Burki, Shahid Javed, y Guillermo E. Perry. 1998. Mas alla del Consenso de Washington. Lt hora de la reforina institucional. Washington D.C., The World Bank. 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