101355 Camino a la prosperidad Discurso del Presidente del Grupo del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, ante la Junta de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial para ser pronunciado el 19 de septiembre de 2006 Singapur Introducción y agradecimientos Señor Presidente, señores Gobernadores, distinguidos invitados: Me complace compartir con ustedes las Reuniones Anuales del Fondo Monetario Internacional y el Grupo del Banco Mundial. Deseo agradecer especialmente al gobierno y al pueblo de Singapur por hospedarnos y por el empeño que han puesto en la organización de este encuentro, así como al presidente del Comité para el Desarrollo, Alberto Carrasquilla, por dirigir nuestros importantes debates. He tenido el privilegio de ocupar el cargo de presidente desde hace más de un año, y puedo decir con agrado que, durante ese tiempo, el financiamiento otorgado por el Grupo del Banco ha alcanzado un nivel sin precedentes. La Asociación Internacional de Fomento (AIF) concedió apoyo para los pobres por valor de US$9.500 millones, una cifra superior a la de años anteriores, la mitad de la cual se destinó a �frica. El financiamiento del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) a países de ingreso mediano ascendió a US$14.200 millones, su nivel más alto en siete años. El Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI) emitió garantías de inversiones por valor de US$1.300 millones. Y el aumento más importante se registró en el apoyo brindado por la Corporación Financiera Internacional (CFI) al sector privado, que creció 25% hasta alcanzar los US$6.700 millones. Por otra parte, el análisis del pasado ejercicio estaría incompleto si no incluyera una mención a la importante Iniciativa para el alivio de la deuda multilateral. Este compromiso decisivo proporciona un muy necesario alivio de la deuda a los países más pobres del mundo, con la consiguiente liberación de recursos para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio (ODM). Debemos seguir trabajando para aumentar la calidad y la cantidad de nuestras operaciones y para armonizarlas con nuestros asociados. Con todo, las cifras mencionadas describen un panorama alentador, y estoy agradecido a todos quienes contribuyeron a lograrlas. Deseo expresar mi agradecimiento a Rodrigo de Rato por su amistad y por fomentar una estrecha asociación entre nuestras dos instituciones. Y a mi Directorio, por su orientación y apoyo, especialmente en algunas cuestiones difíciles. Pero, principalmente, quiero dar las gracias a los dedicados miembros del personal de mi institución, que se desempeñan en más de 100 países y en nuestra sede central de la ciudad de Washington. Gracias a su profesionalismo y compromiso durante el pasado ejercicio se han obtenido sólidos resultados para el Grupo del Banco Mundial y para nuestra misión de llevar esperanza y brindar oportunidades a los pobres del mundo. Hacer historia en la lucha contra la pobreza Reunidos hoy en este espléndido centro de convenciones, no debemos perder de vista la razón por la que estamos aquí: fuera de estas paredes y en todo el mundo, más de 1.000 millones de personas están luchando por subsistir con menos de un dólar al día. Esta noche se irán a dormir con hambre y enfermos, y no en un hotel cinco estrellas. Con todo, la riqueza que hoy vemos a nuestro alrededor es un recordatorio alentador de que existe un camino que parte de la pobreza agobiante y desemboca en la prosperidad. Tras alcanzar su independencia, hace 41 años, Singapur emprendió un viaje plagado de incertidumbres. El desempleo era elevado, no tenía industria y el futuro era sombrío. El primer ministro Lee Kuan Yew escribió acerca de ese día: “Comencé a recorrer, con gran ansiedad, un camino sin demarcaciones hacia un destino incierto�. Hoy vemos ese destino a nuestro alrededor. El notable progreso realizado por Singapur a lo largo del camino que va de la pobreza a la prosperidad también ha servido de ejemplo a muchos países de Asia oriental y de otras partes del mundo. En los últimos 25 años, 400 millones de personas en todo el mundo han logrado escapar de la pobreza extrema, por lo cual éste ha sido el cuarto de siglo más exitoso en la historia de la lucha contra la pobreza. Cada país debe encontrar su propio camino, pero más allá de las culturas y los credos, las comunidades y las naciones, los habitantes del mundo comparten los mismos sueños: la oportunidad de asistir a la escuela, la seguridad de un buen empleo, la posibilidad de darles a sus hijos un futuro mejor. �frica: el camino hacia la oportunidad El año pasado les manifesté que nuestra primera prioridad debía ser �frica, la región que ha quedado visiblemente rezagada en este progreso impresionante. Sigo convencido de que �frica tiene que ser nuestra primera prioridad. Sin embargo, al cabo de un año y después de haber visitado 10 países africanos, ahora quisiera agregar que no sólo veo una necesidad imperiosa, sino también una oportunidad real. En seis años, el número de países en conflicto disminuyó de 13 a cinco. Naturalmente que Sudán es una excepción lamentable en esta evolución positiva. En Darfur, la gente pobre y desesperada corre peligro de una extinción violenta. La comunidad internacional debe actuar sin demora y con determinación para poner término a la violencia. Pero cuando los países emergen de una crisis, como lo han hecho Sierra Leona, Liberia, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana en años recientes, tropiezan con nuevos obstáculos en el camino hacia el desarrollo. Sus dirigentes deben actuar rápidamente para elevar la calidad de vida de sus ciudadanos y estabilizar una paz que es frágil. Nosotros, la comunidad internacional dedicada a la tarea del desarrollo, debemos actuar con más celeridad para brindarles apoyo. Como señaló un director a cargo de las operaciones del Banco en un país, estas naciones no necesitan más “documentos incomprensibles y del tamaño de un directorio telefónico que llegan con más de 18 meses de atraso�. Por ejemplo, en Liberia, estamos intentando hacer las cosas de una manera más rápida. Hemos otorgado donaciones de gran impacto por valor de US$67 millones para reconstruir caminos, puertos y aeropuertos, y restablecer el abastecimiento de agua y electricidad a la población. Debemos hacer lo mismo para el Líbano. Algunos países africanos están más adelantados en la senda del progreso. En los últimos 10 años, 17 países de este continente han registrado en forma sostenida tasas de crecimiento anual del 4% o superiores, y en algunos de ellos dicha tasa llegó al 7% u 8%. El desafío para la comunidad del desarrollo en esos países consiste en acelerar ese crecimiento y ayudar a otros a encontrar y seguir su camino hacia la prosperidad. Situación del Plan de Acción para �frica La respuesta del Grupo del Banco a ese desafío es el Plan de Acción para �frica. Al cabo de un año, me complace informar sobre los progresos logrados en incrementar nuestro respaldo para el desarrollo del sector privado, cerrar la brecha de infraestructura —incluida la infraestructura regional— y mejorar la salud y la educación. Espero que el próximo año podamos informar sobre nuevos progresos en el ámbito de la agricultura, que reviste importancia crítica. En toda �frica, el grave deterioro de la infraestructura ha frenado la expansión de la actividad comercial y las oportunidades en los mercados internacionales. Hoy día un empresario de �frica central paga más del triple de lo que paga su contraparte de China para transportar un contenedor la misma distancia. Para ese empresario africano, el camino que le permitirá salir de la pobreza es, literalmente, una carretera pavimentada. Estamos apoyando a nuestros asociados africanos en sus esfuerzos por ampliar el acceso de la población a la energía eléctrica, el agua y el transporte. Tan sólo en el último año hemos aumentado nuestras inversiones en infraestructura en un 15%. En �frica no faltan planes innovadores para mejorar la infraestructura. Es sólo que no hay recursos suficientes. Para los niños africanos, el camino para escapar de la pobreza comienza en la sala de clases, pero son demasiados los que aún no pueden ni siquiera asistir a la escuela primaria. Y en todo el subcontinente, el SIDA y el paludismo, dos enfermedades mortíferas terribles, constituyen un grave obstáculo para salir de la pobreza. A través de la Iniciativa Vía Rápida de Educación para Todos se ha alentado a un número creciente de países, la mayoría de �frica, a elaborar planes convincentes para aumentar la matrícula en la escuela primaria, especialmente de las niñas. Esta iniciativa permitiría hacer realidad los sueños de 70 millones de niños de 60 países que quieren asistir a la escuela, si —y permítanme subrayar esto— si los donantes aumentaran los recursos necesarios para mejorar el desempeño. También formamos parte de una coalición mundial para combatir el VIH/SIDA, iniciativa que tan sólo en dos años permitió multiplicar por ocho el número de personas con acceso a terapia. Con todo, aún no hemos llegado al 80% de las personas que necesitan tratamiento. Para poder hacerlo se necesitan recursos. El paludismo sigue siendo una de las principales enfermedades mortíferas en �frica. Por medio de nuestro nuevo programa reforzado de lucha contra esa enfermedad, llegaremos a más de 125 millones de personas, entre las que se cuentan 30 millones de niños. En Tanzanía conocí a una madre de cinco hijos que, por primera vez en su vida, iba a comprar una red mosquitera para la cama. Me dijo que por suerte sus hijos no habían contraído el paludismo. No podemos permitir que sea solamente la suerte lo que determine el destino de los niños de �frica. Con la ayuda del Banco, se distribuirán más de 10 millones de mosquiteras y más de 15 millones de dosis de medicamentos contra el paludismo a personas como esa joven madre. La semana pasada en la conferencia de Dakar se hizo un enérgico llamado a los donantes a combatir el paludismo de una manera más coordinada y transparente. Estamos estableciendo un sistema para hacer el seguimiento del uso de redes de protección contra los mosquitos, el acceso a tratamiento contra el paludismo y las fumigaciones de espacios interiores. Sin embargo, para determinar las deficiencias y adoptar medidas para corregirlas, en un sistema común de seguimiento tenemos que incluir las actividades de todos los donantes, y para ello necesitamos la ayuda de todos ustedes. Proyección en mayor escala La tarea que nos espera es ardua. Existe realmente la oportunidad de avanzar con mayor rapidez. Empero, un año después de la promesa de Gleneagles, la comunidad internacional corre el riesgo de no cumplir los compromisos de aumentar la ayuda a �frica. Los países africanos no pueden construir sobre el cimiento de unas falsas promesas. Si los países ricos no cumplen sus compromisos de duplicar la ayuda a �frica para el año 2010, habremos abandonado lo que constituye la mejor esperanza para el futuro de �frica: su población. El apoyo de la AIF a los países más pobres ha alcanzado un máximo histórico. La transferencia de casi US$1.000 millones de los ingresos del Grupo del Banco Mundial a la AIF representa también un récord. Por otro lado, la necesidad de ayuda de la AIF continúa siendo todavía mayor y nosotros solos no podemos cubrir esa deficiencia. Las conversaciones sobre la AIF-15 comienzan el año próximo. En todo el continente se advierten señales de crecimiento y varios países podrán aprovechar nuevos fondos, por lo que debemos fijarnos un nivel elevado de reposición que esté en consonancia con las ambiciones y esperanzas de la población africana. Una institución mundial con responsabilidades mundiales Países de ingreso mediano �frica es nuestra primera prioridad, pero no puede ser la única. Hoy, dos terceras partes de la población pobre del mundo viven en países de ingreso mediano de Asia, América Latina y Oriente Medio. En Brasil, China e India hay, en total, casi dos veces más personas en situación de extrema pobreza que en �frica al sur del Sahara. En China, visité la provincia occidental de Gansu, donde algunas familias sobrevivían en cuevas. En Brasil, recorrí las favelas hacinadas y miserables de São Paulo, que contrastan fuertemente con los barrios ricos que se encuentran en sus inmediaciones. Los pobres de estos países tienen una ventaja potencial. Viven en naciones donde el sector privado está creciendo y donde los gobiernos tienen recursos y acceso a financiamiento. Cuando sus gobiernos nos solicitan préstamos, quieren un servicio más rápido y adaptado a sus necesidades, mayor flexibilidad, costos más bajos, procedimientos simplificados y mejor acceso a nuestros conocimientos y personal especializado. La nueva estrategia del Grupo del Banco para sus relaciones con los asociados del BIRF contiene una serie de propuestas cuyo objetivo es ayudarnos a hacer realidad esas expectativas. En ella se reconoce que, para poder mantener una relación eficaz con los países de ingreso mediano, debemos realizar un gran esfuerzo para no quedarnos rezagados, pues nuestros asociados alcanzan cada año un mayor nivel de sofisticación. Gestión de riesgos mundiales A medida que aumenta el número de personas que pasan de la pobreza a la prosperidad, la demanda de bienes públicos mundiales no sólo no disminuirá sino que aumentará. Esos problemas requieren también soluciones mundiales y recursos mundiales. La gripe aviar, el afán de obtener energía limpia y la devastación provocada por las catástrofes naturales no conocen fronteras. Hoy, el Grupo del Banco Mundial está a la vanguardia de los esfuerzos internacionales por recaudar y administrar fondos que permitan hacer frente a desafíos semejantes que se presentan a los países, sean ricos o pobres. No importa en qué punto se encuentren en el camino hacia la prosperidad —desde los países en crisis hasta las naciones que tienen acceso a crédito en condiciones comerciales y las economías más avanzadas —, todo el mundo necesita instituciones que puedan movilizar y gestionar recursos a escala mundial. En el Grupo del Banco Mundial estamos orgullosos de nuestra experiencia y capacidad para tender la mano y satisfacer esas necesidades. El camino a la prosperidad: ¿cómo llegar? Buen gobierno En todo el mundo, y de forma muy notable en el mundo en desarrollo, se reconoce cada vez más que el camino hacia la prosperidad debe estar basado en el sólido cimiento del buen gobierno. " Sin buen gobierno, todas las demás reformas tienen efecto limitado". Ésa fue la conclusión a la que llegó el año pasado la Comisión para �frica. Es también la opinión que hemos escuchado en la calle y en los taxis, en los salones de mármol de los ministerios y en las precarias viviendas de los barrios de tugurios. Para todos los que pertenecemos a la comunidad del desarrollo, el buen gobierno no es un fin en sí mismo, sino más bien la base del camino para salir de la pobreza. Permite un crecimiento más rápido y más sólido. Garantiza que cada dólar destinado al desarrollo se utilice para combatir la pobreza, el hambre y la enfermedad. Cada vez es mayor el número de países, líderes y ciudadanos que exigen gobiernos transparentes y responsables, capaces de conseguir resultados. Al responder a esos llamamientos, debemos reconocer que los desafíos del gobierno cambian en cada país, y nuestro apoyo debe reflejar estas diferencias. Un planteamiento idéntico para todos está condenado al fracaso. Debemos recordar también que el progreso del buen gobierno requiere tiempo, no se consigue de la noche a la mañana. Nuestra estrategia nos obliga a seguir un rumbo de mayor compromiso para reforzar el buen gobierno y combatir la corrupción. Incluso en las circunstancias más difíciles, debemos seguir empeñados en buscar y ofrecer ayuda a los defensores de la reforma, tanto de los gobiernos como de la sociedad civil —incluidos los parlamentarios, el poder judicial, los medios de comunicación—, para lograr resultados que favorezcan a los pobres. En cuanto institución de alcance universal, el Grupo del Banco Mundial puede ayudar a los países a aprender de las experiencias ajenas. En Chile, India, México y Corea, los sistemas transparentes de adquisición electrónica han recortado los costos de ese proceso y permitido ahorrar miles de millones de dólares del gasto público. En lo que respecta a los países en desarrollo, estos ahorros significan que se dispone de más recursos para libros de texto, medicinas y servicios públicos de primera necesidad. En Bangalore (India), un grupo de ciudadanos está utilizando fichas de calificación para valorar la calidad de los servicios públicos y exigir cuentas a los funcionarios. Debido a la divulgación de los resultados, el desempeño del gobierno ha mejorado y los clientes se muestran mucho más satisfechos con los servicios de electricidad y los hospitales públicos. Debemos colaborar también con otras instituciones multilaterales y bilaterales. Ayer concluimos un acuerdo trascendental con otros bancos multilaterales de desarrollo para compartir información con el fin de combatir el fraude y la corrupción. Finalmente, permítanme recordar que los países desarrollados tienen una gran responsabilidad en la lucha contra la corrupción. Ello significa adoptar medidas contra quienes ofrecen sobornos, que en muchos casos proceden precisamente de esos países, y ayudar a nuestros asociados en desarrollo a recuperar los activos depredados. En cada país pobre, en cada ciudad y en cada aldea hay niños que necesitan libros para aprender, madres que necesitan acceso a los servicios de atención de salud para sus hijos, y hombres y mujeres que necesitan empleos para mantener a sus familias. Debemos garantizar a nuestros accionistas y a los millones de personas de todo el mundo que viven en la pobreza que los dólares que se nos han confiado para promover el desarrollo se utilizarán — tal como se exige en nuestro Convenio Constitutivo— para conseguir los objetivos a que están destinados. Un sector privado sólido La experiencia de Asia oriental demuestra que, no importa cuánto haya avanzado un país para dejar atrás la pobreza, es la energía y el talento del sector privado la fuerza que crea empleo e impulsa el progreso. Hace varios meses, visité una cooperativa agrícola que recibió financiamiento de la CFI en Chimaltenango, Guatemala. Hablé con personas del lugar que hace sólo diez años apenas sobrevivían dedicándose a la agricultura de subsistencia. Actualmente cultivan frutas y hortalizas para cadenas internacionales. Estos pequeños productores, muchos de ellos mujeres, ahora ganan hasta US$800 por mes, ¡el cuádruple del salario mínimo de Guatemala! Este año, la CFI celebra su quincuagésimo aniversario. Hoy es una entidad mundial abocada a crear oportunidades para los pobres. Cada dólar que invierte moviliza inversiones mucho más cuantiosas de otras empresas para millones de negocios. En la mayoría de los países pobres, la excesiva regulación de la actividad comercial representa una fuerte carga para los empresarios. En el informe Doing Business, que prepara la CFI, se traza una hoja de ruta que los responsables de la formulación de políticas y los dirigentes de los gobiernos pueden utilizar para llevar adelante reformas que permitan eliminar esa carga y contribuyan a crear puestos de trabajo. De hecho, el año pasado, �frica se convirtió en una de las regiones del mundo donde las reformas avanzaron con más rapidez. Y Tanzanía y Ghana se encuentran entre los 10 países que más se destacaron en materia de reforma. El comercio al servicio del desarrollo El buen gobierno y la vitalidad empresarial pueden ayudar a los países a avanzar hacia el desarrollo, pero, si al final del camino no hay ningún lugar donde vender productos, los pequeños empresarios y los agricultores pobres se encontrarán en un callejón sin salida. Necesitan acceso a los mercados y comercio para mejorar sus vidas y escapar de la pobreza. En la actualidad, esa promesa de un futuro mejor corre peligro. Con la Ronda de Doha en la cuerda floja, debemos estudiar nuevas ideas y aceptar que, en este pacto, es preciso que todas las partes hagan concesiones. Los Estados Unidos deben acceder a efectuar nuevos recortes en el gasto en subvenciones agrícolas que distorsionan el comercio. La Unión Europea debe reducir los obstáculos al acceso a los mercados. Y los países en desarrollo como China, India y Brasil deben disminuir los derechos arancelarios que imponen a las manufacturas. También es necesario que los países en desarrollo reduzcan las barreras comerciales que dificultan el comercio directo entre ellos. Doha debe tener éxito, y debemos asegurar que los países más pobres salgan beneficiados. La oferta de Hong Kong del año pasado, de acceso “libre de derechos y cuotas�, debe mejorarse con normas de origen y aranceles menos restrictivos. Debemos actuar ahora, mientras existe la oportunidad. * * * * Hace cinco años, cuando visité Guerrero, el estado más pobre de México, conocí niños que eran los primeros en sus familias que tenían oportunidad de asistir a la escuela. Aún recuerdo las palabras de una niña que compartió con nosotros su sueño de salir de la pobreza y alcanzar un futuro más luminoso. Recitando un poema en náhuatl, su idioma nativo, dijo: “Quiero cambiar todo porque amo al labrador de la tierra y el sudor de su trabajo que enriquece mi tierra natal y siembra nuestro maíz, nuestros frijoles y nuestras patatas �. “Quiero cambiar todo�, dijo, “porque amo un mundo que aún no existe, donde quienes hornean el pan también puedan comerlo, donde el campesino se convierta en jardinero de la vida y no de la muerte �. Señor Presidente, señores Gobernadores, distinguidos invitados: De México a Mongolia y Malawi, hay millones de personas pobres quienes, si tienen la oportunidad, trabajarán con ahínco para escapar de la pobreza. No se los impide su desempeño, sino las condiciones que los rodean, desde las trabas burocráticas hasta los caminos con baches y los mercados protegidos. Nuestra misión es ayudar a allanar el camino, para que ellos puedan tomar las riendas de sus propios destinos. No perdamos la oportunidad histórica que se nos brinda. Gracias.