Panorama de género en América Central María Correia Especialista Principal Valeria Pena Socióloga Principal Región de América Latina y el Caribe Banco Mundial Agosto, 2002 Agradecimiento Deseamos dejar expreso reconocimiento del apoyo brinda- do por la Unidad Regional de Asistencia Técnica (RUTA) para la elaboración de este documen- to. En particular queremos agradecer el trabajo de produc- ción y edición realizado por Ronald Meza y el trabajo de edi- ción y diseño de Roxana Romero de RUTA. Asimismo, agradece- mos a María Elena Ruiz Abril, Consultora del Equipo de Género para Latinoamérica y el Caribe del Banco Mundial, su ayuda con la revisión del informe final. Por último, agradecemos las valiosas aportaciones y perspectivas de todos los participantes en los talleres realizados en los distin- tos países para la elaboración del informe, sin los cuales este tra- bajo no hubiera sido posible. Panorama de género en América Central María Correia Especialista Principal Valeria Pena Socióloga Principal Región de América Latina y el Caribe Banco Mundial Agosto, 2002 iv v Prefacio La Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, planteó la cuestión sobre el modo en que diferían celebrada en 1975 en la ciudad de México, atrajo la las necesidades de hombres y mujeres y cómo pro- atención del mundo hacia el tema de género y lo ductos y servicios podían responder a estas instaló en la agenda de los organismos interna- necesidades y demandas diferenciadas. El trabajo cionales de desarrollo. La atención explícita del del Banco Mundial en materia de género en la Banco Mundial a las cuestiones de género se Región ALC se concentra en los siguientes aspec- remonta a la década de los 60 con esfuerzos ini- tos: a) identificar el modo en que los roles social- ciales concentrados en las mujeres como grupo mente asociados a hombres y mujeres afectan a especial de beneficiarios. A través de los años, el sus respectivas necesidades y prioridades en Banco ha cambiado su enfoque de 'mujer y desa- relación a los proyectos de inversión del Banco; b) rrollo' a 'género y desarrollo', así como hacia los identificar las diferentes limitaciones y oportu- factores que subyacen a la estructura de las rela- nidades de hombres y mujeres para participar y ciones de género en la familia. El trabajo llevado a beneficiarse de los proyectos de inversión del cabo por el Banco y otras agencias bilaterales Banco y los mecanismos para abordar estas limita- durante las dos últimas décadas, ha generado con- ciones; c) identificar si el dirigirse a hombres y senso dentro de la institución sobre el importante mujeres en un proyecto determinado conduce a papel que juegan las cuestiones de género en la resultados distintos; d) identificar el impacto dife- lucha contra la pobreza y su rol fundamental para renciado por género de los proyectos de inversión, alcanzar el desarrollo sostenible. Esto llevó al incluyendo la manera en que las intervenciones Banco en enero del 2002, a aprobar su propia conducen a una mayor igualdad de género o estrategia de género. El documento Integrando refuerzan roles tradicionales negativos. Género en el Trabajo del Banco Mundial, una Estrategia para la Acción, enfatiza la necesidad de Desde 1997, la Región ALC ha sido pionera en la ananlizar las dimensiones de género del desarro- elaboración de Diagnósticos Nacionales de Género llo para informar la toma de decisiones sobre políti- como instrumentos fundamentales para infomar el cas y proyectos. En concreto la estratega establece diálogo entre el Banco y sus clientes. Hasta la mecanismos específicos para desarrollar los fecha se han elaborado los Diagnósticos de aspectos de género en el trabajo del Banco tales Género de Argentina, Brazil, la subregión del como: a) la elaboración de Diágnosticos Caribe, Colombia y Ecuador. El documento que Nacionales de Género periódicos, que analicen las nos ocupa continua dicha línea de trabajo y ofrece dimensiones de género en los distintos sectores un panorama de género para los países socioeconómicos; b) el desarrollo e imple- Centroamericanos. El documento ofrece un análi- mentación como parte de los programas de asis- sis integrado y comparativo de los distintos países tencia a cada país, de políticas y proyectos que en lugar de un tratamiento individual país a país. El den respuesta a los problemas identificados en los informe revela que, si bien en las últimas décadas Diagnósticos Nacionales de Género. se han hecho importantes avances para atajar los problemas y disparidades de género en sectores En la Región de América Latina y el Caribe del como educación, salud, agricultura -especialmente Banco Mundial (Región ALC), género se transfor- en cuanto al acceso a la tierra, todavía existen mó en un área explícita de atención cuando, en importantes cuestiones por abordar en la sub- 1997, el Banco creó un grupo sobre género dentro región. Al igual que en el resto de América Latina y de la Unidad de Gestión Económica y Reducción el Caribe, la incorporación efectiva y definitiva de la de la Pobreza. La premisa original para un enfoque mujer al mercado laboral continua siendo una de específico de género fue la misión de la Region las asignaturas pendientes de la mayoría de estos ALC-reducir la pobreza a través de la entrega de países. Problemas más específicos de la subregión mejores productos y servicios públicos, lo cual tienen que ver con las altas tasas de violencia y vi cómo ésta se retroalimenta en los procesos de socialización de género, o con las dimensiones que alcanzan las brechas de género en poblaciones indígenas, con considerable presencia en algunos países Centroamericanos. Este ejercicio ha tenido por objetivo constituir una rápida reseña de problemas en sectores clave de los países centroamericanos. Brinda un panorama de los problemas de género que experimentan estos países en la actualidad, como base para la discusión, el debate y la acción. Puede asimismo servir de punto de partida para crear y/o fortalecer programas y servicios dedicados a tratar los pro- blemas de género y desarrollo. El Banco Mundial está interesado en participar en las discusiones y en trabajar con nuestras contrapartes en los distin- tos países centroamericanos -tanto gobiernos como organizaciones de la sociedad civil- para pro- mover la solución de los problemas de género en este informe identificados a través de sus políticas y proyectos. vii Tabla de Contenidos Lista de acrónimos ........................................................................... viii Resumen ejecutivo............................................................................ ix I. Introducción.......................................................................... 1 II. Análisis sectorial de género............................................... 1 (a) Tendencias generales.................................................... 1 (b) Tendencias demográficas.............................................. 2 (c) Salud.............................................................................. 5 (d) Violencia........................................................................ 7 (e) Educación...................................................................... 11 (f) Mercado Laboral............................................................ 14 (g) Pobreza.......................................................................... 18 (h) Agricultura y recursos naturales.................................... 20 (i) Microfinanciamiento........................................................ 25 (j) Desastres naturales........................................................ 26 III. Conclusiones........................................................................ 27 IV. Recomendaciones................................................................ 28 Bibliografía........................................................................................ 31 Anexo 1 Cuadros sobre el mercado laboral ................................... 37 viii ix Resumen Ejecutivo E l presente informe muestra los resultados de violencia masculina y conductas de alto riesgo. una revisión sobre las disparidades de Además de que, obviamente se trata de un asunto género en los principales sectores socioe- muy serio que atañe a los hombres, la pobreza conómicos de América Central. Estos aspectos entre las mujeres mayores también es un problema son examinados en la medida en que se relacionan común en la subregión, en vista de que las mujeres con hombres y mujeres en América Central. Dado viven más y aquellas muy ancianas tienden a ubi- que la mayor parte del trabajo pasado en materia carse en los grupos más pobres de la sociedad. de género se ha concentrado en la situación y la condición de las mujeres, la información sobre los n Tasas de fecundidad. La tasa de fecundidad hombres y sobre cómo se ven afectadas las y el tamaño de las familias ha disminuido en todos dinámicas de género es limitada. La revisión sec- los países, en parte debido al uso más generaliza- torial no contiene un análisis de datos primarios; do de anticonceptivos, aunque el promedio regio- sino que se basa en informes publicados y no pu- nal -3,95 niños- continúa siendo superior al prome- blicados provenientes de la subregión y en dio de 2,7 para América Latina. Guatemala posee informes del Banco Mundial, en particular, en las la tasa más elevada, con 4,4 niños, seguida por evaluaciones sociales y de pobreza y documentos Honduras (4,2) y Nicaragua (3,7); entre las más específicos preparados para este informe. Siete altas de América Latina. Asimismo, las tasas de talleres de consulta (uno regional y seis a nivel de fecundidad en adolescentes en América Central país), que contaron con la participación de más de rebasan el promedio para América Latina. La tasa cien representantes de la sociedad civil y del go- más alta se encuentra en Nicaragua, 133 por cada bierno, aportaron datos importantes para el 1.000 mujeres, es decir, casi el doble del promedio informe. regional. En comparación con otros países en América Latina y el Caribe (ALC), Guatemala Hallazgos principales exhibe el uso más bajo de anticonceptivos (el 32 por ciento de las mujeres casadas en edad repro- Revisión Sectorial ductiva) y Costa Rica posee uno de los índices más elevados (el 75 por ciento). Si bien los indicadores sociales en América Central varían considerablemente de un país a otro, Costa n Atención de la salud materna. Con una tasa Rica y Panamá, exhiben los mejores indicadores, y de 220 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, la Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, los mortalidad derivada de la maternidad sigue siendo peores, también se observan similitudes en cuanto alta en Honduras, así como en Guatemala (190), a los indicadores de género y las tendencias en Nicaragua (150) y El Salvador (140). En vista de toda la subregión. La excepción es Guatemala, que el 87 por ciento de los partos en El Salvador país donde las brechas por género son mayores y fue atendido por profesionales en la atención de la los problemas relacionados son más agudos, en salud, es probable que existan problemas bastante parte debido a que los pueblos indígenas cons- agudos con respecto a la calidad del servicio en tituyen la mayoría de la población. ese país. n Esperanza de vida. Si bien en los últimos n Cuidado sexual y reproductivo. Los progra- decenios la esperanza de vida al nacer ha aumen- mas de atención de la salud reproductiva en tado, los hombres viven en promedio de 4,1 a 6,0 América Central, al igual que en gran parte del años menos que las mujeres, observándose la mundo, han tendido a enfocarse en las mujeres, mayor diferencia en El Salvador. Únicamente de excluyendo a los hombres. La falta de atención a dos a tres años tienen que ver con diferencias de los hombres en estos programas contribuye a la tipo biológico, mientras que el resto obedece a fac- falta de entendimiento por parte de los hombres tores relacionados con el género, tales como la con respecto a la salud reproductiva y a una toma x de decisiones mal informada sobre la actividad cación y de los procesos de socialización de sexual y la planificación familiar. Lo anterior, a su género que ocurren en la escuela, limitan la edu- vez, puede generar una fecundidad no deseada y cación y las aspiraciones profesionales y afectan mayores presiones económicas para el hogar. las opciones de que disponen niños y niñas. Además, la omisión de los hombres en la atención de la salud reproductiva también delega la respon- n Mercados laborales. La incursión de las sabilidad de la planificación familiar en las mujeres mujeres en el mercado laboral ha aumentado de y refuerza estereotipos tradicionales relacionados manera uniforme en los últimos tres decenios, con el género. siendo El Salvador y Costa Rica los países que registran los principales aumentos (73 y 69 por n Consumodebebidasalcohólicas. Elnivelde ciento, respectivamente). Sin embargo, los hom- consumo de alcohol parece ser igual entre hom- bres siguen constituyendo una proporción más ele- bres y mujeres, sin embargo, los hombres son vada de la fuerza laboral en comparación con las mucho más vulnerables a la dependencia que las mujeres. En toda la región, los hombres tienden a mujeres. El consumo de alcohol entre los hombres trabajar en la agricultura y la industria, mientras se ha relacionado con comportamientos de alto que las mujeres se concentran más en los servi- riesgo, relaciones sexuales no seguras, violencia y cios. Además, si bien los hombres y las mujeres suicidios. están segregados en diferentes tipos de ocu- pación, se encuentran representados de manera n Violencia. La violencia persiste como un pro- bastante equitativa en la categoría técnica y profe- blema serio en la subregión, particularmente en El sional. La brecha en materia de ingresos según Salvador y Guatemala, países que tienen las tasas género en América Central, que oscila entre el 70 y de homicidio más altas en la región de ALC. el 78 por ciento, se compara favorablemente con la Típicamente, los hombres son tanto los autores de naciones industrializadas como Gran Bretaña y como las víctimas de los crímenes violentos y los Estados Unidos. homicidios. Por el contrario, las mujeres suelen ser víctimas de la violencia doméstica que, de acuerdo n Trabajoinfantil. De acuerdo con las estadísti- con estadísticas oficiales, es predominante en toda cas oficiales de 1998, Guatemala, El Salvador y la subregión. La violencia ha sido vinculada a los Panamá registraron los niveles más altos de traba- procesos de socialización del género que condo- jo infantil. Sin embargo, como resultado del nan y promueven la agresión masculina y la su- huracán Mitch, acontecido a finales de 1998, es de misión femenina. Los papeles asignados por razón suponer que Honduras y Nicaragua exhiban nive- de género, que definen rígidamente a los hombres les superiores en la actualidad, supuesto que es como los proveedores de la familia, también han respaldado por la información disponible. El nivel sido relacionados con la violencia, en vista de que educacional es superior entre los niños que no tra- los hombres pueden recurrir a un comportamiento bajan, pero las diferencias entre los que asisten a agresivo cuando se sienten incapaces de cumplir la escuela y trabajan y los que se dedican exclusi- con ese papel. vamente a estudiar es mucho más alto para los niños que para las niñas. n Educación. La subregión ha progresado en términos del aumento en la cobertura de la edu- n Pobreza. De acuerdo con numerosas evalua- cación, aspecto que ha beneficiado tanto a niñas ciones auspiciadas por el Banco Mundial en como niños, volviendo prácticamente inexistente la América Central, no existe una relación clara entre brecha por razón de género. Estas brechas per- la pobreza y las unidades familiares encabezadas sisten en la zonas indígenas aunque, a nivel por una mujer. Sin embargo, estas mujeres nacional, este indicador exhibe mejoras incluso en enfrentan otros desafíos porque suelen ser madres Guatemala. En toda la región, el beneficio solteras y, por lo tanto, sólo dependen del salario obtenido por año invertido en educación es supe- generado por un adulto. Asimismo, las respon- rior para los hombres que para las mujeres, aunque sabilidades domésticas no pueden ser compartidas todavía no se han determinado las razones que con el cónyuge y estos hogares por lo general gas- explican esta diferencia. Finalmente, los estereoti- tan una mayor proporción de sus recursos en la pos de género transmitidos a través de la edu- compra de bienes y servicios. Debido a la doble xi carga de trabajo que implican las actividades pro- nas, siendo las mujeres indígenas las más vulne- ductivas y domésticas, las madres solteras también rables. dedican menos horas al trabajo remunerado. Además, tienden a buscar trabajos en función de su grado de flexibilidad y compatibilidad con las labores domésticas, en lugar de buscar aquellos que ofrezcan los mejores salarios, beneficios y oportunidades de ascenso. n La agricultura y la tierra. Si bien las estadís- ticas oficiales tienden a subestimar la participación femenina, tanto hombres como mujeres trabajan como agricultores en toda América Central y, por ende, ambos contribuyen de manera importante a la seguridad alimentaria del hogar, a la producción agrícola nacional y a la gestión ambiental. En par- ticular, Nicaragua muestra importantes avances en la disminución de la brecha por razón de género en el área de los servicios de tecnología agrícola. La nueva legislación agraria en Nicaragua, Costa Rica y Honduras está diseñada para reducir las dispari- dades de género en cuanto a la tenencia de la tie- rra. n Crédito y espíritu empresarial. La informa- ción proveniente de Nicaragua y El Salvador indica que tanto hombres como mujeres utilizan el crédito para el desarrollo de empresas y el autoempleo. Sin embargo, los hombres tienden más a emplear el crédito formal, mientras que las mujeres utilizan en mayor medida las fuentes de crédito informales. Los sectores y el tamaño de la operación también varían según el género. Las mujeres suelen soli- citar préstamos más pequeños y, en El Salvador, trabajan en el comercio, mientras que los hombres se concentran en la agricultura. En Guatemala, un estudio financiero rural determinó que los hombres que solicitan préstamos pagan tasas de interés más elevadas que sus contrapartes femeninas, lo que sugiere que las mujeres son vistas como suje- tos de menor riesgo crediticio. n Poblaciones indígenas. Los hogares indíge- nas tienen menor acceso a los servicios reproduc- tivos y mayores tasas de fecundidad. El nivel edu- cacional también es inferior entre los indígenas, siendo las niñas las que reciben menos educación. Asimismo, el abuso del alcohol entre los hombres indígenas es un problema que se cita con frecuen- cia. Finalmente, el acceso a los recursos y a las oportunidades de generación de ingresos con- tinúan empeorando entre las poblaciones indíge- 1 I. Introducción darias, las cuales informan más que todo sobre las mujeres, la información sobre los hombres es limi- 1. El presente informe documenta aspectos rela- tada. tivos al género en América Central en cuanto a 4. Fuentes de Información. El informe parte de: demografía, salud, educación, mercado de trabajo, (i) una revisión de la literatura existente en materia pobreza, agricultura y recursos naturales, desas- de género en América Central, (ii) una revisión do- tres naturales y servicios financieros. El informe es cumental de informes del Banco Mundial, en par- una respuesta al creciente reconocimiento de la ticular, las evaluaciones sociales y de pobreza, y intersección entre género y pobreza en los países (iii) talleres de consulta realizados en América clientes del Banco, así como al interés suscitado Central (un taller regional y seis talleres a nivel de en materia de género por parte de los gobiernos, país) con la participación de más de 100 represen- los organismos internacionales y las ONGs. tantes de la sociedad civil y del gobierno. 2. Objetivos y Alcance. Los aspectos de género 5. Organización del Informe. El presente informe son estudiados en diversos sectores, a fin de bus- se organiza de la siguiente manera: demografía, car formas de reducir las desigualdades y dispari- salud, migración, educación, mercado de trabajo, dades, y mejorar el bienestar social y económico pobreza, agricultura y recursos naturales, desas- de hombres y mujeres. En el presente informe, tres naturales; crédito, conclusiones y recomenda- género se refiere a ambos, hombres y mujeres, y a ciones. los papeles que les asigna la sociedad y, como resultado de ello: (a) a las diferentes necesidades, II. Análisis Sectorial de Género preferencias, intereses y prioridades de los hom- bres y de las mujeres, (b) a las disparidades y (a) Tendencias generales desigualdades basadas en el 6. América Central, que abar- sexo (masculino Recuadro 1 ca a Costa Rica, El Salvador, o femenino), (c) a Alcance del género. G u a t e m a l a , H o n d u r a s , las diferentes Nicaragua y Panamá1, posee oportunidades, li- Aunque tiene un fundamento biológico, el género menos del 0,5 por ciento de la mitaciones y es un concepto relacional que señala papeles asig- masa del globo terráqueo, con desafíos que nados por la sociedad a los diferentes sexos. En un 7 por ciento de la biodiver- palabras de Simone De Beauvoir, uno no nace sien- enfrentan hom- do mujer, sino que se convierte en una. Convertirse sidad del mundo en flora, bres y mujeres y en mujer, al igual que convertirse en hombre, cons- fauna y hábitats. La población (d) a las distintas tituye un proceso de aprendizaje, derivado de humana asciende aproxi- maneras en que patrones sociales establecidos, aplicados por madamente a 35 millones, de los hombres y las medio de normas, pero también a través de la coer- los cuales seis millones son mujeres se ven ción, y modificado a lo largo del tiempo debido a indígenas y pertenecen a 50 afectados por el cambios en el poder y la estructura normativa de los grupos linguísticos étnicos. desarrollo social y sistemas sociales. La ubicación estratégica de económico y la América Central, como forma en que puente terrestre entre América contribuyen al mismo. del Norte y América del Sur, ha aumentado su vul- nerabilidad a desastres naturales y a los provoca- 3. El informe discute aspectos de género desde la dos por el hombre. La subregión presenta con- perspectiva masculina y femenina, con base en la trastes: países individuales que poseen tanto los premisa de que tanto los hombres como las indicadores más altos como los más bajos de mujeres se ven afectados negativamente por los desarrollo social y económico en América Latina. papeles dictados por la sociedad. Pero, debido a que se basa principalmente en fuentes secun- 1Aunque Belice es parte de la geografía de América Central, en términos administrativos pertenece a la subregión del Caribe en el Banco Mundial y no se incluye en el presente informe. 2 7. Los indicadores sociales en América Central tinúa siendo mayor para los hombres, quienes son heterogéneos, siendo Costa Rica y Panamá generan más del 70 por ciento de los ingresos. los países que muestran el mejor desempeño en casi todas las categorías. Por ejemplo, Costa Rica 10. Finalmente, las mujeres en América Central es uno de los pocos países en América Latina con parecen arreglárselas relativamente bien en la un alto Índice de Desarrollo Humano2, de acuerdo política y en la fuerza laboral. En comparación con con las mediciones realizadas por el Programa de su índice de Desarrollo Relativo al Género, todos las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en los países en América Central ocupan una mejor 1999 (siendo los otros países Chile, Argentina y posición en el Índice de Potenciación de Género Uruguay). Panamá posee el cuarto índice más alto del PNUD, que toma en cuenta la proporción de de desarrollo medio, seguido únicamente por escaños parlamentarios ocupados por mujeres, la Venezuela, entre los países de América Latina en proporción de mujeres que ocupan puestos como esta categoría. Aunque El Salvador, Honduras, administradoras y gerentes, la proporción de Guatemala y Nicaragua se consideran países de mujeres profesionales y trabajadoras técnicas, y el desarrollo medio, ocupan las posiciones 107, 114, Producto Interno Bruto (PIB) real de las mujeres 117 y 121, respectivamente, a nivel mundial. per capita4 . Las mujeres ocupan el 19,3 por ciento de escaños parlamentarios en Costa Rica, el 16,7 8. Costa Rica ocupa la posición 34 en el índice de por ciento en El Salvador, el 12,5 por ciento en Desarrollo Relativo al Género del PNUD, el cual Guatemala, el 10,8 por ciento en Nicaragua, el 9,7 incluye cuatro variables desagregadas por género: por ciento en Panamá, y el 9,4 por ciento en esperanza de vida al nacer, tasas de alfabetismo, Honduras. A modo de comparación las cifras co- tasa bruta de matriculación, y grado de partici- rrespondientes para Chile, Uruguay y Brasil son del pación en la generación de ingresos. Panamá 9 por ciento, 6,9 y 5,9 por ciento, respectivamente. ocupa la posición 45, mientras que Guatemala se encuentra en el lugar 111, El Salvador en el 114, (b) Tendencias demográficas Honduras en el 119 y Nicaragua en el 1263. Las comunidades indígenas en Guatemala se encuen- 11. Estructura de la Población. La población tran más abajo en el índice que el promedio de América Central es joven y principalmente rural, nacional (PNUD, 1998 a:23). aunque rápidamente se está volviendo más urbana. Con la excepción de Panamá, la propor- 9. Los aspectos y las tendencias relativas al ción de la población menor de 15 años es mayor en género son notablemente similares entre los pa- todos los países centroamericanos que en la región íses centroamericanos, con excepción de de ALC en general5. América Central está pasando Guatemala, donde la mayoría de la población es por una transición demográfica, caracterizada por indígena. En todos los países, las mujeres viven decrecientes tasas de mortalidad y fecundidad. La más que los hombres, la tasa de fecundidad está migración interna e internacional se mantiene en disminuyendo y el uso de anticonceptivos está altos niveles, incluso después del cese de los con- aumentando. Asimismo, en toda la subregión, la flictos armados en la región. Actualmente, más de brecha de género con respecto a la educación y al la mitad de la población de Costa Rica, Honduras, analbafetismo casi ha desaparecido. En todos los Nicaragua y Panamá reside en las zonas urbanas países, la participación en el mercado laboral con- (Indicadores del Desarrollo Mundial, IDM, 1999). 2El Índice de Desarrollo Humano comprende cinco variables: esperanza de vida al nacer, tasa de mortalidad infan- til, tasa de mortalidad de niños menores de cinco años, personas que no se espera que vivan más de 60 años y tasa de mortalidad materna. 3El indice de 1999 se basa en información de 1995 4 La Clasificación es la siguiente: Costa Rica ocupa la posición 23; El Salvador, la 41; Guatemala, 44; Panamá; 47; y Honduras, 53. Nicaragua no fue clasificada en el Informe sobre Desarrollo Humano de 1999. 5 Las proporciones respectivas son Costa Rica (33 por ciento), El Salvador (36 por ciento), Guatemala (44 por cien- to), Honduras (43 por ciento) y Nicaragua (44 por ciento). 3 De continuar esta tendencia, América Central será diferencial entre géneros más elevado se encuen- predominantemente urbana dentro de cinco años. tra en El Salvador, con seis años; seguido por A modo de comparación, a excepción de Guatemala, con 5,8 años (este país también exhibe Guatemala, la subregión posee una población indí- la esperanza de vida global más baja en la sub- gena relativamente pequeña (véase el Cuadro 1). región). A los 1,8 años, el diferencial más bajo se observa en Costa Rica, país que además cuenta con la esperanza de vida más alta en la subregión Cuadro 1. Población Indígena en Centroamérica tanto para hombres como para mujeres. La población en edad avanzada (60 años o más) es País Población Porcentaje de la relativamente pequeña -oscila entre el cinco y el Indígena Total Población Total ocho por ciento de la población- pero se espera (en 000's) que aumente a medida que disminuya la tasa de fecundidad y aumente la esperanza de vida. Costa Rica 30 1 El Salvador 400 7 Cuadro 2. Esperanza de vida, 1999 Guatemala 5.300 66 Honduras 700 15 País Hombres Mujeres Diferencial por Género Nicaragua 160 5 Panamá 140 6 Centroamérica 6.730 19 Costa Rica 74.3 76.1 1.8 Fuente: Organización Panamericana de la Salud (OPS) El Salvador 66.5 72.5 6.0 y Organización Mundial de la Salud (OMS) 1994. Guatemala 61.4 67.2 5.8 Honduras 67.5 72.3 4.8 12. Guatemala era el país más poblado de la sub- Nicaragua 65.8 70.6 4.8 región en 1999, con una población total de 11,1 mi- Panamá 71.8 76.4 4.6 llones, seguido por Honduras (6,3 millones), El Centroamérica 68.4 74.0 5.6 Salvador (6,2 millones), Nicaragua (4,9 millones), Costa Rica (3,9 millones) y Panamá (2,8 millones). Fuente: Fondo de Población de las Naciones Unidas En 1995-2000, el crecimiento demográfico en la (FNUAP), 1999 (Situación de la Población Mundial.) subregión (1,9 por ciento) superó el de toda América Latina (1,6 por ciento). Si tomamos cada país por separado, la tasa de crecimiento fue del 2,5 por ciento para Costa Rica, del 2,0 por ciento Cuadro 3. Desglose por sexo de la población de 65 para El Salvador, 2,6 por ciento para Guatemala, años o más en Centroamérica, 1998 2,8 por ciento para Honduras, 2,7 por ciento para Nicaragua y del 1,6 por ciento para Panamá (FNUAP, 1999). País Mujeres de 65 años y más por cada 100 hombres 13. Esperanza de Vida. Al igual que en casi todos los demás países, la esperanza de vida en América Central es mayor para las mujeres que Costa Rica 115 para los hombres. En los últimos decenios, todos El Salvador 120 los países centroamericanos han experimentado Guatemala 110 un aumento en la esperanza de vida al nacer tanto Honduras 118 para hombres como para mujeres. Sin embargo, Nicaragua 126 cuando las mujeres llegan a los 74 años y los hom- Panamá 106 bres a los 68,4 años de edad, el diferencial entre géneros es significativo (véase el Cuadro 2). Las Fuente: Banco Mundial 2000 (IDM) mujeres también constituyen la mayoría de la población en los grupos de todas las edades. El 4 14. Fecundidad. Las tasas de fecundidad varían adolescentes implican, entre otras cosas, que los drásticamente en la subregión. Panamá y Costa recién nacidos puede que se encuentren en sus Rica, que tenían una tasa de fecundidad de 2,6 en primeros años críticos de desarrollo con padres 1998, son los únicos países con tasas de fecundi- incapaces de facilitarle lo que ellos necesitan, ya dad inferiores al promedio de América Latina, que sea física o emocionalmente. es de 2,7 (véase el Cuadro 4). Guatemala (4,4) y Honduras (4,2) -junto con Bolivia (4,1) y Haití (4,3)- 16. Mortalidad. En 1998, la probabilidad de morir poseen las tasas de fecundidad más altas en entre los 15 y 59 años de edad era uniformemente América Latina (Banco Mundial, 2000). El mayor para los hombres que para las mujeres en Salvador se encuentra en un punto intermedio, con todos los países de la subregión. De acuerdo con una tasa de fecundidad de 3,3. La fecundidad total la Organización Mundial de la Salud (OMS) la tasa en América Central declinó entre 1995 y 2000 era de 75 por cada 1.000 mujeres, en comparación hasta alcanzar el nivel actual de 3,95. con 124 para los hombres en Costa Rica; 96 para las mujeres y 148 para los hombres en Panamá; 15. Fecundidad en Adolescentes. En todos los 150 para las mujeres y 208 para los hombres en países centroamericanos, la fecundidad continúa Honduras; 157 para las mujeres y 217 para los siendo relativamente elevada entre mujeres ado- hombres en Nicaragua; 153 para las mujeres y 239 lescentes, particularmente en Nicaragua. Entre las para los hombres en El Salvador; y 201 para las mujeres de 15 a 19 años, la tasa de embarazos en mujeres y 312 para los hombres en Guatemala. adolescentes por cada 1.000 es de 80 para Las tasas más altas de mortalidad entre los hom- Panamá, 82 para Costa Rica, 106 para Guatemala, bres de bajos ingresos en ALC obedecen a que su 107 para El Salvador, 111 para Honduras y 133 comportamiento es más agresivo y arriesgado lo para Nicaragua (véase el Cuadro 4). Lo anterior que, a su vez, ha sido vinculado con los papeles contrasta con el promedio de 74 por cada 1.000 asignados por razón de género, rígidamente para América Latina y de 51 por 1.000 para definidos para los hombres, y la incapacidad de los Estados Unidos (Banco Mundial, 2000). Dentro de hombres de bajos ingresos de satisfacer las expec- la subregión, los altos índices de fecundidad entre tativas de la sociedad y la familia. Cuadro 4. Indicadores de salud reproductiva para los países centroamericanos, 1990-1998 País Fecundidad Fecundidad en Uso de Mortalidad % de nacimien- Total adolescentes anticonceptivos Materna tos asistidos por 1998/1 1998/2 1990-1998/3 1990-1998/4 personal de salud calificado 1996-1998 Costa Rica 2.6 82 75/5 29 97 El Salvador 3.3 107 60 140/6 87 Guatemala 4.4 106 32 190 29 Honduras 4.2 111 50 220 47 Nicaragua 3.7 133 60 150 65 Panamá 2.6 80 64/5 85 84 Fuente: Banco Mundial, 2000 (con base en censos demográficos y de salud y oficinas nacionales de estadísticas). 1/Nacimientos mujer 2/Nacimientos por cada 1.000 mujeres entre 15-90 años de edad 3/Porcentaje de mujeres entre 15-49 de edad 4/Por cada 100.000 nacidos vivos (cifras oficiales en el caso de Honduras, cifras basadas en datos del censo en el caso de Costa Rica, cálculos realizados por la OMS y Eurostat para Guatemala) 5/ONU 1995, la tasa para Costa Rica es de 1986, la tasa para Panamá es de 1980 y 1986 6/Fuente: OMS, datos de 1993 5 (c) Salud 2000). Por otro lado, los hombres se ven afectados por sífilis, el síndrome de inmunodeficiencia 17. Tendencias Generales. En general, Costa adquirida (SIDA) y por otras enfermedades de Rica y Panamá poseen los mejores indicadores transmisión sexual (ETS), así como por dependen- globales en materia de salud, mientras que cia del alcohol y las drogas, factores que elevan las Guatemala exhibe los peores. Como se mencionó tasas de muertes traumáticas (OPS/OMS anteriormente, la tasa de fecundidad en Honduras 1994:358-363). y Guatemala están entre las más altas de la región, al igual que los niveles de mortalidad infantil. Al 20. Atención de la Salud Materna y Mortalidad mismo tiempo, todos los países están sufriendo Materna. La tasa de mortalidad materna varía con- una transición epidemiológica, pasando de altos siderablemente en América Central. En 1990- niveles de mortalidad precoz por enfermedades 1998, la mortalidad materna era de 29 por cada infecciosas a patrones de mayor esperanza de vida 100.000 nacidos vivos en Costa Rica, 85 en y predominio de enfermedades crónicas. Esta Panamá, 150 en Nicaragua, 190 en Guatemala, transición aumenta la presión sobre los sistemas 220 en Honduras (véase el Cuadro 4). De acuerdo de atención de la salud, los cuales deben satis- con las últimas cifras disponibles, la tasa en El facer de manera simultánea demandas de servicio Salvador fue de 140 en 1993, habiendo disminuido para enfermedades de curso rápido junto con a 127 en 1991 (OMS). La proporción de nacimien- enfermedades crónicas. tos atendidos por personal de atención de la salud en el período de 1996 a 1998 alcanzó un promedio 18. El índice de hospitalización para las mujeres de 97 por ciento en Costa Rica, 87 por ciento en El es superior al de los hombres y está relacionado Salvador, 84 por ciento en Panamá, 65 por ciento principalmente con aspectos de salud reproductiva, en Nicaragua y 47 y 29 por ciento en Honduras y sobre todo, partos, abortos y cirugía ginecológica- Guatemala, respectivamente. La alta mortalidad obstétrica. Empero, si se excluye la salud repro- materna combinada con el uso generalizado de ductiva, los hombres se convierten en los princi- atención de la salud materna sugiere la existencia pales destinatarios de los servicios hospitalarios, de serios problemas en la calidad y eficiencia del según datos provenientes de Costa Rica, El cuidado, particularmente en El Salvador. Salvador, Guatemala y Panamá (OPS/OMS 1994: Guatemala y Honduras exhiben el nivel más bajo 365). De acuerdo con el estudio de pobreza rea- de uso de servicios calificados de la salud y la tasa lizado por el Banco Mundial en Panamá, la violen- más alta de mortalidad materna en la subregión. cia, el alcoholismo y el embarazo en adolescentes son preocupaciones de salud importantes entre los 21. Uso de Anticonceptivos. La cantidad de pobres. Las evaluaciones de pobreza del Banco mujeres casadas en edad reproductiva (15 a 49 realizadas en Panamá, Guatemala y Nicaragua, años) que han usado alguna forma de anticoncep- concluyeron que los pueblos indígenas tienen el tivos varía entre un 32 por ciento para Guatemala y acceso más limitado a los servicios de salud en la un 75 por ciento en el caso de Costa Rica (véase subregión. el Cuadro 4). Como se mencionó anteriormente, la fecundidad en adolescentes es alta, en especial en 19. Problemas Crónicos de Salud. Al igual que Nicaragua. Las relaciones sexuales sin protección en otras partes del mundo, las diferencias de no sólo ponen a las niñas en riesgo de un embara- género son evidentes en las enfermedades cróni- zo no deseado, sino que además ponen a niñas y cas que enfrentan las mujeres y los hombres. Las niños en riesgo de contraer enfermedades de mujeres se ven afectadas por cáncer en los transmisión sexual, incluyendo SIDA/VIH (FNUAP, órganos reproductivos y en las mamas, así como 1999). por enfermedades cerebrovasculares. Más recien- temente, la violencia doméstica ha ganado 22. Papeles Masculinos en la Salud Sexual y reconocimiento como una causa subyacente de Salud Reproductiva. Bajo la rúbrica de servicios problemas de salud y de mortalidad entre las maternos e infantiles, los programas de salud mujeres en América Central y en la región de ALC reproductiva en América Central tienden a enfo- en general, a pesar de problemas de cuantificación carse en las mujeres y a excluir a los hombres. Se y de tantas situaciones no reportadas (Shrader, trata de una tendencia a nivel mundial. Muy pocos 6 países en el mundo han ampliado sus programas a a presiones económicas en el hogar. No tomar en fin de incluir a los hombres, aun cuando una de las cuenta a los hombres en materia de salud repro- principales recomendaciones derivadas de la ductiva también delega la responsabilidad de la Conferencia Internacional sobre Población y planificación familiar sobre las mujeres y refuerza Desarrollo, celebrada en 1994, fue la necesidad de los estereotipos tradicionales. ampliar las responsabilidades de los hombres en cuanto a la planificación familiar y de extender los 24. SIDA. Si bien las estadísticas desagregadas servicios para abarcar tanto a hombres como a por género no están disponibles, la mayoría de los mujeres. La mayor disponibilidad y uso de anti- casos reportados de SIDA siguen siendo de hom- conceptivos femeninos también ha reducido la par- bres. No obstante, si vemos las tendencias en la ticipación de los hombres en la planificación fami- región de ALC, el SIDA está creciendo más rápida- liar y en otras decisiones relativas a la salud repro- mente entre las mujeres que entre los hombres. ductiva. En Honduras, por ejemplo, la responsabi- Como muestra el Cuadro 5, en Honduras se lidad de la planificación familiar recae completa- reportó el mayor número de casos de SIDA (13,7 mente sobre las mujeres (Centro de Derechos de casos por cada 100.000 habitantes), seguido por Mujeres, 1997). De acuerdo con el Fondo de Panamá, con 9,1 casos. Nicaragua posee la menor Población de las Naciones Unidas (FNUAP), incidencia reportada (0,6), pero esto puede reflejar Nicaragua tiene una situación bastante similar, por aspectos relacionados con la recopilación de datos cuanto el plan nacional de salud no menciona la (PNUD, 1998). Entre los grupos en riesgo, responsabilidad masculina en materia de planifi- Honduras también posee la tasa más alta, 19,8 por cación y no contiene estipulación alguna con cada 100.000 según la USAID. De acuerdo con el respecto a los servicios de salud reproductiva para Ministerio de Salud Publica de Honduras, el 16,3 los hombres (FNUAP, 1999). por ciento de los casos de SIDA en 1995 ocurrieron en el grupo de 10-24 años de edad (OPS, 2000). Y 23. Las nociones erróneas sobre el nivel de como se observó anteriormente, si bien la mayoría conocimiento que los hombres tienen sobre temas de los casos de SIDA reportados en la sub- de salud reproductiva y sexualidad puede tener región son de hombres, evidencia reciente de la serias consecuencias. Un estudio del grupo indí- OPS indica que las mujeres casadas en edad gena Mam de Guatemala, determinó que los hom- reproductiva están en el grupo con la tasa más rá- bres en general desconocían los aspectos pida de crecimiento de seropositividad en todos los anatómicos y fisiológicos relacionados con la sexu- países centroamericanos. alidad, incluyendo los procesos de reproducción y las relaciones funcionales entre madre e hijo durante el embarazo, los ciclos de fecundidad y los riesgos que acarrea el embarazo (Méndez- Cuadro 5. Incidencia del SIDA en Centroamérica Domínguez, 1998). Por ejemplo, los hombres con- fundían el período de más riesgo de embarazo con el período de menor riesgo. Un estudio cualitativo realizado en 1996-1997 en zonas urbanas pobres País Caso de SIDA por cada 100.000 de Argentina, señaló que los hombres carecían de información sobre la salud sexual y reproductiva, y la información de que disponen suele estar incom- Costa Rica 5.5 pleta (Megoli, 1998). Asimismo, el estudio reveló El Salvador 7.1 que los conocimientos del hombre sobre métodos Guatemala 7.6 anticonceptivos es limitado, el uso de anticoncep- Honduras 13.7 tivos por parte de los hombres y sus parejas tam- bién es escaso, y la falta de información exacta Nicaragua 0.6 sobre salud reproductiva fomenta el predominio de Panamá 9.1 mitos en torno a la anticoncepción y a las enfer- medades transmitidas por contacto sexual. La Fuente: PNUD 1998 toma de decisiones no informadas puede conducir a un embarazo no deseado y, como consecuencia, 25. Abuso del Alcohol. El abuso de las bebidas 7 alcohólicas constituye un problema serio en tienen las tasas más elevadas en la región de ALC, América Central, particularmente entre los hom- con 150 asesinatos por cada 100.000 habitantes bres. Los hombres y las mujeres parecen usar y (Banco Mundial, 1997). En Colombia, la tasa co- abusar del alcohol en igual medida, pero los hom- rrespondiente era de 89,5 a finales de los ochenta bres son considerablemente más vulnerables a la y principios de los noventa. Nicaragua posee la dependencia que las mujeres. De acuerdo con la tasa más alta en América Central, con 18,3 homi- OMS, a menudo los hombres ven el consumo de cidios por cada 100.000 habitantes. alcohol como una manera de relajarse o de mane- jar el estrés, así como una reacción a factores 28. En todo el continente americano, las tasas más externos negativos como la pérdida del trabajo o la desesperanza. Según un estudio realizado por la Cuadro 6. Tasas de homicidios por cada 100.000 Asociación Demográfica Costarricense, existe una habitantes en América Central relación entre el uso del alcohol y las conductas que implican riesgo, incluyendo las relaciones se- País Fin 80s/princ. 90s xuales no seguras (Madrigal y Schiffer, 1992, cita- do en Pyne, 2000). Los jóvenes se encuentran bajo mucha presión para demostrar valor y capaci- dad para la lucha y el dolor físico, como una señal Costa Rica 5.6 /a de haber llegado a la edad adulta. Beber excesi- El Salvador 150 vamente, así como emborracharse rápidamente, es un tributo al valor y la solidaridad entre los hom- Guatemala 150 bres jóvenes. Los homicidios, las peleas brutales y Honduras 9.4 /b los suicidios no se consideran comportamientos Nicaragua 18.3 /b aceptables entre los jóvenes, pero por ser resulta- Panamá 10.9 do del consumo de alcohol, se vuelven tolerables. Fuentes: OPS, 1997, citado en Banco Mundial 1997 26. Las mujeres y las niñas también consumen a/Ministerio de Seguridad, 1997 (datos de 1995). alcohol, aunque las normas sociales no alientan b/Britannica World Data 1996 dicha práctica. Además, existen variaciones con- siderables en el consumo femenino dentro de los altas de homicidios se encuentran entre los hom- países. Una encuesta nacional realizada en 1981 bres jóvenes de 15 a 24 años de edad (OPS, 1993, en Costa Rica mostró que la proporción de mujeres citado en Barker, 1998). La violencia la practican que se abstiene de ingerir alcohol oscila entre el 34 principalmente hombres jóvenes hacia otros por ciento en Limón y el 61 por ciento en Santa jóvenes (Banco Mundial, 1997, Pollack, 1998) e Cruz (Pyne, 2000). Sin embargo, entre aquellas involucra crímenes, violencia callejera y de pandi- que lo ingieren, una proporción muy pequeña de llas, y conflictos laborales (van Bronkhorst, 1999). mujeres eran tomadoras excesivas, e incluso se Los datos sobre mortalidad demuestran lo serio identificó una proporción aun más pequeña como que es el problema de la violencia entre los hom- alcohólicas. En las mujeres hondureñas, se ha bres jóvenes en América Central. En El Salvador, reportado que el abuso del alcohol está relaciona- por ejemplo, las tasas de mortalidad de hombres do con condiciones desesperadas tales como el (200 por cada 100.000 habitantes) son diez veces aborto, la muerte de un pariente, el fracaso y el más altas que las de las mujeres (Cruz, 1999; abandono de la pareja (OMS, 1993, citado en véase el Cuadro 7). Lo anterior concuerda con las Pyne, 2000). Entre las niñas, las probabilidades de tendencias observadas en el resto de la región: en tener relaciones sexuales precoces aumentan con América Latina, Norteamérica y el Caribe, las tasas el consumo de alcohol (Pyne y otros, 2000). de mortalidad de hombres jóvenes son entre dos y siete veces más elevadas que la de las mujeres (d) Violencia jóvenes (Barker, 1998). Las mujeres también son víctimas de crímenes, pero son más propensas a 27. Si usamos como medida las tasas de homi- sufrir agresión doméstica y sexual (van Bronkhorst, cidios, América Latina y el Caribe es la región más 1999) y sus lesiones suelen ser menos mortales. violenta del mundo. El Salvador y Guatemala 29. La violencia también se asocia con niveles 8 socioeconómicos inferiores, desempleo o subem- tamiento disfuncional. La incidencia de violencia pleo, menos educación y abuso de bebidas alco- familiar también ha sido vinculada al consumo de hólicas y de drogas (Buvinic y otros, 1999). alcohol, lo cual no es necesariamente la causa, Asimismo, sufrir o ser testigo de abuso crónico pero puede eliminar inhibiciones que, de otra ma- durante la niñez aumenta considerablemente las nera, seguirían existiendo (Pyne, 2000). probabilidades de que un niño se convierta en un adulto violento (Huesmann y otros, 1984, citado en Buvinic y otros, 1999). Los estereotipos tradi- cionales -transmitidos a través de la escuela, los medios de comunicación y el hogar- refuerzan la agresión y el poderío físico, y el comportamiento de alto riesgo entre los niños, y la sociabilidad, el desarrollo de relaciones y la sumisión entre las niñas (Pollack, 1998). 30. Los hombres y la Violencia. La violencia Cuadro 7. Tasas ajustadas de muertes violentas por cada 100.000 habitantes en la zona metropolitana de San Salvador, según el género y edad Edad Hombres Mujeres Menor 15 años 7.59 2.02 15-34 años 220.48 17.51 Mayor 34 años 152.85 16.16 Fuente: Instituto de Medicina Forense, El Salvador, as citado en Cruz, 1999 masculina se ha asociado con los papeles y las expectativas relacionadas con el género. De acuerdo con Pollack (1998), la violencia masculina existe porque la ira es la única emoción masculina "aceptable" para la sociedad. Cuando la ira de los hombres se intensifica, puede degenerar en violen- cia contra otros u ocasionar una violencia auto infligida. Asimismo, Polack observa que la violen- cia es cuestión de honor. Para mucho niños, rehusar a pelear puede ser signo de una masculi- nidad ambigua y, por ende, golpear a otros es una manera de proteger el honor masculino. Según Barker (1998), ser hombre en América Latina sig- nifica trabajar duro, ganar bien, ser responsable y proveer recursos financieros para la familia. Cuando estas metas son difíciles de alcanzar, los hombres generalmente afirman su masculinidad mediante actos de violencia y otro tipo de compor- 9 Recuadro 2 Pandillas juveniles y violencia en Centroamérica Las pandillas juveniles están presentes en toda América Latina y el Caribe, y se reconocen como una amenaza importante para el desarrollo social y económico de la región. Algunos aspectos importantes sobre las pandillas juveniles en América Central son los siguientes: EL SALVADOR. La violencia, que ha aumentado en El Salvador desde que finalizó la guerra civil en 1992, está relacionada con pandillas de jóvenes y adultos jóvenes denominados maras. Se cree que la afiliación a estas pandillas está en aumento y algunos estudios sugieren que hasta 30.000 jóvenes podrían pertenecer a pandillas callejeras en todo el país (Banco Mundial, de próxima publicación). Un estudio realizado en dicho país reportó que cerca de tres cuartas partes de los miembros son hom- bres, con una edad promedio de 18,5 años, y generalmente provienen de familias en donde falta uno de los padres. Las maras, que son sumamente violentas, han surgido como resultado de la alta migración y deportación de ilegales salvadoreños de los Estados Unidos. Por lo tanto, suelen provenir de la clase media baja, en lugar de las clases de niveles socioeconómicos más bajos. GUATEMALA. Las pandillas guatemaltecas, también denominadas maras, tienden a ser mucho menos violentas y destructivas que sus equivalentes salvadoreñas y más jóvenes (la edad promedio es de 14 años). Además, a diferencia de en El Salvador, en las maras guatemaltecas es más común tener mujeres como miembros e, incluso, como líderes. NICARAGUA. La violencia y la criminalidad han aumentado de manera constante en Nicaragua desde 1990. Las pandillas nicaragüenses se ubican en las zonas urbanas. La edad de sus miembros oscila entre los siete y los veintidós años y predominan los hombres. Las pandillas están muy involu- cradas en asaltos, robo armado, violaciones y, ocasionalmente, asesinatos. COSTA RICA. En comparación con sus vecinos, el problema de la delincuencia juvenil en Costa Rica es mucho menos serio. Sin embargo, está en aumento. Por lo general, los miembros de las pandillas tienen entre 12 y 16 años y practican más que todo asaltos y hurtos menores. HONDURAS Y PANAMÁ. Si bien las pandillas también constituyen un problema en estos dos países, particularmente en Honduras, se dispone de poca información al respecto. De acuerdo con el examen de la literatura existente, los aspectos básicos relacionados con las pandi- llas juveniles son los siguientes: pobreza, la mayoría de estas pandillas surgen de la pobreza urbana; particularidad, los comportamientos y patrones de formación de las pandillas varían consideramente de un país a otro; vínculos con la comunidad, algunas pandillas poseen fuertes vínculos con la comu- nidad, por lo que no dirigen directamente la violencia a su propia comunidad (por ejemplo, Nicaragua); drogas, algunos grupos que trafican con drogas (en contraposición con su consumo) tienden a ser mucho más violentos (salvo las maras de El Salvador, que a pesar de no involucrarse en el narcotrá- fico, son sumamente violentas); migración, las pandillas son el resultado de la deportación de per- sonas ilegales de Estados Unidos, donde estos jóvenes aprendieron a comportarse de manera vio- lenta como miembros de las pandillas de latinos en ciudades como Los Ángeles; e identidad, los estu- dios sugieren que los miembros de pandillas buscan respeto y amistad, así como personas que hagan las veces de familia (Moser y McIlwaine, 2001). Fuente: Rodgers, 1999. 10 31. Violencia contra las Mujeres. Las estadísticas disponibles para Costa Rica, Nicaragua, y Guatemala sugieren que la violencia contra las mujeres es común, sin importar cuáles sean los indi- cadores sociales y económicos de un país (véase el Cuadro 8). Dos estudios en Nicaragua destacan el predominio de la vio- Cuadro 8. Incidencia de violencia doméstica y Sexual lencia contra las mujeres. La encuesta demográfica y de salud realizada en Nicaragua en 1998, indica que el 29 por cien- Tasa de País Esposas to de las mujeres que han estado casadas o Violación/100.000 habitantes Agredidas en una relación de pareja han sido abusadas física o sexualmente. El 36 por ciento de estas mujeres sufrió abusos mientras se Costa Rica 9.5 54 encontraban embarazadas y el 57 por ciento, Guatemala -- 49 en presencia de sus niños. Otro estudio rea- Nicaragua -- 52 lizado en Managua, en 1997, determinó que Panamá 3.7 -- más del 53 por ciento había sufrido abuso físi- co, psicológico o sexual (Morrison y Orlando, Fuentes: Informes de Población Reports 1999, Naciones Unidas 1994 1999) (véase el Recuadro 3). a/ Cifras reportadas de violaciones por cada 100.000 habi- tantes 32. Y de acuerdo con Morrison y Orlando b/ Porcentaje de la presencia de por vida de abuso físico a (1999): "Una de las consecuencias más severo por parte de un compañero intimo, a partir de encues- insidiosas de la violencia doméstica es que tas nacionales representativas de la población perpetúa la violencia tanto dentro como fuera Nota: Cifras no disponibles para Honduras y El Salvador del hogar. Existe amplia evidencia que mues- tra que la violencia es, al menos en parte, un Recuadro 3 Incidencia y costos económicos asociados de la violencia doméstica en Nicaragua Una encuesta muestral con 378 mujeres realizada en 1997 en Managua sobre violencia doméstica re- veló lo siguiente: n El 53 por ciento de las mujeres entrevistadas había sufrido abuso psicológico, físico o violencia sexual; el 28 por ciento había soportado violencia física severa; y el 18 por ciento había experimenta- do violencia sexual, n Las mujeres que habían sido abusadas tendían más a trabajar fuera del hogar, n LaviolenciadomésticaafectaconsiderablementelosingresosdelamujerenManagua:lasmujeres que sufrían violencia física ganan sólo el 57 por ciento de lo que ganan las mujeres no maltratadas, n Todas las formas de violencia doméstica reducían los ingresos de las mujeres en US$29,5 mi- llones, lo que corresponde al 1,6 por ciento del PIB de 1996 (sin incluir los efectos multiplicadores de la pérdida de ingresos), n Los mayores ingresos no parecen proteger a las mujeres contra la violencia ni tampoco los menores ingresos las hacen más vulnerables al abuso, n Laviolenciadomésticaacarreauncostoparaelsistemadeatencióndelasalud-lasmujeresabu- sadas utilizaban dos veces más los servicios que las que no habían sido abusadas-. Fuente: Morrison y Orlando (1999) 11 comportamiento aprendido. Por lo tanto, los niños el Recuadro 3). De acuerdo con dicho análisis, las que crecen siendo testigos de actos de violencia, mujeres que han sufrido violencia física ganan son más propensos a ser futuros abusadores, solamente el 57 por ciento de lo que ganan las mientras que las niñas que presencian actos de mujeres que no han sido objeto de abuso (Morrison violencia en contra de las mujeres, son más vul- y Orlando, 1999). Todas las formas de violencia nerables a ser futuras víctimas. Presenciar actos doméstica redujeron los ingresos de las mujeres en violentos también enseña a los niños que la violen- aproximadamente US$29,5 millones, lo que corres- cia es una manera apropiada de resolver desave- ponde al 1,6 por ciento del PIB de 1996 (sin incluir nencias, lo cual probablemente conduzca a más los efectos multiplicadores de las ganancias no violencia fuera del hogar". percibidas). Asimismo, las mujeres que han sido abusadas tenían el doble de veces de probabili- 33. Violencia/Abuso Sexual Infantil. La práctica dades de usar los servicios de atención de la salud, del castigo físico por parte de padres y familiares a que las mujeres no agredidas. los niños -tanto hombres como mujeres- está bas- tante generalizada en toda la región de ALC, y Cuadro 9. Costos Económicos de la violencia América Central no es una excepción. Esta prácti- social en el Salvador ca afecta tanto a los niños como a las niñas y entre sus efectos de largo plazo se incluye la aceptación del uso de la violencia (tanto usarla como ser obje- Tipo de costo Costos (como % del PIB 1997) to de ella) y la producción de ciclos de violencia intergeneracionales. Por otro lado, el abuso sexual infantil afecta principalmente a las niñas, aunque Pérdidas de salud 4.3 los niños también son víctimas. Sin embargo hay menos ayuda disponible para los niños y hombres Pérdidas Materiales 5.1 jóvenes debido a que las normas culturales en torno a la masculinidad les dificultan abrirse y Intangibles 11.5 reportar la violencia sexual. Transferencias 4.0 34. Costos Económicos de la Violencia. Si bien Total 24.9 la violencia es un asunto de derechos humanos y justicia social, gana cada vez más aceptación Fuente: J. L. Londoño, citado en Buvinic et al (1999) como un asunto de naturaleza económica que impone una carga a los sistemas judiciales y de (e) Educación atención de la salud, afectando la productividad y la generación de ingresos, creando inestabilidad 35. Alfabetismo. Sin bien las tasas de alfa- económica y emocional en el hogar, e influyendo betismo han aumentado en términos generales, las en las percepciones de seguridad y bienestar y, mujeres continúan siendo una leve mayoría en la como consecuencia, en las inversiones económi- población analfabeta (véase el Cuadro 10). La tasa cas6 Los costos económicos de la violencia social de alfabetización entre los adultos de la región era alcanzaron el 25 por ciento del PIB en El Salvador del 75 por ciento para las mujeres y del 78 por cien- en 1997 (véase el Cuadro 9)7. Un estudio reciente to para los hombres. Estas tasas difieren conside- sobre los costos de la violencia doméstica en rablemente entre los países de la subregión, donde Managua, Nicaragua, es bastante revelador (véase Costa Rica y Panamá presentan las tasas globales 6América Latina gasta varios puntos porcentuales de PIB en sus sistemas militares, de policía y judiciales (Banco Mundial, 1997a). De acuerdo con una estimación, la pérdida de vidas debido a homicidios implica costos para la región de aproximadamente US$27,7 millones, casi el uno por ciento del PIB de toda la región, dado que la edad promedio de un ciudadano latinoamericano es de 26 y que se esperaría que él o ella vivieran otros 50 años (Londoño, 1996). 7La violencia social se define como violencia entre individuos no emparentados, en comparación con la violencia doméstica, la cual tiene lugar entre personas relacionadas entre sí por vínculos de sangre, matrimonio o por unión consensual (Morrison y Loreto Biehl, 1999). 12 más altas, así como las brechas por razón de ciento de las niñas en Panamá (véase el Cuadro género más estrechas. La brecha por razón de 11). Menos de una tercera parte de los jóvenes en género más alta relacionada con el analfabetismo El Salvador, Guatemala y Honduras están matricu- se encuentra en Guatemala, donde únicamente el lados en la escuela secundaria, lo que los coloca 57 por ciento de las mujeres adultas han sido alfa- por debajo del nivel de los demás países en la betizadas, en comparación con un 73 por ciento de región. Sin embargo, en todos los países para los los hombres adultos. En Nicaragua, esta brecha cuales se dispone de datos, más niñas asisten a la favorece a las mujeres: el 67 por ciento de las escuela que niños. mujeres han sido alfabetizadas, en comparación con un 65 por ciento de hombres. El analfabetismo es más común en las poblaciones rurales que en Cuadro 11. Eficiencia de la educación: % las urbanas, entre los indígenas que en las pobla- que llega a quinto grado, según el sexo, ciones no indígenas, y en las poblaciones de 1980 y 1986. mayor edad que en las de menor edad. 1980 1996 36. Escolaridad. La asistencia a la escuela pri- País maria en América Central ha aumentado en los últi- Hombres Mujeres mos dos decenios y, actualmente, las niñas y los Hombres Mujeres niños asisten en igual medida (véase el Cuadro Costa Rica 77 82 86 89 10). Las niñas siguen levemente a la zaga en E.Salvador 46 48 76 77 Guatemala, donde en 1996 constituían cerca del Guatemala - - 52 47 46 por ciento del total de alumnos en la escuela pri- Honduras - - - - 57 maria. Asimismo, las niñas tienen mejores índices Nicaragua 40 47 52 Panamá 74 79 - - de conclusión de estudios que los niños en todos los países, con excepción de Guatemala (los datos Fuente: Banco Mundial, 2000 (con base en datos compi- para Honduras no estaban disponibles). En 1996, lados por UNESCO el porcentaje de niños que llegan al quinto grado 37. La evaluación de la pobreza realizada en 1999 era del 52 por ciento de los niños y del 47 por cien- en Panamá muestra que los factores del lado de la to de las niñas en Guatemala, el 52 por ciento de demanda, más que la disponibilidad de escuelas, los niños y el 57 por ciento de las niñas en parecen ser el principal obstáculo para el aumento Nicaragua, el 86 por ciento de los niños y el 89 por de la matrícula de niños pobres. La falta de interés ciento de las niñas en Costa Rica, el 76 por ciento en la escuela es particularmente alta entre los de los niños y el 77 por ciento de las niñas en El niños pobres urbanos (lo que equivale al 40 por Salvador, y el 80 por ciento de los niños y el 84 por ciento de niños no matriculados, ninguno de los Cuadro 10. Indicadores de Educación en américa cuales mencionó el trabajo como uno de los Central, Según el Sexo obstáculos para asistir a la escuela). Lo anterior sugiere que gran cantidad de hombres jóvenes Tasas de pobres urbanos no optan por trabajar ni por ir a la alfabetización entre Mujeres como adultos, según sexo, porcentaje del Total de Alumnos escuela, siendo ellos quienes corren el riesgo de 1995/a /b caer en la pobreza y en actividades criminales. País Primaria Secundaria Mujeres Hombres 38. Deserción Escolar. Las tasas de deserción 1980 1996 1980's 1996 de la escuela primaria son más altas entre los hom- Costa Rica 95.0 94.7 49 49 53/1 - bres que entre las mujeres en la subregión (véanse E.Salvador 69.8 73.5 49 49 - 52 Guatemala 57.2 72.8 45 46 - - los Cuadros 11 y 12). A nivel de la escuela secun- Honduras 72.7 72.6 50 50 54/2 - daria, la deserción ente los niños es mayor que Nicaragua 66.6 64.7 51 50 53/1 - entre las niñas en todos los países, excepto en Panamá 90.2 91.4 48 - 52/1 - Honduras y Nicaragua. Se han planteado diversas A. Central 75.3 78.3 razones para explicar las tasas de deserción. Fuente: a/PNUD, Informe sobre Desarrollo Humano, 1998, b/IDM *con base en datos compilados por UNESCO 1/Estadística de 1980 2/Estadísticas de 1984 13 desempeño escolar infantil. En Honduras, la edu- Cuadro 12. Tasas de cación y la edad de la madre ejercen gran impacto deserción escolar según sexo sobre el desempeño escolar de las hijas, pero poco impacto en el de los hijos. Los niveles de edu- cación de los padres no parecen predecir el Escuela Primaria Escuela Secundaria desempeño de los niños. El hecho de que las madres trabajen fuera del hogar afecta negativa- País mente el desempeño de las hijas, en comparación Niñas Niños Niñas Niños con el de aquellas cuyas madres no trabajan fuera del hogar (Edwards y otros, 1997). Costa Rica 4.2 4.8 9.9 12.5 E.Salvador 4.5 6.1 24.2 21.8 Guatemala 7.9 8.6 3.7 5.5 41. Prácticas Pedagogícas. A pesar de los Honduras 5.0 5.0 5.6 4.4 esfuerzos en países tales como El Salvador por Nicaragua 11.9 13.2 11.6 12.5 revisar los materiales didácticos, los libros de texto Fuente: Vega 1999, con base en datos del Plan de y los programas de estudio, en ellos sigue habien- Acción Cumbre de las Américas. Tema 8. Informe por do la tendencia de incorporar estereotipos de país, marzo, 1998 Managua, Nicaragua género y procesos de socialización negativos 39. Como lo muestran diversas evaluaciones (Htun, 1998; Gonzalez, 1999, Banco Mundial, sociales para proyectos de educación en la sub- 1996), lo cual puede limitar las oportunidades tanto región, en ocasiones, en las zonas remotas ni los para los niños como para las niñas. Un estudio de padres ni los niños ven la importancia o la utilidad prácticas pedagógicas en este país reveló varias de la educación. A menudo se espera que los formas en que los estereotipos de género y los pro- niños pobres trabajen, pero el impacto del trabajo cesos de socialización se transmiten en las aulas: sobre las tasas de deserción varía: los niños que (a) los maestros exigen a los niños participar y nacen primero tienen más responsabilidades responder preguntas con más frecuencia que a las domésticas que sus hermanos menores, y el traba- niñas, (b) de igual manera, la participación de las jo doméstico de las niñas es más compatible con niñas en las aulas es menos frecuente que la de los los horarios de las escuelas que el del trabajo agrí- niños y (c) las historias que se cuentan, las imá- cola realizado por los niños. En las zonas urbanas, genes que se proyectan y los ejercicios que se a medida que los niños crecen y que se acostum- asignan tienden a representar a los hombres bran más a recibir un salario por su trabajo, la desempeñando papeles productivos y a las deserción escolar se vuelve más normal (Pena y mujeres como amas de casa (Icochea, 1999). otros, 1997). En El Salvador, el 29 por ciento de las niñas en zonas rurales que abandonan la 42. La educación entre los Indígenas. Si bien el escuela aducen el trabajo doméstico como el prin- nivel educacional es bajo entre las poblaciones cipal motivo, mientras que las niñas en zonas indígenas en general, las mujeres están en parti- urbanas citan las exigencias laborales (el 28 por cular desventaja. Como lo muestra el Cuadro 13, ciento) seguido por el trabajo doméstico (el 22 por cerca del 60 por ciento de los indígenas en ciento) como las principales razones para aban- Guatemala son analfabetos, en comparación con donar los estudios (Banco Mundial, 1996). Por otro un 24 por ciento entre la población no indígena8 . lado, más del 70 por ciento de los niños en zonas Los hombres indígenas poseen en promedio 1,9 urbanas y rurales reportaron que las condiciones años de educación escolar, el doble del promedio económicas, junto con la necesidad de trabajar, de 0,9 años para las mujeres indígenas. Ser hom- fueron las principales razones por las que aban- bre es una característica positiva con respecto a la donaron sus estudios en El Salvador. escolaridad, pero ser indígena es una característi- ca negativa. Ser mujer e indígena multiplica la 40. Efecto de los padres sobre la Escolaridad. desventaja (Steele, 1994). Las disparidades relati- Las características de la familia son factores que vas al género en la educación de los indígenas revisten particular importancia con respecto al también se observan en Panamá. El país ha 8El analfabetismo fue definido como aquellas personas que contestan "no" a la pregunta: " ¿Sabe usted leer y escribir un documento, un cuento o un mensaje?" La Encuesta Nacional Socio-Demográfica tuvo lugar en 1989. 14 alcanzado un alto grado de alfabetización, incluso na (CEPAL, 1998). En las zonas urbanas de en las zonas pobres, pero en las zonas indígenas, Honduras, las personas con la menor cantidad de menos de dos tercios de los niños mayores de años de instrucción sufren los niveles más altos de nueve años saben leer y escribir. El analfabetismo desempleo, tanto hombres como mujeres. es particularmente elevado entre las mujeres en poblaciones indígenas, lo que sugiere un sesgo Cuadro 14. Las Mujeres como una histórico en contra de la educación de las niñas en proporción de la PEA total, 1970 y 1995 estas zonas. Si bien las niñas tienden a concluir más años de escuela que los niños, en las zonas indígenas ocurre lo contrario, aunque esta brecha País 1970 1995 % Cambio por razón de género ha disminuido en años recientes. Costa Rica 18.1 30.5 68.5 El Salvador 20.6 35.5 72.5 Guatemala 18.8 27.8 47.9 Cuadro 13. Guatemala: Indicadores del Desarrollo Honduras 22.3 31.0 30.9 23.1 35.1 51.7 según el sexo en cinco comunidades indígenas en Nicaragua Panamá 25.2 34.7 37.8 comparación con el promedio nacional 1995-1996 Fuente: IDM Esperanza de Vida Tasa de Tasa Bruta de Grupo Alfabetismo Matriculación 44. Desempleo. En general, las tasas de desem- pleo son mayores para las mujeres que para los Etnico Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres hombres (véase el Anexo 1, Cuadros 1-3 y 1-4). Todos los países para los cuales se disponía de Guatemala 64.7 69.8 71.7 57.3 50 29 datos en el decenio de 1980 (Costa Rica, El Kakchikel 63.9 68.5 70.0 46.7 34 31 Salvador, Nicaragua y Panamá) registraron tasas Mam 53.2 67.7 60.8 32.8 28 32 más altas de desempleo en la población femenina. K'iche' 59.3 62.9 61.8 36.3 23 31 Q'eqchi' 64.9 70.2 46.1 27.6 21 26 En 1990, sin embargo, esta tendencia se revirtió en Achi 65.6 71.1 59.4 32.4 34 31 El Salvador, persistiendo hasta 1997. Fuente: PNUD, 1998. Guatemala: Los contrastes del desarroll humano45. Distribución por Sector. Al igual que en el resto de América Latina, los hombres y las mujeres (f) Mercado Laboral en América Central tienden a trabajar en sectores diferentes. Las mujeres se dedican más que todo 43. Participación en el mercado laboral. En al sector servicios (incluyendo servicios perso- todos los países centroamericanos, el porcentaje nales como empleada doméstica y servicios de hombres que integra la población económica- sociales como maestras y enfermeras), seguido mente activa (PEA) es mayor que el de mujeres, por los sectores industrial y agrícola. La excepción tanto en zonas urbanas como rurales. Sin embar- es Honduras, donde un mayor porcentaje de la go, las mujeres constituyen una cifra cada vez mano de obra femenina trabaja en el sector agrí- mayor en cuanto a la participación en el mercado cola más que en la industria. Por el contrario, los laboral (véase el Cuadro 14). El Salvador experi- hombres se concentran en el sector agrícola- el mentó el cambio más drástico -un aumento del 73 cual está asociado con los salarios más bajos- por ciento desde 1970- y Costa Rica experimentó seguido por los sectores de servicios e industria9. el segundo cambio más importante, un aumento Sin embargo, en Costa Rica, un mayor porcentaje del 69 por ciento. Las mujeres con mayores nive- de hombres trabaja en el sector de servicios en les de educación ingresan a la fuerza laboral en lugar de en el sector agrícola. mayores cantidades que las que tienen poca o ninguna escolaridad, una tendencia que no es tan significativa para la población trabajadora masculi- 9 Como se indica en la sección sobre agricultura y recursos naturales, la cantidad de mujeres que trabajan en la agricultura tiende a ser subestimada en América Central, al igual que en otras partes del mundo. 15 Cuadro 15. Distribución de la población económica- Recuadro 4 mente activa femenina y masculina por sector, 1995 Aspectos de género en la Agricultura Industria Servicios educación en El Salvador País Aspectos relacionados con las mujeres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombre s nEmbarazos precoces: Las jóvenes Costa Rica 6.4 33.7 25.9 27.1 67.7 39.2 embarazadas son obligadas a abandonar la E.Salvador 7.0 49.8 18.8 21.6 74.2 28.6 escuela debido a presiones sociales o fami- Guatemala 15.9 63.6 23.2 15.7 61.0 20.7 24.7 22.7 63.7 29.5 liares. Aquellas con menos educación exhiben Honduras 47.8 11.6 Nicaragua 8.8 37.9 28.3 68.6 33.8 tasas de fecundidad más elevadas. 22.6 Panamá 3.3 37.2 11.1 18.4 85.6 44.4 nTasa de retorno: Un examen de los niveles salariales y educacionales muestra que la tasa Fuente: Organización Internacional del Trabajo (OIT) de retorno es mayor para los hombres (el 8 por 46. Empleo en el Sector Informal. En todos los ciento) que para las mujeres (el 5 por ciento). Es posible que las mujeres enfrenten discrimi- países en América Central, las mujeres tienen una nación por razón de género en el mercado la- mayor presencia que los hombres en el sector boral, pero también es posible que se consi- informal de subsistencia, según los datos prove- deren a sí mismas como proveedoras secun- nientes de las ciudades capitales de la subregión darias del hogar. (véase el Cuadro 16). La brecha por razón de género es particularmente grande en Ciudad de Aspectos relacionados con los hombres Guatemala y Managua, donde casi el doble de las nAltos costos de oportunidad de la edu- mujeres que trabajan se encuentran en el sector cación: Debido a que se espera que los informal, en comparación con los hombres que tra- jóvenes generen ingresos desde una temprana bajan. En San José y San Salvador se observa la edad, asistir a la escuela se vuelve demasiado brecha más pequeña. Y, como se indica en la eva- costoso para sus familias. luación de la pobreza realizada en Panamá, en nFalta de interés: Un segmento de hombres 1999, existe una fuerte correlación entre la pobreza jóvenes, pobres y urbanos, no muestra interés y el empleo en el sector informal, en particular para en la educación, lo que los hace más vulnera- las mujeres. Si controlamos las diferencias en bles a participar en crímenes y en pandillas juveniles. Cuadro 16. Formalidad/Informaliad de las pequeñas empresas en ciudades capitales de América Central Aspectos relacionados con hombres y mujeres Dinámica Intermedia Subsistencia nContenido de los libros de texto: Los libros Ciudad tienden a perpetuar estereotipos basados en el género y a limitar el espectro de opciones para ambos sexos. Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres nOpciones profesionales: Las jóvenes en S. José 15.2 26.5 39.4 33.5 45.5 40.0 escuela secundaria muestran una clara prefe- S.Salvador 3.5 12.5 61.8 60.0 34.7 27.5 rencia por el comercio, mientras que los C. Guatem. 3.2 11.3 24.5 46.4 72.3 42.3 jóvenes se distribuyen de manera más pareja Tegucig. 4.2 6.3 20.2 31.3 75.6 62.4 entre el comercio, los estudios académicos y la Managua 7.9 23.8 22.5 36.3 69.4 39.9 31.1 45.0 23.3 16.3 educación industrial. En un programa de becas C. Panamá 38.7 45.6 para educación técnica, las escuelas visitadas Fuente: Menjívar Larin y Périz Saínz, 1993 (citado en Vega, 1999) por el equipo del Banco Mundial en 2000 repor- taron que ningún jóven cursaba estudios de secretariado, mientras que casi ninguna joven cuanto a capital humano, el menor consumo asistía a cursos de mecánica o educación doméstico en Panamá aumenta la posibilidad de rural. ser empleada en el sector informal, en donde tra- Fuente: Banco Mundial, 1997 bajan tres cuartas partes de los trabajadores indí- genas y casi todas las mujeres pobres y 16 extremadamente pobres. En Guatemala, las de la pobreza realizadas por el Banco Mundial para mujeres con más niños tienden a ser trabajadoras Nicaragua (1995), Panamá (1999), Honduras independientes, lo que sugiere que las políticas de (2001) y El Salvador (de próxima publicación) planificación familiar podrían aumentar el empleo muestran que la educación generalmente genera femenino en el sector de jornales y salarios. beneficios en el mercado laboral, pero que la tasa de retorno económica difiere entre hombres y 47. Diferencia Salarial y Rentabilidad de la mujeres. Por ejemplo, en Nicaragua, la tasa de Educación. Los jornales y salarios son constan- retorno privada promedio por cada año adicional temente superiores para los hombres en toda la de escolaridad para los hombres era del 14 por subregión, en comparación con las mujeres. ciento, lo que concuerda con estimaciones si- Empero, la brecha por razón de género en cuanto milares para otros países en desarrollo. Estas a jornales y salarios ha venido disminuyendo tasas de retorno eran del 18 por ciento para la edu- desde los años setenta, en especial en los sectores cación primaria, del 13 por ciento para la secun- urbanos y entre los hombres y las mujeres jóvenes daria y del 16 por ciento para la educación supe- (Htun, 1998). La brecha por razón de género más rior. Sin embargo, la tasa de retorno privada baja relacionada con los jornales se observa en promedio baja al 9 por ciento para las mujeres, al 7 Nicaragua, donde las mujeres ganan el 78 por por ciento para la educación primaria y secundaria, ciento de lo que ganan los hombres (Ilahi, 1999). y al 13 por ciento para la educación superior. Por En Costa Rica y Panamá el jornal promedio para otro lado, el retorno de los cursos técnicos para las las mujeres de zonas urbanas entre 25 y 34 años mujeres, el 27 por ciento, era mayor que para los de edad, se aproxima al 70 por ciento del de los hombres, la cual era del 19 por ciento. Como se hombres, mientras que en Honduras y El Salvador mencionó anteriormente, las tasas inferiores para el promedio es del 72 por ciento (CEPAL, 1998). las mujeres pueden obedecer a las preferencias, a En el caso de las zonas urbanas en Guatemala, el las decisiones que toman los hombres y las salario promedio de las mujeres fue el 77 por cien- mujeres relacionadas con el trabajo en el curso de to del salario promedio de los hombres a principios sus vidas, o bien, a la discriminación basada en el de los noventa (Fundación Latinoamericana de Ciencias género. Sociales, FLACSO 1995). De acuerdo con estima- ciones para otros países, la subregión presenta una brecha salarial moderada. Por ejemplo, a prin- Cuadro 17. Disparidad en los pagos en países cipios de los noventa, el salario promedio de las seleccionados de América Central por años de mujeres como porcentaje del de los hombres en las educación ysexo/a,1979-94 zonas urbanas de Argentina y Brasil era del 75 y 66 por ciento respectivamente. Sin embargo, en la Años de educación subregión no se han realizado suficientes análisis País Año al respecto para explicar las diferencias salariales basadas en el género. La brecha puede obedecer 0-3 4-6 7-9 10-12 13+ a los diferentes niveles de educación y destrezas Costa Rica 1981 46 59 80 82 85 que aportan los hombres y las mujeres a la fuerza 1992 59 67 69 69 76 laboral, a diferencias en los niveles de experiencia 1994 61 63 68 68 75 73 79 64 que acumulan en el trabajo, a las preferencias que Honduras 1992 60 68 57 70 80 74 63 tienen las mujeres por los trabajos de tiempo par- 1994 Panamá 1979 49 50 60 70 65 cial y/o los horarios de trabajo reducidos, a la se- 1991 45 52 66 78 76 gregación del mercado laboral o a la discriminación 1994 57 53 62 76 62 del mercado basada en el género. Fuente: Estadística abstracta de América Latina, 1998 (basada en CEPAL, Panorama sectorial de América Latina, 1996) a/Relación entre el ingreso promedio de hombres y mujeres, como un por- 48. Como se muestra en el Cuadro 17, a medida centaje del ingreso masculino. que aumenta el nivel educacional de las mujeres, también aumentan los salarios, pero sólo hasta el 49. Pensiones. Las mujeres tienden menos a afi- nivel secundario. Más allá de la secundaria, la liarse o a recibir beneficios de la seguridad social educación parece ser de mayor beneficio para los debido a que su participación en la fuerza laboral hombres que para las mujeres. Las evaluaciones es menor, a que sus relaciones laborales son más 17 pasajeras y a que tienen más probabilidades de acuerdo con la información oficial recopilada hasta integrarse al sector informal o a empresas 1998, el trabajo infantil es más común en pequeñas. Si las mujeres están afiliadas a un sis- Guatemala, El Salvador y Panamá, y menos tema de seguridad social, probablemente habrán común en Nicaragua. Pero el huracán Mitch re- contribuido durante menos años, por las mismas gistró un aumento del 20 por ciento en la cantidad razones. El sistema de seguridad social de Costa de niños de la calle en Honduras y Nicaragua. El Rica brinda la mejor cobertura de la región. En trabajo infantil es un problema doble. Una menor 1995, un total de 87.050 personas recibieron pen- proporción -el 25 por ciento en el caso de América sión, de las cuales 51.111 (el 59 por ciento) eran Central- son niños de la calle, que trabajan, viven y hombres y 35.939 (el 41 por ciento) eran mujeres. duermen en las calles y que carecen de contacto El pago medio mensual para los hombres equivalía regular con sus familias. El 75 por ciento restante a US$107, mientras que para las mujeres era de lo constituyen niños que trabajan en la calle pero US$81. Sin embargo, el comportamiento del mer- que viven con sus familias. La mayoría de los cado laboral está cambiando, de manera que la niños de la calle son aquellos que abandonan sus posición relativa de las mujeres en grupos más hogares más o menos a la edad de 12 años; la dis- jóvenes debe estar convergiendo con la de los tribución según el género es más uniforme para los hombres. Pero, mientras tanto, persiste el proble- niños que rondan los mercados. Además, de ma del comportamiento desigual en el mercado acuerdo con el estudio, entre el 25-90 por ciento de laboral y de las coberturas de la seguridad social. los niños de la calle registra el uso de algún tipo de sustancia, como drogas, alcohol y pegamento. 50. La menor participación de las mujeres en el mercado laboral puede obedecer en parte a la Cuadro 18. Porcentaje de niños de 10 a 14 división del trabajo en el hogar, en la cual las años en América Central que forman parte mujeres prestan servicios no relacionados con los de la mano de obra mercados y se espera que los hombres aporten el ingreso monetario para ambos cónyuges. Sin País 1980 1990 1995 1998 embargo, este sistema podría resquebrajarse en la edad avanzada debido a los divorcios, a las sepa- Costa Rica 9.7 6.8 5.5 4.7 raciones, muertes o a una división no igualitaria de El Salvador 17.1 16.6 15.2 14.3 Guatemala 19.0 18.3 16.2 15.0 los recursos del hogar. El tiempo empleado en Honduras 14.2 9.9 8.5 7.7 cuidar a los niños, que es el otro quid pro quo para Nicaragua 5.9 4.5 3.5 2.9 los servicios no relacionados con el mercado, tam- Panamá 19.3 16.0 14.0 12.8 bién puede verse afectado en el contexto de la Fuente: IDM movilidad, la urbanización y el cambio en las nor- mas sociales. En ese caso, bajo condiciones de pobreza, los menores derechos de beneficios per- 52. Un estudio realizado por Woodhead (1998) en sonales acumulados por las mujeres se convierten el que documenta las opiniones de niños de la calle en un problema social. en Guatemala, Nicaragua y El Salvador, confirma que la mayoría de estos niños combinan el trabajo 51. Trabajo Infantil. Si bien las estadísticas ofi- con la escuela. Contrario a lo que se piensa, que ciales sugieren que el trabajo infantil ha ido dismi- los niños trabajan de manera autónoma, más del nuyendo en los últimos 20 años, en todos los paí- 90 por ciento de los niños que viven con sus fami- ses (véase el Cuadro 18), un informe del Banco lias trabajaban para mantenerse a sí mismos o a Mundial sobre los niños de la calle en América sus familias y se sentían responsables de sus Central indica que la mano de obra infantil -parti- padres o parientes10. El estudio también determinó cularmente entre los niños varones- continúa sien- que los niños son muy conscientes de los costos y do un problema y probablemente haya aumentado beneficios del trabajo y la educación, así como de desde el huracán Mitch, que azotó la subregión a las muchas dificultades que enfrentan en su traba- finales de 1998 (Takahaski y Cederlof, 2000). De jo, tales como peligros físicos en el trabajo, 10 Si bien algunos niños de la calle trabajan y viven en la calle, otros trabajan en la calle durante el día pero regre- san a sus hogares por la noche para dormir. 18 explotación económica, abuso y humillación. Sin (g) Pobreza embargo, la situación económica imperante en la familia domina la relación costo-beneficio del niño, 55. Pobreza y Estructura Familiar. Contrario a la quien se ve obligado a trabajar. creencia popular, no existe una clara asociación entre la pobreza y los hogares encabezados por 53. De acuerdo con la evaluación de la pobreza una mujer, de acuerdo con diversas evaluaciones realizada en Nicaragua, la probabilidad de ingresar de la pobreza realizadas por el Banco Mundial en a la fuerza laboral aumenta en un 4 por ciento por América Central. Por ejemplo: cada año adicional para los niños entre 10 y 14 años de edad, y en un 1 por ciento para las niñas. n La evaluación de la pobreza realizada en Se calcula que en 1998 unos 75.000 niños trabaja- Honduras revela que en las zonas urbanas, los ban en Nicaragua, de los cuales la amplia mayoría hogares encabezados por una mujer tienen una -cerca del 77 por ciento- eran niños que trabajan un menor probabilidad de ser pobres que los hoga- promedio de 2,5 horas al día (en comparación con res encabezados por un hombre. Lo contrario un promedio de 1,5 horas diarias para las niñas). se observa en las zonas rurales, donde pre- El problema en Nicaragua también parece ser más dominan las viudas como sostén principal del pronunciado en las zonas rurales: el 6 por ciento de hogar. Sin embargo, el informe no incluye en los niños de zonas urbanas, mientras que los niños sus cálculos a los hogares encabezados por en zonas rurales, trabajan el 16 por ciento. En las una mujer de facto. zonas rurales, la amplia mayoría de los niños -el 94 por ciento- se dedica a la agricultura, en contraste n En Panamá, los hogares autoreportados con un 54 por ciento de las niñas. En las zonas como encabezados por una mujer representan urbanas, el comercio absorbe a la mayoría de las aproximadamente una cuarta parte de todos los niñas -un 75 por ciento, en contraste con un 50 por hogares, pero estos no son más pobres que ciento de los niños. Los niños que no trabajan otros tipos de hogar (Banco Mundial, 1999a). tienen el nivel educacional más alto, pero las dife- De hecho, en muchos aspectos, las mujeres rencias entre aquellos que asisten a la escuela y que son cabeza de familia están en mejor trabajan, y aquellos que únicamente asisten a la situación que los hombres que viven en hogares escuela es mucho mayor para los niños que para con su cónyuge o en hogares sin su pareja. Las las niñas (Ilahi, 1999). mujeres que son cabeza de hogar tienden a ser mayores que los hombres que viven con su 54. El trabajo infantil también es más común entre cónyuge o sin su pareja, sus hogares tienden a las poblaciones indígenas. En Guatemala, el 21 ser más pequeños y la relación de dependencia por ciento de los niños indígenas reportaron estar tiende a ser menor. Empero, de acuerdo con el trabajando en 1989, en comparación con un 9 por análisis, los hogares cuyo sostén principal es ciento de los niños no indígenas. Los niños que tra- una viuda en zonas indígenas, están en desven- bajan, en particular aquellos que pertenecen a taja. familias indígenas, eran más propensos a vivir en hogares encabezados por una mujer que la n De acuerdo con la evaluación de la pobreza población en general. Ser indígena y hombre, y realizada por el Banco Mundial en Nicaragua, vivir en zonas rurales y en hogares encabezados entre el 59 por ciento de los hogares rurales y por una mujer, aumenta la probabilidad de que un el 23 por ciento de los hogares urbanos que son niño trabaje en un 24 por ciento (Steele, 1993). pobres, existe poca diferencia en cuanto a la Contrario a los datos oficiales, la mano de obra condición de pobreza dependiendo de quién es infantil no parece ser un fenómeno generalizado en el sostén principal, sin importar cómo se define Panamá, de acuerdo con la evaluación de la esta situación. Al igual que en Panamá, los ho- pobreza realizada en ese país en 1999. No gares con una mujer a la cabeza son más obstante, con base en la evaluación, los niños que pequeños y tienen menos miembros depen- trabajan tienden a ser niños pobres de zonas indí- dientes que los hogares en donde viven ambos genas rurales, que concluyen menos años de edu- cónyuges. La posesión de bienes agrícolas por cación que los que no trabajan. parte de la mujer, su participación en las activi- dades agrícolas y el uso del crédito, tienen nive- 19 les bastante bajos en Nicaragua, pero los nive- pareja dedican menos horas al trabajo remunerado les son mayores en los hogares con una mujer y buscan trabajos que ofrezcan mayor flexibilidad a la cabeza que en aquellos donde viven ambos aunque no necesariamente los mejores salarios, cónyuges o el hombre sin pareja. Finalmente, beneficios y oportunidades de ascenso. El trabajo los niños en hogares en donde el principal de Geldstein en Argentina también muestra que en sostén es la mujer, no son menos propensos a las familias encabezadas por una mujer es más asistir a la escuela que sus contrapartes en probable que se observe un ciclo de pobreza que diferentes tipos de hogar (Ilahi, 1999). en los hogares encabezados por hombres. n En Guatemala, casi uno de cada seis hoga- 57. Participación en el Mercado Laboral y res tienen una mujer a la cabeza, de acuerdo Pobreza. Las encuestas más recientes de con la evaluación de la pobreza realizada en medición de los niveles de vida realizadas en 1995. De los individuos que viven en estos ho- Nicaragua y Panamá muestran que la relación gares, el 70 por ciento son pobres y el 49 por entre la participación en el mercado laboral y la ciento, extremadamente pobres. Por el con- pobreza es válida para los hombres pero débil en trario, el 76 por ciento de los que viven en ho- el caso de las mujeres. Después de controlar otros gares conyugales o encabezados por un hom- factores que afectan la participación en el mercado bre sin pareja son pobres y el 59 por ciento, laboral, los hombres en los quintiles dos al cinco extremadamente pobres. Más hogares indíge- son considerablemente menos propensos a inte- nas que hogares no indígenas son conyugales o grarse a la fuerza laboral en comparación con los encabezados por un hombre sin pareja y, que se encuentran en el primer quintil. Para las debido a que la pobreza es tan generalizada mujeres, sin embargo, existe poca relación entre la entre los indígenas, esto aumentaría las proba- participación en la fuerza laboral y la pobreza. bilidades de pobreza en el último tipo de hoga- Estos resultados sugieren que al pasar de hogares res. no pobres a hogares pobres, la participación de los hombres aumenta pero para las mujeres, el cambio 56. De acuerdo con el trabajo realizado por es pequeño (Ilahi, 1999). Por otro lado, en Geldstein (1997) en Argentina, el análisis de la Panamá, no existen diferencias considerables en pobreza mediante métodos convencionales, no las tasas respectivas de participación en el merca- revela diferencias significativas entre los hogares do laboral de los hombres pobres y no pobres en donde se ha reportado a un hombre o a una (Banco Mundial, 1999a). Sin embargo, entre las mujer a la cabeza y, específicamente, las dificul- mujeres, la pobreza y la participación en el merca- tades que enfrentan los hogares con una mujer a la do laboral tiene una asociación negativa: la mitad cabeza (citado en Correia, 2000)11. Por ejemplo, de las mujeres no pobres se integra al mercado las mujeres que son cabeza de familia suelen ser laboral, mientras que únicamente una tercera parte madres solteras y, por lo tanto, sólo pueden depen- de sus contrapartes pobres hacen lo mismo. Lo der del salario generado por un adulto. Asimismo, anterior podría obedecer a que la alta tasa de debido a que las responsabilidades domésticas no fecundidad impide a las mujeres unirse a la fuerza pueden ser compartidas entre los miembros adul- laboral. tos de la familia, estos hogares típicamente invierten una mayor proporción de recursos en la 58. Pobreza y Tercera Edad. En vista de que compra de bienes y servicios. En vista de la doble las mujeres viven más y que aquellas en edad muy carga de trabajo que implican las responsabili- avanzada tienden a encontrarse en el grupo de los dades domésticas y productivas, las madres sin más pobres de la sociedad, la pobreza entre las 11De acuerdo con Rosenhouse (1989), existen problemas en el concepto de cabeza de hogar porque el mismo supone una relación jerárquica entre los miembros del hogar. También implica que la cabeza del hogar es el miem- bro más importante, que está presente en el hogar, que tiene una autoridad suprema en las decisiones importantes que atañen al hogar y que brinda un apoyo económico considerable y permanente. Estos supuestos generalizados sobre la jefatura del hogar y el hogar pueden prejuiciar la representación de las dinámicas del hogar. En Argentina, en un estudio cualitativo sobre hogares cuyo sostén principal es una mujer, con esposos desempleados, todas las mujeres indicaron que la cabeza del hogar era el hombre, a pesar de que ellas se encontraban en una posición de poder y controlaban los recursos (Preloran, 1990 en Ibarlucía y otros, 1990). 20 mujeres ancianas sigue siendo un problema en la mujeres en la fuerza laboral agrícola oscila entre el subregión. En el caso de América Central, la espe- 3 por ciento, en Panamá, y el 25 por ciento en ranza de vida para las mujeres es de 74,0 años, en Honduras. En contraste, la proporción masculina comparación con 68,4 años para los hombres, y la oscila entre un 34 por ciento en Costa Rica, y un 64 brecha alcanza un nivel alto de 6 años en El por ciento en Guatemala, de acuerdo con datos ofi- Salvador. Las tasas más elevadas de pobreza ciales (véase el Cuadro 19). Las cifras compiladas entre las mujeres muy ancianas existe porque las por el Instituto Interamericano de Cooperación para mujeres que recién entran a la vejez suelen tener la Agricultura (IICA) y el BID, sin embargo, sugieren más ahorros e ingresos y, por ende, mejores nive- que las cifras para las mujeres deben encontrarse les de vida, en comparación con las mujeres de en el rango del 20 al 35 por ciento, dependiendo edad muy avanzada, quienes probablemente han del país. Una encuesta de la Fundación agotado sus activos y ya no cuentan con un seguro Internacional para el Desafío Económico Global de vejez. Las diferencias en cuanto a las posi- (FIDEG) realizada en 1995 en Nicaragua, indica ciones financieras de los hombres y de las mujeres que el 76 por ciento de la PEA masculina y el 45 mayores debido a razones demográficas y de mer- por ciento de la PEA femenina rural trabaja en cado, tienen implicaciones políticas en Cuadro 19. Participación Oficial y estimada de mujeres en la términos de: (a) los servicios que el go- fuerza laboral agrícola bierno debe proporcionar a las personas mayores que no están cubiertas por el sis- % % Oficial % Oficial Total oficial de Totl estimado de tema de la seguridad social o pagos espe- País Estimado de de hom- PEA en Agricultura PEA en agricultura de Mujeres mujeres bres en según el género según el género ciales a las muy ancianas que no reciben en PEA /a en PEA PEA beneficios adecuados, (b) los costos y las (1995) /b (1995)/b Mujeres Hombres Mujeres Hombres consecuencias y los problemas de ejecu- ción relacionados con la prestación de Costa Rica 25-30 6.4 37.9 17.2 82.8 25.3 74.7 estos servicios, así como las concesiones E.Salvador 29-35 7.0 49.8 7.2 92.8 26.1 73.9 Guatemala 24.28 15.9 que implica respecto a otros servicios 33.7 13.0 87.0 12.0 88.0 Honduras 20-25 24.7 63.6 7.6 92.04 17.5 82.5 públicos tales como la educación para los Nicaragua 20-25 8.8 47.8 8.4 91.6 28.2 71.8 niños, (c) los problemas de diseño estruc- Panamá 25-28 3.3 37.2 4.5 95.5 27.5 72.5 tural, para que los programas refuercen a/Fuente: Datos compilados por el IICA/BID (Chiriboga y otros, 1995) se excluye a las en lugar de eliminar el sistema de apoyo mujeres trabajadoras asalariadas) b/Fuente: OIT familiar y otras transferencias de tipo pri- vado y (c) las disposiciones legales (por ejemplo, con respecto a la propiedad y al divorcio) actividades de producción agrícola y ganadera que podrían mejorar la posición de las mujeres (Banco Mundial, 1997). La proporción de mujeres mayores. podría ser mayor si se toma en cuenta a las traba- jadoras no remuneradas, dado que el 42 por cien- (h) Agricultura y Recursos Naturales to de las mujeres autoreportadas como parte de la PEA son trabajadoras no remuneradas, en com- 59. En toda América Central, al igual que en otras paración con únicamente un 29 por ciento de los partes del mundo, tanto hombres como mujeres hombres. Los datos del IICA/BID sugieren que la trabajan como agricultores y, por lo tanto, con- participación de las mujeres en la producción pre- tribuyen con la seguridad alimentaria del hogar, la senta los niveles más bajos en países donde las producción agrícola nacional y la gestión ambiental parcelas agrícolas se ubican más lejos del hogar (Quisumbing, 1994). No obstante, los niveles de la familia rural, como en el caso de Honduras respectivos de participación masculina y femenina (Chiriboga y otros, 1995). en el sector son más difíciles de determinar. En particular, la participación de las mujeres tiende a 61. En el caso de El Salvador, existen indicios de ser subestimada (Quisumbing, 1994, Chiriboga y que, si bien la participación femenina reportada en otros, 1995). el sector agrícola es del 17 por ciento, de hecho oscila entre el 29 y el 35 por ciento (Chiriboga y 60. Niveles de Participación según Género. Las otros, 1995, Banco Mundial, 1996). Entre los pro- estimaciones oficiales indican que la proporción de blemas que existen para medir la mano de obra 21 femenina en la agricultura se incluyen los si- Nicaragua, los hombres son menos activos en los guientes: (a) prejuicios entre los censistas que los cultivos donde las contribuciones de las mujeres llevan a suponer que sólo los hombres laboran son mayores, es decir, vegetales, ajonjolí y cría de como agricultores, (b) la condición más elevada animales pequeños, mientras que las mujeres par- asociada con ser ama de casa y no agricultora, por ticipan menos en las áreas donde los hombres son lo que las mujeres se identifican con la primera más activos, es decir, en la producción de caña de actividad, no con la segunda y (c) el trabajo agríco- azúcar, banano y fruta (Banco Mundial, 1997). La la específico de las mujeres, quienes consideran información del IICA/BID sobre la participación esta actividad como parte de su papel de amas de femenina en la producción de maíz indica que las casa (Banco Mundial, 1996). mujeres participan más en el desbroce, la siembra, la deshierba manual, la aplicación de fertilizantes, 62. Intensidad de la Participación. Si bien no el control de plagas y las actividades de cosecha y han sido desagregados por género, los datos del poscosecha (Chiriboga y otros, 1995). En general, IICA/BID indican que las mujeres en Costa Rica y las mujeres trabajan en las áreas que requieren Panamá poseen los niveles más altos de partici- menos conocimientos tecnológicos y técnicos. pación en el sector que combina la agricultura y la Asimismo, la participación femenina en la produc- ganadería. Por ejemplo, el 84 por ciento de las ción de maíz es la más baja en Guatemala, donde mujeres rurales entrevistadas en Panamá señaló las mujeres participan más activamente en la pro- que trabajan un promedio de 4,6 horas diarias en ducción de vegetales en huertos caseros. La actividades agrícolas al día. La proporción era del mayor proporción de participación femenina en la 81 por ciento para Costa Rica (un promedio de 5,1 producción ganadera se observa en Honduras. horas diarias), el 61 por ciento para Honduras (3,1 horas diarias), el 70 por ciento para El Salvador (6 64. Emigración. Los datos del IICA/BID para horas diarias) y el 60 por ciento para Guatemala Costa Rica, Honduras y Guatemala indican que los (2,2 horas diarias) (Chiriboga y otros, 1995). Si se hombres son más propensos que las mujeres a incluye la labor ganadera, los niveles de partici- abandonar las zonas rurales en busca de trabajo pación aumentan al 94 por ciento en Costa Rica y permanente (véase el Cuadro 20). La proporción al 68 por ciento en Guatemala12. Con base en es del 30 y el 20 por ciento para los hombres en datos del IICA/BID, (Chiriboga y otros 1995) se Honduras y Guatemala respectivamente, en com- concluye lo siguiente: paración con el 20 y el 8 por ciento en el caso de las mujeres (Chiriboga y otros, 1995). Guatemala (a) la participación femenina en la agricultura no muestra diferencias de género en términos de es mayor en las unidades agrícolas que son ausencias debido al trabajo temporal, pero en más económicamente viables, y menor en las Costa Rica y Honduras existen brechas por razón unidades más pobres y reducidas, de género. (b) la participación femenina está relacionada Cuadro 20. Porcentaje de miembros de con la tipología de la unidad agrícola, las Unidades de Producción que traba- jan fuera de la finca, según el sexo (c) las mujeres participan más en las activi- Trabajo Temporal Trabajo dades ganaderas y de comercialización, en el País Permanente caso de las unidades de producción de menor tamaño (inferiores a 2 hectáreas). Mujeres Hombres Mujeres Hombres 63. División de la mano de obra según ta- Costa Rica 27 16 11 9 reas y cultivos. Los hombres y las mujeres se Honduras 27 13 30 20 Guatemala 17 17 20 8 concentran en diferentes cultivos agrícolas y tipos de ganado. Por ejemplo, de acuerdo con la Fuente: IICA/BID (Chiriboga y otros, 1995) encuesta realizada en 1995 por la FIDEG en 12Las otras proporciones son 90 por ciento para Panamá, 78 por ciento para Honduras y 70 por ciento para el Salvador. 22 65. Decisiones en Torno a la Agricultura. Los gobierno estaban encabezados por mujeres datos del IICA/BID para Panamá, Costa Rica, y (CENTA, 2000). Honduras sugieren que la toma de decisiones rela- cionada con la producción agrícola y el cambio de Cuadro 22. El Salvador, Tecnología tecnologías es compartida por hombres y mujeres Agrícola suministrada por el Gobierno, en alguna medida (véase el Cuadro 21). La mayor según el género cantidad de decisiones tomadas por los hombres se relaciona con cómo producir, mientras que las mujeres participan más en la toma de decisiones Clientes 1995 1996 1997 1998* sobre cuánto producir para vender y para consumir. Hombres 58.738 59.511 62.848 50.702 7692 8.578 6.783 Cuadro 21. Proporción de decisiones agrí- Mujeres 8.925 % Mujeres 13 13 12 12 colas tomadas exclusivamente Total 61.430 68.436 71.426 57.702 por el hombre *Datos parciales del año Tipo de decisión/país Fuente: CENTA Panamá Costa Rica Honduras Qué producir 23 28 35 Cuadro 23. Consumidores de tecnología Cómo producir 44 29 42 agrícola en Nicaragua, según el género (nuevas variedades, 1995-1998 tipo de fertilizantes, etc.) % Clientes Cuánto vender, cuán- 16 22 15 Año Hombres Mujeres Total to consumir Fuente: IICA/BID (Chiriboga y otros, 1995) Hombres Mujeres 1995 14.728 2.889 17.617 84 16 1996 21.739 6.407 28.146 77 23 66. Uso de la Tecnología Agrícola. Las mujeres 1997 32.751 7.499 40.250 81 19 constituyen cerca del 12-13 por ciento de los desti- 1998 50.204 17.843 50.20 74 26 natarios de la tecnología agrícola suministrada por Fuente: INTA el gobierno 1995-1998 (véase el Cuadro 22) (Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria y Forestal, en El Salvador, CENTA, 2000). Esa cifra 67. Uso y Manejo de los Recursos Naturales. es baja si se compara con la proporción estimada Los hombres y las mujeres usan y manejan los por el IICA de mujeres agricultoras que forman recursos naturales de acuerdo con el papel que se parte de la población económicamente activa, que les ha asignado por razón de su género. A su vez, es del 26 por ciento (véase el Cuadro 19). En los diferentes papeles influyen sobre las necesi- Nicaragua, la proporción de mujeres que se bene- dades y preferencias en cuanto a los recursos na- fician aumentó del 16 al 26 por ciento (véase el turales. En El Salvador, por ejemplo, un estudio Cuadro 23), siendo la última cifra cercana a la esti- sobre agua y leña determinó que las mujeres se mada por el IICA (28 por ciento). Asimismo, es interesaban principalmente por la madera para el interesante observar que, en el caso de Nicaragua, consumo doméstico y, por ende, preferían las mujeres tenían mayor acceso a la asistencia especies de árboles con ramas que pudieran cor- técnica masiva, proporcionada en forma gratuita a tarse y transportarse con facilidad, que produjeran los pequeños agricultores por los extensionistas buen carbón y ceniza, que al quemarse produjeran del Instituto Nicaragüense de Tecnología menos humo y que se encendieran rápidamente Agropecuaria (INTA), en comparación con los ser- (Banco Mundial, 1996). En cambio, los hombres vicios pagados. Las mujeres productoras en los preferían la madera de troncos rectos para usos grupos combinados de agricultores aumentaron del comerciales como la construcción y el aserrado. 32 por ciento en 1995 al 36 por ciento en 1998, sin Contrario al criterio tradicional, el estudio sobre El embargo, únicamente el 1 por ciento de los grupos Salvador determinó que la recolección de agua y de agricultores que recibían tecnología agrícola del leña -aunque en última instancia era responsabili- 23 dad de las mujeres, merced a sus papeles domés- distribución de la tierra. Normalmente, sólo se de- ticos- era una tarea compartida por todos los miem- signaba como beneficiarios a los jefes de hogar bros de la familia. Asimismo, el estudio señaló que varones y esto se vio exacerbado por la preferen- tanto hombres como mujeres participan en las cia dada a los extrabajadores agrícolas perma- decisiones relativas al tratamiento del agua para el nentes (que casi en su totalidad eran hombres), a consumo. los agricultores que pertenecían a organizaciones campesinas (también mayoritariamente hombres) y 68. La experiencia ha demostrado que cuando las leyes de sucesión que favorecían a los existe escasez u oportunidades para generar herederos varones13 . Como consecuencia, antes rentabilidades económicas, las preferencias de los de que llegaran las últimas reformas, las mujeres hombres sobre el uso de los recursos prevalecen constituían únicamente entre el 4 y el 16 por cien- por sobre las de las mujeres (Banco Mundial, to de los beneficiarios de un título de propiedad, 1996). Por ejemplo, algunas plantaciones fo- como parte de la reforma agraria en América restales en El Salvador establecidas para el con- Central. Según Chiriboga y otros (1995), como sumo doméstico de leña, fueron tomadas por los resultado de la primera ronda de reformas, la pro- hombres para vender la madera comercialmente porción de mujeres beneficiadas por la reforma (Banco Mundial, 1996). Las diferencias de género agraria en la subregión fue la siguiente: son evidentes en los niveles de participación de hombres y mujeres en las actividades comunitarias (a) un 16 por ciento para Costa Rica, entre forestales y de ordenación del agua, donde las 1963 y 1988; en 1991, el 28 por ciento de las mujeres son menos partícipes que los hombres. mujeres que solicitaron tierra la recibieron, en Los hombres tienden a predominar en el liderazgo comparación con el 61 por ciento de los hom- comunal y en los órganos comunitarios de toma de bres, decisiones que controlan el uso de los recursos naturales. En un estudio realizado en El Salvador, (b) cerca del 4 por ciento para Honduras desde el 20 por ciento de los entrevistados (la mayoría de que el proceso se inició, hace más de 30 años, los cuales eran hombres) señaló que había tomado parte en un proyecto de reforestación y vivero (c) un 9 por ciento para Nicaragua, incluyendo comunitario. El 25 por ciento de los entrevistados la tierra otorgada a cooperativas, colectivi- manifestó que había participado en actividades dades agrícolas, poblaciones indígenas y la ti- comunitarias de manejo del agua y, de ellos, las tulación especial, mujeres representaban el 36 por ciento, los hom- bres el 58 por ciento y los niños, el restante 6 por (d) aproximadamente un 14 por ciento para El ciento. La falta de tiempo, de información y de Salvador, aunque la tenencia de la tierra para oportunidades fueron aducidas como razones que las mujeres es mayor (cerca del 35 por ciento) explican la participación más limitada de las debido a la sucesión14, mujeres en las iniciativas forestales y de tratamien- to del agua (Banco Mundial, 1996). (e) cerca del 22 por ciento para Panamá, según datos del IICA/BID, 69. Reforma Agraria. Al analizar la experiencia latinoamericana con la reforma agraria y la "con- (f) aproximadamente un 10 por ciento para trarreforma" (privatización y concesión de títulos), Guatemala, desde que se inició la reforma Deere y León (1998) sostienen que las reformas agraria, en 1954. agrarias de los decenios de 1960 y 1970 se carac- terizaron por un significativo sesgo masculino en la 13Un estudio realizado por la Fundación Arias en el Salvador señaló que de las 137 mujeres y los 1.035 hombres considerados como cabezas de hogar con dos cónyugues que habían solicitado tierra, el 65 por ciento de las mujeres jefas de hogar y el 82 por ciento de los hombres jefes de hogar se vieron beneficiados por la primera ronda de reforma agraria. Para la tercera ronda, ya no se apreciaban las diferencias en la jefatura del hogar. 14En El Salvador, las parcelas pertenecientes a mujeres son más pequeñas que las de los hombres. En promedio, las mujeres poseen 3,8 hectáreas y los hombres, 5,2 hectáreas. 24 70. En distintos grados, las nuevas leyes que pro- extrafamiliares. Por lo tanto, es probable que una mueven las reformas del mercado de tierras repre- reforma al mercado de tierras que reasigne los sentan una mejora considerable con respecto a la derechos de propiedad entre hombres y mujeres legislación agraria original. En la mayoría de los tenga mayores repercusiones sobre la economía países, los jefes de hogar ya no son los únicos be- familiar rural, el bienestar de los miembros de la neficiarios designados y, en algunas naciones, familia y el papel de la mujer en la comunidad. Una existen disposiciones para la concesión de títulos conclusión general ha sido que, desde el punto de conjuntos. En Nicaragua, donde las leyes permiten vista de la maximización de las ganancias para el la titulación conjunta e individual, la presión ejerci- hogar, la división del trabajo y de otros insumos es da por la comisión de mujeres de la Asociación ineficiente. Por ejemplo, las mujeres prefieren Nacional Campesina -aunada a un programa exi- dedicar más tiempo a sus propias actividades ge- toso de capacitación para funcionarios guberna- neradoras de menores ingresos, que a los cultivos mentales y beneficiarios- ha dado como resultado comerciales de sus esposos. Esto obedece en que el 21 por ciento de todos los beneficiarios de parte al hecho que los derechos de propiedad y los un programa de titulación de tierras hayan sido reclamos residuales concomitantes sobre los pro- mujeres, las cuales recibieron el 40 por ciento de ductos e ingresos producidos por esa tierra, no son todos los títulos individuales y el 21 por ciento de puestos en común entre los miembros de la fami- los títulos conjuntos (Deere y León, 1998). En lia. Además de los efectos sobre la producción, se 1992, Honduras promulgó una ley que concedía a espera que las distribuciones alternativas de los las mujeres mayor acceso a la tierra, pero en 1995- derechos de propiedad dentro de los hogares 1997, el 75 por ciento de los títulos de propiedad y repercutan sobre la división de los ingresos entre el 79 por ciento de la tierra estaba registrada a las distintas categorías de gastos. El trabajo de favor de hombres en el sector no reformado Doss (1996) en África15, por ejemplo, ofrece evi- (Instituto Nacional Agrario, INA, 1998). En Costa dencias contundentes de aumentos de la propor- Rica, una ley aprobada en 1992 exigía que la tie- ción de tierra que pertenece a las esposas aumen- rra fuera otorgada a hombres y mujeres, lo cual ha ta la proporción del presupuesto familiar gastado incrementado la proporción de mujeres que han en comida y educación, y reduce la proporción que recibido tierra (Chiriboga y otros, 1995). se gasta en tabaco y alcohol.16 71. Derechos de Propiedad y Economía 72. Derechos de propiedad y participación Doméstica. Si bien no existe información especí- comunitaria. El fortalecimiento de los derechos de fica para América Central, una creciente cantidad propiedad puede equilibrar más la participación por de literatura teórica y empírica sobre la distribución género en las instituciones sociales y las políticas de los recursos dentro del hogar muestra que el comunitarias. En México, por ejemplo, de los 79 acceso individual a los ingresos y a los activos ejidos estudiados en los que las mujeres tenían influye sobre la división del trabajo y los gastos, así algún tipo de representación en los órganos admi- como sobre otras decisiones importantes en el nistrativos, la proporción promedio de ejidatarias hogar, como la nutrición, el cuidado de la salud y la supera con creces los 204 ejidos donde las fecundidad (Lundberg y Pollak, 1993; McElroy y mujeres no ocupaban puestos de liderazgo (Katz, Horney, 1981; Ott, 1995; Schultz, 1990; Thomas, 1998). Esto es importante por sí solo y también 1990). En el caso particular de los hogares rurales, porque una mayor equidad en materia de género la tierra es esencial para determinar las ganancias en la composición de las instituciones locales que, a su vez, influyen sobre su habilidad para puede influenciar la distribución de los recursos y negociar la distribución del trabajo, los ingresos y las actividades normativas de estos grupos. otros insumos importantes del bienestar familiar, así como sobre su participación en instituciones 15 Debido a la clara división de género en el trabajo por cultivo y parcela, y a la individualización bastante evi- dente de los presupuestos familiares en África subsahariana, la mayor parte de los estudios sobre la relación entre derechos de propiedad, producción agrícola e ingresos específicos al género se han concentrado en esa región (cf. Jones 1983; Chawla 1993; Paterson 1985; Udry 1996). 16Las elasticidades con respecto a la porción de tierra que poseen las mujeres son: 2,6 para alimentos, 0,7 para educación, -0,8 para tabaco y -1,9 para licor. 25 (i) Microfinanciamiento 76. Tamaño de los créditos y Estrategías de Negocios. Los negocios y los préstamos de las 73. Uso del Crédito. Informaciones recopiladas mujeres tienden a ser bastante más pequeños que en El Salvador y Nicaragua indican que, si bien el los de los hombres. En El Salvador, por ejemplo, crédito formal en general es limitado, al parecer los los préstamos del sector formal a las mujeres con hombres lo utilizan en mayor medida que las sistemas de garantía representan el 39 por ciento mujeres. Datos del Fondo de Garantía para en comparación con los hombres -un promedio de Pequeñas Empresas en El Salvador (1994), US$8.300 para los hombres y de US$3.250 para señalan que el 55 por ciento de las personas que las mujeres. En Nicaragua, según el mismo estu- recibían créditos eran hombres y que el 45 por dio de la FIDEG, la relación del tamaño de los ciento eran mujeres (Banco Mundial, 1996). Una créditos otorgados a las mujeres en comparación encuesta financiera informal sugiere brechas más con los créditos otorgados a hombres, fue de grandes por razón de género en las zonas rurales 1:4,84 para el crédito formal. Sin embargo, en el de El Salvador -el 7 por ciento de las encuestadas caso del crédito informal la relación fue de 1:0,82 a y el 12 por ciento de los encuestados adujeron favor de las mujeres. Las diferencias en el tamaño haber recibido créditos formales-. Tanto hombres de los préstamos otorgados a hombres y mujeres, como mujeres recibieron crédito informal, aunque refleja limitaciones y estrategias de negocios con- en algunos casos se favoreció a las mujeres. La trastantes basadas en el género. Mientras que los misma encuesta señala que el 56 por ciento de los hombres tienden a estar más interesados en el encuestados rurales y el 54 por ciento de los crecimiento empresarial y en reinvertir, las mujeres encuestados varones recibieron un préstamo infor- se identifican con operaciones de menor riesgo mal en el curso de los diez años anteriores. que provean un flujo continuo de ingresos para la Algunas de las ONG más establecidas mostraron familia. Las responsabilidades domésticas de las una preferencia por las prestatarias mujeres, las mujeres limitan su tiempo y su movilidad, y estos cuales tuvieron una participación del 65 al 80 por factores a su vez repercuten sobre sus estrategias ciento, dependiendo de la ONG. de negocios y el tamaño de los préstamos. Las diferencias basadas en el género con respecto al 74. En Nicaragua, un estudio de la FIDEG deter- acceso a garantías reales, sobre todo en la forma minó que los hombres recibieron prácticamente la de tenencia de la tierra, también afectan el tamaño misma proporción de préstamos que las mujeres de los créditos que puedan solicitar y sus metas de (hombres 51 por ciento y mujeres 49 por ciento) negocios. (Banco Mundial, 1997). Se favoreció un poco más a los hombres en términos del crédito formal, al 77. Concentración Sectorial. La información recibir el 54 por ciento de todos los préstamos, disponible sugiere que las mujeres y los hombres pero tanto hombres como mujeres recibieron casi se sienten atraídos por sectores comerciales dis- la misma cantidad de préstamos informales. En tintos. En el ámbito informal, donde opera la ma- términos de distinción rural/urbana, los hombres yoría de los empresarios, las mujeres se concen- recibieron el 67 por ciento de los créditos rurales, tran en el comercio y los hombres en la agricul- pero las mujeres recibieron el 60 por ciento de los tura17. Un estudio realizado en El Salvador señala préstamos urbanos. que las mujeres constituyen casi tres cuartas partes de los trabajadores independientes en el 75. En Guatemala, un estudio sobre crédito rural comercio, mientras que los hombres representan mostró que en las transacciones de crédito comer- más del 90 por ciento de los trabajadores indepen- cial los prestatarios varones pagan tasas de interés dientes en la agricultura. Por lo general, las más altas que sus contrapartes femeninas, lo cual mujeres eligen los negocios con base en las difi- sugiere que las prestatarias mujeres pueden ser cultades familiares y las garantías que deben apor- sujetos de menor riesgo crediticio (Sánchez, 1999). tar, lo cual en muchos casos las limita a emprender actividades donde existen menores barreras al ingreso, como la preparación de alimentos y el 17Los "trabajadores independientes" se definen como aquellas personas que participan en una actividad económi- ca por sí solas, y no emplean o mantienen personal remunerado 26 comercio informal. Desafortunadamente, estos tenían más probabilidad de perder sus posesiones sectores comerciales también se caracterizan por y tardarían más en recuperar su productividad una mayor competencia y saturación del mercado. económica original y (g) en las comunidades indí- Por el contrario, los hombres tienden a solicitar genas, principalmente las mujeres, se vieron afec- préstamos para la producción agrícola, sobre todo tadas de manera desproporcionada debido a que para invertir en granos básicos que generan pocos son más marginadas y menos educadas. rendimientos y son susceptibles a las variaciones climáticas. 80. Efectos sobre la Salud y el Binestar. Como resultado directo del huracán Mitch murieron más (j) Desastres naturales hombres que mujeres, debido probablemente a la participación de los hombres en actividades de alto 78. Cuando azotan los desastres naturales, a raíz riesgo, como la búsqueda y el rescate, y a la mayor de los roles biológicos y asignados por razón de tolerancia masculina al riesgo. La mayoría de los género, los hombres y las mujeres se encuentran informes indican que las mujeres mostraron sín- en distintas situaciones de vulnerabilidad. La infor- tomas comunes de depresión, tales como mación sobre los efectos de los desastres natu- trastornos del sueño y dolores de cabeza, pero rales según la composición de la familia es suma- lograron desempeñar sus responsabilidades habi- mente escasa, no obstante, la evidencia sugiere tuales. Por otro lado, la información sobre los que durante y después de un desastre las familias hombres señala una reacción maníaca/violenta a donde la mujer es cabeza del hogar son más vul- su angustia sicológica en la forma de mecanismos nerables que aquellos hogares con una jefatura de afrontamiento disfuncional, como alcoholismo, compartida. A continuación se resume un estudio juegos de azar y comportamiento violento. reciente del Banco Mundial sobre consideraciones de género derivadas del huracán Mitch, que afectó 81. El aumento en el consumo de alcohol y la dis- a los países centroamericanos a finales de 1998. función resultante en los hombres ha sido reporta- do de manera homogénea por miembros femeni- 79. Poblaciones en Riesgo. Algunos ejemplos nos y masculinos de la comunidad y por los de poblaciones en riesgo y las razones por las que proveedores de servicios, con niveles particular- ha aumentado su vulnerabilidad debido al huracán mente altos en Tegucigalpa. El abuso del alcohol Mitch son: (a) los hombres y las mujeres analfa- contribuye a la violencia, a reducciones en los betos, cantidades desproporcionadas de los cuales ingresos familiares, a relaciones disfuncionales y a son mujeres rurales mayores o, en Nicaragua, enfermedades crónicas importantes, además de excombatientes (principalmente varones), no estar asociado con episodios de depresión en el pudieron leer los avisos e instrucciones de alerta abusador. Los incidentes de violencia intrafamiliar temprana colocados en los refugios temporales y y sexual parecen haber disminuido inmediata- tuvieron menor capacidad de participar en activi- mente después de la emergencia y han aumentado dades de preparación para desastres, (b) los niños de manera continua durante la etapa de recons- de la calle, principalmente varones, fueron expul- trucción. sados por el agua de los espacios donde vivían y no fueron albergados en refugios temporales, (c) 82. Estrategias y Respuestas a la Crisis. Una los precaristas, especialmente en las márgenes de las principales diferencias durante el desastre y lacustres en Nicaragua, fueron ubicados en zonas las etapas de rehabilitación se refiere a las distintas de inundación de alto riesgo y era menos probable estrategias o capacidades de afrontar la crisis de que solicitaran ayuda por estar al margen de la ley los hombres y las mujeres afectadas por el suceso. y por temor de ser desalojados, (d) los trabajadores Las mujeres tienden a hacerle frente poniendo en de las plantaciones bananeras, que en su mayoría movimiento las redes de seguridad social formales eran hombres y dependían exclusivamente de los e informales, organizando refugios temporales, servicios sociales suministrados por el patrono, así coordinando las actividades de socorro de la comu- como sus esposas e hijos, estaban aislados y no nidad, utilizando redes de parentesco para acoger recibían el mismo nivel de asistencia que aquellas a los familiares afectados y activando los grupos de personas amparadas por el régimen gubernamen- mujeres para satisfacer las necesidades inme- tal, (e) los hogares encabezados por una mujer diatas. Durante la etapa de emergencia aguda, los 27 hombres participan activamente en la búsqueda, representados según su porcentaje como parte de en el rescate y en el establecimiento de refugios, la población económicamente activa en agricultura. mientras que durante la etapa de rehabilitación, Nicaragua, Costa Rica y Honduras han adoptado suelen recurrir a estrategias que los alejan de sus medidas importantes para reducir las disparidades familias y comunidades, incluyendo la búsqueda de de género en cuanto a la concesión de títulos de empleo externo, emigración temporal o perma- propiedad sobre las tierras. nente y, algunas veces, abandonan a las familias. Esto ha producido un aumento significativo en la 85. Sin embargo, el examen también señala algu- cantidad de hogares con una madre sin pareja. nas áreas que ameritan una acción continua, a saber: 83. Papeles y Relaciones de Género. La infor- mación disponible sugiere la posibilidad de trans- n En materia dedemografía y salud, lasaltas formar la definición de los papeles y las respon- tasas de mortalidad en los hombres y las sabilidades apropiados según el género en los grandes brechas por razón de género en las ámbitos público y privado como resultado del tasas de mortalidad, especialmente en El huracán Mitch. Por ejemplo, las mujeres recibieron Salvador y Guatemala, son preocupantes. formación para mejorar sus capacidades en una Estos países también poseen los índices de gama de actividades no tradicionales, incluyendo: homicidio más altos en las Américas. Y, aunque albañilería, carpintería, fontanería y extensión agrí- la violencia reclama más víctimas masculinas, la cola; y los hombres asumieron los roles sociales naturaleza generalizada de la violencia domésti- que anteriormente desempeñaban las mujeres, ca en todos los países en la subregión sugiere incluyendo jardinería, preparación de alimentos y que este problema debe ocupar un lugar promi- abastecimiento de agua. En el plano individual, nente en la agenda de desarrollo. En toda algunas mujeres han manifestado que una de las América Central, las tasas de fecundidad son consecuencias del desastre ha sido su superiores al promedio latinoamericano, al igual empoderamiento social personal en las relaciones que el embarazo en adolescentes. Nicaragua con sus maridos, merced a su intervención pública tiene los niveles más elevados, seguida por en los esfuerzos de reacción al desastre. Honduras. La mortalidad derivada de la mater- nidad continúa siendo bastante alta en III. Conclusiones Honduras, Guatemala, Nicaragua y El Salvador; en este último país resulta más problemática en vista de la amplia cobertura que tienen los ser- 84. Este estudio intersectorial sobre aspectos de vicios de atención de la salud. género en América Central revela avances impor- tantes en materia de género. En todos los países, n En materia de educación y mercados la- las tasas de fecundidad han disminuido conside- borales, el informe sugiere seguir prestando aten- rablemente desde la década de 1970. Las brechas ción a la cobertura de la educación, pero de educación por razón de género son insignifi- enfocándose en los distintos motivos por los que cantes. La participación de la mujer en la fuerza los menores abandonan la escuela o no se laboral ha aumentado notablemente. Y, si bien per- matriculan, como el trabajo infantil remunerado sisten las brechas salariales, éstas han disminuido, y el embarazo precoz en las adolescentes. Sin sobre todo para las mujeres jóvenes y las que habi- embargo, también se deben eliminar aspectos tan en zonas urbanas; además, se consideran como los estereotipos de género transmitidos a moderadas en América Latina. Las mujeres tienen través de los métodos y materiales didácticos, mayor representación política en todos los países ya que están ligados a las aspiraciones profe- de América Central que en otros países de la sionales de hombres y mujeres, a la partici- región, como Brasil, Chile y Uruguay. En cuanto al pación consecuente en la fuerza de trabajo y a sector rural, en Nicaragua la cantidad de mujeres la perpetuación de la violencia, entre otras que reciben servicios de tecnología agrícola respal- cosas. dados por el gobierno ha crecido a una tasa más rápida que para los hombres, hasta el punto que n En el sector rural, a pesar del progreso alcanzado en Nicaragua, persiste una brecha las mujeres y los hombres están ahora igualmente por razón de género en la prestación de los ser- 28 vicios de tecnología agrícola en El Salvador, que sólo asisten a la escuela, son mucho mayores para probablemente también exista en otros países los niños que para las niñas. de la subregión. Si bien las nuevas leyes en varios países han facilitado el acceso de las 87. En los últimos cinco años, las operaciones del mujeres a la tierra, en países como Honduras Banco Mundial en América Central han apoyado los hombres siguen recibiendo mucho más títu- importantes iniciativas relativas al género. los en comparación con las mujeres. Algunos proyectos han financiado trabajos inno- vadores en materia de género y otros se han con- n Por último, la forma en que las considera- centrado en las necesidades básicas de las ciones de género se intersectan con aspectos mujeres y en las mujeres como únicas agentes del de pobreza e identidad étnica deberá consti- cambio -lo cual en algunos casos es apropiado, tuir un elemento multisectorial en el temario de pero también presenta sus limitaciones. Además, género en la subregión. Los hogares encabeza- como se ha demostrado en este informe y en otros dos por una mujer -aunque estadísticamente no estudios, también existen aspectos importantes re- son tan pobres como los hogares encabezados lativos a las consideraciones de género para los por un hombre- enfrentan una serie particular de hombres, por ejemplo, alcoholismo y abuso de desafíos y pueden ser más vulnerables a las cri- sustancias, violencia y homicidios, tasas de deser- sis familiares. La pobreza exacerba algunos de ción escolar y exclusión de los hombres en los pro- los problemas mencionados anteriormente. Por gramas de salud reproductiva (Oxfam, 1997, ejemplo, aunque la violencia doméstica parece Greene y Biddlecom, 1998, Barker, 1998). La ser generalizada, independientemente del nivel experiencia demuestra igualmente que las activi- socioeconómico, la pobreza limita las posibili- dades bien intencionadas, diseñadas para abordar dades de una mujer de dejar una situación de aspectos relativos al género, pueden perpetuar los abuso y emprender acciones legales. En térmi- estereotipos y las disparidades basadas en el nos del origen étnico, los hogares indígenas género. Por último, en algunos casos en América tienen menos acceso a los servicios de salud Central, se han tratado las necesidades 'básicas' reproductiva y tienen niveles de fecundidad más de género y los aspectos de género relativos a la altos, el nivel educacional también tiende a ser 'segunda generación' se están volviendo más visi- menor (sobre todo entre las niñas), el abuso del bles. Por ejemplo, los estereotipos basados en el alcohol es un problema entre los hombres indí- género y los procesos de socialización del género genas, y el acceso a los recursos y a las opor- transmitidos en las escuelas son actualmente pro- tunidades generadoras de ingresos continúa blemas de importancia clave en materia educativa. siendo más frágil entre los indígenas -siendo las mujeres incluso más vulnerables que los hom- IV. Recomendaciones bres. 88. Las áreas prioritarias recomendadas para la 86. Los aspectos incipientes relativos al género intervención en cuestiones de género en América en la subregión incluyen: (a) los niños y jóvenes en Central son: (a) salud reproductiva y sexual inte- riesgo, incluyendo el trabajo infantil que, según se gral, (b) violencia masculina y sus efectos sociales, informa, ha aumentado en Honduras y Nicaragua a familiares e intergeneracionales, (c) alcoholismo y raíz del huracán Mitch y continúa siendo alto en sus nexos consecuentes con el desempleo mas- Guatemala y El Salvador, (b) el alcoholismo y su culino, la violencia y los papeles masculinos asig- vínculo con desempleo masculino y la violencia nados por razón de género, (d) reducción de los masculina y (c) el cuidado de los niños. En las prin- estereotipos asignados al género en educación, (e) cipales ciudades de América Central, el 8 por cien- servicios del mercado laboral, incluyendo el cuida- to de todos los niños menores de 18 años trabajan do de los niños, (f) niños y jóvenes en riesgo, (g) y/o viven en las calles. Se ha reportado que una género e identidad étnica. cantidad significativa de niños de la calle utiliza sustancias como drogas, alcohol y pegamento. El (a) Salud Reproductiva y Sexual Integral. nivel educacional es mayor entre los niños que no La provisión de servicios integrales en salud trabajan, pero las diferencias entre los que asisten reproductiva y sexual para mujeres y hombres a la escuela y trabajan en comparación con los que es una prioridad en toda la subregión dadas las elevadas tasas de fecundidad, las tasas de 29 embarazos en adolescentes superiores a lo (d) Estereotipos en Educación. Todos los normal, las altas tasas de mortalidad derivada países centroamericanos deberán concen- de la maternidad, la necesidad de frenar el trarse en mejorar la calidad de la educación, VIH/SIDA y las necesidades insatisfechas de de manera que los estereotipos asignados al los hombres en salud reproductiva. Asimismo, género no sean transmitidos por los materiales el énfasis actual en salud materna e infantil y métodos didácticos. En El Salvador y debe ampliarse para promover una partici- Guatemala, que tienen altos niveles de violen- pación más activa de los hombres durante el cia, los programas educativos deberán incluir embarazo, el cuidado de los niños y la pater- temas como autoidentidad/conocimiento de nidad. uno mismo, manejo de la ira, solución de con- flictos, planificación familiar y experiencia (b) Violencia Masculina. Abordar el nexo como padres o como madres a fin de reducir la entre género y violencia masculina deberá ser violencia, el uso de drogas, la propagación de una prioridad en toda la subregión, pero sobre ETS y los embarazos en adolescentes. En los todo en El Salvador y Guatemala, debido a lugares donde el acceso a la educación con- que estos dos países registran los índices de tinúa siendo un problema, se deberán diseñar violencia más altos de la región. El Salvador programas para mantener a los niños en la ha adoptado medidas importantes para reducir escuela, que tomen en cuenta las distintas el crimen y la violencia, pero en este campo se razones por las que niños y niñas abandonan habla poco de la conexión existente entre los estudios. género y violencia. Las políticas deberán abo- carse a la prevención de la violencia, incluyen- (e) Servicios de Mercados Laborales y do tratar el asunto en el sistema educativo, en Cuidado de los Niños. La incursión de las programas comunitarios y en los medios de mujeres en la fuerza laboral en toda la sub- comunicación. Las medidas legales deben región en los últimos decenios sugiere que las asegurar la promulgación de leyes adecuadas, parejas tendrán que enfrentar nuevos desafíos que hombres y mujeres conozcan las leyes de trabajo-familia. Dado que los papeles existentes sobre violencia, y que las mujeres definidos tradicionalmente según el género le tengan acceso a servicios legales. asignan a la mujer el cuidado de los niños, es probable que el problema afecte más a las (c) Alcoholismo. La dependencia del alcohol mujeres que a los hombres. Las brechas es más predominante entre los hombres y ha salariales persistentes en perjuicio de las sido relacionada con problemas sociales como mujeres posiblemente obedezcan, al menos la violencia y la conducta riesgosa. Sin embar- en parte, a las elecciones que las mujeres go, se conoce poco sobre la magnitud y el deben hacer para equilibrar el trabajo remu- alcance del problema, sobre las consecuen- nerado y los deberes del hogar. Por ende, un cias económicas y para la salud del consumo paso importante es comprender mejor la forma de alcohol, y sobre los programas existentes en que está estructurado el trabajo y las para tratar el problema. Por lo tanto, como responsabilidades familiares, la forma en que primer paso, debe entenderse mejor el proble- se imponen limitaciones mutuas y, a su vez, la ma en toda la subregión y estudiarse los pape- manera en que pueden producir resultados les de los distintos actores que contribuyen y ineficientes y daños sociales y económicos en mitigan el problema (por ejemplo, el papel del el largo plazo, como delincuencia juvenil, gobierno para controlar la venta de alcohol y reducción de los años de carrera profesional, los esfuerzos comunales para evitar el abuso curvas de ingresos más planas y la transferen- del alcohol). Por su relación con los aspectos cia intergeneracional de la pobreza. Además, de género, el trabajo en torno al uso y abuso es importante entender de qué manera actual- del alcohol debe examinar la forma en que los mente los servicios responden a las necesi- papeles asignados según el género, las dades diferenciadas según el género de los expectativas y las identidades podrían con- trabajadores, por ejemplo, la disponibilidad y el tribuir al consumo de alcohol y a sus proble- costo de los servicios financieros y de cuidado mas consecuentes en América Central. infantil que toman en cuenta las empresas que 30 funcionan desde el hogar. Finalmente, debe los recursos productivos, constituyen proble- conocerse mejor el contenido y el impacto de mas importantes que tienen que ver con las leyes laborales y sobre igualdad de género género y la identidad étnica. Las iniciativas en en América Central. curso a favor de los pueblos indígenas deberán fortalecerse para abordar las diferen- (f) Niños y Jóvenes en Riesgo. La informa- cias y disparidades relativas al género. ción disponible en torno al alcance y la inci- Empero, la dimensión de género deberá estar dencia del trabajo infantil y los riesgos que presente en todos los proyectos pertinentes en enfrentan los niños y jóvenes en América Guatemala como un tema multisectorial. Central es incompleta; y se conoce todavía Asimismo, deberán tomarse medidas para menos sobre las consideraciones de género entender mejor y tratar la manera en que los de estos problemas. Dado que el BIRF ha tra- papeles asignados según el género, las bajado en Brasil en asuntos de trabajo infantil expectativas y las identidades afectan negati- y su dimensión de género, un primer paso vamente a los hombres indígenas, lo mismo podría ser preparar un inventario para identi- que a las mujeres indígenas. ficar, en el contexto centroamericano, qué se conoce sobre género y trabajo infantil, cuáles son los principales problemas de género rela- cionados con el trabajo infantil, qué debe ha- cerse para entender mejor el problema, y cuáles son los posibles puntos de intervención para el Banco Mundial. Los altos niveles de deserción escolar, la falta de oportunidades de empleo, los crecientes niveles de violencia, alcoholismo y abuso de drogas, y las altas tasas de embarazo precoz, podrían abordarse mediante programas de educación y fondos de inversión social. Los programas juveniles de 'preparación para la vida activa' propuestos para El Salvador, y que han sido incorporados satisfactoriamente en los sistemas educativos de otros países como Colombia y Trinidad y Tobago, son una alternativa. Estos programas incluyen componentes de autoidentidad / conocimiento de uno mismo, manejo de la ira, solución de conflictos, planificación familiar y experiencia como padres o como madres. Los programas juveniles también abren un espacio importante para tratar directamente el aspecto de los papeles asignados según el género y las expectativas e identidades diferenciadas según el género. (g) Género e identidad Étnica. Además de considerar la identidad étnica como un tema multisectorial en los campos mencionados anteriormente, deben emprenderse esfuerzos especiales para entender mejor los aspectos de género e identidad étnica en América Central, y en Guatemala en particular. La alta fecundidad, las brechas por razón de género en el nivel educacional, el alcoholismo y las disparidades relativas al género en el acceso a 31 Bibliografía Abramovay, M y I. Belle (sin fecha). "Género en el ______2000. Gender and Disaster. desarrollo sostenible". Unión Mundial para la Naturaleza (UICN), Oficina Regional para ______2000. World Development Indicators. Mesoamérica (ORMA). Washington, D.C.: Banco Mundial. Actualidad Económica. 1999. Edición internacional. ______1999. Panama Poverty Assessment: Número 197-198. Año XIII, marzo, mayo. Madrid. Priorities and Strategies for Poverty Reduction. Washington, DC: Banco Mundial, Departamento de Aguilar Revelo, L. 1996. "Centroamérica: El reto Desarrollo Humano, Región de América Latina y el del desarrollo sostenible con equidad". En Género Caribe. y ambiente en Latinoamérica. Cuernavaca, México: Universidad Nacional Autónoma de México ______1998. 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En el proceso de diálogo entre el Banco Mundial y los Gobiernos, la dis- cusión sobre cómo políticas y proyectos impactan a hombres y mujeres, cobra cada vez una mayor importancia. El presente documento pretende enriquecer dicho diálogo a través de una revisión de los aspectos de género en los principales sectores socioeconómicos de América Central. La revisión sectorial incluye información sobre hombres y mujeres en áreas tan importantes como salud, educación, agricultura y recursos na- turales, mercado laboral, violencia, pobreza, microfinanciamiento, o desastres naturales. El análisis de género que el presente estudio ofrece pretende facilitar la toma de decisiones en el diseño de estrate- gias de reducción de la pobreza en la subregión en el futuro. El trabajo está basado en informes publicados y no publicados de la sub- región, incluyendo las evaluaciones sociales y de pobreza que ha realiza- do el Banco Mundial. Las perspectivas de la sociedad civil y de los go- biernos se han introducido en el análisis a través de la información ge- nerada por siete talleres de consulta. RUTA Banco Mundial