“Potenciar el futuro: Una globalización incluyente y sostenible�, Reuniones Anuales 2007 Reunión Anual de la Junta de Gobernadores del Grupo del Banco Mundial Discurso de Robert B. Zoellick Presidente del Grupo del Banco Mundial Ciudad de Washington 22 de octubre de 2007 “Potenciar el futuro: Una globalización incluyente y sostenible� Señor Presidente, señores Gobernadores y distinguidos invitados: Me complace darles la bienvenida a nuestras Reuniones Anuales. Deseo expresar mi especial agradecimiento a nuestro presidente, Karim Djoudi, por estas reuniones y a Agustín Carstens, por su labor a la cabeza del Comité para el Desarrollo y por sus valiosos consejos cuando asumí este nuevo cargo. Quisiera también agradecer a mi amigo y colega Rodrigo de Rato por promover una sólida relación de colaboración entre nuestras dos instituciones. Conozco a Rodrigo desde el tiempo en que trabajamos juntos para nuestros respectivos gobiernos en asuntos comerciales y económicos, y siempre he apreciado profundamente su clarividencia, rectitud y agudo sentido del humor. Le deseo lo mejor para el futuro. Quisiera también agradecer a mi amigo y colega Rodrigo de Rato por promover una sólida relación de colaboración entre nuestras dos instituciones. Conozco a Rodrigo desde el tiempo en que trabajamos juntos para nuestros respectivos gobiernos en asuntos comerciales y económicos, y siempre he apreciado profundamente su clarividencia, rectitud y agudo sentido del humor. Le deseo lo mejor para el futuro. Espero con sumo interés continuar esta colaboración con Dominique Strauss-Kahn. Nos conocimos por intermedio de mi buen amigo Pascal Lamy, actual director general de la OMC. ¡Parece que me ha tocado la suerte de colaborar con socialistas franceses extraordinariamente competentes! Deseo agradecer asimismo a las numerosas personas que me han alentado y apoyado. Observo que las personas de todo el mundo reconocen tanto la necesidad como el potencial de esta entidad singular. El Grupo del Banco Mundial es una de las grandes instituciones multilaterales establecidas luego de la Segunda Guerra Mundial. Sesenta años después, debe adaptarse a las circunstancias totalmente diferentes de una nueva era de globalización. Creo que nos quedan por delante los mejores años. El personal del Grupo del Banco Mundial me ha ayudado a aprender, me ha mostrado la labor fundamental que realizamos en el terreno y ha propuesto ideas novedosas para fijar el rumbo que hemos de seguir en el futuro. El Directorio Ejecutivo ofrece orientaciones basadas en su amplia experiencia a medida que procuramos pasar de las buenas intenciones a acciones productivas. El rostro del Grupo del Banco Mundial Detrás de cada proyecto que respaldamos está la historia de personas que intentan construir una vida mejor. Durante mi visita a Camboya en agosto, conocí a Leap Roth, un hombre lleno de energía que perdió una pierna en los años ochenta. Hace cinco años, Leap abrió un pequeño taller con su esposa para vender trilladoras de arroz, camionetas y herramientas agrícolas. Pidió un préstamo al banco ACLEDA para hacer crecer su negocio. En un comienzo, ACLEDA era una pequeña ONG, pero con la ayuda de la IFC, nuestra institución que se dedica a promover el desarrollo del sector privado, se convirtió en uno de los principales bancos comerciales de Camboya. En la actualidad, tiene 166 sucursales en todo el país y es el único banco de Camboya que presta servicios financieros a los pobres. En Malí, el Banco Mundial ayudó a una pequeña ciudad algodonera a construir una central eléctrica de energía solar. La central suministra 10 horas de electricidad al día a más de 150 residentes y, con el tiempo, beneficiará a muchos más. Kalifa Goïta, el alcalde de la ciudad, cuenta con la electricidad para atraer a inversionistas locales y abrir una ventana al mundo en esta población. “Gracias al servicio telefónico, sabemos lo que ocurre en el mundo. Con electricidad, veremos el mundo en televisión�, comenta. Con recursos de la AIF hemos apoyado los esfuerzos del Gobierno de Afganistán para construir escuelas, formar docentes y elaborar un nuevo programa de estudios para la enseñanza secundaria. En una alocución en el Banco este mes, el ministro de Educación de ese país, Haneef Atmar, señaló: “Hace cinco años y medio, ninguna niña iba a la escuela en Afganistán; hoy son más de dos millones las que asisten. Hace cinco años y medio, no había profesoras; hoy tenemos más de 40.000�. Éstos son los rostros humanos del Grupo del Banco Mundial. Pueden encontrarse a mucha distancia de nuestras capitales y salas de conferencias, pero constituyen la esencia de nuestra misión de ofrecer dignidad y esperanza. Cuando se les da la oportunidad y dondequiera que estén, las personas quieren construir una vida mejor para ellas mismas y para sus hijos. En terreno fértil, ese impulso puede contribuir al establecimiento de una sociedad global saludable y próspera. Una globalización incluyente y sostenible La globalización se ha convertido en el sello distintivo de nuestros tiempos. Ha eliminado obstáculos y atravesado fronteras, y también ha dado lugar a movimientos de ideas, bienes, capital y personas. Ha creado oportunidades donde no las había. Sin embargo, la globalización no ha llegado a todos. Muchas personas permanecen en una situación marginal y algunas están quedando aún más rezagadas. La marginación, la pobreza agobiante y el daño ambiental generan peligros. Los más afectados son aquéllos que tienen menos recursos con que empezar: los pueblos indígenas, las mujeres de países en desarrollo, los pobres de las zonas rurales, los habitantes de �frica, y sus hijos. La visión del Grupo del Banco Mundial consiste en contribuir a una globalización incluyente y sostenible, para superar la pobreza, aumentar el crecimiento cuidando el medio ambiente, y dar oportunidades y esperanzas a cada persona. En el año 2000, los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas establecieron ocho objetivos de desarrollo del milenio: metas ambiciosas para reducir la pobreza a la mitad, combatir el hambre y las enfermedades y suministrar servicios básicos a los pobres para 2015. Estos objetivos, que son nuestros objetivos, se muestran en carteles instalados cerca de la entrada principal del edificio de nuestra sede, para que cada día recordemos que es precisamente eso lo que procuramos conseguir cuando venimos a trabajar. Estos objetivos de un sólido desarrollo social deben compaginarse con los requisitos del crecimiento sostenible, impulsado por el sector privado, dentro de un marco favorable de políticas públicas. La función del Grupo del Banco Mundial Evidentemente, la satisfacción de estas necesidades no es sólo cuestión de dinero. Tampoco es la función del Grupo del Banco Mundial resolver por sí solo estos problemas. La finalidad del Grupo del Banco sí consiste en ayudar a los países a ayudarse a sí mismos movilizando capital y promoviendo políticas a través de una combinación de ideas y experiencias, el aprovechamiento de las oportunidades que ofrece el mercado privado, y el apoyo al buen gobierno y la lucha contra la corrupción, todo ello impulsado por nuestros recursos financieros. La finalidad del Grupo del Banco sí consiste en promover ideas acerca de proyectos y acuerdos internacionales sobre comercio, finanzas, salud, pobreza, educación y cambio climático, para que puedan beneficiar a todos, y en particular a los pobres. Deberíamos ampliar las fronteras del pensamiento con respecto a las políticas y los mercados, explorar nuevas posibilidades y no limitarnos a reciclar lo que ya ha demostrado ser aceptable imprimiéndole una pequeña ventaja financiera. Primeros pasos Estamos tomando medidas para aprovechar las ventajas y sinergias de las cuatro entidades principales que conforman el Grupo del Banco Mundial: el BIRF, la AIF, la IFC y el OMGI. Debemos trabajar para nuestros clientes como un solo Grupo del Banco Mundial. En primer lugar, recientemente nuestro Directorio Ejecutivo se mostró de acuerdo en que el Grupo del Banco Mundial debería ir a la vanguardia para llevar a buen término la decimoquinta reposición de los recursos de la AIF con una contribución sin precedentes de US$3.500 millones de sus propios recursos. Esta cantidad es más del doble de los US$1.500 millones prometidos para la AIF 14. Nuestra contribución a la AIF depende, naturalmente, de los ingresos anuales del BIRF y la IFC, distribuidos por los Directorios Ejecutivos cada año, pero creemos que este objetivo ambicioso es posible. Pedimos a los demás que hagan también ese esfuerzo. La generosidad de los donantes es fundamental para el éxito de la AIF 15, que es nuestro instrumento principal de financiamiento para los países más pobres, y para �frica en particular. Nos sentimos alentados por el apoyo de los donantes en favor de un resultado ambicioso. Sudáfrica se ha sumado a esta causa al prometer un aumento del 30% de su contribución. Ahora necesitamos que los países del Grupo de los Ocho y otros países desarrollados también traduzcan las palabras expresadas en los comunicados de las reuniones de la cumbre en cifras importantes. En segundo lugar, tenemos la firme determinación de aplicar una estrategia de crecimiento más enérgica para la IFC, nuestra institución dedicada al sector privado. La IFC ha crecido en los últimos años. También se ha centrado más en el impacto de su labor en términos de desarrollo. El año pasado otorgó US$3.600 millones, es decir el 37% de sus inversiones, a países prestatarios de la AIF. En tercer lugar, intensificaremos la cooperación entre la AIF y la IFC para dar impulso al sector privado en las economías más pobres. La IFC pondrá en marcha nuevos fondos para la infraestructura y fondos de microinversión en acciones en países prestatarios de la AIF. La AIF y la IFC pueden realizar inversiones conjuntas en apoyo de alianzas público-privadas en proyectos de infraestructura, sobre todo en los sectores de energía, transporte, abastecimiento de agua, agricultura y microfinanciamiento. Estos proyectos pueden respaldar la integración de los mercados regionales, lo que reviste especial importancia para los Estados pequeños y sin litoral de �frica. En cuarto lugar, hemos anunciado una importante simplificación y reducción de los costos de los préstamos del BIRF, nuestra institución que otorga financiamiento al sector público. Los costos de los préstamos ahora han vuelto a los niveles que tenían antes de la crisis asiática. Esta medida forma parte de un esfuerzo de mayor alcance orientado a mejorar y ampliar nuestros servicios a los clientes. Nuestros clientes del BIRF nos piden desde hace tiempo que los ayudemos a atender sus múltiples y diversas necesidades. En otras palabras, el BIRF debería crecer, no mermar. Nuestra combinación de conocimientos y servicios de financiamiento es especialmente importante para ayudar a los países a conseguir el desarrollo social y la expansión de la energía y la infraestructura en forma ambientalmente racional. Claro está, nuestros servicios a los países de ingreso mediano deben continuar ampliándose mucho más allá del financiamiento. Debemos también considerar los costos no financieros de la actividad empresarial. Nuestro propósito es actuar mejor, con mayor rapidez y a un costo menor. Estos primeros pasos apuntan hacia un horizonte de expansión. Una globalización incluyente y sostenible: un planteamiento multilateral Cerca de 1.000 millones de personas subsisten con apenas US$1 al día. La globalización no debe dejar rezagadas a estas personas que viven en la extrema pobreza. La pobreza da lugar a la inestabilidad, las enfermedades y la devastación de recursos comunes y del medio ambiente. La pobreza puede dar lugar a sociedades fracturadas propensas a convertirse en caldo de cultivo para quienes tienden a la destrucción, y provocar migraciones que ponen en riesgo la vida de las personas. La globalización ha producido beneficios dispares para los miles de millones de personas de países de ingreso mediano que han comenzado a subir escalones en el proceso de desarrollo desde el término de la Guerra Fría. En muchos lugares, las tensiones sociales están debilitando la cohesión política. Estos países de ingreso mediano necesitan seguir creciendo, impulsando el desarrollo incluyente y adoptando políticas ambientales que permitan asegurar una prosperidad sostenible. La mayor influencia que tienen los países en desarrollo plantea otro interrogante: ¿qué lugar ocuparán en este sistema mundial en evolución? No se trata sólo de determinar la manera en que los grandes países en desarrollo se relacionarán con los países desarrollados, sino también con los Estados más pobres y más pequeños del mundo. Sin duda, sería una ironía que el Grupo del Banco dejara de desarrollar actividades con los países de ingreso mediano en un momento en que los gobiernos reconocen la necesidad de integrar a estos países de una manera más eficaz en el ámbito diplomático y en las instituciones relacionadas con la seguridad política. ¿Por qué no integrarlos también como asociados en las instituciones de la economía multilateral? Hace dos años sugerí que China aprovechara sus exitosos resultados transformándose en un “participante responsable� en el sistema internacional. Esto es también, sin duda, un desafío para otros países, si lo que queremos lograr es una globalización incluyente y sostenible. Y junto con la responsabilidad también debería haber una mayor voz y representación. Tenemos que promover el programa orientado a reforzar la participación de los países en desarrollo en la labor y la fuerza de trabajo de todo el Grupo del Banco. Me complace de manera especial que la Dra. Ngozi Okonjo-Iweala, ex ministra de Finanzas de Nigeria, haya aceptado volver al Banco, donde trabajó durante 21 años, para ocupar un cargo de alto nivel como directora gerente. Los países desarrollados también enfrentan las oportunidades y las tensiones de la globalización. El sentido común del público de estos países lo lleva a admitir que el aislamiento no es el camino acertado. La decencia común -y el interés propio- lo llevan a reconocer la interdependencia, incluso en el debate sobre la mejor manera de conseguirla. En comparación con la magnitud de estos desafíos globales, el Grupo del Banco Mundial es una institución pequeña. Pero junto con sus asociados multilaterales -las Naciones Unidas y sus organismos especializados, el FMI, la OMC y los bancos regionales de desarrollo- al Grupo del Banco Mundial le cabe una función importante para promover una globalización incluyente y sostenible. Las instituciones multilaterales han sido golpeadas y escarnecidas. Deben combinar sus deliberaciones con resultados efectivos. Deben resolver las deficiencias internas y sacar partido de sus puntos fuertes. Juntos, debemos demostrar que el multilateralismo puede funcionar con mayor eficacia no sólo en las salas de conferencias y en los comunicados, sino en los poblados y las ciudades atestadas, en beneficio de los más necesitados. Seis temas estratégicos ¿Qué rumbo estratégico debería seguir el Grupo del Banco Mundial? En primer lugar, el Grupo del Banco Mundial debe hacer frente al desafío de ayudar a superar la pobreza y estimular el crecimiento sostenible en los países más pobres, sobre todo en �frica. La AIF es nuestro instrumento básico de financiamiento para las 81 naciones más pobres. En esos países, debemos centrar firmemente nuestra atención, junto con nuestros asociados, en el logro de los objetivos de desarrollo del milenio. La atención de esas necesidades básicas sentará las bases para el futuro. No obstante, el mensaje que recibí con ocasión de mi viaje a �frica en el pasado mes de junio y a Asia en agosto fue que los objetivos de desarrollo social son necesarios pero no suficientes. La buena noticia es que 17 países africanos, donde vive el 36% de la población, consiguieron un crecimiento anual medio del 5,5% entre 1995 y 2005. Estos países necesitan asistencia para crear infraestructura que permita un crecimiento mayor, en particular en lo que se refiere a la energía y las instalaciones físicas que pueden contribuir a la integración regional. Quieren también que los ayudemos a desarrollar los mercados financieros locales, incluido el de microfinanciamiento, a fin de movilizar los ahorros africanos en favor del crecimiento de ese continente. Los líderes africanos ven grandes posibilidades de expansión de la agricultura, en particular mediante el aumento de la productividad. El último Informe sobre el desarrollo mundial del Grupo del Banco pone de manifiesto que el crecimiento del producto interno bruto derivado de la agricultura beneficia a los pobres cuatro veces más que el crecimiento en otros sectores. Necesitamos una Revolución Verde del siglo XXI adaptada a las necesidades especiales y heterogéneas de �frica. Necesitamos un mayor volumen de inversión en investigación y divulgación tecnológicas, gestión sostenible de la tierra, cadenas de suministro agrícola, riego, microcrédito rural y políticas que refuercen las oportunidades de mercado al mismo tiempo que permitan hacer frente a las vulnerabilidades e inseguridades rurales. Debe aumentar el número de países que abran también sus mercados a las exportaciones agrícolas. Otros ocho países africanos, donde vive el 29% de la población, han tenido un crecimiento medio del 7,4% entre 1995 y 2005, debido a sus recursos petroleros. En estos Estados y en algunos países prestatarios de la AIF de otras regiones, el desafío prioritario para conseguir el desarrollo es alentar el buen gobierno y las políticas de lucha contra la corrupción, junto con un aumento de la capacidad del sector público local, para garantizar que los ingresos derivados de la explotación de los recursos contribuyan a un futuro sostenible para todos los ciudadanos. También tenemos la oportunidad de establecer nuevas alianzas para ir en ayuda de los más pobres. Actualmente, el Grupo del Banco Mundial está colaborando con Rusia, China, Brasil e India para atender las necesidades de los Estados más pobres. En segundo lugar, debemos hacer frente a los problemas especiales de los Estados que han salido de un conflicto o tratan de evitar su propio desmoronamiento. Cuando los visionarios de Bretton Woods concibieron el BIRF hace más de 60 años, la “R� hacía referencia a la reconstrucción de Europa y Japón. Hoy, la “R� designaría el desafío de la reconstrucción en los Estados castiga dos por los conflictos modernos. Por desgracia, estos conflictos no sólo generan sufrimientos indecibles para las personas directamente implicadas; tienen efectos secundarios que repercuten también en sus vecinos. Francamente, nuestro conocimiento sobre la manera de hacer frente a esas situaciones devastadoras es, en el mejor de los casos, limitado. Sospecho que necesitaremos un planteamiento más integrado en el que se incluyan aspectos como la seguridad, los marcos políticos, la reconstrucción de la capacidad local con sistemas de apoyo rápido, la reintegración de los refugiados y asistencia más flexible para el desarrollo. La labor constructiva del Grupo del Banco en Bosnia, Rwanda y Mozambique demuestra que ello es posible. La adaptabilidad de la AIF y la rapidez de sus desembolsos han resultado de importancia vital en las situaciones que se producen después de los conflictos, y estamos colaborando con otros asociados en el desarrollo para incrementar nuestra eficacia. Actualmente estamos trabajando en Sudán meridional, Liberia, Sierra Leona, la República Democrática del Congo, Burundi, Côte d'Ivoire, Angola, Timor-Leste, Papua Nueva Guinea, los Estados insulares del Pacífico, Afganistán y Haití, entre otros países. Si se consigue un acuerdo de paz eficaz en Darfur, respaldado con una sólida fuerza de seguridad de las Naciones Unidas y de la Unión Africana, el Grupo del Banco Mundial desearía contribuir con su ayuda. En tercer lugar, el Grupo del Banco Mundial necesita un modelo de operaciones más diferenciado para los países de ingreso mediano. Actualmente, alrededor del 70% de las personas pobres viven en India, China y los países de ingreso mediano que reciben servicios del BIRF. En muchos casos, el rápido crecimiento económico no ha llegado a ofrecer oportunidades a los pobres. Los servicios sociales no reciben financiamiento suficiente. Los problemas del medio ambiente y la energía son agudos. Y continúa existiendo el riesgo de inestabilidad de los flujos de capital hacia esos países, como se ha comprobado en los decenios de 1980 y 1990. Nuestros países miembros de ingreso mediano, conscientes de esos desafíos, quieren que el Grupo del Banco Mundial mantenga su compromiso con ellos a través de un conjunto diversificado de “soluciones para el desarrollo�. Pero ese compromiso debe reflejar las grandes mejoras de su situación financiera y su capacidad institucional en el pasado decenio. Quieren que el BIRF ofrezca servicios bancarios con precios mucho mejores y más flexibles, con menos trabas burocráticas y plazos más breves. Quieren servicios de asesoramiento y conocimiento justo a tiempo y adaptados a las necesidades concretas. Desean también que la IFC los ayude a encontrar soluciones del sector privado para los mercados insuficientemente desarrollados e incluso para las necesidades sociales. Asimismo, nos exigen niveles cada vez mayores de calidad, coherencia y eficacia en función de los costos en nuestros servicios de asesoramiento. En resumen, quieren resultados, y eso es lo que queremos darles. En algunos países de ingreso mediano, nuestros servicios se concentran cada vez más en las esferas de la gestión de riesgos y la aplicación de conocimientos mundiales a las necesidades locales. Podemos ofrecer mecanismos de mejoramiento del crédito y de cobertura, así como personal especializado imparcial, lo que ayudará a fortalecer la capacidad de gestión de activos. Podemos alentar los mercados de valores locales ayudando a elaborar índices y fondos de bonos en monedas locales. Podemos ofrecer financiamiento en monedas locales para ayudar a combinar nuestros préstamos con la gestión del riesgo cambiario. Para alentar un crecimiento incluyente dentro de los países, podemos colaborar con las autoridades subnacionales. Estamos elaborando ahora instrumentos financieros contingentes para ayudar a atender las necesidades de liquidez de emergencia durante las crisis financieras, así como seguros e instrumentos del mercado de capitales que permitan ampliar la disponibilidad y reducir el costo de cobertura de las catástrofes naturales, como los huracanes y terremotos. Algunas de estas actividades nos llevarán a explorar la forma más indicada de ofrecer servicios y conocimientos por comisión, con lo que se ofrecería a nuestros países clientes la posibilidad de elegir entre la prestación de servicios con o sin financiamiento. En cuarto lugar, el Grupo del Banco Mundial deberá contribuir de forma más activa a fomentar los bienes públicos regionales y mundiales, que trascienden las fronteras. Nuestro cometido consiste en garantizar que ese programa esté vinculado con los objetivos de desarrollo. Nuestra actividad relacionada con los bienes públicos regionales y mundiales requerirá estrecha cooperación con otros organismos con conocimientos especializados, como la Organización Mundial de la Salud, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y la Organización Mundial del Comercio. El Grupo del Banco Mundial ha demostrado ya su potencial de ayudar a combatir las enfermedades transmisibles con sus actividades en los frentes del VIH/SIDA, el paludismo, la gripe aviar y el desarrollo de vacunas. Ahora mismo estamos revisando las maneras de reforzar el vínculo entre la ayuda y el comercio. Estamos colaborando con nuestro Directorio Ejecutivo para aumentar significativamente nuestra asistencia a los esfuerzos internacionales frente al cambio climático. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que tendrá lugar en Bali el próximo mes de diciembre, espero esbozar las distintas maneras a través de las cuales el Grupo del Banco Mundial puede ayudar a compaginar las necesidades de desarrollo con el crecimiento con bajo nivel de emisiones de carbono. Debemos prestar especial atención a los intereses y necesidades de los países en desarrollo, para que podamos responder al desafío del cambio climático sin frenar el crecimiento que los ayudará a salir de la pobreza. Nuestro principal objetivo será ayudar a los países a “incorporar� las medidas de adapta ción y mitigación en sus propias estrategias de crecimiento, en particular los planes para el desarrollo energético, la agricultura y el uso de la tierra. El Grupo del Banco Mundial puede ofrecer también mecanismos innovadores y de financiamiento en condiciones concesionarias, como nuestro nuevo Servicio de asociación para el carbono forestal, con el fin de contribuir a la mitigación, la adaptación y la rápida penetración de la innovación tecnológica. Como en el caso del comercio del carbono, podemos ayudar a experimentar y promover nuevos mecanismos de mercado y hacerlo de forma que se vean beneficiados los países en desarrollo. Con ayuda de la IFC, podemos también promover la creación de entornos empresariales y normativos que permitan conseguir el capital privado necesario para hacer frente a este desafío. Los países y personas pobres son los que corren mayor riesgo de sufrir los efectos del cambio climático, y los menos protegidos frente a él. El Grupo del Banco Mundial puede contribuir a conseguir una mayor capacidad de resistencia frente a los riesgos climáticos. Podemos promover el avance y la adopción de tecnologías, sobre todo en el mundo en desarrollo. Por ejemplo, es imprescindible contar con nuevas capacidades para permitir la retención eficiente del carbono. Con el fin de incrementar la capacidad de los países en desarrollo de determinar sus propias estrategias de crecimiento con bajas emisiones de carbono y medidas de adaptación, podemos respaldar las investigaciones aplicadas y la generación de conocimientos sobre los aspectos económicos del cambio climático en los países en desarrollo. Partiendo de esta cartera de actividades de apoyo y de los conocimientos que podamos adquirir, el Grupo del Banco Mundial estaría también dispuesto a ayudar a orientar el debate internacional sobre políticas relativas a los posibles regímenes del cambio climático. No obstante, no se trata de buscar una solución de compromiso entre el crecimiento y el cuidado del medio ambiente. Los países en desarrollo, y la población africana en particular, temen que los recursos para el cambio climático redunden en detrimento del financiamiento para otras necesidades fundamentales de desarrollo. Esta es otra razón por la que los países desarrollados deben acompañar su retórica con contribuciones de recursos a la AIF 15. En quinto lugar, uno de los desafíos más notables de nuestro tiempo es el de ayudar a quienes tratan de promover el desarrollo y las oportunidades en el mundo árabe. En el pasado, estas tierras fueron un emporio de comercio y de conocimientos, lo que demuestra su potencial si pueden superar los enfrentamientos y obstáculos al crecimiento y al desarrollo social. Sin un crecimiento de amplia base, estos países se encontrarán con tensiones sociales y un gran número de jóvenes sin empleo. El Informe �rabe sobre Desarrollo Humano contiene penetrantes autoevaluaciones. Siendo representante para asuntos comerciales de los Estados Unidos, colaboré intensamente con líderes de países situados entre el Magreb y el Golfo que estaban promoviendo la apertura de sus economías y sociedades. Algunos contaban con abundantes recursos energéticos y capital pero poca diversidad económica y capacidad de crear empleo. Otros trataban de mejorar las escuelas, reforzar la adopción de tecnología y ampliar el empleo mediante la flexibilización de las empresas y el comercio. Otros se esforzaban por profundizar los contactos productivos con Asia, mediante inversiones cruzadas, el comercio y el crecimiento de los centros de servicios. Nuestro informe reciente Doing Business 2008 revela que el progreso es posible. Egipto ocupa el primer lugar en la lista de economías que están reformando sus reglamentos para facilitar la actividad empresarial. Arabia Saudita eliminó varias capas de burocracia que hacían de ese país uno de los lugares con mayores trabas para crear una empresa, y ha prescindido de los requisitos mínimos de capital. Esos acontecimientos son alentadores, pero es mucho más lo que se puede hacer todavía. Una globalización incluyente debe aportar beneficios a toda la población de esos Estados. Cuando los gobiernos árabes tratan de prestar servicios sociales de manera eficaz a toda la población, podemos ofrecerles nuestra experiencia comparativa. Podemos ayudar a crear ambientes propicios para las empresas. En algunos casos, podemos financiar proyectos de desarrollo, gestionar fondos fiduciarios de donantes o impulsar la expansión de los servicios privados a través de la IFC. En los territorios palestinos estamos ahora ayudando a ofrecer servicios sociales básicos y a respaldar el buen gobierno y el crecimiento del sector privado, lo que podría constituir una base económica para la esperanza si las partes interesadas optaran por seguir el camino de la paz. Finalmente, si bien el Grupo del Banco Mundial tiene algunas de las características de un organismo financiero y de desarrollo, su misión es mucho más amplia. Se trata de una institución singular y especial basada en el conocimiento y el aprendizaje. Por otro lado, no es una universidad. Es más bien un “grupo de expertos� de experiencia aplicada que nos ayudará a abordar los otros cinco temas estratégicos. Entregar, ampliar y poner a prueba estos conocimientos -paralelamente con el suministro de financiamiento o por separado- es la parte más importante de nuestra labor. Debemos continuar cuestionándonos a nosotros mismos y preguntarnos: ¿qué hace falta para conseguir un desarrollo y un crecimiento que sean incluyentes y sostenidos? Este planteamiento requiere humildad, e integridad intelectual. Muchos planes y sueños de desarrollo han fracasado. Eso no justifica la renuncia. Es un motivo más para que nos centremos constante y rigurosamente en los resultados y en la evaluación de la eficacia. Estos seis temas estratégicos marcan un rumbo, que habrá que revisar, retocar y mejorar. Aceptamos con agrado la guía y las orientaciones de nuestros accionistas. En este momento de la historia, el Grupo del Banco Mundial continúa siendo muy necesario, y tiene ante sí una gran oportunidad. Desafíos internos: buen gobierno y lucha contra la corrupción Para conseguir sus objetivos, el Grupo del Banco Mundial debe afrontar decididamente sus propios desafíos internos. Debemos utilizar nuestro capital con mayor eficacia y centrarnos más en el servicio a los clientes. Hemos de incorporar la potenciación de la mujer en la totalidad de nuestro programa. Debemos estrechar nuestros vínculos con las organizaciones de la sociedad civil y las ONG para poder aprender de ellas. En consonancia con la nueva “arquitectura de la ayuda�, debemos colaborar más eficazmente con los programas nacionales de ayuda, los fondos orientados a proyectos concretos -por ejemplo, los relacionados con enfermedades-, las fundaciones, las ONG sobre el terreno y las empresas privadas que se interesan por los desafíos del desarrollo. Necesitamos más participación y representación en nuestro Directorio Ejecutivo y mayor diversidad en nuestro personal. Como se ha observado en un informe reciente de un grupo dirigido por el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, debemos también tratar de precisar mejor nuestro planteamiento sobre el buen gobierno y la lucha contra la corrupción. Dicho grupo sometió a nuestra consideración un amplio conjunto de recomendaciones. Estamos procediendo sin demora, acogiendo con agrado las opiniones de otros, examinando ideas con nuestro Directorio Ejecutivo e introduciendo mejoras operacionales. Mi experiencia me ha hecho ver que el personal del Grupo del Banco Mundial reconoce la trascendencia del programa de buen gobierno y lucha contra la corrupción. Sus funcionarios están orgullosos de su misión en pro del desarrollo, quieren garantizar la integridad de su institución y saben que la corrupción tiene efectos especialmente nocivos para los pobres y menesterosos. Juntos, vamos a mejorar. El Grupo del Banco Mundial puede ofrecer también su liderazgo, integrando en el programa de desarrollo políticas que favorezcan el buen gobierno y el imperio de la ley. El mes pasado, junto con las Naciones Unidas pusimos en marcha una Iniciativa para la recuperación de activos robados, que asociará a los países desarrollados y en desarrollo en el intento de recuperar los bienes depredados a causa de la corrupción. Varios países se han puesto ya en contacto con nosotros para ofrecer su ayuda. Conclusión Es mucho lo que el Grupo del Banco Mundial puede hacer para convertirse en agente catalizador de una globalización incluyente y sostenible, pero no podemos hacerlo solos. Agradezco a nuestros colegas europeos las iniciativas ingeniosas que han propuesto desde que comencé mi mandato. No obstante, es también imprescindible que los países en desarrollo reúnan las iniciativas de ayuda dispersas para conseguir planes coherentes. La AIF permite integrar una ayuda fragmentaria en una plataforma coherente de desarrollo, centrada en los resultados, la eficacia y el protagonismo de los países. Sé la influencia que los ministros de Hacienda pueden tener en los presupuestos: necesitamos que utilicen esa influencia en favor de los pobres mediante el incremento de las contribuciones a la AIF. La promesa de US$3.500 millones del Grupo del Banco Mundial significa que corroboramos nuestras palabras con hechos: ¿lo harán ustedes? Señor Presidente, sería un signo concreto de compromiso multilateral con la prosperidad mundial que los miembros del Grupo de los Ocho y otros países desarrollados cumplieran los compromisos contraídos en Gleneagles de incrementar su ayuda a �frica y a los más pobres. Sería un signo concreto de compromiso multilateral con la prosperidad mundial que los miembros de la OMC pudieran lograr un avance decisivo en el Programa de Doha para el desarrollo. Este fin de semana, el director general de la OMC, Pascal Lamy, ha declarado que es posible llegar a un acuerdo, y que éste representará probablemente nuestra última oportunidad de conseguir un resultado positivo. Coincido con él. El Grupo del Banco Mundial no ahorrará esfuerzos para ayudar a los países en desarrollo a aprovechar los beneficios de unos mercados más abiertos y de la reducción drástica de las subvenciones. La gente sabe, instintivamente, que no podemos refugiarnos en el aislacionismo. Sabe que formamos parte de algo mucho mayor que nosotros mismos. Independientemente de que seamos representantes de los gobiernos o de instituciones multilaterales, demos pruebas de clarividencia, compromiso y eficacia para conseguir que la globalización redunde en beneficio de todos.