101072 Bolivia: Retos para avanzar en la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer A © 2015 Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo/Banco Mundial 1818 H Street NW, Washington, D.C. 20433 Teléfono: 202-473-1000; Internet: www.worldbank.org Algunos derechos reservados. Esta publicación es un producto del equipo del Banco Mundial. Los resultados, interpretaciones y conclusiones expresados en este informe no reflejan necesariamente los puntos de vista del Banco Mundial, de los Directores Ejecutivos del Banco Mundial o de los gobiernos que ellos representan. El Banco Mundial no garantiza la exactitud de los datos incluidos en este trabajo. Los límites, colores, denominaciones, y cualquier otra información que se incluya en un mapa publicado en este volumen no implican juicio por parte del Banco Mundial sobre la situación legal de ningún territorio ni la aprobación o aceptación de tales límites. 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Bolivia: Retos para avanzar en la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer Práctica Global de Pobreza (GPVDR) Junio de 2015 i ii Índice Agradecimientos.................................................................................... iv Objetivo de la nota................................................................................. 1 Marco de los problemas.......................................................................... 3 Alcance y limitaciones 5 1. Dotaciones........................................................................................... 6 Avances importantes hacia la paridad de género en educación, con disparidades entre los grupos indígenas 6 Mejorar la salud materna continúa siendo un reto clave 12 2. Oportunidades económicas.............................................................. 16 Participación en la fuerza laboral, pero en condiciones desiguales 16 Emprendimientos: concentradas en empresas pequeñas e informales 22 3. Capacidad de acción y decisión........................................................ 25 Altos niveles de participación femenina en las organizaciones sociales y políticas 26 Las jóvenes y las mujeres casadas se encuentran en mayor riesgo de violencia 29 Embarazo adolescente disminuyendo, pero más alto que el promedio regional 31 Resumen de los resultados del análisis y futuras investigaciones...... 34 Anexo 1. Nota metodológica y resultados del análisis de los datos censales........................................................................................ 39 Anexo 2. Nota metodológica sobre el análisis de datos de percepción............................................................................................. 42 Referencias............................................................................................ 43 iii Agradecimientos Esta nota fue elaborada como parte del proyecto de asistencia técnica sobre pobre- za multidimensional en Bolivia (P132327, P151095) liderado por la Práctica Global de Pobreza y Equidad del Banco Mundial, y fue posible gracias al apoyo de dos fondos fi- duciarios multi-donantes: el Umbrella Facility for Gender Equality (UFGE) y el Programa de Rápida Respuesta Social (RSR). El UFGE es un fondo diseñado para fortalecer la conciencia, el conocimiento y la capacidad para formular políticas que promuevan la igualdad de género; y el RSR provee apoyo para mejorar los sistemas de protección social en los países más pobres. La elaboración de esta nota fue liderada por Jonna Lundwall, con los siguientes miem- bros del equipo: Santiago Garriga, Anna Tabitha Bonfert, Emcet Tas y María Cecilia Villegas. Asimismo, la nota se benefició de los comentarios de Erwin Tiongson, María Ana Lugo, Jennifer Solotaroff y María Eugenia Genoni, quienes ayudaron a fortalecer el análisis y la interpretación de los resultados. El equipo agradece al Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Bolivia y a La Asociación La Coordinadora de La Mujer por proveer acceso a los datos analizados en esta nota. Asimismo, agradece a Karem Edwards Izquierdo, Julio Ricardo Loayza, Veronica Cronembold y Gabriela Orozco, al igual que a la Oficina del Banco Mundial en La Paz por el apoyo continuo durante la preparación y difusión de la nota. El tra- bajo fue realizado bajo la coordinación general de los gerentes Louise Cord y Oscar Calvo-González. iv Objetivo de la nota P ara hacer un diagnóstico de los re- a un mejor entendimiento de los retos y los tos de desarrollo de Bolivia es im- obstáculos que existen para lograr la igual- portante considerar las relaciones dad de género en Bolivia, con un enfoque es- de género y la situación de las mujeres. A pecial en la interseccionalidad entre género pesar de avances significativos en el país ha- y etnicidad. Combinando y analizando las evi- cia la equidad de género en la década pa- dencias existentes y el análisis de datos nuevos, sada, las mujeres siguen rezagadas frente a los se busca documentar disparidades específicas hombres en dimensiones importantes del bienestar. de género en los resultados de desarrollo; resal- El acceso a dotaciones y oportunidades económi- tar las oportunidades y limitaciones en cuanto cas ha mejorado, con tasas de matrícula más altas al empoderamiento de las mujeres; e identificar en las escuelas, mayor participación femenina en las áreas en que las brechas en el conocimiento la fuerza laboral y más mujeres en el parlamento son especialmente importantes para entender y y en el gabinete comparado con apenas 10 años abordar las desigualdades de género. atrás. Sin embargo, los resultados siguen mostran- do importantes rezagos para las mujeres, tanto en El análisis en la nota sugiere que: términos absolutos como en comparación con los •• Hay mejoras importantes en los indica- hombres. Para señalar sólo algunos ejemplos, hay dores claves de desarrollo de las mu- más mujeres analfabetas que hombres, la tasa de jeres, de acceso a servicios y a espacios fecundidad de las adolescentes es ligeramente de toma de decisiones. más elevada que el promedio regional, y la tasa •• La intersección entre género y etnicidad de violencia contra las mujeres está entre las más profundiza las brechas en los resultados altas en la región. La importancia de la etnicidad en del desarrollo. la sociedad boliviana aumenta la complejidad de •• Las mujeres se sienten discriminadas en estos problemas; haciendo que algunos hombres diferentes ámbitos de su vida, y afecta des- y mujeres estén en una situación especialmente proporcionalmente a las mujeres indígenas. desfavorecida, frenando así los avances en varias •• El no tener acceso a oportunidades económi- áreas del desarrollo. cas limita la capacidad de acción de las mu- jeres; y mujeres con niveles más altos de El propósito de esta nota es proporcionar una capacidad de acción logran aprovechar me- base de información y análisis que conlleve jor las oportunidades existentes. 1 2 Marco de los problemas L a igualdad de género tiene un valor in- 2011a). La región de América Latina y el Caribe trínseco en sí misma desde una pers- (LAC), sin embargo, ha logrado parcialmente pectiva de los derechos humanos. Si el contrarrestar esta tendencia. Un incremento de desarrollo es visto como un proceso que tiene las inversiones en capital humano, postergación la intención de expandir libertades para todos del matrimonio o convivencia, combinada con los seres humanos (Sen, 1999), la igualdad de la disminución de la fertilidad, han contribuido género constituye una dimensión importante del a crear mayores oportunidades económicas bienestar para los hombres y las mujeres. No para las mujeres, habiendo aumentado la par- obstante, las disparidades de género persisten ticipación femenina en la fuerza laboral en un 15 y a menudo se manifiestan en leyes, políticas y por ciento entre 2000 y 2010. Como resultado, prácticas de las instituciones. Asimismo, puede las mujeres han desempeñado un papel central que las normas y prácticas tradicionales, inclui- en la reducción dramática de la pobreza y la dos los mecanismos de justicia informales, per- desigualdad en LAC: el crecimiento del ingreso petúen las violaciones de los derechos de las laboral femenino contribuyó en un 30 por ciento mujeres y las niñas (Naciones Unidas, 2014). a la reducción de la extrema pobreza y en un 28 Por ende, fortalecer la igualdad de género es un por ciento a la disminución de la desigualdad en objetivo de desarrollo en sí mismo, que fomenta la última década (Banco Mundial, 2012). los derechos de la mujer y promueve una socie- dad más igualitaria. El marco conceptual propuesto por el Informe sobre el Desarrollo Mundial 2012: Igualdad La igualdad de género también tiene un valor de Género y Desarrollo es particularmente instrumental, ya que puede promover la pro- útil para analizar la igualdad de género. EEl ductividad, mejorar los resultados de desa- marco sugiere que los resultados que se obser- rrollo y hacer que las instituciones sean más van a nivel de género surgen de las decisiones inclusivas. La evidencia muestra que las dis- tomadas en los hogares, que son influenciadas paridades de género pueden retrasar el desa- por una interacción compleja entre instituciones rrollo económico, obstaculizar la reducción de la y mercados formales e informales. Se identifican pobreza y tener un impacto adverso en el bienes- tres aspectos de la igualdad que son importantes tar de los hombres y mujeres (Banco Mundial, en sí mismos, pero que además están estrecha- 3 mente interrelacionados: (1) las dotaciones; (2) dígena o afro-descendiente de acuerdo con las oportunidades económicas; y, (3) la capaci- el Censo Nacional de Población y Vivienda dad de acción y decisión. de 2012, las disparidades de género están en gran parte intersectan con la etnicidad. Un in- La acumulación de dotaciones (que se defi- forme reciente del Banco Mundial sobre inclusión nen como educación, salud y bienes materia- social definió la interseccionalidad como “el en- les) tiene un valor intrínseco, pero además per- tendimiento de que las personas se encuentran miten a los individuos hacer uso de ellas para simultáneamente en varias estructuras y esferas beneficiarse de las oportunidades económicas sociales que interactúan de maneras complejas y generar ingresos (Banco Mundial, 2011a). A para influir en experiencias humanas, relaciones pesar de que son bien documentadas las dispa- sociales y resultados” (Banco Mundial, 2013b, ridades en lo que respecta a las dotaciones y las p. 74). El concepto de la intersección de iden- oportunidades económicas en América Latina, tidades ayuda a explicar la ocurrencia de des- incluyendo en Bolivia, la capacidad de acción 1 ventajas (o ventajas) aditivas o multiplicadas. y decisión es la dimensión menos estudiada de Sin embargo, también es importante reconocer la igualdad de género. La capacidad de acción la heterogeneidad de las poblaciones indígenas. y decisión es la capacidad que tiene una per- La literatura feminista subraya que las expe- sona de elegir y transformar sus elecciones en riencias cotidianas de las mujeres de minorías acciones. No se trata solamente de tener aspi- étnicas son drásticamente diferentes de las de raciones, sino de asegurar que un individuo no mujeres de mayorías étnicas, a pesar de que a se enfrente a barreras inamovibles para tener ambos grupos les va peor que a los hombres acceso y aprovecharse de las oportunidades y en la mayoría de los ámbitos. La intersecciona- bienes para alcanzar sus metas. Las diferencias lidad implica que las personas se encuentran entre la capacidad de acción y decisión de los simultáneamente en múltiples estructuras socia- hombres y las mujeres generalmente perjudican les, y cuando hay una intersección entre estas a las mujeres y tienen efectos indirectos en múl- estructuras, las identidades pueden dar lugar a tiples dimensiones del bienestar. Estas diferen- una multiplicación de las ventajas o desventajas cias en términos de género no sólo afectan a las (Banco Mundial, 2013; Tas, Reimao y Orlando mujeres, sino a las familias y las sociedades en 2014). La evidencia existente confirma algunas su conjunto. La capacidad de acción y decisión de estas desventajas: por ejemplo, se ha de- de las mujeres influye en sus posibilidades de mostrado que hay brechas salariales grandes desarrollar su capital humano y aprovechar basadas en el género y la etnicidad en los países oportunidades económicas, lo que a su vez tiene latinoamericanos. Éstas brechas están vincula- un impacto en el acceso de sus hijos a la sa- das con diferencias en el nivel educativo entre lud, educación y oportunidades económicas. El hombres y mujeres y entre indígenas y no indí- empoderamiento de las mujeres como actores genas, y con la escasa presencia de grupos indí- económicos, políticos y sociales puede cambiar genas en los cargos mejor remunerados (Ñopo, las políticas y hacer que las instituciones sean Atal, y Winder, 2010). De manera más general, más inclusivas. se ha visto que las mujeres indígenas se en- frentan a la discriminación por ser indígenas y En Bolivia, donde alrededor de un 50 por mujeres, lo cual da lugar a un acceso deficiente ciento de las personas se identifica como in- a educación, atención en salud y derechos an- cestrales sobre tierras. Asimismo, enfrentan a 1 Ver por ejemplo Aritomi et al. (2010), Chioda (2011), tasas desproporcionadamente elevadas de po- Camacho et al. (2003), Farah et.al. (2009), Hunt (2008), breza y exposición a violencia familiar y sexual, Medeiros et al. (2007), Ñopo et al. (2009), Sakho et al. (2009), Silva y Batista (2010), USAID (2012). una situación exacerbada en contextos de trata 4 de personas y conflicto (ECOSOC, 2010; Hall y población se identifica a sí misma como indíge- Patrinos, 2006, 2012). Los pueblos indígenas na, se ha prestado especial atención al análisis más grandes en Bolivia son los quechuas y los de los resultados en bienestar en las divisiones aymaras, ambos considerados pueblos andinos étnicas, siempre que los datos permitan este o de las tierras altas. Además, hay aproxima- nivel de detalle. En esta nota, el término “indíge- damente 30 pueblos indígenas oficialmente re- na” se refiere a todas las personas que se auto gistrados de las tierras bajas, que sobre todo se identifican como pertenecientes a un grupo in- encuentran en la región amazónica, el oriente, dígena u originario y a los afro-descendientes.2 Chiquitanía y el Gran Chaco. Por ende, el término “no indígena” se refiere a todas las personas que no se han auto identifi- De acuerdo con el marco del Informe sobre cado como pertenecientes a un pueblo indígena el desarrollo mundial: Igualdad de Género y o como afro-descendientes. El Anexo 1 hay in- Desarrollo (Banco Mundial 2012), y exploran- formación metodológica sobre el análisis de los do el papel de la interseccionalidad de géne- datos censales; el Anexo 2 presenta el uso de ro y etnicidad, la nota analizará la situación los datos de la Encuesta de percepciones. de las mujeres bolivianas en las tres dimen- siones de la igualdad de género: (1) dota- Esta nota es un primer paso importante hacia ciones; (2) oportunidades económicas; y, (3) un mejor entendimiento de las limitaciones y los capacidad de acción y decisión. desafíos específicos en lo que respecta al tema de género en Bolivia y ofrece una base para investigaciones más amplias y especializadas. Alcance y limitaciones Sin embargo, se requerirá un mayor análisis y La documentación de las disparidades discusiones de política, tal como se señala en sistemáticas en los resultados de desarrollo la última sección de la nota. Por último, es im- de acuerdo con varios indicadores se basa portante señalar que este documento no propor- sobre todo en literatura empírica de la déca- ciona un panorama completo de las políticas y da pasada y en el análisis nuevo de datos re- los programas que existen para responder a los cientes. En particular, los autores analizaron da- retos identificados, sino que más bien menciona tos de las Encuestas de Hogares de 2011 y 2013 el marco legal y algunas áreas o intervenciones y el Censo Nacional de Población y Vivienda específicas, como pueden ser los bonos (trans- de 2012 para producir una selección de indica- ferencias condicionadas de efectivo) y la violen- dores. Además, los autores analizan los resulta- cia en razón de género. dos de una Encuesta de Percepciones sobre la Discriminación de Género y la Exclusión que fue apoyada por el Banco Mundial (en adelante la “Encuesta de Percepciones”) realizada reciente- mente en Bolivia, con el fin de arrojar luz sobre 2 Ver Anexo 1 para más detalles sobre la identificación de la variable de la etnicidad. Se han propuesto indicadores la capacidad de las mujeres para beneficiarse de alternativos de la etnicidad, como por ejemplo indicadores basados en la lengua materna, ya sea en combinación con los servicios y oportunidades económicas exis- la identificación o de manera aislada. No obstante, a fin de tentes. La nota también analiza si las brechas mantener un análisis coherente, este documento utiliza la identificación para definir la variable indígena y no indígena, observadas entre hombres, mujeres y otros gru- igual a la Encuesta de percepciones. El uso de la lengua pos sociales son manifestaciones de procesos materna es útil sobre todo al analizar datos a lo largo de un periodo más largo debido a las fluctuaciones en la auto de exclusión más profundos que limita el desa- identificación, pero ya que este documento se centra en rrollo de ciertos miembros de la población boli- datos recientes, no hay una diferencia significativa al utilizar la lengua materna o la identificación en la determinación de viana. Siendo que más o menos la mitad de la la variable de la etnicidad. 5 1. Dotaciones Las inversiones en educación y salud con- La educación es un derecho universal en tribuyen a que los hombres y las mujeres Bolivia hoy en día, pero los indicadores so- puedan alcanzar su pleno potencial en la bre el logro educativo muestran disparidades sociedad al permitirles que disfruten de las persistentes entre los hombres y las mujeres, oportunidades económicas y de una vida entre grupos étnicos y entre residentes rura- productiva. Las diferencias de género en las in- les y urbanos. Los datos de la encuesta de ho- versiones en educación y salud pueden tener un gares de 2013 señalan que el 15 por ciento de impacto adverso en los resultados individuales y las mujeres adultas en Bolivia no tiene ninguna en los de la siguiente generación, lo cual puede escolarización, mientras que esta cifra alcanza un implicar un costo significativo para las socie- 4,6 por ciento entre los hombres. El 31 por ciento dades (Banco Mundial, 2011a). de las mujeres ha terminado la escuela secun- daria, comparado con un 37 por ciento de los hom- bres. Se puede observar una brecha de género Avances importantes hacia en las tasas de alfabetismo en los datos del último la paridad de género en censo en 2012: en las áreas urbanas, el 99 por educación, con disparidades ciento de los hombres (de 12 o más años) son persistentes entre los grupos alfabetos frente a un 96 por ciento de las mujeres, indígenas mientras que en las áreas rurales las estadísticas correspondientes son de un 94 por ciento frente Las políticas de educación universal en a un 84 por ciento. Asimismo, tanto en el área ur- Bolivia datan de los años 1930. En esta épo- bana como rural, las mujeres indígenas enfrentan ca se creó una unidad especial en el Ministerio a una desventaja adicional en comparación con de Educación para hacer frente al bajo nivel todos los otros grupos: su tasa de alfabetismo es de educación que existía en las áreas rurales de un 82 por ciento en el área rural y de un 94 por e indígenas. En los años 1990 se llevaron a ciento en el área urbana. cabo reformas educativas adicionales, y en la última década se cuenta con un énfasis ma- Las mujeres en el área rural y las mujeres que yor en el derecho a la educación multicultural pertenecen a grupos indígenas tienen resulta- y bilingüe. dos más bajos en educación en comparación 6 con cualquier otro grupo. En general, las tasas de alfabetismo Gráfico 1. Tasas de término en la Bolivia urbana Porcentaje de hombres/mujeres, por condición indígena y de término de la escuela en el área rural muestran mejores resul- 90 80.8 80 tados para los hombres que para 71.9 69.7 70 las mujeres, independientemente 60 56.3 48.4 51.3 de si se trata de indígenas/no in- 50 % 40.4 40 dígenas. De hecho, a los varo- 30 28.7 nes indígenas les va casi tan bien 20 10 como a los varones no indígenas 0 y un poco mejor que a las mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres No indígenas Indígenas no indígenas. Por ejemplo, la tasa Término de la escuela primaria Término de la escuela secundaria de alfabetismo para los hombres indígenas y no indígenas de 12 o Fuente: Cálculo de los autores basado en datos del Censo 2012. más años de edad es similar (96 y 94 por ciento, respectivamente), Gráfico 2. Tasas de término en la Bolivia rural pero la brecha entre las tasas para Porcentaje de hombres/mujeres, por condición indígena las mujeres no indígenas e indí- 90 genas en la misma categoría es 80 mayor (90 y 81 por ciento, respec- 70 60 tivamente). Comparado con los 52.5 50 44.5 41.2 hombres no indígenas, la tasa de % 40 alfabetismo para las mujeres indí- 30 22.9 18.7 25.6 20 17.3 genas es 15 puntos porcentuales 10 9.8 más baja. En lo que respecta a las 0 Hombres Mujeres Hombres Mujeres tasas de término entre individuos No indígenas Indígenas de 25 o más años de edad, las Término de la escuela primaria Término de la escuela secundaria mujeres indígenas están en una si- Fuente: Cálculo de los autores basado en datos del Censo 2012. tuación aún peor. Su tasa de térmi- no de la escuela primaria en el área rural es la mitad de la tasa para los Gráfico 3. Tasas de alfabetismo en áreas urbanas y rurales Porcentaje de hombres/mujeres, por condición indígena hombres no indígenas, con el 26 frente al 53 por ciento. También 99.1 97.8 98.3 100 96.0 94.0 93.8 90.6 es considerable la disparidad en la 81.7 80 tasa de término de la escuela se- cundaria, con un 23 frente a un 10 60 % por ciento (ver gráficos 1 y 2). 40 20 En el área urbana, en general 0 los resultados en educación son Hombres Mujeres Hombres Mujeres mejores para todos los grupos No indígenas Indígenas Área rural Área urbana comparado con el área rural, pero la condición de género y Fuente: Cálculo de los autores basado en datos del Censo 2012. la condición indígena siguen Nota: Cálculo del equipo del Banco Mundial con datos del Censo 2012. La asociadas con tasas más bajas tasa de término de la escuela primaria se define como la finalización de los cursos 0-6; la tasa de término de la escuela secundaria corresponde de alfabetismo y de término. A a la finalización de los cursos 7-12. 7 el logro educativo entre las mujeres indíge- nas, incluso después de controlar los impac- tos de la edad y el área geográfica. El análi- sis multivariante de los datos del Censo de 2012 muestra que, comparado con los hombres no in- dígenas de 25 o más años de edad, es 9,1 puntos porcentuales menos probable que las mujeres no indígenas del mismo grupo de edad terminen la escuela primaria, mientras que es 9,7 puntos porcentuales menos probable que lo hagan los hombres indígenas.4 La desventaja se multiplica si es que la condición indígena interactúa con el género. En especial, las mujeres indígenas en- frentan una diferencia negativa adicional de 8,5 puntos porcentuales por ser indígena y mujer, que se traduce en una desventaja cumulativa de 27 puntos porcentuales comparado con los hombres no indígenas. En la terminación de la escuela secundaria, la brecha basada en género es más pequeña entre los hombres no indígenas y las mujeres no indígenas (6 puntos porcentuales), pesar de que la desventaja de ser indígena es pero la misma es más profunda entre los hom- significativa en la tasa de término de la escuela bres indígenas y los hombres no indígenas (11 tanto primaria como secundaria, sobre todo es puntos porcentuales). Al igual que antes, las mu- significativa si se observa la tasa de término de jeres indígenas tienen una desventaja adicional la educación secundaria. Sólo el 26 por ciento de de 6 puntos porcentuales, que da lugar a que sea las mujeres indígenas de 24 años de edad o más menos probable en 23 puntos porcentuales que indican que la escuela secundaria es su nivel más ellas terminen la escuela secundaria que los hom- alto de educación, frente al 34 por ciento de las bres no indígenas (ver Cuadro A.2 en el Anexo 1). mujeres no indígenas.3 Asimismo, los datos so- bre hogares señalan que son especialmente ba- Sin embargo, cabe destacar que las desven- jos los niveles educativos entre las mujeres y los tajas en educación tienen un efecto diferen- hombres quechuas: el 33 por ciento de las mu- ciado en mujeres indígenas de distintas ca- jeres quechuas y el 12 por ciento de los hombres racterísticas. Hay diferencias significativas en la quechuas indican no tener ninguna escolarización brecha de educación por género entre diferentes (2013). Sin embargo, la brecha más grande entre grupos indígenas y cohortes de edad. El Censo las mujeres y los hombres en lo que respecta a no de 2012 muestra que la población aymara tiene tener ninguna escolarización se puede observar la brecha de género más grande en cuanto a al- entre los aymaras donde el 82 por ciento de los fabetismo, término de la escuela primaria y térmi- encuestados sin escolarización son mujeres. no de la escuela secundaria. Eso a pesar de tener los niveles de logro general más altos entre los La intersección de género y condición indíge- grupos indígenas (y el segundo nivel más alto en na tiene un impacto negativo acumulativo en el país, después de los grupos no indígenas) y 3 Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Hogares 4 Al controlar edad, cuadrado de la edad, cohortes de edad de 2013. y residencia rural/urbana. Ver Anexo 1 para la metodología. 8 a pesar de vivir en los centros urbanos alrede- años tienen una probabilidad menor de sólo 17 dor de La Paz, donde la infraestructura escolar y puntos porcentuales de terminar la escuela se- los resultados en educación en general están por cundaria, frente a un 39 por ciento entre las mu- encima del promedio nacional. Por el contrario, jeres aymaras de 50-59 años. De manera simi- otros grupos indígenas tienen brechas de género lar, para las mujeres quechas en estos mismos más pequeñas, pero sus niveles de logro general grupos de edad, se estima una tasa de término también son más bajos que los de los aymaras. de la escuela secundaria de 20 puntos porcen- Por ejemplo, la tasa de término de la escuela se- tuales (20-29 años) y de 34 puntos porcentuales cundaria de los hombres aymaras y las mujeres (50-59 años) menos que entre los hombres no aymaras (14-plus) es del 46 por ciento y el 32 indígenas. Las mujeres no indígenas, por otra por ciento, respectivamente, con una brecha de parte, tienen la desventaja acumulativa más género de 14 puntos porcentuales. En compara- pequeña; así, las mujeres no indígenas en los ción, las tasas correspondientes para los hom- mismos grupos de edad tienen una probabilidad bres quechuas y las mujeres quechuas son del menor de sólo 0,06 y 6,1 puntos porcentuales 30 por ciento y el 25 por ciento, respectivamente, de terminar la escuela secundaria que los hom- con una brecha de género de sólo 5 puntos por- bres no indígenas, respectivamente (ver Cuadro centuales. Esto sugiere que la mayor desventaja A.5 en el Anexo 1). Estos hallazgos implican a nivel del logro educativo de las mujeres que- que es mucho menos probable que las mujeres chuas se deriva de su identidad indígena, mien- mayores en todos los grupos étnicos terminen tras que las mujeres aymaras están en desventa- la escuela primaria o secundaria comparado con ja tanto por ser indígenas como por ser mujeres. los hombres no indígenas y las mujeres no in- dígenas, pero la magnitud de la desventaja es En general, el acceso de las mujeres a edu- mayor para las mujeres aymaras en todos los cación en Bolivia ha mejorado en años recien- cohortes de edad, y menor para los más jóvenes tes, sobre todo entre las cohortes más jóvenes. (ver cuadros A.5 y A.6 en el anexo 1).5 La brecha niño-niña en el término de la escuela primaria y la tasa de inscripción de mujeres frente Las brechas persistentes (pero decrecien- a los hombres en la escuela secundaria están re- tes) en las tasas de inscripción y el logro lativamente cerca de la paridad: en el año 2013, educativo entre los niños urbanos y rurales, el 90 por ciento de los niños de 12 a 17 años de o entre los grupos indígenas y no indígenas, edad estaban asistiendo a la escuela y el 91 por se asocian con diferentes factores directos ciento de las niñas en el mismo grupo de edad. A e indirectos que puedan afectar las tasas pesar de que no hay una diferencia grande entre de abandono. Tal como se reconoce en la li- el porcentaje de los jóvenes indígenas y no indí- teratura,6 estos factores incluyen: el embarazo genas que asisten a la escuela, sigue habiendo adolescente; el matrimonio a una edad tempra- una brecha significativo en función del lugar de na; la falta de instalaciones sanitarias separadas residencia, que implica que el 93 por ciento de la para las niñas, lo cual es un problema cuando población urbana de 12 a 17 años de edad asiste crecen y empiezan a menstruar; distancias con- a la escuela, comparado con un 87 por ciento de este grupo de edad en la población rural. 5 Con respecto al alfabetismo, son las mujeres que pertenecen a otros grupos indígenas (14-19 años) y las mujeres quechuas (20-59 años) quienes se enfrentan a Las desventajas acumulativas a las que se la mayor desventaja cumulativa. Las mujeres aymaras tienen la mayor desventaja sólo en el grupo de las de 60 enfrentan las mujeres indígenas han ido dis- y más años de edad. Sin embargo, es importante señalar minuyendo en el tiempo. El análisis multivari- que las diferencias a nivel de las desventajas cumulativas en cuanto a alfabetismo entre las mujeres jóvenes son ante muestra que, en comparación con los hom- pequeñas entre diferentes grupos étnicos. bres no indígenas, las mujeres aymaras de 20-29 6 Ver por ejemplo el Informe sobre Desarrollo Mundial 2012. 9 siderables a las escuelas, y la Gráfico4. Gráfico Discriminación 5.Barreras para laen el sistema educativo educación percepción de que el desplazo Porcentaje de mujeres que han sufrido discriminación, grupo por a*: Porcentaje de mujeres que abandonaron la escuela debido a la escuela puede presentar de edad riesgos; el llamado del merca- 11.0 Embarazo do laboral y las responsabili- 9.4 dades de cuidado; y la proba- Trabajo Doméstico y 11.1 de cuidado 9.6 bilidad más alta que las niñas sean víctimas de abuso.7 En Ingreso al mercado laboral 13.5 9.3 términos más directos, en los Falta de recursos 43.6 hogares con recursos limita- económicos 44.7 dos, muchas veces se prefiere 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 educar a los niños en lugar % de a las niñas; y el currículum No indígenas Indígenas de género y las prácticas de * Pregunta abierta con registro de hasta dos limitaciones escolarización tienden a ge- Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. nerar una exclusión silenciosa. vinculante en el entorno urbano: 45 por ciento Existe mayor presión para que las niñas dejen la de mujeres que viven en áreas urbanas lo men- escuela cuando son mayores, y de esta manera cionó como una barrera, comparado con 42 por puede que los patrones de género se acentúen ciento de las mujeres en el área rural. en la escuela secundaria (Hunt, 2008). La pre- sencia de hermanos menores (nivel preescolar) Otra barrera para la educación es la discrimi- aumenta las probabilidades de que las niñas nación generalizada que las niñas y las mujeres mayores no vayan a la escuela y se dediquen enfrentan en el sistema educativo. De acuerdo a actividades domésticas, por ejemplo a cuidar con la Encuesta de Percepciones, en promedio de sus hermanos menores, especialmente para una de cada cinco estudiantes mujeres de 15 a niñas indígenas y en el área rural (Zapata, 2011; 24 años sufrió algún incidente de discriminación Yáñez et al., 2011). en entornos académicos. Sin embargo, este número agregado oculta diferencias importantes Según la Encuesta de percepciones la entra- entre las mujeres indígenas y no indígenas (ver da al mercado laboral, el trabajo doméstico gráfico 5): el 25 por ciento de las mujeres indí- y el embarazo son factores comunes que genas frente a un 18 por ciento de las mujeres impide que las niñas logren niveles más altos de esco- Gráfico5. Gráfico 5.Discriminación Discriminaciónen enel sistemaeducativo elsistema educativo laridad. Es notable que el 44 Porcentajede Porcentaje mujeresque demujeres quehan hansufrido discriminación,por sufridodiscriminación, por grupo por ciento de las estudiantes grupo de edadde edad femeninas que abandonaron sus estudios mencionan que Mayor a 41 12.0 11.7 la falta de recursos financieros las obligó a abandonar la es- Entre 25 y 40 12.9 14.7 cuela, con tasas similares en- tre las mujeres indígenas y no 18.1 Entre 15 y 24 indígenas (ver gráfico 4). La 25.1 falta de recursos económicos 0 5 10 15 20 25 30 parece ser una limitación más % No indígenas Indígenas 7 Ver por ejemplo Zapata, 2011. Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. 10 Recuadro 1. El impacto limitado del Bono Juancito Pinto en el acceso a la educación Con el fin de abordar las brechas en el acceso a la educación, en el año 2006 el gobierno de Bolivia inició el Bono Juancito Pinto (BJP), un programa de Transferencias Condicionadas de Efectivo (TCE) para los alumnos de primaria. Diferentes evaluaciones han concluido que en general los programas de TCE tienen el potencial de mejorar el acceso a la educación y de ayudar a combatir la pobreza intergeneracional al fomentar la acumulación de capital humano (Schultz, 2004, y Yáñez et al., 2011). Baird et al. (2013) muestran que a pesar de que las TCE pueden tener un impacto positivo en la inscripción y la asistencia, sobre todo para la educación se- cundaria, parece que el impacto para mejorar los puntajes en pruebas es limitado. Además, las TCE dan incentivos para las familias para adquirir documentos legales para el ejercicio de derechos políticos y económicos (Molyneux y Thomson, 2011). Sin embargo, no queda tan claro si estos programas de hecho incrementan la inscripción y la tasa de término escolar entre los grupos más excluidos. En el caso de Bolivia, estos programas tienen un impacto incierto en los grupos indígenas en general y en las mujeres indígenas en particular. A diferencia de los programas de TCE en otras partes en América Latina, el programa boliviano es universal y no enfocado en los grupos pobres o desfavorecidos en función del género o la identidad étnica. El Bono Juancito Pinto entrega Bs. 200 (aproximadamente US$ 30) por año a cada estudiante inscrito en escuelas fiscales hasta el octavo curso, independientemente del ingreso de sus padres. Los estudiantes tienen que haber asistido al menos al 80 por ciento de las clases y tienen que ser menores de 18 años. El Bono se entrega al final del año escolar al padre, la madre o al tutor del estudiante. Los datos sobre hogares de 2011 indican que un porcentaje ligeramente más alto de hombres (29 por ciento) que de mujeres (27 por ciento) recoge el Bono; y que más personas en el área urbana, y en los departamentos urbanizados de Santa Cruz, La Paz y Cochabamba lo cobran. Esto muestra que la ubicación física puede afectar el acceso al Bono. Dado que es menos probable que la población rural se beneficie, el programa podría perpetuar la brecha rural-urbana en los resultados en educación en vez de aliviarla. En la medida en que la residencia rural está superpuesta con la identidad étnica o con formas y grados específicos de discriminación de género en la escolarización, la intervención también podría contribuir a disminuir las disparidades basadas en género y etnicidad. Los datos no señalan diferencias grandes sobre en para que los hombres y las mujeres usan el dinero del Bono, pero la mayor parte de los fondos se gastan en ropa y zapatos (57 por ciento), seguido de los ahorros (18 por ciento). En general, existe poca información sobre la proporción de los fondos que se usa para gastos directa- mente relacionados con la escuela. Es difícil evaluar el impacto del BJP en las tasas de inscripción, asistencia y abandono; y también en el trabajo infantil; en la pobreza y la desigualdad. Yáñez et al. (2011) realizaron una simulación de impacto ex ante al utilizar datos de 2005 y encontraron que las tasas de inscripción podrían haber aumentado en un 3,6 por ciento como efecto directo del BJP. Navarro (2012) argumenta que el BJP ha tenido un impacto positivo en la asistencia escolar y un impacto limitado en la prevención del abandono, mientras que son menos claros sus efectos en la inscripción. McGuire (2013) encontró que, comparado con otras TCE en América Latina, el BJP era menos efectivo para mejorar la inscripción y asistencia escolares. Identificó dos razones centrales para ello: la primera por que el monto proporcionado es demasiado bajo para compensar el costo de oportunidad más alto de los estudios. La segunda razón destacada está relacionada con la falta de incentivos para mandar a los niños a la escuela por una baja calidad de los servicios de educación, con una falta de profesores capacitados, infraestructura y edificios deficientes, y a veces por la necesidad que tienen las familias de que los niños trabajen. Además, McGuire resalta el hecho de que es poco probable que el estipendio bajo tenga un impacto significativo en la pobreza de ingresos o la desigualdad de ingresos, ya que representa apenas el 4 por ciento del consumo anual promedio de un hogar boli- viano. En el caso de los países donde las transferencias tenían un impacto positivo significativo en la inscripción y la asistencia, el estipendio alcanzaba el 27 por ciento del consumo anual promedio en el caso de la Red de Protección Social en Nicaragua, el 20 por ciento en el caso de Oportunidades en México, el 17 por ciento en el caso de Familias en Acción en Colombia, y el 10 por ciento en el caso del Bono de Desarrollo Humano en Ecuador. La dificultad de evaluar el impacto del Bono en el trabajo infantil, pobreza y equidad se debe a que el diseño del programa no incluyó un ensayo controlado aleatorio, ni cuenta con un estudio de línea base. 11 cado (71 por ciento en 2008) es bastante más bajo que el promedio regional (90 por ciento en 2010), y no ha mejorado mucho desde 2000 (69 por ciento) (IDM, 2014). En 2013, mientras que el 97 por ciento de los partos urbanos tenía lu- gar en una institución de salud, este porcentaje alcanzaba apenas el 66 por ciento de los partos rurales. La tasa de prevalencia de anticoncepti- vos (61 por ciento en 2008) es significativamente más alta que el promedio mundial (48 por ciento). Si bien Bolivia ha avanzado en lo que respecta a la tasa de fecundidad de las adolescentes, de 85 nacimientos por 1.000 mujeres de 15 a 19 años en 2000 a 72 en 2012, sigue siendo más alta que el promedio regional de 68. (Para más discusión sobre el embarazo adolescente, ver la sección no indígenas. Es interesante ver que tanto la sobre la capacidad de acción y decisión.) incidencia general de la discriminación como la brecha entre grupos étnicos disminuyen para las Históricamente, los indicadores de salud ma- cohortes mayores. Se podría argumentar que es- terna e infantil de las poblaciones indígenas y tos grupos de edad recuerdan menos incidentes rurales han tenido un desempeño más bajo que de discriminación porque hace tiempo que sa- los de las poblaciones no indígenas y urbanas. lieron del sistema educativo. Una hipótesis al- La mortalidad infantil es casi dos veces más eleva- ternativa señala una mayor conciencia sobre el da en el área rural que en el área urbana. Por ejem- tema de la discriminación entre las cohortes más plo, en un estudio basado en datos de la Encuesta jóvenes y de ahí que exista una mayor inciden- Nacional de Demografía y Salud (ENDSA),9 Silva cia reportada.8 Estas barreras podrían contribuir y Batista (2010) encontraron que las brechas en a una disminución del nivel general de escola- la salud infantil entre las áreas urbanas y rurales rización: casi todas las mujeres bolivianas (92 se habían profundizado: de 1994 a 2008 la tasa por ciento) dicen que hubieran querido estudiar de mortalidad infantil en Bolivia disminuyó en un más. 38 por ciento en total, pero la disminución en el área rural era de sólo el 29 por ciento. Los autores Mejorar la salud materna además encontraron una brecha entre las pobla- continúa siendo un reto clave ciones indígenas y no indígenas en lo que respec- ta a los indicadores sobre la mortalidad materna. La salud materna es un problema serio en Debido a la falta de tasas de mortalidad específi- Bolivia, que tiene la tasa de mortalidad más cas por grupo étnico, los autores clasificaron los alta en América Latina después de Haití con nueve departamentos del país como indígenas si 310 por 100.000 nacidos vivos en 2008, frente más del 60 por ciento de la población pertenecía a un promedio regional de 80 en 2010. El por- a un grupo originario y como no indígena si más centaje de partos atendidos por personal califi- del 60 por ciento de los habitantes no pertenecían a ningún grupo étnico. Los departamentos con las 8 Ver por ejemplo Spears, Brown y Bigler (2005) quienes tasas más altas de mortalidad materna eran La hacen una revisión de la literatura y presentan un modelo para identificar las diferencias individuales y en el desarrollo de los niños que puedan influir en sus criterios sobre la discriminación, al igual que variables situacionales que 9 La última ENDSA o Encuesta Nacional de Demografía y probablemente apoyan estas atribuciones. Salud en Bolivia tuvo lugar en 2008. 12 Paz, Oruro y Potosí, todos clasificados como de- cido.11 No es sorpresa que un porcentaje más alto partamentos altamente indígenas. Estos departa- de habitantes rurales dependan de hospitales pú- mentos también son los que tienen los niveles más blicos en comparación con los residentes urbanos, bajos de partos institucionales. Efectivamente, los 68-76 por ciento en áreas rurales, comparado con datos de la Encuesta de Hogares de 2013 mues- 57-61 por ciento en áreas urbanas (2012 CNPV, tran que las mujeres no indígenas, en una mayor INE). También hay una brecha profunda entre medida que las mujeres indígenas, dan a luz en los grupos indígenas y no indígenas, tanto en el una institución de salud, sin importar si viven en acceso a hospitales públicos/privados como en el área urbana o rural (gráfico 6). Esta misma ten- el acceso a seguros públicos/privados. Por ejem- dencia fue corroborada en la Encuesta de percep- plo, sólo el siete por ciento de los hombres y mu- ciones. Además, las mujeres aymaras tienden a jeres indígenas dicen recurrir a un hospital privado hacer uso de las instituciones de salud ligeramente en el área rural, comparado con el 14 por ciento menos que las mujeres quechuas, tanto en el área de los hombres y mujeres no indígenas. Existen urbana como en el área rural. brechas similares en el área ur- bana, pero una proporción más Gráfico6. Gráfico Porcentajede 6.Porcentaje demujeres mujeresque quedan dana luzen aluz enuna una grande de personas utiliza hos- instituciónde institución desalud, salud por Por lugar lugar e e identificación identificación étnica étnica pitales privados y seguros públi- cos o privados en el área urba- Indígena 59.5 40.5 na, si se compara con el uso en Área rural el área rural. Asimismo, en com- No indígena 86.7 13.3 paración con los hombres no in- dígenas, las mujeres indígenas Indígena 93.8 6.2 Área urbana tienen una probabilidad de 5,1 puntos porcentuales menos de No indígena 98.8 1.2 utilizar seguros públicos y de 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 3,6 puntos porcentuales menos Partos atendidos por personal calificado Otros de utilizar seguros privados. Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Hogares. En parte, las diferencias en las tasas de acceso entre las mu- Las limitaciones de acceso y de re- jeres indígenas y no indígenas pueden estar re- cursos puedan impedir el acceso a lacionadas con la percepción de discriminación en servicios de salud de calidad el sistema de salud. De acuerdo con la Encuesta de Percepciones, el 20 por ciento de las mujeres Hay diferencias importantes en cuanto al acce- indígenas han sufrido discriminación al buscar so a hospitales y seguros públicos por razones atención en servicios de salud, frente a un 14 por de género, etnicidad y la intersección de am- ciento entre las no indígenas. Este factor puede bos. Con el fin de asegurar una atención adecuada explicar en parte la decisión de las mujeres indíge- para todas las mujeres y de satisfacer el derecho nas de no dar a luz en clínicas.12 constitucional de las mujeres a una maternidad se- gura con una visión y prácticas interculturales10, el 11 Estas medidas incluye una resolución ministerial Ministerio de Salud ha establecido protocolos cul- (0348/2006). turales para la atención materna y del recién na- 12 Existe evidencia cualitativa de Perú que sugiere que la percepción de una falta de respeto hacia prácticas y valores culturales puede ser una importante fuerza disuasiva que 10 El artículo 45 de la Constitución Política del Estado no permite a las mujeres que opten por tener un parto Plurinacional de Bolivia define que “Las mujeres tienen institucional (Banco Mundial, 2011b). Por lo tanto, el acceso derecho a la maternidad segura, con una visión y práctica a clínicas solamente no es suficiente para mejorar el intercultural”. porcentaje de partos institucionales. 13 Una gran parte de la desventaja acumulativa ferencia marcada entre el área rural (530 Bs.) y a la que se enfrentan las mujeres indígenas el área urbana (1.110 Bs.); y entre mujeres indí- se explica por su condición indígena más genas (690 Bs.) y mujeres no indígenas (1.070 que por su género (Cuadro 1). Es más proba- Bs.). Los montos más altos gastados en el parto ble que las mujeres no indígenas recurran a al- se reportaron en los departamentos de Oruro, gún tipo de hospital público o privado, compara- Santa Cruz y Cochabamba; y los montos más do con los hombres no indígenas (en 2,5 puntos bajos en Potosí, Beni y La Paz. Un alto porcen- porcentuales y 0,6 puntos porcentuales, respec- taje de las mujeres indígenas (53 por ciento) no tivamente), una vez controladas la edad (no tiene un seguro para cubrir el parto, comparado linealmente) y el área de residencia. Asimismo, con las mujeres no indígenas (39 por ciento); y hay una probabilidad de 0,9 puntos porcentuales el acceso a seguros públicos y privados que cu- de que los hombres indígenas utilicen un hospi- bran el costo del parto es más alto en el área tal público que los hombres no indígenas y una urbana (60 por ciento) que en el área rural (48 probabilidad de 5,3 puntos porcentuales menos por ciento). La probabilidad de que las mujeres de que utilicen un hospital privado. Entre las mu- quechuas y aymaras en el área urbana tengan jeres indígenas, por otra parte, hay una proba- algún tipo de seguro para cubrir el parto es ma- bilidad de 4,5 puntos porcentuales más de que yor que para las del área rural. Para las mujeres utilicen un hospital público y de 5 puntos porcen- no indígenas, la diferencia por área de residen- tuales menos de que utilicen un hospital privado. cia es menos significativa. Dar luz en Bolivia es caro, y el acceso a un A fin de hacer frente a la alta incidencia de seguro para cubrir los gastos asociados mortalidad materna e infantil, y los costos es desigual. De acuerdo con la Encuesta de asociados con el parto, el gobierno de Bolivia Hogares de 2011, el costo promedio para un introdujo el Bono Juana Azurduy (BJA) dirigi- parto es de alrededor de 800 Bs.,13 con una di- do a mujeres embarazadas y a madres nue- vas. El BJA proporciona un total de hasta Bs. 13 Bs. es la moneda nacional que se llama el boliviano. De 1,820 (aproximadamente US$ 260) por bene- acuerdo con el tipo de cambio de mayo de 2015, 100 Bs. son equivalentes a aproximadamente US$ 14. ficiario. Las beneficiarias pueden recibir pagos Probabilidad marginal de utilizar un seguro público y privado, en comparación Cuadro 1. con hombres no Indígenas Seguro Público Seguro Privado Mujeres 0,005*** -0,003*** Indígenas -0,041*** -0,030*** Mujeres Indígenas -0,015*** -0,003*** Rural -0,139*** -0,073*** Edad 0,022*** 0,001*** Observaciones 7.129.134 7.129.134 Pseudo R. cuadro 0,05 0,04 Fuente: Cálculo del equipo del Banco Mundial basado en el Censo Nacional de Población y Vivienda de 2012. Notas: (1) Se reportan efectos marginales promedios de regresiones probit, al utilizar el seguro como la variable dependiente y hombres no indígenas y que no sean afro-descendientes como el grupo de referencia. ***p<0,01, **p<0,05, *p<0,10. (2) Las regresiones además controlan el cuadrado de la edad y las cohortes de edad. Los términos de error se agrupan a nivel de los hogares. (3) Tasas de término de la escuela primaria y secundaria para individuos de 25 y más años. 14 monetarios separados para tener hasta cuatro consultas médicas prenatales; un parto atendi- do por personal calificado; la adquisición de un certificado de nacimiento para el recién nacido; una semana de monitoreo médico puerperal; y por llevar al bebé a hasta doce controles, con intervalos de dos meses, por un período de dos años. Varias categorías de mujeres embara- zadas y madres nuevas son inelegibles para el BJA, incluyendo las que están cubiertas por otros programas de seguro, las que han dado a luz o las que han tenido un aborto en los últimos tres años. Las últimas dos condiciones fueron introducidas con el objetivo de no crear incen- tivos para que las mujeres se embaracen antes de que pase el intervalo estipulado de tres años (McGuire, 2013). el número de controles prenatales ni mejoras en las tasas de desnutrición. Una de las principales A pesar del incremento del porcentaje de razones de la ligera disminución de las consultas partos atendidos por personal calificado, no prenatales puede ser la escasez de médicos en está claro si esta evolución se puede atribuir cuatro de los nueve departamentos bolivianos. al Bono Juana Azurduy.14 Los datos de la en- La creciente demanda de los pacientes sobre- cuesta de hogares muestran que el porcentaje pasó la capacidad de los pequeños centros de de partos atendidos en una institución de sa- salud (McGuire, 2013). Otros resultados de la lud incrementó en 20 puntos porcentuales, del evaluación de impacto son la reducción del bajo 67 por ciento en 2009 al 87 por ciento en 2013. peso al nacer de casi 8,4 puntos porcentuales y De acuerdo con un análisis reciente realizado el incremento de casi 8 puntos porcentuales en por el gobierno aproximadamente 420.000 mu- la detección temprana del embarazo (UDAPE, jeres embarazadas y 630.000 niños se benefi- 2014, evaluación borrador). ciaron del programa entre 2009 y fines de 2013 (UDAPE, 2014, evaluación borrador). Esta ten- dencia positiva comenzó antes de la introduc- ción del BJA, con un incremento de la proporción de partos atendidos por personal calificado de 4,1 puntos porcentuales entre 2007 y 2009. Pero la evaluación mostró que el BJA ha aumentó la probabilidad de que el parto sea atendido por un trabajador de salud con casi 5 puntos por- centuales, y además generó un incremento del número de controles de salud integrales de los niños (UDAPE, 2014, evaluación borrador). La evaluación no detectó impactos significativos en 14 Recientemente, UDAPE, el grupo de estudio y reflexión del gobierno ha concluido una serie de evaluaciones del Bono Juana Azurduy, pero los resultados todavía no se han publicado. 15 2. Oportunidades económicas E l acceso a oportunidades económi- compara con el promedio regional. En 2013, cas es una herramienta poderosa la Organización Internacional del Trabajo estimó que ayuda a las mujeres a escapar de que la tasa de participación femenina en la fuer- las trampas de pobreza y tiene el potencial za laboral en Bolivia era de un 64 por ciento, con- de contribuir a los esfuerzos generales de siderablemente más elevada que el promedio de Bolivia por reducir la pobreza. La participación LAC del 54 por ciento (IDM, 2015). Tanto en LAC femenina en la fuerza laboral en Bolivia es una como en Bolivia se ha visto un crecimiento rela- de las más altas de América Latina, y la tasa de tivamente rápido de la participación femenina en crecimiento anual de la participación femenina la fuerza laboral en la última década, mientras sobre la participación masculina también es alta. que la participación masculina ha sido más es- Sin embargo, debido a que las mujeres siguen tática (gráfico 7). Las mujeres indígenas tienen siendo las principales responsables del trabajo una tasa más alta de participación en la fuerza doméstico y del cuidado de los niños, el impacto laboral (62 por ciento) que las mujeres no indíge- de las largas horas de trabajo y la informalidad nas (55 por ciento).15 En el área rural, en general pueden traducirse en un costo sustancial para existen tasas de participación más elevadas que las mujeres en lo que respecta a su bienestar. en el área urbana (80 y 65 por ciento, respec- Asimismo, a pesar de la gran participación de tivamente), y las mujeres indígenas en el área las mujeres en el mercado laboral, en general se rural tienen una tasa de participación significati- las sigue considerando como las personas que vamente más alta que las mujeres no indígenas aportan el salario secundario y ganan menos – por ejemplo, el 86 por ciento entre las mujeres que los hombres (Banco Mundial, 2010; Banco aymaras rurales frente al 61 por ciento entre las Mundial, 2011a). mujeres rurales no indígenas. Participación en la fuerza El empleo vulnerable e informal, y la concen- laboral, pero en condiciones tración en sectores de baja productividad desiguales son características centrales de la fuerza la- boral femenina. Las desigualdades de género Las mujeres bolivianas tienen una alta tasa de participación en la fuerza laboral si se 15 Encuesta de Hogares de 2013 (INE). 16 deudas y afrontar las exter- Gráfico7. Gráfico 7.Tasa departicipación Tasade enla participacionen fuerzalaboral lafuerza laboral nalidades y shocks. Además, Por lugar e identificación étnica Porcentaje de mujeres/hombres de 15+ años puede limitar su acceso a cier- tos beneficios como el sistema 48.1 LAC 51.4 de pensiones. 53.6 Mujeres 59.7 Bolivia tiene una de las Bolivia 61.5 economías informales más 80.7 grandes de América Latina, LAC 80.1 79.6 con una proporción con- Hombres siderablemente más alta 81.7 Bolivia 81.4 de mujeres que hombres 80.9 en trabajos informales. El 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 68 por ciento de las mujeres % 2000 2006 2013 que trabaja tiene un empleo informal, frente a un 58 por Fuente: Indicadores del Desarrollo Mundial, Banco Mundial, 2014 ciento de los hombres que en el mercado laboral son el producto de una trabaja (gráfico 8)17. Según el multiplicidad de restricciones que se acumulan a Informe sobre el Desarrollo Mundial de 2012, lo largo del ciclo de vida, no sólo de las desven- Bolivia es el país con la tercera diferencia más tajas en la edad productiva del trabajador. Las grande en cuanto a la participación femenina limitaciones acumuladas incluyen una falta de Gráfico8. Gráfico Tasa de femenino 7.Empleo en LAC participacion en la fuerza laboral movilidad, tiempo y habilidades, la exposición a Por lugar e identificación étnicaaños en empleo formal e Población femenina de 18 a 56 la violencia, y la ausencia de derechos legales informal, 2013 básicos (Banco Mundial, 2014b). Del empleo fe- menino total, el 28 por ciento está empleado a 80 tiempo parcial; comparado con el 11 por ciento 70 60 25 de los hombres empleados (datos de 2009; IDM, 24 20 50 2014). Para 2009, se estimó que el 64 por cien- 42 19 23 % 40 32 32 15 to de las mujeres bolivianas empleadas tenía un 30 32 28 48 empleo vulnerable, lo cual es más del doble del 16 20 33 35 38 43 26 31 23 24 promedio de la tasa de LAC del 31 por ciento. El 10 19 20 empleo vulnerable tiene un alto grado de varia- 0 ile ca a y il la r ia y ia rú Ch Ri tin ua as ma do mb ua liv Pe en ug Br te ua lo ag Bo bilidad del ingreso y puede terminar de manera C os ta Ar g Ur Gua Ec Co Pa r abrupta, lo que afecta los dominios sociales y Informal Formal económicos de los trabajadores. Tener un traba- jo a tiempo parcial puede limitar las posibilidades Fuente: Cálculo de los autores basado en datos de SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial) de las familias de prestarse dinero, repagar 16 El Portal de Datos sobre el Desarrollo del Banco Mundial 17 Estimaciones de los autores basadas en datos de (2012) define el empleo vulnerable como “los trabajadores SEDLAC (CEDLAS y Banco Mundial). La definición de familiares no remunerados y los trabajadores autónomos informalidad se basa en una base de productividad: No como porcentaje del empleo total”; y “trabajadores informal: Un empleador o un trabajador remunerado en una autónomos son trabajadores que, trabajando por cuenta empresa grande o pública, o autónomo que ha terminado propia o con uno o más socios, tienen empleos definidos la escuela secundaria; Informal: Un trabajador remunerado como “autoempleo” y que no han tenido empleados que que trabaja en una pequeña empresa, o autónomo que trabajen para ellos de manera continua. Los trabajadores no ha terminado la escuela secundaria, y trabajadores no autónomos son una subcategoría de “autoempleo”. remunerados. 17 a masculina en el sector informal a nivel mun- Un estudio regional de Ñopo et al. (2009) mues- dial; la diferencia es únicamente mayor en Etiopía tran que las diferencias en el logro educativo son y Nepal (Banco Mundial, 2011a). La necesidad más relevantes para explicar las diferencias sa- de flexibilidad, las oportunidades limitadas en el lariales entre los trabajadores de bajos ingresos mercado laboral formal y la brecha salarial en que entre los trabajadores de ingresos medios o razón de género obligan a las mujeres a buscar altos. El análisis estima que si las mujeres tuvie- oportunidades económicas en la economía infor- ran las mismas características que los hombres mal. Esto obviamente tiene un costo en térmi- en cuanto a edad y nivel de formación, la brecha nos de derechos laborales, jubilación y otros be- de género salarial media casi se duplicaría. neficios (Banco Mundial, 2009 y Banco Mundial, 2010). Las normas sociales, combinadas con el ni- vel de capacidad de acción y decisión indivi- Las mujeres bolivianas que trabajan están dual, pueden apoyar o impedir la capacidad sobre-representadas en los sectores de baja de las mujeres de beneficiarse de las opor- productividad. Las trabajadoras están concen- tunidades existentes, especialmente en el ám- tradas en los sectores del comercio, el trabajo bito económico. La Encuesta de percepciones doméstico, la educación y la salud; mientras que revela que una quinta parte de las mujeres está los trabajadores masculinos están sobre-repre- muy de acuerdo con que los hombres deberían sentados en los sectores de la industria, la cons- mantener a la familia, y más de la mitad está de trucción, los servicios básicos y el transporte (da- acuerdo con que el hombre debería ganar más tos de 2008; SEDLAC, 2014). Las mujeres bo- que la mujer. Esto subraya la persistencia de los livianas además sienten que tienen ligeramente estereotipos de género que representan al hom- menos libertad que los hombres para elegir su bre como el principal sostén del hogar. Estas ocupación: el 66 por ciento de los hombres per- percepciones varían muy poco entre las mujeres cibe que la libertad de elegir su profesión es plena indígenas y no indígenas (gráfico 9). En gene- o relativamente bien garantizada, pero sólo el 62 ral, las mujeres bolivianas perciben que tienen por ciento de las mujeres opina que ellas tienen menos oportunidades para acceder a un trabajo esa misma libertad (Latinobarómetro, 2011). Una que los hombres, y esta percepción es especial- publicación sobre género en la producción bolivi- mente alta entre las mujeres con niveles de edu- ana sugiere que a pesar de que la concentración cación más bajos (Latinobarómetro, 2011). De de mujeres en ciertos sectores manera similar, la Encuesta de percepciones en- es el resultado de las prefe- rencias, expectativas sociales Gráfico9. Gráfico 6.Normas sociales Porcentaje y actividad de mujeres económica que dan a luz en una o estereotipos de género, las institución Porcentaje dede salud que están de acuerdo con las siguientes mujeres brechas de género dentro de afirmaciones Por lugar e identificación étnica los sectores están relaciona- “La mujer debería mantener 30.0 das con el nivel educativo más a la familia” 30.0 bajo de las mujeres y su con- “La mujer debería ganar más 41.8 dinero que el hombre” 41.2 centración en empleos menos “El hombre debería ganar más cualificados dentro del sector dinero que la mujer” 48.7 50.9 (Banco Mundial, 2009). El nivel “El hombre debería mantener 62.5 educativo juega un papel im- a la familia” 62.6 portante en la explicación de 0 10 20 30 40 50 60 70 80 brechas salariales en razón de % No indígenas Indígenas género, sobre todo para los tra- bajadores de bajos ingresos. Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. 18 cuentra que muchas mujeres comparten la opi- áreas rurales (19 por ciento). Las mujeres indí- nión que sigue habiendo brechas significativas genas se ven afectadas en un mayor porcentaje en las oportunidades para conseguir un empleo con el 27 por ciento que ha sufrido discriminación y recibir un salario adecuado: el 31 por ciento en comparación con el 23 por ciento de las mu- considera que es más fácil para un hombre tener jeres no indígenas. Estas expectativas sociales un empleo que para una mujer, y el 40 por ciento internalizadas pueden desalentar a las mujeres piensa que es más difícil para las mujeres recibir a conseguir empleos con una remuneración más un salario adecuado. Una fracción ligeramente alta. Las investigaciones muestran que la per- más alta de mujeres indígenas opina que es difí- cepción de discriminación puede alterar tanto cil obtener una remuneración adecuada, mien- las expectativas de quienes buscan trabajo en el tras que un porcentaje más alto de mujeres no mercado laboral como en sus futuras decisiones indígenas expresaron que en su experiencia es relacionadas con su participación en el mercado más difícil para las mujeres encontrar un trabajo de trabajo (Goldsmith et al., 2004 y Das, 2013). que para los hombres (gráfico 10). Las brechas de género en el acceso a crédito y en la tenencia En Bolivia, hay una mayor probabilidad de de la tierra parecen ser menos pronunciadas, a desempleo entre las mujeres que entre los pesar de que una proporción más grande mu- hombres. La relación de desempleo femenino jeres no indígenas está de acuerdo con que la con respecto al masculino era 1,60 en 2013, y tenencia de tierra y el acceso a crédito son más existe una mayor probabilidad de desempleo fáciles para los hombres. entre las mujeres adolescentes que entre los hombres adolescentes: en Gráfico10. Gráfico Oportunidades 6. Porcentaje económicas de mujeres percibidas que dan a luz en una la categoría de edad 15 a 24 institución Porcentaje dede salud que opinan que es más difícil para las mujeres años, el 7,6 por ciento de la mujeres que Por lugar para los hombres e identificación étnica fuerza laboral femenina estuvo Obtener un 39.0 desempleada en 2011, com- salario adecuado 41.3 parado con el 6,4 por ciento 38.6 Conseguir un trabajo 35.9 de los hombres jóvenes. Ha disminuido de manera drástica 26.7 Tener tierras 21.4 el desempleo entre los hom- bres y mujeres con educación Tener acceso 20.7 a crédito 16.2 primaria, mientras que ha au- 0 10 20 30 40 50 mentado el porcentaje de de- % sempleados con educación No indígenas Indígenas secundaria y terciaria (gráfico Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. 11), lo cual ha revertido la nor- La discriminación en el mercado laboral ma de tasas de desempleo más elevadas para es un problema generalizado que también los menos educados. En 2009, la tasa de de- puede limitar el acceso de las mujeres a sempleo entre las mujeres con una educación oportunidades económicas. De acuerdo con primaria y secundaria era ligeramente más alta la Encuesta de percepciones, casi una cuarta que la de los hombres, mientras se observó lo parte de las mujeres (24 por ciento) recuerda contrario (y de manera sustancial) entre los tra- haber sufrido incidentes de discriminación al bajadores con educación terciaria. Dado que buscar trabajo o en el mismo lugar de trabajo. El es menos probable que las mujeres indígenas porcentaje de mujeres en el área urbana que ha terminen la escuela primaria y secundaria en sufrido discriminación (28 por ciento) es más alto comparación con los hombres no indígenas o que el porcentaje de las mujeres que viven en las mujeres no indígenas, los resultados relativa- 19 Mundial (2013) calcula la igual- 7. Tasa Gráfico11. Gráfico por nivel en de participacion Desempleo de la fuerza logro laboral educativo dad salarial percibida por realizar Por lugar e identificación étnica Porcentaje de desempleo total, y de mujeres/hombres un trabajo similar. Bolivia mues- tra una relación mujer-hombre 70 62 de 0,53, lo cual coloca al país 59 60 entre los países con la brecha 50 44 47 47 percibida más grande, en la 40 40 34 37 posición 118 de 130 países. En 33 % 31 30 26 24 28 la región, sólo Uruguay y Chile 22 20 20 17 tenían una brecha más profunda 10 6 (FEM, 2013). 3 0 Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Las diferencias educativas y Con educación primaria Con educación secundaria Con educación terciaria demográficas entre los gru- 2000 2005 2009 pos indígenas y no indíge- nas parecen jugar un papel Fuente: Cálculo de los autores basado en datos de los IDM, 2015. importante en las brechas mente peores en cuanto al mercado laboral para salariales observadas. Las las mujeres indígenas (sobre todo en términos mujeres indígenas en Bolivia tienen una mayor de empleabilidad y el ingreso) pueden ser un re- probabilidad que las mujeres no indígenas de tra- flejo de los efectos duraderos de la desventaja bajar en el sector informal y de trabajar por cuenta en el acceso a la educación incurrida en una eta- propia. Más del 60 por ciento de las mujeres in- pa anterior en sus vidas. dígenas trabajan por cuenta propia en el sector informal comparado con un 40 por ciento de las Las brechas salariales siguen siendo un de- mujeres no indígenas, y el ingreso medio de las safío en Bolivia. El cálculo del salario en función mujeres indígenas alcanza a un 60 por ciento del del género es sensible a factores como pueden ingreso medio de las mujeres no indígenas (Banco ser la metodología que se usa, los datos subya- Mundial, 2009). Además, en promedio las pobla- centes, y el tamaño de la muestra. No siempre es ciones indígenas tienen cuatro años menos de posible comparar los datos entre países. A pesar educación que las no indígenas, lo cual contribuyó a de que las brechas salariales en detrimento de que hubiera una brecha en los resultados de desa- las mujeres son comunes en América Latina, tien- rrollo y en la participación económica: el ingre- den a ser más pronunciadas en Bolivia (Banco so familiar medio per cápita es más o menos un Mundial, 2009). La brecha bruta de género en el 60 por ciento más bajo entre los hogares indíge- ingreso laboral mensual se profundizó en el país, nas (Zapata, 2011). Los estudios que exploran pasando de 0,71 en 2000 a 0,65 en 2008 (Banco la medida en que las brechas de género y sala- Mundial, 2012). Esto se explica en parte porque rial étnica pueden ser atribuidas a diferencias en los salarios en los sectores y ocupaciones do- las características observables que han gene- minados por la mujer tienden a ser más bajos que rado resultados mixtos. Los autores de esta nota los salarios en los sectores y ocupaciones do- no encontraron mucho trabajo reciente sobre la minados por el hombre, lo cual limita la movilidad brecha salarial en función de género en Bolivia, hacia arriba de las mujeres e implica un costo im- y el trabajo existente en general se basa en da- portante en cuanto a la eficiencia y la reducción de tos más antiguos. Contreras y Galván (2003) ar- la pobreza. Usando las variables cualitativas de la gumentan que la interseccionalidad de género Encuesta de Opinión Ejecutiva, el Foro Económico y etnicidad es la condición más desfavorable en 20 el empleo asalariado en Bolivia.18 Esto es co- por ciento después de controlar el género, la edad, rroborado por un estudio reciente de Canelas y el logro educativo y las características demográfi- Salazar (2014)19 que utiliza datos de 2001 para cas de los hogares (residencia urbana, presencia examinar las brechas salariales en función de de niños en el hogar y presencia de una segunda género y etnicidad y el tiempo asignado al traba- persona con un ingreso). jo remunerado y no remunerado. Observan que la brecha salarial promedia para la población Hay altos niveles de desigualdad en la distri- indígena es más importante que la brecha sa- bución del tiempo dedicado al trabajo remu- larial promedia para una mujer trabajadora en nerado y al trabajo doméstico no-remune- Bolivia. Los trabajadores indígenas reciben una rado entre hombres y mujeres, que podrían remuneración más baja que los trabajadores no en parte ser explicados por las normas so- indígenas, incluso si tienen el mismo nivel de edu- ciales persistentes. Los hombres y las mujeres cación. Otro hallazgo similar se encuentra en Ñopo asignan su tiempo sobre la base de varias li- mitaciones, algunas de las cuales están relaciona- et al. (2009),20 que también indican que la etnicidad das con roles sociales basado en el género. A pesar es más importante que el género al determinar la de su creciente papel en el mercado laboral, las brecha salarial. Estiman una diferencia del 31 por mujeres se siguen encargando de la mayor parte ciento21 en el salario promedio entre los asalaria- de las obligaciones domésticas, que imponen una dos indígenas y no indígenas, que se atribuye a las carga en su tiempo y bienestar. Esta privación de características observables de cada grupo que son tiempo afecta las elecciones y el desarrollo perso- distintas a las del otro grupo. Además, encuentran nal de las mujeres. Canelas y Salazar (2014) mues- que el 36 por ciento de la brecha salarial sigue sin tran que las mujeres bolivianas dedican en prome- ser explicada incluso después de controlar el géne- dio cuatro veces más tiempo a los quehaceres de ro y la edad, pero el componente no explicado baja la casa que los hombres, y aun así pasan casi 38 al 17 por ciento después de controlar el género, horas semanales en actividades en el mercado la- la edad y el logro educativo (educación primaria, boral (los hombres 47 horas). Los autores encuen- secundaria, terciaria o ninguna educación) y al 12 tran que el nivel de educación reduce el número 18 Este estudio utiliza datos de encuestas realizadas por el Instituto Nacional de Estadística entre 1994 y 1999. Sobre la base de estas estadísticas, el estudio desarrolla funciones de ingreso con el fin de cuantificar el impacto de la discriminación y su evolución en el tiempo. Para explicar desigualdades en el ingreso el estudio utiliza la metodología de descomposición de Fields para cuantificar cada variable de la ecuación de ingresos. 19 Canelas y Salazar (2014), estudio de Bolivia, Ecuador y Guatemala. En el estudio se aplica la descomposición de Blinder-Oaxaca (BO) en combinación con un método de descomposición por quintiles para calcular el efecto de cada covariable en la distribución salarial incondicional. 20 Ñopo et al. (2009) aplican un procedimiento econométrico que es una extensión de la descomposición de Blinder-Oaxaca (BO) al utilizar un enfoque de emparejamiento no paramétrico. Consideran cinco conjuntos de características demográficas observables como variables de control, que se agregan en un orden que primero considera las que probablemente son menos endógenas a un modelo de determinación salarial: edad, educación, la presencia de hijos de 12 o menos años en el hogar (dummy), la presencia de otra persona asalariada en el hogar (dummy) y el área urbana (dummy). Incluye las personas asalariadas de entre 18 y 65 años de edad, sobre la base de encuestas de hogares de alrededor de 2005. 21 Como porcentaje del salario indígena promedio. 21 de horas que las mujeres de- Gráfico12. Gráfico Uso de tiempo 6. Porcentaje alternativo de mujeres que dan a luz en una dican al trabajo doméstico e in- institución Cómo usaríandesusalud tiempo las mujeres sin trabajo doméstico y de crementa el número de horas cuidado Por lugar e identificación étnica que los hombres destinan a es- 39 Trabajo tas tareas. Además, muestran 50 que miembros de poblaciones 26 Estudio 24 indígenas en general dedican una cantidad similar de horas Descanso 18 12 a actividades domésticas que Tiempo 4 el resto de la población, y apro- personal 2 ximadamente tres horas menos 0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 en actividades laborales remu- % No indígenas Indígenas neradas (Canelas y Salazar, 2014). Otro estudio sobre las Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. desigualdades de género en la asignación del tiempo a trabajo bajo doméstico o de cuidado es más alta (50 por remunerado y no remunerado en Bolivia,22 estimó ciento) que la fracción equivalente de mujeres que el 34 por ciento de la desigualdad total en el no indígenas (39 por ciento). tiempo destinado a trabajo no remunerado estaba re- lacionado con diferencias netas entre las asig- Emprendimientos: naciones de tiempo entre mujeres y hombres. La diferenciación en el trabajo no remunerado concentradas en empresas se observa más en la duración de los turnos: en pequeñas e informales promedio, los turnos en el trabajo no remune- rado de las mujeres son más de tres veces más lar- Crear tu propia empresa es una forma para gos que los de los hombres (Medeiros et al., 2007). generar ingresos si es que el acceso al mer- cado laboral y las opciones de trabajo son Las mujeres bolivianas dedicarían más tiem- limitadas. Muchas de las razones por las que las po a trabajar o estudiar si dedicaran menos mujeres comienzan y mantienen pequeñas em- tiempo al trabajo doméstico y de cuidado. La presas están directamente vinculadas con roles y Encuesta de percepciones investiga cómo las normas de género específicos. Las iniciativas em- mujeres utilizarían su tiempo si no tuvieran sus presariales femeninas en América Latina tienden a estar influenciadas por la posición de las mu- tareas domésticas y de cuidado. En promedio, jeres como personas con un ingreso secundario. el 43 por ciento de las mujeres trabajaría y el 26 Las mujeres siguen teniendo la responsabilidad por ciento estudiaría si tuviera más tiempo dis- central del hogar y del cuidado de los niños. Por ponible. Por lo tanto, los compromisos de tiempo ello, las pequeñas empresas ofrecen una mayor de las mujeres derivados de su papel tradicio- flexibilidad, incluso a costa del crecimiento y de nal como cuidadoras y proveedoras de servicios los ingresos (Banco Mundial, 2010b). Las mu- domésticos pueden ser un impedimento para jeres casadas, por ejemplo, tienden a ingresar el que se involucren en actividades productivas. mercado laboral y/o comenzar un negocio formal Hay diferencias significativas por etnicidad (grá- o informal para suplementar el ingreso familiar fico 12): la fracción de mujeres indígenas que si es que las condiciones económicas las obli- trabajarían si no tuvieran que encargarse del tra- gan a hacerlo con el fin de mantener la familia. Generalmente no buscan convertirse en la úni- 22 El trabajo no remunerado se utiliza para referirse a actividades dentro del hogar o domésticas. ca o principal fuente de ingresos del hogar. En 22 contraste, las madres solteras buscan trabajar 630 micro y pequeñas empresas de mujeres bo- en cualquier contexto económico por ser el prin- livianas confirma que las empresas dirigidas por cipal sostén de la familia. Las tasas más altas mujeres tienden a ser más informales y tienen de participación femenina en el mercado laboral menores ganancias (Banco Mundial, 2009). La son las de mujeres solteras sin hijos, que están Encuesta a las Empresas de 2010 muestra que más cerca de la de hombres en la fuerza laboral a pesar de que un porcentaje significativo de las (Cunningham, 2001; Banco Mundial, 2010). pequeñas empresas formalmente registradas (34 por ciento) tienen una mujer como gerente Las mujeres empresarias tienden a estar más principal, el liderazgo femenino es menos común concentradas en empresas más pequeñas y entre las empresas medianas y grandes (11 por menos productivas que sus pares masculi- ciento y 5,7 por ciento, respectivamente).24 nos. Las diferencias en la productividad son so- bre todo en función del tamaño de la empresa y En Bolivia, las mujeres que son altos ge- el sector económico, pero otros factores también rentes identifican obstáculos muy específi- juegan un papel: las diferencias en los niveles cos, como son el crimen y el acceso a la fi- de educación, el acceso a y el uso de recursos nanciación. Cuando las mujeres llegan a ser empresarias, debido a los obstáculos a los que productivos, redes y mercados, el acceso a la se enfrentan en el mercado laboral formal, se capacitación y a servicios de desarrollo empre- enfrentan a otras formas de riesgos y vulnerabi- sarial (Banco Mundial, 2011a; Banco Mundial, lidades que sus colegas masculinos. De acuer- 2010b). En Bolivia, el 84 por ciento de las em- do con la Encuesta a las Empresas de 2010, los presas de mujeres son micro empresas, con empresarios en general se preocupan significa- menos de cinco empleados, el 15 por ciento son tivamente menos por la corrupción, las normas pequeñas empresas (cinco a 19 empleados) y el aduaneras y comerciales, y la administración y 1 por ciento son empresas medianas con más las tasas de impuestos en Bolivia comparado de 20 empleados (gráfico 13).23 Un análisis de con el promedio para la región (Banco Mundial, 2010a). Sin embargo, las principales inquietudes 23 El cálculo utiliza “empleador” en las encuestas de hogares como proxy para la propiedad, e incluye que se mencionan son muy diferentes entre las empleadores entre 18 y 65 años de edad. mujeres y los hombres. Las mu- jeres señalan las prácticas de Gráfico13. Gráfico Propiedad 7. Tasa en lapor de la empresa de participacion tamaño fuerza de laboral sus competidores del sector in- empresa Por lugar e identificación étnica Empleadores de 18 a 65 años, 2013 formal, la falta de mano de obra cualificada, el acceso a recursos 100 1 3 1 6 1 3 1 2 financieros, el crimen, el robo y 15 13 27 28 23 20 30 el desorden como los principales 80 29 obstáculos; mientras que los hom- 60 bres identifican prácticas de sus % 40 84 86 79 competidores del sector infor- 70 71 73 65 68 mal e inestabilidad política como 20 0 24 La Encuesta a las Empresas identifica Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres empresas que tienen desde 5 a 19 Bolivia Ecuador Guatemala Perú empleados como pequeñas; de 20 a 99 empleados como medianas; y de Micro 1-4 Pequeña 5-19 Mediana 20-99 más de 100 empleados como empresas grandes. Por motivos de comparación, en este documento se utiliza la misma Fuente: Cálculo de los autores basado en datos de SEDLAC (CEDLAS y Banco definición, y se deja a las empresas de 1 a Mundial) 4 empleados como micro empresas. 23 problemas mayores (gráfico 14). Gráfico14. Gráfico Principales 7. Tasa en que limitaciones de participacion sienten la fuerza las laboral empresas, Además, la Encuesta a las Micro Por lugar e identificación étnica por género del alto gerente y Pequeñas Empresas 2007 en Bolivia indica que el 60 por cien- Electricidad 7.5 to de las mujeres propietarias de Inestabilidad política 17.5 3.7 empresas perciben las respon- 0.4 Tasas de impuestos 5.1 sabilidades relacionadas con el Transporte 0.3 5.3 cuidado infantil y familiar como un Crímen, robo y desorden 1.4 15.5 obstáculo para el funcionamiento 9.6 Acceso a financiamiento 16.0 y crecimiento de sus empresas Fuerza laboral con... 9.4 21.6 (Banco Mundial, 2010b). Prácticas del sector... 40.6 23.7 0 10 20 30 40 50 Es menos probable que las % mujeres utilicen servicios de Dirigida por un hombre Dirigida por una mujer crédito y financieros formales Fuente: Cálculo de los autores basado en datos de la Encuesta a las Empresas, en comparación con los hom- Banco Mundial, 2010. bres. Las mujeres que son altos gerentes en Bolivia identifican el acceso a la financiación como una de las principales restricciones, pero esto parece ser impulsado por la demanda más que un factor impuesto por las restricciones del mercado. No existen mayores in- dicadores sobre la discriminación por razón de género en el acceso a crédito y servicios financieros, pero sólo el 25 por ciento de las mujeres mayores a 15 años, com- parado con el 35 por ciento de los hombres, tienen cuentas en una institución financiera formal. Mientras que el 7,5 por ciento de los hombres tienen cuentas para fines empresariales, este porcen- taje baja a sólo el 5,5 por ciento de las mujeres (datos de 2011 del IDM, 2014). Las diferencias de género en el uso de los servicios financieros formales se van estre- chando a medida que crece la em- presa (Banco Mundial, 2009). 24 3. Capacidad de acción y decisión L as mejoras en la capacidad de acción A pesar de que Bolivia cuenta con nume- y decisión —la capacidad del individuo rosas medidas legislativas para proteger y de tomar decisiones de vida estratégi- promover los derechos de la mujer, basadas cas y transformar estas decisiones en resul- en la Constitución de 2009, la cual tiene un tados deseados— son de suma importancia enfoque fuerte de género,25 las normas so- para acelerar los avances hacia la igualdad ciales limitan la efectiva implementación de de género y el desarrollo en general. A pesar los derechos de la mujer legalmente recono- de que la capacidad de acción y decisión en sí cidas y garantizadas. El sistema legal boliviano es a menudo difícil de medir, se utilizan algunas garantiza derechos como la paridad de género manifestaciones de la falta de capacidad de ac- en las elecciones parlamentarias; una vida libre ción y decisión, como son el embarazo adoles- de violencia; protección durante el embarazo; el cente, la Violencia en Razón de Género (VRG) mismo salario para trabajo con el mismo valor; y la baja participación política de las mujeres, protección contra discriminación laboral por mo- como indicadores. Entender la capacidad de ac- tivos de embarazo, estado civil, edad o rasgos ción y decisión significa entender qué factores y físicos; derechos reproductivos y sexuales; y normas sociales ayudan o impiden la capacidad el acceso a la propiedad de la tierra con igual- del individuo de aprovechar oportunidades y ac- dad. Sin embargo, las normas sociales pueden tivo existentes (Banco Mundial, 2011a y Banco limitar el efecto de las leyes en detrimento de Mundial, 2014). la igualdad de género. Hay mucha literatura que 25 La Constitución promulgada en 2009 refleja varios temas de género en 23 artículos, en cumplimiento de los siguientes principios: (1) equidad y acción positiva; (2) igualdad y no discriminación; (3) reconocimiento de derechos específicos; (4) democratización y reconocimiento del valor del trabajo doméstico; (5) aprobación de derechos; 6) lenguaje no sexista – la mayoría de los artículos de la Constitución se refieren a ambos sexos. Además, en 2008 el Gobierno lanzó el Plan Nacional para la Igualdad de Oportunidades, incluyendo políticas en seis ámbitos amplios: (1) económico, laboral y productivo; (2) educación; (3) salud; (4) violencia; (5) participación en la toma de decisiones; y (6) fortalecimiento institucional. 25 demuestra que las normas sociales son espe- ciento de las mujeres no indígenas señalan que cialmente vinculantes si un incremento en la se han sentido discriminadas por motivos de capacidad de acción y decisión de las mujeres género, dos veces más las mujeres indígenas amenazaría el equilibrio de poder en el hogar, comparten esa impresión. En otras palabras, un incluida la participación política de las mujeres análisis más matizado de los factores que ge- (Banco Mundial, 2011a). Incluso si las garantías neran la discriminación revela que las identi- constitucionales aseguran la igualdad y las leyes dades superpuestas (mujer e indígena) tienen protegen los derechos de las mujeres, las prác- un efecto multiplicador y exacerban el impacto ticas discriminatorias por los servicios de seguri- de la discriminación (gráfico 15). dad y del orden público, las cortes, los abogados y los servicios sociales pueden incluir obstácu- los importantes para la seguridad y el acceso a Altos niveles de justicia de las mujeres. Las normas y prácticas participación femenina en habituales y tradicionales, incluyendo los me- las organizaciones sociales y canismos de justicia informales, pueden perpe- políticas tuar las violaciones graves de los derechos de las mujeres y las niñas (Naciones Unidas, 2014). La participación política es muy importante para que las mujeres reconozcan y articulen Un alto porcentaje de la población sigue su- sus intereses y construyan alianzas y con- friendo discriminación. Hay muchos rasgos sensos para avanzar en proyectos comunes. diferentes que pueden ser el motivo de discri- Los sistemas políticos y electorales pueden im- minación, y a menudo se refuerzan mutuamente. pedir o facilitar la capacidad de las mujeres de La Encuesta de percepciones no sólo suministra participar en los procesos políticos. Además, las evidencia de que las mujeres indígenas se sien- restricciones de tiempo y las normas sociales ten más expuestas a la discriminación, sino que pueden desalentar la participación política de además resalta la relevancia de la interseccio- las mujeres y limitar sus capacidades como líde- nalidad. A pesar de que alrededor de un 13 por res. Es clave eliminar las barreras que impiden 7. Tasa Gráfico15. Gráfico de participacion en la fuerza laboral Discriminación identificación Por lugar ede Porcentaje mujeres queétnica alguna vez se han sentido discriminadas por: 35 30 31.8 25 26.8 27.2 22.3 20 21.1 18.1 19.4 % 14.2 17.1 16.7 15.9 15 12.4 13.5 14.1 10 10.0 11.1 7.8 7.7 5 1.5 1.2 1.3 0 Color de piel Idioma Circunstancias Género Ropa Edad Orientación económicas sexual No indígenas Indígenas Promedio Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. 26 que las mujeres participen en la toma de deci- mientras que un porcentaje más alto de mujeres siones en el sector formal e influyan en la agen- indígenas teme la desaprobación de sus pare- da política (Banco Mundial, 2011a). En Bolivia, jas y la violencia política (gráfico 16). Sólo una el 46 por ciento de las mujeres percibe que se pequeña minoría de mujeres bolivianas (4,2 por les garantiza en general o de manera plena la ciento) opina que no hay obstáculos para la par- libertad de participación política, ligeramente ticipación política de la mujer, y este porcentaje más bajo que entre los hombres, 50 por ciento es aún más bajo entre las mujeres indígenas. (Latinobarómetro, 2011). Gráfico16. Gráfico Barreras 7. Tasa para la participación de participacion política en la fuerza laboral Las mujeres bolivianas están relativamente Limitaciones más comunes que enfrentan las mujeres Por lugar e identificación étnica bien representadas en el ámbito político. Hay (Pregunta abierta con registro de hasta dos limitaciones) cuotas para asegurar la representación femeni- Falta de tiempo 39.2 na en el parlamento, que se incrementó del 12 por tareas domésticas 33.1 19.5 por ciento en 2002 a alrededor del 25 por ciento Niños pequeños 19.4 en 2012, y a un 49 por ciento en 2015. Por pri- Miedo al rechazo 19.4 16.0 mera vez, el gabinete designado en enero de Falta de conocimiento 17.0 2010 tenía un 50 por ciento de mujeres, que polìtico 17.0 para enero de 2014 había disminuido a un 33 16.2 Objeción de la pareja 17.9 por ciento, que es el mismo porcentaje que para 9.5 Razones económicas 11.9 el gabinete designado a principios de 2015. 7.6 Asimismo, el nuevo Tribunal Supremo consta de Violencia política 9.3 un 33 por ciento de jueces titulares femeninos 0 10 20 30 40 y un 77 por ciento de los jueces alternos son % mujeres, basado en las elecciones de octubre No indígenas Indígenas de 2011. No obstante, el alto nivel de represen- Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. tación femenina en las instituciones nacionales no se ha traducido en una mayor participación a Las normas de género sociales prevalecien- los niveles subnacionales. A pesar de que el por- tes también complican la entrada y la perma- centaje de mujeres autoridades electas de go- nencia de las mujeres en la vida política. Las biernos locales (concejalas) ha aumentado sig- normas prevalecientes están reflejadas en el nificativamente de un 19 por ciento en 2004 a un miedo de las mujeres a ser rechazadas en caso 43 por ciento en 2010, según la Coordinadora de de participar políticamente (18 por ciento) y en la la Mujer, en 2013 sólo el 7 por ciento de los alcal- falta de apoyo de sus parejas (17 por ciento).26 des del país eran mujeres. Esto sugiere que una Estas preocupaciones encuentran sus raíces en de las barreras para la participación política de la distribución tradicional de los roles de género. las mujeres sean las normas prevalecientes so- El 65 por ciento de las mujeres opina que las bre el papel de las mujeres en el ámbito político. mujeres políticamente activas descuidan sus de- beres como esposas y madres y el 21 por ciento Las limitaciones de tiempo son el principal está convencida que los hombres son mejores lí- obstáculo para fomentar la participación política de las mujeres. Más de un tercio de 26 Hay diferencias marcadas entre el área urbana y rural en cuanto a estos factores: en el área rural, el 20,6 por ciento las mujeres indica que la principal razón por la de las mujeres señala la objeción de su pareja como una cual no participan en la política son sus deberes de las principales razones por la cual no son políticamente activas, mientras que en el área urbana esta cifra es tan familiares. Este obstáculo, combinado con el sólo el 14,4 por ciento. Sin embargo, el miedo al rechazo es miedo al rechazo en la esfera política, es más mucho más prevaleciente en el área urbana donde el 21,4 por ciento de las mujeres ha expresado esta preocupación prevaleciente entre las mujeres no indígenas, frente a sólo el 13,1 por ciento en el área rural. 27 deres políticos que las mujeres. La proporción de pública contra mujeres elegidas en puestos ofi- mujeres indígenas es ligeramente más alta para ciales para obligarlas a renunciar de sus cargos estos indicadores (gráfico 17). Al mismo tiempo, de modo que el candidato alterno, generalmente el 73 por ciento de las mujeres piensa que las un hombre, pudiera asumir el cargo.27 En 2009, autoridades femeninas son tan poderosas como hubo 120 casos conocidos de este tipo de inci- sus pares masculinos y el 82 por ciento cree que dentes, generalmente relacionados con mujeres las mujeres representan mejor a las votantes fe- elegidas para cargos municipales (Htun y Ossa, meninas que los políticos masculinos. Esto sugie- 2010). La Asociación de Concejalas de Bolivia re que hay una demanda y aprobación claras del (ACOBOL) señala que en total se denunciaron liderazgo femenino en la política a pesar de las 283 casos de violencia política contra mujeres muchas barreras restantes a las que se enfren- entre 2000 y 2011, desde presión para dejar tan las mujeres en la política. sus puestos y la retención arbitraria de salarios, hasta actos de violencia física, psicológica y se- A pesar de los altos niveles de representación xual. Después de una década de discusiones el gobierno boliviano promulgó en mayo de 2012 a nivel nacional, las mujeres representantes una ley para prohibir la discriminación y violen- electas o designadas siguen enfrentándose cia políticas contra las mujeres.28 Esta ley tiene a la discriminación y violencia política. Las la intención de establecer mecanismos de pre- cuotas y las reglas relativas a la paridad de vención, atención y sanción de la discriminación género pueden ser adecuadas para que las política y es considerada un avance importante mujeres sean elegidas, pero una vez en el par- para los derechos políticos de las mujeres. lamento, las mujeres están bajo presión para votar de acuerdo con la línea partidaria, lo cual Se fortaleció la participación política de las no permite que desafíen el statu quo, limitando mujeres indígenas bolivianas como resulta- sus posibilidades para promover los intereses do del cabildeo para influir en el contenido de específicos de las mujeres e impulsar la agenda la nueva Constitución. Al igual que otras mu- de género (Banco Mundial, 2011a). Ha habido jeres indígenas en América Latina, las mujeres denuncias de acoso e incidentes de humillación bolivianas indígenas luchan en el seno de los movimientos indígenas para mantener su uni- Gráfico17. Gráfico Normas 7. Tasa sociales y actividad de participacion política en la fuerza laboral Porcentaje de mujeres que está de acuerdo con las dad y promover sus intereses diferenciados de Por lugar e identificación étnica siguientes afirmaciones: género. Pero durante el proceso político anterior a la adopción de la nueva Constitución en 2009, “Las mujeres que participan políticamente 63.2 las mujeres indígenas lograron desarrollar for- descuidan sus responsabilidades como esposas y madres” 68.4 mas de movilización más autónomas fuera de su “Las mujeres autoridades tienen el mismo 72.2 movimiento indígena y crearon coaliciones con poder que los hombres” 75.8 el movimiento feminista y otras ONGs para te- “Los hombres son mejores líderes 19.7 políticos que las mujeres” 22.6 ner un papel político más prominente (Rousseau, “En comparación con autoridades masculinas, 2011). El mayor involucramiento y los esfuerzos 81.3 las mujeres que son autoridades representan de cabildeo contribuyeron a la adopción de cuo- mejor las necesidades de las mujeres” 82.2 69.6 “Ahora hay igualdad de género en la política” 74.0 27 La violencia política parece ser más pronunciada en el área urbana. La Encuesta de Percepciones halla que el 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 9,2 por ciento de las mujeres que viven en zonas urbanas % señalan la violencia política como un obstáculo importante No indígenas Indígenas para la participación política. En el área rural, esta cifra alcanza a un 6,4 por ciento. 28 Ley contra el acoso y violencia política hacia las Fuente: Cálculo de los autores basado en la Encuesta de Percepciones, 2014. mujeres, 28 de mayo de 2012. 28 tas de género para elecciones proporcionales y mayoritarias. Ese éxito demostró que, tal como propuso Ionescu (2012), se puede avanzar más en los intereses colectivos de las mujeres al crear coaliciones entre grupos de mujeres y or- ganizaciones de base. Las jóvenes y las mujeres casadas se encuentran en mayor riesgo de violencia La violencia contra las mujeres es una de las expresiones más graves de la falta de capaci- dad de acción y decisión, que tiene conse- cuencias trascendentales para la igualdad de género y otros resultados de desarrollo. Las mujeres que sufren violencia no pueden desarro- llar su potencial. Sus posibilidades de acumular dotaciones (educación, salud, y bienes materia- encuesta, ya sea a manos de su pareja o de les) y el acceso a oportunidades económicas otra persona.30 El 44 por ciento de las mujeres son limitadas. Hay una mayor probabilidad de declaró haber sufrido algún tipo de violencia a que su estado de salud sea malo y que su in- manos de su pareja, y el 8,5 por ciento haber greso sea considerablemente más bajo que las sufrido violencia a manos de otra persona que mujeres con características similares que no su- no sea su pareja. Asimismo, el 24 por ciento de fren abuso: lo que se traduce a ingresos de entre todas las mujeres que alguna vez estuvieron en el 40 y el 60 por ciento más bajo en los países una relación o casadas indicaron que habían de América Latina. Además, la violencia tiene un sido víctimas de violencia física o sexual en los impacto significativo en el bienestar económico y 12 meses anteriores a la encuesta. Entre el 25 social de las futuras generaciones. Por lo tanto, y el 27 por ciento de las mujeres que no había la reducción de la violencia contra las mujeres atendido la escuela o no logrado más que la edu- podría ser de gran ayuda para mejorar la igual- cación secundaria había sufrido violencia física dad de género y otros resultados de desarrollo. o sexual, comparado con sólo el 17 por ciento de las mujeres con una educación superior.31 La En Bolivia, la violencia en razón de géne- misma tendencia se nota basado en los quintiles ro sigue siendo un problema significativo, de riqueza: la violencia es más común entre los y las mujeres jóvenes y casadas son espe- quintiles de menor riqueza y menos presente cialmente vulnerables a todas las formas de violencia. Según la Encuesta Nacional de 30 La Encuesta de Percepciones encuentra una prevalencia Demografía y Salud de 2008 (ENDSA),29 casi similar de la violencia: el 49,7 por ciento de las mujeres han la mitad de las mujeres que alguna vez habían sido víctimas de violencia física, psicológica o sexual en algún momento en sus vidas. De acuerdo con esta fuente tenido una relación reportaron haber sufrido vio- de datos, las mujeres en el área rural se enfrentan a un riesgo ligeramente más alto: el 51,3 por ciento de estas lencia psicológica, física o sexual en algún mujeres han sido víctimas de violencia, en comparación con momento en los últimos 12 meses antes de la el 48,8 por ciento en el área urbana. 31 Los resultados de la Encuesta de Percepciones subrayan la importancia de la educación para reducir el 29 Encuesta Nacional de Demografía y Salud, ENDSA. riesgo de ser víctima de violencia. 29 sobre el impacto negativo de la violencia en el bienestar de las mujeres: el 41 por ciento de las mujeres víctimas de violencia reportan niveles más altos de miedo y dependencia como resul- tado directo de los actos de violencia a los que estuvieron expuestas.32 La violencia contra las mujeres ha sido una prioridad en la agenda política de Bolivia en los últimos años. El gobierno declaró 2012 como el “Año de lucha contra todas las formas de violencia hacia las mujeres”. En marzo de 2013, se promulgó la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia (No. 348) tras un proceso de consultas y discusiones. La ley tiene como objetivo establecer mecanismos, en el quintil más alto. Mujeres jóvenes enfren- medidas y políticas integrales de prevención, tan un riesgo mayor a ser víctimas de violencia: atención, protección y respuesta para las mu- el 55 por ciento de mujeres entre 20 y 24 años jeres que sufren violencia. Sin embargo, el reportó haber sufrido violencia en los últimos 12 Servicio Estatal de Autonomías ha mostrado que meses antes de la encuesta, comparado con la implementación es limitada. Un ejercicio de un 41 por ciento de mujeres entre las edades costeo para estimar la capacidad municipal para 45 y 49. La Encuesta de percepciones sugiere prestar los servicios bajo su responsabilidad le- que las mujeres indígenas están expuestas a un gal, y demostró que 77 municipios (casi el 23 por riesgo sustancialmente más alto de ser víctimas ciento) no tienen suficientes recursos financieros de violencia: más del 60 por ciento se refirieron para prestar el mínimo de servicios requeridos a incidencias de violencia, comparado con el en la ley. 248 municipios (el 74 por ciento) tienen 44 por ciento de las mujeres no indígenas. La los recursos necesarios para cubrir solamente violencia física y sexual es igual de prevalente el mínimo absoluto (SEA, 2013). Otra ley im- en el área urbana como en el área rural, pero la portante que se aprobó recientemente es la Ley violencia psicológica es más común en el área Integral contra la Trata y el Tráfico de Personas urbana. El 35 por ciento de todas las mujeres (No. 263),33 que es el resultado de una fuerte habían sido víctimas de violencia psicológica en demanda de las organizaciones de mujeres de- los 12 meses anteriores a la encuesta; un 40 por bido al creciente número de mujeres jóvenes y ciento de las mujeres entre 20 y 24 años, y el 30 adultas que desaparecen cada año. Sin embar- por ciento de mujeres entre 45 y 49. La forma go, la discusión continúa sobre el marco regu- de abuso más común mencionada era la de ser latorio necesario para implementar estas leyes. insultada y descalificada verbalmente, seguida En el Ministerio de Justicia se están estable- por la de ser acusada de infidelidad, amenazas ciendo un “Sistema de Información de Violencia de abandono y contactos limitados con la familia Intrafamiliar” y un sistema centralizado de de- de la mujer. Durante la primera mitad de 2012, la Policía registró 137 casos de muertes vio- 32 El impacto es más profundo para las mujeres que viven en el área rural. El porcentaje de mujeres que informan que lentas de mujeres y 61.251 casos de violencia sienten más miedo o dependencia es del 44,8 por ciento, contra mujeres. Esto demuestra que la violencia mientras que en el contexto urbano sólo el 38,3 por ciento de las víctimas indicaron que este es el caso. en razón de género no es un fenómeno aislado. 33 Ley Integral contra la Trata y el Tráfico de Personas, No. La Encuesta de percepciones echa algo de luz 263, 31 de julio de 2012. 30 nuncias de incidentes de violencia intrafamiliar Embarazo adolescente en Bolivia para recabar información integral y poder realizar una mejor toma de decisiones disminuyendo, pero más basada en la evidencia. alto que el promedio regional El marco legal diseñado para frenar la vio- lencia en razón de género no tendrá los re- El embarazo adolescente es otra dimensión sultados esperados sin que existan arreglos por la que una falta de capacidad de acción y operativos y de prestación de servicios para decisión se puede manifestar. El embarazo ado- mejorar la eficiencia y la accesibilidad de las lescente está altamente asociado con la pobre- instituciones de justicia. Además, las normas za, la falta de oportunidades y la exclusión social. sociales bajo las que se acepta la violencia ha- Tiene un impacto directo en las oportunidades cen que las mujeres supervivientes no presenten económicas de las mujeres: limita la asisten- denuncias (Banco Mundial, 2011a). Es menos cia escolar y reduce la probabilidad de terminar probable que las supervivientes de la violencia la escuela secundaria. Además, disminuye las en razón de género denuncien los hechos y oportunidades de tener un ingreso y aumenta la busquen ayuda si los policías, los juzgados de dependencia de programas de protección social, familia y los proveedores de servicios de salud entre otras cosas. Las niñas adolescentes que se no son sensibles a la victimización y el trauma embarazan y que tienen un hijo además tienen asociados con la VRG. Se ha visto también un mayor riesgo de sufrir complicaciones de salud que la distancia geográfica a las cortes afecta al no estar físicamente listas para este proceso el acceso a justicia. En Bolivia, los datos de la (Azevedo et al., 2013). Casarse y tener hijos en ENDSA de 2008 muestran que es más proba- una edad menos temprana se han asociado con ble que las mujeres víctimas de violencia pidan un incremento en la acumulación de dotaciones ayuda a amigos o familiares (15 por ciento) que y en la participación femenina en la fuerza la- a cualquier tipo de institución (9 por ciento). Si boral (Miller, 2010). Según la ley boliviana, es no buscan ningún tipo de ayuda, las principales legal casarse para las niñas de 14 años y los razones son porque se sienten avergonzadas o niños de 16 años, lo cual sigue una tendencia humilladas y/o porque tienen miedo de represa- lias. En el quintil más pobre, la principal razón Gráfico18. Gráfico Edad 7. Tasa dede las mujeres al participacion entener su primera la fuerza laboral por la cual las mujeres no denuncian la violen- relación sexual y su primer hijo Por lugar e identificación étnica cia es porque no saben dónde ir. La Encuesta Porcentaje de mujeres de 25-49 años de Percepciones confirma que la mayoría de las 46.7 mujeres (58 por ciento) no recurre a instituciones Área rural 23.5 Dio a luz antes de cumplir 2.6 para pedir ayuda en situaciones de violencia. Es menor la probabilidad que las mujeres indígenas 35.6 Área urbana 17.2 recurran a instituciones públicas (19 por ciento 1.6 comparado con un 22 por ciento entre las mu- 69.9 jeres no indígenas) y el 61 por ciento de ellas no Edad de primera Área rural 49.1 relación sexual 10.7 busca ningún tipo de ayuda (comparado con un 55 por ciento de las mujeres no indígenas). 64.0 Área urbana 42.0 8.4 0 20 40 60 80 % 20 años 18 años 15 años Fuente: Cálculo de los autores basado en la ENDSA 2008, Bolivia. 31 igual que en muchos otros países de tener una educación superior. El gráfico 18 muestra las di- edad mínima menor para que se casen las niñas. ferencias de edad entre las adolescentes rurales La edad temprana en que se casan las mujeres y urbanas en cuanto a la edad en que tuvieron y una mayor brecha de edad entre los esposos su primera relación sexual y la edad en que las son factores asociados con un menor poder de mujeres tuvieron su primer hijo. La mayoría de negociación de las mujeres y un mayor riesgo de las madres adolescentes en Bolivia tiene a sus violencia familiar (Banco Mundial, 2011a). hijos fuera de alguna unión formal, lo cual las coloca a ellas y sus hijos en una posición so- Las tasas de fecundidad de las adolescentes cial vulnerable. A diferencia de lo que pasa en han disminuido en la última década de 85,4 el resto de América Latina, un estudio basado nacimientos por 1.000 mujeres de 15 a 19 en datos de la ENDSA 2003, encontró que los años en 2000 a 71,9 en 2012. Sin embargo, grupos indígenas en Bolivia no se ven más afec- estas tasas siguen siendo ligeramente más ele- tados por la actividad sexual, el embarazo y el vadas que el promedio regional en 2012 de 68 parto en la adolescencia: las mujeres quechuas (IDM, 2014). Hay diferencias importantes entre y aymaras tienen las tasas más bajas de em- el área urbana y el área rural. De acuerdo con barazo y parto adolescente, en comparación con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de las adolescentes no indígenas (Alfonso, 2008). 2008, en el área urbana el 36 por ciento de las mujeres de 25 a 49 años había tenido un hijo El embarazo adolescente se asocia con la antes de cumplir 20 años, mientras que este por- exposición al riesgo de embarazo, como la centaje alcanzó el 47 por ciento en el área rural. edad en la que ocurre la primera relación se- El logro educativo parece ser un factor todavía xual y el matrimonio/la unión en una edad tem- más importante: entre las adolescentes que prana. Embarazarse no siempre es una decisión habían terminado la escuela primaria, el 32 por consciente. Pero cuando lo es, hay estudios que ciento ya eran madres o estaban embarazadas han encontrado que las adolescentes toman en en el momento de la encuesta. Entre las jóvenes cuenta varios factores como son los costos de con educación secundaria el 13 por ciento ya oportunidad y sus características individuales y eran madres o estaban embarazadas, y sólo el familiares al decidir quedarse embarazadas. Es 4,3 por ciento entre las mujeres jóvenes con una menos probable que las adolescentes con altos costos de oportunidad participen en una relación sexual y se embaracen. En Bolivia, hay estudios que han mostrado que los beneficios espera- dos de la educación al no tener un hijo siendo adolescente tienen un efecto significativo en la probabilidad de que la adolescente se embarace (Florez, 2005 y Alonso, 2008). El conocimiento y el uso de métodos anti- conceptivos varían entre los adolescentes en Bolivia. La ENDSA señala que el 18 por ciento de todas las mujeres de 15 a 19 años de edad conocen algún método anticonceptivo, pero sólo el 9,3 por ciento realmente utiliza algún anticon- ceptivo. En el grupo de mujeres de 15 a 19 años que están en una relación, el 66 por ciento tiene conocimiento de algún método anticonceptivo 32 pero sólo el 41 utiliza anticonceptivos. El uso de métodos anticonceptivos entre los adolescentes rurales es menor en comparación con los ado- lescentes urbanos. La explicación de esto podría ser que la población urbana tiene un mayor ac- ceso a la información y a los servicios de salud sexual y reproductiva y también a anticoncepti- vos. A pesar de que la condición étnica no juega un papel en el nivel de conocimiento que tienen los adolescentes sobre el ciclo de fertilidad, sí lo hace en el uso de métodos anticonceptivos: en- tre los adolescentes no indígenas hay tasas más altas de uso de métodos modernos, mientras que la mayoría de los adolescentes quechuas y aymaras sexualmente activos no han usado ningún tipo de método de planificación familiar o han usado un método tradicional (Alfonso, 2008). 33 Resumen de los resultados del análisis y futuras investigaciones Esta nota muestra avances importantes en de salud en cuanto a la atención del parto y rela- las tres dimensiones de la igualdad de géne- cionados con la calidad de la atención brindada. A ro que fueron exploradas: dotaciones, opor- pesar de las barreras legales para la plena parti- tunidades económicas, y capacidad de ac- cipación de las mujeres en el mercado laboral, las ción y decisión, y destaca algunos desafíos mujeres bolivianas tienen una alta tasa de partici- persistentes: pación en la fuerza laboral en comparación con el •• La intersección entre género y etnicidad promedio regional. Sin embargo, la fuerza laboral profundiza las brechas en los resultados femenina está concentrada en gran medida en el del desarrollo. sector informal y sectores de baja productividad, •• Las mujeres se sienten discriminadas lo cual implica una desventaja para las mujeres en diferentes ámbitos de su vida, y afec- en cuanto al nivel de ingresos. Asimismo, las ta desproporcionalmente a las mujeres mujeres en el mercado laboral siguen dedicando indígenas. cuatro veces más tiempo a tareas domésticas no •• El no tener acceso a oportunidades remuneradas en comparación con los hombres. económicas limita la capacidad de ac- Por otra parte, las mujeres bolivianas han logra- ción de las mujeres; y mujeres con nive- do grandes avances en lo que respecta a parti- les más altos de capacidad de acción cipación política en los niveles de gobierno supe- logran aprovechar mejor las oportunidades riores, pero hay muy pocas mujeres electas en existentes. cargos de liderazgo a nivel municipal; la violencia y discriminación políticas sigue siendo un pro- En educación, ha mejorado el acceso para todos blema serio. Finalmente, Bolivia tiene uno de los los grupos, pero los indicadores sobre el logro edu- más altos niveles de violencia contra las mujeres cativo muestran disparidades persistentes entre de la región, a pesar de haber desarrollado una los hombres y las mujeres y sobresale el impacto variedad de políticas y leyes dirigidas a proteger a negativo significativo de la intersección de género las mujeres contra la violencia en razón de géne- y la condición indígena. La tasa de mortalidad ma- ro en años recientes. En todos estos ámbitos, terna es extremadamente elevada en Bolivia si se las mujeres siguen sufriendo discriminación las compara con otros países en la región, e implica consecuencias de la misma. La variable étnica y desafíos relacionados con el acceso a servicios la brecha urbana/rural son otros factores impor- 34 tantes del contexto boliviano que contribuyen a la importante señalar que aun cuando no hay una complejidad de estos temas. disparidad basada en género o etnicidad en un cierto resultado, los grupos minoritarios todavía Esta sección final está estructurada alrededor de pueden estar en una situación de desventaja. los principales hallazgos relacionados con la inter- Además, ser una mujer indígena y rural empeora seccionalidad entre género y etnicidad en gene- las vulnerabilidades a través del mecanismo de ral, y presenta un panorama de los desafíos a los menos dotaciones y oportunidades económicas. que se enfrentan las mujeres bolivianas en cada Hay casos excepcionales en que las mujeres in- una de las dimensiones de la igualdad de géne- dígenas logran mejores indicadores de resultado ro cubiertas en esta nota. Al final de cada des- que las mujeres no indígenas, por ejemplo en el cripción presentamos varias áreas con brechas caso del embarazo y la maternidad en adoles- en el conocimiento que requieren una mayor in- centes. En el proceso que culminó con la nueva vestigación para articular recomendaciones sóli- Constitución de Bolivia, y en los últimos gobier- das para la elaboración de políticas y programas. nos, las mujeres indígenas han podido reivindicar un papel más grande en la esfera pública, y los Interseccionalidad procesos sociales y políticos existentes podrían La intersección de género y etnicidad genera hacer que se escuche aún mejor su voz y que desventajas cumulativas para las mujeres se siga fomentando la capacidad de acción y de- indígenas en Bolivia. Sin embargo, este docu- cisión entre las mujeres de minorías étnicas. mento también subraya que la magnitud de estas desventajas, al igual que la importancia relativa En adelante, sería útil explorar las posibles de género y etnicidad como factores que generan explicaciones y las razones subyacentes de una disparidad en ciertos resultados, varía por re- las disparidades basadas en género/etnici- sultado. Por ejemplo, los resultados en educación dad, utilizando fuentes cualitativas y cuanti- de las mujeres indígenas son sistemáticamente tativas adicionales. Esto generaría un mejor más bajos que los de los hombres indígenas y entendimiento de la interseccionalidad entre también si se comparan con hombres y mujeres género y etnicidad, y podría ser un insumo no indígenas, lo que sugiere que género y etnici- para identificar políticas y acciones para dad desempeñan un papel dual en la desventaja abordar las disparidades existentes. educativa de las mujeres indígenas. Como se ha discutido anteriormente, en comparación con los hombres adultos no indígenas, las mujeres no indígenas y los hombres indígenas tienen una menor probabilidad (entre 9 y 10 puntos porcen- tuales) de terminar la escuela primaria, pero las mujeres indígenas tienen una probabilidad de 27 puntos porcentuales menos. Por otra parte, el acceso a atención en salud y un seguro de sa- lud, y las brechas salariales, son áreas en que la condición indígena, más que de género, es el determinante clave y donde el tamaño de la des- ventaja acumulativa para las mujeres de minorías étnicas es pequeño. Además, hay más mujeres indígenas que mujeres no indígenas que se sien- ten discriminadas por su género. No obstante, es 35 Educación laboral. En lo que respecta al logro educativo, la interseccionalidad entre género, etnicidad, edad y El acceso a la educación para las mujeres en lugar de residencia parece tener un mayor efecto Bolivia ha mejorado considerablemente en los disuasivo que el efecto de género por sí sólo. últimos años, pero sigue habiendo desafíos relacionados con el acceso universal. Si bien La exploración de la elección de educación la brecha niña-niño en la tasa de término de la por género podría proveer un nuevo enten- educación primaria y la razón hombre-mujer en dimiento sobre las implicaciones directas la tasa de matrícula en la secundaria se acerca para la capacidad de acción y decisión de las a la paridad, aún existen brechas de género pro- mujeres y para la participación en la fuerza fundas para los estudiantes indígenas y rurales. laboral. Asimismo, teniendo en cuenta las dis- Entre las mujeres indígenas y rurales hay niveles paridades persistentes en las tasas de térmi- más altos de analfabetismo y de abandono esco- no escolar de las mujeres quechuas, aymaras lar, que son un obstáculo para sus posibilidades y otras mujeres indígenas, futuras investiga- de beneficiarse de las oportunidades económicas. ciones podrían identificar los factores que im- Casi todas las mujeres bolivianas (92 por ciento) pulsan las tasas de escolarización y abandono hubieran querido estudiar más. En vista de que basadas en género y etnicidad, especialmente el nivel de educación interactúa estrechamente, en las áreas urbanas donde el acceso a infra- y en algunos casos determina las oportunidades estructura escolar es relativamente mejor. en el resto de la vida, el no dar oportunidades a las mujeres para que logren el nivel de escolari- Salud dad deseada tiene repercusiones perjudiciales. El análisis presentado en esta nota ha mostrado que Los indicadores que miden el acceso a servi- los bajos niveles de educación están vinculados cios reproductivos y de salud en Bolivia son con niveles más bajos de la capacidad de acción mixtos. El porcentaje de partos atendidos por y decisión, una alta incidencia de desempleo y personal cualificado ha aumentado en las últi- más dificultades para tener acceso al mercado mas décadas, a pesar de que sigue siendo con- siderablemente más bajo que el promedio re- gional; la tasa de mortalidad materna en Bolivia es la segunda más alta en América Latina y el Caribe, después de Haití. Los avances limitados en la reducción de la mortalidad materna pueden ser explicados en parte por la calidad deficiente a nivel de las instituciones que brindan atención y servicios médicos a las madres embarazadas. La etnicidad y la ubicación geográfica empeoran la situación y los indicadores de salud materna e infantil entre las poblaciones indígenas y rura- les siendo estos peores que en las poblaciones no indígenas y urbanas. Tanto en el área rural como en el área urbana, hay más mujeres no indígenas que dan a luz en una institución de salud que mujeres indígenas. Los resultados de la Encuesta de percepciones sugieren que la discriminación en los sistemas de salud puede jugar un papel en esta área. 36 Para fortalecer el entendimiento de los pro- blemas relacionados con la salud materna, sería importante explorar las razones subya- centes de por qué las mujeres rurales y las mujeres indígenas optan por no dar a luz en clínicas. Sería necesario realizar estudios cualitativos adicionales para comprender las razones subjetivas que están detrás de estas elecciones. Actividad Económica A pesar de ser alta la participación femeni- na en la fuerza laboral en Bolivia, las mu- jeres son más probables que los hombres de trabajar en empleos vulnerables o de tiempo parcial, en los sectores informales y de baja productividad. Esto se corresponde con los hallazgos reportados en los Informes sobre el Desarrollo Mundial: Empleo (2013) e Igualdad de Género y Desarrollo (2012). Estos mente a la productividad del país. La necesidad informes señalan que la segregación de género de flexibilidad, las oportunidades limitadas en persistente tiende a atrapar a las mujeres en el mercado laboral formal y la brecha salarial empleos de baja productividad y con un sala- de género obligan a las mujeres a buscar opor- rio bajo, y por otros factores que hacen que las tunidades económicas en la economía informal, mujeres no tengan acceso al mercado laboral. a costa de sus derechos laborales, jubilación y Las normas sociales, combinadas con el nivel otros beneficios. de capacidad de acción y decisión individual, pueden o bien apoyar o bien impedir la ca- Sería útil recopilar y analizar información adi- pacidad de las mujeres de aprovechar opor- cional diferenciada por género en cuanto al tunidades existentes, sobre todo en el ámbito uso del tiempo, las brechas salariales y el tra- económico. Los roles y las expectativas de bajo remunerado frente al trabajo no remu- género están reflejados en el tipo de sectores nerado para identificar políticas y acciones que emplean a mujeres y hombres, y se ve una que podrían promover la igualdad de géne- sobre representación de las mujeres en el sec- ro en el mercado laboral. Asimismo, análisis tor de los servicios en Bolivia y de los hombres adicional sobre los factores que impulsan la en el sector industrial en Bolivia. Además, las concentración femenina en pequeñas empre- mujeres siguen siendo las encargadas de la sas y sobre posibles disparidades étnicas e mayor parte de las responsabilidades domésti- interseccionales relacionadas con el tamaño cas y de cuidado que imponen una carga pesa- de la empresa, podría servir para la formu- da en su tiempo y su acceso a oportunidades lación de políticas públicas. y recursos. El 43 por ciento de las mujeres tra- bajarían y el 26 por ciento estudiarían si tuvie- Capacidad de acción y decisión ran más tiempo, lo cual muestra que el hecho de liberar más tiempo para las mujeres podría Las normas y los roles de género afec- contribuir a la productividad del hogar, y final- tan las oportunidades de las mujeres para 37 dad de género y otros resultados de desarrollo. La falta de la capacidad de acción y decisión se manifiesta en limitadas aspiraciones e impide la movilidad hacia arriba debido a inversiones más bajas en capital humano y tecnología de produc- ción. Las mujeres víctimas de violencia familiar no pueden alcanzar su potencial y es limitado su crecimiento económico. Un área en que les ha ido mejor a las mujeres bolivianas es en la representación política en el parlamento y en el gabinete donde se ha avanzado considerable- mente. Con relación al embarazo adolescente, otra expresión de la falta de capacidad de ac- ción y decisión considerada en el análisis, las mujeres bolivianas en general se embarazan a una edad relativamente temprana. Sobre todo las mujeres en el área rural tienden a iniciar su vida sexual y a tener su primer hijo en una edad muy temprana, mientras que no parece haber grandes diferencias basadas en condición indí- gena/no indígena. Sería importante analizar las normas sociales de género prevalecientes relativas al papel de las mujeres en la esfera política para traducir los avances a nivel nacional en cuanto a la aprovechar plenamente los muchos dere- participación política de las mujeres en una chos de la mujer garantizados en el sistema mayor participación a los niveles subnacio- legal boliviano. Bolivia ha logrado avances im- nales. En cuanto a la violencia contra las mu- portantes en la provisión de garantías legales en jeres, son importantes las normas relativas lo relativo a normas de paridad de género para a la aceptación de conductas violentas y la elecciones parlamentarias, una vida libre de vio- búsqueda de apoyo, y sería útil comprender lencia, el mismo salario para trabajo con el mis- plenamente el acceso y uso de los servicios mo valor, y protección contra la discriminación existentes para prevenir y responder a las laboral por motivos de embarazo, estado civil, situaciones de violencia. edad o rasgos físicos. No obstante, la violencia doméstica sigue siendo muy alta. Las mujeres rurales bolivianas tienden a estar más expues- tas a sufrir abuso físico y psicológico, que en algunos casos es exacerbado por la falta de ins- tancias de apoyo y protección de la mujer. Esto es preocupante porque la violencia contra las mujeres es una de las expresiones más crudas de la falta de capacidad de acción y decisión, y tiene consecuencias negativas para la igual- 38 Anexo I. Nota metodológica y resultados del análisis de los datos censales Es limitado el alcance del análisis de los datos censales por el hecho de que el censo sólo in- cluye unas cuantas variables socioeconómicas que pueden ser analizadas como indicadores de resultado o que pueden ser incluidas como variables de control en regresiones. Al analizar el vínculo entre resultados básicos y condición indígena y género (tanto juntos como por separado), se adopta el siguiente modelo de Tas, Reimao y Orlando (2013):34 Wi = f (α + β1 Gi + β2ETHi + β3 (Gi * ETHi) + γXi + ϵi) (Ecuación 1) donde Wi es un resultado de bienestar para el individuo i (como ser alfabetismo, terminar la escuela, acceso a servicios de salud y seguros de salud, etc.); Gi y ETHi son el género y la etnicidad del individuo i, en que se asume un valor de 1 para las mujeres y los indígenas/afro-descendientes, respectivamente; Gi * ETHi es un término de interacción que refleja un impacto adicional en mujeres indígenas/afro-des- cendientes; y Xi es un vector de variables de control (incluyendo un dummy para la edad de la persona entrevistada, el cuadrado de la edad y un conjunto de dummies para cohortes de edad). Cuando las variables dependientes y explicativas son todas categóricas —que es el caso en este análisis (ver abajo)— el modelo se vuelve análogo a uno de diferencias en diferencias y los resultados de un “grupo de tratamiento” se pueden comparar con un grupo “de referencia”. Por consiguiente, los efectos marginales en los tres términos arriba capturan disparidades en los resultados para mujeres, grupos indígenas y mujeres indígenas frente a hombres no indígenas. El Cuadro 1 re- sume estos vínculos, mientras que el Cuadro 2 muestra efectos marginales de la estimación probit de la Ecuación 1 con las tasas de alfabetismo y término como variables dependientes. Medir disparidades en resultados con respecto a hombres no indígenas Cuadro 1. (Grupo de referencia) Donde... Entonces... Muestra brecha de resultados para... Gi = 1 Λ ETHi = 0 Efecto marginal en Gi Mujeres no indígenas Gi = 0 Λ ETHi = 1 Efecto marginal en ETHi Hombres indígenas Gi * ETHi = 1 ↔ Gi = 1 Λ ETHi = 1 Suma de efectos marginales para Gi, ETHi y (Gi * ETHi) Mujeres indígenas Fuente: Tas, Reimao y Orlando (2013) 34 Ver http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2373320 39 Determinantes de las tasas de alfabetismo y término Cuadro 2. (Efectos marginales, usando hombres no indígenas como grupo de referencia) Término de la escuela Término de la escuela Alfabetismo primaria secundaria Mujeres -0,027*** -0,091*** -0,060*** Indígenas -0,009*** -0,097*** -0,110*** Mujeres* Indígenas -0,027*** -0,085*** -0,060*** Rural -0,052*** -0,229*** -0,223*** Edad -0,002*** -0,010*** -0,009*** Observaciones 7.129.134 4.354.518 4.354.518 Pseudo R. cuadro 0,30 0,19 0,15 Fuente: Censo Nacional de Población y Vivienda de 2012 en Bolivia. Notas: Se reportan efectos marginales promedios de regresiones probit, con las tasas de alfabetismo y término como la variable dependiente y hombres no indígenas y que no sean afro-descendientes como el grupo de referencia. ***p<0,01, **p<0,05, *p<0,10. Las regresiones además controlan el cuadrado de la edad y las cohortes de edad. Tasa de alfabetismo para individuos de 25 años y más; tasas de término de la escuela primaria y secundaria para individuos de 25 y más años. Incluso si el Censo de 2012 permite a los entrevistados identificarse como “indígena o afro-boli- viano”, es posible hacer un análisis más detallado de diferentes grupos indígenas sobre la base de la identificación en subcategorías. Al ampliar el marco empírico presentado arriba, el papel de la etnicidad (identificada) y de género en los resultados del bienestar se estima con el siguiente modelo de forma reducida, que mide la penalidad de ser mujer y un miembro de un grupo indígena relativo a hombres no indígenas: Wi = f[α+β1Gi + β2Ai + β3Qi + β4Ii + β5 (Gi * Ai) + β6 (Gi * Qi) + β7 (Gi * Ii) + γXi + ϵi], (Ecuación 2) donde Wi y Gi son como se define arriba; Ai se refiere a la identificación como aymara; Qi a la identifi- cación como quechua; y Ii a la identificación como una persona indígena que no sea aymara o quecha, incluidos los afro-bolivianos. Las variables de etnicidad son interpretadas de la misma manera que lo resumido en el Cuadro 1, salvo que las desventajas que enfrentan los diferentes grupos indígenas se capturan por separado. Además, para tomar en cuenta el hecho que los grupos indígenas específicos residen en ciertas partes de Bolivia, el vector de las variables de control Xi incluye 115 variables dummy que se refieren a la provincia de nacimiento del individuo i, al igual que la edad y el cuadrado de edad. En el contexto del análisis de subgrupos de diferentes grupos indígenas, el lugar de nacimiento es un control más refinado que la ubicación rural/urbana, tomando en cuenta la posibilidad de que la ubicación no sólo tenga un impacto en los resultados en educación, sino que además está correlacionada con la etnicidad. Sabemos que es así en el caso de Bolivia, al estar los aymaras concentrados principalmente en el departamento de La Paz donde los resultados en educación están por encima del promedio nacio- nal. Los Cuadros 3, 4 y 5 muestran los efectos marginales de la estimación probit de la Ecuación 2 con las tasas de alfabetismo y de término de la escuela como las variables dependientes, que se estiman por separado para diferentes cohortes de edad con el fin de ilustrar el hecho de que las brechas en educación en función de género y etnicidad son más pequeñas entre las cohortes más jóvenes. 40 Determinantes de la tasa de alfabetismo, por cohorte de edad Cuadro 3. (Efectos marginales, usando hombres no indígenas como grupo de referencia) 12-19 20-29 30-39 40-49 50-59 60-69 70+ Mujer -,002 *** -,001 *** -,008 *** -,022 *** -,061 *** -,110 *** -,184 *** Aymara ,000 -,001 -,003 *** -,008 *** -,028 *** -,057 *** -,161 *** Quechua -,002 *** -,003 *** -,005 *** -,017 *** -,053 *** -,108 *** -,205 *** Otro grupo indígena -,007 *** -,011 *** -,020 *** -,037 *** -,066 *** -,115 *** -,190 *** Mujer* Aymara -,001 ** -,004 *** -,011 *** -,032 *** -,075 *** -,177 *** -,187 *** Mujer* Quechua -,001 *** -,010 *** -,026 *** -,040 *** -,051 *** -,083 *** -,061 *** Mujer* Otro grupo indígena -,000 -,002 *** -,005 *** -,006 *** -,013 *** -,037 *** -,013 ** Obs. 1.431.126 1.531.898 1.170.985 853.078 622.001 419.181 350.089 Nota: Las regresiones se realizaron por separado para cada cohorte de edad, e incluyeron controles de edad, cuadrado de la edad, y provincia de nacimiento. ***p<0,01 **p<0,05 *p<0,10 Determinantes de la tasa de término de la escuela primaria, por cohorte de edad Cuadro 4. (Efectos marginales, usando hombres no indígenas como grupo de referencia) 14-19 20-29 30-39 40-49 50-59 60-69 70+ Mujer ,004 *** -,019 *** -,059 *** -,084 *** -,105 *** -,101 *** -,095 *** Aymara -,008 *** -,017 *** -,068 *** -,123 *** -,198 *** -,254 *** -,271 *** Quechua -,027 *** -,068 *** -,155 *** -,214 *** -,266 *** -,271 *** -,255 *** Otro grupo indígena -,026 *** -,049 *** -,099 *** -,154 *** -,199 *** -,223 *** -,211 *** Mujer* Aymara -,035 *** -,081 *** -,158 *** -,213 *** -,192 *** -,142 *** -,105 *** Mujer* Quechua -,040 *** -,051 *** -,047 *** -,041 *** -,011 *** -,025 *** -,048 *** Mujer* Otro grupo indígena -,011 *** -,011 *** -,019 *** -,022 *** -,005 *** ,005 ,010 * Obs. 1.045.863 1.523.423 1.170.985 849.742 622.004 419.185 350.090 Nota: La tasa de término de la escuela primaria se define como la finalización de los primeros seis años de escolarización, en el marco del sistema escolar actual (“primaria”). Las regresiones se realizaron por separado para cada cohorte de edad, e incluyeron controles de edad, cuadrado de la edad, y provincia de nacimiento. ***p<0,01 **p<0,05 *p<0,10 Determinantes de la tasa de término de la escuela secundaria, por cohorte de edad Cuadro 5. (Efectos marginales, usando hombres no indígenas como grupo de referencia) 20-29 30-39 40-49 50-59 60-69 70+ Mujer ,006 *** -,023 *** -,039 *** -,061 *** -,068 *** -,061 *** Aymara -,044 *** -,122 *** -,173 *** -,225 *** -,232 *** -,183 *** Quechua -,134 *** -,195 *** -,228 *** -,248 *** -,228 *** -,179 *** Otro grupo indígena -,100 *** -,120 *** -,158 *** -,180 *** -,183 *** -,144 *** Mujer* Aymara -,119 *** -,152 *** -,148 *** -,102 *** -,050 *** -,063 *** Mujer* Quechua -,056 *** -,033 *** -,009 *** ,029 *** ,019 *** -,027 *** Mujer* Otro grupo indígena -,026 *** -,027 *** -,014 *** ,006 ,022 *** ,008 Obs. 1.523.423 1.170.987 849.742 622.004 419.185 350.090 Nota: La tasa de término de la escuela secundaria se define la finalización de los primeros doce años de escolarización, en el marco del sistema escolar actual (“secundaria”). Las regresiones se realizaron por separado para cada cohorte de edad, e incluyeron controles de edad, cuadrado de la edad, y provincia de nacimiento. ***p<0,01 **p<0,05 *p<0,10 41 Anexo II. Nota metodológica sobre el análisis de datos de percepción La Encuesta de Percepción sobre la Exclusión y Discriminación de las Mujeres explora las percepciones acerca de la situación de las mujeres indígenas y no indígenas en Bolivia en los ámbitos de la edu- cación, la salud y las oportunidades económicas, con un enfoque en la discriminación y la exclusión. La Coordinadora de la Mujer llevó a cabo la encuesta entre diciembre de 2013 y febrero de 2014. El universo de la encuesta es la población femenina económicamente activa en Bolivia, es decir to- das las mujeres entre 15 y 75 años de edad. Para evitar malentendidos, es importante indicar que la encuesta contiene dos muestras diferentes. La primera es la muestra nacional con un total de 2.620 observaciones representativas a nivel nacional, departamental y urbano/rural. Esta muestra es la base para todos los análisis presentados en esta nota conceptual. Además de la muestra nacional, se recopilaron datos sobre submuestras de la población, para así agregar otras 609 observaciones al conjunto de datos. Se incluyó la sobremuestra de mujeres de comu- nidades indígenas en las tierras bajas y altas para captar las realidades específicas de estas regiones, pero no es parte del análisis presentado en esta nota. El diseño de la muestra considera cada uno de los nueve departamentos en el país como estrato de muestreo. Se consideró al municipio como la Unidad Primaria de Muestreo (UPM). En total, la muestra nacional cubre 51 municipios seleccionados al azar, controlando el peso poblacional en el departamen- to. En cada UPM, se identificaron 4 clústeres y se realizaron 8 entrevistas en cada clúster. La Encuesta de Percepciones requiere el uso de pesos para estimar la distribución de cierta variable en la población. Los pesos de la Encuesta de Percepciones son proporcionales a los tamaños poblaciona- les y se almacenan como variable peso1 en el conjunto de datos. Antes del análisis, los pesos se tienen que aplicar (usando el comando svyset en Stata) si uno quiere hacer inferencias sobre las característi- cas de la población. 42 Referencias Alesina, A., R. Baqir, y W. Easterly. (1999). “Public Goods and Ethnic Divisions”. Quarterly Journal of Economics 114 (4): 1243–84. Alfonso, M. (2008). “Girls Just Want to Have Fun? Sexuality, Pregnancy, and Motherhood among Bolivian Teenagers”. Departamento de Investigación – Documento de Trabajo, Serie 615. Washington DC: Banco Interamericano de Desarrollo. Alkire, S., y J. Foster. (2007). “Counting and Multidimensional Poverty Measures”. OPHI – Documento de Trabajo, Serie 7, Oxford Poverty and Human Development Initiative, Oxford, RU. 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